El documento describe a un personaje misterioso que se aparecía en pueblos de Colombia montado en un caballo negro y vestido completamente de negro. La gente lo ha visto en caminos solitarios y persiguiendo a borrachos y malhechores. Se le conoce con nombres como "El Jinete Negro" y se le describe de manera similar en diferentes regiones del país.
2. Se trata de un personaje que vivió en épocas
pretéritas en diferentes pueblos. Era un enigmático
hombre que vestía de negro y se ponía un gran
sombrero del mismo color, montaba un brioso
caballo también negro que se confundía con la
noche, no hablaba con nadie y a nadie le hacía
daño; aparecía y desaparecía como por encanto.
3. El anciano se le encontraba en las orillas del
camino y aunque ya murió, la gente sigue
sintiendo su presencia. Físicamente se le
describe como un hombre maduro, con un
sombrero grande, bien vestido, de rostro
sombrío y en actitud de observación
permanente. Las personas que lo han visto
aseguran que lo acompañan dos enormes
perros negros cogidos por gruesas cadenas.
4. Los trasnochadores que lo han visto o a quienes se
les ha presentado, dicen ver la figura que les sale al
camino, los hace correr y les va gritando "SI TE
ALCANZO TE LO PONGO", siempre persigue a los
borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y
los jugadores tramposos y empedernidos.
Aprovecha los sitios solitarios. En noches de luna es
fácil confundirlo con las sombras que proyectan las
ramas y los arbustos. Llega siempre de noche a
todo galope, acompañado de un fuerte viento
helado y desaparece rápidamente.
5. Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas las
calles. Aparecía cuatro o cinco viernes seguidos, volvía a
aparecer uno o dos meses después. Parece que fuera el
sombrerón, el espanto propio de Medellín".
Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del
suroeste como Andes, Bolívar y Jardín y por los poblados a
orillas de los ríos San Juan y Baudó. En otras regiones
colombianas como el Tolima, el Huila y al oriente del Valle del
Cauca, se le denomina como El Jinete Negro y se le describe
en forma muy similar a como se ha descrito aquí.
6. Por el suroeste antioqueño, lo mencionan también
como "El Jinete sin Zamarros", y se le describe con
ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de
presentación, la más frecuente de las cuales es la de
un hombre alto y corpulento, enlutado, que termina
en una calavera, ornada con un negro sombrero de
anchas alas.
7.
8. Los Chibchas o Muiscas, son un pueblo amerindio
perteneciente a la familia lingüística chibcha que
habitaron las riberas del río Magdalena, cerca de
Bogotá, Colombia. En el pasado ocupaban parte de la
actual Panamá y los altiplanos de la cordillera Oriental
de Colombia. Este mito chibcha sobre la creación de la
vida y la luz por obra de Nemequene lo hemos recogido
del libro Latinoamerica Indígena, de Carlos Alzate:
9. En el comienzo era la oscuridad. Todo estaba
sumido en las tinieblas. La tierra era blanda y fría y
nada crecía en ella. No había ni plantas, ni
animales, ni belleza. Todo era desolación. No
había hombres. Los únicos seres vivos sobre la
tierra eran el dios Nemequene, su mujer y su hijo.
10. Nemequene quiso crear la vida y la belleza sobre la faz
de la tierra. Así, tomando un poco de barro blando y
frío modeló las figuras de los hombres y de los animales.
Trabajó muchos días en su obra, pero los muñecos que
hacía no tenían vida. No podían moverse ni respirar. Pa-saron
años y más años, y todavía no había sobre la
tierra más que Nemequene y su familia.
11. Por último Nemequene llamó a su hijo y lo envió al cielo para
que iluminara la tierra. El hijo de Nemequene llegó al cielo y se
convirtió en Súa, el sol, para iluminar de pronto el mundo
oscuro. Los brillantes rayos de Súa inundaron la tierra. El frío
barro se calentó. Comenzaron a crecer hierbas, árboles y
plantas. En donde antes había habido desolación, hubo
lozanía y verdor. Comenzó a correr el agua, formando ríos y
lagos.
12. Y el cálido sol puso vida en los muñecos de barro
que Nemequene había hecho. Algunos de ellos se
convirtieron en pájaros, que volaron y anidaron en
los árboles de los bosques; otros se convirtieron en
peces, que nadaron por las aguas; otros se
convirtieron en animales y. otros en seres
humanos.
13. Sin embargo, las gentes creadas por
Nemequene no eran del todo felices, pues
la luz y el calor que Súa les prodigaba les
llegaban solamente algunas horas. Cada
noche, mientras Súa descansaba, volvía a
reinar la oscuridad. Entonces las gentes
acudieron a Nemequene y le pidieron
ayuda.
14. Nemequene amaba a los seres que había creado y
quería ayudarlos. De manera que subió al cielo y se
convirtió en Chía, la luna. Así compartió la tarea de
iluminar el mundo con su hijo Súa. Súa derramaba sus
rayos de luz sobre la tierra de día, y Chía de noche.
Desde entonces, las gentes creadas por Nemequene
quedaron contentas, y nunca olvidaron de darle las
gracias.
15. Además celebraban fiestas en honor de Súa y de
Chía y a veces dedicaban sus hijos al sol y a la
luna llamando a tales niños "Suachias" antes de
darles nombres propios.
Así fue como se produjo la vida en el mundo,
según lo recuerdan los chibchas, es decir, el
pueblo de Nemequene.