1. CONMEMORACIÓN DE LOS DIFUNTOS.
Queridos amigos: La pregunta más inquietante y más difícil de responder para
toda persona es esta:
¿Qué va a ser de todos y cada uno de nosotros?
¿Qué habrá sido de todas aquellas personas a quienes hoy recordamos?
Los cristianos no sabemos “de la otra vida” más que los demás.
Creemos en Jesucristo, que nos ha dicho: “en la casa de mi Padre hay muchas
estancias, y donde yo voy os llevaré conmigo”. (Jn.14, 1- 6).
Eso, a los cristianos nos da confianza.
Si conmemoración es “hacer memoria con”, os invito con toda la Iglesia a que
hagamos memoria de los que murieron y nos precedieron en la fe, pidiendo al
Señor que los admita a gozar de su presencia. (Memento de Difuntos).
Recordemos a nuestros familiares difuntos, agradeciéndoles su vida, su entrega,
su amor y su perdón.
Recordemos a nuestros amigos difuntos, agradeciéndoles su amistad, su
acompañamiento, su generosidad y su desprendimiento.
Recordemos a todos aquellos que mueren solos, abandonados, sin más compañía
que las estrellas y la caricia de Dios, agradeciéndoles su confianza plena.
Recordemos a todas aquellas personas, que con su vida y con su muerte nos
ayudan a reflexionar sobre la vida eterna, y agradezcámosles que nos hayan
ayudado a ser conscientes del misterio de la vida y de la muerte.
Misterio que, a veces, nos desconcierta, y otras nos hace descubrir, que solo el
amor es el que vence a la muerte y el que hace que la vida sea eterna.
Señor: a todos los Difuntos, concédeles el descanso eterno.
Gabriel.
2. Madrid. 2 de Noviembre. Conmemoración de los Difuntos.