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LOS CACICAZGOS DE LAMBAYEQUE
Son Señores de pueblos y de provincias estos que llaman Caciques
PEDRO PIZARRO
En todo el distrito de la ciudad de San Miguel y en todos los llanos del Perú fueron los
Señores muy temidos y se servían con gran pompa, usaban músicos y trúhanes y tenían
muchas mujeres hermosas: y cuando el Señor comía por grandeza se juntaba mucha
gente y bebían sus brebajes, y de ordinario andaban en banquetes y convites".
ANTONIO DE HERRERA
Trujillo 1989
Rubén Vargas Ufarte SJ.
IN MEMORIAM
Modesto homenaje para un gran Maestro.
Índice de contenido
CONVENCIONES ............................................................................................................................................. 5
NOTAS PARA UNA INTRODUCCION ....................................................................................................... 6
CACICAZGO DE COLLIQUE........................................................................................................................24
CACICAZGO DE CHEPEN............................................................................................................................30
CACICAZGO DE CHERREPE......................................................................................................................33
CACICAZGO DE ETEN .................................................................................................................................36
CACICAZGO DE FERREÑAFE ...................................................................................................................37
CACICAZGO DE ILLIMO..............................................................................................................................43
CACICAZGO DE JAYANCA..........................................................................................................................45
CACICAZGO DE JEQUETEPEQUE............................................................................................................59
CACICAZGO DE LAMBAYEQUE...............................................................................................................63
CACICAZGO DE MOCUPE...........................................................................................................................87
CACICAZGO DE MONSEFU........................................................................................................................89
CACICAZGO DE MORO................................................................................................................................94
CACICAZGO DE MOTUPE...........................................................................................................................97
CACICAZGO DE OLMOS..............................................................................................................................99
CACICAZGO DE PACASMAYO................................................................................................................101
CACICAZGO DE PACORA ........................................................................................................................103
CACICAZGO DE REQUE..........................................................................................................................108
CACICAZGO DE SAN PEDRO DE LLOC...............................................................................................117
CACICAZGO DE TUCUME Y MOCHUMI .............................................................................................127
UBICACION DE LAS FIRMAS.................................................................................................................130
CONVENCIONES
a. ante
AAT Archivo Arzobispal de Trujillo
ACRL Archivo Carlos Rivadeneira, de Lambayeque
ADT Archivo Departamental de Trujillo
AJT Archivo de la notariá Jara, de Trujillo
AMII y VilArch. de los Marqueses de Herrera y Valle Hermoso (colec. particular).
ANP Archivo Nacional Jel Peni (hoy Arch. Gral, de la Nación, en Lima).
Ant. Antiguo, antigua
AVRL Archivo Victor Rivadcneyra, de Lambayeque.
ACMS Archivo Castillo Muro Sime, de 1 ambayeque.
Bib.Nac. Biblioteca Nacional de Lima.
cit. citado
fol folio
mss. manuscrito
prot. protocolo
Tits. Titulos
To. tomo
NOTAS PARA UNA INTRODUCCION
El cacicazgo, como gobierno jurisdiccional de vasallos dentro de un determinado
territorio, parece haber sido la única institución del arcaico mundo americano que los
españoles mantuvieron, incorporándola a la nueva maquinaria administrativa indiana,
juzgando con evidente acierto que, fuera de estos mandos señoriales de la gleba, no podía
contarse con otra mejor y más rápida vía para facilitar la cristianización y continuar la
cobranza tributaria a los indios de acuerdo a sus viejas tradiciones locales.
Desde las conquistas iniciales en el Caribe, los peninsulares pudieron advertir —quizás
con no poca sorpresa— que en el nuevo mundo la gente estaba organizada en dos grandes
clases: Nobleza y Pueblo. Como en Europa. Con la particularidad que aquellos plebeyos
ACEPTABAN CIEGAMENTE la sacralización de los aristócratas, y, por tanto, el mandato
o la mera indicación hecha por el sacralizado era una voz imposible de rehuir por quien
no lo era.
La Corona fue ciñendo la institución cacical mediante un copioso aparato legislativo, bien
experimentado y adaptado al Status indígena, mediante el cual se mantuvo en mucha
parte los antiguos privilegios, concediendo a la vez otros de naturaleza occidental,
sujetando a estos jerarcas locales con deberes variotipicos sobre el mando limitado, el
control tributario de sus gobernados, y, acentuadamente, la obligación de ejemplarizar
los en ideas, uso y ética política.
Desconozco si en la bibliografía peruana hay un estudio extenso sobre tan importante
figura del derecho Indiano, pues por su complejidad y la propia riqueza documental que
ampara su historia, merece un equipo que lo haga. Obvio es lo imposible de tentar el tema
en esta Introducción, porque debo únicamente exponer aquí y en línea muy general, lo
que toca a los Cacicazgos del antiguo corregimiento de Saña o Lambayeque, de acuerdo a
referencias de las fuentes consultadas.
La palabra "cacique" no pertenece a las antiguas lenguas prehispánicas de la costa, sierra
o selva del Perú, y en su origen es caribe. La lengua mochica-lambayecana llama "Filca" al
Señor, y en la runa simi, se dice "Curaca". Ni una ni otra de estas se lee en la
documentación oficial de la costa norte durante el Virreinato, sino la voz "cacique",
universalizada ya en los papeles jurídicos y políticos desde las primeras fases de la
colonización española post-colombina.
Ahora indicaremos parcialmente algunos de los privilegios y deberes de los caciques,
para evocar el esplendor y las limitaciones en que vivieron estos personajes costeños.
En su fuero aristocrático, tan fundamental y normativo en la época, la Corona de hecho
los asimiló, como decía Solorzano y Pereira, "a los Duques, Condes y Marqueses y Señores
de Vasallos de nuestra España". En otras palabras, les reconoció su naturaleza nobiliaria
equiparándola en todo a la del Hidalgo, o sea a la figura tipo del estamento histórico
peninsular. Tal es la razón porque los Caciques usaron el apelativo "Don" (prohibido al
estado llano español), portaban armas, lucían caballos ("con silla y freno"), escudos de
armas, extensas genealogías, casaban dentro de su clase elitista, y, en fin, mantenían el
solemne culto de la honra y el respeto a los abuelos, tanto más ilustres cuanto más
antiguos.
Por ser Caciques gozaban de asiento especial en los tribunales donde se substanciaban
sus causas; podían fundar imposiciones capellanicas a manera de los mayorazgos
españoles; y ascendían a los más altos cargos militares de las Milicias de Naturales. Las
Reales Cédulas de 1557 y 1576, firmadas por Felipe II, acomodan jurídicamente la
Institución cacical al Estado Indiano: Al igual de los Títulos de Castilla y de los Hidalgos,
los caciques estaban obligados a respetar al Rey, y gozaban de jurisdicción especial,
debiendo con pública paternalidad regir a sus súbditos, a quienes en el caso de ocuparlos
habría de pagárseles jornal. En suma, el mandatario indio debía ser el modelo político de
su comunidad. Quedó prohibido al mestizo, no importando cuan alta fuera su prosapia, el
asumir el mandato cacical, razón por la que generalmente los Señores Indianos no
casaban con españolas, librando así a sus hijos de perder el mando.
Por otro lado, tal como la nobleza española, los caciques estaban exentos de ir a la cárcel
por deudas ni ser por esa razón embargados, salvo el caso de delito contra la Real
Hacienda al no haber cumplido con entregar los tributos que estaban a su cargo.
Los Alcaldes Indios no tenían jurisdicción en los litigios de los gobernantes, y una
Superior Provisión del Lcdo. Castro, de 1565, ordenaba que dichos Alcaldes "no conozcan
de los negocios de los caciques, sino que los remitan al corregidor". Este mismo, tan solo
mediaba en los reclamos de menor cuantía, porque todo lo demás quedaba reservado
para la Real Audiencia de Lima, con apelación al Supremo Consejo de Indias, vale decir al
Rey.
Citemos un privilegio más, entre los tantos que se quedan "en el tintero": Habla una Sala
particular para Caciques en el Hospital de Santa Ana. la célebre fundación del primer
arzobispo de Lima Don fray Jerónimo de Loaysa. Cuando en 1533 Francisco Pizarro pasa
por las tierras lambayecanas existían en esos valles los siguientes Señoríos:
1. Motupe
2. Jayanca
3. Túcume
4. Cinto
5. Chuspo o Callanca
6. Collique
7. Jequetepeque.
De ellos, son evidentemente más antiguos los de Jayanca, Cinto y Jequetepeque;
sospechamos que, a manera de naciones, comprendían e su remota antigüedad territorios
mucho más extensos que los de 1533, y una de las señales indiciarlas que invitan a
pensarlo es la extraordinaria presencia arqueológica que aún se puede observar en cada
uno de dichos tres Señoríos.
Los Gobiernos de Motupe, Túcume, Chuspo y Saña-Chérrepe, aunque también
prehispánicos, parecen creados después, coetáneos a la égida incaica de la región, desde
1470 a 1532, aproximadamente. De igual manera podrían haberlo sido los de Ferreñafe,
Collique, Illimo y Moro-Chepén. Los estudios arqueológicos del futuro podrán quizás
definir la utilidad de estas hipótesis.
Producida la conquista española, hubo necesidad de dar rentas de Repartimiento y
Encomienda a los capitanes de la empresa, y, en cuanto a la región lambayecana, pudo
verse en los comienzos que al aplicar la regla pizarrina de un Cacique a cada
Encomendero, el número de feudos indígenas era menor al de los favorecidos con la
merced. Pizarro empleó entonces dos medidas, no sabemos si de su invención o ya usadas
en Panamá, más antes, en México: La primera fue adjudicar globalmente la renta
tributaria de un solo cacicazgo en favor de dos españoles distinguidos. Ejemplo de esta
figura ocurrió en la primera Encomienda de Cinto. La segunda medida consistió en
separar de un Señorío tierras y vasallos más o menos suficientes para crear nuevo
cacicazgo y, por ende, una Encomienda y Repartimiento más.
Se puede ver esto en las dicotomías Jayanca-Pacora, Chuspo-Reque, Moro-Chepén,
etc. Por otro lado, hay en nuestro texto bastantes referencias útiles al estudio
etnohistórico de la arcaica sociedad regional, tarca de obvia trascendencia. Quisiéramos
enfatizar algunas de ellas:
La clave administrativa de cada Señor se basaba en las Parcialidades, o sea las unidades
de grupo, con que se colegiaba toda la población. La Parcialidad recuerda en algo al Ayllu
serrano, aunque al parecer, no tenía entraña totémica sino, más bien, puramente
genealógica y funcional. Tan puede ser así, que en los documentos estadísticos y
tributarios de la costa (desde Piura hasta lima) durante la administración virreynal no se
escribe Ayllu sino Parcialidad, a diferencia de la catalogación tributaria en la sierra,
totalmente ayllal. Había, pues, una diferencia, no sé si de concepto o formal mal, entonces
advertible, hoy perdida para siempre.
No empecé los cambios ideológicos y prácticos impuestos por la colonización a la nobleza
indígena, esta mantuvo algunas notorias formas de vida heredadas de la vieja sociedad
mochica. Así, es de notar la preocupación clasista al momento de casar entre las dinastías
cacicales, buscando el enlace dentro de rangos iguales. Por lazo matrimonial de sus
jerarcas aparecen comunicados Cinto y Ferreñafe, Monsefú y Chepén, Jayanca y
Lambayeque, etc. El ejemplo más antiguo que hemos hallado de este patrón prehistórico
de casamientos lambayecanos es la cacica Aptquen, de Collique, nacida hacia 1526,
testigo en cierta información donde declara ser pariente de los jerarcas de Monsefú y
Rcque.
Con el tiempo, por ello ocurrían acumulaciones de poder, como el ostentado por la Cacica
Doña Agustina Chamochumbi, quien hacia 1730, aduciendo mejores derechos, reclamaba
en la Real Audiencia de lima los gobiernos cacicales de Jequetepeque, San Pedro de Lloc,
Chérrepé y Pueblo Nuevo. O el de los Llontop, Señores de Monsefú, que a fines del siglo
XVIII también gozaban por herencia el cargo de Segundas Personas de Lambayeque.
Esta selección matrimonial era asimismo seguida entre la nobleza menor, compuesta de
Señores Pachacas y Principales.
En las genealogías estudiadas aparecen, en varios lugares y épocas, mujeres, hijas únicas
y herederas del solio. Se las llama Cacicas Principales, y de hecho son aceptadas
públicamente como tales. Pero NO GOBIERNAN, pues las funciones de Cacique
"GOBERNADOR" se reservan únicamente para el marido. Y esta norma bien puede
provenir de una mayor antigüedad, porque, además de estatutaria, era sin duda, práctica
y política. Quizás convendría revisar al amparo de la hipótesis de trabajo la figura
románticamente sostenida de las capullanas de la región de Piura, ya que solo tiene de
amparo la cita no muy clara, de un cronista inicial. Pero, desde luego, este no es el sitio
para discutirlo.
Se advierte en los súbditos, así como un rendido acatamiento a los legítimos dinastas, por
abusivos que sean, un violento rechazo al pretendiente que con maña o colusión oficiales
era impuesto en el mando. Los escándalos de esta última clase fueron notorios en los
pueblos de Lambayeque, San Pedro de Lloc, Ferreñafe, etc. Entonces el legitimismo viene
a ser para el pueblo la ancestral base de la sacralización de su señor, sin que la edad obste;
como se puede observar en Cinto, cuando hacia 1542 pasa por ahí el Gobernador Vaca de
Castro, y para saludarle se presenta el Cacique interino por minoridad de su sobrino
carnal, llevando con toda majestad a este niño montado sobre sus hombros. A diferencia
de la sierra, en la costa Nunca hubo lo que Huamán Poma llama "Caciques de merced",
como tradición de mando.
Sobre la modalidad para suceder en el solio durante la prehistoria aún no hay suficiente
certeza, pues la Costa Norte sigue siendo un rico filón sin constante estudio, ni revisión
de lo que se dice. El gobierno vicerreal reconocía al hijo primogénito, y en caso de
minoridad por lo general ser vía en el interinato un tío carnal. Esta costumbre venia de
España y se usaba en el medioevo peninsular: sin embargo, por un natural paralelismo
también pudiera haber sido un sistema en las viejas etnias norcosteñas. Pero entre
aquellas y estas se había producido la invasión quechua, con el dominio absoluto del Inca,
a cuya persona había de acudirse inmediatamente ocurrida una vacancia, y se estaba a la
indicación de lo que el emperador escogiera y señalara desde el Cuzco, obrando entonces
factores variopintos, uno de los cuales era la capacidad de mando de los inmediatos
deudos del difunto Señor. Desde los comienzos, el Consejo de Indias se interesó mucho
por conocer los sistemas indígenas con que se reconocía las sucesiones señoriales, y hay
una Real Cédula de 1538 ordenando informar al Rey sobre las costumbres existentes en
las provincias del Perú acerca de las herencias cacicales.
Durante el Virreynato el procedimiento fue así en la costa:
1. Acta del fallecimiento del jerarca
2. Interinato del 2a. Persona, y si hay sucesor de menor edad, un tutor toma el
mando.
3. Reconocimiento provisional del heredero por el corregidor, entre tanto
ocurre el definitivo por el Virrey.
4. A la edad canónica (25 años) proclamación del cacique legítimo.
5. Ceremonia pública y solemne de toma de posesión del mando.
Si no hay heredero legítimo, y aparecen postulantes:
1. Solicita el postor a la Real Audiencia de Lima —por si o por apodera do— la
Provisión de Diligencias de Cacicazgo. Se establece un gobierno interino.
2. En plazo rutinario, exhibición de pruebas documentales.
3. Pruebas testimoniales: Informaciones de Testigos, una por cada parte.
Información de Testigos, y otra de Oficio, tomada notarialmente en secreto.
4. Remisión a la Audiencia de las Informaciones, acompañadas de una Carta con
la opinión del Corregidor sobre los pretendientes.
5. Sentencia Audiencial.
6. Titulo extendido por el Virrey.
7. Ceremonia de pública proclamación.
8. Toma del mando.
No pocas veces las pruebas resultaban oscuras, campeaba la maña abogadil o las
colusiones. Entonces, si alguno creía tener documentado su mejor derecho, podía apelar
al Rey y pasaban los autos al Consejo de Indias en España. Los procesos pueden ser
seguidos en el texto, pormenorizados en los cacicazgos de Reque, San Pedro de Lloc y,
sobre todo, Lambayeque.
A pesar de pertenecer a la prehistoria tardía de la Costa, los rastros de la invasión
quechua son, por demás, escasos. En conjunto, esta oscuridad referencial parecería
indicar que, una vez obtenida la alianza de las etnias del litoral, y aceptada la imposición
tributaria del modelo cuzqueño, los soldados y funcionarios del Inca siguieron su camino,
dejando tan solo un mínimo cultural serrano, a través del control económico.
Hay, sin embargo, algunos indicios en las fuentes consultadas para el trabajo que ahora
presentamos. Silos cuzqueños hilaron fino al no pretender cambiar o suprimir las
tradiciones regionales, fueron más rotundos en cuanto al botín de su conquista, que, por
cierto, consistió tan solo, al parecer, en la organización decimal y tributaria de la gleba.
Quizás no dejaron guarniciones ni asiento controlador, pues no existe, que sepamos,
rastro apreciable de la runa-simi en la onomástica, la toponimia, el apelativo de facciones
o costumbres, de la región. Si descontáramos "Pucalá" (pucara) del valle de Chiclayo, toda
la demás señalización geográfica es francamente mochica-Iambayecana. Se podría
agregar también "Callanca" y "Conchucos", ambos sitios entre Reque y Pátapo, pero no
cabe duda que estos son meros nombres de mitimaes, de la época de Huayna Capac o
Atahualpa. En papeles lambayecanos del último tercio del siglo XVII, contrariando el
título de descendientes de los Incas que se atribulan unos nobles Uchufán para evitar el
pago de tributo, el Cacique 2a. Persona del pueblo, D. Sebastián Limo, les negó el dicho, y
agregaba que en las tradiciones de la comunidad tan solo había el recuerdo de haber
casado el Inca (¿Tupac Inca Yupanqui?) "en su ley", con una hermana del Cacique de
Jayanca.
A Cabello le contaron en los valles al norte de Lambayeque que de la sierra habían bajado
en tiempo inmemorial unas primeras gentes pobladoras; y el cronista local Rubiños y
Andrade recogía, si bien muy confusamente, la ascendencia de los famosos Puicunsoli de
Jayanca, luego Señores de Pacora, hasta su tronco venido de Cajamarca, el casi milico
Culloc Capac. Estos, y otros datos semejantes, deben ser calibrados muy cautamente,
porque podrían ser tan solo la magnificación leyendaria de la supuesta behetría a
comienzos del Horizonte Medio, o, más simplemente, los comienzos de la incaización, en
el último tercio del siglo XV.
Más interesante parece el sufijo CHUMBI, que decoraba los nombres yungas de las
dinastías norcosteñas a la llegada de los españoles:
Moochco Chumbi -para Cinto
Noyo Chumbi - para Collique y Cinto
Chamo Chumbi - para Jequetepeque
Farro Chumbi, Cosco Chumbi - para el valle de Lambayeque
Quilloichumbi - para Mocupe
Geoquel Chumbi - para San Pedro de Lloc
Llontop Chumbi, Quesquem Chumbi - para Monsefú
Chumbi (solo) - para Íllimo (O. Cristóbal, en 1561)
También lo hemos hallado en otros nobilísimos linajes regionales, aunque sin mando
cacical: Tejo Chumbi, Sejuquel Chumbi, Caja Chumbi, Juica Chumbi, Pay Pay Chumbi,
aunque en este caso habría que considerar si podría, ser nombres de gente alta del Inca,
mit-mak de privilegio.
El sufijo HUAMÁN, usado en los apellidos cacicales del área aproximadamente Chimú, o
sea los valles de Trujillo y Chicama, es en tierras lambayecanas más que escaso: Chumbi
Huamán y Xaxa Huamán, en Cinto y en casos meramente individuales.
Estas repeticiones nominales en los nombres de la más alta aristocracia de la Costa,
CHUMBI en Lambayeque, HUAMAN en Trujillo, siendo como son términos runa-simi,
acoplados aun prefijo mochica o a uno chimú, no tendrían otra explicación que haberse
dado a manera de condecoración muy particular a los Señores costeños que aceptaron
suavemente la conquista cuzqueña. Vale decir que los sufijos dinásticos no eran patrón
desconocido en esta parte del litoral y ya se usaban antes del arribo de los Incas. Así, entre
los reyezuelos de Jayanca, los Efquem SOLI y los Puicon SOLI; y en el cacicazgo de Reque,
donde el mismo sufijo (SOLI) los des cuidados notarios del siglo XVII lo escribieron
ZULA.
En las Crónicas se hace mención de cierta convocatoria del Inca Huáscar a los Señores
costeños, a quienes reúne en el Cuzco con otros Cu racas de la sierra central, para darles
a saber la traición de su hermano el príncipe Atahualpa. Cabello Balboa recogió la noticia
de la guerra del régulo de Jayanca contra chimús e Incas, por el tiempo que Pizarro llegaba
a Tumbes. Ambos datos sugieren el fidelismo al Inca Huáscar, si acaso la guerra de los
Puicunsoli era contra los atahualpistas.
De igual manera, recordamos aquí la inicial oposición de algunos Pilca regionales a
Francisco Pizarro y su gente, que los llevó a asesinar a un jerarca del valle de Lambayeque
y a otro del de Chuspo por haber salido éstos a darle la paz a los europeos.
Estas notas de Introducción al tema terminan con tres referencias en todo inéditas y
escogidas por su indudable relación con la prehistoria tardía regional: Los antecedentes
del Señorío de Jequetepeque, la sucesión del mítico Llapchilulli de Jayanca, y la
inmemorial inquina de los jerarcas norcosteños contra los de la sierra.
En el último tercio del siglo XV los quechuas del Inca se apoderan del área de
Jequetepeque e imponen un gobernante escogido entre la nobleza local. Se llamaba
Paynasaman. Su descendencia se mantuvo en el mando cacical hasta que la ilustre raza
de los Chamochumbi lo recuperó mediando grandes litigios judiciales y a mérito de
provenir de los más antiguos Señores "contando desde el primero que fue conducido de
Chimo". La sucesión de Paynasaman fue compensada con el cargo perpetuo de Caciques
Segunda Persona de ese Repartimiento y pasó a radicarse al pueblo de San Pedro de Lloc
usando el apellido noble de Geoquelchumbi. Con el tiempo los Geoquelchumbi se han
perpetuado hasta el presente a través de las mejores familias de esa población.
La genealogía de los Caciques Principales de Jayanca es la única, entre las estudiadas, que
tuvo el raro privilegio de ostentar por su tronco más remoto a una figura casi legendaria,
el príncipe Llapchillulli, compañero de Naylamp, según la Crónica de Cabello de Balboa.
Ese era el consenso general, y Cabello recogió la versión tanto de sus selectos encuestados
en Lambayeque como del propio Cacique de Jayanca Don Francisco Puicun- soli
Efquemsoli, a quien describe "muy españolado. Vistese como noso tros. Sirvese de
españoles, con su vajilla de plata. Es rico y de buenas costumbres". La línea mayor de su
descendencia enlazó matrimonialmente tantas veces con españoles que, de acuerdo a la
ley de Felipe II, acabó perdiendo el goce del cacicazgo de sus antepasados. También ha
quedado de estos Señores de Jayanca numerosa y distinguida sucesión a través de los
apellidos chiclayanos y ferreñafanos de Seña, Barreto de Castro, Salmdn y de la Oliva.
Si los orígenes dinásticos, la sacralización, el indudable y subjetivo complejo de
"reyezuelo", entre otras particularidades, diferenciaban notoriamente en ethos y pathos
a los Señores indígenas de la Costa Norte de sus coetáneos, los Curacas de la Sierra, es
indudable que en el decurso de su historia social los intereses económicos y las
invasiones guerreras los mantuvieron aún más separados. Era patente la peculiar
atmosfera que rodeaba a la aristocracia del litoral, bien pronto percibida por los ojos de
los conquistadores españoles, al punto de problematizar las vías de la inicial
comunicación administrativa. Duraba tal dificultad hasta los tiempos del Virrey Don
Francisco de Toledo, pues en una carta que desde el Cuzco eleva al Rey el 1 de Marzo de
1572 dice como al llegar al Perú vino de Paita a Lima por tierra visitando personalmente
los Repartimientos de los valles de Lambayeque "con cuidado de entender - agrega - la
diferencia del gobierno de los indios yungas de los llanos a los serranos de esta tierra”.
Pero además de las variantes sicologistas y de las tradiciones, también los enfrento
muchas veces las rutinarias pequeñas guerras por el agua de las cabeceras de los ríos, los
trueques impuestos, y, los pleitos más o menos territoriales; y, finalmente, la conquista
del Inca, pues, aunque sagaz y conservadora en lo comunal no pudo serlo en lo tributario,
porque impuso el modelo imperial, tan diferente a los usos de la Costa.
Esta falta de simpatías políticas separando a los jefes indígenas de ambas regiones
norteñas, costa y sierra, aunque ya obviamente atenuada, duraba subyacente hasta los
tiempos del Presidente Lope Garda de Castro certificándose en ocasión que a comienzos
de 1565 habiendo recibido Castro noticias de los ataques hechos en el sur por un
hermano de Sairi Tupac, decidió impedir cundiera en el Norte el posible alzamiento
general.
Para ello invitó a los Caciques Principales de la región Lambayecana a venir a la ciudad
de Trujillo, y luego de tenerlos aquí los hizo aguardar bastante tiempo, sin darles otra
explicación. Hasta que después de varios meses, mortificados e impacientes por la
demora y la lejanía de sus familias e intereses, firmaron el 25 de Abril de 1565 un poder
al Lcdo. D. Lorenzo de Carvajal, Abogado de la real Audiencia de Lima, para que diera a
conocer al Presidente su protesta,
"... atento a que nosotros - decían - somos yungas e a que estamos libres e sin culpa e nunca
emos sido sabidores de la rebelión y que el Inga e yndios de la sierra tenían ordenada e que
siempre an sido nuestros enemigos e que con ellos nunca emos tenido liga ni amistad
ni en el alzamiento que hicieron al tiempo que se alzaron en este Reyno nosotros no
les faborescimos ni tomamos armas contra su Magestad.."
"... Nosotros somos Señores naturales de los dhos nros, Yndios balles e tierras e que emos
sucedido en nros. cacicados por linea recta que no ay memoria en contrario ni a las
calidades de nras personas y uso y exercicio de los dhos cacicados y trabaxo que en ellos y
en serbicio de Dios nro Señor y de su Magd y bien y sustento de los naturales ponemos..."
Lenta, gravemente, fueron pasando los Caciques Principales ante el notario Juan de Mata
para firmar este importante documento, cuya parte alusiva hemos subrayado. Signaron
por este orden: Don Francisco, Señor de Jayanca; Don Alonso, de Ferreñafe; Don Antonio,
de Cinto; Don Martin, de Lambayeque; Donjuán de Collique; Don Gonzalo, de Reque; Don
Francisco, de Chuspo; Don Hernando, de Saña;y Don Lorenzo, de Chérrepe.
Tanta grandeza, a la que el inexorable paso de los siglos iba después a deshacer.
Considero un singular privilegio el haberla podido devolver a las páginas de la Historia
lambayecana.
CACICAZGO DE CINTO
Entre los Señoríos indígenas prehistóricos que poblaban la región del actual
departamento de Lambayeque, sin duda era uno de los más principales el de Cinto (o
Cintu), cuyo ámbito jurisdiccional en tiempos inmemoriables, y hasta el año 1540 en que
fue partido, comprendía "desde el pie de la sierra hasta el mar", incluyendo, como
veremos, las tierras con que después de aquella fecha se formara el cacicazgo de
Lambayeque. Esta noticia, y las más antiguas sobre el último Señor prehispánico de Cinto,
las hemos tomado de una fuente documental inédita, que al efecto glosaremos.1
Los europeos españoles al pasar a través de Cinto rumbo a Cajamarca hallaron
gobernando ahí a MOOCHCO CHUMBI, cuyo poder feudal regía la extensa comarca situada
desde las primeras estribaciones andinas detrás de Chongoyape y bajando hasta el mar
ocupaba el triángulo geográfico cuyo lado norte formaban los ríos de Taymi y
Lambayeque, y al lado Sur el de Reque. Esta señalización es, por supuesto, una hipótesis
de trabajo para tentativamente interpretar la frase "desde el pie de la sierra hasta el mar",
que está en documentos de 1568.
Francisco Pizarro pudo advertir a su paso la amplitud territorial sumamente poblada del
Señorío de Cinto, razón que lo llevara (al momento de dar las Encomiendas y
Repartimientos dependientes de la recién fundada ciudad de Trujillo el año 1535) a
encapitar el Repartimiento recién creado de Cinto a dos personas pro-indiviso, los
capitanes Diego Verdejo y Diego de Vega, fundadores y primeros vecinos de la flamante
ciudad.
Bajo tal condominio estuvo encomendado Cinto hasta 1539, cuando MOOCHCO CHUMBI
fue muerto en la hoguera por delitos, que, si los hubo, desconocemos. Ya habían surgido
desavenencias entre Verdejo y Vega a causa del reparto anual de la renta tributaria de los
indios, y para arreglarlo vino al año siguiente el Teniente de Gobernador de Trujillo Diego
de Mora, quien amistando a ambos condóminos, de acuerdo con ellos y la autorización de
Pizarro enviada desde Lima, dividió las tierras del Señorío y el número de los indígenas
tributarios según sus parajes de poblamiento. En la partición --que parece haber hecho
Mora como quien parte un pastel-- el lado hacia el mar quedó para Diego Verdejo,
creándose así y RECIEN el cacicazgo de Lambayeque, y la parte hacia el interior para
Diego de Vega, con el propio nombre de Cinto.
El Cacique muerto había dejado heredero a un hijo en estado de niñez, por lo que asumió
interinamente el señorío el Principal TAYMEXU, de quien no hay referencias, pues tan
sólo se sabe que cuando pasó por ahí el Gobernador Vaca de Castro en 1542, Taymexu se
le presentó cargando sobre sus hombros al niño Señor, gesto simbólico por el que obtuvo
la confirmación de su interinato. Al llegar a su mayoría de edad poco antes de 1560 el
Cacique legitimo empezó a regir su dominio patrimonial después de una ceremonia según
los antiguos ritos, en la cual el joven gobernante fue llevado hasta el Dúo, o sea la silla
Real, por su tío D. Felipe, Cacique Principal del Repartimiento de Ferreñafe.
Se llamaba DON ANTONIO CHUMBI HUAMAN y de inmediato empezó a reclamar
judicialmente, primero ante el Corregidor y luego ante la Real Audiencia, toda la parte de
Lambayeque que veinte años atrás le había sido cercenada a su herencia paterna. Entre
1562 y 1564 hizo un viaje a Lima donde entabló acción legal pidiendo las tierras e indios
de Lambayeque cuyo primer Cacique Principal era Don Martin Farrochumbi de quien
«aseguraban los autos no haber sido más que uno de los Pachacas menores o mandones
sujetos al difunto MOOCHCO CHUMBI.
De las Informaciones de testigos, actuadas en el importante pleito judicial de 1575,
procede esta nueva visión primordial para la historia de Lambayeque. D. Antonio
continuó gobernando algunos años más, aunque no hay otros datos de su periodo.
Tampoco se sabe el resultado de sus reclamos legales, pero consta que durante su vida
no se resolvieron. Suponiendo una plena legitimidad de su parte en lo que litigaba, habían
surgido motivos poderosos para no resolver a su favor, pues en los 25 años transcurridos
desde la partición hecha por el Capitán Diego de Mora dos factores importantes
aparecieron en Lambayeque, necesarios de atender por la administración virreinal. Uno
era el espléndido crecimiento económico que despuntaba ya en el industrioso pueblo de
Lambayeque, fundado por las Reducciones inmediatas (1566-67), donde con este motivo
se juntaron varias Parcialidades demográficamente ricas: lo contrario de lo que ocurría
en el Cacicazgo de Cinto. Y el otro factor era haberse dado por el Rey el Repartimiento
lambayecano a los Barbarán, familia poderosa de mucha significación en la sociedad de
su tiempo, y, por tanto, grandemente apadrinada 2
Por entonces, el repartimiento de Cinto había venido muy a menos, pues las imparables
plagas, desconocidas para el indio, diezmaron feroz mente su población original. Debido
al conjunto de causas de naturaleza económica y catequística, y de acuerdo a la politica
Toledana (1566-67), una buena parte de los sobrevivientes de Cinto fue reinstalada más
hacia el mar, para formar un núcleo mayor con las reliquias del repartimiento de Collique,
por las mismas razones de despoblamiento sacadas de su paraje original. Esta junta se
hizo en cierta parte del valle de Chiclaiaep, junto a un convento de frailes franciscanos
que ya llevaba algún tiempo de establecido para cristianizar la región, dando así origen al
nuevo pueblo de Chiclayo.
DON ANTONIO CHUMBI HUAMAN murió en fecha imprecisa, quedando el famoso pleito
muy empantanado. El heredero de Cinto fue un hijo en minoridad, a quien tutoró el
Cacique Segunda Persona Don Juan Bautista Chumbi Huamán, su tío carnal. Hacia 1590
éste continuaba el interinato y en su responsabilidad de gobernante viajó a Trujillo a
proseguir la litis por la recuperación —ahora ya casi imposible— de Lambayeque. Hay
un poder que entonces extendiera desde aquella ciudad a los Pachacas de Cinto D. Juan
Chichicol, D. Alonso Farro, Alonso Pituc, D. Francisco Saña y D. Domingo Injuc para que lo
representasen "en un pleyto que el dho Repartimiento (de Cinto) y yo como tal
Gobernador —dice- y tutor del dho menor estamos con el Cacique y principales e indios
del Repartimiento de Lambayeque sobre el señorío y cacicazgo" . 3
En los primeros años del siglo XVII Don ANTONIO XAXA HUAMAN, el heredero, había ya
asumido el mando de Cinto, y lo ejercía oficialmente como su Cacique Principal' según
"puede verse en los autos de Residencia del Corregidor Gabriel Doria 0609-
1611) donde aparece acompañado de su tío, extutor y Segunda Persona Don Juan
Bautista, y del Gobernador don Fernando Chusop. 4 El cacique estaba ya casado con Doña
Isabel Siarsia, y ambos eran padrinos de numerosos bautizos chiclayanos hacia 1610.
Ya empezaba el cacicazgo de Cinto a ser conocido como "de Chiclayo", nombre con que en
el siglo siguiente se generalizó, en tanto que los caciques de Collique, también radicados
en Chiclayo, no perdieron su toponímico original.
Con más leyenda que seguridad repetidamente se ha escrito sobre el asiento de las
parcialidades de los Repartimientos de Cinto y Collique en el perímetro fundacional del
viejo Chiclayo. Hace bastantes años recogimos ahí las referencias orales de personas de
mucha edad y todas estaban de acuerdo en ubicar la parte de Cinto en el área hoy
comprendida por las manzanas que están entre las calles "S.L. González" (antigua de "San
Sebastián"), "San José", "Lapoint" o del Teatro, y la avenida de "Pedro Ruiz". Las tierras
de sembrío adjudicadas a la gente de Cinto después de su traslado a Chiclayo hacia 1567,
parecen haber estado en la zona rural de Picci hacia Pátapo.
En los últimos años del siglo XVII la población chiclayana de Cinto había evidentemente
multiplicado, pues los libros parroquiales la distribuían repartida en las parcialidades de
Cacique, Segunda, Cabel, Mexll, Chiclayo, Ponquichop, Raco, Chucuchol y Zuñi. También
se sabe que, de estas según los padrones de la doctrina franciscana, hacia 1760 las tres
últimas habían desaparecido y sus exiguos restos se empadronaron en las otras restantes.
Por ahora es imposible seguir documentalmente el árbol cacical de Cinto, porque hay
lagunas difíciles de salvar. En el segundo tercio del XVII la dinastía gobernante se
apellidaba Noyochumbi, familia que por juro de heredad gozaba también el título de
Segundas Personas de Collique.
Esto pudo haberse originado por enlaces matrimoniales entre parejas de ambas dinastías.
Las Segundas Personas de Cinto prosiguieron saliendo de la familia Chumbi Huamán; sin
embargo, cabe la hipótesis de un enlace de hembra heredera cacical de Cinto, con un
Noyochumbi; o también la posibilidad de haberse extinguido la línea heredera,
sustituyéndosela oficialmente por otra de pareja representativa en la sociedad india.
Hacia 1648 DON DIEGO SANCHO NOYO CHUMBI es el Cacique Principal ("propietario") y
Gobernador. Fue dueño personal de las feraces tierras de Tulipe y durante su gobierno
realizó algunos viajes a Lima.
Un cuarto de siglo después rige en Cinto DON NICOLAS NOYO CHUMBI, quien
acompañado de Don Lorenzo Mateo Noyo Chumbi, cacique Principal de Collique, firman
un Poder en el Asiento de Chiclayo el 28 de Marzo de 1670 ante Bernabé Rentero 5 ,
solicitando a fray Domingo Alvarez, Procurador General de la Orden franciscana en Lima,
les obtuviera "cualesquiera Provisiones Reales, Excecutorias, Citatorias, Compulsatorias.
Recetorías y otros recaudos y despachos que convengan y sean útiles para el alivio y la
conservación de los indios".
Posteriormente, Doña JOSEFA CHUMBI HUAMAN aparece con el doble cargo de Cacica
Principal de Cinto y de San Miguel de Farcape, pequeño poblado cercano a Chiclayo, en
las tierras de Picci, donde pudo haber estado el inmemorial asiento preincaico de los
Señores de Cinto, pero en aquellos días, Farcape era apenas sitio de una pachaquia o ayllu
particular.
La doble Cacica fue casada con D. Antonio Carrillo, español criollo de origen portugués
cuya familia llevaba tiempo establecida en el pueblo 6. Carrillo no ejerció el mando pues
siendo europeo se lo prohibían las Ordenanzas. Es de creer que el Gobierno de Lima
atendiera a Cinto con la interinidad de un indio noble y capaz. El hijo mayor de la cacica
fue DON FRANCISCO SOLANO CARRILLO NOYO CHUMBI, siguiente Cacique Principal y
Gobernador de Cinto y de Farcape. No tuvo obstáculo para subir al solio de su herencia
materna, aunque sus derechos procedían de su condición de mestizo. Se le halla
ejerciendo ya en 1705 7 y continuaba en al mando unos veinticinco años, más tarde
cuando tenía el grado militar de Maestro de Campo General de las Milicias de
Naturales. Contrajo enlace en la iglesia franciscana de Chiclayo el 4 de junio de 1708 con
Da. Manuela Gallo, india noble "de la parte de Collique", en la que hubo descendencia. Se
desconoce la fecha de su muerte 8
Hubo por lo menos dos hijos de esta unión: Lorenzo, bautizado el 10 de Enero de 1716 y
muerto en minoridad; y Maria Josefa, en quien continúa la sucesión dinástica. DOÑA
MARIA JOSEFA CARRILLO NOYO CHUMBI XACHA- HUAMAN (sic), Cacica Principal de
Cinto y de San Miguel de Farcape, fue en sus días conocida oficial y públicamente con el
apelativo de "la Cacica del pueblo de Chiclayo". En las extensas tierras de su propiedad
patrimonial hacia cultivar buenas chacras de arroz y de maíz, y en sus pastizales se
mantenían vacas y carneros de Castilla suyos y por cientos. Doña Maria Josefa hizo una
real vida de princesa regional. Respetada en todo el corregimiento de Saña, a ella acudían
las gentes atraídas por su munificente caridad. Su casa de morada en la plaza de Chiclayo,
estaba alhajada con esplendidos muebles, usaba vajilla de plata labrada, y servíanla
numerosos esclavos negros.
No ejerció el gobierno directamente, dejándolo —como era costumbre en tales casos—
en las manos de su marido DON FRANCISCO POLICARPO LLONTOP CHUMBI LIMO, hijo,
hermano, tío y padre de Caciques Principales del Repartimiento de Monsefú y Segundas
Personas del pueblo de Lambayeque. Este personaje había enviudado en primeras
nupcias de su sobrina carnal Doña Rosa Llontop Chumbi Limo, y luego de su nueva boda
vino a ser Cacique Gobernador de Cinto y Maestre de Campo General de las Milicias de
Naturales; falleció antes de Da. Maria Josefa, que le siguió sin larga viudedad, pues a los
setentaiseis años perdió la vida el 17 de febrero de 1776, habiendo sido sepultada en la
iglesia de Chiclayo, en la bóveda de los caciques, sus antepasados.
Sobrevivieron tres hijos de la pareja: D. Pedro de la Paz, nacido primogénito, D. Lucas y
D. Juan Capistrano.
DON PEDRO DE LA PAZ LLONTOP CHUMBI LIMO NOYO CHUMBI, Cacique Principal y
Gobernador del Repartimiento de Cinto, ya en 1780. Siguió hasta el 5 de marzo de 1791
cuando fallece viudo y sin hijos.
Un expediente corrido bajo su gobierno permite saber que Don Pedro de la Paz era
dueño de una Capilla "en el ángulo diestro" de la iglesia de Chiclayo, heredada de sus
antepasados Carrillo ('caballeros europeos") quienes la fundaran y construyeran en el
siglo anterior, destinándola al culto del Santísimo Sacramento y del Señor Crucificado.
Los Patrones de la Capilla gozaban el privilegio de poderla abrir libremente sin depender
de los padres Guardianes del convento franciscano, cuya era la parroquia. [9].
Tras la muerte de D. Pedro de la Paz fue reconocido por el Gobierno de Lima como sucesor
su hermano segundo, DON LUCAS LLONTOP CHUMBI LIMO, de quien no hay muchos
datos sin embargo de haber usa do el mando. Figura en papeles judiciales de 1795. Al
morir dejó un hijo niño, asumiendo interinamente el cacicazgo el hermano del difunto
llamado Don Juan Capistrano Llontop Chumbi Limo, que recibió las aguas del bautismo el
14 de Enero de 1741, y antes del interinato fue por muchos años Procurador General de
su Común. Sirvió el encargo cacical (hasta que pudo hacerlo en propiedad su sobrino) y
finó el 22 de diciembre de 1822. En la partida de defunción se dice que D. Juan Capistrano
era de 81 años, viudo, con sucesión y pobre. El último Cacique Principal de Cinto y de San
Miguel de Farcape fue DON LUIS LLONTOP CHUMBI LIMO, hijo legitimo del difunto
Cacique Don Pedro de la Paz. Habiendo cumplido la edad legal tomó posesión de su
mando y estaba ya ejerciendo a mediados de 1813. De su vida pública sabemos que
anduvo interesado en los tratos del comercio, pues en 1816 en compañía de su tío don
Juan Capistrano negociaba gruesas cantidades de jabón para los mercados de Lima y
Chile.
Notas
1 AHM y VH: Papeles de los Moni. Copia fragm. de los autos del Cacique de Cinto reclamando las
tierras de Lambayeque, 1568.
2 La litis parece haber tenido episodios muy accidentados, con casos dramáticos. Por una parte
demandaba D. Antonio, unido a su Encomendera Da. Juana de Figueroa, viuda de Diego de Vega;
y por el otro, se defendía el Encomendero de Lambayeque Pedro de Barbarán. La madre de éste,
la ilustre María de Lezcano, y su tío Juan de Villafranca Lezcano tentaron a Da. Juana de Figueroa,
ofreciéndole mil pesos de oro si se retiraba de la querella. Los testigos de la parte de Barbarán
dijeron que Da. Juana habría aceptado si se le daba 1,500, pero el Encomendero de Lambayeque
se opuso al acuerdo violentamente. Entre tanto un es clavo de éste acuchilló al cacique D. Antonio
fugando a Trujillo y refugiándose en la Iglesia de San Agustín. El agraviado se querelló del ataque
atribuyéndolo a una conjura de Barbarán, el negro Bartolomé, el Cacique del valle de Lambayeque
D. Gabriel "y Cartagena y otros muchos que dezia estaban culpados". Vino de Lima la orden para
apresar al Encomendero y la Audiencia autorizó a su Procurador Alonso Cajo para levantar el
cargo mediante una Información de testigos (Lima 14 VIII 1565): ADT Expdts. Cabildo leg. 77
cuad. 1252. Autos in conclusos.
3 Trujillo 23 III 1590 a. Antonio de Vega. fol. 94. Tres días después D. Juan Bautista firma una
Carta de Obligación a D. Felipe de Lazcano por 200 pesos, que le eran necesarios para la litis. En
el pueblo de Chiclayo residía por esos años una Da. Ángela Cañaña, titulada Cacica Principal de
Cinto, posible viuda del difunto D. Antonio, quizás madre.
4 de D. Antonio el Mozo. Estaba casada con Don Antonio súcula, y como tal se cita en el testamento
de su nieto extendido ahí el 28 IV 1598 ante testigos a falta de escribano: AVRL Testimonio de
cabeza y cláusula obtenido por su descendiente Miguel Súcuta, Lambayeque 1763. ANP
Residencia cit., fol. 868.
5 AVRL.
6 La familia Carrillo la fundó en Chiclayo hacia 1635 el Capitán D. Jerónimo Carrillo, natural de
Lisboa, en el reino de Portugal, hijo leg. de Diego Carrillo de la Barrera y de María de la Barrera.
En la Iglesia del pueblo casó el 1 IV de aquel año con Da. María Rodríguez Cejuela. Conozco dos
hijos de este enlace: el presbítero Ledo. D. Francisco Carrillo de la Barrera y D. Antonio, que fue
el marido de la Cacica de Cinto.
7 ANP. Escritura de Obligación: el Cacique y su padre, Capitán D. Antonio Carrillo, préstamo al
presbítero lambayecano Dr. D. Francisco de Peralta, por 1,500 pesos, en Lima 1 ll 1705 a.Josef
Mexia de Estela.
8 Hace bastantes años tuve ocasión de ver unos documentos de la hacienda "Chacupe", en poder
de D. Teodomiro Pérez, vecino de Chiclayo, en los cuales se citaba incidentalmente al Cacique D.
Francisco Carrillo como hijo legítimo de Da. MARIA MARGARITA NOYO CHUMBI SACSAGUAMAN,
cacica fallecida en 1704. Este dato debió ser un error escriturario, pues las copias proceden de
1780. La madre consta que fue otra. El copista pudo confundir a la abuela dándola por madre, o
sea que el nombre apuntado correspondería más bien a la mujer del Cacique D. Nicolás Noyo
Chumbi.
9 Arch. Jara de Trujillo, leg. 431: Información levantada en Chiclayo 11 I 1788.
CACICAZGO DE COLLIQUE
El asiento prehispánico del Señorío de Collique estuvo en el valle de Saña, y su centro
capital en un paraje entre las haciendas de "Cayalti" y "Pampagrande", al que los
españoles llamaron "la Ramada". así figura en las Crónicas, por ser una pascana de
tránsito y avituallamiento sobre el camino del Inca, rumbo a Tumbes o a Lima. Hacia 1566
ó 1567, la Ordenanza de Reducciones extrajo a las gentes de Collique paja transportarlas
al valle de Chiclaiaep, donde, en conjunto con otras del antiguo Señorio de Cinto;
compusieron la población fundacional del pueblo indio de Chiclayo.
En el siglo XVII las parcialidades chiclayanas de originarios de Collique eran: del Cacique,
Segunda Persona, Tunquez, Ñique, Pololo, Eten, Cochucapa, Coscochumbi y Palmache,
según se registran en los viejos libros parroquiales de Chiclayo. Estas parcialidades
fueron disminuyendo demográficamente durante los siglos posteriores. En la Crónica de
Cristóbal de Mena se cuenta que, a mediados de 1532, al pasar la hueste conquistadora
de Pizarro por las tierras lambayecanas, luego de cruzar a nado un rio grande, llegaron al
pueblo llamado Collique. Ahí encontraron a un indio recién llegado de Cajamarca, quien
les dijo "que auia dexado con el Atabalipa al Cacique Señor de aquel pue blo". Este se
llamaba CHANDA HUAMAN [1]. No hay noticia posterior del reyezuelo prehispánico de
Collique, y pensamos pudiera haber perecido como tantos otros aristócratas indígenas en
el sangriento desbarate de la prisión de Atahualpa. Hacia 1558 el Cacique Principal de
Collique era DON JUAN. Su nombre está en la lista de Señores de vasallos, obligados en
1563 por el Virrey Conde de Nieva a enviar cuotas de indios para la obra primaria de
la fundación de la villa de Saña. El Señor de Collique contribuía con treinta súbditos
turnables [2]
Veinte años después litigaban en la Real Audiencia por el cacicazgo un DON PEDRO IZMA,
"Cacique propietario del Repartimiento de Collique", y Don Pedro Peimal, indio noble.
IZMA dio un Poder en Lima el 28 de abril de 1583 ante Marcos Franco de Esquivel para
que el Protector de Naturales del Virreynato lo representase en la demanda.
Incidentalmente aparece el año 1596 en calidad de Cacica de Collique Doña Maria Apten,
declarante en cierta información de testigos habida en unos autos por el cacicazgo de
Reque; decía tener 70 años de edad y estar emparentada con los caciques de Monsefú y
de Reque Quizás fuera consorte de gobernante. La vaguedad y notoria escasez de las
fuentes tocantes a esta época hace sumamente difícil pesquisar referencias sobre el
problema de las genealogías cacicales norperuanas, en general. Entre 1608 y 1617 — año
de su muerte — DON JUAN QUESQUEN, también llamado DON JUAN COLLIQUE, gobierna
este Repartimiento. En 1610 la Real Justicia lo tuvo preso en Saña, y sus chacras
embargadas, por no haber entregado a la Real Hacienda los tributos de sus indios. Tenía
en contra un saldo abierto de 407 pesos en dinero, 45 piezas de ropa y 37 fanegas de maíz,
todos tributos ya cobrados y recibidos. Sacaron al Cacique de tan apretada situación sus
vasallos D. Diego Noyo Chumbi, Segunda Persona del cacicazgo, un homónimo D. Juan
Quesquem, D. Diego Pecho, D. Pedro Cochucapa, D. Diego Chupan, Juan Seden, Juan
Tallcum, D. Die go Uzlloc, Francisco Llamo, Diego Cochee,Diego Llezpen, Lucas Yoquen,
Juan Fanu, Juan Chimoy y Diego Farro, indios Principales y ladinos, que solidariamente se
comprometieron a responder por el déficit de su Señor natural, mediante escritura
pública hecha en el pueblo de Chiclayo 19 de Diciembre de 1610 ante Gabriel de Palacios
[4].
Quesquén dejó por hija y heredera a Doña Marra Quespich, mujer legitima del Cacique
Principal de Cinto, y muerta trágicamente. Sea por haber sido esta dama hija única, o por
matrimonio de otra hija, el mando de los de Collique en Chiclayo pasó a los Noyo Chumbi,
familia que gozaba desde la época toledana el cargo vinculado de Segundas Personas del
Repartimiento. Más adelante se tratará de esta ilustre familia yunga de Chiclayo.
El caso es que la Segunda Persona DON DIEGO NOYO CHUMBI pleiteó el Cacicazgo
Principal ante la Real Audiencia de Lima. Se ignora sobre qué razones, quizás fuera nieto
del finado Quesquén. Debió tener motivos suficientes pues en la litis venció a su
contendor D. Juan Quepce Huamán, y por sentencia expedida el 14 de junio de 1623 se le
adjudicó el gobierno de Collique, recibiendo su título de cacique Principal y Gobernador
confirmado por el Virrey Marqués de Guadalcazar. La investidura oficial ante el pueblo
chiclayano demoró hasta el 1 1 de Enero de 1628; entonces se hizo la tradicional gran
ceremonia pública en la plaza estando presente el corregidor D. Garcia de Valverde
Mercado [5] .
El nuevo Cacique Don Diego era hijo legítimo de Don Cristóbal Chullón y de Doña Juan
Ñoquen Cax. Fue casado tres veces: la primera con. doña Clara Faycha, en la que hubo a
Doña Juana Ñoquen Caxj (sic) homónima de su abuela paterna [6]. La segunda boda fue con
doña Mónica Isquich, que lo hizo padre de:
1. Diego Sancho, el mayor
2. Juan, bautizado en 1619
3. Diego Pascual, que lo fue en 1622.
Estos tres niños fueron llevados a la pila por sus padrinos Maestre de Campo D. Sancho
Marañón y Da. Maria de Barbarán, su mujer. Encomenderos del Repartimiento. En el
tercer casamiento Don Diego desposó el año 1626 a doña Inés Siarsia, india noble, hija
legitima del adversario judicial don Juan Quepce Huamán y de doña Catalina Pachfill [7] .
Sucedió a don Diego su hijo mayor DON DIEGO SANCHO NOYO CHUMBI, bautizado el 10
de agosto de 1614. Era ya Cacique Principal y Gobernador de Collique antes de 1638, año
en que contaba veinticuatro de edad. Con ese título doble figura en la escritura por la que
contratara en Trujillo al maestro Sillero Juan Bautista, indio súbdito suyo (nacido en el
asiento de Collique), para que le hiciera "una silla de brida de cordoban negro y las
guarniciones blancas con su coraza y sobrecoraza y coxinillo del dho cordobán dándole
el Cacique el fuste", obra primorosa cuyo precio era 35 patacones [8]
Durante su largo gobierno (por más de veinticuatro años continuos) Don Diego Sancho
hizo algunos viajes a Trujillo y a Lima, remplazándole en tales casos e interinamente Don
Nicolás Noyo Chumbi [9].
Fue hombre muy capaz y en quien las comunidades indígenas del corregimiento de Saña
confiaron enteramente. Un ejemplo del gran crédito que se le tuvo se muestra a mediados
del siglo cuando surgiera en 1656 la crisis provocada por los dueños de las estancias
ganaderas establecidas en los alrededores de Chiclayo, quienes suspendieron el pago
diario de dos reales y la comida a los mitayos pastores, cuidadores de los ganados. Con la
suspensión se rompía una costumbre centenaria. Las comunidades de Cinto, Reque y
Monsefú, de donde se proveía la ayuda pastoril reclamaron ante el Virrey dando al
Cacique de Collique poderes plenos con que debatir la situación. D. Diego para activarla
queja fue a Lima y por sus peleadas y lucidas intervenciones obtuvo una Provisión del
Gobierno ordenando volvieran las cosas a su anterior costumbre bajo fuertes multas a los
contraventores [10].
Por muerte de este jerarca heredó el solio DON LORENZO MATEO NOYO CHUMBI, nuevo
Cacique Principal y Gobernador de Collique con título confirmado por el Virrey. Una total
falta de referencias de su persona impide saber el fundamento de su derecho cacical. Solo
se conoce que hacia 1663 el simbólico sueldo anual del cargo que investía era 48 pesos,
pagadero por semestres vencidos, según la Tasa [11].
En esos tiempos aparece ya unido al de Collique el Cacicazgo de Eten, doble gobierno que
mantendrá la familia Noyochumbi hasta el final de la época española.
Desde fines del siglo XVII y comienzos del XVIII y hasta llegar al año 1712 pasará casi
medio siglo en completa oscuridad referencial. Durante el último año el dinasta en
ejercicio era DON CRISTOBAL NOYO CHUMBI, Cacique Principal y Gobernador de
Collique, del que apenas hay una tenue noticia, y es la de estar casado con Doña Maria
Estefanía de la Rosa Limo, natural del pueblo de Lambayeque, de la poderosa familia de
los Limo, Segundas Personas de aquel Repartimiento. Les nacieron:
1. Doña Maria Eulalia, la hija mayor, heredera del titulo cacical.
2. Doña Bárbara, "Cacica" desposada en la iglesia de Chiclayo el 30 de Octubre
de 1712 por Don Bernardo Cochucape, indio noble, hijo legitimo de don
Francisco Cochucape y Da. Maria Margarita Quepuy.
DOÑA MARIA EULALIA NOYO CHUMBI COCHUCAPE (sic) a su tiempo fue Cacica principal
de los Repartimientos de Collique y Eten. Esta ilustre señora casó en la iglesia del pueblo
el 6 de octubre de 1728 con Don Juan Manuel Temoche Farrochumbi, vástago de los
Caciques Principales de Lambayeque. Hubo sucesión en los siguientes hijos:
1. Don Manuel Ascencio, primogénito, y
2. Don Juan Manuel Temoche Noyo Chumbi, Cobrador de los Rea les Tributos
hacia 1750 [12].
Temoche fue Gobernador del Cacicazgo por su matrimonio, más habiendo quedado viudo
recibió de Lima el nombramiento de Cacique Principal interino. Era Sargento Mayor de
las Milicias de Naturales. Al final de su ejercicio tuvo el mando del cacicazgo de Picci,
pequeño asiento cercano a Chiclayo, que, a nuestro ver, no era sino el de San Miguel de
Farcape. Este nuevo Gobierno pudo haberlo conseguido a título personal, quizás un nuevo
matrimonio de Temoche. así parece, pues cuando, en razón de haber alcanzado la edad
precisa, su hijo y heredero legítimo de Collique y Eten los invistió, Temoche padre hubo
de dejarlos, más continuó aprovechando Picci hasta su muerte ocurrida el 11 de marzo
de 1781. Desde un año antes, su hijo había sido reconocido y proclamado legal y
públicamente Cacique Principal y Gobernador de Collique y Eten. Se llamó DON MANUEL
ASENCIO TEMOCHE NOYO CHUMBI, y duró en el mando hasta bien entrado el siglo XIX
[13]. Sensible es no conocer algo más de su biografía.
Los varones primogénitos de la familia NOYO CHUMBI, de tan notoria figuración en los
cacicazgos de Cinto y Collique, tuvieron el privilegia do cargo de Caciques Segunda
Persona de Collique desde muy temprano, y por razones de matrimonio ocuparon
sucesivamente los Cacicazgos en propiedad de ambos Repartimientos, con sus agregados
de Farcape y Eten.
Don Diego Noyo Chumbi fue Segunda Persona de Collique más de treinta años, hasta su
elevación a Cacique Principal. La Segunda Persona pasó a su hijo Don Diego Sancho
Noyochumbi, y de este a su heredero primogénito Don Juan Julio Noyo Chumbi. En 1660
Don Juan Julio man tuvo fuerte litis ante la Real Audiencia de Lima contra Doña Maria de
la Trinidad Noyo Chumbi, por entonces detentadora ilegitima del alto cargo. Pudo aquel
probar sus derechos mediante informaciones de testigos idóneos, indios nobles y
ancianos de Collique, quienes declararon en Lambayeque 24 de septiembre de aquel año
ante el Corregidor de Saña Pérez del Castillo, probándose la inadecuada genealogía de la
contendora dominan te, pues doña Maria de la Trinidad, aunque era hija legitima de
Cristóbal Suplia Noyo Chumbi, éste, a su vez, solo era "hijo bastardo" (no dice de quién,
más presumimos que del viejo don Diego, difunto): Da. Maria de la Trinidad era también
nieta de don Francisco Ispill, quien tuvo licencia del Virrey Conde de Chinchón para
entrar de Segunda Persona de Collique, si bien con derechos falseados. Las respuestas de
dichos testigos las traducía un indio "intérprete de la lengua yunga" (Arch. Colegio Nac.
de San José: Títulos de San Pedro Nolasco de Rafán).
Pasó la Segundía a Don Francisco Nicolás Noyo Chumbi, casado con doña Inés Chanta
Quesquén, padres de:
1. Don Josef Ñoño (sic) Chumbi, Cacique Segunda Persona de Collique, marido
de Da. Maria Josefa Chumbi Iluamán, hija de los Caciques del Repartimiento
de Cinto. Casaron en la iglesia de Chiclayo 23 de febrero de 1716.
2. Don Nicolás Ñoño (sic) Chumbi, desposó el 14 de Julio de 1720 a doña Bartola
Cuchio Chiclayo (De ambos nació doña Bernarda, mujer legitima en 1742 de
don Miguel Limo Falem).
3. Doña Maria Manuela Noyochumbi Chanta, que dio su mano el 6 de febrero de
1724 a don Josef Diaz Enec.
El Segunda Don Francisco Nicolás, padre de los tres vástagos anterio res, falleció de 48
años de edad en 1715.
Estos personajes varían indistintamente sus firmas (ñoño Chumbi, Noyochumbi). En el
siglo XVIII cambian según los casos: don Esteban, marido de doña Maria Severina de
Aguirre (padres de don Gabriel del Rosario Noyochumbi, de boda en 1721 con la
motupana doña Lucia de la Cruz). Doña Rafaela Noyochumbi, madrina de confirmación
en 1697. Don Josef Esteban Noyochumbi, Gobernador de Collique en 1719. Doña Maria,
mujer legitima de don Juan Quepuy (con descendencia adulta hacia 1748). Doña Manuela
Noyochumbi, en 1763. Da. Julia, nieta legitima del Segunda Persona don Juan Julio, vecina
en 1778. En 1825 era Alcalde del pueblo de Jayanca don Juan Samamé Noyochumbi
(ACMS).
Notas
1 Expediente del Cacicazgo de Cinto, Papeles de Farcape, 1565 (Colee, particular).
2 Rev. del Arch. Nacional del Perú, To. 1.
3 ANP protoc. cit.
4 ADT protoc. cit. Los firmantes son quince, quizás cabezas de posibles quince parcialidades
entonces comprendidas en el Repartimiento.
5 ANP Derecho Indígena, IV, cuad. 122.
6 Esta hija Juana casó en la iglesia de Chiclayo el 25 VII 1622 con don Diego Quesquem, indio
noble de la parcialidad del Cacique, hijo leg. de don Juan Bautista Tarman y de doña María Pachfill.
A la boda asistieron como testigos el Encomendero Marañón "y todo el pueblo".
7 Arch. parroq. de Chiclayo, libros de Collique.
8 Escritura de Concierto: Trujillo 13 VIII 1638 a. Paz.
9 ANP Judicial Civil, leg. 7. 23
10 AVRL.
11 AVRL Escritura de Pago, Saña 8 VIII 1663 a. Juan Alvarez.
12 Don Juan Manuel Temoche Noyo Chumbi, hijo segundo, casó en la iglesia del pueblo de
Ferreñafe el 5 VII 1746 con doña María Enríquez Temoche, su deuda, hija leg. de don Manuel
Temoche y de doña María Justa Jacinta Asencio. Ambos novios contaban dieciséis años de edad y
hubo de dispensarles el tercer grado de consanguinidad "por el privilegio que tienen los indios".
13 Arch. Carlos Rivadeneira, en Lambayeque.
CACICAZGO DE CHEPEN
San Sebastián de Chepén hasta mediados del siglo XIX perteneció al departamento de
Lambayeque. Hay pocas referencias de sus antiguos Señores, y el pueblo fue creado
durante las Reducciones del Virrey Toledo.
Por las fechas, parece haber sido el primer Cacique DON FRANCISCO CHEPEN. Hemos
visto su firma en algunos documentos como "don Francisco PISBIL", más aquel apellido
con que casi siempre aparece citado y que también firmaba pudo ser el de origen
toponímico pues la mayor parte de veces usaba "Chepén". Por otro lado, vale saberse que
según informaciones de testigos levantadas en el pueblo de Chepén el año 1794 [1], el
verdadero fonema del nombre fue ACHEPEN o GUACHEPEN, deformado posteriormente
por el uso barbarizado.
El 12 de Septiembre de 1573 dicho Cacique (firmando PISBIL) dio un poder en Trujillo a
Sebastián Ruiz, corredor de la ciudad, para ciertas representaciones generales [1a], y al
día siguiente otro para cobros [2]. En ambos usa el título de Cacique Principal del pueblo
de Chepén, encomienda de Diego de Galdo Arellano.
Consta que este jerarca fue muy religioso y por su piedad ha pasado a la leyenda regional,
pues siendo gran devoto de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe le hizo a porfía
numerosas donaciones de chacras y ricos objetos para el culto, depositados en el
convento de dicho Santuario.
Cuenta el cronista Fray Antonio de la Calancha en su célebre "Crónica Moralizada" que
Don Francisco solía muchas veces acompañar la liturgia de la festividad mayor de la
Virgen, cantando los oficios desde el coro de la iglesia guadalupana. No se sabe si dejó
sucesión.
Hacia 1611 un DON MARCOS DE CISNEROS es el Cacique Principal y Gobernador de
Chepén y de Moro [3] Y en 1645, lo es DON DIEGO TENORIO[4].
En el siglo XVIII pasó el gobierno por alianzas matrimoniales a otras familias del
corregimiento. Así en 1762 era Cacique Principal y Gobernador "propietario" el Maestre
de Campo DON JOSEF JUSTO TEMOCHE, Lambayecano, hijo legítimo de Don Juan
Bernardino Temoche (vástago de la familia cacical de Catacaos, en Piura) y de Da. Josefa
de la Cruz Farrochumbi, Cacica Principal de Lambayeque[5].
No parece haber durado mucho en Chepén D. Josef Justo pues dos años más tarde lo
hallamos ejerciendo de Cacique Principal y Gobernador en su pueblo ancestral de
Catacaos. Hacia 1784 mandaba en Chepén DON APOLINARIO LLONTO, deudo muy
inmediato de los Señores Principales del pueblo de Monsefú.
Se ignora quiénes continuaron en el mando. Al desaparecer los Cacicazgos por decreto
del General Simón Bolívar las comunidades de los pueblos de indios fueron regidas por
municipios propios. Así en el pueblo de Chepén el año 1825 era la figura principal don
Jerónimo Farro "Alcalde de Peruanos"[6].
Notas
1 ANP Autos de la entrega de la iglesia conventual de Guadalupe al Cura secular, 1794
1a ADT protoc. Muñoz Ternero fol. 461 y 462.
2 ADT: Poder para cobrar tributos, el Cap. Diego de Galdo Arellano, Encomendero de Chepén y
Tecapa, a D. Francisco Chepén, Cacique Principal de id.: Trujillo 3 II 1587 a. Juan de Mata (fol. 35).
3 ANP Censos.
4 ADT Poder general ante Pedro de Viera Gutiérrez, Trujillo 1645 (fol. 317v). El poderdante no
sabe escribir.
5 ANP Derecho Indígena, XXIII. cuad. 667.
6 ADT protoc. Núñez del Arco, Trujillo 1825 fol. 20 8v.
CACICAZGO DE CHERREPE
La comarca Saña-Chérrepe parece haber sido el asiento de una importante etnia
prehistórica, cuyas reliquias fueron agrupadas en Reducción hacia 1567 junto del litoral,
donde se estableció el puerto de Chérrepe, por donde fluyera el importante trafico
colonial de la ciudad de Saña.
Una referencia casi legendaria trae el nombre de DON FRANCISCO, Señor del Valle, que al
parecer fue hacia 1533 el primer indio noble bautizado [1].
Con más seguridad se sabe de DON CRISTOBAL, Cacique Principal del valle de Chérrepe
hacia 1555, a quien acompañaban en la administración sus Mandones CUINAMO ("que en
lengua de español se dize Don Juan"), ALLASINAMO ("que en lengua de español se dize
Don Hernando") y PALL POC ("que en lengua de español se dize Don Andrés") [2]. Esta
referencia podría indicar un conjunto poblacional de tres parcialidades de tributarios.
Posteriormente, rigen Chérrepe en 1567 DON PEDRO CHERREPE, encomendado en
Francisco Pérez Lezcano; y DON MATEO, en 1585. Este último fue gran defensor de sus
derechos y de los indios de sumando.
En 1580, aprovechando que visitaba oficialmente Guadalupe en calidad de Juez el Alcalde
Ordinario de la ciudad de Trujillo capitán Pedro González de Ayala, Don Mateo presentó
ante él dos querellas contra los ganaderos españoles comarcanos Pedro de Morales, a
quien acusaba de haber edificado su Estancia en tierras de los naturales cherrepanos,
yendo así contra las Ordenanzas Reales; y un Cristóbal Chiquero, criandero ("en tierras
mías y de mis yndios", dice el Cacique) con el agravante de tener sus manadas cerca de la
acequia principal de regadío.
El Alcalde atendió de inmediato las quejas iniciando el proceso el 7 de Julio y después de
oír a las partes y testigos expidió sentencia a la primera denuncia:
"mandó e mandaba que se le notifique al dho Pedro de Morales para que dentro de veinte
días primeros siguientes que corran y se cuenten desde la notificación de este Auto quite
y levante las estancias que tiene en este dho valle entre los dhos naturales y en sus tierras
y acequias y se vaya a vivir a pueblo de españoles so pena de doscientos pesos para la
cámara de Su Magestad y destierro desde dho valle por quatro años precisos demás de lo
qual pasado el dho término y no lo cumpliendo enviara alguazil con dias y salario a su
costa para que se execute en el la dha pena y le prenda por inobediente a los
mandamientos de la Justicia y mude las dhas estancias".
Las causas invocadas por el cacique eran notoriamente justas, y le ayudaron contra
Chiquero algunos testigos españoles muy idóneos [3].
En diciembre de 1585 D. Gaspar Quenochique, "Cacique del pueblo de Cherrepe"
(¿interino o mandón principal?) hizo donación ante notario en favor de doña Mariana de
Lezcano dándole una de las dos partes que tenía en la explotación de un tesoro por
excavar en la huaca de Chanchpiña ("ques en el dho valle de Cherrepe"); y otra media
parte obsequiaba también a Mateo de Lazcano. En consecuencia, los nuevos socios de
dicha huaquería (no emplean este término, por supuesto) habrían de repartirse los costos
con los demás dueños de las otras partes de la empresa" [4].
En los primeros años del siglo XVII gobiernan el Cacicazgo DON ANDRES AZABACHE, en
1609, y desde esa fecha hasta 1619, DON ALONSO FLORES [6].
En 1693 rige DON JOSE CHAMO CHUMBI, Cacique Principal "del Pueblo Nuevo de
Chérrepe", buen ganadero y agricultor, miembro de la familia cacical de Jequetepeque.
Tenía negocios con los frailes agustinos de Guadalupe, de quienes acostumbraba alquilar
manadas de ganado menor, por el multiplico. Fue arrendatario de la estancia de Nocoto
(o Nocotón), situada junto a la de Charcapa, en los términos de la villa de Saña [7].
Don José fue casado con Doña Agustina de Cisneros, habiéndoles nacido Tomás y
Agustina, que siguen.
El primogénito DON TOMAS CHAMOCHUMBI ("CHAMOC CHUMBI"), contrajo matrimonio
con otra Doña Agustina de Cisneros que parece no haberle dado sucesión, pues a la
muerte de Don Tomás el gobierno de Chérrepe y Pueblo Nuevo fue solicitado al Virrey
por su hermana DOÑA AGUSTINA CHAMO CHUMBI DE CISNEROS (sic), mujer legitima de
Don Santiago de Pineda Ispich Huamán. En el memorial de sus derechos aludía Doña
Agustina a la falta de descendencia masculina por parte de su difunto padre y de su tío
carnal Don Carlos Esteban Chamochumbi, Cacique Principal de Jequetepeque y de San
Pedro de Lloc, por lo que le tocaban los cuatro gobiernos. Probó bien sus derechos, sin
embargo, de lo cual el Virrey Marqués de Castelfuerte le concedió tan sólo título de
Chérrepe y Pueblo Nuevo [8].
Notas
1 AJT Expdts., leg. 424.
2 ACRL Autos ante la Real Justicia de Saña, el Procurador General D. Dalmacio Pérez de
Losada con la familia León y Rivera, sobre si las bodegas del puerto de Chérrepe
pertenecían o nó al Rey, 1729.
3 ADT Cabildo, leg. 77, cuad. 1258. Expediente inconcluso.
4 ADT protoc. Antonio de Vega, Trujillo 1585 fol. 462.
6 Escritura de Poder a Baltazar del Campo: Trujillo XII 1619 a.Martínez de Escobar
7 AVRL.— Nocoto fue alquilada en 15 XI 1696 a.Tomás de Rivera, por cuatro años V 50
pesos anuales.
8 Estos datos proceden del Título de Doña Francisca, documento trunco del que conozco
solo el primer folio. La fecha hubo de ser anterior a 1734, cuando Pineda Ispich Huaman
gobernaba ya como Cacique consorte.
CACICAZGO DE ETEN
El pueblo costero de la Magdalena de Eten procede de una bastante rara fundación
prehispánica, ocurrida posiblemente hacia el segundo tercio del siglo XVI. Los pobladores
contaban ya en el siglo XVII siguiente que sus ancestros desembarcaron en esa costa al
amanecer de cierto día, que esto significa el topónimo AETIN (amanecer) de una lengua
al parecer no mochica lambayecana sino más bien Chimú.
En los libros parroquiales los indios etenanos están agrupados, desde su Reducción, en
las siguientes parcialidades: Cacique (en 1688 '"Cacica"), del Rey, Eten, Hamaqueros y
Alcabaleros.
Nada se sabe de los más antiguos Señores. En la Crónica o Historial de los Curas de
Mórrope, escrita por el Ledo. D. Justo Modesto de Rubiños y Andrade hacia 1782, se relata
que, aprovechando una Orden del Emperador Carlos V por la cual los indios podrían
trasladarse a vivir donde mejor les conviniera, "muchas familias de Eten malcontentas
con su Cacique (...) se agregaron a Mórrope" [1]
Mediando el siglo XVII el gobierno del pueblo ya estaba unido al del Repartimiento de
Collique. Así, en 1663 DON LORENZO MATEO NOYO CHUMBI era Cacique Principal y
Gobernador de ambas etnias.
Notas
1 Revista Histórica (Lima), X, p. 300
CACICAZGO DE FERREÑAFE
El Firruñap prehispánico estaba, según se sospecha, junto al Cerro de Arena, camino del
actual Chongoyape. Su topónimo, hasta hoy imposible de etimologizar, tiene que hacer,
sin duda, con la lengua mochica lambayecana.
Durante las Reducciones fundadoras de pueblos del año 1567, los pobladores del Señorío
de Firruñap hubieron de dejar la extensa y desarticulada forma de vivir que
inmemorialmente llevaban a lo largo de la ensenada entre Batangrande y las tomas del
Racarumi, para cambiarla instalándose en un punto donde hoy se ven tan solo algunos
paredones conocidos con el nombre de Ferreñafe Viejo. Los feroces aluviones aparecidos
luego acabaron con este primer pueblo, obligando a la gente a trasladarse a un sitio más
seguro donde se volvió a fundar la población. Es la que hasta hoy existe.
Hacia mediados del siglo XVII el vecindario indígena de Ferreñafe se distribuía en las
parcialidades dé Segunda, La Chanamé, Cerquem, Losfac, Siensiec, Chiclaief o Chiclaef,
Carpinteros, Pescadores y Yanaconas.
El Señor Principal más antiguo de esa región fue DON FELIPE, Cacique gobernante hacia
1558, ya bautizado [1]. Pienso sea el mismo que, con nombre cambiado, aparece en la
Visita hecha a la comarca seis años antes por el Corregidor de Trujillo Hernando de
Cabrera y el escribano Pedro del Campo; documento trunco, en que por la evidente prisa
de su redacción el copista equivoca bastantes personas y lugares [2].
A Don Felipe siguió en el mando su hijo DON ALONSO, cuyo apellido gentilicio era
CAPLLAN o CAPLLOC, gobernante de Ferreñafe ya hacia 1559.
Está citado con el nombre de DON ALONSO FIRRINAFE entre los testigos de cierta
Información solicitada por los indios del Repartimiento de Moro [3]. En 1564 contribuía
a las primaras edificaciones de la villa de Saña, con una cuota semestral de 20 indios
peones turnables, como le ordenaba la Provisión del Presidente Lope Garcia de Castro.
En el año 1576 contaba Don Alonso cuarentiocho años de edad y alcanzó a vivir algún
tiempo más, pues figura de cincuenticuatro como testigo en el Juicio de Residencia del
corregidor capitán Francisco de Coronado. Algunas noticias sobre su vida privada, sus
negocios y enredos pueden hallarse en la Visita de Ferreñafe de 1568, ya publicada [4].
En buena parte del siglo XVII no hubo Cacique Principal en el Repartimiento de Ferreñafe,
y hacia 1639 solo hay Gobernador, un Don Diego Falem. Este, acompañado del Segunda
Persona Don Pedro Diaz La Chanamé y de los Pachacas Principales don Jacinto La
Chanamé, don Felipe Piclloy, don Diego Serquen y don Felipe Santiago, firman todos una
escritura pública en la villa de Saña el 5 de marzo ante Francisco de Mendoza, obligándose
a pagar cierta cantidad de pesos por concepto de tributos que se debían de tiempo atrás
al Encomendero [5].
Hay pocos datos coetáneos y llevan a sospechar que la dinastía propietaria del cacicazgo
ferreñafano pudiera haberse extinguido en sus líneas de varón, porque inesperadamente
el mando cacical pasa a los Caciques Principales del pueblo de Lambayeque terminando
el siglo XVII, quizás debido a alguna importante alianza matrimonial por ahora
desconocida. Durante los seculares pleitos por el mando cacical de Lambayeque entre las
nobles familias de Temoches y Faysos (más adelante explicados), el de Ferreñafe irá
siempre unido al del triunfador lambayecano de turno.
En 1693 el Virrey expidió el título ferreñafano a DON JOSEF BERNARDINO TEMOCHE
FARROCHUMBI, (poseedor del de Lambayeque) tras un litigio reivindicatorio ventilado
en los estrados de la Real Audiencia de Lima, en el que Temoche pudo probar su mejor
derecho por ser hijo de Doña Josefa de la Cruz y nieto de Doña Maria Farrochumbi [6]. Es
obvio que los derechos al gobierno de Ferreñafe le venían por el apellido Farrochumbi,
que asimismo ostentaban sus contendores los Fayso.
En los dares y tomares de tan famosas como largas peleas judiciales, tocó a DON AGUSTIN
DE LA ROSA FAISO FARROCHUMBI subir al mando ferroñafano desde 1714 hasta 1747,
después del despojo de los Temoche por sentencia audiencial.
A Don Agustín le heredó el doble gobierno de Ferreñafe y Lambayeque su hijo DON JUAN
NICOLAS FAYSO FARROCHUMBI por título del Virrey firmado en 1750.
Los pobladores ferreñafanos no quisieron aceptar a Don Juan Nicolás y lo demostraron
escandalosamente en la ceremonia de su pública proclamación, al punto de frustrarla. El
Informe del caso elevado al Virrey, describe la protesta del pueblo:
"(El Cacique Fayso) acompañado del Corregidor y otras distinguidas personas de la
provincia se constituyeron en Ferriñafe con una Compañía de Infantería de los
Pardos y Mestizos de aquel pueblo y convocó a los Indios a una ramada que con la
mejor disposición se previno en la plaza para el acto, y se le dio principio leyendo el
Titulo librado al dho Don Juan Nicolás, a que estuvieron atentos hasta el final y luego
que lo oyeron en voz tumultuaria respondió el pueblo con esta expresión No conviene
mi Señor y al mismo tiempo empezaron a arrojar varias piedras a la ramada: El
Corregidor dio orden entonces a los soldados para que sin hacerles ofensa
contuviesen a los Indios con las armas pero estos continuando siempre con las
piedras se retiraron a la Iglesia y revueltos los soldados a la dha ramada o teatro
donde se hallaba el Corregidor al poco rato con algarada y grita volvieron a salir los
Indios en tropel de la Iglesia reforzados de la munición villana que sin duda tenían
allí a prevención y hecha una sublevación formal descargaron tan espesa multitud de
piedras que se hicieron irresistibles y obligaron al Corregidor a que se retirase
desamparando la ramada a la que pegaron fuego dejando mal herido a un negro su
esclavo, y finalmente no tuvo efecto la posesión" [7].
Hubo de esperarse que pasara un prudente tiempo más, para que el propietario befado
pudiera asumir públicamente el cargo, como era la costumbre legal. Al cabo, parece que
este Fayso supo ganarse el respeto de sus súbditos porque gobernó sin otra oposición
hasta su fallecimiento.
Le heredó su hijo DON FELICIANO FAYSO FARROCHUMBI, cuya proclamación en 1765
tampoco fue tranquila, pues al presentarlo a los ferreñafanos el Corregidor D. Carlos Vigil
Ramirez de Miranda, hubo otro intento de asonada. Vigil teniendo en cuenta los aprietos
que sufriera su antecesor en igual circunstancia con el anterior difunto Cacique, había
escrito antes al virrey el 15 de Marzo consultándole las medidas a tomar si se repetía esta
vez el escandaloso rechazo de los ferreñafanos, y explicándole su deseo de amedrentarlos
poniéndoles de aviso una horca en la plaza del pueblo, "pero si a pesar de esto —dice—
aun hacen resistencia, de lo que percibo algún movimiento con apoyo de varias personas
así mixtas como españoles entre quienes no falta uno que otro clérigo, será necesario
escarmentarlos". Vigil pedía al Gobierno de Lima consejo para actuar sin ultraje de la Real
Justicia por parte de
"... un pueblo el más numeroso de la Provincia que tiene por hábito ser tumultuoso, lo que
ha manifestado en varias ocasiones queriendo matar al Protector. Cajeros y otras
personas, y donde no hay tropa militar que dé fuerza al brazo del Corregidor" [8].
De nada sirvieron las precauciones y durezas del Corregidor Vigil, pues consta que hubo
sus bullas; y, repitiéndose lo ya ocurrido a su padre treinticinco años antes, Don Feliciano
también hubo de soportar una indecorosa postergación de su investidura, aunque
pasando días pudo al fin recibirla de acuerdo a la Ordenanza [9].
Tras su muerte los derechos de Ferreñafe y Lambayeque pasaron a su tío carnal y cuñado,
DON PEDRO FAYSO FARROCHUMBI, que hubo de litigarlos contra el opositor Temoche.
Fayso era un aristócrata lambayecano. Comisario General de las Milicias de Naturales, con
una notoria figuración en la defensa del litoral lambayecano en circunstancias "de
enemigos y piratas (cuando) se temían invasiones".
En su pleito con Temoche D. Pedro llegó a perder el cacicazgo de Lambayeque, pero
retuvo el de Ferreñafe por Sentencia dada en Lima el 3 de agosto de 1780. Demostrando
ser más cauto que sus deudos los dos Caciques precedentes, tan pronto supo del fallo se
apresuró a pedir al Corregidor con anticipación suficiente las garantías que necesitaba
para su proclamación ferreñafana. Pero el Destino que gustaba atormentar a los Faysos
hizo demorar la firma vicerreal del Título hasta dieciséis años más tarde, el 8 de Marzo
de 1796 [10].
Notas
2 Arch. particular. Entre los errores más saltantes de tan antigua fuente está el de signar a Melchor
de Osorno como Encomendero de FEFILPO, topónimo nunca antes señalado en vez de Ferreñafe,
y llamar al Cacique DON MIGUEL (?), A "los menores de Juan Roldán" se les hace Encomenderos
del Repartimiento de FINAFAREFE (Ferreñafe?), siéndolo legítimamente del de Illimo. Y al raro
Finafarefe se le adjudica por Cacique a EILLIMO.
4 "Historia y Cultura", Lima. No. 9, Lima 1977.
5 AVRL.
6 ANP protoc. Luque, Lima 1771, fol. 710.
7 Antigua Bibl. Nac. de Lima, To. 191 de Mss., fol. 166
8 Id.Id.Id. fol. 167v.
9 D. Feliciano amparaba sus derechos a Ferreñafe "como heredero de Don Ignacio
Segunda Tufiño (?) último Cacique que fue de dho pueblo quien en su testamento le
declaraba por legítimo sucesor": ANP protoc. Luque, Lima 1771, fol. 717v.
10 Antigua Bibl. Nac. de Lima, To. 191 Mss., folio. 160. Los documentos están regis trados
en el catálogo del Pe. Rubén Vargas Ugarte S.J. en Manuscritos Peruanos, III, p.l 90, pero
con foliatura errada pues corrían de fs; 160 a 181.
CACICAZGO DE ILLIMO
Illimo es uno de los pueblos inmediatos al norte de Lambayeque. Su antigüedad no es
menos remota que la de sus vecinos; son cortas e inconexas las referencias acerca de sus
antiguos Señores jurisdiccionales, y no hay rastro alguno de su prehistoria. Durante la
época española fue Repartimiento de poca renta y escasa población.
Hacia 1561 DON CRISTOBAL CHUMBI era Cacique Principal y Gobernador del valle de
Illimo y Raco (sic), cuya Encomienda estaba dada a la familia Roldán Dávila, de Trujillo.
Ese año el Cacique estaba envuelto en unas demandas y pleitos antela Real Audiencia de
Lima. Como el Derecho Indiano consideraba las acciones legales de los indios, semejantes
a las de personas en menor edad, Don Cristóbal hubo de procurarse un curador que le
representara judicialmente, y este fue un Diego de Ortega, nombrado para ese efecto el
15 de Diciembre de aquel año por el Corregidor de Trujillo Sánchez de Merlo [1].
Tres años más tarde, otro jerarca interino o propietario gobierna Illimo. Es DON DIEGO,
considerado en la Provisión del Presidente Lope Garcia de Castro para enviar ayuda de
15 illimanos turnables apeonar en las edificaciones iniciales de la recién fundada villa de
Santiago de Miraflores del valle de Saña.
Medio siglo después hallamos otro Cacique Principal y Gobernador, DON FRANCISCO DE
MENDOZA CHUMBI HUAMAN, quien hacia 1616 ejercía con título confirmado por el
Virrey [2].
Posteriormente, en 1639 parece estar el solio de lllimo vacante. El 5 de marzo de aquel
año el Repartimiento de lllimo habiendo demorado la entrega de tributos atrasados se
obliga a cancelarlos ¿i la Real Hacienda.
Tal se vé en una Carta de Obligación ante el escribano Francisco de Mendoza [3] firmando
solidariamente el Gobernador Don Diego Charrante y los Pachacas don Pablo Canop, don
Francisco Calansec, don Francisco Tocto y don Diego Mollup.
Lustros van lustros vienen, nos damos con DON JUAN BAUTISTA CALANSEQUE, Cacique
propietario, declarado cesante al cargo por la Real Audiencia de Lima en razón de
"impedimento", habiéndose nombrado sucesor el 31 de Mayo de 1674 a DON PEDRO
FARRO con la particularidad de "interino"" [4]. Este fue uno de los tres indios nobles
propuestos para el cargo por el Corregidor de Saña. Consta que seguía ejerciendo en
1682.
Por ese tiempo puso demanda al cacicazgo de lllimo don Francisco de Paz Mincha
Charrante, habiendo llevado su pretensión hasta la Real Audiencia de Lima. Reclamaba
por derechos de sangre, pues su padre DON FRANCISCO MINCHA, y su abuelo —el
Gobernador Don Diego Charrante, de 1639— habían gozado el Título "en propiedad".
Aducía también ser hijo mayor y nieto mayor de éstos.
A fines del siglo XVII seguía establecido el gobierno interino del pueblo, esta vez en manos
del Segunda Persona Don Luis de la Cruz, cuya mujer legitima se llama en los documentos
"Doña Matea". Así aparecen ambos en la partida matrimonial de su hijo don Andrés de la
Cruz, que en la iglesia de Lambayeque desposa el 14 de febrero de 1691 a Doña Rosa
Francisca Minollulli.
Los MINCHA ascendieron al cargo principal y en el primer tercio del siglo XVIII lo ejercía
DON ANDRES MINCHA. Con su cargo de Cacique Principal (mas no Gobernador) asiste, al
lado de su mujer Doña Francisca Ramos Minollulli Huicop, al matrimonio de su hija Doña
Antonia Nicolasa
Mincha, bendecido en la iglesia del pueblo de Lambayeque el 7 de mayo de 1726. El novio
era Domingo de Vertiz, mestizo residente en la ciudad de Saña, hijo de Pedro de Vértiz y
de Maria (sic) [5].
Notas
 1 Escritura de Poder: Diego de Arteaga a Francisco de Zamudio: Trujillo 23 XII
1561 a. Juan de Mata.
 2 ANP Derecho Indígena, IV, cuad. 72.
 3 AVRL.
 4 ANP Derecho Indígena, Vil, cuad. 146.
 5 Arch. parroq. Lambayeque: 1er. Lib. Matr. Indios 1692-1836 fol. 70.
CACICAZGO DE JAYANCA
El actual distrito de Jayanca es el centro de una de las más ricas zonas arqueológicas de
la costa Norte peruana, con abundantes ruinas de edificios, pirámides, canales, tumbas y
caminos, a la vez que de infinitos objetos extraídos del subsuelo por la inveterada
huaquearía, los cuales re presentan en mucho lo mejor de la cerámica y metalurgia áurea
de su pre historia tardía.
Todo indica haber sido esa comarca un centro polar de la Cultura "Lambayeque" (siglo X
de.C.).
Después de la conquista española, el Repartimiento de Jayanca a finales del siglo XVI vino
a ser quizás el más poblado, con sus mil quinientos indios tributarios; hasta la aparición
de las plagas diezmadoras de la población indígena en todo el territorio, con las que la
esplendidez demográfica de ese valle acabó para siempre.
La genealogía de los antiguos Señores de este valle empieza casi con rasgos de leyenda.
Cuando hacia 1580 el cronista Cabello Balboa pasa por ahí y recoge datos para su futura
"Miscelánea Antártica", los viejos lugareños le cuentan sobre el origen de este pequeño
reino:
"LAPCHILLULLI hombre principal de quien (hizo) mucho caudal el Señor Naylamp tanto
por ser valeroso quanto por ser maestro en labrar ropas de plumería... se apartó con
mucha compaña que le quiso seguir y hallando asiento a su gusto en el valle llamado
Jayanca se pobló en él, y allí permaneció su generación y propsapia" [1]
Esta preciosa referencia del cronista hace ver que los Señores-Reyes de Jayanca se tenían
por descendientes de un príncipe compañero del mítico Naylamp, versión oficial y
pública, subsistente en toda su fuerza hasta ser recogida hacia 1580 por Cabello Balboa,
por la que puede aceptarse que la dinastía cacical no fue trastornada ni por la invasión de
los Chimú Trujillanos ni por la siguiente de los quechuas del Cuzco.
Hacia 1470—1480 el Señor de Jayanca fue llevado preso al Cuzco por los Generales y tíos
de Túpac Inca Yupanqui. Estos habían bajado con sus soldados desde Cajamarca a la costa
de los llanos,
"sin hallar en todos ellos quien se les opusiese, solo se dice que venidos estos capitanes
con su exercito a la tierra y provincia de los Jayancas fueron a traición y sobre siguro
asaltados de unos indios barbaros que vivían a las faldas de la sierra llamados Penachies
y mataron algunos de los del Cusco de lo qual los dos capitanes Yngas se graviaron mucho
y assi prendieron a el Cacique de Jayanca sospechando auer sido hecha por orden suya
aquella fealdad y torpeza, y preso fue llevado al Cusco y alla estuvo muchos años hasta
que (se) comprobo la inocencia que en aquella maldad el tuvo, y habiendo ydo un su hijo
a el Cusco a solo ver a su padre y ayudarle en su justicia, se la dio el Topa Ynga sacandolo
de la prisión, y de alli a pocos dias murió el viejo y muerto y embalsamado mando el Ynga
que lo llevasen a Jayanca publicando que era vivo hasta meter por orden y mandado suyo
a su hijo en la posesion del Señorio, y ansi fue hecho y hasta nuestros dias tienen sus
descendientes el mando y govierno de Jayanca" [2]
El hijo y heredero del Señor de Jayanca muerto en el Cuzco estaba rigiendo su valle
cuando pasaron por ahí el Gobernador Francisco Pizarro y sus hombres el año 1533. Se
llamaba CAXUSOLI y para entonces contaba ya mucha edad. De él dice Cabello Balboa,
"acauaua de concluyr ciertas guerras con los Tucumes, gentes que se auia(n) hecho a la
debocion de los del Chimo, enemigos capitales de Caxusoli" [3]
Supo éste recibir con gran esplendidez a los españoles, pues la deportación y muerte de
su progenitor en la prisión cuzqueña no habrían sido olvidadas. Pizarro descansó pocos
días en Jayanca, y hasta él llegaron allí de grado (o citados a junta) los señores de los valles
vecinos en son de paz y amistad, luego de lo cual los extraños hombres blancos
continuaron su viaje hacia Cajamarca.
A CAXUSOLI el Mozo le sucedió en el mando DON FRANCISCO, Cacique Principal
bautizado, a quien conoció el Cronista fray Reginaldo de Lizárraga en 1560, y lo describe
así:
"El gobernador (del cacicazgo) es muy españolado. Vistese como nosotros. Sirvese de
españoles, con su vajilla de plata. Es rico y de buenas costumbres" [4]
Parece que también a él alude Pedro Cieza de León cuando pasó por ahí unos veinte años
antes:
"(el valle es hermoso y fresco) tiene de ancho quatro leguas... y fue en los tiempos pasados
muy poblado como los demás y habia en el grandes aposentos y depositos de los Señores
principales en los quales estauan sus mayordomos mayores... Los Señores naturales de
es tos valles fueron muy estimados y acatados por sus subditos: todavia lo son los que
han quedado y están acompañados y muy servidos de mujeres y criados y tiene porteros
y sus guardas. De este valle se va al de Tucume" [5].
Don Francisco Caxusoli en el conjunto de Caciques lambayecanos de su tiempo gozaba sin
duda una preferencia jerárquica muy notoria, y admitido algo así como primus inter pares,
privilegiado por una antigua situación rutinariamente acatada. Se nota esto cuando a
principios de 1565, ante la eventualidad de una sublevación general de los indios en el
Virrey- nato el Presidente Lope Garcia de Castro, para prevenirla a tiempo en cuanto al
Norte, hace reunir en la ciudad de Trujillo a todos los Caciques de la región de
Lambayeque; obvio fue que para hacerlos vigilar y observar por el Corregidor. Los
caciques estaban sumamente molestos por sentirse inactivos, retenidos tan lejos de sus
patrias y vasallos, y habiendo transcurrido unos meses de tan injusta como inútil
convocatoria, sin habérseles dado explicación alguna, al terminar el mes de abril
protestaron publicamente ante notario. Se conservan dos actas sucesivas de este acto de
protesta, siendo en ambas el primero de los firmantes el Cacique de Jayanca, siguiéndole
en orden los Señores de Lambayeque, Ferreñafe, Jequetepeque, Moro, Cinto, Collique,
Licapa, Chicama, Saña y Cherrepe, es decir lo más granado de la aristocracia indígena
lambayecana.
En 1567 vuelve a estar en Trujillo don Francisco, acompañado del Gobernador del
Repartimiento jayancano D. Juan Caxusoli, su hermano[6].
No parece haber vivido mucho más. En Julio del año que seguía, el Encomendero de
Jayanca Alonso Carrasco lo citará incidentalmente dándolo por muerto: "el dho cacique,
agrega, era buen christiano temeroso de Dios y nunca a nadie hizo fuerza en cosa alguna"
[7].
Heredó al difunto su primogénito y homónimo, DON FRANCISCO PUICUNSOLI (el Mozo),
nacido por el año 1553 [8] , y a partir de quien la familia cacical empieza a usar ese apellido,
a la moda española. En aquel tiempo, todos los Repartimientos lambayecanos hubieron
de soportar las trágicas consecuencias del aluvión de 1578, un desastre general que
entonces destrozó la economía agrícola de la costa norte afectando muy dura mente a la
población de los naturales.
Los daños sufridos en Jayanca fueron terribles. En la Información probatoria del desastre
levantada en ese pueblo el 6 de mayo de 1580 ante el Comisionado de la Real Audiencia
de Lima que vino para pesquisar el fenómeno y sus consecuencias [9], consta la cuota de
sacrificio del Cacique: se perdieron ahogadas más de quinientas cabezas de su ganado
menor, sin enumerar otros daños y lesiones. También se patentiza de como Don Francisco
ayudó a su gente después del sismo: "... el Cacique de este pueblo —repiten contestes los
testigos— viendo que los Indios no podian pagar su tributo empeñó su baxilla de plata y
las joyas de su mujer y pagó por ello ochocientos pesos".
Entre 1579 y 1585 Don Francisco estuvo por varias oportunidades residiendo en la
ciudad de Trujillo: En una ocasión, vendiendo al mercader Juan González un lote de 200
capuces pintados, a 4 pesos 4 reales pieza, con que pagó la adquisición de 740 cabezas de
ganado cabrío y ovejuno, para entregar los capuces a futuro dos meses más tarde de la
fecha [10] ;en otra, dando Poder al vecino Blas Xuárez para cobrar en su nombre deudas
por pagarle, de "pesos de oro, joyas, ganados, caballos, mulas , mercadurías, ropa de la
tierra y otras cosas", y, asimismo, para representarle ante Su Magestad, sus Reales
Consejos, Alcaldes de Corte y otras Justicias, en las demandas que ocurrieran [11].
A fines de 1585 el cacique, también en Trujillo, extiende sendos Poderes a favor de Gaspar
de Castellanos y Juan de Barbarán, a Castellanos para que lo represente ante la Audiencia
de Lima en la causa contra el capitán Pedro de Silva y consortes "sobre la guaca y tesoro
de Motupe", o sea el huaqueo legal en que parece haber llevado la peor parte el Cacique,
socio de la empresa; y a Barbarán, para pedir en su nombre al Virrey Conde del Villar "
que las estancias de ganado que nuebamente se an puesto y poblado en el valle de Jayanca
se manden quitar por el mucho daño y per juicio que hacen a los naturales en sus tierras
y sementeras" [12].
Durante las ausencias de Don Francisco le reemplazaba en las funciones cacicales del
pueblo su hermano el gobernador de Jayanca y Segunda Persona Don Juan Caxosoli
Cononseque. Así, hasta que vino el tiempo de morir, que alcanzó a don Francisco
acabando el siglo [13].
El Cacique, había sido casado dos veces. La primera con Doña ANA LA ÑIPO TANCUM, hija
de Don Martin Farrochumbi "el Petrucio", Cacique Principal de Lambayeque; nieta, por
tanto, de COSCO CHUMBI, príncipe Real que de acuerdo a la versión de Cabello Balboa,
gobernó esa región, antes que entraran los españoles. De esta primera boda nacieron:
1. Don Francisco (Puicunsoli) Farrochumbi, el Mozo, tronco de los posteriores
Temoche Farrochumbi, Caciques Principales de Lambayeque [14]
2. Don Pedro Cosco Chumbi, homónimo de su ilutre bisabuelo materno.
El segundo matrimonio del Cacique Don Francisco Puicunsoli fue con Da. Isabel González,
una de las hijas del capitán Pedro de Osorio, español nacido en la villa de Tornavacas de
Plasencia, dueño de tierras entre Motupe y Jayanca 13. Don Francisco y doña Isabel
procrearon a:
3. Francisca Puicunsoli Osorio, a la que más adelante encontraremos.
Hacia 1616 gobierna el Repartimiento como Cacique Principal DON PEDRO
COSCOCHUMBI, hijo del primer matrimonio del Cacique difunto. Continuaba siéndolo en
1620 [16], y de su ejercicio no quedan rastros interesantes.
Debió fallecer sin sucesión, porque luego de su deceso el alto cargo familiar, confirmado
por el Superior Gobierno de Lima, pasa a su hermana DOÑA FRANCISCA PUICUNSOLI
OSORIO. Como tal Cacica Principal de Jayanca por juro de heredad, está registrada en los
árboles genealógicos de los Temoche lambayecanos [17] y de los Mármaro, sus
descendientes [18] que pretendieron y parece obtuvieron el solio jayancano.
Desde antes de 1610 Doña Francisca había sido desposada por el español Alonso
Rodríguez, natural de Salamanca [19]. En tal año el corregidor de Saña D. Bartolomé de
Villavisencio registró en su Visita oficial de Jayanca a dicha Señora como Cacica del
pueblo. De su matrimonio con Rodríguez nacieron:
1. Doña Jerónimo, que sigue.
2. Doña Maria Magdalena Rodríguez Puicunsoli, "Cacica" revisitada en 1684
según el árbol de los Mármaro, mujer legitima ya unos treinta años antes del
Cacique de Mochumi.
3. Don Lorenzo Rodríguez Puicunsoli, muerto sin descendencia.
4. Ana Maria Rodríguez Puicunsoli, que dio su mano al capitán Bernardo de
Porras —según indica el testamento de su hermano mayor—, connubio que,
según el citado árbol de los Mármaro, no tuvo hijos.
Después que finara Doña Francisca ascendió al mando de Jayanca su hijo mayor DON
JERONIMO RODRIGUEZ PUICUNSOLI, siguiente Cacique Principal y Gobernador del
pueblo, nacido ahí y titulado poco antes de 1630, con la confirmación del Virrey. Durante
su gobierno invistió y ejerció también el mando de los pueblos de Pacora y Mórrope,
cuyos derechos y circunstancias no hemos podido averiguar, aunque es fácil
presuponerlos si se recuerda que Mórrope provino de Pacora y ésta desde la Conquista
fue separada de Jayanca por los españoles para crear ahí otra Encomienda. En todo caso,
y sin duda, los derechos de D. Jerónimo a aquellos dos pueblos fueron de sangre.
Entre sus bienes propios tenia bastantes tierras patrimoniales en el valle, unas heredadas
y otras por compra, además de una Tina de hacer jabón en su Estancia de San Juan de
Collique, cerca a Saña. En esa ciudad pasaba temporadas con su familia, y sus casas
estaban situadas en una calle céntrica, vecina a la Iglesia de San Agustín.
No fue hombre quieto en su gobierno. Le hallamos en Trujillo el año 1644, dos más tarde
en Saña, y en Lambayeque en 1647, preparando un viaje para Lima [20].
Hacia 1653 sostuvo una pendencia con su cura Lcdo. D. Lucas Ramírez de Arellano, al que
denunció estando en el pueblo el Bachiller D. Juan López de Saavedra, Cura de Mochumi
y Visitador General de la provincia por encargo del Obispo. Ante él presentó el Cacique
furibundas acusaciones, capitulándolo de mal doctrinero y peor administrador de las
rentas de la parroquia y del hospital de indios, yendo aún más allá al decir que Ramírez
de Arellano comía carne durante los días de prohibición, incluyendo Jueves y Viernes
Santos, agregando que por ello "era tenido por sospechoso de la fé" [21].
El Visitador admitió la querella pero para darle procedimiento el Cacique deberla
previamente depositar 4,000 pesos de fianza en plazo de veinticuatro horas. La medida
era para salvaguardar al acusado de posibles daños y perjuicios, caso de no ser cierta la
acusación. Protestó Don Jerónimo amparándose en la excepción que para tales
circunstancias beneficiaba a los caciques e indios, pero no se le aceptó "atento a que don
Gerónimo es español y persona de caudal y en quien se puede ejecutar las penas del
Derecho en satisfacción de la calumnia que resultare de los capítulos que no probase".
Siendo imposible al cacique reunir los 4,000 pesos en tan breve tiempo, no le quedó otra
salida sino desistirse de la demanda.
Se conoce una disposición testamentaria tomada por este D. Jerónimo Rodríguez
Puicunsoli en el pueblo de Mochumi el 7 de Septiembre de 1654 ante Bernabc Rentero [22],
escribano traído desde Lambayeque para el efecto. Dispuso en tal última voluntad se le
sepultase en la capilla de Nuestra Señora de la iglesia de Jayanca, donde estaba el
enterramiento de su familia; encargó muchas misas y sufragios, bulas por su alma, misas
gregorianas por las almas suya y de sus padres; una misa cantada el día de la
Transfiguración del Señor, su gran devoción. Para todo ello creaba una renta o censo
sobre sus casas de vivienda. En el documento señala el nacimiento salmanticense de su
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Los Cacicazgos de Lambayeque - Jorge Zevallos Quiñones

  • 1.
  • 2. LOS CACICAZGOS DE LAMBAYEQUE Son Señores de pueblos y de provincias estos que llaman Caciques PEDRO PIZARRO En todo el distrito de la ciudad de San Miguel y en todos los llanos del Perú fueron los Señores muy temidos y se servían con gran pompa, usaban músicos y trúhanes y tenían muchas mujeres hermosas: y cuando el Señor comía por grandeza se juntaba mucha gente y bebían sus brebajes, y de ordinario andaban en banquetes y convites". ANTONIO DE HERRERA Trujillo 1989
  • 3. Rubén Vargas Ufarte SJ. IN MEMORIAM Modesto homenaje para un gran Maestro.
  • 4. Índice de contenido CONVENCIONES ............................................................................................................................................. 5 NOTAS PARA UNA INTRODUCCION ....................................................................................................... 6 CACICAZGO DE COLLIQUE........................................................................................................................24 CACICAZGO DE CHEPEN............................................................................................................................30 CACICAZGO DE CHERREPE......................................................................................................................33 CACICAZGO DE ETEN .................................................................................................................................36 CACICAZGO DE FERREÑAFE ...................................................................................................................37 CACICAZGO DE ILLIMO..............................................................................................................................43 CACICAZGO DE JAYANCA..........................................................................................................................45 CACICAZGO DE JEQUETEPEQUE............................................................................................................59 CACICAZGO DE LAMBAYEQUE...............................................................................................................63 CACICAZGO DE MOCUPE...........................................................................................................................87 CACICAZGO DE MONSEFU........................................................................................................................89 CACICAZGO DE MORO................................................................................................................................94 CACICAZGO DE MOTUPE...........................................................................................................................97 CACICAZGO DE OLMOS..............................................................................................................................99 CACICAZGO DE PACASMAYO................................................................................................................101 CACICAZGO DE PACORA ........................................................................................................................103 CACICAZGO DE REQUE..........................................................................................................................108 CACICAZGO DE SAN PEDRO DE LLOC...............................................................................................117 CACICAZGO DE TUCUME Y MOCHUMI .............................................................................................127 UBICACION DE LAS FIRMAS.................................................................................................................130
  • 5. CONVENCIONES a. ante AAT Archivo Arzobispal de Trujillo ACRL Archivo Carlos Rivadeneira, de Lambayeque ADT Archivo Departamental de Trujillo AJT Archivo de la notariá Jara, de Trujillo AMII y VilArch. de los Marqueses de Herrera y Valle Hermoso (colec. particular). ANP Archivo Nacional Jel Peni (hoy Arch. Gral, de la Nación, en Lima). Ant. Antiguo, antigua AVRL Archivo Victor Rivadcneyra, de Lambayeque. ACMS Archivo Castillo Muro Sime, de 1 ambayeque. Bib.Nac. Biblioteca Nacional de Lima. cit. citado fol folio mss. manuscrito prot. protocolo Tits. Titulos To. tomo
  • 6. NOTAS PARA UNA INTRODUCCION El cacicazgo, como gobierno jurisdiccional de vasallos dentro de un determinado territorio, parece haber sido la única institución del arcaico mundo americano que los españoles mantuvieron, incorporándola a la nueva maquinaria administrativa indiana, juzgando con evidente acierto que, fuera de estos mandos señoriales de la gleba, no podía contarse con otra mejor y más rápida vía para facilitar la cristianización y continuar la cobranza tributaria a los indios de acuerdo a sus viejas tradiciones locales. Desde las conquistas iniciales en el Caribe, los peninsulares pudieron advertir —quizás con no poca sorpresa— que en el nuevo mundo la gente estaba organizada en dos grandes clases: Nobleza y Pueblo. Como en Europa. Con la particularidad que aquellos plebeyos ACEPTABAN CIEGAMENTE la sacralización de los aristócratas, y, por tanto, el mandato o la mera indicación hecha por el sacralizado era una voz imposible de rehuir por quien no lo era. La Corona fue ciñendo la institución cacical mediante un copioso aparato legislativo, bien experimentado y adaptado al Status indígena, mediante el cual se mantuvo en mucha parte los antiguos privilegios, concediendo a la vez otros de naturaleza occidental, sujetando a estos jerarcas locales con deberes variotipicos sobre el mando limitado, el control tributario de sus gobernados, y, acentuadamente, la obligación de ejemplarizar los en ideas, uso y ética política. Desconozco si en la bibliografía peruana hay un estudio extenso sobre tan importante figura del derecho Indiano, pues por su complejidad y la propia riqueza documental que ampara su historia, merece un equipo que lo haga. Obvio es lo imposible de tentar el tema en esta Introducción, porque debo únicamente exponer aquí y en línea muy general, lo que toca a los Cacicazgos del antiguo corregimiento de Saña o Lambayeque, de acuerdo a referencias de las fuentes consultadas. La palabra "cacique" no pertenece a las antiguas lenguas prehispánicas de la costa, sierra o selva del Perú, y en su origen es caribe. La lengua mochica-lambayecana llama "Filca" al Señor, y en la runa simi, se dice "Curaca". Ni una ni otra de estas se lee en la documentación oficial de la costa norte durante el Virreinato, sino la voz "cacique", universalizada ya en los papeles jurídicos y políticos desde las primeras fases de la colonización española post-colombina. Ahora indicaremos parcialmente algunos de los privilegios y deberes de los caciques, para evocar el esplendor y las limitaciones en que vivieron estos personajes costeños. En su fuero aristocrático, tan fundamental y normativo en la época, la Corona de hecho los asimiló, como decía Solorzano y Pereira, "a los Duques, Condes y Marqueses y Señores de Vasallos de nuestra España". En otras palabras, les reconoció su naturaleza nobiliaria equiparándola en todo a la del Hidalgo, o sea a la figura tipo del estamento histórico peninsular. Tal es la razón porque los Caciques usaron el apelativo "Don" (prohibido al estado llano español), portaban armas, lucían caballos ("con silla y freno"), escudos de armas, extensas genealogías, casaban dentro de su clase elitista, y, en fin, mantenían el
  • 7. solemne culto de la honra y el respeto a los abuelos, tanto más ilustres cuanto más antiguos. Por ser Caciques gozaban de asiento especial en los tribunales donde se substanciaban sus causas; podían fundar imposiciones capellanicas a manera de los mayorazgos españoles; y ascendían a los más altos cargos militares de las Milicias de Naturales. Las Reales Cédulas de 1557 y 1576, firmadas por Felipe II, acomodan jurídicamente la Institución cacical al Estado Indiano: Al igual de los Títulos de Castilla y de los Hidalgos, los caciques estaban obligados a respetar al Rey, y gozaban de jurisdicción especial, debiendo con pública paternalidad regir a sus súbditos, a quienes en el caso de ocuparlos habría de pagárseles jornal. En suma, el mandatario indio debía ser el modelo político de su comunidad. Quedó prohibido al mestizo, no importando cuan alta fuera su prosapia, el asumir el mandato cacical, razón por la que generalmente los Señores Indianos no casaban con españolas, librando así a sus hijos de perder el mando. Por otro lado, tal como la nobleza española, los caciques estaban exentos de ir a la cárcel por deudas ni ser por esa razón embargados, salvo el caso de delito contra la Real Hacienda al no haber cumplido con entregar los tributos que estaban a su cargo. Los Alcaldes Indios no tenían jurisdicción en los litigios de los gobernantes, y una Superior Provisión del Lcdo. Castro, de 1565, ordenaba que dichos Alcaldes "no conozcan de los negocios de los caciques, sino que los remitan al corregidor". Este mismo, tan solo mediaba en los reclamos de menor cuantía, porque todo lo demás quedaba reservado para la Real Audiencia de Lima, con apelación al Supremo Consejo de Indias, vale decir al Rey. Citemos un privilegio más, entre los tantos que se quedan "en el tintero": Habla una Sala particular para Caciques en el Hospital de Santa Ana. la célebre fundación del primer arzobispo de Lima Don fray Jerónimo de Loaysa. Cuando en 1533 Francisco Pizarro pasa por las tierras lambayecanas existían en esos valles los siguientes Señoríos: 1. Motupe 2. Jayanca 3. Túcume 4. Cinto 5. Chuspo o Callanca 6. Collique 7. Jequetepeque. De ellos, son evidentemente más antiguos los de Jayanca, Cinto y Jequetepeque; sospechamos que, a manera de naciones, comprendían e su remota antigüedad territorios mucho más extensos que los de 1533, y una de las señales indiciarlas que invitan a pensarlo es la extraordinaria presencia arqueológica que aún se puede observar en cada uno de dichos tres Señoríos.
  • 8. Los Gobiernos de Motupe, Túcume, Chuspo y Saña-Chérrepe, aunque también prehispánicos, parecen creados después, coetáneos a la égida incaica de la región, desde 1470 a 1532, aproximadamente. De igual manera podrían haberlo sido los de Ferreñafe, Collique, Illimo y Moro-Chepén. Los estudios arqueológicos del futuro podrán quizás definir la utilidad de estas hipótesis. Producida la conquista española, hubo necesidad de dar rentas de Repartimiento y Encomienda a los capitanes de la empresa, y, en cuanto a la región lambayecana, pudo verse en los comienzos que al aplicar la regla pizarrina de un Cacique a cada Encomendero, el número de feudos indígenas era menor al de los favorecidos con la merced. Pizarro empleó entonces dos medidas, no sabemos si de su invención o ya usadas en Panamá, más antes, en México: La primera fue adjudicar globalmente la renta tributaria de un solo cacicazgo en favor de dos españoles distinguidos. Ejemplo de esta figura ocurrió en la primera Encomienda de Cinto. La segunda medida consistió en separar de un Señorío tierras y vasallos más o menos suficientes para crear nuevo cacicazgo y, por ende, una Encomienda y Repartimiento más. Se puede ver esto en las dicotomías Jayanca-Pacora, Chuspo-Reque, Moro-Chepén, etc. Por otro lado, hay en nuestro texto bastantes referencias útiles al estudio etnohistórico de la arcaica sociedad regional, tarca de obvia trascendencia. Quisiéramos enfatizar algunas de ellas: La clave administrativa de cada Señor se basaba en las Parcialidades, o sea las unidades de grupo, con que se colegiaba toda la población. La Parcialidad recuerda en algo al Ayllu serrano, aunque al parecer, no tenía entraña totémica sino, más bien, puramente genealógica y funcional. Tan puede ser así, que en los documentos estadísticos y tributarios de la costa (desde Piura hasta lima) durante la administración virreynal no se escribe Ayllu sino Parcialidad, a diferencia de la catalogación tributaria en la sierra, totalmente ayllal. Había, pues, una diferencia, no sé si de concepto o formal mal, entonces advertible, hoy perdida para siempre.
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  • 11. No empecé los cambios ideológicos y prácticos impuestos por la colonización a la nobleza indígena, esta mantuvo algunas notorias formas de vida heredadas de la vieja sociedad mochica. Así, es de notar la preocupación clasista al momento de casar entre las dinastías cacicales, buscando el enlace dentro de rangos iguales. Por lazo matrimonial de sus jerarcas aparecen comunicados Cinto y Ferreñafe, Monsefú y Chepén, Jayanca y Lambayeque, etc. El ejemplo más antiguo que hemos hallado de este patrón prehistórico de casamientos lambayecanos es la cacica Aptquen, de Collique, nacida hacia 1526, testigo en cierta información donde declara ser pariente de los jerarcas de Monsefú y Rcque. Con el tiempo, por ello ocurrían acumulaciones de poder, como el ostentado por la Cacica Doña Agustina Chamochumbi, quien hacia 1730, aduciendo mejores derechos, reclamaba en la Real Audiencia de lima los gobiernos cacicales de Jequetepeque, San Pedro de Lloc, Chérrepé y Pueblo Nuevo. O el de los Llontop, Señores de Monsefú, que a fines del siglo XVIII también gozaban por herencia el cargo de Segundas Personas de Lambayeque. Esta selección matrimonial era asimismo seguida entre la nobleza menor, compuesta de Señores Pachacas y Principales. En las genealogías estudiadas aparecen, en varios lugares y épocas, mujeres, hijas únicas y herederas del solio. Se las llama Cacicas Principales, y de hecho son aceptadas públicamente como tales. Pero NO GOBIERNAN, pues las funciones de Cacique "GOBERNADOR" se reservan únicamente para el marido. Y esta norma bien puede provenir de una mayor antigüedad, porque, además de estatutaria, era sin duda, práctica y política. Quizás convendría revisar al amparo de la hipótesis de trabajo la figura románticamente sostenida de las capullanas de la región de Piura, ya que solo tiene de amparo la cita no muy clara, de un cronista inicial. Pero, desde luego, este no es el sitio para discutirlo. Se advierte en los súbditos, así como un rendido acatamiento a los legítimos dinastas, por abusivos que sean, un violento rechazo al pretendiente que con maña o colusión oficiales era impuesto en el mando. Los escándalos de esta última clase fueron notorios en los pueblos de Lambayeque, San Pedro de Lloc, Ferreñafe, etc. Entonces el legitimismo viene a ser para el pueblo la ancestral base de la sacralización de su señor, sin que la edad obste; como se puede observar en Cinto, cuando hacia 1542 pasa por ahí el Gobernador Vaca de Castro, y para saludarle se presenta el Cacique interino por minoridad de su sobrino carnal, llevando con toda majestad a este niño montado sobre sus hombros. A diferencia de la sierra, en la costa Nunca hubo lo que Huamán Poma llama "Caciques de merced", como tradición de mando. Sobre la modalidad para suceder en el solio durante la prehistoria aún no hay suficiente certeza, pues la Costa Norte sigue siendo un rico filón sin constante estudio, ni revisión de lo que se dice. El gobierno vicerreal reconocía al hijo primogénito, y en caso de minoridad por lo general ser vía en el interinato un tío carnal. Esta costumbre venia de España y se usaba en el medioevo peninsular: sin embargo, por un natural paralelismo también pudiera haber sido un sistema en las viejas etnias norcosteñas. Pero entre aquellas y estas se había producido la invasión quechua, con el dominio absoluto del Inca, a cuya persona había de acudirse inmediatamente ocurrida una vacancia, y se estaba a la indicación de lo que el emperador escogiera y señalara desde el Cuzco, obrando entonces
  • 12. factores variopintos, uno de los cuales era la capacidad de mando de los inmediatos deudos del difunto Señor. Desde los comienzos, el Consejo de Indias se interesó mucho por conocer los sistemas indígenas con que se reconocía las sucesiones señoriales, y hay una Real Cédula de 1538 ordenando informar al Rey sobre las costumbres existentes en las provincias del Perú acerca de las herencias cacicales. Durante el Virreynato el procedimiento fue así en la costa: 1. Acta del fallecimiento del jerarca 2. Interinato del 2a. Persona, y si hay sucesor de menor edad, un tutor toma el mando. 3. Reconocimiento provisional del heredero por el corregidor, entre tanto ocurre el definitivo por el Virrey. 4. A la edad canónica (25 años) proclamación del cacique legítimo. 5. Ceremonia pública y solemne de toma de posesión del mando. Si no hay heredero legítimo, y aparecen postulantes: 1. Solicita el postor a la Real Audiencia de Lima —por si o por apodera do— la Provisión de Diligencias de Cacicazgo. Se establece un gobierno interino. 2. En plazo rutinario, exhibición de pruebas documentales. 3. Pruebas testimoniales: Informaciones de Testigos, una por cada parte. Información de Testigos, y otra de Oficio, tomada notarialmente en secreto. 4. Remisión a la Audiencia de las Informaciones, acompañadas de una Carta con la opinión del Corregidor sobre los pretendientes. 5. Sentencia Audiencial. 6. Titulo extendido por el Virrey. 7. Ceremonia de pública proclamación. 8. Toma del mando. No pocas veces las pruebas resultaban oscuras, campeaba la maña abogadil o las colusiones. Entonces, si alguno creía tener documentado su mejor derecho, podía apelar al Rey y pasaban los autos al Consejo de Indias en España. Los procesos pueden ser
  • 13. seguidos en el texto, pormenorizados en los cacicazgos de Reque, San Pedro de Lloc y, sobre todo, Lambayeque. A pesar de pertenecer a la prehistoria tardía de la Costa, los rastros de la invasión quechua son, por demás, escasos. En conjunto, esta oscuridad referencial parecería indicar que, una vez obtenida la alianza de las etnias del litoral, y aceptada la imposición tributaria del modelo cuzqueño, los soldados y funcionarios del Inca siguieron su camino, dejando tan solo un mínimo cultural serrano, a través del control económico. Hay, sin embargo, algunos indicios en las fuentes consultadas para el trabajo que ahora presentamos. Silos cuzqueños hilaron fino al no pretender cambiar o suprimir las tradiciones regionales, fueron más rotundos en cuanto al botín de su conquista, que, por cierto, consistió tan solo, al parecer, en la organización decimal y tributaria de la gleba. Quizás no dejaron guarniciones ni asiento controlador, pues no existe, que sepamos, rastro apreciable de la runa-simi en la onomástica, la toponimia, el apelativo de facciones o costumbres, de la región. Si descontáramos "Pucalá" (pucara) del valle de Chiclayo, toda la demás señalización geográfica es francamente mochica-Iambayecana. Se podría agregar también "Callanca" y "Conchucos", ambos sitios entre Reque y Pátapo, pero no cabe duda que estos son meros nombres de mitimaes, de la época de Huayna Capac o Atahualpa. En papeles lambayecanos del último tercio del siglo XVII, contrariando el título de descendientes de los Incas que se atribulan unos nobles Uchufán para evitar el pago de tributo, el Cacique 2a. Persona del pueblo, D. Sebastián Limo, les negó el dicho, y agregaba que en las tradiciones de la comunidad tan solo había el recuerdo de haber casado el Inca (¿Tupac Inca Yupanqui?) "en su ley", con una hermana del Cacique de Jayanca. A Cabello le contaron en los valles al norte de Lambayeque que de la sierra habían bajado en tiempo inmemorial unas primeras gentes pobladoras; y el cronista local Rubiños y Andrade recogía, si bien muy confusamente, la ascendencia de los famosos Puicunsoli de Jayanca, luego Señores de Pacora, hasta su tronco venido de Cajamarca, el casi milico Culloc Capac. Estos, y otros datos semejantes, deben ser calibrados muy cautamente, porque podrían ser tan solo la magnificación leyendaria de la supuesta behetría a comienzos del Horizonte Medio, o, más simplemente, los comienzos de la incaización, en el último tercio del siglo XV. Más interesante parece el sufijo CHUMBI, que decoraba los nombres yungas de las dinastías norcosteñas a la llegada de los españoles: Moochco Chumbi -para Cinto Noyo Chumbi - para Collique y Cinto
  • 14. Chamo Chumbi - para Jequetepeque Farro Chumbi, Cosco Chumbi - para el valle de Lambayeque Quilloichumbi - para Mocupe Geoquel Chumbi - para San Pedro de Lloc Llontop Chumbi, Quesquem Chumbi - para Monsefú Chumbi (solo) - para Íllimo (O. Cristóbal, en 1561) También lo hemos hallado en otros nobilísimos linajes regionales, aunque sin mando cacical: Tejo Chumbi, Sejuquel Chumbi, Caja Chumbi, Juica Chumbi, Pay Pay Chumbi, aunque en este caso habría que considerar si podría, ser nombres de gente alta del Inca, mit-mak de privilegio. El sufijo HUAMÁN, usado en los apellidos cacicales del área aproximadamente Chimú, o sea los valles de Trujillo y Chicama, es en tierras lambayecanas más que escaso: Chumbi Huamán y Xaxa Huamán, en Cinto y en casos meramente individuales. Estas repeticiones nominales en los nombres de la más alta aristocracia de la Costa, CHUMBI en Lambayeque, HUAMAN en Trujillo, siendo como son términos runa-simi, acoplados aun prefijo mochica o a uno chimú, no tendrían otra explicación que haberse dado a manera de condecoración muy particular a los Señores costeños que aceptaron suavemente la conquista cuzqueña. Vale decir que los sufijos dinásticos no eran patrón desconocido en esta parte del litoral y ya se usaban antes del arribo de los Incas. Así, entre los reyezuelos de Jayanca, los Efquem SOLI y los Puicon SOLI; y en el cacicazgo de Reque, donde el mismo sufijo (SOLI) los des cuidados notarios del siglo XVII lo escribieron ZULA. En las Crónicas se hace mención de cierta convocatoria del Inca Huáscar a los Señores costeños, a quienes reúne en el Cuzco con otros Cu racas de la sierra central, para darles a saber la traición de su hermano el príncipe Atahualpa. Cabello Balboa recogió la noticia de la guerra del régulo de Jayanca contra chimús e Incas, por el tiempo que Pizarro llegaba a Tumbes. Ambos datos sugieren el fidelismo al Inca Huáscar, si acaso la guerra de los Puicunsoli era contra los atahualpistas.
  • 15. De igual manera, recordamos aquí la inicial oposición de algunos Pilca regionales a Francisco Pizarro y su gente, que los llevó a asesinar a un jerarca del valle de Lambayeque y a otro del de Chuspo por haber salido éstos a darle la paz a los europeos. Estas notas de Introducción al tema terminan con tres referencias en todo inéditas y escogidas por su indudable relación con la prehistoria tardía regional: Los antecedentes del Señorío de Jequetepeque, la sucesión del mítico Llapchilulli de Jayanca, y la inmemorial inquina de los jerarcas norcosteños contra los de la sierra. En el último tercio del siglo XV los quechuas del Inca se apoderan del área de Jequetepeque e imponen un gobernante escogido entre la nobleza local. Se llamaba Paynasaman. Su descendencia se mantuvo en el mando cacical hasta que la ilustre raza de los Chamochumbi lo recuperó mediando grandes litigios judiciales y a mérito de provenir de los más antiguos Señores "contando desde el primero que fue conducido de Chimo". La sucesión de Paynasaman fue compensada con el cargo perpetuo de Caciques Segunda Persona de ese Repartimiento y pasó a radicarse al pueblo de San Pedro de Lloc usando el apellido noble de Geoquelchumbi. Con el tiempo los Geoquelchumbi se han perpetuado hasta el presente a través de las mejores familias de esa población. La genealogía de los Caciques Principales de Jayanca es la única, entre las estudiadas, que tuvo el raro privilegio de ostentar por su tronco más remoto a una figura casi legendaria, el príncipe Llapchillulli, compañero de Naylamp, según la Crónica de Cabello de Balboa. Ese era el consenso general, y Cabello recogió la versión tanto de sus selectos encuestados en Lambayeque como del propio Cacique de Jayanca Don Francisco Puicun- soli Efquemsoli, a quien describe "muy españolado. Vistese como noso tros. Sirvese de españoles, con su vajilla de plata. Es rico y de buenas costumbres". La línea mayor de su descendencia enlazó matrimonialmente tantas veces con españoles que, de acuerdo a la ley de Felipe II, acabó perdiendo el goce del cacicazgo de sus antepasados. También ha quedado de estos Señores de Jayanca numerosa y distinguida sucesión a través de los apellidos chiclayanos y ferreñafanos de Seña, Barreto de Castro, Salmdn y de la Oliva. Si los orígenes dinásticos, la sacralización, el indudable y subjetivo complejo de "reyezuelo", entre otras particularidades, diferenciaban notoriamente en ethos y pathos a los Señores indígenas de la Costa Norte de sus coetáneos, los Curacas de la Sierra, es indudable que en el decurso de su historia social los intereses económicos y las invasiones guerreras los mantuvieron aún más separados. Era patente la peculiar atmosfera que rodeaba a la aristocracia del litoral, bien pronto percibida por los ojos de los conquistadores españoles, al punto de problematizar las vías de la inicial comunicación administrativa. Duraba tal dificultad hasta los tiempos del Virrey Don Francisco de Toledo, pues en una carta que desde el Cuzco eleva al Rey el 1 de Marzo de 1572 dice como al llegar al Perú vino de Paita a Lima por tierra visitando personalmente los Repartimientos de los valles de Lambayeque "con cuidado de entender - agrega - la diferencia del gobierno de los indios yungas de los llanos a los serranos de esta tierra”. Pero además de las variantes sicologistas y de las tradiciones, también los enfrento muchas veces las rutinarias pequeñas guerras por el agua de las cabeceras de los ríos, los trueques impuestos, y, los pleitos más o menos territoriales; y, finalmente, la conquista del Inca, pues, aunque sagaz y conservadora en lo comunal no pudo serlo en lo tributario, porque impuso el modelo imperial, tan diferente a los usos de la Costa.
  • 16. Esta falta de simpatías políticas separando a los jefes indígenas de ambas regiones norteñas, costa y sierra, aunque ya obviamente atenuada, duraba subyacente hasta los tiempos del Presidente Lope Garda de Castro certificándose en ocasión que a comienzos de 1565 habiendo recibido Castro noticias de los ataques hechos en el sur por un hermano de Sairi Tupac, decidió impedir cundiera en el Norte el posible alzamiento general. Para ello invitó a los Caciques Principales de la región Lambayecana a venir a la ciudad de Trujillo, y luego de tenerlos aquí los hizo aguardar bastante tiempo, sin darles otra explicación. Hasta que después de varios meses, mortificados e impacientes por la demora y la lejanía de sus familias e intereses, firmaron el 25 de Abril de 1565 un poder al Lcdo. D. Lorenzo de Carvajal, Abogado de la real Audiencia de Lima, para que diera a conocer al Presidente su protesta, "... atento a que nosotros - decían - somos yungas e a que estamos libres e sin culpa e nunca emos sido sabidores de la rebelión y que el Inga e yndios de la sierra tenían ordenada e que siempre an sido nuestros enemigos e que con ellos nunca emos tenido liga ni amistad ni en el alzamiento que hicieron al tiempo que se alzaron en este Reyno nosotros no les faborescimos ni tomamos armas contra su Magestad.." "... Nosotros somos Señores naturales de los dhos nros, Yndios balles e tierras e que emos sucedido en nros. cacicados por linea recta que no ay memoria en contrario ni a las calidades de nras personas y uso y exercicio de los dhos cacicados y trabaxo que en ellos y en serbicio de Dios nro Señor y de su Magd y bien y sustento de los naturales ponemos..." Lenta, gravemente, fueron pasando los Caciques Principales ante el notario Juan de Mata para firmar este importante documento, cuya parte alusiva hemos subrayado. Signaron por este orden: Don Francisco, Señor de Jayanca; Don Alonso, de Ferreñafe; Don Antonio, de Cinto; Don Martin, de Lambayeque; Donjuán de Collique; Don Gonzalo, de Reque; Don Francisco, de Chuspo; Don Hernando, de Saña;y Don Lorenzo, de Chérrepe. Tanta grandeza, a la que el inexorable paso de los siglos iba después a deshacer. Considero un singular privilegio el haberla podido devolver a las páginas de la Historia lambayecana.
  • 17. CACICAZGO DE CINTO Entre los Señoríos indígenas prehistóricos que poblaban la región del actual departamento de Lambayeque, sin duda era uno de los más principales el de Cinto (o Cintu), cuyo ámbito jurisdiccional en tiempos inmemoriables, y hasta el año 1540 en que fue partido, comprendía "desde el pie de la sierra hasta el mar", incluyendo, como veremos, las tierras con que después de aquella fecha se formara el cacicazgo de Lambayeque. Esta noticia, y las más antiguas sobre el último Señor prehispánico de Cinto, las hemos tomado de una fuente documental inédita, que al efecto glosaremos.1 Los europeos españoles al pasar a través de Cinto rumbo a Cajamarca hallaron gobernando ahí a MOOCHCO CHUMBI, cuyo poder feudal regía la extensa comarca situada desde las primeras estribaciones andinas detrás de Chongoyape y bajando hasta el mar ocupaba el triángulo geográfico cuyo lado norte formaban los ríos de Taymi y Lambayeque, y al lado Sur el de Reque. Esta señalización es, por supuesto, una hipótesis de trabajo para tentativamente interpretar la frase "desde el pie de la sierra hasta el mar", que está en documentos de 1568. Francisco Pizarro pudo advertir a su paso la amplitud territorial sumamente poblada del Señorío de Cinto, razón que lo llevara (al momento de dar las Encomiendas y Repartimientos dependientes de la recién fundada ciudad de Trujillo el año 1535) a encapitar el Repartimiento recién creado de Cinto a dos personas pro-indiviso, los capitanes Diego Verdejo y Diego de Vega, fundadores y primeros vecinos de la flamante ciudad. Bajo tal condominio estuvo encomendado Cinto hasta 1539, cuando MOOCHCO CHUMBI fue muerto en la hoguera por delitos, que, si los hubo, desconocemos. Ya habían surgido desavenencias entre Verdejo y Vega a causa del reparto anual de la renta tributaria de los indios, y para arreglarlo vino al año siguiente el Teniente de Gobernador de Trujillo Diego de Mora, quien amistando a ambos condóminos, de acuerdo con ellos y la autorización de Pizarro enviada desde Lima, dividió las tierras del Señorío y el número de los indígenas tributarios según sus parajes de poblamiento. En la partición --que parece haber hecho Mora como quien parte un pastel-- el lado hacia el mar quedó para Diego Verdejo, creándose así y RECIEN el cacicazgo de Lambayeque, y la parte hacia el interior para Diego de Vega, con el propio nombre de Cinto. El Cacique muerto había dejado heredero a un hijo en estado de niñez, por lo que asumió interinamente el señorío el Principal TAYMEXU, de quien no hay referencias, pues tan sólo se sabe que cuando pasó por ahí el Gobernador Vaca de Castro en 1542, Taymexu se le presentó cargando sobre sus hombros al niño Señor, gesto simbólico por el que obtuvo la confirmación de su interinato. Al llegar a su mayoría de edad poco antes de 1560 el Cacique legitimo empezó a regir su dominio patrimonial después de una ceremonia según los antiguos ritos, en la cual el joven gobernante fue llevado hasta el Dúo, o sea la silla Real, por su tío D. Felipe, Cacique Principal del Repartimiento de Ferreñafe. Se llamaba DON ANTONIO CHUMBI HUAMAN y de inmediato empezó a reclamar judicialmente, primero ante el Corregidor y luego ante la Real Audiencia, toda la parte de Lambayeque que veinte años atrás le había sido cercenada a su herencia paterna. Entre
  • 18. 1562 y 1564 hizo un viaje a Lima donde entabló acción legal pidiendo las tierras e indios de Lambayeque cuyo primer Cacique Principal era Don Martin Farrochumbi de quien «aseguraban los autos no haber sido más que uno de los Pachacas menores o mandones sujetos al difunto MOOCHCO CHUMBI. De las Informaciones de testigos, actuadas en el importante pleito judicial de 1575, procede esta nueva visión primordial para la historia de Lambayeque. D. Antonio continuó gobernando algunos años más, aunque no hay otros datos de su periodo. Tampoco se sabe el resultado de sus reclamos legales, pero consta que durante su vida no se resolvieron. Suponiendo una plena legitimidad de su parte en lo que litigaba, habían surgido motivos poderosos para no resolver a su favor, pues en los 25 años transcurridos desde la partición hecha por el Capitán Diego de Mora dos factores importantes aparecieron en Lambayeque, necesarios de atender por la administración virreinal. Uno era el espléndido crecimiento económico que despuntaba ya en el industrioso pueblo de Lambayeque, fundado por las Reducciones inmediatas (1566-67), donde con este motivo se juntaron varias Parcialidades demográficamente ricas: lo contrario de lo que ocurría en el Cacicazgo de Cinto. Y el otro factor era haberse dado por el Rey el Repartimiento lambayecano a los Barbarán, familia poderosa de mucha significación en la sociedad de su tiempo, y, por tanto, grandemente apadrinada 2 Por entonces, el repartimiento de Cinto había venido muy a menos, pues las imparables plagas, desconocidas para el indio, diezmaron feroz mente su población original. Debido al conjunto de causas de naturaleza económica y catequística, y de acuerdo a la politica Toledana (1566-67), una buena parte de los sobrevivientes de Cinto fue reinstalada más hacia el mar, para formar un núcleo mayor con las reliquias del repartimiento de Collique, por las mismas razones de despoblamiento sacadas de su paraje original. Esta junta se hizo en cierta parte del valle de Chiclaiaep, junto a un convento de frailes franciscanos que ya llevaba algún tiempo de establecido para cristianizar la región, dando así origen al nuevo pueblo de Chiclayo. DON ANTONIO CHUMBI HUAMAN murió en fecha imprecisa, quedando el famoso pleito muy empantanado. El heredero de Cinto fue un hijo en minoridad, a quien tutoró el Cacique Segunda Persona Don Juan Bautista Chumbi Huamán, su tío carnal. Hacia 1590 éste continuaba el interinato y en su responsabilidad de gobernante viajó a Trujillo a proseguir la litis por la recuperación —ahora ya casi imposible— de Lambayeque. Hay un poder que entonces extendiera desde aquella ciudad a los Pachacas de Cinto D. Juan
  • 19. Chichicol, D. Alonso Farro, Alonso Pituc, D. Francisco Saña y D. Domingo Injuc para que lo representasen "en un pleyto que el dho Repartimiento (de Cinto) y yo como tal Gobernador —dice- y tutor del dho menor estamos con el Cacique y principales e indios del Repartimiento de Lambayeque sobre el señorío y cacicazgo" . 3 En los primeros años del siglo XVII Don ANTONIO XAXA HUAMAN, el heredero, había ya asumido el mando de Cinto, y lo ejercía oficialmente como su Cacique Principal' según "puede verse en los autos de Residencia del Corregidor Gabriel Doria 0609- 1611) donde aparece acompañado de su tío, extutor y Segunda Persona Don Juan Bautista, y del Gobernador don Fernando Chusop. 4 El cacique estaba ya casado con Doña Isabel Siarsia, y ambos eran padrinos de numerosos bautizos chiclayanos hacia 1610. Ya empezaba el cacicazgo de Cinto a ser conocido como "de Chiclayo", nombre con que en el siglo siguiente se generalizó, en tanto que los caciques de Collique, también radicados en Chiclayo, no perdieron su toponímico original. Con más leyenda que seguridad repetidamente se ha escrito sobre el asiento de las parcialidades de los Repartimientos de Cinto y Collique en el perímetro fundacional del viejo Chiclayo. Hace bastantes años recogimos ahí las referencias orales de personas de mucha edad y todas estaban de acuerdo en ubicar la parte de Cinto en el área hoy comprendida por las manzanas que están entre las calles "S.L. González" (antigua de "San Sebastián"), "San José", "Lapoint" o del Teatro, y la avenida de "Pedro Ruiz". Las tierras de sembrío adjudicadas a la gente de Cinto después de su traslado a Chiclayo hacia 1567, parecen haber estado en la zona rural de Picci hacia Pátapo. En los últimos años del siglo XVII la población chiclayana de Cinto había evidentemente multiplicado, pues los libros parroquiales la distribuían repartida en las parcialidades de Cacique, Segunda, Cabel, Mexll, Chiclayo, Ponquichop, Raco, Chucuchol y Zuñi. También se sabe que, de estas según los padrones de la doctrina franciscana, hacia 1760 las tres últimas habían desaparecido y sus exiguos restos se empadronaron en las otras restantes. Por ahora es imposible seguir documentalmente el árbol cacical de Cinto, porque hay lagunas difíciles de salvar. En el segundo tercio del XVII la dinastía gobernante se
  • 20. apellidaba Noyochumbi, familia que por juro de heredad gozaba también el título de Segundas Personas de Collique. Esto pudo haberse originado por enlaces matrimoniales entre parejas de ambas dinastías. Las Segundas Personas de Cinto prosiguieron saliendo de la familia Chumbi Huamán; sin embargo, cabe la hipótesis de un enlace de hembra heredera cacical de Cinto, con un Noyochumbi; o también la posibilidad de haberse extinguido la línea heredera, sustituyéndosela oficialmente por otra de pareja representativa en la sociedad india. Hacia 1648 DON DIEGO SANCHO NOYO CHUMBI es el Cacique Principal ("propietario") y Gobernador. Fue dueño personal de las feraces tierras de Tulipe y durante su gobierno realizó algunos viajes a Lima. Un cuarto de siglo después rige en Cinto DON NICOLAS NOYO CHUMBI, quien acompañado de Don Lorenzo Mateo Noyo Chumbi, cacique Principal de Collique, firman un Poder en el Asiento de Chiclayo el 28 de Marzo de 1670 ante Bernabé Rentero 5 , solicitando a fray Domingo Alvarez, Procurador General de la Orden franciscana en Lima, les obtuviera "cualesquiera Provisiones Reales, Excecutorias, Citatorias, Compulsatorias. Recetorías y otros recaudos y despachos que convengan y sean útiles para el alivio y la conservación de los indios". Posteriormente, Doña JOSEFA CHUMBI HUAMAN aparece con el doble cargo de Cacica Principal de Cinto y de San Miguel de Farcape, pequeño poblado cercano a Chiclayo, en las tierras de Picci, donde pudo haber estado el inmemorial asiento preincaico de los Señores de Cinto, pero en aquellos días, Farcape era apenas sitio de una pachaquia o ayllu particular. La doble Cacica fue casada con D. Antonio Carrillo, español criollo de origen portugués cuya familia llevaba tiempo establecida en el pueblo 6. Carrillo no ejerció el mando pues siendo europeo se lo prohibían las Ordenanzas. Es de creer que el Gobierno de Lima atendiera a Cinto con la interinidad de un indio noble y capaz. El hijo mayor de la cacica fue DON FRANCISCO SOLANO CARRILLO NOYO CHUMBI, siguiente Cacique Principal y Gobernador de Cinto y de Farcape. No tuvo obstáculo para subir al solio de su herencia materna, aunque sus derechos procedían de su condición de mestizo. Se le halla ejerciendo ya en 1705 7 y continuaba en al mando unos veinticinco años, más tarde cuando tenía el grado militar de Maestro de Campo General de las Milicias de
  • 21. Naturales. Contrajo enlace en la iglesia franciscana de Chiclayo el 4 de junio de 1708 con Da. Manuela Gallo, india noble "de la parte de Collique", en la que hubo descendencia. Se desconoce la fecha de su muerte 8 Hubo por lo menos dos hijos de esta unión: Lorenzo, bautizado el 10 de Enero de 1716 y muerto en minoridad; y Maria Josefa, en quien continúa la sucesión dinástica. DOÑA MARIA JOSEFA CARRILLO NOYO CHUMBI XACHA- HUAMAN (sic), Cacica Principal de Cinto y de San Miguel de Farcape, fue en sus días conocida oficial y públicamente con el apelativo de "la Cacica del pueblo de Chiclayo". En las extensas tierras de su propiedad patrimonial hacia cultivar buenas chacras de arroz y de maíz, y en sus pastizales se mantenían vacas y carneros de Castilla suyos y por cientos. Doña Maria Josefa hizo una real vida de princesa regional. Respetada en todo el corregimiento de Saña, a ella acudían las gentes atraídas por su munificente caridad. Su casa de morada en la plaza de Chiclayo, estaba alhajada con esplendidos muebles, usaba vajilla de plata labrada, y servíanla numerosos esclavos negros. No ejerció el gobierno directamente, dejándolo —como era costumbre en tales casos— en las manos de su marido DON FRANCISCO POLICARPO LLONTOP CHUMBI LIMO, hijo, hermano, tío y padre de Caciques Principales del Repartimiento de Monsefú y Segundas Personas del pueblo de Lambayeque. Este personaje había enviudado en primeras nupcias de su sobrina carnal Doña Rosa Llontop Chumbi Limo, y luego de su nueva boda vino a ser Cacique Gobernador de Cinto y Maestre de Campo General de las Milicias de Naturales; falleció antes de Da. Maria Josefa, que le siguió sin larga viudedad, pues a los setentaiseis años perdió la vida el 17 de febrero de 1776, habiendo sido sepultada en la iglesia de Chiclayo, en la bóveda de los caciques, sus antepasados. Sobrevivieron tres hijos de la pareja: D. Pedro de la Paz, nacido primogénito, D. Lucas y D. Juan Capistrano. DON PEDRO DE LA PAZ LLONTOP CHUMBI LIMO NOYO CHUMBI, Cacique Principal y Gobernador del Repartimiento de Cinto, ya en 1780. Siguió hasta el 5 de marzo de 1791 cuando fallece viudo y sin hijos. Un expediente corrido bajo su gobierno permite saber que Don Pedro de la Paz era dueño de una Capilla "en el ángulo diestro" de la iglesia de Chiclayo, heredada de sus antepasados Carrillo ('caballeros europeos") quienes la fundaran y construyeran en el
  • 22. siglo anterior, destinándola al culto del Santísimo Sacramento y del Señor Crucificado. Los Patrones de la Capilla gozaban el privilegio de poderla abrir libremente sin depender de los padres Guardianes del convento franciscano, cuya era la parroquia. [9]. Tras la muerte de D. Pedro de la Paz fue reconocido por el Gobierno de Lima como sucesor su hermano segundo, DON LUCAS LLONTOP CHUMBI LIMO, de quien no hay muchos datos sin embargo de haber usa do el mando. Figura en papeles judiciales de 1795. Al morir dejó un hijo niño, asumiendo interinamente el cacicazgo el hermano del difunto llamado Don Juan Capistrano Llontop Chumbi Limo, que recibió las aguas del bautismo el 14 de Enero de 1741, y antes del interinato fue por muchos años Procurador General de su Común. Sirvió el encargo cacical (hasta que pudo hacerlo en propiedad su sobrino) y finó el 22 de diciembre de 1822. En la partida de defunción se dice que D. Juan Capistrano era de 81 años, viudo, con sucesión y pobre. El último Cacique Principal de Cinto y de San Miguel de Farcape fue DON LUIS LLONTOP CHUMBI LIMO, hijo legitimo del difunto Cacique Don Pedro de la Paz. Habiendo cumplido la edad legal tomó posesión de su mando y estaba ya ejerciendo a mediados de 1813. De su vida pública sabemos que anduvo interesado en los tratos del comercio, pues en 1816 en compañía de su tío don Juan Capistrano negociaba gruesas cantidades de jabón para los mercados de Lima y Chile. Notas 1 AHM y VH: Papeles de los Moni. Copia fragm. de los autos del Cacique de Cinto reclamando las tierras de Lambayeque, 1568. 2 La litis parece haber tenido episodios muy accidentados, con casos dramáticos. Por una parte demandaba D. Antonio, unido a su Encomendera Da. Juana de Figueroa, viuda de Diego de Vega; y por el otro, se defendía el Encomendero de Lambayeque Pedro de Barbarán. La madre de éste,
  • 23. la ilustre María de Lezcano, y su tío Juan de Villafranca Lezcano tentaron a Da. Juana de Figueroa, ofreciéndole mil pesos de oro si se retiraba de la querella. Los testigos de la parte de Barbarán dijeron que Da. Juana habría aceptado si se le daba 1,500, pero el Encomendero de Lambayeque se opuso al acuerdo violentamente. Entre tanto un es clavo de éste acuchilló al cacique D. Antonio fugando a Trujillo y refugiándose en la Iglesia de San Agustín. El agraviado se querelló del ataque atribuyéndolo a una conjura de Barbarán, el negro Bartolomé, el Cacique del valle de Lambayeque D. Gabriel "y Cartagena y otros muchos que dezia estaban culpados". Vino de Lima la orden para apresar al Encomendero y la Audiencia autorizó a su Procurador Alonso Cajo para levantar el cargo mediante una Información de testigos (Lima 14 VIII 1565): ADT Expdts. Cabildo leg. 77 cuad. 1252. Autos in conclusos. 3 Trujillo 23 III 1590 a. Antonio de Vega. fol. 94. Tres días después D. Juan Bautista firma una Carta de Obligación a D. Felipe de Lazcano por 200 pesos, que le eran necesarios para la litis. En el pueblo de Chiclayo residía por esos años una Da. Ángela Cañaña, titulada Cacica Principal de Cinto, posible viuda del difunto D. Antonio, quizás madre. 4 de D. Antonio el Mozo. Estaba casada con Don Antonio súcula, y como tal se cita en el testamento de su nieto extendido ahí el 28 IV 1598 ante testigos a falta de escribano: AVRL Testimonio de cabeza y cláusula obtenido por su descendiente Miguel Súcuta, Lambayeque 1763. ANP Residencia cit., fol. 868. 5 AVRL. 6 La familia Carrillo la fundó en Chiclayo hacia 1635 el Capitán D. Jerónimo Carrillo, natural de Lisboa, en el reino de Portugal, hijo leg. de Diego Carrillo de la Barrera y de María de la Barrera. En la Iglesia del pueblo casó el 1 IV de aquel año con Da. María Rodríguez Cejuela. Conozco dos hijos de este enlace: el presbítero Ledo. D. Francisco Carrillo de la Barrera y D. Antonio, que fue el marido de la Cacica de Cinto. 7 ANP. Escritura de Obligación: el Cacique y su padre, Capitán D. Antonio Carrillo, préstamo al presbítero lambayecano Dr. D. Francisco de Peralta, por 1,500 pesos, en Lima 1 ll 1705 a.Josef Mexia de Estela. 8 Hace bastantes años tuve ocasión de ver unos documentos de la hacienda "Chacupe", en poder de D. Teodomiro Pérez, vecino de Chiclayo, en los cuales se citaba incidentalmente al Cacique D. Francisco Carrillo como hijo legítimo de Da. MARIA MARGARITA NOYO CHUMBI SACSAGUAMAN, cacica fallecida en 1704. Este dato debió ser un error escriturario, pues las copias proceden de 1780. La madre consta que fue otra. El copista pudo confundir a la abuela dándola por madre, o sea que el nombre apuntado correspondería más bien a la mujer del Cacique D. Nicolás Noyo Chumbi. 9 Arch. Jara de Trujillo, leg. 431: Información levantada en Chiclayo 11 I 1788.
  • 24. CACICAZGO DE COLLIQUE El asiento prehispánico del Señorío de Collique estuvo en el valle de Saña, y su centro capital en un paraje entre las haciendas de "Cayalti" y "Pampagrande", al que los españoles llamaron "la Ramada". así figura en las Crónicas, por ser una pascana de tránsito y avituallamiento sobre el camino del Inca, rumbo a Tumbes o a Lima. Hacia 1566 ó 1567, la Ordenanza de Reducciones extrajo a las gentes de Collique paja transportarlas al valle de Chiclaiaep, donde, en conjunto con otras del antiguo Señorio de Cinto; compusieron la población fundacional del pueblo indio de Chiclayo. En el siglo XVII las parcialidades chiclayanas de originarios de Collique eran: del Cacique, Segunda Persona, Tunquez, Ñique, Pololo, Eten, Cochucapa, Coscochumbi y Palmache, según se registran en los viejos libros parroquiales de Chiclayo. Estas parcialidades fueron disminuyendo demográficamente durante los siglos posteriores. En la Crónica de Cristóbal de Mena se cuenta que, a mediados de 1532, al pasar la hueste conquistadora de Pizarro por las tierras lambayecanas, luego de cruzar a nado un rio grande, llegaron al pueblo llamado Collique. Ahí encontraron a un indio recién llegado de Cajamarca, quien les dijo "que auia dexado con el Atabalipa al Cacique Señor de aquel pue blo". Este se llamaba CHANDA HUAMAN [1]. No hay noticia posterior del reyezuelo prehispánico de Collique, y pensamos pudiera haber perecido como tantos otros aristócratas indígenas en el sangriento desbarate de la prisión de Atahualpa. Hacia 1558 el Cacique Principal de Collique era DON JUAN. Su nombre está en la lista de Señores de vasallos, obligados en 1563 por el Virrey Conde de Nieva a enviar cuotas de indios para la obra primaria de la fundación de la villa de Saña. El Señor de Collique contribuía con treinta súbditos turnables [2] Veinte años después litigaban en la Real Audiencia por el cacicazgo un DON PEDRO IZMA, "Cacique propietario del Repartimiento de Collique", y Don Pedro Peimal, indio noble. IZMA dio un Poder en Lima el 28 de abril de 1583 ante Marcos Franco de Esquivel para que el Protector de Naturales del Virreynato lo representase en la demanda. Incidentalmente aparece el año 1596 en calidad de Cacica de Collique Doña Maria Apten, declarante en cierta información de testigos habida en unos autos por el cacicazgo de Reque; decía tener 70 años de edad y estar emparentada con los caciques de Monsefú y de Reque Quizás fuera consorte de gobernante. La vaguedad y notoria escasez de las fuentes tocantes a esta época hace sumamente difícil pesquisar referencias sobre el problema de las genealogías cacicales norperuanas, en general. Entre 1608 y 1617 — año de su muerte — DON JUAN QUESQUEN, también llamado DON JUAN COLLIQUE, gobierna este Repartimiento. En 1610 la Real Justicia lo tuvo preso en Saña, y sus chacras embargadas, por no haber entregado a la Real Hacienda los tributos de sus indios. Tenía en contra un saldo abierto de 407 pesos en dinero, 45 piezas de ropa y 37 fanegas de maíz, todos tributos ya cobrados y recibidos. Sacaron al Cacique de tan apretada situación sus vasallos D. Diego Noyo Chumbi, Segunda Persona del cacicazgo, un homónimo D. Juan Quesquem, D. Diego Pecho, D. Pedro Cochucapa, D. Diego Chupan, Juan Seden, Juan Tallcum, D. Die go Uzlloc, Francisco Llamo, Diego Cochee,Diego Llezpen, Lucas Yoquen, Juan Fanu, Juan Chimoy y Diego Farro, indios Principales y ladinos, que solidariamente se comprometieron a responder por el déficit de su Señor natural, mediante escritura
  • 25. pública hecha en el pueblo de Chiclayo 19 de Diciembre de 1610 ante Gabriel de Palacios [4]. Quesquén dejó por hija y heredera a Doña Marra Quespich, mujer legitima del Cacique Principal de Cinto, y muerta trágicamente. Sea por haber sido esta dama hija única, o por matrimonio de otra hija, el mando de los de Collique en Chiclayo pasó a los Noyo Chumbi, familia que gozaba desde la época toledana el cargo vinculado de Segundas Personas del Repartimiento. Más adelante se tratará de esta ilustre familia yunga de Chiclayo. El caso es que la Segunda Persona DON DIEGO NOYO CHUMBI pleiteó el Cacicazgo Principal ante la Real Audiencia de Lima. Se ignora sobre qué razones, quizás fuera nieto del finado Quesquén. Debió tener motivos suficientes pues en la litis venció a su contendor D. Juan Quepce Huamán, y por sentencia expedida el 14 de junio de 1623 se le adjudicó el gobierno de Collique, recibiendo su título de cacique Principal y Gobernador confirmado por el Virrey Marqués de Guadalcazar. La investidura oficial ante el pueblo chiclayano demoró hasta el 1 1 de Enero de 1628; entonces se hizo la tradicional gran ceremonia pública en la plaza estando presente el corregidor D. Garcia de Valverde Mercado [5] . El nuevo Cacique Don Diego era hijo legítimo de Don Cristóbal Chullón y de Doña Juan Ñoquen Cax. Fue casado tres veces: la primera con. doña Clara Faycha, en la que hubo a Doña Juana Ñoquen Caxj (sic) homónima de su abuela paterna [6]. La segunda boda fue con doña Mónica Isquich, que lo hizo padre de: 1. Diego Sancho, el mayor 2. Juan, bautizado en 1619 3. Diego Pascual, que lo fue en 1622. Estos tres niños fueron llevados a la pila por sus padrinos Maestre de Campo D. Sancho Marañón y Da. Maria de Barbarán, su mujer. Encomenderos del Repartimiento. En el tercer casamiento Don Diego desposó el año 1626 a doña Inés Siarsia, india noble, hija legitima del adversario judicial don Juan Quepce Huamán y de doña Catalina Pachfill [7] .
  • 26. Sucedió a don Diego su hijo mayor DON DIEGO SANCHO NOYO CHUMBI, bautizado el 10 de agosto de 1614. Era ya Cacique Principal y Gobernador de Collique antes de 1638, año en que contaba veinticuatro de edad. Con ese título doble figura en la escritura por la que contratara en Trujillo al maestro Sillero Juan Bautista, indio súbdito suyo (nacido en el asiento de Collique), para que le hiciera "una silla de brida de cordoban negro y las guarniciones blancas con su coraza y sobrecoraza y coxinillo del dho cordobán dándole el Cacique el fuste", obra primorosa cuyo precio era 35 patacones [8] Durante su largo gobierno (por más de veinticuatro años continuos) Don Diego Sancho hizo algunos viajes a Trujillo y a Lima, remplazándole en tales casos e interinamente Don Nicolás Noyo Chumbi [9]. Fue hombre muy capaz y en quien las comunidades indígenas del corregimiento de Saña confiaron enteramente. Un ejemplo del gran crédito que se le tuvo se muestra a mediados del siglo cuando surgiera en 1656 la crisis provocada por los dueños de las estancias ganaderas establecidas en los alrededores de Chiclayo, quienes suspendieron el pago diario de dos reales y la comida a los mitayos pastores, cuidadores de los ganados. Con la suspensión se rompía una costumbre centenaria. Las comunidades de Cinto, Reque y Monsefú, de donde se proveía la ayuda pastoril reclamaron ante el Virrey dando al Cacique de Collique poderes plenos con que debatir la situación. D. Diego para activarla queja fue a Lima y por sus peleadas y lucidas intervenciones obtuvo una Provisión del Gobierno ordenando volvieran las cosas a su anterior costumbre bajo fuertes multas a los contraventores [10]. Por muerte de este jerarca heredó el solio DON LORENZO MATEO NOYO CHUMBI, nuevo Cacique Principal y Gobernador de Collique con título confirmado por el Virrey. Una total falta de referencias de su persona impide saber el fundamento de su derecho cacical. Solo se conoce que hacia 1663 el simbólico sueldo anual del cargo que investía era 48 pesos, pagadero por semestres vencidos, según la Tasa [11]. En esos tiempos aparece ya unido al de Collique el Cacicazgo de Eten, doble gobierno que mantendrá la familia Noyochumbi hasta el final de la época española. Desde fines del siglo XVII y comienzos del XVIII y hasta llegar al año 1712 pasará casi medio siglo en completa oscuridad referencial. Durante el último año el dinasta en ejercicio era DON CRISTOBAL NOYO CHUMBI, Cacique Principal y Gobernador de Collique, del que apenas hay una tenue noticia, y es la de estar casado con Doña Maria
  • 27. Estefanía de la Rosa Limo, natural del pueblo de Lambayeque, de la poderosa familia de los Limo, Segundas Personas de aquel Repartimiento. Les nacieron: 1. Doña Maria Eulalia, la hija mayor, heredera del titulo cacical. 2. Doña Bárbara, "Cacica" desposada en la iglesia de Chiclayo el 30 de Octubre de 1712 por Don Bernardo Cochucape, indio noble, hijo legitimo de don Francisco Cochucape y Da. Maria Margarita Quepuy. DOÑA MARIA EULALIA NOYO CHUMBI COCHUCAPE (sic) a su tiempo fue Cacica principal de los Repartimientos de Collique y Eten. Esta ilustre señora casó en la iglesia del pueblo el 6 de octubre de 1728 con Don Juan Manuel Temoche Farrochumbi, vástago de los Caciques Principales de Lambayeque. Hubo sucesión en los siguientes hijos: 1. Don Manuel Ascencio, primogénito, y 2. Don Juan Manuel Temoche Noyo Chumbi, Cobrador de los Rea les Tributos hacia 1750 [12]. Temoche fue Gobernador del Cacicazgo por su matrimonio, más habiendo quedado viudo recibió de Lima el nombramiento de Cacique Principal interino. Era Sargento Mayor de las Milicias de Naturales. Al final de su ejercicio tuvo el mando del cacicazgo de Picci, pequeño asiento cercano a Chiclayo, que, a nuestro ver, no era sino el de San Miguel de Farcape. Este nuevo Gobierno pudo haberlo conseguido a título personal, quizás un nuevo matrimonio de Temoche. así parece, pues cuando, en razón de haber alcanzado la edad precisa, su hijo y heredero legítimo de Collique y Eten los invistió, Temoche padre hubo de dejarlos, más continuó aprovechando Picci hasta su muerte ocurrida el 11 de marzo de 1781. Desde un año antes, su hijo había sido reconocido y proclamado legal y públicamente Cacique Principal y Gobernador de Collique y Eten. Se llamó DON MANUEL ASENCIO TEMOCHE NOYO CHUMBI, y duró en el mando hasta bien entrado el siglo XIX [13]. Sensible es no conocer algo más de su biografía. Los varones primogénitos de la familia NOYO CHUMBI, de tan notoria figuración en los cacicazgos de Cinto y Collique, tuvieron el privilegia do cargo de Caciques Segunda Persona de Collique desde muy temprano, y por razones de matrimonio ocuparon sucesivamente los Cacicazgos en propiedad de ambos Repartimientos, con sus agregados de Farcape y Eten. Don Diego Noyo Chumbi fue Segunda Persona de Collique más de treinta años, hasta su elevación a Cacique Principal. La Segunda Persona pasó a su hijo Don Diego Sancho Noyochumbi, y de este a su heredero primogénito Don Juan Julio Noyo Chumbi. En 1660 Don Juan Julio man tuvo fuerte litis ante la Real Audiencia de Lima contra Doña Maria de la Trinidad Noyo Chumbi, por entonces detentadora ilegitima del alto cargo. Pudo aquel probar sus derechos mediante informaciones de testigos idóneos, indios nobles y ancianos de Collique, quienes declararon en Lambayeque 24 de septiembre de aquel año ante el Corregidor de Saña Pérez del Castillo, probándose la inadecuada genealogía de la contendora dominan te, pues doña Maria de la Trinidad, aunque era hija legitima de Cristóbal Suplia Noyo Chumbi, éste, a su vez, solo era "hijo bastardo" (no dice de quién, más presumimos que del viejo don Diego, difunto): Da. Maria de la Trinidad era también
  • 28. nieta de don Francisco Ispill, quien tuvo licencia del Virrey Conde de Chinchón para entrar de Segunda Persona de Collique, si bien con derechos falseados. Las respuestas de dichos testigos las traducía un indio "intérprete de la lengua yunga" (Arch. Colegio Nac. de San José: Títulos de San Pedro Nolasco de Rafán). Pasó la Segundía a Don Francisco Nicolás Noyo Chumbi, casado con doña Inés Chanta Quesquén, padres de: 1. Don Josef Ñoño (sic) Chumbi, Cacique Segunda Persona de Collique, marido de Da. Maria Josefa Chumbi Iluamán, hija de los Caciques del Repartimiento de Cinto. Casaron en la iglesia de Chiclayo 23 de febrero de 1716. 2. Don Nicolás Ñoño (sic) Chumbi, desposó el 14 de Julio de 1720 a doña Bartola Cuchio Chiclayo (De ambos nació doña Bernarda, mujer legitima en 1742 de don Miguel Limo Falem). 3. Doña Maria Manuela Noyochumbi Chanta, que dio su mano el 6 de febrero de 1724 a don Josef Diaz Enec. El Segunda Don Francisco Nicolás, padre de los tres vástagos anterio res, falleció de 48 años de edad en 1715. Estos personajes varían indistintamente sus firmas (ñoño Chumbi, Noyochumbi). En el siglo XVIII cambian según los casos: don Esteban, marido de doña Maria Severina de Aguirre (padres de don Gabriel del Rosario Noyochumbi, de boda en 1721 con la motupana doña Lucia de la Cruz). Doña Rafaela Noyochumbi, madrina de confirmación en 1697. Don Josef Esteban Noyochumbi, Gobernador de Collique en 1719. Doña Maria, mujer legitima de don Juan Quepuy (con descendencia adulta hacia 1748). Doña Manuela Noyochumbi, en 1763. Da. Julia, nieta legitima del Segunda Persona don Juan Julio, vecina en 1778. En 1825 era Alcalde del pueblo de Jayanca don Juan Samamé Noyochumbi (ACMS). Notas 1 Expediente del Cacicazgo de Cinto, Papeles de Farcape, 1565 (Colee, particular). 2 Rev. del Arch. Nacional del Perú, To. 1. 3 ANP protoc. cit. 4 ADT protoc. cit. Los firmantes son quince, quizás cabezas de posibles quince parcialidades entonces comprendidas en el Repartimiento. 5 ANP Derecho Indígena, IV, cuad. 122. 6 Esta hija Juana casó en la iglesia de Chiclayo el 25 VII 1622 con don Diego Quesquem, indio noble de la parcialidad del Cacique, hijo leg. de don Juan Bautista Tarman y de doña María Pachfill. A la boda asistieron como testigos el Encomendero Marañón "y todo el pueblo".
  • 29. 7 Arch. parroq. de Chiclayo, libros de Collique. 8 Escritura de Concierto: Trujillo 13 VIII 1638 a. Paz. 9 ANP Judicial Civil, leg. 7. 23 10 AVRL. 11 AVRL Escritura de Pago, Saña 8 VIII 1663 a. Juan Alvarez. 12 Don Juan Manuel Temoche Noyo Chumbi, hijo segundo, casó en la iglesia del pueblo de Ferreñafe el 5 VII 1746 con doña María Enríquez Temoche, su deuda, hija leg. de don Manuel Temoche y de doña María Justa Jacinta Asencio. Ambos novios contaban dieciséis años de edad y hubo de dispensarles el tercer grado de consanguinidad "por el privilegio que tienen los indios". 13 Arch. Carlos Rivadeneira, en Lambayeque.
  • 30. CACICAZGO DE CHEPEN San Sebastián de Chepén hasta mediados del siglo XIX perteneció al departamento de Lambayeque. Hay pocas referencias de sus antiguos Señores, y el pueblo fue creado durante las Reducciones del Virrey Toledo. Por las fechas, parece haber sido el primer Cacique DON FRANCISCO CHEPEN. Hemos visto su firma en algunos documentos como "don Francisco PISBIL", más aquel apellido con que casi siempre aparece citado y que también firmaba pudo ser el de origen toponímico pues la mayor parte de veces usaba "Chepén". Por otro lado, vale saberse que según informaciones de testigos levantadas en el pueblo de Chepén el año 1794 [1], el verdadero fonema del nombre fue ACHEPEN o GUACHEPEN, deformado posteriormente por el uso barbarizado. El 12 de Septiembre de 1573 dicho Cacique (firmando PISBIL) dio un poder en Trujillo a Sebastián Ruiz, corredor de la ciudad, para ciertas representaciones generales [1a], y al día siguiente otro para cobros [2]. En ambos usa el título de Cacique Principal del pueblo de Chepén, encomienda de Diego de Galdo Arellano. Consta que este jerarca fue muy religioso y por su piedad ha pasado a la leyenda regional, pues siendo gran devoto de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe le hizo a porfía numerosas donaciones de chacras y ricos objetos para el culto, depositados en el convento de dicho Santuario. Cuenta el cronista Fray Antonio de la Calancha en su célebre "Crónica Moralizada" que Don Francisco solía muchas veces acompañar la liturgia de la festividad mayor de la Virgen, cantando los oficios desde el coro de la iglesia guadalupana. No se sabe si dejó sucesión. Hacia 1611 un DON MARCOS DE CISNEROS es el Cacique Principal y Gobernador de Chepén y de Moro [3] Y en 1645, lo es DON DIEGO TENORIO[4].
  • 31. En el siglo XVIII pasó el gobierno por alianzas matrimoniales a otras familias del corregimiento. Así en 1762 era Cacique Principal y Gobernador "propietario" el Maestre de Campo DON JOSEF JUSTO TEMOCHE, Lambayecano, hijo legítimo de Don Juan Bernardino Temoche (vástago de la familia cacical de Catacaos, en Piura) y de Da. Josefa de la Cruz Farrochumbi, Cacica Principal de Lambayeque[5]. No parece haber durado mucho en Chepén D. Josef Justo pues dos años más tarde lo hallamos ejerciendo de Cacique Principal y Gobernador en su pueblo ancestral de Catacaos. Hacia 1784 mandaba en Chepén DON APOLINARIO LLONTO, deudo muy inmediato de los Señores Principales del pueblo de Monsefú. Se ignora quiénes continuaron en el mando. Al desaparecer los Cacicazgos por decreto del General Simón Bolívar las comunidades de los pueblos de indios fueron regidas por municipios propios. Así en el pueblo de Chepén el año 1825 era la figura principal don Jerónimo Farro "Alcalde de Peruanos"[6]. Notas 1 ANP Autos de la entrega de la iglesia conventual de Guadalupe al Cura secular, 1794 1a ADT protoc. Muñoz Ternero fol. 461 y 462. 2 ADT: Poder para cobrar tributos, el Cap. Diego de Galdo Arellano, Encomendero de Chepén y Tecapa, a D. Francisco Chepén, Cacique Principal de id.: Trujillo 3 II 1587 a. Juan de Mata (fol. 35). 3 ANP Censos. 4 ADT Poder general ante Pedro de Viera Gutiérrez, Trujillo 1645 (fol. 317v). El poderdante no sabe escribir. 5 ANP Derecho Indígena, XXIII. cuad. 667.
  • 32. 6 ADT protoc. Núñez del Arco, Trujillo 1825 fol. 20 8v.
  • 33. CACICAZGO DE CHERREPE La comarca Saña-Chérrepe parece haber sido el asiento de una importante etnia prehistórica, cuyas reliquias fueron agrupadas en Reducción hacia 1567 junto del litoral, donde se estableció el puerto de Chérrepe, por donde fluyera el importante trafico colonial de la ciudad de Saña. Una referencia casi legendaria trae el nombre de DON FRANCISCO, Señor del Valle, que al parecer fue hacia 1533 el primer indio noble bautizado [1]. Con más seguridad se sabe de DON CRISTOBAL, Cacique Principal del valle de Chérrepe hacia 1555, a quien acompañaban en la administración sus Mandones CUINAMO ("que en lengua de español se dize Don Juan"), ALLASINAMO ("que en lengua de español se dize Don Hernando") y PALL POC ("que en lengua de español se dize Don Andrés") [2]. Esta referencia podría indicar un conjunto poblacional de tres parcialidades de tributarios. Posteriormente, rigen Chérrepe en 1567 DON PEDRO CHERREPE, encomendado en Francisco Pérez Lezcano; y DON MATEO, en 1585. Este último fue gran defensor de sus derechos y de los indios de sumando. En 1580, aprovechando que visitaba oficialmente Guadalupe en calidad de Juez el Alcalde Ordinario de la ciudad de Trujillo capitán Pedro González de Ayala, Don Mateo presentó ante él dos querellas contra los ganaderos españoles comarcanos Pedro de Morales, a quien acusaba de haber edificado su Estancia en tierras de los naturales cherrepanos, yendo así contra las Ordenanzas Reales; y un Cristóbal Chiquero, criandero ("en tierras mías y de mis yndios", dice el Cacique) con el agravante de tener sus manadas cerca de la acequia principal de regadío. El Alcalde atendió de inmediato las quejas iniciando el proceso el 7 de Julio y después de oír a las partes y testigos expidió sentencia a la primera denuncia: "mandó e mandaba que se le notifique al dho Pedro de Morales para que dentro de veinte días primeros siguientes que corran y se cuenten desde la notificación de este Auto quite
  • 34. y levante las estancias que tiene en este dho valle entre los dhos naturales y en sus tierras y acequias y se vaya a vivir a pueblo de españoles so pena de doscientos pesos para la cámara de Su Magestad y destierro desde dho valle por quatro años precisos demás de lo qual pasado el dho término y no lo cumpliendo enviara alguazil con dias y salario a su costa para que se execute en el la dha pena y le prenda por inobediente a los mandamientos de la Justicia y mude las dhas estancias". Las causas invocadas por el cacique eran notoriamente justas, y le ayudaron contra Chiquero algunos testigos españoles muy idóneos [3]. En diciembre de 1585 D. Gaspar Quenochique, "Cacique del pueblo de Cherrepe" (¿interino o mandón principal?) hizo donación ante notario en favor de doña Mariana de Lezcano dándole una de las dos partes que tenía en la explotación de un tesoro por excavar en la huaca de Chanchpiña ("ques en el dho valle de Cherrepe"); y otra media parte obsequiaba también a Mateo de Lazcano. En consecuencia, los nuevos socios de dicha huaquería (no emplean este término, por supuesto) habrían de repartirse los costos con los demás dueños de las otras partes de la empresa" [4]. En los primeros años del siglo XVII gobiernan el Cacicazgo DON ANDRES AZABACHE, en 1609, y desde esa fecha hasta 1619, DON ALONSO FLORES [6]. En 1693 rige DON JOSE CHAMO CHUMBI, Cacique Principal "del Pueblo Nuevo de Chérrepe", buen ganadero y agricultor, miembro de la familia cacical de Jequetepeque. Tenía negocios con los frailes agustinos de Guadalupe, de quienes acostumbraba alquilar manadas de ganado menor, por el multiplico. Fue arrendatario de la estancia de Nocoto (o Nocotón), situada junto a la de Charcapa, en los términos de la villa de Saña [7]. Don José fue casado con Doña Agustina de Cisneros, habiéndoles nacido Tomás y Agustina, que siguen. El primogénito DON TOMAS CHAMOCHUMBI ("CHAMOC CHUMBI"), contrajo matrimonio con otra Doña Agustina de Cisneros que parece no haberle dado sucesión, pues a la muerte de Don Tomás el gobierno de Chérrepe y Pueblo Nuevo fue solicitado al Virrey por su hermana DOÑA AGUSTINA CHAMO CHUMBI DE CISNEROS (sic), mujer legitima de Don Santiago de Pineda Ispich Huamán. En el memorial de sus derechos aludía Doña Agustina a la falta de descendencia masculina por parte de su difunto padre y de su tío carnal Don Carlos Esteban Chamochumbi, Cacique Principal de Jequetepeque y de San Pedro de Lloc, por lo que le tocaban los cuatro gobiernos. Probó bien sus derechos, sin embargo, de lo cual el Virrey Marqués de Castelfuerte le concedió tan sólo título de Chérrepe y Pueblo Nuevo [8]. Notas 1 AJT Expdts., leg. 424. 2 ACRL Autos ante la Real Justicia de Saña, el Procurador General D. Dalmacio Pérez de Losada con la familia León y Rivera, sobre si las bodegas del puerto de Chérrepe pertenecían o nó al Rey, 1729.
  • 35. 3 ADT Cabildo, leg. 77, cuad. 1258. Expediente inconcluso. 4 ADT protoc. Antonio de Vega, Trujillo 1585 fol. 462. 6 Escritura de Poder a Baltazar del Campo: Trujillo XII 1619 a.Martínez de Escobar 7 AVRL.— Nocoto fue alquilada en 15 XI 1696 a.Tomás de Rivera, por cuatro años V 50 pesos anuales. 8 Estos datos proceden del Título de Doña Francisca, documento trunco del que conozco solo el primer folio. La fecha hubo de ser anterior a 1734, cuando Pineda Ispich Huaman gobernaba ya como Cacique consorte.
  • 36. CACICAZGO DE ETEN El pueblo costero de la Magdalena de Eten procede de una bastante rara fundación prehispánica, ocurrida posiblemente hacia el segundo tercio del siglo XVI. Los pobladores contaban ya en el siglo XVII siguiente que sus ancestros desembarcaron en esa costa al amanecer de cierto día, que esto significa el topónimo AETIN (amanecer) de una lengua al parecer no mochica lambayecana sino más bien Chimú. En los libros parroquiales los indios etenanos están agrupados, desde su Reducción, en las siguientes parcialidades: Cacique (en 1688 '"Cacica"), del Rey, Eten, Hamaqueros y Alcabaleros. Nada se sabe de los más antiguos Señores. En la Crónica o Historial de los Curas de Mórrope, escrita por el Ledo. D. Justo Modesto de Rubiños y Andrade hacia 1782, se relata que, aprovechando una Orden del Emperador Carlos V por la cual los indios podrían trasladarse a vivir donde mejor les conviniera, "muchas familias de Eten malcontentas con su Cacique (...) se agregaron a Mórrope" [1] Mediando el siglo XVII el gobierno del pueblo ya estaba unido al del Repartimiento de Collique. Así, en 1663 DON LORENZO MATEO NOYO CHUMBI era Cacique Principal y Gobernador de ambas etnias. Notas 1 Revista Histórica (Lima), X, p. 300
  • 37. CACICAZGO DE FERREÑAFE El Firruñap prehispánico estaba, según se sospecha, junto al Cerro de Arena, camino del actual Chongoyape. Su topónimo, hasta hoy imposible de etimologizar, tiene que hacer, sin duda, con la lengua mochica lambayecana. Durante las Reducciones fundadoras de pueblos del año 1567, los pobladores del Señorío de Firruñap hubieron de dejar la extensa y desarticulada forma de vivir que inmemorialmente llevaban a lo largo de la ensenada entre Batangrande y las tomas del Racarumi, para cambiarla instalándose en un punto donde hoy se ven tan solo algunos paredones conocidos con el nombre de Ferreñafe Viejo. Los feroces aluviones aparecidos luego acabaron con este primer pueblo, obligando a la gente a trasladarse a un sitio más seguro donde se volvió a fundar la población. Es la que hasta hoy existe. Hacia mediados del siglo XVII el vecindario indígena de Ferreñafe se distribuía en las parcialidades dé Segunda, La Chanamé, Cerquem, Losfac, Siensiec, Chiclaief o Chiclaef, Carpinteros, Pescadores y Yanaconas. El Señor Principal más antiguo de esa región fue DON FELIPE, Cacique gobernante hacia 1558, ya bautizado [1]. Pienso sea el mismo que, con nombre cambiado, aparece en la Visita hecha a la comarca seis años antes por el Corregidor de Trujillo Hernando de Cabrera y el escribano Pedro del Campo; documento trunco, en que por la evidente prisa de su redacción el copista equivoca bastantes personas y lugares [2]. A Don Felipe siguió en el mando su hijo DON ALONSO, cuyo apellido gentilicio era CAPLLAN o CAPLLOC, gobernante de Ferreñafe ya hacia 1559. Está citado con el nombre de DON ALONSO FIRRINAFE entre los testigos de cierta Información solicitada por los indios del Repartimiento de Moro [3]. En 1564 contribuía a las primaras edificaciones de la villa de Saña, con una cuota semestral de 20 indios peones turnables, como le ordenaba la Provisión del Presidente Lope Garcia de Castro. En el año 1576 contaba Don Alonso cuarentiocho años de edad y alcanzó a vivir algún tiempo más, pues figura de cincuenticuatro como testigo en el Juicio de Residencia del corregidor capitán Francisco de Coronado. Algunas noticias sobre su vida privada, sus negocios y enredos pueden hallarse en la Visita de Ferreñafe de 1568, ya publicada [4].
  • 38. En buena parte del siglo XVII no hubo Cacique Principal en el Repartimiento de Ferreñafe, y hacia 1639 solo hay Gobernador, un Don Diego Falem. Este, acompañado del Segunda Persona Don Pedro Diaz La Chanamé y de los Pachacas Principales don Jacinto La Chanamé, don Felipe Piclloy, don Diego Serquen y don Felipe Santiago, firman todos una escritura pública en la villa de Saña el 5 de marzo ante Francisco de Mendoza, obligándose a pagar cierta cantidad de pesos por concepto de tributos que se debían de tiempo atrás al Encomendero [5]. Hay pocos datos coetáneos y llevan a sospechar que la dinastía propietaria del cacicazgo ferreñafano pudiera haberse extinguido en sus líneas de varón, porque inesperadamente el mando cacical pasa a los Caciques Principales del pueblo de Lambayeque terminando el siglo XVII, quizás debido a alguna importante alianza matrimonial por ahora desconocida. Durante los seculares pleitos por el mando cacical de Lambayeque entre las nobles familias de Temoches y Faysos (más adelante explicados), el de Ferreñafe irá siempre unido al del triunfador lambayecano de turno. En 1693 el Virrey expidió el título ferreñafano a DON JOSEF BERNARDINO TEMOCHE FARROCHUMBI, (poseedor del de Lambayeque) tras un litigio reivindicatorio ventilado en los estrados de la Real Audiencia de Lima, en el que Temoche pudo probar su mejor derecho por ser hijo de Doña Josefa de la Cruz y nieto de Doña Maria Farrochumbi [6]. Es obvio que los derechos al gobierno de Ferreñafe le venían por el apellido Farrochumbi, que asimismo ostentaban sus contendores los Fayso. En los dares y tomares de tan famosas como largas peleas judiciales, tocó a DON AGUSTIN DE LA ROSA FAISO FARROCHUMBI subir al mando ferroñafano desde 1714 hasta 1747, después del despojo de los Temoche por sentencia audiencial.
  • 39. A Don Agustín le heredó el doble gobierno de Ferreñafe y Lambayeque su hijo DON JUAN NICOLAS FAYSO FARROCHUMBI por título del Virrey firmado en 1750. Los pobladores ferreñafanos no quisieron aceptar a Don Juan Nicolás y lo demostraron escandalosamente en la ceremonia de su pública proclamación, al punto de frustrarla. El Informe del caso elevado al Virrey, describe la protesta del pueblo: "(El Cacique Fayso) acompañado del Corregidor y otras distinguidas personas de la provincia se constituyeron en Ferriñafe con una Compañía de Infantería de los Pardos y Mestizos de aquel pueblo y convocó a los Indios a una ramada que con la mejor disposición se previno en la plaza para el acto, y se le dio principio leyendo el Titulo librado al dho Don Juan Nicolás, a que estuvieron atentos hasta el final y luego que lo oyeron en voz tumultuaria respondió el pueblo con esta expresión No conviene mi Señor y al mismo tiempo empezaron a arrojar varias piedras a la ramada: El Corregidor dio orden entonces a los soldados para que sin hacerles ofensa contuviesen a los Indios con las armas pero estos continuando siempre con las piedras se retiraron a la Iglesia y revueltos los soldados a la dha ramada o teatro donde se hallaba el Corregidor al poco rato con algarada y grita volvieron a salir los
  • 40. Indios en tropel de la Iglesia reforzados de la munición villana que sin duda tenían allí a prevención y hecha una sublevación formal descargaron tan espesa multitud de piedras que se hicieron irresistibles y obligaron al Corregidor a que se retirase desamparando la ramada a la que pegaron fuego dejando mal herido a un negro su esclavo, y finalmente no tuvo efecto la posesión" [7]. Hubo de esperarse que pasara un prudente tiempo más, para que el propietario befado pudiera asumir públicamente el cargo, como era la costumbre legal. Al cabo, parece que este Fayso supo ganarse el respeto de sus súbditos porque gobernó sin otra oposición hasta su fallecimiento. Le heredó su hijo DON FELICIANO FAYSO FARROCHUMBI, cuya proclamación en 1765 tampoco fue tranquila, pues al presentarlo a los ferreñafanos el Corregidor D. Carlos Vigil Ramirez de Miranda, hubo otro intento de asonada. Vigil teniendo en cuenta los aprietos que sufriera su antecesor en igual circunstancia con el anterior difunto Cacique, había escrito antes al virrey el 15 de Marzo consultándole las medidas a tomar si se repetía esta vez el escandaloso rechazo de los ferreñafanos, y explicándole su deseo de amedrentarlos poniéndoles de aviso una horca en la plaza del pueblo, "pero si a pesar de esto —dice— aun hacen resistencia, de lo que percibo algún movimiento con apoyo de varias personas así mixtas como españoles entre quienes no falta uno que otro clérigo, será necesario escarmentarlos". Vigil pedía al Gobierno de Lima consejo para actuar sin ultraje de la Real Justicia por parte de "... un pueblo el más numeroso de la Provincia que tiene por hábito ser tumultuoso, lo que ha manifestado en varias ocasiones queriendo matar al Protector. Cajeros y otras personas, y donde no hay tropa militar que dé fuerza al brazo del Corregidor" [8]. De nada sirvieron las precauciones y durezas del Corregidor Vigil, pues consta que hubo sus bullas; y, repitiéndose lo ya ocurrido a su padre treinticinco años antes, Don Feliciano también hubo de soportar una indecorosa postergación de su investidura, aunque pasando días pudo al fin recibirla de acuerdo a la Ordenanza [9]. Tras su muerte los derechos de Ferreñafe y Lambayeque pasaron a su tío carnal y cuñado, DON PEDRO FAYSO FARROCHUMBI, que hubo de litigarlos contra el opositor Temoche. Fayso era un aristócrata lambayecano. Comisario General de las Milicias de Naturales, con una notoria figuración en la defensa del litoral lambayecano en circunstancias "de enemigos y piratas (cuando) se temían invasiones".
  • 41. En su pleito con Temoche D. Pedro llegó a perder el cacicazgo de Lambayeque, pero retuvo el de Ferreñafe por Sentencia dada en Lima el 3 de agosto de 1780. Demostrando ser más cauto que sus deudos los dos Caciques precedentes, tan pronto supo del fallo se apresuró a pedir al Corregidor con anticipación suficiente las garantías que necesitaba para su proclamación ferreñafana. Pero el Destino que gustaba atormentar a los Faysos hizo demorar la firma vicerreal del Título hasta dieciséis años más tarde, el 8 de Marzo de 1796 [10]. Notas 2 Arch. particular. Entre los errores más saltantes de tan antigua fuente está el de signar a Melchor de Osorno como Encomendero de FEFILPO, topónimo nunca antes señalado en vez de Ferreñafe, y llamar al Cacique DON MIGUEL (?), A "los menores de Juan Roldán" se les hace Encomenderos del Repartimiento de FINAFAREFE (Ferreñafe?), siéndolo legítimamente del de Illimo. Y al raro Finafarefe se le adjudica por Cacique a EILLIMO. 4 "Historia y Cultura", Lima. No. 9, Lima 1977. 5 AVRL. 6 ANP protoc. Luque, Lima 1771, fol. 710. 7 Antigua Bibl. Nac. de Lima, To. 191 de Mss., fol. 166 8 Id.Id.Id. fol. 167v.
  • 42. 9 D. Feliciano amparaba sus derechos a Ferreñafe "como heredero de Don Ignacio Segunda Tufiño (?) último Cacique que fue de dho pueblo quien en su testamento le declaraba por legítimo sucesor": ANP protoc. Luque, Lima 1771, fol. 717v. 10 Antigua Bibl. Nac. de Lima, To. 191 Mss., folio. 160. Los documentos están regis trados en el catálogo del Pe. Rubén Vargas Ugarte S.J. en Manuscritos Peruanos, III, p.l 90, pero con foliatura errada pues corrían de fs; 160 a 181.
  • 43. CACICAZGO DE ILLIMO Illimo es uno de los pueblos inmediatos al norte de Lambayeque. Su antigüedad no es menos remota que la de sus vecinos; son cortas e inconexas las referencias acerca de sus antiguos Señores jurisdiccionales, y no hay rastro alguno de su prehistoria. Durante la época española fue Repartimiento de poca renta y escasa población. Hacia 1561 DON CRISTOBAL CHUMBI era Cacique Principal y Gobernador del valle de Illimo y Raco (sic), cuya Encomienda estaba dada a la familia Roldán Dávila, de Trujillo. Ese año el Cacique estaba envuelto en unas demandas y pleitos antela Real Audiencia de Lima. Como el Derecho Indiano consideraba las acciones legales de los indios, semejantes a las de personas en menor edad, Don Cristóbal hubo de procurarse un curador que le representara judicialmente, y este fue un Diego de Ortega, nombrado para ese efecto el 15 de Diciembre de aquel año por el Corregidor de Trujillo Sánchez de Merlo [1]. Tres años más tarde, otro jerarca interino o propietario gobierna Illimo. Es DON DIEGO, considerado en la Provisión del Presidente Lope Garcia de Castro para enviar ayuda de 15 illimanos turnables apeonar en las edificaciones iniciales de la recién fundada villa de Santiago de Miraflores del valle de Saña. Medio siglo después hallamos otro Cacique Principal y Gobernador, DON FRANCISCO DE MENDOZA CHUMBI HUAMAN, quien hacia 1616 ejercía con título confirmado por el Virrey [2]. Posteriormente, en 1639 parece estar el solio de lllimo vacante. El 5 de marzo de aquel año el Repartimiento de lllimo habiendo demorado la entrega de tributos atrasados se obliga a cancelarlos ¿i la Real Hacienda. Tal se vé en una Carta de Obligación ante el escribano Francisco de Mendoza [3] firmando solidariamente el Gobernador Don Diego Charrante y los Pachacas don Pablo Canop, don Francisco Calansec, don Francisco Tocto y don Diego Mollup. Lustros van lustros vienen, nos damos con DON JUAN BAUTISTA CALANSEQUE, Cacique propietario, declarado cesante al cargo por la Real Audiencia de Lima en razón de "impedimento", habiéndose nombrado sucesor el 31 de Mayo de 1674 a DON PEDRO
  • 44. FARRO con la particularidad de "interino"" [4]. Este fue uno de los tres indios nobles propuestos para el cargo por el Corregidor de Saña. Consta que seguía ejerciendo en 1682. Por ese tiempo puso demanda al cacicazgo de lllimo don Francisco de Paz Mincha Charrante, habiendo llevado su pretensión hasta la Real Audiencia de Lima. Reclamaba por derechos de sangre, pues su padre DON FRANCISCO MINCHA, y su abuelo —el Gobernador Don Diego Charrante, de 1639— habían gozado el Título "en propiedad". Aducía también ser hijo mayor y nieto mayor de éstos. A fines del siglo XVII seguía establecido el gobierno interino del pueblo, esta vez en manos del Segunda Persona Don Luis de la Cruz, cuya mujer legitima se llama en los documentos "Doña Matea". Así aparecen ambos en la partida matrimonial de su hijo don Andrés de la Cruz, que en la iglesia de Lambayeque desposa el 14 de febrero de 1691 a Doña Rosa Francisca Minollulli. Los MINCHA ascendieron al cargo principal y en el primer tercio del siglo XVIII lo ejercía DON ANDRES MINCHA. Con su cargo de Cacique Principal (mas no Gobernador) asiste, al lado de su mujer Doña Francisca Ramos Minollulli Huicop, al matrimonio de su hija Doña Antonia Nicolasa Mincha, bendecido en la iglesia del pueblo de Lambayeque el 7 de mayo de 1726. El novio era Domingo de Vertiz, mestizo residente en la ciudad de Saña, hijo de Pedro de Vértiz y de Maria (sic) [5]. Notas  1 Escritura de Poder: Diego de Arteaga a Francisco de Zamudio: Trujillo 23 XII 1561 a. Juan de Mata.  2 ANP Derecho Indígena, IV, cuad. 72.  3 AVRL.  4 ANP Derecho Indígena, Vil, cuad. 146.  5 Arch. parroq. Lambayeque: 1er. Lib. Matr. Indios 1692-1836 fol. 70.
  • 45. CACICAZGO DE JAYANCA El actual distrito de Jayanca es el centro de una de las más ricas zonas arqueológicas de la costa Norte peruana, con abundantes ruinas de edificios, pirámides, canales, tumbas y caminos, a la vez que de infinitos objetos extraídos del subsuelo por la inveterada huaquearía, los cuales re presentan en mucho lo mejor de la cerámica y metalurgia áurea de su pre historia tardía. Todo indica haber sido esa comarca un centro polar de la Cultura "Lambayeque" (siglo X de.C.). Después de la conquista española, el Repartimiento de Jayanca a finales del siglo XVI vino a ser quizás el más poblado, con sus mil quinientos indios tributarios; hasta la aparición de las plagas diezmadoras de la población indígena en todo el territorio, con las que la esplendidez demográfica de ese valle acabó para siempre. La genealogía de los antiguos Señores de este valle empieza casi con rasgos de leyenda. Cuando hacia 1580 el cronista Cabello Balboa pasa por ahí y recoge datos para su futura "Miscelánea Antártica", los viejos lugareños le cuentan sobre el origen de este pequeño reino: "LAPCHILLULLI hombre principal de quien (hizo) mucho caudal el Señor Naylamp tanto por ser valeroso quanto por ser maestro en labrar ropas de plumería... se apartó con mucha compaña que le quiso seguir y hallando asiento a su gusto en el valle llamado Jayanca se pobló en él, y allí permaneció su generación y propsapia" [1] Esta preciosa referencia del cronista hace ver que los Señores-Reyes de Jayanca se tenían por descendientes de un príncipe compañero del mítico Naylamp, versión oficial y pública, subsistente en toda su fuerza hasta ser recogida hacia 1580 por Cabello Balboa, por la que puede aceptarse que la dinastía cacical no fue trastornada ni por la invasión de los Chimú Trujillanos ni por la siguiente de los quechuas del Cuzco. Hacia 1470—1480 el Señor de Jayanca fue llevado preso al Cuzco por los Generales y tíos de Túpac Inca Yupanqui. Estos habían bajado con sus soldados desde Cajamarca a la costa de los llanos, "sin hallar en todos ellos quien se les opusiese, solo se dice que venidos estos capitanes con su exercito a la tierra y provincia de los Jayancas fueron a traición y sobre siguro asaltados de unos indios barbaros que vivían a las faldas de la sierra llamados Penachies y mataron algunos de los del Cusco de lo qual los dos capitanes Yngas se graviaron mucho y assi prendieron a el Cacique de Jayanca sospechando auer sido hecha por orden suya aquella fealdad y torpeza, y preso fue llevado al Cusco y alla estuvo muchos años hasta que (se) comprobo la inocencia que en aquella maldad el tuvo, y habiendo ydo un su hijo a el Cusco a solo ver a su padre y ayudarle en su justicia, se la dio el Topa Ynga sacandolo de la prisión, y de alli a pocos dias murió el viejo y muerto y embalsamado mando el Ynga que lo llevasen a Jayanca publicando que era vivo hasta meter por orden y mandado suyo a su hijo en la posesion del Señorio, y ansi fue hecho y hasta nuestros dias tienen sus descendientes el mando y govierno de Jayanca" [2]
  • 46. El hijo y heredero del Señor de Jayanca muerto en el Cuzco estaba rigiendo su valle cuando pasaron por ahí el Gobernador Francisco Pizarro y sus hombres el año 1533. Se llamaba CAXUSOLI y para entonces contaba ya mucha edad. De él dice Cabello Balboa, "acauaua de concluyr ciertas guerras con los Tucumes, gentes que se auia(n) hecho a la debocion de los del Chimo, enemigos capitales de Caxusoli" [3] Supo éste recibir con gran esplendidez a los españoles, pues la deportación y muerte de su progenitor en la prisión cuzqueña no habrían sido olvidadas. Pizarro descansó pocos días en Jayanca, y hasta él llegaron allí de grado (o citados a junta) los señores de los valles vecinos en son de paz y amistad, luego de lo cual los extraños hombres blancos continuaron su viaje hacia Cajamarca. A CAXUSOLI el Mozo le sucedió en el mando DON FRANCISCO, Cacique Principal bautizado, a quien conoció el Cronista fray Reginaldo de Lizárraga en 1560, y lo describe así: "El gobernador (del cacicazgo) es muy españolado. Vistese como nosotros. Sirvese de españoles, con su vajilla de plata. Es rico y de buenas costumbres" [4] Parece que también a él alude Pedro Cieza de León cuando pasó por ahí unos veinte años antes: "(el valle es hermoso y fresco) tiene de ancho quatro leguas... y fue en los tiempos pasados muy poblado como los demás y habia en el grandes aposentos y depositos de los Señores principales en los quales estauan sus mayordomos mayores... Los Señores naturales de es tos valles fueron muy estimados y acatados por sus subditos: todavia lo son los que han quedado y están acompañados y muy servidos de mujeres y criados y tiene porteros y sus guardas. De este valle se va al de Tucume" [5]. Don Francisco Caxusoli en el conjunto de Caciques lambayecanos de su tiempo gozaba sin duda una preferencia jerárquica muy notoria, y admitido algo así como primus inter pares, privilegiado por una antigua situación rutinariamente acatada. Se nota esto cuando a principios de 1565, ante la eventualidad de una sublevación general de los indios en el Virrey- nato el Presidente Lope Garcia de Castro, para prevenirla a tiempo en cuanto al Norte, hace reunir en la ciudad de Trujillo a todos los Caciques de la región de Lambayeque; obvio fue que para hacerlos vigilar y observar por el Corregidor. Los caciques estaban sumamente molestos por sentirse inactivos, retenidos tan lejos de sus patrias y vasallos, y habiendo transcurrido unos meses de tan injusta como inútil convocatoria, sin habérseles dado explicación alguna, al terminar el mes de abril protestaron publicamente ante notario. Se conservan dos actas sucesivas de este acto de protesta, siendo en ambas el primero de los firmantes el Cacique de Jayanca, siguiéndole en orden los Señores de Lambayeque, Ferreñafe, Jequetepeque, Moro, Cinto, Collique, Licapa, Chicama, Saña y Cherrepe, es decir lo más granado de la aristocracia indígena lambayecana. En 1567 vuelve a estar en Trujillo don Francisco, acompañado del Gobernador del Repartimiento jayancano D. Juan Caxusoli, su hermano[6].
  • 47. No parece haber vivido mucho más. En Julio del año que seguía, el Encomendero de Jayanca Alonso Carrasco lo citará incidentalmente dándolo por muerto: "el dho cacique, agrega, era buen christiano temeroso de Dios y nunca a nadie hizo fuerza en cosa alguna" [7]. Heredó al difunto su primogénito y homónimo, DON FRANCISCO PUICUNSOLI (el Mozo), nacido por el año 1553 [8] , y a partir de quien la familia cacical empieza a usar ese apellido, a la moda española. En aquel tiempo, todos los Repartimientos lambayecanos hubieron de soportar las trágicas consecuencias del aluvión de 1578, un desastre general que entonces destrozó la economía agrícola de la costa norte afectando muy dura mente a la población de los naturales. Los daños sufridos en Jayanca fueron terribles. En la Información probatoria del desastre levantada en ese pueblo el 6 de mayo de 1580 ante el Comisionado de la Real Audiencia de Lima que vino para pesquisar el fenómeno y sus consecuencias [9], consta la cuota de sacrificio del Cacique: se perdieron ahogadas más de quinientas cabezas de su ganado menor, sin enumerar otros daños y lesiones. También se patentiza de como Don Francisco ayudó a su gente después del sismo: "... el Cacique de este pueblo —repiten contestes los testigos— viendo que los Indios no podian pagar su tributo empeñó su baxilla de plata y las joyas de su mujer y pagó por ello ochocientos pesos".
  • 48. Entre 1579 y 1585 Don Francisco estuvo por varias oportunidades residiendo en la ciudad de Trujillo: En una ocasión, vendiendo al mercader Juan González un lote de 200 capuces pintados, a 4 pesos 4 reales pieza, con que pagó la adquisición de 740 cabezas de ganado cabrío y ovejuno, para entregar los capuces a futuro dos meses más tarde de la fecha [10] ;en otra, dando Poder al vecino Blas Xuárez para cobrar en su nombre deudas por pagarle, de "pesos de oro, joyas, ganados, caballos, mulas , mercadurías, ropa de la tierra y otras cosas", y, asimismo, para representarle ante Su Magestad, sus Reales Consejos, Alcaldes de Corte y otras Justicias, en las demandas que ocurrieran [11]. A fines de 1585 el cacique, también en Trujillo, extiende sendos Poderes a favor de Gaspar de Castellanos y Juan de Barbarán, a Castellanos para que lo represente ante la Audiencia de Lima en la causa contra el capitán Pedro de Silva y consortes "sobre la guaca y tesoro de Motupe", o sea el huaqueo legal en que parece haber llevado la peor parte el Cacique, socio de la empresa; y a Barbarán, para pedir en su nombre al Virrey Conde del Villar " que las estancias de ganado que nuebamente se an puesto y poblado en el valle de Jayanca se manden quitar por el mucho daño y per juicio que hacen a los naturales en sus tierras y sementeras" [12]. Durante las ausencias de Don Francisco le reemplazaba en las funciones cacicales del pueblo su hermano el gobernador de Jayanca y Segunda Persona Don Juan Caxosoli Cononseque. Así, hasta que vino el tiempo de morir, que alcanzó a don Francisco acabando el siglo [13]. El Cacique, había sido casado dos veces. La primera con Doña ANA LA ÑIPO TANCUM, hija de Don Martin Farrochumbi "el Petrucio", Cacique Principal de Lambayeque; nieta, por tanto, de COSCO CHUMBI, príncipe Real que de acuerdo a la versión de Cabello Balboa, gobernó esa región, antes que entraran los españoles. De esta primera boda nacieron: 1. Don Francisco (Puicunsoli) Farrochumbi, el Mozo, tronco de los posteriores Temoche Farrochumbi, Caciques Principales de Lambayeque [14] 2. Don Pedro Cosco Chumbi, homónimo de su ilutre bisabuelo materno. El segundo matrimonio del Cacique Don Francisco Puicunsoli fue con Da. Isabel González, una de las hijas del capitán Pedro de Osorio, español nacido en la villa de Tornavacas de Plasencia, dueño de tierras entre Motupe y Jayanca 13. Don Francisco y doña Isabel procrearon a: 3. Francisca Puicunsoli Osorio, a la que más adelante encontraremos. Hacia 1616 gobierna el Repartimiento como Cacique Principal DON PEDRO COSCOCHUMBI, hijo del primer matrimonio del Cacique difunto. Continuaba siéndolo en 1620 [16], y de su ejercicio no quedan rastros interesantes.
  • 49. Debió fallecer sin sucesión, porque luego de su deceso el alto cargo familiar, confirmado por el Superior Gobierno de Lima, pasa a su hermana DOÑA FRANCISCA PUICUNSOLI OSORIO. Como tal Cacica Principal de Jayanca por juro de heredad, está registrada en los árboles genealógicos de los Temoche lambayecanos [17] y de los Mármaro, sus descendientes [18] que pretendieron y parece obtuvieron el solio jayancano. Desde antes de 1610 Doña Francisca había sido desposada por el español Alonso Rodríguez, natural de Salamanca [19]. En tal año el corregidor de Saña D. Bartolomé de Villavisencio registró en su Visita oficial de Jayanca a dicha Señora como Cacica del pueblo. De su matrimonio con Rodríguez nacieron: 1. Doña Jerónimo, que sigue. 2. Doña Maria Magdalena Rodríguez Puicunsoli, "Cacica" revisitada en 1684 según el árbol de los Mármaro, mujer legitima ya unos treinta años antes del Cacique de Mochumi. 3. Don Lorenzo Rodríguez Puicunsoli, muerto sin descendencia. 4. Ana Maria Rodríguez Puicunsoli, que dio su mano al capitán Bernardo de Porras —según indica el testamento de su hermano mayor—, connubio que, según el citado árbol de los Mármaro, no tuvo hijos. Después que finara Doña Francisca ascendió al mando de Jayanca su hijo mayor DON JERONIMO RODRIGUEZ PUICUNSOLI, siguiente Cacique Principal y Gobernador del pueblo, nacido ahí y titulado poco antes de 1630, con la confirmación del Virrey. Durante su gobierno invistió y ejerció también el mando de los pueblos de Pacora y Mórrope, cuyos derechos y circunstancias no hemos podido averiguar, aunque es fácil presuponerlos si se recuerda que Mórrope provino de Pacora y ésta desde la Conquista fue separada de Jayanca por los españoles para crear ahí otra Encomienda. En todo caso, y sin duda, los derechos de D. Jerónimo a aquellos dos pueblos fueron de sangre.
  • 50. Entre sus bienes propios tenia bastantes tierras patrimoniales en el valle, unas heredadas y otras por compra, además de una Tina de hacer jabón en su Estancia de San Juan de Collique, cerca a Saña. En esa ciudad pasaba temporadas con su familia, y sus casas estaban situadas en una calle céntrica, vecina a la Iglesia de San Agustín. No fue hombre quieto en su gobierno. Le hallamos en Trujillo el año 1644, dos más tarde en Saña, y en Lambayeque en 1647, preparando un viaje para Lima [20]. Hacia 1653 sostuvo una pendencia con su cura Lcdo. D. Lucas Ramírez de Arellano, al que denunció estando en el pueblo el Bachiller D. Juan López de Saavedra, Cura de Mochumi y Visitador General de la provincia por encargo del Obispo. Ante él presentó el Cacique furibundas acusaciones, capitulándolo de mal doctrinero y peor administrador de las rentas de la parroquia y del hospital de indios, yendo aún más allá al decir que Ramírez de Arellano comía carne durante los días de prohibición, incluyendo Jueves y Viernes Santos, agregando que por ello "era tenido por sospechoso de la fé" [21]. El Visitador admitió la querella pero para darle procedimiento el Cacique deberla previamente depositar 4,000 pesos de fianza en plazo de veinticuatro horas. La medida era para salvaguardar al acusado de posibles daños y perjuicios, caso de no ser cierta la acusación. Protestó Don Jerónimo amparándose en la excepción que para tales circunstancias beneficiaba a los caciques e indios, pero no se le aceptó "atento a que don Gerónimo es español y persona de caudal y en quien se puede ejecutar las penas del Derecho en satisfacción de la calumnia que resultare de los capítulos que no probase". Siendo imposible al cacique reunir los 4,000 pesos en tan breve tiempo, no le quedó otra salida sino desistirse de la demanda. Se conoce una disposición testamentaria tomada por este D. Jerónimo Rodríguez Puicunsoli en el pueblo de Mochumi el 7 de Septiembre de 1654 ante Bernabc Rentero [22], escribano traído desde Lambayeque para el efecto. Dispuso en tal última voluntad se le sepultase en la capilla de Nuestra Señora de la iglesia de Jayanca, donde estaba el enterramiento de su familia; encargó muchas misas y sufragios, bulas por su alma, misas gregorianas por las almas suya y de sus padres; una misa cantada el día de la Transfiguración del Señor, su gran devoción. Para todo ello creaba una renta o censo sobre sus casas de vivienda. En el documento señala el nacimiento salmanticense de su