Marcelo Torcuato de Alvear fue un político argentino y presidente de Argentina entre 1922 y 1928. Nació en 1868 en Buenos Aires y murió en 1942. Perteneció al partido Unión Cívica Radical y fue elegido presidente por Hipólito Yrigoyen a pesar de tener diferencias personales. Su gobierno se caracterizó por la estabilidad económica y el progreso gracias al aumento del comercio exterior. También impulsó leyes de previsión social y desarrollo industrial y tecnológico.
2. ■ Nacimiento : 4 de octubre de 1868, Buenos
Aires, Argentina
■ Fallecimiento : 23 de marzo de 1942, Don
Torcuato, Argentina
■ Mandato: 12 de octubre de 1922 — 12 de
octubre de 1928
■ Partido : UnionCivica Radical
3. ■ Político argentino, presidente de la
República entre 1922 y 1928. Nieto del
general Carlos María de Alvear, director
supremo de las Provincias Unidas, e hijo
de Torcuato de Alvear, quien realizó
grandes obras y mejoras edilicias en la
ciudad desde su cargo de intendente de
Buenos Aires, desde su adolescencia tuvo
vocación política y fue uno de los primeros
adeptos de la renovación del sistema
político, en la línea proyectada por Leandro
N. Alem.
4. ■ Hombre culto y muy inteligente, estudió
derecho en Buenos Aires, graduándose en
1891, y completó sus estudios en Europa. Fue
amigo de Hipólito Yrigoyen y, por afinidad de
ideas, había estado ligado a él desde poco
antes de la Revolución del Parque en 1890.
Alvear tenía su propia personalidad, sus
gustos y un carácter opuesto en muchos
aspectos; uno era introvertido y el otro
totalmente comunicativo, con una visión más
amplia de los problemas y una mente más
variada, con grandes inquietudes intelectuales
y políticas.
5. ■ Marcelo T. de Alvear participó en la Revolución del Parque y fue uno de los
firmantes del manifiesto del 2 de junio de 1891, que fundó la Unión Cívica
Radical. Junto con Alem, Martín Torino, Víctor Molina y otros, estuvo
encarcelado en la corbeta La Argentina. Formó parte del comité
organizador de la revolución radical de 1893; triunfante el movimiento en
la provincia de Buenos Aires y habiendo renunciado el gobernador Julio A.
Costa, se constituyó un gobierno provisional encabezado por Juan Carlos
Belgrano, y Alvear fue designado ministro de Obras Públicas del gabinete
6. ■ Hombre de gran fortuna,
viajó mucho por Europa
y contrajo matrimonio en
Lisboa, en 1906, con la
gran cantante lírica
Regina Paccini. Pero sus
viajes no le impedían
estar al tanto de los
acontecimientos del país.
Con la ley Sáenz Peña
que estableció el voto
secreto y obligatorio,
Alvear fue elegido
diputado por la capital
en 1912; renovada la
Cámara, fue electo por la
provincia de Buenos
Aires.
• Diputado muy laborioso, presentó al
Congreso varios proyectos, entre
otros unas modificaciones sobre la
organización del ejército y uno
relativo a los empleados civiles del
estado, que tendía a fundar los
ascensos en el escalafón jerárquico
por concurso y antecedentes.
Participó en los debates sobre la
construcción de las "casas baratas",
sobre accidentes de trabajo,
etcétera, e integró la delegación
argentina a la asamblea de la
Sociedad de Naciones que presidía
el ministro de Relaciones Exteriores,
Honorio Pueyrredón.
7. ■ En 1922 finalizaba el mandato presidencial
de Hipólito Yrigoyen. En Argentina, la
Constitución impedía la reelección
presidencial, de modo que Yrigoyen debía
buscar un sucesor, y esperar los seis años
que gobernaría éste para poder
presentarse nuevamente como candidato.
Inesperadamente, Yrigoyen propuso a
Marcelo de Alvear. La propuesta resultó
sorprendente, porque Alvear no pertenecía
a los círculos yrigoyenistas, estaba
vinculado al sector del patriciado radical y
era considerado por la élite como uno de
los suyos.
8. Pero la decisión, como es obvio, no había sido arbitraria. Alvear,
alejado de la conducción directa del partido, dado que por entonces
se desempeñaba como embajador en Francia, debía necesariamente
mantenerse fiel al líder que lo había elegido. Por otra parte tendría
a su lado, como vicepresidente, a Elpidio González, un yrigoyenista
histórico. La designación de Alvear puede interpretarse además
como un intento de acercamiento al grupo patricio nacido de la
revolución de 1890, y que condujo, con Alem, a la escisión que dio
lugar al nacimiento de la UCR. Es posible que Yrigoyen y los
hombres cercanos a él buscaran con este gesto aliviar las tensiones
de los sectores agroexportadores que no eran hostiles al
radicalismo; ello habría permitido un reagrupamiento de fuerzas en
las filas partidarias.
9. ■ A Yrigoyen le resultó fácil imponer su candidatura y el
electorado, por apego al caudillo, le aseguró el triunfo. Las
elecciones se realizaron en abril de 1922; la candidatura
de Alvear se impuso por un amplio margen, obteniendo el
40 por ciento de los votos emitidos. El radicalismo ganó
en todas las provincias a excepción de San Juan y
Mendoza, donde los partidarios de dos disidentes, Cantón
y Lencinas respectivamente, representaban movimientos
de fuerte arraigo local. En julio del mismo año el Congreso
verificó el escrutinio definitivo. Quedó así consagrada la
fórmula Alvear-González. Alvear, que se hallaba en París,
fue agasajado por casi todos los gobiernos de Europa al
difundirse la noticia de su elección a la presidencia. El 11
de junio el rey de Italia, Víctor Manuel III, lo recibió y
abrazó en signo de confraternidad; otro tanto hicieron el
rey británico Jorge V y el español Alfonso XIII. De regreso
al país, recibió el homenaje de los gobiernos de Brasil y de
Uruguay. El 14 de agosto llegó a Buenos Aires y el 12 de
octubre de 1922 asumió el mando. En sesión solemne del
Congreso, el presidente Yrigoyen depositó los símbolos del
poder y Alvear prestó juramento.
10. Aunque tanto Yrigoyen como Alvear eran radicales y
habían luchado juntos en las duras batallas políticas
desde finales del siglo XIX, eran también personalidades
muy diferentes. La posteridad, de hecho, ha recogido
imágenes más bien opuestas de ambos. A Yrigoyen se lo
ve como una especie de dios Jano con dos caras: para
unos fue el artífice del fin de un régimen "falaz y
descreído", según él definía a los gobiernos de la
oligarquía; para otros, fue un caudillo ignorante y
demagogo, ejemplo de los peores vicios de la
democracia. A Alvear, en cambio, se lo suele ver como
uno los grandes presidentes del viejo régimen, y su
política se considera asimilable con los vicios y las
virtudes de aquél. En cualquier caso, ambos se
enfrentaron a parecidos problemas, derivados de su
intención de poner en pie y consolidar las instituciones
democráticas, y de conducir por los nuevos canales del
voto universal la representación, la negociación de
intereses y las demandas de reforma de la sociedad que
el radicalismo había asumido como bandera.
11. ■ De ideología democrática y liberal, Marcelo T. de
Alvear gobernó con prudencia, pero sin halagar a
las masas, pues repudiaba por temperamento la
demagogia y el personalismo. Procuró mantener
los principios fundamentales del orden
constitucional y trató de establecer una
administración eficaz y honrada. De los ministros
designados por Alvear, sólo el doctor Eufrasio
Loza, ministro de Obras Públicas, era hombre de
confianza de Yrigoyen. Los demás habían
mostrado disidencias con el "personalismo". El
gabinete se completó con Nicolás Matienzo
(Interior), Ángel Gallardo (Relaciones Exteriores y
Culto), Celestino J. Marcó (Justicia e Instrucción
Pública), Tomás Le Bretón (Agricultura), el coronel
Agustín P. Justo (Guerra) y el almirante Manuel
Domecq García (Marina). A lo largo del período
presidencial hubo renuncias que fueron cubiertas
también por hombres que no aceptaban el
"personalismo". Sólo Gallardo, Domecq García y
Justo permanecieron todo el período presidencial.
12. ■ La composición del gabinete reflejaba así la presencia
mayoritaria del ala patricia del partido, lo que no dejó de
provocar protestas entre los militantes de clase media. Estas
designaciones y esas protestas no eran casuales. Los grupos
aristocráticos impusieron dos condiciones para cooperar con
Alvear: que no se produjeran intervenciones federales en las
provincias y que el gasto público estuviera estrictamente
controlado por el Congreso. Esta última exigencia implicaba el
abandono por parte de Alvear de las prácticas que habían sido
moneda corriente durante la presidencia de Yrigoyen, sobre
todo la del aumento del gasto público por decreto para
financiar el otorgamiento de cargos públicos. Una exigencia
que, por otra parte, se hacía más acuciante que nunca, ya que
en 1921 (es decir, poco antes de abandonar el poder) había
incrementado aún más el presupuesto para cubrir el gasto
público.
13. ■ Alvear lideró un gobierno de orden y
progreso; fue un gobernante
prudente que no se inclinó al
caudillismo. Su subida al poder
coincidió con el término de la crisis
que siguió a la Primera Guerra
Mundial; esto le permitió mejorar la
economía y las finanzas, debido al
aumento del comercio exterior. Las
materias primas fueron bien
vendidas en los mercados europeos,
lo mismo que las buenas cosechas
obtenidas. Los capitales extranjeros
realizaban inversiones en el país y
llegó un buen número de
inmigrantes, lo cual produjo el
acrecentamiento de la riqueza y la
valorización de la moneda.
14. ■ Bajo el impulso de su gobierno se
sancionaron algunas leyes de
previsión social (jubilaciones de
bancarios y maestros), se
reglamentó el trabajo de las mujeres
y de los menores, se estableció el
pago de los salarios en moneda
nacional, etcétera. Se creó la
Dirección General de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales, a cuyo cargo
fue puesto el ingeniero Enrique
Mosconi. El coronel Agustín P. Justo,
ministro de Guerra, renovó el
antiguo material bélico y dispuso
establecer la primera fábrica de
aviones en Córdoba; se modernizó
con nuevas unidades la flota de
guerra y se instaló la base de
submarinos en Mar del Plata.
Durante la presidencia de Alvear se instalaron
las destilerías de petróleo de La Plata; además,
se inició la construcción de los ministerios de
Hacienda, Obras Públicas, Guerra y Marina y el
edificio del Banco de la Nación, en plaza de
Mayo. Fue una época de intenso movimiento
inmigratorio: sólo en 1924 llegaron 190.000
inmigrantes; desde 1924 hasta 1929 entraron
al país cerca de dos millones de personas de
todas las procedencias. El peso argentino, en
mayo de 1927, llegó a cotizarse a la par y en
algún momento superó al dólar americano. Esa
prosperidad llevó a la apertura de la Caja de
Conversión, cuyo decreto se firmó el 25 de
agosto de 1927, lo cual permitió que la
Argentina gozara de un crédito ilimitado, como
lo afirmó la banca estadounidense Morgan. El
establecimiento del patrón oro fue recibido con
beneplácito por todos los sectores de la
opinión pública.
15. ■ En el aspecto artístico y cultural, la presidencia de Alvear fue muy positiva.
Por iniciativa de su esposa Regina Paccini de Alvear se creó la Casa del
Teatro, y en septiembre de 1928 se inauguró en el Teatro Cervantes la
primera exposición nacional del libro que se conoció en Buenos Aires, entre
muchas otras obras. También durante su gobierno visitaron el país personajes
de gran relieve; Buenos Aires fue por aquellos años un centro de atracción
internacional. Llegaron de visita y en misión cultural hombres de ciencia
como Albert Einstein, personalidades políticas como Vittorio Emanuele
Orlando, George Curzon o Albert Thomas, y escritores como Pirandello y
Keyserling.
16. ■ La presidencia de Marcelo de Alvear vivió un episodio de conflicto
con el Vaticano. El 8 de abril de 1923 murió el arzobispo de Buenos
Aires, Antonio Espinosa. Siguiendo la tradición, el Senado aprobó la
terna compuesta por Miguel de Andrea, Francisco Alberti, obispo de
La Plata, y Abel Bazán, obispo de Paraná. Dicha terna fue remitida
al Vaticano, que, sin dar ninguna explicación, no aprobó el
nombramiento de monseñor De Andrea. Alvear fue informado por
el nuncio apostólico de que habían surgido dificultades para la
designación propuesta; sin embargo, se decidió mantener la terna,
pese a que De Andrea había renunciado en noviembre de 1923. El
gobierno insistió en que monseñor De Andrea sería el único
arzobispo de Buenos Aires, no obstante haber hecho saber éste su
decisión irrevocable de no aceptar el arzobispado. Se atribuye la
oposición del Vaticano a la actitud políticosocial de monseñor De
Andrea, similar a la de Don Sturzo, fundador del Partido Demócrata
Cristiano en Italia. Los hechos alcanzaron difusión en la prensa y
en el Congreso; se llegó a proponer el retiro del ministro Mansilla
del Vaticano y la declaración del nuncio como persona no grata.
17. Se mantuvieron discusiones en tonos apasionados, pero el día
15 de enero de 1925 se aceptó la renuncia reiterada de
monseñor De Andrea. El gobierno argentino pidió al Vaticano
que el nuncio papal Beda de Cardinale y el secretario Silvani
fueran relevados de sus cargos, considerando que su
mediación había dificultado la solución de la crisis. Los
funcionarios fueron retirados, lo cual facilitó una salida
honrosa. Mientras tanto, el gobierno no mantuvo relaciones
oficiales con monseñor Boneo, aunque sin testimoniar
hostilidad a su persona. A fines de septiembre, el Senado
formó una nueva terna para el arzobispado, integrada por
Alberti, Piedrabuena y fray José María Bottaro. A fines del año
1926 llegó a Buenos Aires un nuevo nuncio apostólico, Felipe
Cortesi, quien, con habilidad diplomática, puso fin a un
conflicto que duró tres años y medio, en los cuales el gobierno
mantuvo su derecho al patronato.
18. ■ El gobierno de Alvear contó con la colaboración de hombres
de gran capacidad. La administración fue honrada y eficaz.
Se jerarquizó la función pública, que preocupaba mucho al
presidente, quien aspiraba a que su administración
adquiriera la decorosa fisonomía de los gobiernos europeos.
Cuando volvían a acercarse las elecciones, todo el país se
preparó para asistir a una dura lucha entre las dos facciones
en que se había dividido el radicalismo: personalistas y
antipersonalistas. Entre ellos no había diferencias de
programa; las únicas diferencias eran las que dividían
personalmente a Alvear e Yrigoyen.
19. ■ En los primeros meses de 1928, la crisis
mundial se hizo presente en la lucha
electoral; la simpatía popular se
mantenía fiel a Yrigoyen. Los
conservadores querían la presidencia y
no estaban dispuestos a perderla, por lo
que apelaron al recurso de la
conspiración. Un grupo militar,
encabezado por el ministro de Guerra
Agustín P. Justo, comenzó a organizarse
para impedir el retorno de Hipólito
Yrigoyen al poder. Alvear, hombre
democrático y leal, la contuvo y se opuso
a que se siguiera ese camino, que
consideraba totalmente inadecuado.
20. ■ Las elecciones se realizaron en el
mes de abril de 1928 y dieron como
resultado el triunfo de Yrigoyen por
amplia mayoría (cuatrocientos mil
votos de diferencia). En 1831, un
año después del golpe de estado que
derrocó a Yrigoyen, Marcelo de
Alvear regresó de Europa y se
reincorporó a la UCR. Ese mismo año
se le impidió presentar su
candidatura a la presidencia por no
haber transcurrido un mandato
presidencial; en 1937 presentó de
nuevo su candidatura, que resultó
derrotada. Pese a ello, Alvear
mantuvo su actividad política y su
condición de principal dirigente del
radicalismo hasta su muerte.