2. • El corazón ha
simbolizado para la
gran mayoría de las
culturas el centro de
la persona, donde
vuelve a la unidad y
se fusiona la múltiple
complejidad de sus
facultades,
dimensiones,
niveles, estratos: lo
espiritual. y lo
material, lo afectivo
y lo racional, lo
instintivo y lo
intelectual.
3. • Una persona con
corazón es no la
dominada por el
sentimentalismo sino
la que ha alcanzado
una unidad y una
coherencia, un
equilibrio de
madurez que le
permite ser objetivo
y cordial, lúcido y
apasionado, instintiv
o y racional; la que
nunca es fría sino
siempre
cordial, nunca ciega
sino siempre
realista.
4. • El corazón aparece
muy frecuentemente
en la Biblia con un
rico significado.
Jesús mismo nos
dice:
“Amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu
corazón, con toda tu
alma y con toda tu
mente”
Mateo 22, 37.
5. • La devoción al
Corazón de Jesús ha
existido desde los
primeros tiempos de
la Iglesia, cuando se
meditaba en el
costado y el Corazón
abierto de Jesús, de
donde salió sangre y
agua. La devoción al
Sagrado Corazón
está por encima de
otras devociones
porque veneramos al
mismo Corazón de
Dios
6. • Pero fue Jesús
mismo quien, en el
siglo diecisiete, en
Paray-le-
Monial, Francia, solic
itó, a través de una
humilde
religiosa, que se
estableciera
definitiva y
específicamente la
devoción a su
Sacratísimo Corazón.
• El 16 de junio de
1675 se le apareció
Nuestro Señor y le
mostró su Corazón a
Santa Margarita
María de Alacoque.
7. • Su Corazón
estaba rodeado
de llamas de
amor, coronado
de espinas, con
una herida
abierta de la
cual brotaba
sangre y, del
interior de su
corazón, salía
una cruz.
8. • Santa
Margarita escuchó a
Nuestro Señor decir:
"He aquí el Corazón
que tanto ha amado
a los hombres, y en
cambio, de la mayor
parte de los hombres
no recibe nada más
que ingratitud,
irreverencia y
desprecio, en este
sacramento de
amor."
9. • Con estas palabras
Nuestro Señor mismo
nos dice en qué
consiste la devoción a
su Sagrado Corazón. La
devoción en sí está
dirigida a la persona de
Nuestro Señor
Jesucristo y a su amor
no correspondido,
representado por su
Corazón.
10. • Dos, pues son los
actos esenciales de
esta devoción: amor
y reparación. Amor,
por lo mucho que Él
nos ama. Reparación
y desagravio, por las
muchas injurias que
recibe sobre todo en
la Sagrada
Eucaristía.
11. • Jesús, el hombre
para los
demás, tiene
corazón porque toda
su vida es como un
fruto logrado y
pingüe, un fruto
suculento de
sabiduría y santidad.
Su corazón no es de
piedra sino de carne
(Ez 11,19). Su vida
es un signo del buen
amar, del saber
amar.
12. CONSAGRACION DEL ECUADOR AL
SAGRADO CORAZON DE JESUS
• En el año de 1873, el
Ecuador se consagra
solemnemente al
Sagrado Corazón de
Jesús y hacía profesión
pública de la fe en los
perennes postulados de
la Religión Católica, cuya
savia ha nutrido las
raíces más hondas de
nuestra nacionalidad.
13. SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Solemnidad
• VIERNES DE LA
TERCERA
SEMANA
• DESPUÉS DE
PENTECOSTÉS
19. • EL AMOR
DISCULPA TODO
EL AMOR ES
CARIDAD, NO SE
ALEGRA DE LO
INJUSTO, SOLO
GOZA EN LA
VERDAD
20. • EL AMOR
SOPORTA TODO,
EL AMOR TODO LO
CREE, EL AMOR
TODO LO ESPERA,
EL AMOR ES
SIEMPRE FIEL
21. • ///SI YO NO TENGO
AMOR, YO NADA
SOY SEÑOR///
22. • NUESTRA FE,
NUESTRA
ESPERANZA,
FRENTE A DIOS
TERMINARA, EL
AMOR ES ALGO
ETERNO, NUNCA
NUNCA PASARA
23. • ///SI YO NO TENGO
AMOR, YO NADA
SOY SEÑOR///
24.
25. Juan 15, 9-15
Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros;
permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos,
permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os
he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro
gozo sea colmado.
Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los
otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que
el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis
amigos, si hacéis lo que yo os mando.
No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace
su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo
que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
26.
27.
28.
29. Oración
• Corazón Sacratísimo de Jesús, que por el grande
amor que nos tienes, te has dignado
prometernos la perseverancia final y la gracia de
no morir sin Sacramentos, haciéndote nuestro
seguro asilo en la última hora de nuestra vida;
humildemente te pido que cumplas en mí tu
palabra, que tanta confianza inspira a nuestros
corazones. Yo, por mi parte, prometo hacer
cuanto pueda para amarte más y más y para
hacerme digno de una tan grande Promesa,
evitando el pecado y todo cuanto pueda
desagradarte. Te pido para ello, tu gracia, que
espero alcanzar por lo méritos de tu mismo
Corazón. Amén.