2. En tiempos de Maricastaña, en un bosque
muy, muy, muy lejano, había un castaño
que era muy pequeño y al ver que todos los
demás castaños tenían hojas y castañas
menos él, se puso muy triste. Y los demás
árboles se reían de él.
3. Llegó un día en el que el pequeño arbolito se decidió a
pedir ayuda, la primera en pasar por allí fue una nube. Y
el arbolito le preguntó:
-Hola señora nube, me harías el favor de llover encima de
mí a ver si me nace alguna hoja, es que quiero ser como los
demás árboles, grandes y fuertes como ellos.
Y la nube le respondió:
-A ti nunca te nacerán hojas ni castañas eres un árbol
flaco y muy débil, no quiero malgastar mis gotas de lluvia .
4. El segundo en pasar por allí, fue el viento y el
pequeño castaño le preguntó:
-Señor viento, ¿me harías el favor de soplar un
poco para ver si así me ayudas a que me nazcan
pronto hojas y castañas?
-No pequeñín, eso no funciona así, además estoy
muy ocupado, me dirijo hacia el norte, ¡no puedo
entretenerme contigo! Buena suerte.
5. Y por último muy decepcionado le pidió al señor sol.
-Señor sol, tu que eres tan poderoso podrías hacer que me
crecieran hojas y castañas, es que ya le pregunté a la nube y al
viento pero ninguno quiso ayudarme.
-Pequeño árbol, yo soy poderoso pero no puedo hacer que tus
hojas y tus castañas crezcan de un día para otro, en todo caso
tardarían tres días.
-Bueno me da lo mismo con que tenga hojas y castañas…
-Vale, lo haré.
Y el sol calentó al arbolito durante todo ese día.
6. A los tres días el pobre arbolito se quedó muy
decepcionado porque no le había nacido ni una hoja ni
una castaña, y el sol le respondió:
-Creo que no ha funcionado, te lo advertí.
Y el arbolito le dijo:
-Tienes razón señor sol, creo que me voy a rendir ya,
nunca tendré hojas ni castañas.
-Bueno quizá algún día las tendrás, sólo que eres
demasiado pequeño.
7. El pobre árbol se rindió y por la noche
mientras dormía una cosa verde con forma
de hoja y otra con forma de erizo
aparecieron a la mañana. Era su primera
hoja y su primer erizo, en el que al caer se
asomó una pequeña castaña. El árbol al fin
estaba contento y feliz.
8. Cuando el pequeño castaño estaba repleto de
hojas y de castañas se acercaron unos niños y al
ver la hermosura de aquel árbol decidieron avisar
a todo su pueblo para que celebraran una fiesta
en honor al árbol más bonito. Y a esa fiesta la
llamaron el amagüestu, era una fiesta en la que
todo el mundo se divertía incluso el pequeño
castaño.