1. Notas sobre la expropiación de YPF
Florent Marcellesi. Rebelión, 20 abril 2012
El conflicto diplomático abierto entre los gobiernos español y argentino por la expropiación de
YPF tiene todos los ingredientes geopolíticos para convertirse en las “Malvinas de la energía”.
Con argumentos ideológicos y estratégicos de diferentes índoles, ambos gobiernos recurren
sin embargo a patrones patrióticos clásicos que, una vez más, esconden uno de los retos del
futuro: superar la crisis energética y climática, es decir el final de la era del petróleo barato y
abundante y el cada vez más irreversible cambio climático debido principalmente a la quema
de combustibles fósiles, así como sus (retro) consecuencias sociales y económicas. Hagamos
pues un repaso rápido de la situación y perspectivas.
El 16 de abril, tras meses de una táctica tradicional de acoso y derribo a Repsol-YPF (para que
cayera el precio de sus acciones), la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anuncia la
expropiación de YPF, filial de Repsol en Argentina, mediante la compra del 51% de su capital.
90 años después de la creación de YPF y 20 años después de su privatización a favor de la
transnacional Repsol en la época de liberalización y ajustes estructurales en los países del Sur
(apoyada, por cierto, por la pareja Kirchner), YPF vuelve (casi) a la casilla de salida.
El gobierno español no ha tardado en responder con vehemencia. El ministro de Industria,
Manuel Soria, ha declarado ni más ni menos que “es una decisión contra España y los
españoles, no solo contra Repsol”. Más allá de que Repsol tenga menos de un 50% de capital
español y de que sea grotesco asimilar los intereses de la ciudadanía española con los de los
accionistas de una empresa privada, el tono catastrófico empleado recurre al más clásico
patriotismo económico tintado de neocolonialismo (el control del oro negro en los países del
Sur para garantizar un crecimiento con seguridad en el Norte) y de neoliberalismo (la
promoción de los intereses de una multinacional de régimen privado y aficionada a los
paraísos fiscales como motor del interés general). Nada mejor en tiempo de crisis que el
repliegue identitario y belicista para unirse contra un enemigo común y olvidar —por unos
días— la austeridad y los recortes, lo que ha surtido efecto con el apoyo del PSOE, CCOO y
2. UGT. Mientras tanto, los partidos nacionalistas han hecho prueba de su capacidad de
contorsión según se traten de intereses de clase o nacionales: CiU y PNV han privilegiado los
intereses del capital, mientras que la izquierda abertzale, que lo tenía más fácil en torno al
doble eje nacional vasco y socialista, ha saludado de forma efusiva la soberanía e
independencia del pueblo argentino.
Si bien llego a coincidir con IU y otros movimientos de izquierdas en que la decisión del
gobierno argentino es legítima y que seguramente los recursos naturales no tendrían que estar
en manos de intereses privados que solo buscan rentabilidad económica y han cometido una
serie de injusticias sociales y ambientales, al mismo tiempo no podemos obviar varias crudas
realidades. Como bien dice Ecologistas en Acción, que saluda la decisión como un paso
necesario, las razones por las que el Gobierno argentino se está planteando la nacionalización
no son precisamente las ambientales. Argentina atraviesa una profunda crisis social y
Fernández de Kirchner necesitaba también una medida fuerte para calmar los ánimos por los
precios energéticos en el sector del transporte, garantizar divisas para pagar la deuda externa,
bajar su factura energética y asentar su poder surfeando sobre la ola de la soberanía nacional
que arrasa América Latina. Por el momento, es demasiado pronto para saber dónde recaerán
los beneficios de esta re-nacionalización, si en el pueblo o en los oligarquías locales. Lo que
está claro es que no marca ni mucho menos el fin del capitalismo (a lo mejor un empuje del
capitalismo de Estado frente al capitalismo financiero), ya que el proyecto de ley de
expropiación postula que la exploración y explotación (que seguramente necesitará una
inversión de 25.000 millones de dólares en una década) se harán en base a “capitales públicos
y privados, nacionales e internacionales”.
Pero sobre todo, no se nos tendría que escapar que detrás de esta estrategia se encuentra la
voluntad no solo de controlar los recursos naturales sino de explotarlos con aún más
determinación, abriendo más frentes para aumentar la capacidad de producción. Si nos
fijamos de nuevo en el proyecto de ley de expropiación, además del bondadoso objetivo de
“autoabastecimiento”, se trata de la explotación de “hidrocarburos convencionales y no
convencionales”. Recordemos, y no es casualidad, que Repsol-YPF, descubrió el año pasado en
la región argentina de Vaca Muerta el segundo mayor yacimiento de gas de pizarra (después
de China) donde podrían ver la luz unos 2.000 pozos. Este gas requiere ni más ni menos que el
mismo tipo de tecnología que hoy se propone utilizar en España y que ya está prohibido en
Francia: el fracking o fractura hidráulica. Como bien sabemos, gracias al trabajo de varias
plataformas (Cantabria, Álava, etc.) o de documentales como Gas Land, esta técnica supone
graves riesgos de contaminación del agua y del aire, de aumento del efecto invernadero así
como de escapes de gas, terremotos locales y utilización masiva de químicos.
El gobierno argentino, siguiendo los pasos de otros gobiernos de América Latina como Brasil,
inscribe su acción dentro del llamado extractivismo (de petróleo, gas, materias primas, etc.),
particularmente agresivo con el medio ambiente y los pueblos originarios. Esta “izquierda
marrón”, como la ha denominado Eduardo Gudynas, construye su estrategia de desarrollo y
legitimidad a través de una apropiación brutal de los recursos naturales, su exportación en los
mercados globales, con la redistribución in fine de parte de las riquezas mediante un Estado
fuerte. Sin embargo, esta visión que, al fin y al cabo se parece bastante a la construcción
histórica de nuestros Estados de Bienestar en el Norte, no se sostiene a largo plazo y aún
3. menos de cara a la crisis climática y energética actual. Por experiencia y desde una perspectiva
de justicia ambiental, no supone diferencia apreciable quién posea los medios de producción,
si al mismo tiempo el proceso de producción en sí —ya sea público, privado o mixto— se
fundamenta en suprimir las bases de su propia existencia. Como lo demuestra el pulso entre la
izquierda progresista y extractivista en el poder institucional con los movimientos ecologistas,
sociales e indígenas que reclaman otro modelo de desarrollo desde abajo y respetuoso de la
Pacha Mama, constatamos que soberanía (estatal) y buen vivir (de las comunidades) no son
por esencia sinónimos.
Más que nunca, la prosperidad, es decir nuestra capacidad de vivir felices dentro de los límites
ecológicos del planeta, está entre la pared española del neocolonialismo neoliberal y la espada
argentina del nacional-productivismo. Para salir de este callejón sin salida, tanto Argentina
como España tendrán que emprender una transición pronunciada hacia una sociedad post-
fosilista, plantear una “revolución energética” (según Greenpeace) o “caminar hacia un nuevo
modelo energético sostenible y que no sea perjudicial para nuestro planeta y dejar atrás los
conflictos comerciales y guerras por el oro negro, un recurso escaso y muy contaminante”
(según Equo). Esta transformación socio-ecológica se basará, entre otras cosas, en dejar el oro
negro y otros gases no convencionales en el subsuelo (como lo propone el proyecto Yasuní en
Ecuador), reducir drásticamente nuestros consumos y huellas ecológicas, invertir en energías
renovables, cambiar los patrones de producción (hacia la agroecología, ecología industrial,
etc.), reruralizar y adaptar nuestras ciudades (véase las iniciativas en transición), y relocalizar
urgentemente la economía para que sea baja en carbono, resiliente y gestionada
democráticamente desde abajo. No es una cuestión de patriotismo: es una cuestión de
supervivencia civilizada de la humanidad.
Blog del autor:
http://florentmarcellesi.wordpress.com/2012/04/18/entre-la-pared-argentina-y-la-espada-
espanola-notas-sobre-la-expropiacion-de-ypf/
Extractivismo
CLAES - Centro Latino Americano de Ecología Social
www.extractivismo.com
www.ambiental.net/extractivismoEnlaces a Yahoo! Grupos
Neuquen: Postura de la Confederacion Mapuche
sobre la expropiación de YPF
jueves, 19 de abril de 2012
4. La Confederación Indígena Neuquina considera que
la expropiación de YPF realizada por el gobierno argentino "es
el primer gran paso para recuperar la esperanza de iniciar
una nueva etapa, participativa, capaz de superar los
resabios del neoliberalismo". Pero advierte que no surge
desde ninguno de los enunciados del proyecto de ley de
expropiación puntos que contemplen el respeto a los
Derechos de los territorios comunitarios, su gente y el
conocimiento tradicional Mapuche. Esta preocupación es
central para las comunidades afectadas por la explotación
petrolera ya que en lasúltimas décadas, el Estado Provincial y Federal no garantizaron sus
derechos.
Pu logko, Inan Logko, Werken, Pijañ Kuse, pu Kona Kom pu wehvy
La organización, movilización y proyección cultural que pusimos en evidencia en la década nefasta
del noventa como ejercicio de una resistencia activa desde nuestros territorios y en las calles junto
al movimiento social y sindical de Neuquén hoy ven su fruto, el Estado retomando responsabilidad
institucional frente a la industria petrolera. La expropiación de YPF es el primer gran paso para
recuperar la esperanza de iniciar una nueva etapa, participativa, capaz de superar los resabios del
neoliberalismo. ¡Saludamos esta decisión!
Sin embargo no podemos ignorar que uno de los obstáculos más pesados y costosos para el
recurso público, que genera esta medida, es el pasivo cultural, económico, social y ambiental que
deja la política de Repsol, siendo los territorios comunitarios, su gente y el conocimiento
tradicional mapuce los principales perjudicados, con juicios millonarios desde diversos sectores y
que es el Estado quien responde a partir de ahora, luego que las utilidades fueron transferidas a
España por Repsol, sin asumir ninguna responsabilidad ante semejante desastre.
La ausencia de un Plan Federal sustentable a largo plazo para la industria extractiva, socialmente
responsable y respetuoso de los Derechos de los Pueblos Originarios es la deuda pendiente que
tiene el Estado con quienes habitamos estos territorios. Ofrecemos nuestro conocimiento
tradicional para un buen vivir Kvme Felen, capaz de crear un modelo de desarrollo amigable con la
gente y la naturaleza.
El Estado Provincial y el Federal no consideraron, en estas últimas décadas, estos derechos y no
surge desde ninguno de los enunciados del proyecto de ley esta preocupación central en nuestras
vidas.
Observamos con preocupación y alerta que ante la necesidad de generar el autoabastecimiento se
plantee como camino la explotación del petróleo y gas no convencional, a través de la
hidrofractura. Siendo esta una forma de extracción que ha dejado grandes desastres ambientales,
en otros países, agotando y contaminando reservas de agua, además de la tierra y el aire. Motivo
por el cual ha sido suspendida y hasta prohibida su explotación.
Que recuperar el autoabastecimiento, ampliar el horizonte de reservas y producción y definir
nuevas metas en materias de inversión…”no puede ser nunca más a costa de nuestras vidas,
culturas y derechos”.
Pewmagen newentun amuleay tvfaci zugu, femgeci zoy kvme amuleay ñi mogen kom pu ce tvfaci
Mapu mew. Deseamos que esta definición (presidencial) avance con fuerza para un mejor
bienestar de todos los habitantes.
Elías Maripan - Logko
José Quintriqueo - Werken
5. La expropiación de Cristina se queda a mitad de
camino
Nuevo MAS. Movimiento al Socialismo
Adital. 19.04.12 - Argentina
La corriente Socialismo o Barbarie Internacional reproduce la posición del
Nuevo MAS, ante las medidas anunciadas por el gobierno argentino en relación
a Repsol–YPF
El Nuevo MAS defiende el derecho del Estado argentino de disponer la estatización de
Repsol–YPF; pero exige la nacionalización total y sin pago de la empresa, y que sea puesta
bajo control de sus trabajadores
En el mediodía de ayer, lunes 16 de abril, Cristina Kirchner anunció la "expropiación” de
Repsol–YPF. La realidad es que ya hace semanas se veía venir alguna medida de parte del
gobierno. El mismo viene presionado por las cuentas fiscales y por la circunstancia que el
sistemático vaciamiento de YPF por parte de Repsol ha afectado al tradicional
autoabastecimiento energético del país. Así se ha llegado a la escandalosa cifra de casi
10.000 millones de dólares anuales de importaciones energéticas en un país que
tradicionalmente gozó del autoabastecimiento en este rubro.
La medida tomada por el gobierno argentino ha desatado un debate internacional. El
gobierno de España, en manos del Partido Popular de Rajoy, ha dicho que "rompe las
relaciones de fraternidad con la Argentina”; por su parte, el gobierno de Estados Unidos,
por boca de Hillary Clinton, y la titular del FMI, Lagarde, han salido a condenar la medida
tomada por la Argentina.
El Nuevo MAS se posiciona contra cualquier amenaza que pueda provenir de parte de
gobiernos e instituciones imperialistas, y defiende el derecho del Estado argentino a tomar
las medidas que considere necesarias respecto de sus recursos naturales. En primer lugar,
respecto del petróleo.
Es evidente que la privatización de YPF resuelta hace dos décadas por el gobierno de
Menem –y que, debe ser subrayado, contó con la complicidad de los propios esposos
Kirchner y de muchos de los funcionarios de su elenco– fue una operación
escandalosamente vaciadora del patrimonio del país, antinacional, antipopular y antiobrera
que, dejando el tendal de decenas de miles de trabajadores petroleros despedidos, entregó
los recursos naturales de hidrocarnuros a los pulpos multinacionales como Repsol y,
también, a otros grupos capitalistas internacionales y nacionales, los que vienen
6. explotando –y según la nueva ley de "Soberanía Petrolera”, lo seguirán haciendo– parte del
petróleo del país.
En este sentido, el Nuevo MAS rechaza cualquier medida o acción de
"retaliación”(represalias) que pretendan tomar el gobierno imperialista de España, las
instituciones de la Unión Europea, el gobierno de los EEUU, el FMI o quién sea contra una
decisión soberana del Estado argentino en materia de sus recursos naturales.
Sin embargo, después de lo anterior, queremos ser muy enfáticos en lo siguiente: la propia
Cristina ha señalado que la "expropiación” puesta en marcha, no es una verdadera
"estatización” y, podríamos agregar, tampoco es una verdadera expropiación.
Hay tres hechos a ser destacados acerca de las medidas tomadas por el gobierno y que a
medida que se va conociendo mejor la "letra chica” de las cosas, van quedando a luz.
El primero, es que según el proyecto de ley que se enviará al Congreso, el Estado nacional
se quedará con el 26% de las acciones totales, los provinciales con el 25%, pero la familia
Eskenazi conservaría el otro 25%, así como el resto del capital accionario quedaría en
manos de la propia Repsol y de accionistas privados en la bolsa De ahí que el gobierno
hable de que "retoma el control y la administración” pero no la totalidad de la propiedad.
El hecho es que, según el propio proyecto de ley oficial, la empresa tendrá una
característica de corporación con propiedad participada estatal y privada, lo que no da
ninguna garantía sobre su destino ulterior. Esto por no hablar del resto del negocio del
hidrocarburos, que seguirá en manos privadas y sobre el cual no ha dicho nada la
presidenta.
Es decir, ni YPF, ni mucho menos el conjunto del negocio de hidrocarburos, pasarán de
manera completa y total a manos estatales.
El segundo hecho a marcar es que, según trascendidos, la tasación de las acciones a
adquirir de Repsol podrían alcanzar la friolera de los 8.000 millones de euros sino más. ¡Un
escándalo indefendible luego de que Repsol ya se ha pagado con creces su "inversión”
(habría pagado hasta 13.000 millones de dólares cuando adquirió YPF en 1999, pero sus
ganancias hasta hoy totalizarían los 20.000 millones)! Esto último es imposible de ser
desmentido, porque es sabido que YPF era para Repsol la "gallina de los huevos de oro” en
materia de ganancias.
La realidad es que la expropiación, para ser tal, debería ser sin cargo –es decir, sin pago–
hasta por el hecho adicional de que la nueva YPF requerirá de grandes inversiones para ser
realmente viable. ¡El dinero no puede ser desperdiciado para pagarles a aquellos que
usufructuaron los recursos naturales de la Nación a lo largo de una década y media! No
vaya a ser cosa que se les pague a los chupasangres imperialistas de Repsol y se pretenda
aumentar el costo de los combustibles a los usuarios para financiar las inversiones.
En tercer lugar, está el problema de los trabajadores de YPF. La historia de las
nacionalizaciones burguesas a lo largo de todo el siglo pasado no habla a favor de las
7. empresas estatales por sí mismas. La mayoría de las veces terminaron siendo ámbitos de
vaciamiento, corrupción y "capitalismo de amigos", amén de la falta de inversiones
suficientes que han sido su característica.
En este sentido, lo que se impone realmente es la expropiación sin pago de Repsol–YPF y
su puesta en producción, sí o sí, bajo el control de los trabajadores.
Y cuando hablamos de sus trabajadores, no hablamos de la burocracia sindical petrolera, la
que fue en gran medida cómplice de la privatización y de la decena de miles de despedidos
y de "pueblos fantasma” que la misma generó. Hablamos de los trabajadores petroleros de
base y de sus delegados más luchadores y combativos, como son las experiencias que se
han podido ver en estos últimos años en el sur del país. Son ellos los que podrían ejercer
este control obrero, en beneficio de los explotados y oprimidos del país.
16 de abril de 2012
Jueves, 19 de Abril de 2012 - Escrito por Administrator
Colombia debería seguir el ejemplo de Argentina en
el caso Repsol-YPF
La Unión Sindical Obrera (USO) respaldó la decisión de la Presidenta de Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner, en expropiar el 51% de la filial argentina YPF que estaba en manos de
la multinacional española Repsol, e incita a Colombia a seguir ese mismo ejemplo.
“Esa determinación de Cristina lo que demuestra es que los gobernantes de los país con
mentalidad progresista y nacionalista han tomado la resolución de tener el control directo de los
recursos estratégicos. En consecuencia, es un paso hacia la nacionalización de los
hidrocarburos”, indicó Cesar Loza, directivo nacional de la USO.
YPF era un equivalente de Ecopetrol en Colombia pero con mayoría de capital extranjero. La
decisión de la presidenta argentina se fundamenta en que pensó primero en la economía
nacional, observando a la necesidad de estabilizar los recursos derivados de hidrocarburos.
Pero representantes de la Comisión Europea, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y el gobierno español han saltado en contra de ella.
“Conminamos al gobierno nacional para que proceda por la misma vía a tener el control 100%
de la empresa nacional de petróleos (Ecopetrol)”, señaló Loza. Ecopetrol es de economía mixta
y los gobiernos de turno en Colombia siguen con la idea de quitársela al Estado para quede en
manos de terceros.