LA ECUACIÓN DEL NÚMERO PI EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS. Por JAVIER SOLIS ...
Visiones sangrientas
1. Visiones sangrientas
No están tan mal.
Los días sin ti. Mis días sin ti. Pues sola, y a solas con mi sobreviviente dignidad, nos
consolamos la una a la otra, buceando entre cartas de amor, buscando algún final feliz. Pues
aun la conservo, y aun la mimo como siempre. La saco a pasear de vez en cuando. Le
enseño a despreciar y asentirse menospreciada. E incluso a veces le leo en voz alta cuentos
cortos antes de dormir, o cuando no tenemos nada que hacer y nos empalagamos con
innumerables comedias románticas. Ya que casi siempre estamos juntas, o al menos lo
tratamos. O al menos eso parece que hacemos.
Vagabundear sin dinero en los bolsillos, es tan deprimente, que preferiría mil veces volver a
ese antro succionador de autoestimas que llamaba trabajo. Aunque muy pronto me daría
cuenta que tratar de poner la sonrisa ingenua o de agradecimiento con extraños no es lo
mío. Así como seducir mujeres no es lo tuyo. Pues así menuda como me vez, también soy
tremendamente orgullosa. Así que con esto sabes lo mucho que me cuesta pedirte disculpas
por haberte rechazado en frente de tu familia. Y por eso también sabrás comprender porque
nunca lo hare, ya sabes, decir “Lo siento”, cuando no es así. Y aunque pienses que es muy
fácil. No lo es. Pues no a todos se nos da fácil el fingir.
Termine por aceptarlo, aceptar la culpa. Consuélate con eso, sé que es suficiente para tu
delicado corazón – sarcasmo – de mercantil. Pero es que tener cargo de conciencia tampoco
va conmigo. Otra vez. Pero como según tu, eso ya es un capítulo cerrado, o como quien
dice, “ya lo superaste”, y conociéndote como te conozco, suena a una muy estúpida
mentira. Y por ende te vez como un estúpido. Con o sin casco blanco, con o sin corbata,
con o sin sonrisa en la cara.
Aun así, se siente tan cómodo el andar sin tener aspiraciones que cargar. Sin pretensiones ni
demás formalidades, pues impresionar a tu familia me cansaba mucho, y creo que lo sabías
muy bien. De todas formas lo recomiendo mil veces, pues resulta muy útil a la hora de
cagar o follar (Por cierto, no es que tengan algo en común esas dos actividades) sin que
hayan expectativas depositadas en ti. Muy lindo la verdad. Como dormir sin tener que
madrugar al día siguiente. Como empujarte un helado sin que el temor a engordar joda ese
delicado y fantástico placer. O como tirar con tu pareja – o no – de turno, sin esa incomoda
obligación de tener que sobresalir. Como escribir un cuento sin la menor idea de cómo
terminarlo. Muy excitante.
No es que esté perdiendo la vergüenza, es que ya comprendí la razón de porque me sentía
desnuda en público cuando los consejos a mi alrededor se acababan. Pues sentía que los
demás me desvestían, sin cariño y sin piedad. Eso según un amigo muy ilustrado - Pues eso
parece intentar transmitir - es un síntoma tremendo de inferioridad. Ya que tendía a
hacerme la victima de mi ambiente. Un ambiente corroído por muchas malas vibraciones,
déjame decirte. Era sin duda mi conducta todo un clásico. Uno malo, aunque no
necesariamente.
Pero es que el conocerte me hizo bien después de todo, pues ahora sé que no soy tan cojuda
como pensé que lo era. Ahora sé que no necesito un pene para calentar mis frías noches de
invierno, además también de la irrevocable conclusión de que siendo yo mucho mas
“inmadura” que tu, soy ciertamente mucho más contenta que tu. Claro que me gustaría ese
2. sueldazo tuyo a fin de mes, pero no todo es dinero en la vida, ¿Sabes, verdad? Tal vez no,
quizá tus padres olvidaron mencionártelo. Siendo los hijos de puta controladores de mierda
que son, no dudo que así hay sido. Y ahora tú, eres el típico imbécil que con su mamitis
aleja a cualquier par de piernas que se insinúan. Y deben ser muchas, de eso estoy segura,
pues el olor a joven prospecto de futuro perfecto huele hasta aquí. Dicho esto, comienza a
apestar por aquí también.
Pero es que tu solapada valentía de recién salido de la universidad me enterneció el
corazón. Querías hacer el bien decías, cuando al mismo tiempo engatusabas innumerables
adolescentes fáciles de impresionar. Ese sin duda fue el detonante. Pues aunque el ser
etiquetada como “Buscavidas” o “Mantenida” por tu madre, me molesto mucho, el
ampayarte en el mall con una adolescente fue sin duda, la peor parte de tu acto ridículo al
que llamaste superación personal. Pues aunque se si gozas de pedofilia (Esta bien escrito
así que no jodas), sé muy bien que tu impotencia para con el paso del tiempo es tan grande
como las expectativas que tus padres tienen depositadas en ti. Eso no evita que siga
pensando que eres un cobarde hijo de puta.
Pues por donde a ti te da pavor ingresar, yo ya he sido arrastrada muchas veces. Es como si
la vida misma se expresase. Tu miedo paralizando tus diminuteces, solo hace que me ría
aun más.
Desesperación, desamor, decepción, otra vez desamor, etc. Ahora bien, esto no quiere decir
que trate yo de convencerte de que eres un tremendo cobarde, pues eso “ya lo superaste”, y
bueno, tu sigue nomas manoseándote en tu burbujita. Que seguro encontraras un lindo
aumento de sueldo con el cual seguir masturbándote hasta hacerte viejo, e insignificante, e
inútil, en el absurdo reality llamado realidad en el que creciste.
Sucede y seguirá sucediendo, casos como el tuyo. Gente – Hombres y Mujeres – que
realmente creen que con su intangible ilusión de seguridad que les da el haber nacido para
triunfar – En cuna de oro y etc. – gracias a credenciales y certificados y a cortes de cabello,
y a ropa de marca, y a demás estupideces, creen que son únicos, y lo peor de todos, es que
realmente creen que son necesarios. Ese se supone es el clímax de sus vidas, lo que justifica
sus intrascendentes existencias.
Pero resulta que eres una mentira, así como los inacabables orgasmos que me
supuestamente me provocabas. Mentiras.
Sin embargo la razón de mi carta es dedicarte mi último acto de sinceridad para con tu
vomitiva integridad personal. Y es que últimamente he tenido visiones contigo como
protagonista. Visiones sangrientas. Ya que casi nunca sobrevives, y las raras veces que lo
haces, acabas ciertamente muy desaliñado. Ya sabes; mutilado, desfigurado, castrado, y
ultimadamente muy violado. En prisión, o en el estacionamiento, o en el baño del cine, o
por tus amigos trabajo, o por tu padre, etc. Asqueroso la verdad.
Verte despertar de esa pesadilla descuartizado por tu inmundicia amalgamada por tus
miedos y frustraciones. Como si de repente te enterases que en la vida real, no eres más que
una hormiguita con el orgullo de un elefante. Además de con un rostro increíble, pues tus
ojos sorprendidos no caben en sus cuencas, además de con la boca abierta, ósea, una
imagen muy de risa, pero una conclusión al fin y al cabo. Como esa vez en la que te metí el
vibrador por el ano y tu rostro pareció iluminar la deprimente habitación. Muy gracioso.
Oh Dios protege a este tu descarriado hijo en aquel sendero del mal. Ya me imagino a tu
madre diciendo esas chorradas después de escuchado esto. Pero no me explayare alrededor
de tu madre, pues creo que ya llene lo suficiente de obscenidades esta humilde carta. Pero
es que la odio tanto, que no puedo evitar mencionarla. Pues además de parir a su
3. mequetrefe hijo, no ha hecho nada más con su vida. Dile de paso, que su cacharro se parece
al de Laura Bozo con cada mueca que hace en su rostro cada vez que piensa en mí.
Y ya que en mis visiones no eres más que un pedazo de carne, sin clase y sin varios idiomas
y sin mierdas por el estilo, consuélate con tu imaginaria vida real. Ese es mi último consejo.
Pues lo mío no son sueños producto de mi maltratado subconsciente. Ya que en los sueños
todo es muy surrealista, y en mis visiones, todo es tan real. Tus gritos de dolor, son reales.
Tus lágrimas de impotencia también lo son. E incluso tus sonrisas de protocolo son casi
reales. Eso ciertamente fue muy inesperado. Pero no importa. Pues las contradicciones
conmigo son muy escasas, además el que corre peligro eres tú. Ciudadano del primer
mundo. Hombre futuro.
Así que mi delicado amigo, cuida mucho tus testículos. Pues por más que sobrevalorados
que estén por tu parte, los necesitaras algún día, ya sabes, cuando quieras formar una
familia.
Andy Ccama Contreras