1. Al acercarme a libro de Rut lo más fascinante y alentador ha sido ver la mano de Dios guiando, dirigiendo y haciendo que
las cosas que decretó y preestableció sean realidad en el tiempo, circunstancias y condiciones, de acuerdo a su eterno
plan. Además, me ha permitido conocer a Dios, revelado en las cosas creadas y manifestado en forma providencial para
guiar y sustentar a los suyos.
Después de explorar cómo reaccionan los personajes ante las situaciones de la realidad, puedo ver claramente como son
esencialmente reconfortados por el accionar de Dios a su favor. Como son consolados en medio de las situaciones de
dolor y angustia por las cuales pasan. Mientras la mano fiel y providente de Dios los acompaña, guía y pastorea en medio
de las circunstancias emergentes.
Desde mi humanidad, con la mirada puesta en el Señor, me acerqué a los sentimientos, pensamientos y decisiones de las
protagonistas indubitablemente, dirigidos por el cuidado paternal de Dios.
La mano providente del Señor, dirige sus pasos cuando el hambre obliga a las mujeres de esta historia a movilizarse en
busca de sustento. Su gracia maravillosa las guía y sostiene en lo complicado de ubicarse en tierra desconocida y
comenzar una nueva vida.
Un Dios que se ocupa de las viudas, huérfanos y extranjeros las cubre de la vergüenza y oprobio, por estar desprotegidas
de una figura paternal y varonil que las amparara y diera seguridad.
El amor protector y sustentador del Padre Eterno se hace una vez más evidente cuando en tierra extranjera, Noemí, víctima
de graves consecuencias, para la gloria de Dios y para la bendición de muchos, decide regresar a Belén, porque recibe
una noticia de que la misericordia de Dios ha visitado a su pueblo para darles pan.
La mano misericordiosa y piadosa del Señor dirige a Noemí y sostiene a Rut como su fiel guardiana. La misericordia de
Dios destella sobre la sufrida suegra. Por su parte, sin saberlo, su nuera recibirá la misericordia sin límites.
En forma magistral y soberana el Señor las dirige y conduce de un lugar a otro. El mismo produce los cambios mientras
las lleva a su verdadero y seguro descanso. Peregrinan, dirigidas por su invisible, pero poderosa mano, confiadas y
dependiendo sólo de Él.
La misericordia del Señor y el consuelo reciproco que ésta otorgando a estas agobiadas viudas afirma el carácter de ambas
y no hay en ella ni quejas ni desesperanza.
La inseparable mano del Señor omnipresente inspira, la aceptación, sin ver, de parte de Rut, de un pueblo desconocido y
nuevo, vislumbrando por la fe, las bendiciones, misericordia, descanso y seguridad que llegarán para su convulsionada
vida. Sólo un milagro de la Gracia se advierte en tal decisión.
Gracia extraordinaria e infinita misericordia de parte del Señor, providencialmente, injerta en el pueblo de la promesa a
una mujer sin ninguna ventaja ni mérito. Sale de su pueblo pagano gentil y camina hacia pueblo de la salvación, la
esperanza y el descanso, Dios la ha persuadido. La acción misericordiosa del Señor obra en el corazón de la moabita
pecadora y se convierte a Él.