1. No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados.
Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más
beneficiará tu alma.
Una hora de paciencia vale más que un día de ayuno.
¡cuántas almas se pueden atraer con el buen ejemplo!
Quien tiene paz en su conciencia, lo tiene todo.
No nos creamos necesarios.
La buena educación es el germen de muchas virtudes.
El pasado debe ser maestro del futuro.
Hay que tener la paciencia como compañera inseparable.
Dios favorece al hombre alegre.
Me basta que sean jóvenes para amarlos como a hijos.
Un buen consejo lo aceptaría aunque viniera del diablo
Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre