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SUMA: Por una universidad al servicio del pueblo
1.- ¿Quiénes somos?
Somos un colectivo de estudiantes constituido por independientes y militantes de distintas organizaciones sociales y políticas. Compartimos el legado de las grandes movilizaciones del 2011,
de las que la FEP fue parte protagónica y activa. Una de las demandas más importantes que dio a
luz este proceso de movilización, fue la batalla por la democratización de la universidad. Lamentablemente, esta bandera de lucha fue abandonada a poco andar por la conducción autocomplaciente de la FEP que gobernó el 2012-2013. Hoy, nos proponemos recuperar la Federación para las
transformaciones profundas que el Pedagógico requiere, partiendo por la instalación de una mesa
ejecutiva que luche activamente por la defensa de la educación pública y la refundación de nuestra
universidad sobre la base de la democracia triestamental, una política financiera y económica que
dignifique la vida estudiantil y la apertura de las fronteras que rigen los campus.
Nos proponemos recuperar la FEP para un futuro de lucha. Queremos impulsar un verdadero
programa de transformaciones estructurales, que tienda a poner en la palestra pública de la universidad el verdadero problema del estudiantado, que es el de cómo contribuir a una mejora sustantiva
en las condiciones de vida del pueblo chileno, del que nos sentimos parte integrante. Un programa
no puede ni debe ser concebido como una serie de ideas desvinculadas entre sí, para resultar más
atractivos a la hora de conseguir votos. Un programa es el mínimo común que permite impulsar
2. transformaciones e impugnar a un grupo político determinado por el incumplimiento de tales
bases programáticas. Dejamos a disposición de los estudiantes nuestra plataforma, basada en ejes
propositivos, pero también de demandas. Es sobre esa plataforma programática que una Federación debe ser juzgada, y no sobre la voluntad subjetiva de determinados sectores o la presentación
estética de la lista.
2.- Una federación de lucha y compromiso con el movimiento estudiantil
El año 2011, los estudiantes chilenos consiguieron un resultado inédito en la historia de los procesos de movilizaciones. Históricamente, los distintos sectores movilizados, impulsaban demandas
parciales y desarrollaban conflictos con el Estado por separado. El año 2011, en cambio, bajo la
demanda de educación gratuita, el pueblo en su conjunto se comprometió en un proceso de movilización amplio y radical, cuya expresión máxima fue el paro convocado por la CUT y el CONFECh
en agosto. Ese año la FEP sacaba miles de estudiantes a la calle y constituía una de las federaciones
más importantes en los debates internos del CONFECh. Queremos recuperar este rol protagónico
desde las demandas históricas del movimiento social y estudiantil: la educación gratuita, el fin del
estado subsidiario, una carrera docente digna para los profesores de Chile, una política de financiamiento universitario basada en el aporte fiscal directo, terminando con el AFI que distorsiona
las prioridades del estado en relación a las universidades públicas, y finalmente la generación de
un proceso constituyente o asamblea constituyente que refunde el estado chileno sobre la base del
protagonismo popular. Una FEP comprometida con estas demandas es lo que proponemos para
ordenar nuestras propuestas concretas en el movimiento.
3.- De la universidad precaria a la universidad garante
El Pedagógico es una universidad cuyo componente estudiantil más importante pertenece a los
quintiles más bajos de la población. Esta realidad, sin embargo, ha sido obviada por las autoridades
universitarias, y recientemente por la propia FEP. Se ha impuesto una especie de olvido sobre la
condición de clase de nuestros compañeros, situando el debate interno del movimiento estudiantil
del Pedagógico en temas como la reforma de la DAE o la constitución de comisiones triestamentales de revisión. En realidad, todo se viene revisando y proponiendo hace ya varios años, sin ningún
cumplimento real por parte de las autoridades. La lucha por la triestamentalidad por la triestamentalidad misma, sin objetivos de fondo que pongan en jaque el actual modelo precario-corporativo
de la UMCE, no tiene sentido. Aunque son luchas paralelas, la cuestión de la democracia interna
solo tiene sentido en el marco de una transformación económica de nuestra universidad: crear y
seguir creando comisiones triestamentales y comisiones de análisis para uno y otro tema nos llevará por el atolladero del formalismo, la trampa preferida de las autoridades para hacer olvidar las
demandas de fondo al movimiento estudiantil. En este sentido es que creemos que un piso mínimo
de demandas que de cierta forma ordene las futuras movilizaciones son más bien las siguientes:
• Reforma a la política arancelaria de la UMCE, incentivando la permanencia y el ingreso de
los estudiantes más pobres. Esta reforma es paralela a los procesos de transformación que experimentará seguramente la política de financiamiento a la educación superior en Chile. Esta reforma
debe incluir al menos la matrícula en 2 o 3 cuotas, o un endosamiento del arancel de matrícula al
arancel mensual, la rebaja progresiva de aranceles y el congelamiento nominal del arancel en todas
las carreras, incluyendo las de ingreso especial.
• La implementación de un sistema de becas para los quintiles más bajos que estudian en la
universidad, incluyendo a los estudiantes que provienen de regiones. Especialmente importante se
hace el desarrollo de una beca de transportes digna, y no una burla para el bolsillo de los estudiantes, pero por sobretodo, establecida bajo criterios socioeconómicos y no de libre disposición de
la DAE o la FEP. El restablecimiento de una beca de alimentación que incluya desayuno y once para
los estudiantes, y por último la reconstrucción o arriendo de un espacio donde los estudiantes con
problemas de vivienda o de regiones puedan vivir y estudiar tranquilamente.
• Una administración de los recursos de los que dispone la universidad pensada en los estudiantes. Incluyendo temas de alta relevancia económica como el jardín de los estudiantes, que es
más bien una guardería en comparación al de los funcionarios (inequidad sustancial e intolerable),
la renovación de la estantería abierta de la biblioteca en función de terminar con una política de
préstamos restrictiva, y la generación de un sistema virtual de solicitud y envío de documentos de
coste gratuito.
4.- La construcción de una Nueva Democracia Universitaria
Para nosotros, Nueva Democracia Universitaria, quiere decir ante todo una reforma profunda
y amplia del sistema de toma de decisiones de la Universidad. En términos de democracia universitaria, lo que existe hoy es un sistema basado en la unilateralidad y la primacía del estamento
académico, considerado como el legítimo “dueño de casa” en desmedro de los estudiantes, bajo el
argumento de que estos constituyen más bien un estamento pasajero que deja la casa de estudios
tarde o temprano. Saltar de esa democracia restringida es uno de los imperativos que nos hemos
propuesto, saltando a una Nueva Democracia Universitaria que pueda sentar las bases para un
modelo a seguir: queremos tener una universidad modelo en términos de la democratización de
los planteles, y que rompa con las restricciones impuestas por la dictadura militar. Creemos que las
instancias o niveles de democratización deben ser los siguientes:
• Concejos de gestión y presupuesto participativo. Para mejorar la administración de los espacios físicos, centros de poder y producción del conocimiento, extensión, etc., de la universidad,
creemos que es necesario un involucramiento mayor por parte de los estudiantes en la gestión
y uso de todos los servicios de la universidad. El modelo que proponemos es la generación de
Concejos de gestión y presupuesto participativo, en donde los procesos de generación de presu-
3. puesto, gestión de espacios e inmobiliario, sean controlados y determinados triestamentalmente.
Así debería suceder con áreas como extensión, la biblioteca o el propio jardín de funcionarios y
estudiantes. Este modelo está tomado de experiencias de desarrollo local venezolanas, donde los
presupuestos de los gobiernos locales (municipios) se determinan territorialmente a través de este
sistema en algunas provincias. Es absolutamente aplicable a la universidad.
• Atribuciones reales de fiscalización a los pequeños espacios triestamentales que ya existen,
con la posibilidad de establecer informes y tomar decisiones respecto a las dotaciones, las políticas
públicas de la universidad, etc.
• Asamblea constituyente universitaria. Durante el 2010 volvimos a escuchar la palabra
“claustro”, tal como el año 97’, donde el Pedagógico inició un proceso refundacional que no fue
respetado por la rectoría de Navarro. El 2011 este claustro no se realizó por razones que son obvias,
y el 2012 y 2013, en el marco de un extraño discurso realpolitik adoptado por la mesa ejecutiva
de la federación, el claustro se transformó en una promesa vacía, siendo reemplazado por “ganadas concretas” que en realidad no constituyen sino concesiones formales sin transformaciones de
fondo. Creemos que esta demanda se ha agotado. Hoy constituye un golpe estratégico de primer
orden plantear el camino que queremos de antemano: una Asamblea Constituyente Universitaria, que implique un proceso de revisión y refundación de la UMCE, realizada mediante comités
triestamentales refundacionales a través de todas las carreras e instancias de la universidad. Si los
estudiantes no empujamos el proceso reconstrucción democrática del Pedagógico, no lo hará nadie
por nosotros.
• Negociaciones triestamentales con conexión directa con las bases del Pedagógico. Esto es
posible solo en el marco de la asistencia del rector y las autoridades a los procesos de discusión que
los estudiantes estimen pertinentes. El pleno de la FEP debería tener la oportunidad de reunirse
con el Consejo Académico al menos dos veces al año, y plantear sus inquietudes y demandas. En la
primera de estas reuniones debería quedar demostrada la voluntad incontestable del estudiantado
de comenzar un proceso constituyente.
5.- Más allá de las fronteras de la Universidad
No podemos perder la oportunidad histórica de tener una Federación vinculada con el territorio, las poblaciones y la clase trabajadora de nuestro país. La experiencia de voluntariado del 2011,
pese a algunas debilidades vinculadas con la planificación y la inexperiencia, fue en su base una
gran posibilidad de construir lazos con el mundo campesino y las organizaciones del campo chileno. La realización de este tipo de trabajos voluntarios en el campo, debe ser un imperativo en la
extensión de la federación de estudiantes, ya que sólo el vínculo con lo popular nos hará verdaderamente fuertes en los procesos de movilización futuros.
Pensamos, además, que la política de extensión y vinculación con el medio no puede ser pensada
desde el punto de vista de micro-experiencias de recuperación de espacios. Si bien este componente
debe estar presente, hay que transformar el voluntariado pedagógico en una práctica permanente
y cotidiana en determinados barrios, establecer convenios con organizaciones vecinales, juveniles
y culturales para la cooperación mutua y la generación de instancias de enseñanza, formación o
actividades. Los pobladores y trabajadores requieren algo más que micro-experiencias, requieren
de la ayuda de las herramientas técnicas con las que nosotros contamos, para iniciar sus procesos
de lucha en mejores condiciones y con más instrumentos. Por último nos parece crucial movilizar
la universidad al territorio, iniciando cátedras en el corazón de las poblaciones del gran Santiago.
En conclusión es el rol público el que se opone a la mercantilización de la educación y permite
contraponer lo privado con lo público. La educación ya no puede ser un bien de consumo, debe ir
en directa relación con un proyecto de sociedad, la que el pueblo demande. El rol público de la educación en definitiva es la que crea al ciudadano, es la que construye una identidad colectiva, en la
cual las personas son conscientes de un espacio común en la sociedad. La educación debe cambiar
junto a la sociedad en toda su complejidad para generar verdaderas transformaciones en la calidad
de vida del pueblo en su conjunto.
Por una universidad al servicio del pueblo