2. Los usuarios de las redes sociales están aprendiendo que no
siempre es fácil y placentero compartir información u
opinar y que, esas acciones muchas veces se tornan sinuosas
y de alto riesgo. No me refiero al encarcelamiento de
blogueros o la censura impuesta a la comunicación digital
en regímenes como China y Cuba, sino a las consecuencias
legales y éticas impredecibles que en una democracia
pueden tener una simple frase en Twitter o un comentario
desafortunado en Facebook.
3. El mayor riesgo es que los usuarios desconocen cuestiones
legales básicas o se creen seguros tras la sanción de
anonimato que ofrecen las redes sociales. Pero lo cierto es
que son consideras como cualquier medio de comunicación
tradicional, tal lo demostraron los jueces en México,
Guatemala y Venezuela. Hasta pueden ser fácilmente
monitoreados cuando se cree que sirven para delinquir o
para amplificar un insulto.
4. Por otra parte, aunque Twitter, Facebook y otras redes
sociales han expandido el sentido de comunidad, también
son usadas para provocar daño, propalar vulgaridades,
rumores, falsedades y para difamar. Por eso, para quienes
no tienen esas intenciones y son conscientes sobre el poder
de la comunicación, se hace necesario que conozcan y
respeten las leyes, sin descuidar los criterios éticos
informativos para evitar errores con efectos indeseados.
5. Los usuarios deben tener en cuenta que las redes
sociales son medios de comunicación y su uso
conlleva responsabilidades. Deben considerar que
hay una línea muy delgada entre libertad de
expresión y libertinajes, y que esa diferencia no
radica en el hecho en si mismo, sino en como lo
describimos y comunicamos.
6.
7. Una de las razones del éxito de las
redes sociales online es que hacen
posible el ejercicio de la libertad de los
seres humanos a niveles nunca antes
vividos, salvo en los primeros tiempos
de las comunidades originarias.
Hoy en día, gracias a Internet, la última
de las herramientas de comunicación
que ha hecho posible la masificación de
las ideas y su difusión a escala global,
más de un tercio de la población
mundial está conectada y logra a diario
expresarse incluso fuera de su ámbito
natural. Y lo que es más importante:
seres desconocidos y geográficamente
distantes suelen entrar en contacto con
otros a lo largo y ancho del planeta, y
compartir por el sólo hecho de hacerlo.
8. Sin embargo, la propia
dinámica de la interacción a
menudo pone a prueba el
sistema nodal global y en
ocasiones lo resiente. Todo
ello como consecuencia de las
conductas en la red que no se
corresponden con la
democracia, el buen vivir, con
la convivencia pacífica y
civilizada. Esas conductas
reprochables y mezquinas que
van a contramano de la
realidad 2.0 que a diario se
construye en comunidades
globales, diversas y plurales,
pero homogéneas en el
propósito de compartir.
9. Cuando eso ocurre, los
policías de la red suelen
sugerir y adoptar entonces
medidas tendientes a la
aprobación de instructivos,
reglamentos o leyes referidas,
por ejemplo, a la privacidad, a
la preservación de los datos
personales, a la
responsabilidad por el uso de
contenidos, a la protección de
los contenidos creativos,
difamación, acoso o
cyberbullying, a la protección
de la propia imagen, etc.
10. No dudamos de la eficacia
de un control basado en la
Ley, pero apostamos en
primer término por un
sistema de autocontrol
basado en la ética. La ética
entendida como la reflexión
última que cada persona -
usuarios de las redes
sociales online (RSO) en
este caso- asume respecto a
los valores o principios
morales universales, tales
como la Libertad, la
Solidaridad, la Justicia, el
Bien Común, el Respeto
Mutuo.
11. Un sistema así consagrado
tiene su soporte en la moral,
no tiene fuerza coactiva
ninguna porque pertenece
siempre al reino de la libertad.
Es apostar al individuo
oficiante de las redes sociales
online, y al cuidado de sí
mismo y por ende del entorno
como respuesta social. El
cuidado de sí, es ético en sí
mismo; pero implica
relaciones complejas con los
otros, en la medida en que
este éthos de la libertad es
también una manera de
ocuparse de los otros, decía
Foucault.
12.
13. El hecho de que hoy en día podamos acceder a información diversa en
segundos, no quiere decir que estemos más preparados o que somos
capaces de digerirla en el mismo tiempo en que aparece. O bien, la
velocidad en la que nos enteramos de diferentes sucesos no va de la
mano necesariamente, de un proceso reflexivo, racional, crítico y
consciente.
14. Como hace muchos años, hay personas que son más capaces, dedican un
mayor tiempo a situaciones de interés colectivo, se preparan, se interesan,
tienen convicciones. Sin embargo, el “analfabetismo tecnológico” nos hace
creer que hay una “nueva manera de convivir” y de la cual, algunos estamos
fuera por el simple hecho de NO dominar la “técnica” o por no contar con un
“Smartphone” o diversas cuentas en “redes sociales”.
15. Una persona que mínimamente ha tenido “guías formativos” que se preocupan por su
formación no sólo intelectual, sino también espiritual y ciudadana; tiene a su alcance muchas
herramientas que le pueden ayudar a desarrollar su pensamiento crítico, discernir sobre lo que
encuentra en la red, autorregularse y tomar mejores decisiones. Sin embargo, siempre queda la
posibilidad de que esa misma persona decida ir por otro camino y dejar de lado lo que “debería
ser adecuado y/o correcto”, gracias a qué alguien logró interesarlo en la Red.
Por lo anterior es importante y necesario que los “guías formativos” nos incorporemos y
formemos parte de estas nuevas configuraciones y esta manera de convivir en la red, pues de no
hacerlo, dejaremos un espacio propicio para que otros “enganchen” a niños y adolescentes y no
siempre serán los mejores guías.