2. A lo largo de su
historia, México se ha
caracterizado por
presentar niveles de
pobreza y desigualdad
persistentes. En 1950
el 88.4 % de la
población de México se
encontraba bajo el
umbral de pobreza de
patrimonio; 52 años
después, en 2002, el
51.7% de su población
permanece bajo esta
clasificación.
3. Las principales consecuencias de la pobreza
son:
la emigración y la delincuencia
organizada.
Tan solo en nuestro país migran anualmente
aproximadamente, 1.7 millones de
personas, 35 por ciento provenientes del
sureste, 28 por ciento corresponde a los
estados del centro, y el resto corresponde al
norte del país.
4. En cuanto a la delincuencia, cada vez es mayor
el nivel de personas que se dedican al crimen
organizado por necesidad, este incremento se
genera ante las pocas posibilidades de empleo
o en su defecto el insignificante salario.
5. Ante este fenómeno, el gobierno
mexicano ha instrumentado un
conjunto de programas que buscan
hacer frente a las principales causas
que se encuentran detrás de estos
niveles excesivos de pobreza y
desigualdad.
6. Se necesitan programas sociales que
cumplan al menos dos objetivos: a)
brindar herramientas para mejorar las
capacidades básicas en un mundo
competitivo y abierto y b) mantener
finanzas públicas sanas y estables.
Por estas dos razones se favorecen
los programas focalizados, es decir,
aquéllos que atiendan sólo a la
población en pobreza.
7. El programa Oportunidades tiene un
doble objetivo para la superación de la
pobreza, el primero, de corto plazo, es
brindar un mayor ingreso corriente a
las familias en pobreza extrema. Sin
embargo los montos no son
suficientes para que las familias dejen
de ser pobres en el corto plazo.
8. El segundo objetivo y quizás el más
importante, es que el programa busca
que a través de apoyar las capacidades
básicas (educación formal, salud y
nutrición), los hijos de las familias en
pobreza tengan mejores armas para
superarla en el largo plazo.
9. Cuando se analizan los resultados de las
políticas públicas, muchas veces se concluye
que éstas no han favorecido a los pobres, o
no con la eficacia esperada. De ahí el
esfuerzo por lograr un mejor uso de los
recursos disponibles mediante estrategias de
focalización, que consisten en dirigir las
acciones a una población o territorio
definidos, para concentrar la atención sobre
un determinado problema o necesidad.
10. Para minimizar el índice de pobreza, los
programas focalizados deben tomar en cuenta
diversos aspectos tales como: apoyo tanto a
zonas rurales como urbanas; la formulación de
acciones debe implicar un dialogo continuo y
sostenido entre d diversos actores sociales,
como las autoridades gubernamentales, las
organizaciones sociales, los representantes de
las comunidades, los académicos especialistas;
es preciso que exista una verdadera evaluación
del resultado de los programas.
11. Para poder romper el ciclo de pobreza se
deben generar empleos, dotar de servicios
públicos a todas las comunidades que carecen
de ellos, además de impulsar una política social
que privilegie el respeto a la dignidad humana