1. “Gracias al uso de cannabis, mi hija bajó de 10 a cero
crisis diarias”
Pía Fernández es una tierna niña talquina de 4 años. Hace dos años le detectaron el
Síndrome de Angelman, una complicada enfermedad que le trajo diversas
consecuencias, donde una de las más complicadas es un cuadro de epilepsia.
“Apenas comenzó, tuvimos que hacer exámenes, como algunos
electroencefalogramas con privación de sueño, y también tratar con
medicamentos”, comenta la madre de la menor, Pía Ubilla. A pesar de los
medicamentos, la niña seguía con crisis de epilepsia. “Le daban a diferentes
momentos, y más de 10 crisis al día”, asegura la madre, quien asociaba éstas a
sueño o estrés de la menor. Fue durante el proceso cuando el padre de la menor,
Luis Fernández, leyó sobre el uso medicinal de cannabis, y fue cuando llegó donde
Andrea Bello, representante de la Fundación Daya en Concepción, y miembro
activo de la Fundación Mamá Cultiva. “Luis viajó a Concepción y Andrea le habló
de los beneficios del aceite de cannabis, de las aplicaciones y los beneficios que
podía tener con su uso”, agrega Ubilla. Fue la madre quien decidió viajar a
Santiago para conversar sobre el mismo tema con la Directora Ejecutiva de la
Fundación Daya, Ana María Gazmuri y la Directora Técnica de la misma
organización, Alejandra Ahumada. Ahí empezó el tratamiento en base a macerado
de cannabis, donde Pía ha visto un gran avance en su hija. “Mi hija no habla, pero
desde el primer día de tratamiento comencé a verla más despierta, y se nota que me
toma mayor atención”, asegura la madre. Pero no sólo fue ese el cambio que la
madre notó en su hija. “Después de haber tenido más de 10 crisis diarias, ahora los
episodios le bajaron a cero”, agrega, y asegura que a lo sumo tiene una crisis cada
tres meses. “Esto ha permitido que mi hija consuma la dosis mínima de
medicamento hace tiempo, y el último electroencefalograma arrojó como resultado
una epilepsia que no ha avanzado, logrando que esté hace más de un año estable”,
cuenta. Además Ubilla asegura que su hija “tiene una vida mejor, más tranquila”, y
lo que más agradece al tratamiento con cannabis es que “esto no le mata neuronas,
como sí lo hacía cada una de las crisis que ella tenía”. ¿Qué les dirías a otros padres
como tú, que no saben sobre el tratamiento con cannabis? Que confíen para dar el
paso, que lo hagan para mejorar la calidad de vida para sus hijos. Todo está en
confiar, y en mi caso la Fundación Daya siempre ha caminado de la mano conmigo
en el proceso de mi hija, y estoy segura que así será con el resto de los pacientes.
2. Victoria y su Madre – Linfoma Non Hodgkin
En septiembre del año 2014 le detectaron un cáncer a mi mama, Linfoma non hodgkin, cáncer que
surge en los linfocitos, en etapa IV. Esta situación devasto a mi mama y mi familia, es una noticia
fuerte que no sabes cómo enfrentar… Luego del shock que implicó la noticia, iniciamos las gestiones
para ver cómo y dónde se trataría. En enero del año 2015 recién comenzaron con las sesiones de
quimioterapias, 6 sesiones, en el hospital Sotero del Rio, con el doctor Rojas y Deniss Suarez, médicos
tratantes. Durante todo este proceso, la información proporcionada fue escasa, los doctores cumplen su
labor y poco conversan con los pacientes, por tanto la desorientación es máxima. Pensamos,
erróneamente que luego de las sesiones, y lo que implica en términos de agotamiento del cuerpo,
desgaste y dolores, se terminaría toda esta pesadilla, pero, lamentablemente recién comenzaba, puesto
que el debilitamiento del cuerpo fue enorme, bajo 20 kilos porque durante y después de las quimios no
comía, vomitaba todo, se sentía pésimo, demasiados dolores…y agravando mas este panorama ya
oscuro, fueron sus hemorroides, que ya no la dejaban vivir, ni caminar, con las quimios todo se
agravó… toda esta situación era insostenible. No sabíamos cómo ayudarla, sólo la veíamos llorar y
sufrir por sus terribles dolores, un día, vimos en televisión a Ana Maria Gazmuri hablando de la
Fundación y de su ayuda y apoyo a las personas con cáncer…busque de una u otra forma la dirección,
me comunique con ellos, hasta que por fin me respondieron y me dieron una cita. Cuando salí de la
fundación con las chicas que son un amor, y me atendieron fantástico, por primera vez, en mucho
tiempo sentí que alguien nos podía ayudar, y que alguien nos escuchó y guio. Había oído los efectos del
aceite de cannabis en los enfermos de cáncer, pero, ahora les puedo decir que efectivamente es
maravilloso, mi mama lleva casi 1 mes tomándolo, y si bien, sus dolores no han disminuido del todo y
aún tiene crisis, por lo menos tiene días, y momentos de tranquilidad, que antes no tenía. Se ha notado
un cambio en su vida. Lo único que me complica y preocupa hoy, es qué pasará cuando se termine el
aceite que me proporcionó desinteresadamente esta red solidaria?…. que es extremadamente difícil
conseguir la materia prima para poder hacer el aceite. Con una mano en el corazón, hoy no existe
conciencia de ayuda, de mejora, de brindarles una salud y una vida digna a las personas afectadas con
cáncer, parecemos delincuentes intentando conseguir la materia prima, que dicho sea de paso, debemos
comprarla con el riesgo que eso implica. No la queremos para fumar, ni pasarlo bien, la queremos para
salvar una vida, brindarle una mejor calidad de vida a una persona que sufre, es necesaria la aprobación
de la ley, y el apoyo a la fundación, las personas egoístas que piensan que la despenalización de la ley
implicará un mayor consumo para uso no terapéutico, creo que se equivocan, piensen en el otro lado de
la moneda, las personas que lo necesitan para terapias, las personas que sufren y mueren por un
pensamiento egoísta y simple, hay que estar en los zapatos de una persona enferma y una familia
desesperada para poder saber de cuanta ayuda es la fundación y los beneficios y aporte del aceite, para
saber de lo que hablo…
La Fundación y su origen
Fundación Daya es una organización sin fines de lucro, cuyo objetivo es la
investigación y promoción de terapias alternativas orientadas a aliviar el
sufrimiento humano, como asimismo colaboramos y asesoramos en el diseño de
políticas públicas que promuevan el bienestar físico y espiritual de las personas.
3. Uso de la marihuana en estudiantes universitarios
Preocupación por el consumo de marihuana en población universitaria Durante el último año
ha estado presente en la prensa y la opinión pública temas relativos a la legislación actual
sobre el uso de la marihuana. Frente a esto, como Programa de Autocuidado en Drogas para
Estudiantes Universitarios (PADEU), creemos importante referirnos a un aspecto menos
difundido, que es la relación entre el consumo de marihuana y la salud mental y física de las
personas, en especial de los jóvenes estudiantes de nuestra universidad. Esto, siempre
poniendo el acento en la importancia de que el contexto universitario sea, para nuestros
estudiantes, un ambiente que promueva estilos de vida saludable y prevenga el desarrollo de
problemas de salud mental y física. En la etapa universitaria, los jóvenes están cada vez
menos en ambientes cercanos a sus casas y familia, alcanzan la mayoría de edad y adquieren
responsabilidades de distinto tipo. Dentro de los desafíos de este periodo están iniciar la
construcción de relaciones más maduras con su familia de origen, la formación de pareja y la
preparación para la vida laboral, todas demandas de la llamada “Adultez emergente”. Desde la
perspectiva biológica, en este período, continúan procesos madurativos del desarrollo y se
mantiene, al igual que en la pre adolescencia y adolescencia, una mayor vulnerabilidad al
consumo de sustancias adictivas (Blinn-Pike et al., 2008). Así, la marihuana es una sustancia,
cuyo consumo suele iniciarse en el contexto universitario, y está ligada a importantes efectos
en la salud mental y física de quienes la consumen. Sobre los riesgos en la salud mental,
existe una evidencia cada vez más clara acerca de los efectos negativos a nivel cognitivo de
los jóvenes que consumen marihuana:. la evidencia sugiere un deterioro en los mecanismos de
codificación, almacenamiento, manipulación y recuperación de la información en
consumidores de altas cantidades de marihuana por largo tiempo (Solowij and Battisti, 2008).
La interrupción del consumo no logra revertir estos efectos deletéreos en quienes han iniciado
el consumo de la sustancia durante la adolescencia (Meier et al., 2012). Junto con ello, está
bien documentado en estudios de seguimiento que el riesgo de sufrir Trastorno Psicótico
aumenta al doble entre los consumidores de marihuana, independiente de otros factores. En
tanto, la evidencia demuestra que, a nivel poblacional, la eliminación del consumo de
marihuana reduciría la incidencia de Esquizofrenia en aproximadamente un 8% (Arseneault et
al., 2002). Otro importante efecto adverso del consumo de marihuana, es el desarrollo de un
abuso o dependencia de la sustancia (Budney et al., 2004). Se sabe que entre un 7% y un 10%
de los consumidores regulares de cannabis desarrolla una dependencia de la sustancia. El
inicio temprano del consumo de marihuana y el consumo semanal o diario son fuertes
predictores del desarrollo de una dependencia (Kalant, 2004). El consumo temprano de
cannabis es un factor de riesgo significativo tanto para experimentar un trastorno relacionado
con sustancias, como para instar el consumo de otras drogas (Lynskey et al., 2003). Los
consumidores de marihuana tienen una percepción de riesgo más baja sobre el consumo de
cocaína, comparado con los no consumidores (SENDA, 2008). Esto es relevante, pues está
bien documentado que a menor percepción de riesgo sobre el uso de una sustancia, es mayor
la probabilidad de que ésta se consuma (Becona et al., 2012). Adicionalmente, se ha
observado un riesgo aumentado del desarrollo de Trastornos Ansiosos y Depresivos en los
consumidores de cannabis (Moore et al., 2007). La evidencia científica acumulada en la
actualidad muestra además los riesgos a la salud física de quienes consumen marihuana.
Existen daños específicos de la vía utilizada (pulmonar), como inflamación crónica de la vía
área y aparición de lesiones precancerosas, que aumentan el riesgo de cáncer, además de
daños específicos a nivel del sistema cardiovascular (cambios en el pulso y presión arterial) y
reproductivo (disminución de la fertilidad) (Kalant, 2004), entre otros daños en la salud.