El documento resume la presencia de la mujer en la literatura y la música a través de los siglos. Describe poemas árabes y canciones medievales que celebran el amor. Explica cómo autores del siglo XIV como el Arcipreste de Hita describían a las mujeres en su obra y las preferían de pequeña estatura. Relata la historia de amor y muerte de Melibea en "La Celestina" y cómo las mujeres son capaces de amar profundamente.
1. DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Desde los inicios de la literatura allá por el siglo XI, la figura de la mujer ha estado
presente en nuestras letras, una mujer apenada que añora a su amado se
encuentra en los breves poemas escritos en mozárabe llamados “jarchas”
The women have seen present in the literature.
Les femmes sont presents toujours à la litterature
Jarchas
Yosef al-Katib
Tanto amare, tanto amare, / habib, tanto amare:
¡Enfermaeron welyos nidios / e dolen tan male!
(So much loving, so much loving, / my lover, so much
loving
has made bright eyes grow dim / and suffer so much!
Garid bos, ay yermanellas, / ¿kom kontenere meu male?
Sin al-habib non bibreyo / ed bolarey demandare.
Tell me, O my little sisters, / how can I bear my pain?
I can't live without my lover; / I shall fly away to
find him!
CANCIÓN ÁRABE
Pero los hombres también se enamoraban como cantan algunos
romances.
Tres morillas me enamoran
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.
Tres morillas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.
Y hallábanlas cogidas,
y tornaban desmaídas
2. y las colores perdidas
en Jaén
Axa y Fátima y Marién.
Tres morillas tan lozanas
iban a coger manzanas
y hallábanlas cortadas
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.
Y hallábanlas cortadas,
y tornaban desmayadas
y las colores mudadas
en Jaén,
Axa y Fátima y Marién.
Música medieval: Stella splenders
Llibre Vermell de Montserrat
Continuando en el tiempo, en el siglo XIV, el arcipreste de Hita en el Libro de
Buen Amor nos explicaba cómo eran y debían ser las mujeres
In de middle ages, the women were
Comme l’ archipreste d`Hita disait al livre du Bon Amour
Elogio de la mujer chiquita
De que alabe a las chicas el Amor me hizo ruego;
que cante sus noblezas, voy a decirlas luego.
Loaré a las chiquitas, y lo tendréis por juego.
¡Son frías como nieve y arden más que el fuego!
Son heladas por fuera pero, en amor, ardientes;
en la cama solaz, placenteras, rientes,
en la casa, hacendosas, cuerdas y complacientes;
veréis más cualidades tan pronto paréis mientes.
En pequeño jacinto yace gran resplandor,
3. en azúcar muy poco yace mucho dulzor,
en la mujer pequeña yace muy gran amor,
pocas palabras bastan al buen entendedor.
Es muy pequeño el grano de la buena pimienta,
pero más que la nuez reconforta y calienta:
así, en mujer pequeña, cuando en amor consienta,
no hay placer en el mundo que en ella no se sienta.
Como en la chica rosa está mucho color,
Como en oro muy poco, gran precio y gran valor,
como en poco perfume yace muy buen olor,
así, mujer pequeña guarda muy gran amor.
Como rubí pequeño tiene mucha bondad,
color virtud y precio, nobleza y claridad,
así, la mujer chica tiene mucha beldad,
hermosura y donaire, amor y lealtad.
Chica es la calandria y chico el ruiseñor,
pero más dulce cantan que otra ave mayor;
la mujer, cuando es chica, por eso es aún mejor,
en amor es más dulce que azúcar y que flor.
Son aves pequeñuelas papagayo y orior,
pero cualquiera de ellas es dulce cantador;
gracioso pajarillo, preciado trinador,
como ellos es la dama pequeña con amor.
Para mujer Pequeña no hay comparación:
terrenal paraíso y gran consolación,
recreo y alegría, placer y bendición,
mejor es en la prueba que en la salutación.
Siempre quise a la chica más que a grande o mayor;
¡escapar de un mal grande nunca ha sido un error!
Del mal tomar lo menos, dícelo el sabidor,
por ello, entre mujeres, ¡la menor es mejor!
Libro de Buen Amor
Haz a la dama un día la vergüenza perder...
»Haz a la dama un día la vergüenza perder
pues esto es importante, si la quieres tener,
una vez que no tiene vergüenza la mujer
hace más diabluras de las que ha menester.
»Talante de mujeres ¿quién lo puede entender?
su maestría es mala, mucho su mal saber.
Cuando están encendidas y el mal quieren hacer
el alma y cuerpo y fama, todo echan a perder.
»Cuando el jugador pierde la vergüenza al tablero,
si el abrigo perdiere, jugará su braguero;
4. cuando la cantadora lanza el cantar primero
siempre los pies le bullen, mal acaba el pandero.
»Tejedor y coplera nunca tienen pies quedos,
en telar y en el baile siempre bullen los dedos;
'la mujer sin pudor, ni aun por diez Toledos
dejaría de hacer sus antojos y enredos.
»No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
no quieren en su casa pasar días de fiesta,
no quieren el olvido; cosa probada y cierta.
»Es cosa bien segura: molino andando gana
huerta mejor labrada da la mejor manzana,
mujer muy requerida anda siempre lozana;
con estas tres verdades no obrarás cosa vana.
Libro de Buen Amor
Pero las mujeres se enamoran fácilmente y tienen mucha capacidad de amar,
algunas incluso prefirieron como “Melibea” en el libro de la “Celestina” suicidarse
por amor.
Listen as Melibea dies for love
Voilà l’amour toujour l’amour
MELIBEA:
Muchos días son pasados, padre mío, que penaba por mi amor
un caballero que se llamaba Calisto, el cual tú bien
conociste. Conociste asimismo sus padres y claro linaje. Sus
virtudes y bondad a todos eran manifiestas. Era tanta su
pena de amor y tan poco el lugar para hablarme que
descubrió su pasión a una astuta y sagaz mujer que llamaban
Celestina. La cual, de su parte venida a mí, sacó mi
secreto amor de mi pecho. Descubrí a ella lo que a mi
querida madre encubría. Tuvo manera como ganó mi querer.
Ordenó cómo su deseo y el mío hubiesen efecto. Si él mucho
me amaba, no vivía engañado. Concertó el triste concierto
de la dulce y desdichada ejecución de su voluntad. Vencida
de su amor, dile entrada en tu casa. Quebrantó con escalas
las paredes de tu huerto, quebrantó mi propósito, perdí mi
virginidad. Del cual deleitoso yerro de amor gozamos cuasi
un mes, y como esta pasada noche viniese, según era
acostumbrado, a la vuelta de su venida, como de la fortuna
mudable estuviese dispuesto y ordenado, según su
desordenada costumbre, como las paredes eran altas, la
noche oscura, la escala delgada, los sirvientes que traía