9. La artista regresa a París a fines del 22 y, junto a su pareja Oswald de Andrade, comienza a frecuentar a la élite de la comunidad artística parisiense. Entre otros trabajos, en 1923 realiza A negra, obra clave que -cinco años más tarde- se unirá a la serie de sus pinturas antropofágicas como Abaporu (1928) y Antropofagia (1929), y que representan el momento más alto del modernismo brasileño de la década de 1920.