Este documento resume los movimientos literarios del Modernismo y la Generación del 98 en España. El Modernismo se centró en la poesía y el cuento, abordando temas intimistas. La Generación del 98 se enfocó más en el ensayo y la novela, analizando críticamente la realidad española. Ambos movimientos surgieron en respuesta a la crisis sociocultural de finales del siglo XIX y promovieron la renovación estética frente al realismo. Autores clave fueron Antonio Machado, Valle-Inclán, Azorín, Unamuno
1. MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98
Entre los últimos años del siglo XIX y 1914 (fecha del comienzo de la Primera Guerra Mundial), se desarrollan la mayor
parte de las obras de jóvenes escritores con afán reformista, conocidos, en principio, como modernistas. Más tarde se
reservaría el nombre de Generación del 98 a los autores interesados fundamentalmente en el análisis crítico de la realidad
española y Modernismo para el conjunto de los que se preocupan ante todo por el intimismo y la estética.
El contexto histórico-cultural en el que aparecen sus obras está dominado por la crisis política (el período de la
Restauración estaba agotado tras múltiples problemas sociales, económicos, institucionales y por la pérdida de las últimas
colonias –“Desastre del 98”-). A esto hay que añadir el lamentable estado en que se encontraban la cultura y la educación. El
intento de reconstrucción de esta realidad lo protagonizan los llamados “regeneracionistas”, que cuentan con el apoyo de
algunos noventayochistas. Al mismo tiempo, la crisis espiritual y racional europea se aprecia en la aparición de los precursores
del Existencialismo (Shopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche), que muestran el sinsentido de la vida e influyen en la obra de
algunos de estos escritores.
En este ambiente surgen dos movimientos literarios que reaccionan ante la realidad española y frente a la estética
realista de la segunda mitad del XIX:
El MODERNISMO es un movimiento surgido en Hispanoamérica en las últimas décadas del XIX, con autores como el
nicaragüense Rubén Darío (Azul, Prosas profanas, Cantos de vida y esperanza) o el cubano José Martí (Versos libres,
Versos sencillos), y que se desarrolla en España con escritores preocupados por la estética y que cultivan,
fundamentalmente, la poesía y el cuento. Los principales autores españoles son Juan Ramón Jiménez, Antonio
Machado, Valle-Inclán o Manuel Machado (aunque los tres primeros solo pueden considerarse modernistas en sus
obras iniciales). Algunas influencias de estos autores son los románticos Bécquer y Rosalía de Castro junto a los
poetas parnasianistas y simbolistas franceses. Los temas abordados por los modernistas españoles son
fundamentalmente intimistas: la tristeza, la nostalgia, el hastío…; aunque algunos, influidos por los
hispanoamericanos, tienden a mostrar escenarios exóticos, cosmopolitas y aristocráticos, en un intento de huir de
una realidad que les desagrada. Su estilo presenta una profunda renovación del lenguaje poético, dando importancia
a lo sensual (abundan los colores, sonidos, aromas…), a la adjetivación, el símbolo, las imágenes, las más atrevidas
sinestesias… El léxico se enriquece con palabras exóticas y sonoras, cultismos y neologismos. La renovación también
afecta a la métrica: en su deseo de buscar la musicalidad, utilizan versos inusuales (alejandrinos, dodecasílabos,
eneasílabos, versos libres…), dando una gran importancia a la acentuación y buscando también la innovación
estrófica (sonetos con versos alejandrinos o dodecasílabos, silvas asonantadas, serventesios y composiciones
populares como las coplas, los romances, las seguidillas…).
Los autores de la GENERACIÓN DEL 98 (Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, Azorín y Pío Baroja, junto a
Antonio Machado y Valle-Inclán) son, fundamentalmente, pensadores, que plasman sus ideas sobre todo en
ensayos y novelas y cuyas influencias más claras son los filósofos existencialistas europeos y escritores españoles
de distintas épocas como Rojas, Cervantes, Quevedo o Larra, críticos también con la realidad que vivieron. Por lo
que se refiere a los temas que abordan, en lugar de eludir la crisis sociocultural y espiritual, intentan explicarla y
buscar soluciones. Castilla se convierte en un símbolo del pasado y del presente de España, al que recurren con
frecuencia. Su estilo es menos preciosista, pero cuidado y antirretórico. Se alejan del exotismo y la sonoridad
modernista, prefiriendo recuperar el léxico tradicional castellano.
A pesar de las evidentes diferencias entre ambos movimientos, es innegable que compartieron el mismo momento
histórico e idéntico descontento ante la realidad que se les imponía. Además, los unió el afán renovador y su oposición al
Realismo. Por último, autores como Antonio Machado y Valle-Inclán formaron parte de ambos movimientos.
GÉNEROS LITERARIOS
LA POESÍA
Antonio Machado escribe en su primera etapa, que es modernista, la obra Soledades, ampliada después a Soledades,
galerías y otros poemas. Los temas fundamentales en ella son el paso del tiempo, los sueños, la juventud perdida y la falta
de amor, que se entrevé como causa de su tristeza. Su estilo se caracteriza entonces por la utilización de símbolos e
impresiones cromáticas y sonoras. Sus versos habituales son los octosílabos y alejandrinos, formando coplas y silvas. Con
Campos de Castilla abandona el Modernismo y evoluciona hacia una mayor objetividad y espiritualidad, más claramente
noventayochista. Sus temas fundamentales son: Castilla, la muerte de Leonor (su mujer), el tema de España y la preocupación
filosófica (tiempo, muerte, Dios…). Su estilo se vuelve sobrio, directo, pero emocionado y sincero; expresado en romances,
versos alejandrinos y silvas, casi siempre con rima asonante.
Juan Ramón Jiménez fue el gran renovador de nuestra poesía contemporánea. La pertenencia al Modernismo coincide
con su primera etapa, llamada “sensitiva” (1898-1915) y comprende las obras anteriores a Diario de un poeta recién casado
2. (1916): Arias tristes, La soledad sonora, Melancolía… Su etapa modernista se caracteriza por una gran sensibilidad hacia el
paisaje y lo sentimental, expresado con una fina adjetivación y osadas sinestesias. Predominan en estas obras los versos
octosílabos y alejandrinos.
Manuel Machado muestra en su obra el folclore andaluz, junto a la vida bohemia y los amoríos superficiales. Algunos
de sus poemarios son: Alma y Cante hondo.
Miguel de Unamuno, alejado del Modernismo, presenta una poesía reflexiva y preocupada por temas
noventayochistas, como el sentido de la vida, la existencia de Dios y el tema de España. Algunas obras son: El Cristo de
Velázquez y Romancero del destierro.
EL ENSAYO
La prosa ensayística sirve de cauce a las inquietudes sociales y existenciales de los nuevos escritores. Dos son los temas
más habituales: el tema de España y el sentido de la vida.
El tema de España. El autor más significativo dentro de este género es Miguel de Unamuno. En sus obras En torno al
casticismo y Vida de don Quijote y Sancho aborda el atraso de España respecto a Europa. En la primera, considera que es
necesario un acercamiento a Europa, conjugando tradición (aparece aquí el término de intrahistoria: es el pueblo quien
construye la historia de forma anónima) y europeización. En la segunda, propone que hay que “españolizar Europa”, haciendo
triunfar los valores espirituales frente al racionalismo europeo. Por su parte, Ramiro de Maeztu acaba justificando un Estado
totalitario para acabar con la crisis en Defensa de la Hispanidad, Hacia otro España…
El sentido de la vida. En obras como Del sentimiento trágico de la vida y La agonía del cristianismo, Unamuno se
muestra desgarrado ante la imposibilidad de reconciliar fe y razón, la necesidad de creer en la inmortalidad y la razón que le
impide poder hacerlo.
LA PROSA NARRATIVA Y LA NOVELA
Las narraciones de estos autores suponen una ruptura con el estilo realista. No optan por la objetividad, sino por la
representación de ideas y sensaciones con una fuerte subjetividad.
A pesar de la gran variedad de estilos y temas, estas serían algunas características comunes: entre otros temas,
abordan los problemas existenciales (angustia ante la muerte, pérdida de la fe, la voluntad frente a la abulia…), la historia de
España, aventuras de personajes inadaptados, antihéroes, frustrados. No siguen la estructura tradicional (planteamiento,
nudo y desenlace). Desaparece la trama compleja de las novelas realistas y sus largas descripciones de ambientes. En las
novelas de Baroja hay sucesión de acciones sin descripción de los ambientes; en las de Azorín, descripción sin acción; en las
de Unamuno, conflicto de personajes sin acción ni descripción de ambientes. El estilo es, en general, sobrio, pero cuidado.
Ramón Mª del Valle-Inclán es el máximo representante, en su primera etapa, de la prosa modernista española, con
obras como las Sonatas. En ellas utiliza un lenguaje lírico y preciosista para describir el mundo decadente y aristocrático de
su protagonista, el marqués de Bradomín. Más tarde, buscando un estilo más personal, desemboca en el “Esperpento”, con
obras como Tirano Banderas o El Ruedo Ibérico. En ellas deforma sistemáticamente la realidad para mostrar de manera
caricaturizada a un dictador hispanoamericano y la corte de Isabel II, respectivamente.
Azorín (José Martínez Ruiz) crea obras difíciles de clasificar, a medio camino entre el ensayo y la novela. En ellas no
hay acción ni tiempo definido, solo instantáneas sin hilo narrativo, con un estilo detallista y un léxico riquísimo. Entre sus
novelas destacan La voluntad, Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo (en parte, de carácter autobiográfico).
También escribe colecciones de artículos y pequeños relatos: Los pueblos, Castilla…
Miguel de Unamuno escribe novelas existenciales, donde lo importante son los conflictos íntimos de los personajes.
Son relatos desnudos, esquemáticos, con escasas descripciones e importancia de los diálogos y monólogos para expresar los
pensamientos. Destacan Abel Sánchez (sobre el cainismo), Niebla (en la que el protagonista se enfrenta a su creador) y San
Manuel Bueno, mártir (sobre la pérdida de la fe).
Pío Baroja muestra en sus novelas la reflexión filosófica, la crítica de la sociedad, pero, sobre todo, el gusto por la
aventura. Predomina la narración de acciones con un estilo sencillo, aunque, a veces, descuidado. Algunas de las más
importantes son: Camino de perfección, La busca, El árbol de la ciencia (con rasgos autobiográficos y crítica del nulo ambiente
cultural de la época), Zalacaín, el aventurero (novela de acción en el marco de las guerras carlistas en su tierra vasca) …