Toda acción, toda aspiración, todo sueño tienen un punto de partida. La democracia mexicana encontró hace 75 años –quince lustros- las semillas de las que germinó una generación excepcional, que vio la oportunidad de construir instituciones permanentes para que el ideal de una patria ordenada y generosa y un México más justo para todos fuera una realidad estimados lectora lector: el nacimiento del Partido Acción Nacional (PAN), y de ello comentaré hoy.
Dicha generación enfrentó hace quince lustros retos a la altura de sus capacidades, en un país en el que las carencias abundaban y la Revolución cambiaba la faz de nuestra nación. De esos mexicanos de principio del siglo XX destacaron un puñado de jóvenes, también conocidos como los siete sabios, mismos que impulsaron distintos proyectos a la luz del Ateneo de la Juventud bajo la guía de mentes lúcidas como la de José Vasconcelos. Mucho se ha escrito ya del constructor de instituciones que fue Manuel Gómez Morín, de su labor universitaria, política y económica.
Se le ha reconocido como un hombre moderno que se obsesionó en combatir el dolor, de ahí que junto con Efraín González Luna, al momento de fundar el PAN, pensaran en postular los cuatro principios que son hoy día plenamente vigentes: la búsqueda del bien común; la solidaridad; la subsidiariedad y el respeto irrestricto a la dignidad de la persona humana. Son estos pilares los que orientaron sus trabajos frente a un régimen autoritario y que no permitía ni la disidencia ni la crítica.
La obra que nos legó Gómez Morín, y que está a su disposición en la biblioteca electrónica sin costo de la Fundación Rafael Preciado Hernández –http://-, nos ofrece a pesar de la distancia que los quince lustros representa, ideas vigentes en un México que continúa aspirando a fortalecer su democracia, con las mejores armas de que se dispone: las ideas.
Él visualizaba que la Revolución en lugar de construir las bases del futuro del país, lo destruía, por eso su llamado insistente a construir instituciones permanentes desde donde se sentaran las bases para definir el quehacer próximo del país y no a partir de la voluntad arbitraria de caciques o caudillos.
El ensayo de Gómez Morín titulado “1915”, escrito en 1926 y cuya reimpresión de 2013 fue prologada por Juan Molinar, da la oportunidad de redescubrir sus ideas sobre las cuales se iría construyendo una obra política más compleja.