2. Vida pública de Jesús
Los cristianos "hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento
en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección (...). Hace falta que
conozcamos bien la vida de Jesús, que la tengamos toda entera en la
cabeza y en el corazón, de modo que, en cualquier momento, sin necesidad
de ningún libro, cerrando los ojos, podamos contemplarla como en una
película (...). Así nos sentiremos metidos en su vida. Porque no se trata
sólo de pensar en Jesús, en representarnos aquellas escenas. Hemos de
meternos de lleno en ellas, ser actores. Seguir a Cristo tan de cerca como
Santa María, su Madre, como los primeros doce, como las santas mujeres,
como aquellas muchedumbres que se agolpaban a su alrededor. Si obramos
así, si no ponemos obstáculos, las palabras de Cristo entrarán hasta el
fondo del alma y nos transformarán" (San Josemaría Escrivá, Es Cristo que
pasa, n. 107).
Los misterios de la vida pública de Jesús
De los muchos acontecimientos de los tres años de vida pública de Jesús se
pueden destacar el bautismo en el Jordán, las tentaciones en el desierto, la
predicación sobre el Reino de Dios, la transfiguración en el monte Tabor, la
subida a Jerusalén, su entrada mesiánica en la Ciudad Santa y los misterios
finales de la Pasión y muerte para redimir a los hombres.
3. 2. El bautismo de Jesús en el Jordán
Con el bautismo comienza la vida pública del Señor. El Precursor se resiste
a bautizarle, pero Jesús insiste y Juan Bautista le bautiza. Fue el momento
de la manifestación de Jesús ante el pueblo de Israel como el Mesías
prometido del Antiguo Testamento y como el Hijo de Dios igual al Padre. El
bautismo de Cristo nos recuerda nuestro bautismo.
3. Las tentaciones de Jesús en el desierto
Después de ser bautizado por Juan, Jesús se retiró al desierto para rezar,
permitiendo ser tentado por el diablo. Las respuestas al tentador ponen de
manifiesto la identificación filial con el designio de la salvación querido por
Dios, su Padre. La Iglesia celebra cada año la cuarentena de Jesús en el
desierto, venciendo con su penitencia las tentaciones del diablo para darnos
ejemplo.
4. La predicación sobre el Reino de Dios
Jesús vino al mundo a predicar el Reino de Dios y fundar la Iglesia. De esta
predicación son especialmente significativos el Sermón de la Montaña y las
parábolas, confirmando su misión con la santidad de vida y los milagros.
Desde el comienzo de la vida pública, Jesús eligió doce Apóstoles para estar
con Él y asociarlos a su misión.
4. 5. La transfiguración de Cristo en el Tabor
Jesús se transfiguró en presencia de sus discípulos predilectos: Pedro,
Santiago y Juan, para fortalecer la fe de los Apóstoles ante la proximidad de
la Pasión. Según la tradición sucedió en el monte Tabor.
6. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Jesús sube a Jerusalén voluntariamente, dispuesto a morir, pues sabía que
allí iba a consumarse -por el sacrificio de la cruz- la salvación de los
hombres. La entrada mesiánica en Jerusalén, que celebramos el Domingo
de Ramos, manifiesta la venida del Reino que el Rey-Mesías -recibido en su
ciudad por los niños y por los humildes de corazón- va a llevar a cabo con
su muerte y resurrección.
7. Del Cenáculo a la Cruz
"Viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre,
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin"
(Juan 13,1). Así introduce San Juan el relato de los últimos acontecimientos
de la vida del Señor antes de padecer; en efecto, estos momentos revelan
cuánto sufrió y hasta qué punto nos amó. Envió a dos discípulos a preparar
la pascua, y Jesús con los Apóstoles se reunieron en un salón que la
tradición designa como el Cenáculo.
5. Entonces desahogó su corazón en un largo discurso, que sirve de marco al
lavatorio de los pies, dándoles ejemplo de humildad y de servicio; al
mandamiento nuevo del amor, que les confía; a la institución de la
Eucaristía y del sacerdocio ("Haced esto en memoria mía" (Juan 22,19); a
la promesa del Espíritu Santo; a la oración sacerdotal, que abre la
perspectiva de la gloria de la Cruz, donde se restaura la gloria del Padre y
se abren a los hombres las puertas del cielo.
Ante tantos acontecimientos -y no fue el menor la traición de Judas y las
negaciones de Pedro-, Dios Padre glorificó a su Hijo con la resurrección y
ascensión al cielo, donde está sentado a la derecha del Padre.
8. Conocer la vida de Jesús
Cada cristiano debe conocer y reproducir en sí mismo la vida de Jesucristo;
mucho le ayudará el leer y meditar la Sagrada Escritura, de donde sacará
continuas lecciones para el seguimiento de Jesús, que nos marca el camino
de la santidad en la vida ordinaria de la familia y del trabajo.
Tomado de:
http://www.aplicaciones.info/valores/vavc13.htm