1. VEN, ESPÍRITU SANTO.
Queridos amigos: Os invito, con toda la Iglesia, a que celebremos con gozo la
venida del Espíritu Santo, para que podamos vivir “ al aire de Jesucristo
resucitado”, y para que podamos posibilitar que el Espíritu Santo “repueble la
faz de la tierra”.
(Sal. 102).
El Espíritu Santo es el que hace posible la fe, la oración, el acompañamiento, la
evangelización y el amor.
Invoquemos al Espíritu Santo, para que nos ayude a cumplir la misión que Cristo
nos ha encomendado: “sembrar amor y paz”
Ven, Espíritu Santo y sana nuestras personas y nuestra sociedad de la mentira,
de la indiferencia, de la corrupción y de la impaciencia.
Sana nuestras enfermedades y olvidos, nuestras complicidades y nuestros
conflictos.
Ven, Espíritu Santo, y consuela a tanto hambriento, excluido, sediento y herido.
Consuela, con hechos y palabras, a tanto parado, preso, enfermo o desahuciado.
Ven, Espíritu Santo, y acompaña al solo, abandonado, pobre u olvidado.
Acompaña dando la mano, ofreciendo ayuda, buscando luz y disipando dudas.
Ven, Espíritu Santo, y alegra nuestros corazones para que ofrezcan ternura,
compartan trabajos, busquen cordura y eviten fracasos.
Alegra nuestros corazones para que puedan ser compasivos, generosos y
festivos.
Ven, Espíritu Santo, y serena nuestra ansiedad de poder, de egoísmo de
injusticia y falsedad.
Serena nuestros corazones para que podamos seguir confiando, sirviendo,
esperanzando y compartiendo.
Ven. Espíritu Santo, y pacifica a la humanidad, a las personas, a los pueblos ya
las cosas.
Pacifica nuestros corazones, para que otros puedan sentir que son amados,
queridos, ayudados y protegidos.
Ven, Espíritu Santo, y derrama sobre nosotros Luz, Amor, Salud y Paz.
“Ven, Espíritu Santo, y recrea toda la tierra”. (Sal. 102)
Gabriel.