Usted y yo, Bill Gates, Amancio Ortega y un inmigrante que pretenda salvar la valla criminal de Melilla para entrar en Europa tenemos contraída una deuda de igual monto derivada de los préstamos solicitados y no devueltos todavía por nuestros gobiernos, comunidades regionales y municipios: 6.800 euros por cabeza. Parece absurdo y lo es. Así lo refleja la estadística de los economistas a sueldo de don capital.
1. Deuda pública: billones de mentiras
Publicado en may 30 2015 - Por Nerea Castro. Rebelión
Usted y yo, Bill Gates, Amancio Ortega y un inmigrante que pretenda
salvar la valla criminal de Melilla para entrar en Europa tenemos
contraída una deuda de igual monto derivada de los préstamos
solicitados y no devueltos todavía por nuestros gobiernos,
comunidades regionales y municipios: 6.800 euros por cabeza.
Parece absurdo y lo es. Así lo refleja la estadística de los economistas
a sueldo de don capital.
La deuda pública a escala mundial asciende a casi 50 billones de
euros, mientras que el PIB de todos los países supera por poco los 70
billones. De esa producción global convertida en dinero o valores
financieros, el 25 por ciento, cerca de 18 billones, se encuentran
escondidos en paraísos fiscales. Lo aterradoramente absurdo de estas
cifras inhumanas es que 85 personas acumulan tanta riqueza como
más de la mitad de la población mundial, o sea, 3.570 millones de
seres humanos.
Si se sumara a la deuda pública el astronómico fardo de la privada
(bancos, empresas, familias) entraríamos en un absurdo de perfil aún
superior: el mundo estaría (¿está?) en bancarrota técnica pues las
deudas son infinitamente mayores que la producción. En efecto,
quedarían las existencias, el ahorro atrapado en viejos bolsillos a
costa del consumo y el nivel de vida presente y la riqueza cautiva en
las manos de los poseedores de las grandes fortunas, pero los
apartados reseñados no cuentan en el despropósito absurdo del
2. capitalismo que basa su razón de ser en la gestión de la escasez y en
la plusvalía proveniente de la explotación laboral.
Plusvalía y deuda
Obligaciones de deuda, salarios controlados, excedentes
empresariales, dividendos bancarios y pelotazos bursátiles son
aspectos de una amalgama denominada régimen capitalista. El quid
de la cuestión reside en la forma de distribuir la riqueza. Se dispone
de producción suficiente para dar de comer varias veces a la
Humanidad al completo, por solo poner un ejemplo más que
significativo, pero no se reparte el alimento con la equidad requerida.
La ética y la moral nada pueden ante la alianza religiosa de la
economía y la política.
¿Cómo es posible que un prestamista acumule un excedente de
riqueza que transformada convenientemente por la ingeniería
financiera cede a terceros mediante un interés monetario como si
fuera dinero propio? Gracias al robo, legalizado o no. O a la plusvalía
obtenida previamente en negocios no laborales que genera un ahorro
particular extraordinario. O a la especulación con cantidades no
necesarias para el gasto vital mínimo. O a través de la gestión
colectiva de pequeños fondos de particulares. O extrayendo recursos
y materias primas de países pobres a precios de saldo. O… En
cualquier caso, las demasías que se destinan a préstamos jamás
proceden del trabajo personal de los detentadores del capital sino de
procesos financieros o empresariales que acumulan plusvalías que
tienen su origen en la producción de facto y en serie del sistema
capitalista. El valor añadido es el agregado de factores intangibles
que hacen evaporar el fruto real de la producción, esto es, la
mercancía, bien, servicio u objeto final. La riqueza real ya no
cristaliza en objetos o medios de uso sino en ficciones financieras que
nacen del margen hurtado al trabajo por el empresario y de agentes
invisibles de intercambio de valores construidos más allá del consumo
directo y de las necesidades humanas imprescindibles para la
reproducción de la vida.
Los países deben a los bancos
Ahí se oculta uno de los trucos del concepto de deuda pública. Los
países captan fondos del mercado y se debe, por ende, a las
instituciones privadas que operan como fantasmas en el mismo. En
pocas palabras, los países deben a las empresas y jamás al contrario.
Cuando se dice, por ejemplo, que Grecia tiene contraída una deuda
con Alemania resulta completamente falso: son bancos alemanes los
acreedores de los griegos, no el país como tal. Si fueran obligaciones
contractuales entre países, las deudas globales y particulares entre
ellos quedarían reducidas, modificadas o condonadas de modo más
3. sencillo y transparente, restando o cancelando cantidades que se
superponen entre sí y obteniendo saldos simples a favor o en contra.
Pero la realidad resulta más sofisticada y compleja. Bancos españoles
pueden ser acreedores a la vez de Alemania, Grecia y España. Y
entidades de cualquier país de otros terceros. Por ello, cuando los
gobiernos de turno defienden los intereses de todos los habitantes en
la deuda de un país dado la mentira que deviene es colosal: solo
hablan en interés de bancos o empresas privadas anónimas, jamás
en el mal utilizado interés público o general.
Por tanto, la deuda pública es una falacia ideológica y política tal y
como se plantea por los gurús financieros, analistas de mercado o
bursátiles y los ministros de finanzas, hacienda o economía de los
países occidentales. Sobre esa falacia argumental y su lógica absurda
descansa el sistema neoliberal de la globalidad contemporánea.
Iríamos aún más lejos: toda deuda pública es ilegítima porque se ha
conformado en origen en la expropiación de parte del trabajo
realizado mediante la plusvalía obtenida por el capital. Toda
acumulación de capital se tiene que llevar a cabo necesariamente
robando tiempo de trabajo no remunerado. En el caso especial de los
bancos o entidades financieras, estos entes no son más que depósitos
de capital y trabajo mezclados que mueven a su antojo ingentes
cantidades de dinero ajeno como si fuera propio para rentabilizar
únicamente su modus operandi particular y el de los clientes de
mayor rango comercial, industrial o financiero. El ahorro doméstico
aquí juega aquí un papel subalterno, sin voz ni voto.
Deudas comparadas
Veamos ejemplos y comparativas alrededor de la deuda pública y
también de la privada, tomando a España como país de referencia.
Son datos que en muy raras ocasiones merecen titulares explicativos
en los principales medios de comunicación. ¿Saben ustedes cuál es el
país de mayor deuda externa en comparación con el porcentaje de su
PIB? España, que debe a bancos y entidades extranjeras más de un
billón de euros, por encima del cien por cien de su producción anual.
EE.UU. debe más de 4,5 millones pero esta cantidad representa
menos de un tercio de su PIB. Por tanto, los españoles somos
campeones mundiales cum laude en deuda externa ponderada. Un
mérito dudoso, pero así de paradójica y contrahecha es la manida
marca España.
Sigamos con España. Nuestra deuda pública, un billón de euros,
representa casi el cien por cien del PIB. Cada habitante debe más de
20.000 euros. ¿A quién? Esta respuesta siempre la esconden los
gobernantes y jamás los acreedores sacan pecho con nombre y
apellidos. Primera sorpresa: el principal acreedor del Estado es la
4. banca española (¿250.000 millones de euros?), el Banco Santander y
el BBVA tirando del motor lucrativo con unos 90.000 millones entre
los dos. Otro acreedor de postín son nuestras pensiones futuras o
dicho a lo fino el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Algunas
estimaciones indican que el desfalco de la Seguridad Social ronda los
60.000 millones de euros.
Otros acreedores punteros: el Banco Central Europeo, entidades
bancarias alemanas y francesas, aseguradoras y fondos de inversión
(Blackrock, JP Morgan, PIMCO, Fidelity, Carmignac…), particulares
(uno por ciento) y empresas españolas de carácter no financiero.
Aunque siempre se pone el acento en la deuda pública, la privada en
España representa alrededor del 85 por ciento de la suma de ambas.
Del 16 por ciento que corresponde a la deuda pública, las tres cuartas
partes son imputables a la administración central, el 20 por ciento a
las comunidades autónomas y el resto a los ayuntamientos. En torno
a la quinta parte de la deuda privada es de las familias y más del 60
por ciento es atribuible a los bancos, entidades financieras y
empresas.
La deuda total española podría estar situada en la inefable cota de
4,25 billones de euros, cuatro veces el PIB, siendo los principales
acreedores de la deuda externa instituciones y entes, entre otras de
menor cuantía, de Alemania, Francia, EE.UU., Gran Bretaña e Italia.
En román paladino quiere decir que siempre estaremos endeudados.
Ahora bien, ¿para qué quiere un acreedor deudores que jamás
podrán saldar su deuda? Una cosa es rotundamente cierta: cliente
muerto no paga. Lo óptimo sería asfixiar al máximo para sacar el
mayor jugo posible al factor trabajo (explotación laboral intensiva
llamada productividad salvaje, pluriempleo…). De por vida. En el
fondo, esa es la filosofía de las hipotecas con vencimiento a largo
plazo: apretar pero nunca ahogar del todo, salvo en tiempos de crisis
aguda.
¿Tiene el binomio deuda pública/PIB alguna relación específica con la
riqueza o estabilidad económica de un país concreto? Pues depende
de la perspectiva que se adopte. Nadie diría que Japón y EE.UU. sean
paradigmas de países pobres, sin embargo los nipones son los líderes
destacados en la clasificación mundial de deuda pública vinculando
este factor al porcentaje que ocupa de su PIB. En el caso de Japón,
más del 250 por cien: 12,5 billones de euros. Cada japonés tiene una
deuda simbólica o nominal de 85.000 euros. Por su parte, cada
estadounidense debe más de 40.000 euros de una deuda pública
global de unos 18 billones de euros, más del cien por cien del PIB
USA.
5. Los datos de la grandiosa y todopoderosa Alemania de Merkel
tampoco arrojan resultados espectacularmente positivos. Su deuda
pública supera los 2 billones de euros, el 80 por ciento de su PIB, lo
que viene a decir que cada alemán debe al mundo (o sea, los bancos)
unos 25.000 euros.
Las cifras anteriores contrastan bastante con las de otros países a los
que la propaganda capitalista teme, ningunea o acosa
ideológicamente de manera sistemática. China registra una deuda
pública de 2 billones de euros, el 20 por ciento de su PIB, y cada uno
de sus habitantes debe unos 1.000 euros. En el caso de Rusia, su
deuda pública viene a ser el 10 por ciento del PIB, menos de 300 mil
millones de euros, alrededor de 1.200 euros de deuda per cápita. La
deuda pública de Venezuela, por último, se estima en unos 50 mil
millones de euros, el 60 por ciento de su producción anual bruta.
Cada venezolano tiene una deuda de aproximadamente 7.000 euros.
Deuda y gasto militar
La deuda pública, por tanto, es un instrumento o mecanismo de
dominio y hegemonía del mundo rico sobre los países pobres, de
tamaño mediano o periféricos en el orden capitalista de la globalidad.
No existe una relación directa y absoluta de causa-efecto entre deuda
y peso político en el concierto internacional. De hecho, los países más
endeudados son los exponentes predilectos del capitalismo más
genuino y avanzado: Japón y EE.UU.
Otrosí. La deuda representa la subordinación del poder político, la
geografía, la historia, la cultura y la demografía a las multinacionales,
el mercado, los paraísos fiscales y el poder financiero. En este
sentido, la deuda pública es puro artefacto ideológico que expresa la
hegemonía de la elite dominante del régimen capitalista.
Ahora bien, además de la ideología y la política, sin el brazo militar
nada sería como es en la realidad actual. La falacia económica hay
que defenderla también a golpe de guerras humanitarias e
incursiones quirúrgicas de carácter bélico para dejar bien sentado
quien manda en última instancia, esto es, en qué bando habita la
santa verdad oficial. Cada día, el mundo gasta en el sector militar 70
millones de euros. Multipliquen y verán la descomunal cifra que da
convertida en periodos de semanas, meses, años…
Pero no todos los países gastan lo mismo. El gasto militar de EE.UU.
representa el 40 por ciento del total mundial. Con sus aliados de la
OTAN, el montante asciende al 60 por ciento. Austeridad no rima con
militar.
6. EE.UU. dedica 3,5 veces más recursos económicos a su estamento
militar que China y 7 veces más que Rusia. Después de los tres
países citados, invierten más en el capítulo militar Arabia Saudí
(¡¡¡???), Francia, Gran Bretaña, Alemania, Japón (¡?), India y Corea
del Sur (¡¡¡???).
Elite, clase trabajadora y pobres
Como colofón, podríamos señalar que el mundo de la deuda pública
segmenta a las personas en tres tercios muy definidos: la elite, la
clase trabajadora activa y los pobres de solemnidad más los
marginados de todo tipo y condición. En esta división parece a simple
vista que los pobres y marginados nada aportan a la producción
global, pero se trata de una apreciación equívoca. La pobreza y la
marginación, además de ejército de reserva laboral, sirven para
recordar a los trabajadores, trabajadoras y clases medias que
siempre se puede caer más bajo en la miseria si no se aceptan las
condiciones inherentes al sistema capitalista.
De su materia, nos referimos a los pobres y los marginados, se
producen miedos emocionales dirigidos a la población estándar y
sirven asimismo para moldear a partir de su magma indiferenciado
agentes sociales malvados, chivos expiatorios y otros alter ego
(rebeldes, antisistema, terroristas…) de índole diversa y coyuntural
con los que alentar conflictos transversales que no permitan ver con
claridad los procesos de dominio biológico, tecnológico, económico,
ideológico y político que van de consuno con el capitalismo
occidental.
¿Se imaginan un mundo sin deuda pública ni deuda privada? Para
que los sueños no se hagan colectivos ni se eleven a conciencia
política se inventó el gasto militar. La ecuación resulta evidente: a
mayor deuda pública en su conjunto y de riesgo de impago, más
gasto militar en general. En términos sociales también tiene su
fórmula correlativa: más paro y pobreza, mayor represión legal y
policial. La historia está ahí para corroborar dicha tesis.
Fuentes consultadas: Internet y elaboración propia. Datos Macro, El
País, De verdad digital, 15Mpedia, Madrilonia, Actualidad RT, FMI,
Banco Mundial, La Vanguardia, El Economista, Wikipedia, Red
Voltaire…
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199404