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La emigración
española a Europa
en el siglo XX


COLABORADORES:

Susana ALBA MONTESERÍN / Alicia ALTED VIGIL / José BABIANO
MORA / Luís M. CALVO SALGADO / Francisco DURÁN VILLA / Ana
FERNÁNDEZ ASPERILLA / Mª José FERNÁNDEZ VICENTE / Julio
HERNÁNDEZ BORGE / X. Amancio LIÑARES GIRAUT / Mª Esther
OLVEIRA OLVEIRA / Vicente PEÑA SAAVEDRA / Alicia POZO-
GUTIÉRREZ / Ana RUIZ SÁNCHEZ / Gloria SANZ LAFUENTE




                    G R U P O
                    E S PA Ñ A
                    EXTERIOR
Editor y Director: Francisco Gómez-Soto
Coordinador: X. Amancio Liñares Giraut
Portada: Foto facilitada a España Exterior por Antonio Muñoz (Alemania)
Maquetación: Daniel Sotelo
Fotografías: Archivo España Exterior
Impresión: Imaxedixital. Vigo
Editado por: Anuarios España Selecta, S.L.
              GRUPO ESPAÑA EXTERIOR
              C/Conde, 1 - 36210 - VIGO (Pontevedra). España
              Tel. +34 986 447 224 Fax. +34 986 449 915
              www.españaexterior.com
              direccion@espaexterior.com

Depósito Legal: VG 1474-2009
ISBN: 978-84-613-7124-2




Esta acción se desarrolla dentro del Programa de ayudas
para Proyectos e Investigación promovida por la Dirección
General de la Ciudadanía Española en el Exterior, en
aplicación de la Orden TAS/874/2007 de 28 de marzo de
2007. (BOE de 5 de abril).


TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido, ni en todo ni en parte, ni transmitido, ni regis-
trado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo, por escrito, de
Anuarios España Selecta S.L. Grupo ESpaña Exterior.
LA EMIGRACIÓN
                                                        ESPAÑOLA A EUROPA
                                           Índice       EN EL SIGLO XX




                                   GUÍA DE LECTURA
                          X. Amancio LIÑARES GIRAUT     9

                  Las fuentes estadísticas españolas
                     sobre la emigración a Europa.
                              Julio HERNÁNDEZ BORGE     17

                    La política emigratoria española
                          y la emigración a Europa.
                              Francisco DURÁN VILLA     35

           Emigración española a Europa y trabajo.
                                        José BABIANO    59

  El desarrollo del asociacionismo en la emigración
             española a Europa durante el siglo XX.
                            Ana FERNÁNDEZ ASPERILLA     77

      Trabajo, ahorro y retorno: la vida cotidiana de
                los emigrantes españoles en Europa.
                            Susana ALBA MONTESERÍN      95

La educación como anhelo: programas institucionales
  y experiencias comunitarias de carácter formativo
          para los emigrantes españoles en Europa.
                         Mª Esther OLVEIRA OLVEIRA /
                             Vicente PEÑA SAAVEDRA      115
LA EMIGRACIÓN
ESPAÑOLA A EUROPA
     EN EL SIGLO XX   Índice




                       Contribuciones literarias de la emigración.
              149      Ana RUIZ

                       La emigración política a Europa. El exilio.
              169      Alicia ALTED VIGIL

                       Un balance sobre la intermediación laboral y la
                       integración sectorial de los trabajadores españoles
                       en la República Federal Alemana, 1960–1975.
              191      Gloria SANZ LAFUNTE

                       La última ola migratoria de españoles a Francia.
              213      María José FERNÁNDEZ VICENTE

                       Emigración española en Suiza y asociacionismo.
              231      Luís M. CALVO SALGADO

                       La emigración española al Reino Unido, 1960–1974.
              245      Alicia POZO-GUTIÉRREZ

                       Gallegos en Europa: historias de emigración y retorno.
              267      X. Amancio LIÑARES GIRAUT
D
         urante los siglos XIX y XX, en diversos pe-
         ríodos, se produjeron oleadas de exiliados
         políticos de distintas orientaciones y sig-
nos; asimismo, como consecuencia de la Guerra Ci-
vil española y de la dictadura , a partir de 1939 co-
mienza a pro d u c i rse un éxodo de re f u giados políti-
cos y una emigración de carácter económico a otros
países, motivada por las duras circunstancias de la
posguerra que se viven en España, y at raída por las
buenas perspectivas de trabajo y el mayor nivel de
vida derivado del crecimiento económico existente
en esos países.


                       Ley 40/2006, de 14 de diciembre,
 del Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior.
                             Exposición de motivos, I, 3.
Guía de lectura
                             X. Amancio LIÑARES GIRAUT
                                                    Coordinador




L
         a emigración española a Europa, fruto de circunstan-
         cias adve rsas y dive rsas, no es un fenómeno reciente.
         En tiempos más alejados, Francia, Portugal o Gran
Bretaña se destacaban como destinos tradicionales a la hora
de buscar un puesto de trabajo, un nu evo medio de vida en el
extranjero o un refugio motivado por coyunturas de intoleran-
cia ideológica y el consiguiente exilio. Pero es durante la
segunda mitad del siglo XX cuando resulta más alta y signi-
ficat iva esta nueva marea migratoria, con trazos incluso de
tsunami.
        Superada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el
viejo continente iniciaba una dura tarea de reconstrucción
posbélica. Europa había sido arrasada en dos ocasiones
durante las últimas décadas. La primera conflagración mun-
dial (1914-1918), a pesar de ser definida en su época como la


                                                             -9
GUÍA DE
LECTURA




          Gran Guerra, se había quedado muy pequeña en compara-
          ción con el enorme desastre, en todos los sentidos, que con-
          llevó la Segunda, y que supuso la aniquilación del temible
          Eje Roma-Berlín-Tokio, o, lo que es lo mismo: la derrota del
          fascismo y del nazismo a cargo de las potencias aliadas. Se
          produjo entonces un gran alivio multinacional y la apertura
          de una fase de recuperación de aquel trauma histórico, para la
          que se necesitaban cuantiosos recursos económicos y huma-
          nos.
                 Por otra parte, España, tras su propia Guerra Civ i l
          (1936-1939), v ivía un período de régimen autocrático, al que,
          a la falta de libertades cívicas y democráticas, se le sumaba
          una muy penosa situación económica derivada de la posgue-
          rra, adornada con trasnochados delirios imperiales. Era una
          España militarizada, de miseria, represión y ensimismamien-
          to. La autarquía de la década de 1940 –vocacional del fran-
          quismo, mas también forzada por la comunidad internacio-
          nal– dio paso a una cierta liberalización económica del régi-
          men dictatorial, a partir de los años 1950 y a la puesta en
          marcha del denominado Plan de Estabilización (1959) y otras
          fórmulas tecnocráticas.
                 En este contexto hallamos de nu evo en el mundo con-
          temporáneo una conve rgencia entre España y Europa, a través
          de la emigración. Una economía española con serias dificul-
          tades –que no cubría los endémicos desequilibrios entre
          población y recursos– empujaba una mano de obra joven y
          poco cualificada a los caminos de la emigración europea, que
          se sumaba (y en muchos casos suplantaba ya) a los tradicio-
          nales destinos migratorios a América. El nu evo éxodo se


          10 -
La emigración española a
                                Europa en el siglo XX




incrementó notablemente desde los años sesenta, debido a la
necesidad de conseguir mano de obra industrial y del sector
servicios en no pocos países europeos, que ya crecían a un
ritmo económico a veces incluso espectacular. Los gobiernos
de Franco también estimulaban esta emigración en medio del
desarrollismo: al país le sobraba población en relación a los
puestos de trabajo disponibles y se agradecía como un maná
la entrada de divisas para llevar adelante los planes de un des-
arrollo endógeno, auxiliado además por las remesas de un
turismo extranjero en auge.
       Analizar esta emigración de miles de trabajadores de
España –que se prolongó en el tiempo hasta los años finales
del siglo XX– a esta Europa que bu s c aba primero una recu-
peración saneada y después un nu evo desarrollo y hegemonía
mundial –reconstrucción y expansión–, es el propósito de
este trabajo de investigación, que ahora se publica.
       A la hora de idear el presente vo l u m e n , los aspectos
que el Grupo España Exterior considera de mayor re l evan-
cia para investigar e incorporar al libro La emigración espa -
ñola a Europa en el siglo XX son los que se condensan en los
ítems que citamos a continuación: las cifras de la población
española que emigró al continente europeo; el marco legisla-
t ivo que define la situación de los emigrantes españoles en
Europa; la participación sociopolítica de los emigrantes a tra-
vés del asociacionismo en el extranjero; la vida cotidiana de
nuestros emigrantes en sus nu evas ciudades europeas; la
situación laboral de los trabajadores españoles en Europa; el
reagrupamiento familiar en el país de destino; niños y jóve-
nes, hijos de emigrantes, y su problemática educat iva en las


                                                            - 11
GUÍA DE
LECTURA




          escuelas europeas; las dificultades de unos idiomas descono-
          cidos; el papel específico desempeñado por las mujeres en la
          emigración europea; los Centros Españoles como lugar de
          encuentro, acogida y formación sociocultural; el impacto
          económico de las remesas de los emigrantes europeos en la
          economía española; el exilio a Europa; las creaciones litera-
          rias de ciudadanos españoles en la diáspora europea; recogi-
          da de testimonios y experiencias personales de los emigran-
          tes españoles residentes en países europeos y retornados; la
          emigración española a Europa desde un punto de vista socio-
          lógico.
                 No hemos querido soslayar ningún aspecto re l evante,
          aún percatándonos de que resultaría casi imposible tratar la
          totalidad de los ítems de referencia en una obra de estas
          características y extensión. Y de nu evo hemos contactado
          para afrontar la tarea editorial con aquellos especialistas que
          creíamos poseedores de un bagaje y trayectoria profesional
          indudables en la materia. En los nombres de Susana Alba,
          Alicia Alted, Jo s é Babiano, Luís M. Calvo, Paco Durán,
          Ana Fe rnández Asperilla, Mª Jo s é Fernández Vicente,
          Julio Hernández Borge, Mª Esther Olveira, Vicente Pe ñ a ,
          Alicia Po zo-Gutiérrez, Ana Ruiz y Gloria Sanz, quienes
          gustosamente han acompañado durante los últimos meses a
          Amancio Liñares en este periplo migratorio europeo, he
          hallado un magnífico equipo de colaboradores. Invito a los
          lectores a que aprendan y disfruten con estos cuadernos de
          viaje que se reflejan ordenadamente en el índice del libro, y
          que en cierto sentido, además, incluyen páginas de unos
          actuales cahiers de doleánces; hojas de quejas por los aspec-


          12 -
La emigración española a
                                Europa en el siglo XX




tos negat ivos –no los olvidemos– del hecho de ve rse obliga-
do a emigrar. A algunos de estos cualificados viajeros mapa
arriba, siguiendo los espacios migratorios del viejo continen-
te, ya los conocía al haber compartido ave n t u ras bibliográfi-
cas precedentes. Otros se incorporan ahora a nuestras rutas. Y
el resultado se evidencia en esta sugestiva bitácora de refle-
xiones y letras que encierra muchos y variados conocimien-
tos. No se trata de un producto hebén. Muy al contrario: sus
contenidos nada fútiles resultan interesantes, aportando nue-
vos datos y pers p e c t iv a este caminar de nuestros conciuda-
                           as
danos por las geografías europeas. Me siento contento de vo l-
ver a viajar con estas personas, y permítaseme destacar mi
personal satisfacción por haber encontrado ahora en esta ruta
intelectual de migraciones y exilios a la profesora Alicia
Alted, a quien ya le leía sus publicaciones en mis años de
estudiante unive rsitario en Compostela.
       El Grupo España Exterior posee una extensa trayecto-
ria informat iva y experiencia contrastada, también en el sec-
tor de la edición de libros centrados en temática de emigra-
ción. Va nutriendo de títulos sugerentes una biblioteca espe-
cializada en el poliédrico, multiforme y misceláneo mundo de
las migraciones, y poniéndola al servicio de los lectores inte-
resados, en general, y de manera especial de la ciudadanía
española en el exterior. Pueden citarse las recientes obras
Ciudadanos Españoles en el mundo. Situación actual y reco -
rrido histórico (2008), El protagonismo de la mujer en las
corrientes migratorias españolas e Hijos y nietos de la emi -
gración española. Las generaciones del re t o rno (ambos
publicados en 2009), que tan buena acogida han tenido en los


                                                            - 13
GUÍA DE
LECTURA




          ambientes académicos y unive rs i t a ri o s , a d m i n i s t ra c i o n e s
          relacionadas con el mundo de la emigración, medios de
          comunicación y comunidades españolas en el extranjero. Y
          en esta ocasión ha considerado interesante estudiar y desta-
          car, dentro de los movimientos migratorios españoles, el
          papel que la emigración a Europa en la pasada centuria ha
          representado en nuestra sociedad, incidiendo en distintos
          aspectos de esta realidad que tanto ha contribuido –económi-
          camente, culturalmente, sociológicamente– a la conforma-
          ción de la sociedad española actual.
                  Quizás su proximidad en el tiempo ha sido uno de los
          m o t ivos por los cuales se ha analizado aún escasamente el
          fenómeno de la emigración española a Europa a lo largo del
          siglo XX, con menos rigor y profundidad de lo que merece
          esta importante realidad. Tal vez también la falta de perspec-
          t iva y la complejidad de las sociedades de acogida sea otro
          m o t ivo para que todavía falten tantas investigaciones que
          arrojen luz sobre esta parte tan esencial de la emigración
          española como un hecho histórico de primera magnitud. El
          ámbito de la emigración al continente americano, a ve c e s
          acompañada de dosis de romanticismo y epopeya, parece que
          ha centrado más hasta ahora el interés de los historiadores y
          ensayistas del mundo contemporáneo. Escribía Horacio: “Los
          que atraviesan los mares cambian de cielo pero no de condi-
          ción”. El poeta clásico, lírico y satírico, casi definía a la per-
          fección la realidad de muchos seres humanos transterrados,
          en cualquier latitud. Nos toca ahora referirnos a ellos en el
          marco europeo. Emigrantes españoles –sí–, aunque fijaran su
          vecindad en nu evos países y accediesen a sus destinos labo-


          14 -
La emigración española a
                                Europa en el siglo XX




rales utilizando otros medios de transporte. De ahí, pues, los
contenidos innovadores de la presente colectánea de estudios
sectoriales. Por todo lo expresado, el libro mitiga tantas
ausencias y llena de contenidos una parte tan significat iva de
la historia de las migraciones en nuestro país, combinando el
aspecto divulgat ivo con el carácter científico y académico en
nuestro singular viaje por Europa.
         Guardo estas últimas líneas de la “Guía de lectura”
para poner de relieve mis agradecimientos, siempre pertinen-
tes en una obra colectiva. En lugar destacado, otra vez,
muchas gracias al director general del Grupo España Exterior
y editor de esta obra, Francisco Gómez-Soto, que a lo largo
de este año 2009 ha enriquecido sus empresas de comunica-
ción con nu evos y útiles recursos informáticos, haciéndolas
más universales a través de Internet. Sin su interés y patroci-
nio, nuestro apasionante y documentado viaje libresco euro-
peo, para mejor entender la huella de la emigración española,
no sería posible, y seguramente se quedaría sólo en proyecto.
Vayan mis felicitaciones para él y su plantilla de colaborado-
res. No es mi deseo obviar tampoco los nombres de Pilar
Cagiao, Xosé M. Núñez Seixas y Ramón Villares –profesores
de la Facultad de Geografía e Historia en la Unive rsidad de
Santiago de Compostela, por sus directrices y sugerencias–;
del filólogo y profesor de gallego en Secundaria, Antonio
Puentes Chao –por sus cuidadas observaciones lingüísticas–
y de José Luis Andújar Pose, siempre dispuesto a venir en mi
ayuda para resolver los intríngulis de la Informática. En plu-
ral, agradecimiento al esfuerzo del grupo de reputados inve s-
tigadores y docentes del ámbito universitario –mis colegas de


                                                           - 15
GUÍA DE
LECTURA




          viaje–, que colaboran en La emigración española a Europa
          en el siglo XX con sus aportaciones académicas, prestigiando
          este libro. Y, por supuesto, a algunos de mis vecinos, años
          atrás emigrantes gallegos en Europa, quienes me han permi-
          tido retratarlos y recoger sus testimonios, sus relatos biográ-
          ficos, para incluirlos resumidamente en el presente vo l u m e n .
          Agradezco también su colaboración, complicidad y compren-
          sión a mi entorno familiar más próximo, porque, como en
          ocasiones anteriores con otros tránsitos y tareas bibliográfi-
          cas, este trabajo ha supuesto robarles muchas horas de ocio
          en mutua y grata compañía.
                 Nos espera ya la Europa de nuestros emigrantes. Vamos
          a saber algo más sobre nuestro pasado más reciente, descu-
          briendo las páginas tan intensas de La emigración española a
          Europa en el siglo XX.




          16 -
Las fuentes estadísticas                                           Julio HERNÁNDEZ BORGE.
                                                                       Profesor titular y coordinador
                                                                       de la Cátedra Unesco sobre
                                                                       Migraciones de la Universidad
    españolas sobre la                                                 de Santiago de Compostela, de
                                                                       cuyo actual Departamento de
                                                                       Geografía fue el primer direc-
    emigración a Europa                                                tor, centra sus investigaciones
                                                                       en temas geodemográficos
                                                                       referidos a Galicia y España,
                                                                       entre los que destacan los rela-
                                 Julio HERNÁNDEZ BORGE                 tivos a los movimientos migra-
                                                                       torios sobre los que tiene
              Doctor en Geografía y Coordinador de la Cátedra          numerosas publicaciones como
                Unesco sobre Migraciones de la Universidad de          autor, colaborador o coordina-
                                      Santiago de Compostela           dor, entre las que cabe citar:
                                                                       La emigración en el cine:
                                                                       diversos enfoques (2009),
                                                                       Mujer y emigración. Una pers -
                                                                       pectiva plural (2008), Pasado e



L
         as estadísticas españolas sobre movimientos migra-            presente do fenómeno migrato -
         t o rios empezaron a publ i c a rse con un gran re t ra s o   rio galego en Europa (2007),
                                                                       Los estudios sobre la emigra -
         s o b re las re l at ivas a otros aspectos de la población.   ción interior gallega (2004), La
                                                                       inmigración exterior en Galicia
Fue a finales de 1856 (el 3 de noviembre) cuando se creó la            (2003), Las investigaciones
Comisión Estadística General del Reino que, t ras cambiar              sobre la emigración gallega a
                                                                       países europeos (2002),
su nombre por el de Junta de Estadística, llevó a cabo con             Mujeres en la emigración exte -
                                                                       rior española de finales del
fe cha de re fe rencia 21 de mayo de 1857 el primer Censo de           siglo XIX (2001), El retorno
población realizado por inscripción nominal y directa de               reciente de emigrantes españo -
                                                                       les (2000), La política migrato -
todos los habitantes. Esta misma Ju n t a , además de hacer un         ria española con Iberoamérica
                                                                       durante el gobierno de Franco
nuevo Censo en 1860, empezó a publicar en 1863 una seri e              (1999), La mujer en la legisla -
estadística sobre el “Movimiento Nat u ral de la Población”            ción migratoria española
                                                                       (1998), Guía bibliográfica de
c u yos datos comienzan en 1858. Por el contra ri o , p a ra las       emigración galega (1992) y
                                                                       Tres millóns de galegos (1990).
migraciones hubo que esperar a 1882 en que, por un Real
Decreto de 6 de mayo, se encomendó al Instituto
Geográfico y Estadístico (here d e ro desde 1873 de los orga-
Julio HERNÁNDEZ   Las fuentes estadísticas españolas
          BORGE   sobre la emigración a Europa




                  nismos antes citados) la elab o ración de estadísticas re fe ridas a las
                  m i graciones exteriores.
                             El primer volumen, denominado “Estadística de la emigra-
                  ción e inmigración de España en los años de 1882 a 1890”, ap a-
                  reció en 1891, con unos treinta años de re t raso con relación a las
                  p ri m e ras estadísticas censales o del movimiento nat u ral de la
                  p o blación. A él le siguió una larga serie de publicaciones que, con
                  el tiempo, c a m b i a ron de denominación (de 1912 a 1922 pasaron a
                  l l a m a rse “Estadística de pasajeros por mar”, de 1923 a 1956
                  “Estadística del movimiento de buques y pasajeros por mar” y
                  después de esta fe cha “Estadística de tráfico marítimo”), p e ro
                  mantuvieron su ra s go definidor: c o n t abilizar los pasajeros embar-
                  cados o desembarcados en los puertos españoles con destino o
                  p rocedencia extra n j e ra (o colonial). Por ello, aunque en la época
                  s o b re la que esta fuente facilita datos (finales del siglo XIX y pri-
                  m e ra mitad del XX) los conceptos pasajero y emigrante estab a n
                  bastante próximos, no eran idénticos, al ser más amplio el pri m e-
                  ro. Por otra part e, por lo que se re fi e re a Europa, aunque vienen
                  cl a s i ficadas las entradas y las salidas desde o hacia puertos de este
                  continente, no quedan re c ogidos todos los desplazamientos espa-
                  ciales, siendo especialmente grave esta carencia en los que no
                  tenían la necesidad de utilizar el barco como era el caso de los dos
                  países con los que España, fundamentalmente por ra zones de pro-
                  ximidad ge ográfica, tuvo una mayor relación de carácter migrat o-
                  ri o : Po rt u gal y Francia.
                             Algo pare c i d o , p e ro con carácter todavía más restrictivo,
                  podría decirse de otra fuente estadística, iniciada a principios del
                  siglo XX por el Consejo Superior de Emigración, pues contab i l i-
                  z aba como emigrantes a los que se ajustaban a lo establecido en


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La emigración española a
                                         Europa en el siglo XX




la Ley de emigración de 21 de diciembre de 1907: “españoles que
se propongan abandonar el terri t o rio pat ri o , con pasaje re t ri bui -
do o gratuito de tercera cl a s e, o de otra que el Consejo Superi o r
de Emigración decl a re equiva l e n t e, y con destino a cualquier
punto de América, Asia u Oceanía” ( a rtículo 2º). Se asimila al
emigrante con el pasajero marítimo con billete de terc e ra cl a s e,
p e ro en este caso no se tiene en cuenta Europa entre los destinos.
Bien es ve rdad que la emigración española más numerosa en esta
época era la tra n s o c e á n i c a , pero en las pri m e ras décadas del siglo   La segunda Ley
XX, especialmente a partir de los años de la I Guerra Mundial se                   española de emi-
incre m e n t a ron las salidas hacia Francia, q u e, por otra part e, se          gración (de 20 de
hacían básicamente por vía terre s t re. La segunda Ley española de                diciembre de
emigración (de 20 de diciembre de 1924) modificó ligeramente el                    1924) modificó
c o n c epto legal de emigrante al señalar en su artículo 2º que serán             ligeramente el
considerados como tales “los españoles o sus familias que, por                     concepto legal
causa de trabajo, abandonen el terri t o rio nacional para estable -               de emigrante al
cerse fuera de él defi n i t iv o temporalmente”. Pe ro la identifi c a-
                                    a                                              señalar en su
ción del emigrante con el pasajero por vía marítima con billete de                 artículo 2º que
terc e ra clase o asimilada se seguiría manteniendo en esta seri e                 serán considera-
                                                                                   dos como tales
estadística y en la de su continu a d o ra (las Estadísticas de emigra-
                                                                                   “los españoles o
ción que comenzó a publicar el Ministerio de Trabajo tras la gue-
                                                                                   sus familias que,
rra civil). Es por ello por lo que en los años cincuenta, cuando
                                                                                   por causa de tra-
empieza a competir con el barco el tra n s p o rte aéreo, se tiene que             bajo, abandonen
a cl a rar el concepto legal de emigrante mediante una Orden de                    el territorio
P residencia de 6 de nov i e m b re de 1957, especificándose que                   nacional para
d i cho concepto “no se verá afectado por el vehículo en que la                    establecerse
e m i gración se realice”.                                                         fuera de él defi-
          En esta Orden de finales de 1957, y esto si que es un cam-               nitiva o tempo-
bio significativo, se señalaba además que tampoco afectaría al                     ralmente”.


                                                                          - 19
Julio HERNÁNDEZ   Las fuentes estadísticas españolas
          BORGE   sobre la emigración a Europa




                  c o n c epto legal de emigrante “el país extranjero en que aquél se
                  e s t abl e z c a ”, lo que re fleja la nueva realidad migrat o ria que se
                  e s t aba gestando en España en esos años. Aunque la emigración
                  u l t ra m a rina seguía siendo la corriente mayo ri t a ri a , empezaban a
                  ser cada vez más numerosas las salidas hacia países del continen-
                  te europeo, que a lo largo del séptimo decenio del siglo XX y en
                  los tres pri m e ros años del octavo se conve rtirían en masivas, al
                  tiempo que decl i n aba la emigración clásica diri gida hacia el
                  Nuevo Mundo. Estos cambios están relacionados con la política
                  i n t e rnacional de España tras su ingreso en la O.N. U. en 1955, que
                  fue abandonando el aislacionismo en que se encontraba inmersa y
                  que en el terreno migrat o rio se plasmó en la entrada de nu e s t ro
                  país en el C.I.M.E. (Comité Interg u b e rnamental para las
                  M i graciones Europeas) en 1956.
                             A partir también de 1956, mediante la creación del Instituto
                  Español de Emigración (I.E.E.) por Ley de 17 de julio, se incre-
                  mentó la acción directa del go b i e rno franquista sobre las salidas al
                  extranjero, permitiendo, cuando no fomentando, aquellas de tipo
                  económico. El Instituto estuvo adscrito inicialmente a la
                  P residencia del gobierno, p e ro por Decreto de 9 de mayo de 1958
                  pasó a depender del Ministerio de Trabajo ante la necesidad de
                  c o o rdinar las cuestiones de emigración y empleo. Fruto de esta
                  nueva política fue la fi rma de A c u e rdos migrat o rios con distintos
                  países de nu e s t ro continente, tales como Bélgica (28 de noviem-
                  b re de 1956), Alemania (29 de marzo de 1960), Francia (25 de
                  e n e ro de 1961), Suiza (2 de marzo de 1961), Holanda (8 de ab ril
                  de 1961) y Au s t ria (2 de mayo de 1962), que contribuirían a des-
                  a rrollar la emigración a Europa, h e cho que también impulsaría el
                  denominado “Plan de Estabilización Económica” de 1959 que


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La emigración española a
                                       Europa en el siglo XX




puso fin a dos decenios de política “autárquica”. Estos cambios
acelera ron el éxodo ru ra l , una parte del cual intensificó el pro c e-
so de urbanización español, p e ro otra parte salió hacia Europa,
contribuyendo con sus remesas de divisas a poner en práctica los
Planes de desarrollo económico de los años sesenta.
          Tanto la Ley de 22 de diciembre de 1960 de Je fat u ra del
Estado (Bases de ordenación de la emigración), como la Ley
33/1971 de 21 de julio de emigración se adaptan a esta nueva re a-
lidad en que Europa se convertirá en el principal continente de
re c epción, por lo que desde el punto de vista legal ya no se equi-
p a ra la emigración con ningún tipo de desplazamiento o destino
c o n c retos al señalarse que es “la salida del terri t o rio nacional de
ciudadanos españoles para establecerse defi n i t iv o temporal -
                                                           a
mente en el extranjero” (art. 1º2. de la Ley de 1960).

LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE LA ETAPA
DE LA EMIGRACIÓN MASIVA A EUROPA
         El crecimiento de las salidas hacia países europeos dio
lugar a la ap a rición de estadísticas sobre este movimiento demo-
gráfico, c u ya publicación empezaría en 1962 por el I.E.E. median-
te unos fascículos denominados inicialmente “Estudios migrat o-
rios” (el número 1 re c ogía las estadísticas de dicho año), que pos-
teriormente, a partir de 1968 y con carácter anual, p a s a ron a deno-
m i n a rse “Emigración española asistida. Estadística del año...”.
Desde los años ochenta continúa la publicación de datos (dentro
de distintos dep a rtamentos del Ministerio de Trab a j o ) , pero en un
nuevo contexto migrat o rio español al descender la intensidad de
las salidas y, tras la integración de España en la Unión Europea,
aumentar las entradas hasta conve rt i rse en país de inmigración.


                                                                    - 21
Julio HERNÁNDEZ       Las fuentes estadísticas españolas
            BORGE       sobre la emigración a Europa




Españoles en Holanda
      en los años 80.

                        Todo ello llevó a la desap a rición del I.E.E. en 1991 pasando sus
                        funciones a la Dirección General de Migraciones (R.D.
                        1458/1991 de 11 de octubre ) .
                                    La serie estadística básica para conocer el volumen y las
                        c a racterísticas generales de los emigrantes españoles a Europa se
                        inicia, pues, en 1962. Pe ro antes de esta fe cha, la Dirección
                        G e n e ral de Empleo del Ministerio de Trabajo en su serie
                        “Estadísticas de migración exterior”, básicamente centradas en las
                        salidas transoceánicas, o f recía algunos datos sobre la emigración
                        a países europeos, d e rivada de la marcha de aquellas personas que
                        se fueron acogiendo a los A c u e rdos migrat o rios de España con
                        dive rsos países.
                                    La característica principal de las estadísticas del I.E.E. ap a-
                        rece especificada en el ep í gra fe de su denominación “Emigración
                        española asistida”. Es decir, re c oge los datos de las personas que
                        s a l i e ron hacia distintos países europeos con algún tipo de asisten-
                        cia por parte de este Instituto, que recibía y, a través de sus


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La emigración española a
                                        Europa en el siglo XX




Delegaciones Provinciales, distribuía las ofe rtas de trabajo de los
países demandantes, siendo en estas Delegaciones donde los inte-
resados en emigrar pre s e n t aban sus solicitudes. La asistencia pri n-
cipal era , pues, la gestión del contrato de trab a j o , p e ro además
podía haber ayudas relacionadas con la tramitación del pasap o rt e,
el viaje o la instalación en el país de destino. Por todo ello esta
fuente estadística da, como es sobradamente conocido, una cuan-
tificación parcial del fenómeno migrat o ri o , ya que las personas
que salieron al margen del Instituto, los denominados “no asisti-               (1)
dos” o “clandestinos”, que march a ron individualmente o, muchas                En un Informe sobre la
                                                                                emigración en 1965 el
veces, i n m e rs en cadenas migrat o rias con pasap o rte de turista
                  os                                                            I.E.E. señalaba que “esta
                                                                                corriente migratoria [la
no ap a recen en ninguna estadística española (al igual que hab í a             no asistida] es de verda-
o c u rrido con otros flujos anteri o rm e n t e, como los exiliados de la      dera importancia, hasta
                                                                                el punto que sobrepasa
g u e rra civil). La emigración no asistida fue muy importante en los           aquella otra asistida en
                                                                                cifras superiores a los
p ri m e ros años de iniciarse este movimiento demográfico hasta el             23.000 emigrantes”
punto de que el propio I.E.E. reconocía que tenía un volumen                    (Informe, 1966, 38).
                                                                                Además en la p. 101 se
similar, cuando no superior al de la asistida1, por lo que para tener           detalla el cálculo de la
                                                                                emigración no asistida
una cuantificación más real de las cifras de la emigración conti-               anualmente y por países
nental española hay que acudir a las estadísticas de inmigración                de destino.

de los países re c ep t o re s2. Esta infravaloración de los datos ofi c i a-   (2)
                                                                                Como muestra de las
les españoles era mayor en algunos colectivos como las mujeres                  innumerables publicacio-
(mu chas salían de España amparadas por fa m i l i a res y/o amigos             nes que facilitan infor-
                                                                                mación de estas estadís-
p a ra trabajar en buena medida en el servicio doméstico) o los                 ticas, citaremos la obra
                                                                                de Sánchez López (1970)
niños (casi no están rep resentados en las estadísticas por no trat a r-        realizada cuando la emi-
se de población lab o ra l ) .                                                  gración a Europa alcan-
                                                                                zaba mayor intensidad.
         Con el paso de los años el volumen de la emigración no                 En la pág. 26 se presenta
                                                                                un cuadro con datos
asistida fue disminuyendo, de modo que en 1972 el I.E.E. la                     anuales (1960-1967) de
estimaba en un 10% de la total (Atlas, 1972), pero sobre todo                   los emigrados españoles
                                                                                según las estadísticas de
se reduciría a partir de 1974 en que la recesión económica                      ocho países de destino.



                                                                       - 23
Julio HERNÁNDEZ      Las fuentes estadísticas españolas
            BORGE      sobre la emigración a Europa




                       internacional, ligada en sus orígenes al encarecimiento de los
                       precios del petróleo, hizo que los países receptores endurecie-
                       sen sus condiciones de admisión, por lo que fue cada vez más
                       difícil legalizar su situación a aquellos que salían de España
                       con pasaporte de turista.
                                O t ro aspecto que conviene destacar en las estadísticas del
                       I.E.E. es la distinción que hacen entre la emigración “permanen-
                       te” (con un contrato de trabajo de una duración de un año o más)
    Aunque la emi-
                       y la de “temporada” ( p a ra un trabajo o campaña determ i n a d a , que
  gración ultrama-
  rina seguía sien-    en la práctica se re fería a los desplazamientos para trabajar en
    do la corriente    dive rsas campañas agrícolas francesas). Recogen, pues, no el
       mayoritaria,    n ú m e ro anual de emigrantes, sino el de salidas, con lo cual “un
 empezaban a ser       e m i grante que salió en 1962 pudo volver a España en 1965 y de
      cada vez más     nuevo marchar en 1972” (Puyol, 1976, 482). A partir de 1983 se
     numerosas las     p resenta una nueva cat egoría, la emigración “temporal” re fe rida a
 salidas hacia paí-    aquellos contratos de duración superior a tres meses e infe rior a
 ses del continen-     un año.
   te europeo, que
      a lo largo del   LOS DATOS DE LAS ESTADÍSTICAS
  séptimo decenio      DE EMIGRACIÓN ASISTIDA
 del siglo XX y en
                                 Las estadísticas del I.E.E. perm i t e n , pues, conocer la evo l u-
 los tres primeros
                       ción de la emigración española a Europa, p e ro , al re fe ri rse a los
   años del octavo
                       e m i grantes “permanentes” asistidos, h ay que tomarlas como algo
    se convertirían
                       indicativo de las tendencias ge n e rales. Para analizar esta evo l u-
     en masivas, al
tiempo que decli-      ción iniciaremos la secuencia en 1961, primer año del séptimo
   naba la emigra-     decenio del siglo XX, y la finalizaremos en 1985, por ser el ante-
  ción clásica diri-   rior al de la entrada de España en la Unión Europea. En la gr á fica
       gida hacia el   que re c oge los datos de estos 25 años (fi g. 1) puede ap re c i a rse la
    Nuevo Mundo.       i m p o rtancia que tuvieron las salidas hasta principios de los años


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La emigración española a
                                       Europa en el siglo XX




setenta, con va l o res anuales que llega ron a ap rox i m a rse o a supe-
rar las 100.000 personas; sólo el año 1967 m e s t ra una caída de la
                                                   u
emigración, relacionada con una recesión económica que afe c t ó
especialmente a las salidas diri gidas a Alemania. Por el contra ri o ,
desde mediados de los años setenta el número de emigrantes se
sitúa dentro de valores re l at ivamente bajos (de un promedio anual
de 104.658 en el trienio 1971-73 se bajó a 50.695 en 1974, 20.618            (3)
                                                                             Por afectar sólo al des-
en 1975 y 11.336 en 1977, el año de menor intensidad emigrat o-              glose de los últimos tres
ria) con el valor añadido de que, además, se trata de cifras mu ch o         años se ha preferido
                                                                             sumar los emigrantes
más fi ables al tener poca importancia la emigración no asistida.            permanentes y los tem-
                                                                             porales entre 1983 y
Por otra parte las salidas registradas desde 1974 se diri gi e ron           1985 para presentar la
mayoritariamente a Suiza, país que, a dife rencia de otras naciones          evolución general. Estos
                                                                             últimos en el trienio
vecinas que impusieron grandes restricciones, c o n t i nuó acogi e n-       1983-85 representaron la
                                                                             mayor parte del total de
do trab a j a d o res españoles (Hernández y Durán, 1989), si bien pre-      las salidas a Europa
d o m i n a ron los contratos temporales3 p a ra trabajar en la constru c-   (88,63%); de ellos los
                                                                             dos tercios fueron a
ción o en la hostelería.                                                     Suiza.



                                                                     - 25
Julio HERNÁNDEZ              Las fuentes estadísticas españolas
             BORGE              sobre la emigración a Europa




                                          D e n t ro de la distribución por sexos queda plasmada en la
                                gráfica citada la sobre rrep resentación masculina que existe en las
                                c i f ras de emigrantes asistidos4, por lo que la curva evolutiva de los
                                va rones es muy similar a la de la emigración total. Evidentemente
                                los hombres fueron mu cho más nu m e rosos que las mu j e res den-
                                t ro de esta corriente y en la mayor parte de los países, con la
                                ex c epción del Reino Unido, p e ro no en la pro p o rción que nos
                                re flejan las estadísticas del I.E.E. (casi el 83% entre 1962 y 1973,
                                los años de mayor emigración).
                                          Las estadísticas oficiales también permiten llevar a cabo un
                                análisis espacial de la emigración, si bien la escala a la que des-
                                cienden es poco detallada: el Estado en los países de destino y la
                                p rovincia en el caso de la procedencia. Pa ra estos aspectos y para
                                señalar las características de nuestros emigrantes nos centra re m o s
                                en los años en que la corriente europea afectó a un mayor núme-
                                ro de personas.
                          (4)
   En una encuesta a emi-                 En el destino de la emigración continental, que en el perío-
  grantes españoles retor-
  nados, a la pregunta de
                                do 1962-1973 registró un total de salidas próximo al millón de
   si cuando salieron reci-     p e rsonas (987.485), t res países ab s o r b i e ron la casi totalidad de los
  bieron asistencia por el
I.E.E. respondió negativa-      e m i grantes “permanentes” asistidos: Alemania, que solió ocupar
       mente el 45% de los
 hombres y el 68% de las
                                el primer puesto hasta 1970 (salvo en 1967 y 1968 por la recesión
  mujeres (Castillo, 1980,      citada más arri b a ) , Suiza que se colocó en pri m e ra posición a par-
   23). Otro ejemplo, éste
de carácter microterrito-       tir de 1971 (ya lo había hecho antes en 1967) con porcentajes pró-
   rial, lo encontramos en
    las historias de vida de
                                ximos o superi o res al 50% (cifras superadas muy ampliamente
 quince emigrantes conti-       desde finales de los años setenta) y Francia, que ha presentado
   nentales gallegas de un
      área rural (Saviñao) y    unas menores oscilaciones anuales.
  otra urbana (A Coruña).
   Sólo una declaró haber
                                          A mu cha distancia fi g u ra Holanda, Reino Unido u otro s
                                                                       n
   recurrido a la “emigra-      países europeos hacia los que salieron españoles a través del
ción asistida” (vid. López
  1999 y Martínez 1999).        I.E.E. (Cuadro I).


                                26 -
La emigración española a
                                       Europa en el siglo XX




 Cuadro I: Destino de los emigrantes españoles entre 1962 y 1973
   PAÍSES                         % sobre el total de salidas
   Alemania                                38,20
   Bélgica                                   0,51
   Francia                                 21,94
   Holanda                                   3,88
   Reino Unido                               1,28
   Suiza                                   33,88
   Otros países                              0,33
Fuente: I.E.E. y elaboración personal

         En cuanto al ori gen ge ográfico de nu e s t ros emigrantes hay
que señalar que la corriente diri gida a Europa constituyó un fe n ó-
meno que, si bien afectó a todo el terri t o rio nacional, se polari z ó
en va rias comunidades autónomas (fi g. 2), entre las que sobre s a-
len Andalucía (29,88%) y Galicia (23,02%), seguidas por Castilla
y León, la Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid (entre                  Las estadísticas
el 10,88% de la pri m e ra y el 5,85% de la última). Del resto sólo           oficiales también
son destacables Murcia (3,90%: en este caso se trata de una sola              permiten llevar a
p rovincia) y Cataluña (2,43%: una de las comunidades con mayor               cabo un análisis
población absoluta). Sin duda el ra s go más ori ginal de esta distri-        espacial de la
                                                                              emigración, si
bución espacial dentro de España lo presenta Galicia por hab e r
                                                                              bien la escala a
sido en el pasado una de las regiones que más part i c i p a ron en la
                                                                              la que descien-
emigración a América y que se suma ahora a esta nueva corri e n-
                                                                              den es poco
t e, a dife rencia de otras (como Asturias, C a n t ab ria o el País Vasco,
                                                                              detallada: el
que tuvieron importancia en las salidas ultramarinas, pero que                Estado en los paí-
apenas participan en la emigración continental). Por otra parte la            ses de destino y
comunidad gallega en los pri m e ros años de la década de los sesen-          la provincia en el
ta todavía continuó alimentando un re l at ivamente importante flujo          caso de la proce-
transoceánico, lo que hizo que coex i s t i e ra en ella estas dos
                                                   n                          dencia.


                                                                      - 27
Julio HERNÁNDEZ   Las fuentes estadísticas españolas
          BORGE   sobre la emigración a Europa




                  c o rrientes migrat o rias exteriores, a dife rencia de las restantes
                  regiones españolas (vid. Hernández Borge, 1976).
                           Por provincias son lógicamente las encuadradas en las
                  c o munidades autónomas que pre s e n t a ron una mayor intensidad
                  e m i grat o ria las que ocupan los principales luga re s , p e ro conviene
                  resaltar a Ourense con algo más del 10% del total de emigrantes
                  españoles, ocupando un primer lugar muy destacado, seguida por
                  A Coruña, Madrid, Granada y Sevilla (con va l o res superi o res a
                  5%) y por Valencia, Córdoba, Ponteve d ra , Cádiz, Ja é n , Badajoz y
                  M á l aga (con porcentajes comprendidos entre 3 y 5).
                           Además de info rmar del ori gen y del destino, en las estadís-
                  ticas del I.E.E. encontramos datos sobre determinadas cara c t e r í s-
                  ticas de los emigrantes españoles re fe ridas a edad, estado civil y
                  actividad profesional, también cl a s i ficados según provincias de
                  salida y principales países de llegada.
                           La edad de nuestros emigrantes continentales refleja clara-
                  mente que se trató de un flujo de carácter laboral, destinado a
                  cubrir aquellas actividades profesionales menos demandadas por


                  28 -
La emigración española a
                                      Europa en el siglo XX




los trabajadores autóctonos de los países de destino, que eran las
que requerían poca cualificación para su desempeño y que reci-
bían salarios bajos, al combinarse en los países demandantes un
importante crecimiento económico con la llegada a la edad de
incorporación al mercado del trabajo de generaciones poco
numerosas (por haber nacido en épocas de baja natalidad) y
mejor formadas cultural y profesionalmente que las precedentes.
Por todo ello son las personas con edades comprendidas entre 20
y 39 años las que dan los porcentajes más elevados (Cuadro II),
estando poco presentes los adultos maduros y, sobre todo, los
“viejos” (incluimos en esta denominación a los mayores de 54
años) y los niños, que por el carácter de las estadísticas están     Además de infor-
infrarrepresentados. La combinación de la edad con el sexo           mar del origen y
muestra diferencias poco importantes.                                del destino, en
                                                                     las estadísticas
 Cuadro II: Edad de los emigrantes españoles a Europa (1963-1973)    del I.E.E. encon-
          <15 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 <55          tramos datos
% TOTAL 0,71 11,24 19,71 21,63 17,05 14,41 9,34 5,40 0,49            sobre determina-
% Hombres 0,45 10,13 17,84 22,27 17,92 15,39 9,91 5,62 0,47          das característi-
% Mujeres 1,99 16,71 28,99 18,48 12,78 9,58 6,55 4,32 0,61           cas de los emi-
Fuente: I.E.E. y elaboración personal.                               grantes españoles
                                                                     referidas a edad,
                                                                     estado civil y
       Al ser mayoritarias las personas con edades encuadradas
                                                                     actividad profe-
en la población adulta joven es lógico que casados (56,37%) y
                                                                     sional, también
solteros (43,22%) sean los estados civiles mayoritarios, tam-
                                                                     clasificados
bién en este caso con no demasiadas diferencias en su distri bu-     según provincias
ción por sexos (Cuadro III), con ex c epción de la viudez, donde     de salida y prin-
las mujeres son proporcionalmente bastante más numerosas             cipales países de
que los hombres.                                                     llegada.

                                                             - 29
Julio HERNÁNDEZ             Las fuentes estadísticas españolas
             BORGE             sobre la emigración a Europa




                               Cuadro III: Estado civil de los emigrantes españoles a Europa (1963-1973)
                                               Solteros              Casados                Viudos
                               TOTAL           43,22%                56,37%                 0,41%
                               Hombres         42,62%                57,15%                 0,23%
                               Mujeres         46,20%                52,51%                 1,29%
                               Fuente: I.E.E. y elaboración personal.

                                       Por último, las estadísticas del I.E.E. informan también de
                               los grupos profesionales5 de los emigrantes (Cuadro IV), lo que
                               nos permite constatar las actividades en que las necesidades de
                               mano de obra por parte de los países demandantes eran más altas:
                               determinadas ramas del sector industrial (incluyendo la construc-
                         (5)
  Las estadísticas españo-     ción y la minería) y del sector servicios. Por ello vemos la pre-
 las establecen once gru-      ponderancia clara del grupo 7/8 (artesanos y trabajadores indus-
      pos profesionales: 0.
Trabajadores profesiona-       triales, peones no incluidos en otros grupos), seguido del 4 (agri-
    les, técnicos y asimila-
 dos; 1. Administradores,      cultores, pescadores, cazadores, trabajadores forestales y asimi-
 gerentes y directores; 2.     lados) y del 11 (mujeres sin profesión y niños menores de quin-
 Empleados de oficina; 3.
             Vendedores; 4.    ce años, en el que están incluidas muchas mujeres que trabajarí-
Agricultores, pescadores,
  cazadores, trabajadores      an en el servicio doméstico, donde es más fácil de conseguir
   forestales y asimilados;    empleo).
    5. Mineros, canteros y
 trabajadores asimilados;
    6. Trabajadores de los
                                 Cuadro IV: Grupos profesionales de los emigrantes españoles a
 transportes y comunica-
  ciones; 7/8. Artesanos y                    Europa (1963-1973). Porcentaje %.
trabajadores industriales,      0     1    2    3      4     5     6     7/8    9     10     11
   peones no incluidos en
            otros grupos; 9.   0,13 0,00 0,35 0,26 28,69 0,54 1,16 56,43 2,60 0,37 9,45
  Trabajadores de los ser-     Fuente: I.E.E. y elaboración personal.
 vicios, de los deportes y
        las diversiones; 10.
      Trabajadores que no             Además de toda esta información referida a los emigrantes
   pueden ser clasificados
  según la ocupación; 11.      “permanentes”, las estadísticas del I.E.E. también facilitan datos
  Mujeres sin profesión y      sobre la emigración de temporada a Francia, que recogen las per-
niños menores de quince
                       años.   sonas que salían contratadas para trabajar en diferentes campañas


                               30 -
La emigración española a
                                    Europa en el siglo XX




agrícolas del vecino país, como el arroz (plantelistas y arroceros),
remolacha (bina, repaso y arranque), recolección de frutas y
legumbres y, sobre todo, vendimia. Aunque también en este caso,
fueron muchos los españoles que salieron al margen de los orga-
nismos oficiales, el número de los contabilizados en las estadís-
ticas muestra el carácter masivo del fenómeno, pues hasta finales
de los años setenta se aproximaba o superaba los 100.000 anua-
les (Cuadro V). En cuanto al origen dentro de España cabe des-
tacar la fuerte participación de las regiones mediterráneas
(Comunidad Valenciana, Murcia y varias provincias andaluzas),
así como la casi nula aportación de gallegos, tan presentes en la
emigración permanente. La disminución de este flujo se inició en
los años ochenta, presentando progresivamente cifras cada vez
más bajas, que a finales del siglo XX oscilaban entre cinco y siete
mil personas con cambios tanto en el origen geográfico como en
su composición (Vilar y Vilar, 1999, 61-62).

    Cuadro V: Emigrantes de temporada a Francia (1963-1973)
                   Arroz Remolacha Vendimia Otros        Total
Promedio anual 2.629         18.666    67.279  12.157 100.730
%                   2,61      18,53    66,79    12,07   100,00
Fuente: I.E.E. y elaboración personal.


A MODO DE CONCLUSIÓN
        Las fuentes estadísticas refe ridas a la etapa de la gran
e m i gración a Europa de los años sesenta y principios de los
setenta del siglo XX, al recoger las info rmaciones de sólo una
parte de los emigrantes (los asistidos), son insuficientes para
cuantificar el volumen total de los que salieron, que algunos


                                                               - 31
Julio HERNÁNDEZ   Las fuentes estadísticas españolas
          BORGE   sobre la emigración a Europa




                  autores evalúan en 2.000.000 para el período 1960-1973 con un
                  retorno de 800.000-1.000.000 (Sanz, 2008, 95). Pe ro las “esta-
                  dísticas de emigrantes asistidos” nos permiten conocer el pro-
                  ceso evolutivo, las características de las personas que part i c i p a-
                  ron en el flujo, los destinos principales y las provincias españo-
                  las de procedencia y, a pesar de sus deficiencias, supusieron un
                  gran avance con respecto a épocas precedentes en las que los
                  desplazamientos espaciales con destino a países del continente
                  europeo no eran recogidos en ninguna fuente o, si lo eran (caso
                  de la serie de pasajeros por mar), la insuficiencia era muy grave.
                           Complemento de estas estadísticas son dive rsas publicacio-
                  nes del I.E.E. o de otros Dep a rtamentos del Ministerio de Trab a j o ,
                  como los “Informes”, “Memorias”, “Atlas” o “Anuarios”, no tanto
                  por los datos que facilitan, como por sus info rmaciones y comen-
                  t a rios sobre la emigración a países europeos.
                           Por último, además de las estadísticas señaladas, c o n t a-
                  mos en España con fuentes de info rmación indirectas que per-
                  miten aprox i m a rnos a este fenómeno migratorio como son los
                  Censos de Po blación (analizando la localización en los distin-
                  tos países de la población “ausente” de su domicilio habitual,
                  dato recogido entre 1877 y 1991), los regi s t ros consulares o,
                  para las épocas más recientes, el Censo Electoral de Residentes
                  Ausentes (C.E.R.A.).




                  32 -
Bibliografía




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                                                          - 33
Julio HERNÁNDEZ
          BORGE




                  SANZ LAFUENTE, G. (2008): “Un balance de las estadísticas
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                  Europa en el siglo XX. Madrid, Arco Libros.




                   34 -
La política emigratoria                                           Francisco R. DURÁN VILLA.
                                                                   Alcanza el grado de doctor
                                                                   con la tesis titulada La emi -

 española y la emigración                                          gración española al Reino
                                                                   Unido. Calificada con Apto
                                                                   cum Laude, le fue concedido
                                                                   el Premio Extraordinario de
 a Europa                                                          Doctorado en el curso 1996-
                                                                   97.
                                                                   Director del Departamento de
                                                                   Geografía. Miembro del
                                                                   Arquivo da Emigración Galega
                              Francisco R. DURÁN VILLA             (Consello da Cultura Galega).
                  Licenciado en Geografía e Historia. Doctor en    Su línea de investigación prin-
             Geografía y profesor titular de Análisis Geográfico   cipal es la dedicada al estudio
                                                                   de los movimientos migratorios
           Regional en el Departamento de Geografía de la USC.     hacia Europa tras la Segunda
                                                                   Guerra Mundial.
                                                                   Publicaciones: La emigración
                                                                   gallega al Reino Unido,



C
         uando se promulgan la Ley Orgánica 7/1985 de 1 de         Santiago, 1985; Veintiséis años
         julio sobre derechos y libertades de los extranjeros      de emigración gallega a
                                                                   Europa: de la Estabilización a
         en España –denominada comúnmente como Ley de              la integración en la CEE (1959-
                                                                   1986), Santiago, 1989; Guía
Extranjería– y su Reglamento de ejecución de 26 de mayo del        bibliográfica de emigración
año siguiente, en respuesta al mandato constitucional recogi-      galega, Santiago, 1992; La emi -
                                                                   gración y su reglamentación
do en el artículo 13 del Título I (De los derechos y deberes       jurídica en España, Santiago,
                                                                   2003; A Real Sociedade
fundamentales) por el que los extranjeros gozarán en España        Económica de Amigos do País
de las libertades públicas que garantiza el presente Título en     ante o problema social da emi -
                                                                   gración en Galicia, Santiago,
los términos que establezcan los Tratados y la Ley, se cierra      2006; Soas e á aventura: as
                                                                   galegas en Londres, Santiago
un largo período de casi 175 años en el que transitamos desde      2007.
el reconocimiento implícito de la libertad de emigrar en la
Constitución de 1812 al reconocimiento explícito de España
como país de inmigración.
       Las disposiciones de distinto rango y procedencia que
han regulado y regulan la emigración no han cesado de pro-
Francisco R.   La política emigratoria española
DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                 liferar por su propio carácter coyuntural desde la ap a rición de la ya
                 lejana en el tiempo Real Orden circular del Ministerio de la
                 Gobernación de 16 de septiembre de 1853, que regularizaba las
                 salidas para las colonias españolas y para los Estados de América.
                 Durante el siglo XX mientras que han sido múltiples los intentos
                 realizados por el legislador para sistematizarlas y actualizarlas con
                 pretensión de generalidad, intentos que se han mat e rializado en las
                 diferentes leyes de emigración publicadas, no ha ocurrido lo
                 mismo con la norm ativa para los extra n j e ros hasta 1985, cuya
                 única síntesis de principios se mantenía invariable desde que entró
                 en vigor el Real Decreto de 17 de noviembre de 1852, que estable-
                 ce por primera vez los dere chos de extranjería en España. La
                 amplia declaración de principios que deriva del pre c epto constitu-
                 cional antes aludido se mantiene ap a rentemente en la legislación
                 re l ativa a su capacidad civil según se desprende del artículo 27 del
                 Código civil modificado por la Ley 5/1982 de 13 de julio, por el
                 que los extranjeros gozarán de los mismos derechos que la Ley
                 concede a los nacionales, aunque si se realiza un análisis de forma
                 pormenorizada de los preceptos de la Ley Civil se compru eba que
                 son muchas las ex c epciones contempladas, con la consiguiente
                 restricción de los dere chos en este campo, unas restricciones que
                 se hacen tanto más significativas cuando se comparan con las que-
                 jas, demandas y reivindicaciones efectuadas al respecto por los
                 diferentes Gobiernos de España o por los propios trabajadores
                 españoles emigrantes ante los responsables políticos de los Estados
                 e u ropeos de acogida.
                           La presencia de extranjeros, y en particular los originarios
                 de España, en los países de Europa centro-occidental no es un
                 fenómeno tan reciente como normalmente se suele aducir. Los


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La emigración española a
                                      Europa en el siglo XX




motivos de su emigración, independientemente de los exilios deci-
monónicos de afrancesados, liberales y carlistas –por citar sólo los
más importantes–, están directamente relacionados con la ex p a n-
sión del capitalismo y más concretamente con los dife rentes pro c e-
sos de industrialización.
          La polarización asociada al desarrollo de la industria en el
siglo XIX y en las primeras décadas de la centuria posterior fue
sinónimo de concentración espacial tanto de actividades y de
riquezas producidas como de población y empleo en las nuevas
regiones industriales y en mu chas de las viejas ciudades europeas,
unas ciudades que gracias al desarrollo de los transportes se con-
virt i e ron en centros de producción y distri bución a gran escala,
diversificando con ello sus estru c t u ras funcionales tradicionales.
En el marco de las ventajas comparativas que ofrecían estos focos
de crecimiento industrial y económico el éxodo dominante es el
que procede de las zonas rurales, p e ro no es exclusivo. Este tra s va-
se masivo de población del campo a la urbe y los desplazamientos
internacionales que van a tener lugar desde las márgenes atlántica
y mediterránea de Europa traspasados los años centrales del siglo           La presencia de
                                                                           extranjeros, y en
XX responden a los modelos de desigualdad propios del capitalis-
                                                                           particular los ori-
mo industrial y fordista, en los que el centro y la periferia, aunque
                                                                           ginarios de
contrapuestos, se van a mantener ligados por fuertes mecanismos
                                                                           España, en los
de interdependencia, cuyo ejemplo más característico es la dire c-         países de Europa
ción contraria de los flujos de mano de obra y de capitales, que per-      centro-occidental
mitieron generar importantes procesos de convergencia social y             no es un fenóme-
espacial, que se están viendo alterados con el advenimiento de la          no tan reciente
lógica del global a partir de los años ochenta del siglo XX.               como normal-
          Hace ya muchos años que en el deb ate historiográfico sobre      mente se suele
la revolución industrial existen autores que tiende a restar impor-        aducir.


                                                                   - 37
Francisco R.   La política emigratoria española
DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                 tancia al proceso de modernización de la agricultura, es decir, al
                 aumento de la productividad, de los beneficios y a la liberalización
                 de campesinas y campesinos como principal factor de la industria-
                 lización, e insisten en su incapacidad para suministrar en solitari o
                 el capital y la mano de obra necesarios para el desarrollo de la
                 industria. A este respecto la incorp o ración de la mujer y de los
                 niños y las niñas a las fábricas puede responder y responde a un
                 proceso complejo en el que concurren la necesidad de completar
                 los ingresos de la familia, la búsqueda de una mano de obra bara-
                 ta por el empresariado y a las dificultades crecientes para movili-
                 zar la reserva nacional de trab a j a d o res masculinos por las conse-
                 cuencias nocivas del proceso de industrialización, por el imagina-
                 rio social de éxito y progreso asociado al éxodo ultramarino en
                 todas sus direcciones y, también, por el desarrollo de los medios de
                 transporte marítimo a partir de los años centrales del siglo XIX.
                 Además, también hay autores que han hecho hincapié en la deb i l i-
                 dad del crecimiento vegetativo de las ciudades, un crecimiento que,
                 a pesar de los altos índices de natalidad, es incapaz de ap o rtar los
                 efectivos suficientes para satisfacer la demanda de un mercado
                 lab o ral en continua expansión, por las difíciles condiciones de tra-
                 bajo y habitabilidad del proletariado, como se desprende de los
                 informes Villermé y Ashley elab o rados a mediados de siglo XIX
                 en Francia y en el Reino Unido respectivamente.
                           En este contexto no es extraño que se desarrollara en para-
                 lelo al éxodo rural un movimiento de mano de obra internacional
                 en Europa occidental, lato sensu, de fo rma coetánea al desarrollo
                 de los procesos de industrialización y en muchas ocasiones como
                 paso previo a un desplazamiento de mayor distancia. En un contex-
                 to en el que los trabajadores no dejan de ser más que un instrumen-


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La emigración española a
                                       Europa en el siglo XX




to fácilmente reemplazable, estos contingentes foráneos al ser
todavía más vulnerables que los propios nacionales –pues menor
es su capacidad re ivindicativa– van a ser utilizados en muchas oca-
siones como instrumento de control de los salarios. La ausencia de
norm at ivas migrat o rias en consonancia con el liberalismo reinante
y con la vigencia del permiso de permisión favoreció la movilidad,
como lo atestiguan los crecientes volúmenes de extra n j e ros regis-
trados en los censos de Alemania, Francia, Inglaterra y Suiza a
medida que avanzamos en el tiempo, aunque su existencia se vio
ensombrecida tanto por la magnitud del éxodo rural como por la
emigración de europeos en masa hacia A m é rica y en menor medi-
da hacia Asia, África y Australia.
       Por ello tenemos que insistir en que la emigración económi-
ca intraeuropea posterior a la Segunda Guerra Mundial, en vez de
seguir presentándola como una ru p t u ra con el modelo tradicional,
como un cambio brusco de destino en la corriente ultramarina
secular (SAUVY, A. et MONDRIOT, C. 1962; GARCÍA
FERNÁNDEZ, 1965), tenemos que interpretarla como la continui-
dad de un dilatado e invisible proceso decimonónico en el que par-
ticiparon casi siempre los mismos pro t agonistas: irlandeses, i t a l i a-
nos, polacos, españoles y portugueses. Los estudios, por ejemplo,
de J. A. JACKSON y H, STIRN de 1963 y 1964 respectivamente,
y los publicados en 1966 por A. PROST y H. M. HAGMANN no
hacen más que ratificar la amplitud temporal de este proceso.
        Los pasados años cincuenta y sesenta se caracterizaron por
el incremento del volumen de los desplazamientos y por la diver-
sificación y enriquecimiento del mosaico de procedencias con la
incorp o ración de los flujos y los procesos consiguientes de los que
proceden de Grecia, de Turquía y con los ori ginarios de los terri t o-


                                                                      - 39
Francisco R.   La política emigratoria española
    DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                     rios coloniales en vías de emancipación. La magnitud del movi-
                     miento desveló y puso en tela de juicio la escasa capacidad que
                     tenían las abiertas sociedades europeas de acogida, incluso las de
                     más larga tradición, para asegurar la participación plena las dife-
                     rentes culturas en el seno de las propias por muy próxima que estas
                     fueran. El fracaso de las medidas asimilacionistas de aquellos años
                     –con otorgar la nacionalidad no basta para que se produzca la inte-
                     gración– y el frecuente intento de hacer recaer la responsabilidad
                     de la integración sobre los inmigrantes casi con carácter exclusivo
                     ha propiciado que algunos colectivos, los culturalmente menos afi-
                     nes, estén en situación de riesgo de marginalidad o de exclusión
                     social en la actualidad, no como un acto voluntario libremente asu-
                     mido sino como consecuencia de sus dife rencias socioculturales.

                     1.- ACCIÓN TUTELAR Y PATERNALISMO
                            Desde un punto de vista legal, la emigración de españoles
Desde un punto       hacia Europa se hace visible con la promulgación por medio del
de vista legal, la   Real Decreto de 20 de diciembre de 1924 de la nueva Ley y
   emigración de     Reglamento de Emigración. El nuevo concepto de emigrante, a
 españoles hacia
                     diferencia del precedente, considera como tales a los españoles y
  Europa se hace
                     sus familias que por causa de trabajo abandonen el territorio
    visible con la
                     nacional para establecerse fuera de él definitiva o temporalmente.
   promulgación
   por medio del     El destino ultramarino o las condiciones del billete –clase y gratui-
Real Decreto de      dad– dejan de definir a esta figura para centrarse en el carácter labo-
20 de diciembre      ral de los flujos económicos y en la duración de la expatriación,
   de 1924 de la     sobre todo porque la contratación temporal parece que ha tenido
     nueva Ley y     una importancia fundamental en el ámbito europeo desde el siglo
  Reglamento de      XIX, aunque como se ha demostrado posteriormente con los gas -
     Emigración.     tarbeiter de los años 1960s, ésta no ha constituido una solución


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La emigración española a
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                                                                        tarde de domingo en
                                                                        Alemania.

óptima y los Gobiernos no han tenido más remedio que acabar
aceptando la estabilización. Entre las modificaciones significativas
que introduce su articulado con respecto a la precedente está la cre-
ación de la Dirección General de Emigración –en sustitución del
Consejo Superior– dependiente del Ministerio de Trabajo, que tiene
entre otros el importante cometido de la tutela en el exterior. Tres
años después de su instauración, por medio del Real Decreto de 6
de septiembre, se transforma en Dirección General de Acción social
y Emigración, pues de orden económico y social son los móviles
que desarraigan a la población trabajadora del país, enriquecien-
do con ello su contenido y ampliando su campo de actuación. Como
complemento a esa acción tutelar en los países de acogida y en con-
sonancia con la actitud paternalista que mantiene el legislador, se
crean las Juntas de Emigración en los consulados, que van a ser las
encargadas de administrar el tesoro del emigrante, que se aplicará
exclusivamente en beneficio y repatriación de los españoles que lo
necesiten.


                                                                - 41
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        DURÁN VILLA            y la emigración a Europa




                                           No obstante, es necesario insistir en que esta Ley se enmar-
                               ca en un nuevo contexto de la migración internacional como con-
                               secuencia de los cambios que se han producido al término de la pri-
                               mera guerra mundial. Mientras que hasta esos momentos se asiste
                               a una gran libertad de movimientos a distintas escalas, p o rque los
                               nuevos Estados nacionales europeos fueron capaces de construir
                               sus propias ciudadanías sin menoscabo del dere cho a radicarse en
                               sus territorios de otros nacionales al amparo de una norma de dere-
                               cho internacional consuetudinario de sólida tradición humanitaria,
                               el pasap o rte se impone como documento de identificación en el
                               viaje y como instrumento de control del movimiento de fronteras,
                               a partir de la Conferencia celeb rada al respecto en París por el
                               Comité Provisional de la Sociedad de Naciones el 21 de octubre
                               1920. El derecho de entrada a partir de ahora no sólo se restri n gi-
                               rá a los extra n j e ros paulatinamente, sino que los go b i e rnos en el
                               ejercicio de su autoridad podrán denegarlo1.
                                           Otro hecho significativo en estos años y directamente rela-
                         (1)   cionado con la guerra, fue la introducción de procedimientos admi-
  Real Decreto disponien -     n i s t rativos de extranjería para los desplazamientos lab o rales.
       do que los súbditos
  extranjeros, para entrar     Francia fue pionera con la c a rta de identidad (c a rte d’identité) en
     en territorio español,
deberán traer pasaportes       1917; dos años después en el Reino Unido se introduce el permiso
expedidos y visados en la      de trabajo (wo rk perm i t), que en el caso francés iría implícito en el
 forma que se indica, que
 acrediten su identidad, y     contrato de trabajo hasta su disociación después de 1945; y el cer -
  para residir en el Reino,
   obtener la autorización     tificado médico –obligat o rio para ejercer una actividad remunera-
correspondiente; y decla -     da– como instrumentos de control y reg u l a rización y también de
    rando que los súbditos
españoles que regresen a       protección de la mano de obra nacional, más abundante a partir de
  la Patria, también debe -
     rán estar provistos de    1918 por la licencia de las tropas tras la firma del armisticio. En
     pasaporte (Gaceta de      Francia, el país que más españoles acoge, la política discriminato-
Madrid, de 4 de mayo de
                     1922).    ria en favor de los trab a j a d o res nacionales y de los foráneos resi-


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La emigración española a
                                    Europa en el siglo XX




dentes se re c oge en la Ley de 11 de agosto de 1926, que establece
medidas punitivas para aquellos empresarios que contraten extran-
jeros de forma irregular, sancionándolos con penas que oscilan
entre los 500 y los 1.000 francos. De acuerdo con la nueva norm a-
tiva, se considera trabajador irregular a aquel que en el momento
de cruzar el puesto fronterizo no esté en posesión de un contrato de
trabajo visado por la autoridad competente y de un certificado
médico expedido por un facultativo acreditado por un cónsul fra n-
cés. La infracción de este requisito será sancionada con la deporta-
ción.
        No obstante, para algunos autores expertos en el tema el
control de fronteras no era muy estricto. Muchos españoles decl a -
raban al pasar la frontera que no iban a Francia a trabajar. Una
vez situados en territorio francés, acudían al circuito de la “emi -
gración en cadena”, a la ayuda de parientes o paisanos, y solían
encontrar patrono sin dificultad (ESPAÑOLES, 1976). Frente a
esta apreciación, la Real Orden de 3 de enero de 1930, sobre los
requisitos que deben cumplir los que pretendan emigrar a Francia,
parece indicar lo contrario: a numerosos obreros españoles al
entrar en Francia se les estampa en el pasaporte la anotación “de
no poder ocupar un empleo asalariado” privándoles de obtener
sus tarjetas de identidad y por tanto de encontrar colocación, por
cuya causa acuden a los Consulados a fin de que se les repatríe        (2)
                                                                       Real Orden nº 13 de 3
por carecer de recursos. Encarezco a V. E. se advierta a los jorna -   de enero de 1930 sobre
leros que soliciten el pasaporte que sólo con un contrato de traba -   requisitos que deben
                                                                       cumplir los que preten -
jo probado y autorizado por la autoridad francesa, podrán lograr       dan emigrar a Francia
                                                                       (Gaceta de Madrid, de 4
el permiso de residir y trabajar en Francia2. El número 1 del          de enero de 1930). Es la
Boletín de la Inspección General de Emigración correspondiente al      primera normativa legal
                                                                       española específica para
bienio 1930-1931 info rma que el total de españoles que entraron       un país europeo.



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DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                 oficialmente en Francia en 1929 asciende a 18.974 trabajadores, de
                 los cuales algo más del 85% para ocuparse en la agricultura, mien-
                 tras que los reg u l a rizados ascendieron a 9.442.
                         Los difíciles momentos por los que atraviesa la colonia
                 española en Francia, cuyo volumen supera los 250.000 resi-
                 dentes en 1921, además de incrementar el número de repatria-
                 dos hace que el problema de la emigración española en
                 Francia, de la emigración española, en un país europeo, salte a
                 los medios de comunicación, al igual que en tantas ocasiones
                 había ocurrido con algunos Estados ultramarinos. De especial
                 importancia por su trascendencia social fue la labor de infor-
                 mación y denuncia realizada por la Confe rencia de
                 Metropolitanos españoles, que se tradujo en la creación de la
                 Asociación de San Rafael para centralizar y organizar las dife-
                 rentes actuaciones filantrópicas dedicadas a la atención de
                 estos emigrantes en 1926; en un informe de las misiones espa -
                 ñolas establecidas en el año 1927; tres pastorales del cardenal
                 primado –Seg u ra y Sáez– en 1928, 1929 y 1930; y de un modo
                 especial destaca el Memorial remitido al Rey Alfonso XIII el
                 17 de mayo de 1928. Directamente relacionado con estas
                 acciones de denuncia nació el Secretariado de Misiones para
                 emigrantes; se crearon en 1929 los patronatos provinciales y
                 locales de acción social y emigración, p a ra que los que se
                 ex p atrían no se hallen por falta de cultura ge n e ral o profesio -
                 nal en condiciones de inferioridad… en los países de emigra -
                 ción; también en ese año se constituyeron en Francia y en
                 Portugal, en esas otras tierras ex t ra n j e ras más cercanas donde
                 también existen fuertes núcleos de compatriotas emigra d o s,
                 los patronatos españoles de emigración, para la protección


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La emigración española a
                                    Europa en el siglo XX




cultural, física (salud), económica y social de los trabajadores;
y se difunde una cada vez mayor y más ve raz información a los
emigrantes sobre la situación de la emigración en Europa en el
Boletín de la Subdirección General de Emigración.
       En el tránsito de los años veinte a los treinta, cuando pare-
ce que comienza a visibilizarse esta corriente continental, el esta-
llido de la crisis mundial y los acontecimientos que se precipita-
ron sucesivamente en la década posterior interrumpieron los flu-
jos de trabajadores con los países europeos, flujos que en muchas
ocasiones constituían, como ya se ha dicho, un primer eslabón en
el marco de un proyecto migratorio personal más amplio y dis-
tante. Salvo en el caso francés, tendremos que esperar hasta 1946
para que vuelvan a reanudarse de forma espontánea las salidas,
en consonancia con las demandas respectivas del mercado de tra-
bajo y en particular con los intereses de los grandes grupos
empresariales. Los mecanismos generalizados de gestión y con-
trol de la inmigración vendrán a posteriori y se codificarán mayo-
ritariamente en el decenio siguiente. No obstante, la actividad
legislativa española de los primeros años treinta apunta en la
dirección del mencionado proceso de visibilización, como se des-
prende de la promulgación en 1930 de la Real Orden sobre los
requisitos que deben cumplir los que pretendan emigrar a Francia
y del Real Decreto que suprime la cartera de identidad e impone
el pasaporte para emigrar; del Tratado de trabajo y asistencia
social con Francia y del Concierto entre los Gobiernos español y
alemán la supresión recíproca del visado de pasaportes para los
ciudadanos alemanes y españoles que deseen entrar en sus res-
pectivos territorios en 1932; y del Acuerdo de practicantes con
Francia firmado al año siguiente.


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Francisco R.   La política emigratoria española
DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                          En 1946, una Orden del Ministerio de Trabajo de 29 de
                 m a r zo restablece pre c eptos del texto refundido de la Ley y
                 Reglamento 20 diciembre 1924 de emigración, p o rque terminada
                 la contienda mundial y en trances de normal reanudación del trá -
                 fico de las líneas de ultramar, se hace necesario poner a punto los
                 s e rvicios de emigración, recordando el estricto cumplimiento de
                 las vigentes Leyes sobre la materia. De nuevo las autoridades
                 gubernativas polarizan su atención en los desplazamientos ameri-
                 canos e ignoran los que se reanudan de forma clandestina con
                 d i rección a Europa y al norte de África, por el cierre de la frontera
                 con Francia y por la resolución condenat o ria de la ONU en 1946.
                          Difícil es precisar y clasificar los diferentes modelos de
                 emigrantes que aparecen en estos momentos. En muchas ocasio-
                 nes la concurrencia de varios factores en la decisión de partir nos
                 impide catalogarlos abiertamente como emigrantes económicos,
                 sobre todo cuando los motivos políticos afloran de uno u otro
                 modo, antes o después de la expatriación. Así, en los primeros
                 años posteriores al armisticio de 1945 se asiste a la difusión de
                 los movimientos de reagrupación de las familias de los refugia-
                 dos que habían sido regularizados por el gobierno francés con un
                 certificado de identidad y viaje que los homologaba a los nansen;
                 los que escapan por temor a la represión del régimen; los deser-
                 tores del ejército franquista; los que ven frustrada su promoción
                 personal y profesional por haber sufrido purgas o condenas, o
                 aquellos que por medio de la rehabilitación de las viejas cadenas
                 migratorias optan por cruzar las fronteras escapando de la difícil
                 situación socioeconómica de España. Independientemente de las
                 causas y de las identidades grupales simbólicas, todos acabarían
                 compartiendo espacios y sociabilidades y asimilarían por ósmo-


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La emigración española a
                                     Europa en el siglo XX




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                                                                        colectividad andaluza
                                                                        en la Feria de Bruselas.

sis un fuerte contenido político e ideológico, que despertó a
muchos y a muchas emigrantes al compromiso político y social y
a la lucha por las libertades.

2.- INTERVENCIÓN Y GESTIÓN DE FLUJOS
       A mediados de la década de los años cincuenta comienza a
notarse un cambio de actitud en el discurso oficial frente a la emi-
gración. La no injerencia, el dejar hacer sustentado sobre una liber-
tad de emigración decimonónica de corte liberal que sostienen los
sectores más inmovilistas del régimen, va dejando paso a la
implantación de un nuevo modelo intervencionista estatal de claro
matiz económico por los tecnócratas. Al igual que ocurre en los
Estados de acogida, los movimientos migrat o rios van a ser con-
templados a partir de ahora como auténticas transacciones comer-
ciales en la que los emigrantes se incorp o ran al capítulo de las
exportaciones. De acuerdo con la Ley de ordenación de la emigra-
ción de 1962, el Gobierno, respetando la libertad individual de


                                                                - 47
Francisco R.   La política emigratoria española
DURÁN VILLA      y la emigración a Europa




                 e m i gración, desarrollará su actividad en mat e ria emigratoria de
                 acuerdo con las directrices de la ordenación del trabajo en régi -
                 men de pleno empleo, para lo cual adoptará con preferencia el sis -
                 tema de operaciones y programas asistidos por él, denominado
                 como emigración asistida, que es la que tiene lugar ajustándose a
                 planes, operaciones o programas ap robados por el Gobierno o con
                 su intervención y cuenta con su ayuda técnica y económica.
                           Detrás de este cambio de actitud se encuentran toda una
                 s e rie de fa c t o res que hacen necesario revisar la norm ativa vigente,
                 factores tales como la incapacidad del mercado de mano de obra
                 de la industria en nuestro país para absorber a los expulsados de la
                 inversión sectorial que está teniendo lugar entre las actividades pri-
                 marias y las manufacturas; la creciente demanda de divisas para
                 apuntalar el proceso de industrialización y desarrollo; y la necesi-
                 dad del régimen de disponer de un instrumento que actúe de vál-
                 vula reg u l a d o ra de la conflictividad sociolab o ral. Además, la emi-
                 gración se entendía, y de ello da fe la Ley sobre bases de su orde-
                 nación de 22 de diciembre de 1960, como un amplio campo de
                 posibilidades abiertas ante la libertad del individuo y, al propio
                 tiempo, fuente poderosa de vínculos y relaciones entre pueblos que
                 puede proporcionar resultados beneficiosos… no sólo al que emi -
                 gra y a sus familiares, sino en bien general de los países, tanto de
                 o ri gen como de establecimiento.
                           Este cambio de mentalidad coincide en el tiempo con una
                 e s p i ral de crecimiento económico alto y continuado en los países
                 más avanzados de Europa, m at e rializada en un intenso proceso de
                 industrialización, en consonancia con una situación de pleno
                 empleo, es decir, con tasas de paro muy bajas alimentadas sólo
                 por desempleo friccional, y con la re c epción por llamada de con-


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La emigración española a Europa en el siglo XX

  • 1.
  • 2.
  • 3. La emigración española a Europa en el siglo XX COLABORADORES: Susana ALBA MONTESERÍN / Alicia ALTED VIGIL / José BABIANO MORA / Luís M. CALVO SALGADO / Francisco DURÁN VILLA / Ana FERNÁNDEZ ASPERILLA / Mª José FERNÁNDEZ VICENTE / Julio HERNÁNDEZ BORGE / X. Amancio LIÑARES GIRAUT / Mª Esther OLVEIRA OLVEIRA / Vicente PEÑA SAAVEDRA / Alicia POZO- GUTIÉRREZ / Ana RUIZ SÁNCHEZ / Gloria SANZ LAFUENTE G R U P O E S PA Ñ A EXTERIOR
  • 4. Editor y Director: Francisco Gómez-Soto Coordinador: X. Amancio Liñares Giraut Portada: Foto facilitada a España Exterior por Antonio Muñoz (Alemania) Maquetación: Daniel Sotelo Fotografías: Archivo España Exterior Impresión: Imaxedixital. Vigo Editado por: Anuarios España Selecta, S.L. GRUPO ESPAÑA EXTERIOR C/Conde, 1 - 36210 - VIGO (Pontevedra). España Tel. +34 986 447 224 Fax. +34 986 449 915 www.españaexterior.com direccion@espaexterior.com Depósito Legal: VG 1474-2009 ISBN: 978-84-613-7124-2 Esta acción se desarrolla dentro del Programa de ayudas para Proyectos e Investigación promovida por la Dirección General de la Ciudadanía Española en el Exterior, en aplicación de la Orden TAS/874/2007 de 28 de marzo de 2007. (BOE de 5 de abril). TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido, ni en todo ni en parte, ni transmitido, ni regis- trado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo, por escrito, de Anuarios España Selecta S.L. Grupo ESpaña Exterior.
  • 5. LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A EUROPA Índice EN EL SIGLO XX GUÍA DE LECTURA X. Amancio LIÑARES GIRAUT 9 Las fuentes estadísticas españolas sobre la emigración a Europa. Julio HERNÁNDEZ BORGE 17 La política emigratoria española y la emigración a Europa. Francisco DURÁN VILLA 35 Emigración española a Europa y trabajo. José BABIANO 59 El desarrollo del asociacionismo en la emigración española a Europa durante el siglo XX. Ana FERNÁNDEZ ASPERILLA 77 Trabajo, ahorro y retorno: la vida cotidiana de los emigrantes españoles en Europa. Susana ALBA MONTESERÍN 95 La educación como anhelo: programas institucionales y experiencias comunitarias de carácter formativo para los emigrantes españoles en Europa. Mª Esther OLVEIRA OLVEIRA / Vicente PEÑA SAAVEDRA 115
  • 6. LA EMIGRACIÓN ESPAÑOLA A EUROPA EN EL SIGLO XX Índice Contribuciones literarias de la emigración. 149 Ana RUIZ La emigración política a Europa. El exilio. 169 Alicia ALTED VIGIL Un balance sobre la intermediación laboral y la integración sectorial de los trabajadores españoles en la República Federal Alemana, 1960–1975. 191 Gloria SANZ LAFUNTE La última ola migratoria de españoles a Francia. 213 María José FERNÁNDEZ VICENTE Emigración española en Suiza y asociacionismo. 231 Luís M. CALVO SALGADO La emigración española al Reino Unido, 1960–1974. 245 Alicia POZO-GUTIÉRREZ Gallegos en Europa: historias de emigración y retorno. 267 X. Amancio LIÑARES GIRAUT
  • 7. D urante los siglos XIX y XX, en diversos pe- ríodos, se produjeron oleadas de exiliados políticos de distintas orientaciones y sig- nos; asimismo, como consecuencia de la Guerra Ci- vil española y de la dictadura , a partir de 1939 co- mienza a pro d u c i rse un éxodo de re f u giados políti- cos y una emigración de carácter económico a otros países, motivada por las duras circunstancias de la posguerra que se viven en España, y at raída por las buenas perspectivas de trabajo y el mayor nivel de vida derivado del crecimiento económico existente en esos países. Ley 40/2006, de 14 de diciembre, del Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior. Exposición de motivos, I, 3.
  • 8.
  • 9. Guía de lectura X. Amancio LIÑARES GIRAUT Coordinador L a emigración española a Europa, fruto de circunstan- cias adve rsas y dive rsas, no es un fenómeno reciente. En tiempos más alejados, Francia, Portugal o Gran Bretaña se destacaban como destinos tradicionales a la hora de buscar un puesto de trabajo, un nu evo medio de vida en el extranjero o un refugio motivado por coyunturas de intoleran- cia ideológica y el consiguiente exilio. Pero es durante la segunda mitad del siglo XX cuando resulta más alta y signi- ficat iva esta nueva marea migratoria, con trazos incluso de tsunami. Superada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el viejo continente iniciaba una dura tarea de reconstrucción posbélica. Europa había sido arrasada en dos ocasiones durante las últimas décadas. La primera conflagración mun- dial (1914-1918), a pesar de ser definida en su época como la -9
  • 10. GUÍA DE LECTURA Gran Guerra, se había quedado muy pequeña en compara- ción con el enorme desastre, en todos los sentidos, que con- llevó la Segunda, y que supuso la aniquilación del temible Eje Roma-Berlín-Tokio, o, lo que es lo mismo: la derrota del fascismo y del nazismo a cargo de las potencias aliadas. Se produjo entonces un gran alivio multinacional y la apertura de una fase de recuperación de aquel trauma histórico, para la que se necesitaban cuantiosos recursos económicos y huma- nos. Por otra parte, España, tras su propia Guerra Civ i l (1936-1939), v ivía un período de régimen autocrático, al que, a la falta de libertades cívicas y democráticas, se le sumaba una muy penosa situación económica derivada de la posgue- rra, adornada con trasnochados delirios imperiales. Era una España militarizada, de miseria, represión y ensimismamien- to. La autarquía de la década de 1940 –vocacional del fran- quismo, mas también forzada por la comunidad internacio- nal– dio paso a una cierta liberalización económica del régi- men dictatorial, a partir de los años 1950 y a la puesta en marcha del denominado Plan de Estabilización (1959) y otras fórmulas tecnocráticas. En este contexto hallamos de nu evo en el mundo con- temporáneo una conve rgencia entre España y Europa, a través de la emigración. Una economía española con serias dificul- tades –que no cubría los endémicos desequilibrios entre población y recursos– empujaba una mano de obra joven y poco cualificada a los caminos de la emigración europea, que se sumaba (y en muchos casos suplantaba ya) a los tradicio- nales destinos migratorios a América. El nu evo éxodo se 10 -
  • 11. La emigración española a Europa en el siglo XX incrementó notablemente desde los años sesenta, debido a la necesidad de conseguir mano de obra industrial y del sector servicios en no pocos países europeos, que ya crecían a un ritmo económico a veces incluso espectacular. Los gobiernos de Franco también estimulaban esta emigración en medio del desarrollismo: al país le sobraba población en relación a los puestos de trabajo disponibles y se agradecía como un maná la entrada de divisas para llevar adelante los planes de un des- arrollo endógeno, auxiliado además por las remesas de un turismo extranjero en auge. Analizar esta emigración de miles de trabajadores de España –que se prolongó en el tiempo hasta los años finales del siglo XX– a esta Europa que bu s c aba primero una recu- peración saneada y después un nu evo desarrollo y hegemonía mundial –reconstrucción y expansión–, es el propósito de este trabajo de investigación, que ahora se publica. A la hora de idear el presente vo l u m e n , los aspectos que el Grupo España Exterior considera de mayor re l evan- cia para investigar e incorporar al libro La emigración espa - ñola a Europa en el siglo XX son los que se condensan en los ítems que citamos a continuación: las cifras de la población española que emigró al continente europeo; el marco legisla- t ivo que define la situación de los emigrantes españoles en Europa; la participación sociopolítica de los emigrantes a tra- vés del asociacionismo en el extranjero; la vida cotidiana de nuestros emigrantes en sus nu evas ciudades europeas; la situación laboral de los trabajadores españoles en Europa; el reagrupamiento familiar en el país de destino; niños y jóve- nes, hijos de emigrantes, y su problemática educat iva en las - 11
  • 12. GUÍA DE LECTURA escuelas europeas; las dificultades de unos idiomas descono- cidos; el papel específico desempeñado por las mujeres en la emigración europea; los Centros Españoles como lugar de encuentro, acogida y formación sociocultural; el impacto económico de las remesas de los emigrantes europeos en la economía española; el exilio a Europa; las creaciones litera- rias de ciudadanos españoles en la diáspora europea; recogi- da de testimonios y experiencias personales de los emigran- tes españoles residentes en países europeos y retornados; la emigración española a Europa desde un punto de vista socio- lógico. No hemos querido soslayar ningún aspecto re l evante, aún percatándonos de que resultaría casi imposible tratar la totalidad de los ítems de referencia en una obra de estas características y extensión. Y de nu evo hemos contactado para afrontar la tarea editorial con aquellos especialistas que creíamos poseedores de un bagaje y trayectoria profesional indudables en la materia. En los nombres de Susana Alba, Alicia Alted, Jo s é Babiano, Luís M. Calvo, Paco Durán, Ana Fe rnández Asperilla, Mª Jo s é Fernández Vicente, Julio Hernández Borge, Mª Esther Olveira, Vicente Pe ñ a , Alicia Po zo-Gutiérrez, Ana Ruiz y Gloria Sanz, quienes gustosamente han acompañado durante los últimos meses a Amancio Liñares en este periplo migratorio europeo, he hallado un magnífico equipo de colaboradores. Invito a los lectores a que aprendan y disfruten con estos cuadernos de viaje que se reflejan ordenadamente en el índice del libro, y que en cierto sentido, además, incluyen páginas de unos actuales cahiers de doleánces; hojas de quejas por los aspec- 12 -
  • 13. La emigración española a Europa en el siglo XX tos negat ivos –no los olvidemos– del hecho de ve rse obliga- do a emigrar. A algunos de estos cualificados viajeros mapa arriba, siguiendo los espacios migratorios del viejo continen- te, ya los conocía al haber compartido ave n t u ras bibliográfi- cas precedentes. Otros se incorporan ahora a nuestras rutas. Y el resultado se evidencia en esta sugestiva bitácora de refle- xiones y letras que encierra muchos y variados conocimien- tos. No se trata de un producto hebén. Muy al contrario: sus contenidos nada fútiles resultan interesantes, aportando nue- vos datos y pers p e c t iv a este caminar de nuestros conciuda- as danos por las geografías europeas. Me siento contento de vo l- ver a viajar con estas personas, y permítaseme destacar mi personal satisfacción por haber encontrado ahora en esta ruta intelectual de migraciones y exilios a la profesora Alicia Alted, a quien ya le leía sus publicaciones en mis años de estudiante unive rsitario en Compostela. El Grupo España Exterior posee una extensa trayecto- ria informat iva y experiencia contrastada, también en el sec- tor de la edición de libros centrados en temática de emigra- ción. Va nutriendo de títulos sugerentes una biblioteca espe- cializada en el poliédrico, multiforme y misceláneo mundo de las migraciones, y poniéndola al servicio de los lectores inte- resados, en general, y de manera especial de la ciudadanía española en el exterior. Pueden citarse las recientes obras Ciudadanos Españoles en el mundo. Situación actual y reco - rrido histórico (2008), El protagonismo de la mujer en las corrientes migratorias españolas e Hijos y nietos de la emi - gración española. Las generaciones del re t o rno (ambos publicados en 2009), que tan buena acogida han tenido en los - 13
  • 14. GUÍA DE LECTURA ambientes académicos y unive rs i t a ri o s , a d m i n i s t ra c i o n e s relacionadas con el mundo de la emigración, medios de comunicación y comunidades españolas en el extranjero. Y en esta ocasión ha considerado interesante estudiar y desta- car, dentro de los movimientos migratorios españoles, el papel que la emigración a Europa en la pasada centuria ha representado en nuestra sociedad, incidiendo en distintos aspectos de esta realidad que tanto ha contribuido –económi- camente, culturalmente, sociológicamente– a la conforma- ción de la sociedad española actual. Quizás su proximidad en el tiempo ha sido uno de los m o t ivos por los cuales se ha analizado aún escasamente el fenómeno de la emigración española a Europa a lo largo del siglo XX, con menos rigor y profundidad de lo que merece esta importante realidad. Tal vez también la falta de perspec- t iva y la complejidad de las sociedades de acogida sea otro m o t ivo para que todavía falten tantas investigaciones que arrojen luz sobre esta parte tan esencial de la emigración española como un hecho histórico de primera magnitud. El ámbito de la emigración al continente americano, a ve c e s acompañada de dosis de romanticismo y epopeya, parece que ha centrado más hasta ahora el interés de los historiadores y ensayistas del mundo contemporáneo. Escribía Horacio: “Los que atraviesan los mares cambian de cielo pero no de condi- ción”. El poeta clásico, lírico y satírico, casi definía a la per- fección la realidad de muchos seres humanos transterrados, en cualquier latitud. Nos toca ahora referirnos a ellos en el marco europeo. Emigrantes españoles –sí–, aunque fijaran su vecindad en nu evos países y accediesen a sus destinos labo- 14 -
  • 15. La emigración española a Europa en el siglo XX rales utilizando otros medios de transporte. De ahí, pues, los contenidos innovadores de la presente colectánea de estudios sectoriales. Por todo lo expresado, el libro mitiga tantas ausencias y llena de contenidos una parte tan significat iva de la historia de las migraciones en nuestro país, combinando el aspecto divulgat ivo con el carácter científico y académico en nuestro singular viaje por Europa. Guardo estas últimas líneas de la “Guía de lectura” para poner de relieve mis agradecimientos, siempre pertinen- tes en una obra colectiva. En lugar destacado, otra vez, muchas gracias al director general del Grupo España Exterior y editor de esta obra, Francisco Gómez-Soto, que a lo largo de este año 2009 ha enriquecido sus empresas de comunica- ción con nu evos y útiles recursos informáticos, haciéndolas más universales a través de Internet. Sin su interés y patroci- nio, nuestro apasionante y documentado viaje libresco euro- peo, para mejor entender la huella de la emigración española, no sería posible, y seguramente se quedaría sólo en proyecto. Vayan mis felicitaciones para él y su plantilla de colaborado- res. No es mi deseo obviar tampoco los nombres de Pilar Cagiao, Xosé M. Núñez Seixas y Ramón Villares –profesores de la Facultad de Geografía e Historia en la Unive rsidad de Santiago de Compostela, por sus directrices y sugerencias–; del filólogo y profesor de gallego en Secundaria, Antonio Puentes Chao –por sus cuidadas observaciones lingüísticas– y de José Luis Andújar Pose, siempre dispuesto a venir en mi ayuda para resolver los intríngulis de la Informática. En plu- ral, agradecimiento al esfuerzo del grupo de reputados inve s- tigadores y docentes del ámbito universitario –mis colegas de - 15
  • 16. GUÍA DE LECTURA viaje–, que colaboran en La emigración española a Europa en el siglo XX con sus aportaciones académicas, prestigiando este libro. Y, por supuesto, a algunos de mis vecinos, años atrás emigrantes gallegos en Europa, quienes me han permi- tido retratarlos y recoger sus testimonios, sus relatos biográ- ficos, para incluirlos resumidamente en el presente vo l u m e n . Agradezco también su colaboración, complicidad y compren- sión a mi entorno familiar más próximo, porque, como en ocasiones anteriores con otros tránsitos y tareas bibliográfi- cas, este trabajo ha supuesto robarles muchas horas de ocio en mutua y grata compañía. Nos espera ya la Europa de nuestros emigrantes. Vamos a saber algo más sobre nuestro pasado más reciente, descu- briendo las páginas tan intensas de La emigración española a Europa en el siglo XX. 16 -
  • 17. Las fuentes estadísticas Julio HERNÁNDEZ BORGE. Profesor titular y coordinador de la Cátedra Unesco sobre Migraciones de la Universidad españolas sobre la de Santiago de Compostela, de cuyo actual Departamento de Geografía fue el primer direc- emigración a Europa tor, centra sus investigaciones en temas geodemográficos referidos a Galicia y España, entre los que destacan los rela- Julio HERNÁNDEZ BORGE tivos a los movimientos migra- torios sobre los que tiene Doctor en Geografía y Coordinador de la Cátedra numerosas publicaciones como Unesco sobre Migraciones de la Universidad de autor, colaborador o coordina- Santiago de Compostela dor, entre las que cabe citar: La emigración en el cine: diversos enfoques (2009), Mujer y emigración. Una pers - pectiva plural (2008), Pasado e L as estadísticas españolas sobre movimientos migra- presente do fenómeno migrato - t o rios empezaron a publ i c a rse con un gran re t ra s o rio galego en Europa (2007), Los estudios sobre la emigra - s o b re las re l at ivas a otros aspectos de la población. ción interior gallega (2004), La inmigración exterior en Galicia Fue a finales de 1856 (el 3 de noviembre) cuando se creó la (2003), Las investigaciones Comisión Estadística General del Reino que, t ras cambiar sobre la emigración gallega a países europeos (2002), su nombre por el de Junta de Estadística, llevó a cabo con Mujeres en la emigración exte - rior española de finales del fe cha de re fe rencia 21 de mayo de 1857 el primer Censo de siglo XIX (2001), El retorno población realizado por inscripción nominal y directa de reciente de emigrantes españo - les (2000), La política migrato - todos los habitantes. Esta misma Ju n t a , además de hacer un ria española con Iberoamérica durante el gobierno de Franco nuevo Censo en 1860, empezó a publicar en 1863 una seri e (1999), La mujer en la legisla - estadística sobre el “Movimiento Nat u ral de la Población” ción migratoria española (1998), Guía bibliográfica de c u yos datos comienzan en 1858. Por el contra ri o , p a ra las emigración galega (1992) y Tres millóns de galegos (1990). migraciones hubo que esperar a 1882 en que, por un Real Decreto de 6 de mayo, se encomendó al Instituto Geográfico y Estadístico (here d e ro desde 1873 de los orga-
  • 18. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa nismos antes citados) la elab o ración de estadísticas re fe ridas a las m i graciones exteriores. El primer volumen, denominado “Estadística de la emigra- ción e inmigración de España en los años de 1882 a 1890”, ap a- reció en 1891, con unos treinta años de re t raso con relación a las p ri m e ras estadísticas censales o del movimiento nat u ral de la p o blación. A él le siguió una larga serie de publicaciones que, con el tiempo, c a m b i a ron de denominación (de 1912 a 1922 pasaron a l l a m a rse “Estadística de pasajeros por mar”, de 1923 a 1956 “Estadística del movimiento de buques y pasajeros por mar” y después de esta fe cha “Estadística de tráfico marítimo”), p e ro mantuvieron su ra s go definidor: c o n t abilizar los pasajeros embar- cados o desembarcados en los puertos españoles con destino o p rocedencia extra n j e ra (o colonial). Por ello, aunque en la época s o b re la que esta fuente facilita datos (finales del siglo XIX y pri- m e ra mitad del XX) los conceptos pasajero y emigrante estab a n bastante próximos, no eran idénticos, al ser más amplio el pri m e- ro. Por otra part e, por lo que se re fi e re a Europa, aunque vienen cl a s i ficadas las entradas y las salidas desde o hacia puertos de este continente, no quedan re c ogidos todos los desplazamientos espa- ciales, siendo especialmente grave esta carencia en los que no tenían la necesidad de utilizar el barco como era el caso de los dos países con los que España, fundamentalmente por ra zones de pro- ximidad ge ográfica, tuvo una mayor relación de carácter migrat o- ri o : Po rt u gal y Francia. Algo pare c i d o , p e ro con carácter todavía más restrictivo, podría decirse de otra fuente estadística, iniciada a principios del siglo XX por el Consejo Superior de Emigración, pues contab i l i- z aba como emigrantes a los que se ajustaban a lo establecido en 18 -
  • 19. La emigración española a Europa en el siglo XX la Ley de emigración de 21 de diciembre de 1907: “españoles que se propongan abandonar el terri t o rio pat ri o , con pasaje re t ri bui - do o gratuito de tercera cl a s e, o de otra que el Consejo Superi o r de Emigración decl a re equiva l e n t e, y con destino a cualquier punto de América, Asia u Oceanía” ( a rtículo 2º). Se asimila al emigrante con el pasajero marítimo con billete de terc e ra cl a s e, p e ro en este caso no se tiene en cuenta Europa entre los destinos. Bien es ve rdad que la emigración española más numerosa en esta época era la tra n s o c e á n i c a , pero en las pri m e ras décadas del siglo La segunda Ley XX, especialmente a partir de los años de la I Guerra Mundial se española de emi- incre m e n t a ron las salidas hacia Francia, q u e, por otra part e, se gración (de 20 de hacían básicamente por vía terre s t re. La segunda Ley española de diciembre de emigración (de 20 de diciembre de 1924) modificó ligeramente el 1924) modificó c o n c epto legal de emigrante al señalar en su artículo 2º que serán ligeramente el considerados como tales “los españoles o sus familias que, por concepto legal causa de trabajo, abandonen el terri t o rio nacional para estable - de emigrante al cerse fuera de él defi n i t iv o temporalmente”. Pe ro la identifi c a- a señalar en su ción del emigrante con el pasajero por vía marítima con billete de artículo 2º que terc e ra clase o asimilada se seguiría manteniendo en esta seri e serán considera- dos como tales estadística y en la de su continu a d o ra (las Estadísticas de emigra- “los españoles o ción que comenzó a publicar el Ministerio de Trabajo tras la gue- sus familias que, rra civil). Es por ello por lo que en los años cincuenta, cuando por causa de tra- empieza a competir con el barco el tra n s p o rte aéreo, se tiene que bajo, abandonen a cl a rar el concepto legal de emigrante mediante una Orden de el territorio P residencia de 6 de nov i e m b re de 1957, especificándose que nacional para d i cho concepto “no se verá afectado por el vehículo en que la establecerse e m i gración se realice”. fuera de él defi- En esta Orden de finales de 1957, y esto si que es un cam- nitiva o tempo- bio significativo, se señalaba además que tampoco afectaría al ralmente”. - 19
  • 20. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa c o n c epto legal de emigrante “el país extranjero en que aquél se e s t abl e z c a ”, lo que re fleja la nueva realidad migrat o ria que se e s t aba gestando en España en esos años. Aunque la emigración u l t ra m a rina seguía siendo la corriente mayo ri t a ri a , empezaban a ser cada vez más numerosas las salidas hacia países del continen- te europeo, que a lo largo del séptimo decenio del siglo XX y en los tres pri m e ros años del octavo se conve rtirían en masivas, al tiempo que decl i n aba la emigración clásica diri gida hacia el Nuevo Mundo. Estos cambios están relacionados con la política i n t e rnacional de España tras su ingreso en la O.N. U. en 1955, que fue abandonando el aislacionismo en que se encontraba inmersa y que en el terreno migrat o rio se plasmó en la entrada de nu e s t ro país en el C.I.M.E. (Comité Interg u b e rnamental para las M i graciones Europeas) en 1956. A partir también de 1956, mediante la creación del Instituto Español de Emigración (I.E.E.) por Ley de 17 de julio, se incre- mentó la acción directa del go b i e rno franquista sobre las salidas al extranjero, permitiendo, cuando no fomentando, aquellas de tipo económico. El Instituto estuvo adscrito inicialmente a la P residencia del gobierno, p e ro por Decreto de 9 de mayo de 1958 pasó a depender del Ministerio de Trabajo ante la necesidad de c o o rdinar las cuestiones de emigración y empleo. Fruto de esta nueva política fue la fi rma de A c u e rdos migrat o rios con distintos países de nu e s t ro continente, tales como Bélgica (28 de noviem- b re de 1956), Alemania (29 de marzo de 1960), Francia (25 de e n e ro de 1961), Suiza (2 de marzo de 1961), Holanda (8 de ab ril de 1961) y Au s t ria (2 de mayo de 1962), que contribuirían a des- a rrollar la emigración a Europa, h e cho que también impulsaría el denominado “Plan de Estabilización Económica” de 1959 que 20 -
  • 21. La emigración española a Europa en el siglo XX puso fin a dos decenios de política “autárquica”. Estos cambios acelera ron el éxodo ru ra l , una parte del cual intensificó el pro c e- so de urbanización español, p e ro otra parte salió hacia Europa, contribuyendo con sus remesas de divisas a poner en práctica los Planes de desarrollo económico de los años sesenta. Tanto la Ley de 22 de diciembre de 1960 de Je fat u ra del Estado (Bases de ordenación de la emigración), como la Ley 33/1971 de 21 de julio de emigración se adaptan a esta nueva re a- lidad en que Europa se convertirá en el principal continente de re c epción, por lo que desde el punto de vista legal ya no se equi- p a ra la emigración con ningún tipo de desplazamiento o destino c o n c retos al señalarse que es “la salida del terri t o rio nacional de ciudadanos españoles para establecerse defi n i t iv o temporal - a mente en el extranjero” (art. 1º2. de la Ley de 1960). LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE LA ETAPA DE LA EMIGRACIÓN MASIVA A EUROPA El crecimiento de las salidas hacia países europeos dio lugar a la ap a rición de estadísticas sobre este movimiento demo- gráfico, c u ya publicación empezaría en 1962 por el I.E.E. median- te unos fascículos denominados inicialmente “Estudios migrat o- rios” (el número 1 re c ogía las estadísticas de dicho año), que pos- teriormente, a partir de 1968 y con carácter anual, p a s a ron a deno- m i n a rse “Emigración española asistida. Estadística del año...”. Desde los años ochenta continúa la publicación de datos (dentro de distintos dep a rtamentos del Ministerio de Trab a j o ) , pero en un nuevo contexto migrat o rio español al descender la intensidad de las salidas y, tras la integración de España en la Unión Europea, aumentar las entradas hasta conve rt i rse en país de inmigración. - 21
  • 22. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa Españoles en Holanda en los años 80. Todo ello llevó a la desap a rición del I.E.E. en 1991 pasando sus funciones a la Dirección General de Migraciones (R.D. 1458/1991 de 11 de octubre ) . La serie estadística básica para conocer el volumen y las c a racterísticas generales de los emigrantes españoles a Europa se inicia, pues, en 1962. Pe ro antes de esta fe cha, la Dirección G e n e ral de Empleo del Ministerio de Trabajo en su serie “Estadísticas de migración exterior”, básicamente centradas en las salidas transoceánicas, o f recía algunos datos sobre la emigración a países europeos, d e rivada de la marcha de aquellas personas que se fueron acogiendo a los A c u e rdos migrat o rios de España con dive rsos países. La característica principal de las estadísticas del I.E.E. ap a- rece especificada en el ep í gra fe de su denominación “Emigración española asistida”. Es decir, re c oge los datos de las personas que s a l i e ron hacia distintos países europeos con algún tipo de asisten- cia por parte de este Instituto, que recibía y, a través de sus 22 -
  • 23. La emigración española a Europa en el siglo XX Delegaciones Provinciales, distribuía las ofe rtas de trabajo de los países demandantes, siendo en estas Delegaciones donde los inte- resados en emigrar pre s e n t aban sus solicitudes. La asistencia pri n- cipal era , pues, la gestión del contrato de trab a j o , p e ro además podía haber ayudas relacionadas con la tramitación del pasap o rt e, el viaje o la instalación en el país de destino. Por todo ello esta fuente estadística da, como es sobradamente conocido, una cuan- tificación parcial del fenómeno migrat o ri o , ya que las personas que salieron al margen del Instituto, los denominados “no asisti- (1) dos” o “clandestinos”, que march a ron individualmente o, muchas En un Informe sobre la emigración en 1965 el veces, i n m e rs en cadenas migrat o rias con pasap o rte de turista os I.E.E. señalaba que “esta corriente migratoria [la no ap a recen en ninguna estadística española (al igual que hab í a no asistida] es de verda- o c u rrido con otros flujos anteri o rm e n t e, como los exiliados de la dera importancia, hasta el punto que sobrepasa g u e rra civil). La emigración no asistida fue muy importante en los aquella otra asistida en cifras superiores a los p ri m e ros años de iniciarse este movimiento demográfico hasta el 23.000 emigrantes” punto de que el propio I.E.E. reconocía que tenía un volumen (Informe, 1966, 38). Además en la p. 101 se similar, cuando no superior al de la asistida1, por lo que para tener detalla el cálculo de la emigración no asistida una cuantificación más real de las cifras de la emigración conti- anualmente y por países nental española hay que acudir a las estadísticas de inmigración de destino. de los países re c ep t o re s2. Esta infravaloración de los datos ofi c i a- (2) Como muestra de las les españoles era mayor en algunos colectivos como las mujeres innumerables publicacio- (mu chas salían de España amparadas por fa m i l i a res y/o amigos nes que facilitan infor- mación de estas estadís- p a ra trabajar en buena medida en el servicio doméstico) o los ticas, citaremos la obra de Sánchez López (1970) niños (casi no están rep resentados en las estadísticas por no trat a r- realizada cuando la emi- se de población lab o ra l ) . gración a Europa alcan- zaba mayor intensidad. Con el paso de los años el volumen de la emigración no En la pág. 26 se presenta un cuadro con datos asistida fue disminuyendo, de modo que en 1972 el I.E.E. la anuales (1960-1967) de estimaba en un 10% de la total (Atlas, 1972), pero sobre todo los emigrados españoles según las estadísticas de se reduciría a partir de 1974 en que la recesión económica ocho países de destino. - 23
  • 24. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa internacional, ligada en sus orígenes al encarecimiento de los precios del petróleo, hizo que los países receptores endurecie- sen sus condiciones de admisión, por lo que fue cada vez más difícil legalizar su situación a aquellos que salían de España con pasaporte de turista. O t ro aspecto que conviene destacar en las estadísticas del I.E.E. es la distinción que hacen entre la emigración “permanen- te” (con un contrato de trabajo de una duración de un año o más) Aunque la emi- y la de “temporada” ( p a ra un trabajo o campaña determ i n a d a , que gración ultrama- rina seguía sien- en la práctica se re fería a los desplazamientos para trabajar en do la corriente dive rsas campañas agrícolas francesas). Recogen, pues, no el mayoritaria, n ú m e ro anual de emigrantes, sino el de salidas, con lo cual “un empezaban a ser e m i grante que salió en 1962 pudo volver a España en 1965 y de cada vez más nuevo marchar en 1972” (Puyol, 1976, 482). A partir de 1983 se numerosas las p resenta una nueva cat egoría, la emigración “temporal” re fe rida a salidas hacia paí- aquellos contratos de duración superior a tres meses e infe rior a ses del continen- un año. te europeo, que a lo largo del LOS DATOS DE LAS ESTADÍSTICAS séptimo decenio DE EMIGRACIÓN ASISTIDA del siglo XX y en Las estadísticas del I.E.E. perm i t e n , pues, conocer la evo l u- los tres primeros ción de la emigración española a Europa, p e ro , al re fe ri rse a los años del octavo e m i grantes “permanentes” asistidos, h ay que tomarlas como algo se convertirían indicativo de las tendencias ge n e rales. Para analizar esta evo l u- en masivas, al tiempo que decli- ción iniciaremos la secuencia en 1961, primer año del séptimo naba la emigra- decenio del siglo XX, y la finalizaremos en 1985, por ser el ante- ción clásica diri- rior al de la entrada de España en la Unión Europea. En la gr á fica gida hacia el que re c oge los datos de estos 25 años (fi g. 1) puede ap re c i a rse la Nuevo Mundo. i m p o rtancia que tuvieron las salidas hasta principios de los años 24 -
  • 25. La emigración española a Europa en el siglo XX setenta, con va l o res anuales que llega ron a ap rox i m a rse o a supe- rar las 100.000 personas; sólo el año 1967 m e s t ra una caída de la u emigración, relacionada con una recesión económica que afe c t ó especialmente a las salidas diri gidas a Alemania. Por el contra ri o , desde mediados de los años setenta el número de emigrantes se sitúa dentro de valores re l at ivamente bajos (de un promedio anual de 104.658 en el trienio 1971-73 se bajó a 50.695 en 1974, 20.618 (3) Por afectar sólo al des- en 1975 y 11.336 en 1977, el año de menor intensidad emigrat o- glose de los últimos tres ria) con el valor añadido de que, además, se trata de cifras mu ch o años se ha preferido sumar los emigrantes más fi ables al tener poca importancia la emigración no asistida. permanentes y los tem- porales entre 1983 y Por otra parte las salidas registradas desde 1974 se diri gi e ron 1985 para presentar la mayoritariamente a Suiza, país que, a dife rencia de otras naciones evolución general. Estos últimos en el trienio vecinas que impusieron grandes restricciones, c o n t i nuó acogi e n- 1983-85 representaron la mayor parte del total de do trab a j a d o res españoles (Hernández y Durán, 1989), si bien pre- las salidas a Europa d o m i n a ron los contratos temporales3 p a ra trabajar en la constru c- (88,63%); de ellos los dos tercios fueron a ción o en la hostelería. Suiza. - 25
  • 26. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa D e n t ro de la distribución por sexos queda plasmada en la gráfica citada la sobre rrep resentación masculina que existe en las c i f ras de emigrantes asistidos4, por lo que la curva evolutiva de los va rones es muy similar a la de la emigración total. Evidentemente los hombres fueron mu cho más nu m e rosos que las mu j e res den- t ro de esta corriente y en la mayor parte de los países, con la ex c epción del Reino Unido, p e ro no en la pro p o rción que nos re flejan las estadísticas del I.E.E. (casi el 83% entre 1962 y 1973, los años de mayor emigración). Las estadísticas oficiales también permiten llevar a cabo un análisis espacial de la emigración, si bien la escala a la que des- cienden es poco detallada: el Estado en los países de destino y la p rovincia en el caso de la procedencia. Pa ra estos aspectos y para señalar las características de nuestros emigrantes nos centra re m o s en los años en que la corriente europea afectó a un mayor núme- ro de personas. (4) En una encuesta a emi- En el destino de la emigración continental, que en el perío- grantes españoles retor- nados, a la pregunta de do 1962-1973 registró un total de salidas próximo al millón de si cuando salieron reci- p e rsonas (987.485), t res países ab s o r b i e ron la casi totalidad de los bieron asistencia por el I.E.E. respondió negativa- e m i grantes “permanentes” asistidos: Alemania, que solió ocupar mente el 45% de los hombres y el 68% de las el primer puesto hasta 1970 (salvo en 1967 y 1968 por la recesión mujeres (Castillo, 1980, citada más arri b a ) , Suiza que se colocó en pri m e ra posición a par- 23). Otro ejemplo, éste de carácter microterrito- tir de 1971 (ya lo había hecho antes en 1967) con porcentajes pró- rial, lo encontramos en las historias de vida de ximos o superi o res al 50% (cifras superadas muy ampliamente quince emigrantes conti- desde finales de los años setenta) y Francia, que ha presentado nentales gallegas de un área rural (Saviñao) y unas menores oscilaciones anuales. otra urbana (A Coruña). Sólo una declaró haber A mu cha distancia fi g u ra Holanda, Reino Unido u otro s n recurrido a la “emigra- países europeos hacia los que salieron españoles a través del ción asistida” (vid. López 1999 y Martínez 1999). I.E.E. (Cuadro I). 26 -
  • 27. La emigración española a Europa en el siglo XX Cuadro I: Destino de los emigrantes españoles entre 1962 y 1973 PAÍSES % sobre el total de salidas Alemania 38,20 Bélgica 0,51 Francia 21,94 Holanda 3,88 Reino Unido 1,28 Suiza 33,88 Otros países 0,33 Fuente: I.E.E. y elaboración personal En cuanto al ori gen ge ográfico de nu e s t ros emigrantes hay que señalar que la corriente diri gida a Europa constituyó un fe n ó- meno que, si bien afectó a todo el terri t o rio nacional, se polari z ó en va rias comunidades autónomas (fi g. 2), entre las que sobre s a- len Andalucía (29,88%) y Galicia (23,02%), seguidas por Castilla y León, la Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid (entre Las estadísticas el 10,88% de la pri m e ra y el 5,85% de la última). Del resto sólo oficiales también son destacables Murcia (3,90%: en este caso se trata de una sola permiten llevar a p rovincia) y Cataluña (2,43%: una de las comunidades con mayor cabo un análisis población absoluta). Sin duda el ra s go más ori ginal de esta distri- espacial de la emigración, si bución espacial dentro de España lo presenta Galicia por hab e r bien la escala a sido en el pasado una de las regiones que más part i c i p a ron en la la que descien- emigración a América y que se suma ahora a esta nueva corri e n- den es poco t e, a dife rencia de otras (como Asturias, C a n t ab ria o el País Vasco, detallada: el que tuvieron importancia en las salidas ultramarinas, pero que Estado en los paí- apenas participan en la emigración continental). Por otra parte la ses de destino y comunidad gallega en los pri m e ros años de la década de los sesen- la provincia en el ta todavía continuó alimentando un re l at ivamente importante flujo caso de la proce- transoceánico, lo que hizo que coex i s t i e ra en ella estas dos n dencia. - 27
  • 28. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa c o rrientes migrat o rias exteriores, a dife rencia de las restantes regiones españolas (vid. Hernández Borge, 1976). Por provincias son lógicamente las encuadradas en las c o munidades autónomas que pre s e n t a ron una mayor intensidad e m i grat o ria las que ocupan los principales luga re s , p e ro conviene resaltar a Ourense con algo más del 10% del total de emigrantes españoles, ocupando un primer lugar muy destacado, seguida por A Coruña, Madrid, Granada y Sevilla (con va l o res superi o res a 5%) y por Valencia, Córdoba, Ponteve d ra , Cádiz, Ja é n , Badajoz y M á l aga (con porcentajes comprendidos entre 3 y 5). Además de info rmar del ori gen y del destino, en las estadís- ticas del I.E.E. encontramos datos sobre determinadas cara c t e r í s- ticas de los emigrantes españoles re fe ridas a edad, estado civil y actividad profesional, también cl a s i ficados según provincias de salida y principales países de llegada. La edad de nuestros emigrantes continentales refleja clara- mente que se trató de un flujo de carácter laboral, destinado a cubrir aquellas actividades profesionales menos demandadas por 28 -
  • 29. La emigración española a Europa en el siglo XX los trabajadores autóctonos de los países de destino, que eran las que requerían poca cualificación para su desempeño y que reci- bían salarios bajos, al combinarse en los países demandantes un importante crecimiento económico con la llegada a la edad de incorporación al mercado del trabajo de generaciones poco numerosas (por haber nacido en épocas de baja natalidad) y mejor formadas cultural y profesionalmente que las precedentes. Por todo ello son las personas con edades comprendidas entre 20 y 39 años las que dan los porcentajes más elevados (Cuadro II), estando poco presentes los adultos maduros y, sobre todo, los “viejos” (incluimos en esta denominación a los mayores de 54 años) y los niños, que por el carácter de las estadísticas están Además de infor- infrarrepresentados. La combinación de la edad con el sexo mar del origen y muestra diferencias poco importantes. del destino, en las estadísticas Cuadro II: Edad de los emigrantes españoles a Europa (1963-1973) del I.E.E. encon- <15 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 <55 tramos datos % TOTAL 0,71 11,24 19,71 21,63 17,05 14,41 9,34 5,40 0,49 sobre determina- % Hombres 0,45 10,13 17,84 22,27 17,92 15,39 9,91 5,62 0,47 das característi- % Mujeres 1,99 16,71 28,99 18,48 12,78 9,58 6,55 4,32 0,61 cas de los emi- Fuente: I.E.E. y elaboración personal. grantes españoles referidas a edad, estado civil y Al ser mayoritarias las personas con edades encuadradas actividad profe- en la población adulta joven es lógico que casados (56,37%) y sional, también solteros (43,22%) sean los estados civiles mayoritarios, tam- clasificados bién en este caso con no demasiadas diferencias en su distri bu- según provincias ción por sexos (Cuadro III), con ex c epción de la viudez, donde de salida y prin- las mujeres son proporcionalmente bastante más numerosas cipales países de que los hombres. llegada. - 29
  • 30. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa Cuadro III: Estado civil de los emigrantes españoles a Europa (1963-1973) Solteros Casados Viudos TOTAL 43,22% 56,37% 0,41% Hombres 42,62% 57,15% 0,23% Mujeres 46,20% 52,51% 1,29% Fuente: I.E.E. y elaboración personal. Por último, las estadísticas del I.E.E. informan también de los grupos profesionales5 de los emigrantes (Cuadro IV), lo que nos permite constatar las actividades en que las necesidades de mano de obra por parte de los países demandantes eran más altas: determinadas ramas del sector industrial (incluyendo la construc- (5) Las estadísticas españo- ción y la minería) y del sector servicios. Por ello vemos la pre- las establecen once gru- ponderancia clara del grupo 7/8 (artesanos y trabajadores indus- pos profesionales: 0. Trabajadores profesiona- triales, peones no incluidos en otros grupos), seguido del 4 (agri- les, técnicos y asimila- dos; 1. Administradores, cultores, pescadores, cazadores, trabajadores forestales y asimi- gerentes y directores; 2. lados) y del 11 (mujeres sin profesión y niños menores de quin- Empleados de oficina; 3. Vendedores; 4. ce años, en el que están incluidas muchas mujeres que trabajarí- Agricultores, pescadores, cazadores, trabajadores an en el servicio doméstico, donde es más fácil de conseguir forestales y asimilados; empleo). 5. Mineros, canteros y trabajadores asimilados; 6. Trabajadores de los Cuadro IV: Grupos profesionales de los emigrantes españoles a transportes y comunica- ciones; 7/8. Artesanos y Europa (1963-1973). Porcentaje %. trabajadores industriales, 0 1 2 3 4 5 6 7/8 9 10 11 peones no incluidos en otros grupos; 9. 0,13 0,00 0,35 0,26 28,69 0,54 1,16 56,43 2,60 0,37 9,45 Trabajadores de los ser- Fuente: I.E.E. y elaboración personal. vicios, de los deportes y las diversiones; 10. Trabajadores que no Además de toda esta información referida a los emigrantes pueden ser clasificados según la ocupación; 11. “permanentes”, las estadísticas del I.E.E. también facilitan datos Mujeres sin profesión y sobre la emigración de temporada a Francia, que recogen las per- niños menores de quince años. sonas que salían contratadas para trabajar en diferentes campañas 30 -
  • 31. La emigración española a Europa en el siglo XX agrícolas del vecino país, como el arroz (plantelistas y arroceros), remolacha (bina, repaso y arranque), recolección de frutas y legumbres y, sobre todo, vendimia. Aunque también en este caso, fueron muchos los españoles que salieron al margen de los orga- nismos oficiales, el número de los contabilizados en las estadís- ticas muestra el carácter masivo del fenómeno, pues hasta finales de los años setenta se aproximaba o superaba los 100.000 anua- les (Cuadro V). En cuanto al origen dentro de España cabe des- tacar la fuerte participación de las regiones mediterráneas (Comunidad Valenciana, Murcia y varias provincias andaluzas), así como la casi nula aportación de gallegos, tan presentes en la emigración permanente. La disminución de este flujo se inició en los años ochenta, presentando progresivamente cifras cada vez más bajas, que a finales del siglo XX oscilaban entre cinco y siete mil personas con cambios tanto en el origen geográfico como en su composición (Vilar y Vilar, 1999, 61-62). Cuadro V: Emigrantes de temporada a Francia (1963-1973) Arroz Remolacha Vendimia Otros Total Promedio anual 2.629 18.666 67.279 12.157 100.730 % 2,61 18,53 66,79 12,07 100,00 Fuente: I.E.E. y elaboración personal. A MODO DE CONCLUSIÓN Las fuentes estadísticas refe ridas a la etapa de la gran e m i gración a Europa de los años sesenta y principios de los setenta del siglo XX, al recoger las info rmaciones de sólo una parte de los emigrantes (los asistidos), son insuficientes para cuantificar el volumen total de los que salieron, que algunos - 31
  • 32. Julio HERNÁNDEZ Las fuentes estadísticas españolas BORGE sobre la emigración a Europa autores evalúan en 2.000.000 para el período 1960-1973 con un retorno de 800.000-1.000.000 (Sanz, 2008, 95). Pe ro las “esta- dísticas de emigrantes asistidos” nos permiten conocer el pro- ceso evolutivo, las características de las personas que part i c i p a- ron en el flujo, los destinos principales y las provincias españo- las de procedencia y, a pesar de sus deficiencias, supusieron un gran avance con respecto a épocas precedentes en las que los desplazamientos espaciales con destino a países del continente europeo no eran recogidos en ninguna fuente o, si lo eran (caso de la serie de pasajeros por mar), la insuficiencia era muy grave. Complemento de estas estadísticas son dive rsas publicacio- nes del I.E.E. o de otros Dep a rtamentos del Ministerio de Trab a j o , como los “Informes”, “Memorias”, “Atlas” o “Anuarios”, no tanto por los datos que facilitan, como por sus info rmaciones y comen- t a rios sobre la emigración a países europeos. Por último, además de las estadísticas señaladas, c o n t a- mos en España con fuentes de info rmación indirectas que per- miten aprox i m a rnos a este fenómeno migratorio como son los Censos de Po blación (analizando la localización en los distin- tos países de la población “ausente” de su domicilio habitual, dato recogido entre 1877 y 1991), los regi s t ros consulares o, para las épocas más recientes, el Censo Electoral de Residentes Ausentes (C.E.R.A.). 32 -
  • 33. Bibliografía ATLAS de la emigración, España 1972 (1973). Madrid, I.E.E. CASTILLO CASTILLO, J. (1980): La emigración española en la encrucijada. Estudio empírico de la emigración de re t o rn o. Madrid, CIS. HERNÁNDEZ BORGE, J. (1976): “La emigración gallega a Europa (1961 - 1975)”. Boletín de la Real Sociedad Geográfica, CXII-II, pp. 359 - 372. HERNÁNDEZ BORGE, J. y DURÁN VILLA, F. R. (1989): “Suiza: un caso atípico en la reciente emigración española a Europa”. En “Análisis del desarrollo de la población española en el período 1970 - 1986”. Madrid, Ed. Síntesis, pp. 184 -189. INFORME sobre emigración en 1965 (1966). Madrid, Ministerio de Trabajo, I.E.E. LÓPEZ GONZÁLEZ, R. Mª (1999): A emigración a Europa no Saviñao (Lugo). Santiago, Memoria de Licenciatura (inédita). MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, P. J. (1999): Emigrantes retornadas del Reino Unido a la ciudad de La Coruña. Santiago, Memoria de Licenciatura (inédita). PUYOL, R. (1976): “Las fuentes españolas para el estudio de los movimientos migratorios recientes”. Boletín de la Real Sociedad Geográfica, CXII-II, pp. 477 - 486. SÁNCHEZ LÓPEZ, F. (1970): Emigración española a Europa. Madrid, Confederación Española de Cajas de Ahorros. - 33
  • 34. Julio HERNÁNDEZ BORGE SANZ LAFUENTE, G. (2008): “Un balance de las estadísticas históricas del flujo emigratorio ex t e rior, 1956-1985”. En Migraciones y coyuntura económica del franquismo a la democra - cia. Zaragoza, Prensas Universitarias. VILAR, J. B. y VILAR, Mª J. (1999): La emigración española a Europa en el siglo XX. Madrid, Arco Libros. 34 -
  • 35. La política emigratoria Francisco R. DURÁN VILLA. Alcanza el grado de doctor con la tesis titulada La emi - española y la emigración gración española al Reino Unido. Calificada con Apto cum Laude, le fue concedido el Premio Extraordinario de a Europa Doctorado en el curso 1996- 97. Director del Departamento de Geografía. Miembro del Arquivo da Emigración Galega Francisco R. DURÁN VILLA (Consello da Cultura Galega). Licenciado en Geografía e Historia. Doctor en Su línea de investigación prin- Geografía y profesor titular de Análisis Geográfico cipal es la dedicada al estudio de los movimientos migratorios Regional en el Departamento de Geografía de la USC. hacia Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Publicaciones: La emigración gallega al Reino Unido, C uando se promulgan la Ley Orgánica 7/1985 de 1 de Santiago, 1985; Veintiséis años julio sobre derechos y libertades de los extranjeros de emigración gallega a Europa: de la Estabilización a en España –denominada comúnmente como Ley de la integración en la CEE (1959- 1986), Santiago, 1989; Guía Extranjería– y su Reglamento de ejecución de 26 de mayo del bibliográfica de emigración año siguiente, en respuesta al mandato constitucional recogi- galega, Santiago, 1992; La emi - gración y su reglamentación do en el artículo 13 del Título I (De los derechos y deberes jurídica en España, Santiago, 2003; A Real Sociedade fundamentales) por el que los extranjeros gozarán en España Económica de Amigos do País de las libertades públicas que garantiza el presente Título en ante o problema social da emi - gración en Galicia, Santiago, los términos que establezcan los Tratados y la Ley, se cierra 2006; Soas e á aventura: as galegas en Londres, Santiago un largo período de casi 175 años en el que transitamos desde 2007. el reconocimiento implícito de la libertad de emigrar en la Constitución de 1812 al reconocimiento explícito de España como país de inmigración. Las disposiciones de distinto rango y procedencia que han regulado y regulan la emigración no han cesado de pro-
  • 36. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa liferar por su propio carácter coyuntural desde la ap a rición de la ya lejana en el tiempo Real Orden circular del Ministerio de la Gobernación de 16 de septiembre de 1853, que regularizaba las salidas para las colonias españolas y para los Estados de América. Durante el siglo XX mientras que han sido múltiples los intentos realizados por el legislador para sistematizarlas y actualizarlas con pretensión de generalidad, intentos que se han mat e rializado en las diferentes leyes de emigración publicadas, no ha ocurrido lo mismo con la norm ativa para los extra n j e ros hasta 1985, cuya única síntesis de principios se mantenía invariable desde que entró en vigor el Real Decreto de 17 de noviembre de 1852, que estable- ce por primera vez los dere chos de extranjería en España. La amplia declaración de principios que deriva del pre c epto constitu- cional antes aludido se mantiene ap a rentemente en la legislación re l ativa a su capacidad civil según se desprende del artículo 27 del Código civil modificado por la Ley 5/1982 de 13 de julio, por el que los extranjeros gozarán de los mismos derechos que la Ley concede a los nacionales, aunque si se realiza un análisis de forma pormenorizada de los preceptos de la Ley Civil se compru eba que son muchas las ex c epciones contempladas, con la consiguiente restricción de los dere chos en este campo, unas restricciones que se hacen tanto más significativas cuando se comparan con las que- jas, demandas y reivindicaciones efectuadas al respecto por los diferentes Gobiernos de España o por los propios trabajadores españoles emigrantes ante los responsables políticos de los Estados e u ropeos de acogida. La presencia de extranjeros, y en particular los originarios de España, en los países de Europa centro-occidental no es un fenómeno tan reciente como normalmente se suele aducir. Los 36 -
  • 37. La emigración española a Europa en el siglo XX motivos de su emigración, independientemente de los exilios deci- monónicos de afrancesados, liberales y carlistas –por citar sólo los más importantes–, están directamente relacionados con la ex p a n- sión del capitalismo y más concretamente con los dife rentes pro c e- sos de industrialización. La polarización asociada al desarrollo de la industria en el siglo XIX y en las primeras décadas de la centuria posterior fue sinónimo de concentración espacial tanto de actividades y de riquezas producidas como de población y empleo en las nuevas regiones industriales y en mu chas de las viejas ciudades europeas, unas ciudades que gracias al desarrollo de los transportes se con- virt i e ron en centros de producción y distri bución a gran escala, diversificando con ello sus estru c t u ras funcionales tradicionales. En el marco de las ventajas comparativas que ofrecían estos focos de crecimiento industrial y económico el éxodo dominante es el que procede de las zonas rurales, p e ro no es exclusivo. Este tra s va- se masivo de población del campo a la urbe y los desplazamientos internacionales que van a tener lugar desde las márgenes atlántica y mediterránea de Europa traspasados los años centrales del siglo La presencia de extranjeros, y en XX responden a los modelos de desigualdad propios del capitalis- particular los ori- mo industrial y fordista, en los que el centro y la periferia, aunque ginarios de contrapuestos, se van a mantener ligados por fuertes mecanismos España, en los de interdependencia, cuyo ejemplo más característico es la dire c- países de Europa ción contraria de los flujos de mano de obra y de capitales, que per- centro-occidental mitieron generar importantes procesos de convergencia social y no es un fenóme- espacial, que se están viendo alterados con el advenimiento de la no tan reciente lógica del global a partir de los años ochenta del siglo XX. como normal- Hace ya muchos años que en el deb ate historiográfico sobre mente se suele la revolución industrial existen autores que tiende a restar impor- aducir. - 37
  • 38. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa tancia al proceso de modernización de la agricultura, es decir, al aumento de la productividad, de los beneficios y a la liberalización de campesinas y campesinos como principal factor de la industria- lización, e insisten en su incapacidad para suministrar en solitari o el capital y la mano de obra necesarios para el desarrollo de la industria. A este respecto la incorp o ración de la mujer y de los niños y las niñas a las fábricas puede responder y responde a un proceso complejo en el que concurren la necesidad de completar los ingresos de la familia, la búsqueda de una mano de obra bara- ta por el empresariado y a las dificultades crecientes para movili- zar la reserva nacional de trab a j a d o res masculinos por las conse- cuencias nocivas del proceso de industrialización, por el imagina- rio social de éxito y progreso asociado al éxodo ultramarino en todas sus direcciones y, también, por el desarrollo de los medios de transporte marítimo a partir de los años centrales del siglo XIX. Además, también hay autores que han hecho hincapié en la deb i l i- dad del crecimiento vegetativo de las ciudades, un crecimiento que, a pesar de los altos índices de natalidad, es incapaz de ap o rtar los efectivos suficientes para satisfacer la demanda de un mercado lab o ral en continua expansión, por las difíciles condiciones de tra- bajo y habitabilidad del proletariado, como se desprende de los informes Villermé y Ashley elab o rados a mediados de siglo XIX en Francia y en el Reino Unido respectivamente. En este contexto no es extraño que se desarrollara en para- lelo al éxodo rural un movimiento de mano de obra internacional en Europa occidental, lato sensu, de fo rma coetánea al desarrollo de los procesos de industrialización y en muchas ocasiones como paso previo a un desplazamiento de mayor distancia. En un contex- to en el que los trabajadores no dejan de ser más que un instrumen- 38 -
  • 39. La emigración española a Europa en el siglo XX to fácilmente reemplazable, estos contingentes foráneos al ser todavía más vulnerables que los propios nacionales –pues menor es su capacidad re ivindicativa– van a ser utilizados en muchas oca- siones como instrumento de control de los salarios. La ausencia de norm at ivas migrat o rias en consonancia con el liberalismo reinante y con la vigencia del permiso de permisión favoreció la movilidad, como lo atestiguan los crecientes volúmenes de extra n j e ros regis- trados en los censos de Alemania, Francia, Inglaterra y Suiza a medida que avanzamos en el tiempo, aunque su existencia se vio ensombrecida tanto por la magnitud del éxodo rural como por la emigración de europeos en masa hacia A m é rica y en menor medi- da hacia Asia, África y Australia. Por ello tenemos que insistir en que la emigración económi- ca intraeuropea posterior a la Segunda Guerra Mundial, en vez de seguir presentándola como una ru p t u ra con el modelo tradicional, como un cambio brusco de destino en la corriente ultramarina secular (SAUVY, A. et MONDRIOT, C. 1962; GARCÍA FERNÁNDEZ, 1965), tenemos que interpretarla como la continui- dad de un dilatado e invisible proceso decimonónico en el que par- ticiparon casi siempre los mismos pro t agonistas: irlandeses, i t a l i a- nos, polacos, españoles y portugueses. Los estudios, por ejemplo, de J. A. JACKSON y H, STIRN de 1963 y 1964 respectivamente, y los publicados en 1966 por A. PROST y H. M. HAGMANN no hacen más que ratificar la amplitud temporal de este proceso. Los pasados años cincuenta y sesenta se caracterizaron por el incremento del volumen de los desplazamientos y por la diver- sificación y enriquecimiento del mosaico de procedencias con la incorp o ración de los flujos y los procesos consiguientes de los que proceden de Grecia, de Turquía y con los ori ginarios de los terri t o- - 39
  • 40. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa rios coloniales en vías de emancipación. La magnitud del movi- miento desveló y puso en tela de juicio la escasa capacidad que tenían las abiertas sociedades europeas de acogida, incluso las de más larga tradición, para asegurar la participación plena las dife- rentes culturas en el seno de las propias por muy próxima que estas fueran. El fracaso de las medidas asimilacionistas de aquellos años –con otorgar la nacionalidad no basta para que se produzca la inte- gración– y el frecuente intento de hacer recaer la responsabilidad de la integración sobre los inmigrantes casi con carácter exclusivo ha propiciado que algunos colectivos, los culturalmente menos afi- nes, estén en situación de riesgo de marginalidad o de exclusión social en la actualidad, no como un acto voluntario libremente asu- mido sino como consecuencia de sus dife rencias socioculturales. 1.- ACCIÓN TUTELAR Y PATERNALISMO Desde un punto de vista legal, la emigración de españoles Desde un punto hacia Europa se hace visible con la promulgación por medio del de vista legal, la Real Decreto de 20 de diciembre de 1924 de la nueva Ley y emigración de Reglamento de Emigración. El nuevo concepto de emigrante, a españoles hacia diferencia del precedente, considera como tales a los españoles y Europa se hace sus familias que por causa de trabajo abandonen el territorio visible con la nacional para establecerse fuera de él definitiva o temporalmente. promulgación por medio del El destino ultramarino o las condiciones del billete –clase y gratui- Real Decreto de dad– dejan de definir a esta figura para centrarse en el carácter labo- 20 de diciembre ral de los flujos económicos y en la duración de la expatriación, de 1924 de la sobre todo porque la contratación temporal parece que ha tenido nueva Ley y una importancia fundamental en el ámbito europeo desde el siglo Reglamento de XIX, aunque como se ha demostrado posteriormente con los gas - Emigración. tarbeiter de los años 1960s, ésta no ha constituido una solución 40 -
  • 41. La emigración española a Europa en el siglo XX Disfrutando de una tarde de domingo en Alemania. óptima y los Gobiernos no han tenido más remedio que acabar aceptando la estabilización. Entre las modificaciones significativas que introduce su articulado con respecto a la precedente está la cre- ación de la Dirección General de Emigración –en sustitución del Consejo Superior– dependiente del Ministerio de Trabajo, que tiene entre otros el importante cometido de la tutela en el exterior. Tres años después de su instauración, por medio del Real Decreto de 6 de septiembre, se transforma en Dirección General de Acción social y Emigración, pues de orden económico y social son los móviles que desarraigan a la población trabajadora del país, enriquecien- do con ello su contenido y ampliando su campo de actuación. Como complemento a esa acción tutelar en los países de acogida y en con- sonancia con la actitud paternalista que mantiene el legislador, se crean las Juntas de Emigración en los consulados, que van a ser las encargadas de administrar el tesoro del emigrante, que se aplicará exclusivamente en beneficio y repatriación de los españoles que lo necesiten. - 41
  • 42. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa No obstante, es necesario insistir en que esta Ley se enmar- ca en un nuevo contexto de la migración internacional como con- secuencia de los cambios que se han producido al término de la pri- mera guerra mundial. Mientras que hasta esos momentos se asiste a una gran libertad de movimientos a distintas escalas, p o rque los nuevos Estados nacionales europeos fueron capaces de construir sus propias ciudadanías sin menoscabo del dere cho a radicarse en sus territorios de otros nacionales al amparo de una norma de dere- cho internacional consuetudinario de sólida tradición humanitaria, el pasap o rte se impone como documento de identificación en el viaje y como instrumento de control del movimiento de fronteras, a partir de la Conferencia celeb rada al respecto en París por el Comité Provisional de la Sociedad de Naciones el 21 de octubre 1920. El derecho de entrada a partir de ahora no sólo se restri n gi- rá a los extra n j e ros paulatinamente, sino que los go b i e rnos en el ejercicio de su autoridad podrán denegarlo1. Otro hecho significativo en estos años y directamente rela- (1) cionado con la guerra, fue la introducción de procedimientos admi- Real Decreto disponien - n i s t rativos de extranjería para los desplazamientos lab o rales. do que los súbditos extranjeros, para entrar Francia fue pionera con la c a rta de identidad (c a rte d’identité) en en territorio español, deberán traer pasaportes 1917; dos años después en el Reino Unido se introduce el permiso expedidos y visados en la de trabajo (wo rk perm i t), que en el caso francés iría implícito en el forma que se indica, que acrediten su identidad, y contrato de trabajo hasta su disociación después de 1945; y el cer - para residir en el Reino, obtener la autorización tificado médico –obligat o rio para ejercer una actividad remunera- correspondiente; y decla - da– como instrumentos de control y reg u l a rización y también de rando que los súbditos españoles que regresen a protección de la mano de obra nacional, más abundante a partir de la Patria, también debe - rán estar provistos de 1918 por la licencia de las tropas tras la firma del armisticio. En pasaporte (Gaceta de Francia, el país que más españoles acoge, la política discriminato- Madrid, de 4 de mayo de 1922). ria en favor de los trab a j a d o res nacionales y de los foráneos resi- 42 -
  • 43. La emigración española a Europa en el siglo XX dentes se re c oge en la Ley de 11 de agosto de 1926, que establece medidas punitivas para aquellos empresarios que contraten extran- jeros de forma irregular, sancionándolos con penas que oscilan entre los 500 y los 1.000 francos. De acuerdo con la nueva norm a- tiva, se considera trabajador irregular a aquel que en el momento de cruzar el puesto fronterizo no esté en posesión de un contrato de trabajo visado por la autoridad competente y de un certificado médico expedido por un facultativo acreditado por un cónsul fra n- cés. La infracción de este requisito será sancionada con la deporta- ción. No obstante, para algunos autores expertos en el tema el control de fronteras no era muy estricto. Muchos españoles decl a - raban al pasar la frontera que no iban a Francia a trabajar. Una vez situados en territorio francés, acudían al circuito de la “emi - gración en cadena”, a la ayuda de parientes o paisanos, y solían encontrar patrono sin dificultad (ESPAÑOLES, 1976). Frente a esta apreciación, la Real Orden de 3 de enero de 1930, sobre los requisitos que deben cumplir los que pretendan emigrar a Francia, parece indicar lo contrario: a numerosos obreros españoles al entrar en Francia se les estampa en el pasaporte la anotación “de no poder ocupar un empleo asalariado” privándoles de obtener sus tarjetas de identidad y por tanto de encontrar colocación, por cuya causa acuden a los Consulados a fin de que se les repatríe (2) Real Orden nº 13 de 3 por carecer de recursos. Encarezco a V. E. se advierta a los jorna - de enero de 1930 sobre leros que soliciten el pasaporte que sólo con un contrato de traba - requisitos que deben cumplir los que preten - jo probado y autorizado por la autoridad francesa, podrán lograr dan emigrar a Francia (Gaceta de Madrid, de 4 el permiso de residir y trabajar en Francia2. El número 1 del de enero de 1930). Es la Boletín de la Inspección General de Emigración correspondiente al primera normativa legal española específica para bienio 1930-1931 info rma que el total de españoles que entraron un país europeo. - 43
  • 44. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa oficialmente en Francia en 1929 asciende a 18.974 trabajadores, de los cuales algo más del 85% para ocuparse en la agricultura, mien- tras que los reg u l a rizados ascendieron a 9.442. Los difíciles momentos por los que atraviesa la colonia española en Francia, cuyo volumen supera los 250.000 resi- dentes en 1921, además de incrementar el número de repatria- dos hace que el problema de la emigración española en Francia, de la emigración española, en un país europeo, salte a los medios de comunicación, al igual que en tantas ocasiones había ocurrido con algunos Estados ultramarinos. De especial importancia por su trascendencia social fue la labor de infor- mación y denuncia realizada por la Confe rencia de Metropolitanos españoles, que se tradujo en la creación de la Asociación de San Rafael para centralizar y organizar las dife- rentes actuaciones filantrópicas dedicadas a la atención de estos emigrantes en 1926; en un informe de las misiones espa - ñolas establecidas en el año 1927; tres pastorales del cardenal primado –Seg u ra y Sáez– en 1928, 1929 y 1930; y de un modo especial destaca el Memorial remitido al Rey Alfonso XIII el 17 de mayo de 1928. Directamente relacionado con estas acciones de denuncia nació el Secretariado de Misiones para emigrantes; se crearon en 1929 los patronatos provinciales y locales de acción social y emigración, p a ra que los que se ex p atrían no se hallen por falta de cultura ge n e ral o profesio - nal en condiciones de inferioridad… en los países de emigra - ción; también en ese año se constituyeron en Francia y en Portugal, en esas otras tierras ex t ra n j e ras más cercanas donde también existen fuertes núcleos de compatriotas emigra d o s, los patronatos españoles de emigración, para la protección 44 -
  • 45. La emigración española a Europa en el siglo XX cultural, física (salud), económica y social de los trabajadores; y se difunde una cada vez mayor y más ve raz información a los emigrantes sobre la situación de la emigración en Europa en el Boletín de la Subdirección General de Emigración. En el tránsito de los años veinte a los treinta, cuando pare- ce que comienza a visibilizarse esta corriente continental, el esta- llido de la crisis mundial y los acontecimientos que se precipita- ron sucesivamente en la década posterior interrumpieron los flu- jos de trabajadores con los países europeos, flujos que en muchas ocasiones constituían, como ya se ha dicho, un primer eslabón en el marco de un proyecto migratorio personal más amplio y dis- tante. Salvo en el caso francés, tendremos que esperar hasta 1946 para que vuelvan a reanudarse de forma espontánea las salidas, en consonancia con las demandas respectivas del mercado de tra- bajo y en particular con los intereses de los grandes grupos empresariales. Los mecanismos generalizados de gestión y con- trol de la inmigración vendrán a posteriori y se codificarán mayo- ritariamente en el decenio siguiente. No obstante, la actividad legislativa española de los primeros años treinta apunta en la dirección del mencionado proceso de visibilización, como se des- prende de la promulgación en 1930 de la Real Orden sobre los requisitos que deben cumplir los que pretendan emigrar a Francia y del Real Decreto que suprime la cartera de identidad e impone el pasaporte para emigrar; del Tratado de trabajo y asistencia social con Francia y del Concierto entre los Gobiernos español y alemán la supresión recíproca del visado de pasaportes para los ciudadanos alemanes y españoles que deseen entrar en sus res- pectivos territorios en 1932; y del Acuerdo de practicantes con Francia firmado al año siguiente. - 45
  • 46. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa En 1946, una Orden del Ministerio de Trabajo de 29 de m a r zo restablece pre c eptos del texto refundido de la Ley y Reglamento 20 diciembre 1924 de emigración, p o rque terminada la contienda mundial y en trances de normal reanudación del trá - fico de las líneas de ultramar, se hace necesario poner a punto los s e rvicios de emigración, recordando el estricto cumplimiento de las vigentes Leyes sobre la materia. De nuevo las autoridades gubernativas polarizan su atención en los desplazamientos ameri- canos e ignoran los que se reanudan de forma clandestina con d i rección a Europa y al norte de África, por el cierre de la frontera con Francia y por la resolución condenat o ria de la ONU en 1946. Difícil es precisar y clasificar los diferentes modelos de emigrantes que aparecen en estos momentos. En muchas ocasio- nes la concurrencia de varios factores en la decisión de partir nos impide catalogarlos abiertamente como emigrantes económicos, sobre todo cuando los motivos políticos afloran de uno u otro modo, antes o después de la expatriación. Así, en los primeros años posteriores al armisticio de 1945 se asiste a la difusión de los movimientos de reagrupación de las familias de los refugia- dos que habían sido regularizados por el gobierno francés con un certificado de identidad y viaje que los homologaba a los nansen; los que escapan por temor a la represión del régimen; los deser- tores del ejército franquista; los que ven frustrada su promoción personal y profesional por haber sufrido purgas o condenas, o aquellos que por medio de la rehabilitación de las viejas cadenas migratorias optan por cruzar las fronteras escapando de la difícil situación socioeconómica de España. Independientemente de las causas y de las identidades grupales simbólicas, todos acabarían compartiendo espacios y sociabilidades y asimilarían por ósmo- 46 -
  • 47. La emigración española a Europa en el siglo XX Presencia de la colectividad andaluza en la Feria de Bruselas. sis un fuerte contenido político e ideológico, que despertó a muchos y a muchas emigrantes al compromiso político y social y a la lucha por las libertades. 2.- INTERVENCIÓN Y GESTIÓN DE FLUJOS A mediados de la década de los años cincuenta comienza a notarse un cambio de actitud en el discurso oficial frente a la emi- gración. La no injerencia, el dejar hacer sustentado sobre una liber- tad de emigración decimonónica de corte liberal que sostienen los sectores más inmovilistas del régimen, va dejando paso a la implantación de un nuevo modelo intervencionista estatal de claro matiz económico por los tecnócratas. Al igual que ocurre en los Estados de acogida, los movimientos migrat o rios van a ser con- templados a partir de ahora como auténticas transacciones comer- ciales en la que los emigrantes se incorp o ran al capítulo de las exportaciones. De acuerdo con la Ley de ordenación de la emigra- ción de 1962, el Gobierno, respetando la libertad individual de - 47
  • 48. Francisco R. La política emigratoria española DURÁN VILLA y la emigración a Europa e m i gración, desarrollará su actividad en mat e ria emigratoria de acuerdo con las directrices de la ordenación del trabajo en régi - men de pleno empleo, para lo cual adoptará con preferencia el sis - tema de operaciones y programas asistidos por él, denominado como emigración asistida, que es la que tiene lugar ajustándose a planes, operaciones o programas ap robados por el Gobierno o con su intervención y cuenta con su ayuda técnica y económica. Detrás de este cambio de actitud se encuentran toda una s e rie de fa c t o res que hacen necesario revisar la norm ativa vigente, factores tales como la incapacidad del mercado de mano de obra de la industria en nuestro país para absorber a los expulsados de la inversión sectorial que está teniendo lugar entre las actividades pri- marias y las manufacturas; la creciente demanda de divisas para apuntalar el proceso de industrialización y desarrollo; y la necesi- dad del régimen de disponer de un instrumento que actúe de vál- vula reg u l a d o ra de la conflictividad sociolab o ral. Además, la emi- gración se entendía, y de ello da fe la Ley sobre bases de su orde- nación de 22 de diciembre de 1960, como un amplio campo de posibilidades abiertas ante la libertad del individuo y, al propio tiempo, fuente poderosa de vínculos y relaciones entre pueblos que puede proporcionar resultados beneficiosos… no sólo al que emi - gra y a sus familiares, sino en bien general de los países, tanto de o ri gen como de establecimiento. Este cambio de mentalidad coincide en el tiempo con una e s p i ral de crecimiento económico alto y continuado en los países más avanzados de Europa, m at e rializada en un intenso proceso de industrialización, en consonancia con una situación de pleno empleo, es decir, con tasas de paro muy bajas alimentadas sólo por desempleo friccional, y con la re c epción por llamada de con- 48 -