El documento habla sobre la importancia de la salud y la misericordia. Señala que cuando María visitó a su prima Isabel, Isabel se llenó de alegría y esperanza. Luego discute cómo la salud es una preocupación principal para las personas y cómo Jesucristo vino a traernos felicidad, gozo y salud. Finalmente, argumenta que aquellos que cuidan su propia salud y la de los demás brindan fuerza, ayuda y esperanza a través del amor, la entrega y la generosidad.

1. LA SALUD INCITA A LA MISERICORDIA.
Queridos amigos: La visita de María a su prima Isabel suscitó alegría y
esperanza: “En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su
vientre”. (Lc. 1, 41).
El saludo da salud. Y la salud es la primera preocupación de toda persona. Así
decimos:
¡Lo más importante es la salud!
¡La salud no se paga con nada!
¡Que Dios nos dé salud!
A mí me parece, que olvidamos, con frecuencia, que Jesucristo vino y viene a
nosotros para proporcionarnos felicidad, gozo, alegría y salud
A veces, en la Iglesia, estamos muy preocupados de cuidar y desarrollar el
mandato de enseñar y bautizar, pero nos ocupamos menos de visitar y sanar.
La fe (como la salud) es un don y una responsabilidad. Algo que se nos da y
algo que debemos cuidar, respetar y cultivar.
 Quien cuida su salud y la de los demás, proporciona fuerza, ayuda y esperanza.
 Cuida la salud, quien vive, actúa y ayuda desde el amor, la entrega, la
generosidad y la prueba.
 Cuida la salud, quien sabe detenerse ante su enfermedad o la de los demás
para interesarse, prestar sus manos y mostrar su amor con la presencia.
 Cuida la salud, quien trata de favorecer una salud social, que posibilite una
convivencia sana y cordial.
 Cuida la salud, quien trata de ir pasando del resentimiento al amor, del
aislamiento a la buena comunicación, del egoísmo a la generosidad, de la
enfermedad a la salud.
¡Ven, Señor, sobre nosotros,
y ayúdanos a saludar = “dar salud”,
gozo, bienestar y salvación!
Gabriel.
4º. Domingo de Adviento. Ciclo. C. Madrid. 20 de Diciembre de 2015.