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2018, Fundación Juan Manuel Sanabria A.C.
Guanajuato, México.
Edición electrónica.
Todos los derechos reservados.
Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional
LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato.
Diputado Éctor Jaime Ramírez Barba
Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional
Diputado Ricardo Torres Origel †
Diputado Guillermo Aguirre Fonseca
Diputado Juan Carlos Alcántara Montoya
Diputado Juan José Álvarez Brunel
Diputada Angélica Casillas Martínez
Diputada Estela Chávez Cerrillo
Diputado Alejandro Flores Razo
Diputada Libia Dennise García Muñoz Ledo
Diputado Juan Carlos Muñoz Márquez
Diputada Araceli Medina Sánchez
Diputada Verónica Orozco Gutiérrez
Diputado Mario Alejandro Navarro Saldaña
Diputada Elvira Paniagua Rodríguez
Diputado J. Jesús Oviedo Herrera
Diputado Luis Vargas Gutiérrez
Diputado Juan Gabriel Villafaña Covarrubias
Diputada María del Sagrario Villegas Grimaldo
Diputada Leticia Villegas Nava
ÍNDICE
Presentación………………………………………1
Sobre la segunda edición…………………….…5
Prefacio…..……………………………………...…6
Persona y Pensamiento………………………..10
Ciudadano y panista……………………………59
Las campañas…………………………………...79
Fallecimiento y legado………………………..105
El principio del cambio……………………….136
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
i
Agradecimiento.
Los diputados del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en la LXIII
Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato agradecemos de todo corazón
el apoyo y la apertura de Sergio, Bertha, Verónica y Eduardo López Padilla, por sus
aportaciones documentales y sus comentarios para enriquecer la segunda edición
de este libro en memoria, homenaje y reflexión sobre el doctor Juan Manuel López
Sanabria, cuyo legado de democracia y de trabajo comparte generosamente su
familia con todos los guanajuatenses.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
1
Presentación
Los diputados del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en la LXIII
Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato lanzamos esta segunda edición
de la semblanza biográfica del doctor López Sanabria casi 20 años después de su
publicación original, con la ventaja de esa perspectiva ampliada que sólo brinda el
tiempo, y sobre todo con la perseverante convicción de que conocer la figura y el
legado de Juan Manuel López Sanabria es indispensable para entender la política
moderna de nuestro estado.
Hoy Guanajuato es visto a nivel nacional como el gran bastión del panismo; la única
entidad, junto con Baja California, en la que Acción Nacional ha logrado mantener
la confianza de los ciudadanos en forma continua para ejercer el gobierno estatal,
desde el cual las sucesivas administraciones surgidas del PAN han impulsado una
transformación radical del panorama, las oportunidades e incluso las vocaciones
productivas del Estado.
El principio del cambio
2
En 1986, el año del fallecimiento del doctor Juan Manuel López Sanabria,
Guanajuato estaba iniciando un proceso de maduración política, reflejado tanto en
la degradación de los acuerdos al interior del Partido Revolucionario Institucional,
como en el hartazgo de la sociedad y, por supuesto, en el surgimiento de una
generación de líderes panistas que iban a poner de cabeza las inercias de la vida
política.
Rafael Corrales Ayala, el candidato priísta que en el recuento oficial derrotó a López
Sanabria en la elección a gobernador de 1985, se convertiría en el último
mandatario priísta del Estado, después de que los intentos del sistema para imponer
Ramón Aguirre Velázquez en 1991 fracasaron de forma espectacular, obligando al
gobierno a negociar una transición de la que Acción Nacional emergió como la
fuerza política más sólida y más representativa de la sociedad guanajuatense.
Sería un error pensar que esto se debió sólo al ya citado hartazgo de los ciudadanos
con el antiguo régimen. Si ese hubiera sido el caso, tras un sexenio panista las
aguas hubieran vuelto al antiguo cauce del priísmo dominante, como de hecho
sucedió en varios estados del país. Sin embargo, la historia en Guanajuato fue
completamente distinta: aquí el PAN no sólo llegó montado en la ola del activismo
ciudadano, sino que se consolidó con base en una visión de lo que Guanajuato
podía y debía llegar a ser; una visión que tuvo y aún mantiene el respaldo de la
mayor parte de la sociedad, y que ha permitido darle a Guanajuato un rostro nuevo,
moderno y exitoso.
Pasamos en poco menos de tres décadas de ser un estado con agricultura en crisis,
que vivía de viejos recuerdos de aquel perdido puesto como el granero de México,
a ser un líder indiscutible de la industria automotriz, que también está recuperando
el dinamismo en la vocación agropecuaria, ya no a partir de esquemas tradicionales,
sino del uso de la tecnología para aprovechar mejor los recursos y llevar los
productos de las manos guanajuatenses a los paladares y los mercados del mundo
entero.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
3
Todo ello no sólo se logró gracias al talento de quienes diseñaron las políticas
públicas, sino a la existencia de un consenso social respecto al camino a seguir y
respecto a la idoneidad de Acción Nacional como constructor de este camino.
Justamente ese consenso social fue el que empezó a construir el doctor López
Sanabria, junto con otros destacados panistas, desde principios de los años
cincuenta: picando piedra, trabajando contra corriente, desafiando las tentaciones
de la desesperanza, predicando en el desierto hasta sacar de este el agua limpia
maravillosa y cristalina de la participación ciudadana, y personalmente fui testigo de
su ejemplo de vida durante mis estudios de Licenciatura como Médico Cirujano en
la Universidad de Guanajuato, de la que era uno de los profesores más apreciados
y prestigiados.
Particularmente la campaña del doctor López Sanabria en 1976 por la presidencia
municipal de León fue un hito en este proceso, un despertar de los leoneses y un
ejemplo de éxito en la lucha contra la cultura del fraude.
Sin embargo, quizá el trabajo más importante de López Sanabria y de los panistas
que lo acompañaron, fue el del esfuerzo humilde, silencioso y efectivo de crear
estructuras y de mover voluntades, que hicieron posible el crecimiento de Acción
Nacional y el respaldo ciudadano que habría de mostrarse con toda su fuerza
primero en 1976 y más tarde en 1989 y 1991, llevando al PAN a gobernar tanto la
ciudad de León como el Estado de Guanajuato.
Fueron la clave todos aquellos fines de semana, aquellas tardes de diálogo,
aquellas noches de desvelo del doctor López Sanabria en los caminos de
Guanajuato, para convencer a los ciudadanos de integrarse a la lucha del panismo,
que por entonces parecía labor de necios, pero que él supo convertir en
perseverancia de visionarios.
El principio del cambio
4
No fue fácil, y justamente por ello no debe ser menospreciado ante la marea de
coyunturas y de distorsiones que acompaña cotidianamente el fragor de la lucha
política.
Por lo tanto, buscando preservar esta memoria y refrendar el agradecimiento de los
panistas y de los guanajuatenses en general hacia el trabajo y el legado del doctor
Juan Manuel López Sanabria, presentamos esta segunda edición de su semblanza
biográfica, para que quienes vivieron aquellas luchas las recuerdan nuevamente, y
para que quienes vinieron después encuentren aquí una ventana a la historia y una
oportunidad para encender la gratitud que ennoblece el alma y renueva la voluntad.
Diputado Éctor Jaime Ramírez Barba
Coordinador del Grupo Parlamentario del
Partido Acción Nacional
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
5
Sobre la
segunda edición
Trabajar en el proceso de esta segunda edición de la obra escrita originalmente por
René Mondragón ha sido un verdadero orgullo y una oportunidad extraordinaria de
conocer más a fondo cómo López Sanabria jugó un papel fundamental en la lucha
democrática del Estado y el crecimiento del panismo como institución de tal forma
que votar por el PAN no fuera sólo un desahogo, sino una alternativa al régimen.
Para facilitar la lectura de este material, decidimos integrar los diversos episodios
que comprendían la versión original en un total de cinco capítulos dedicados a su
vida personal, su militancia política, sus campañas electorales (que ampliamos a
partir de nueva información documental y de entrevistas), su fallecimiento y su
legado. todo ello bajo el título “el principio del cambio” porque ese fue el lema de la
histórica campaña de 1976, y porque esta frase resume claramente su legado, que
no fue el de las victorias espectaculares, pero si el del trabajo arduo y perseverante
que no llegó a cosechar, pero si a proteger el surgimiento de las primeras flores de
la democracia en Guanajuato.
Que para quienes no vivimos aquellos años estas páginas sean la oportunidad de
entender y valorar plenamente el trabajo del doctor López Sanabria y de los panistas
que lo acompañaron durante tantas décadas, para que así valoremos Guanajuato
en que vivimos hoy.
Y por supuesto, que sea para bien.
Gerardo Enrique Garibay Camarena,
Editor de contenido.
El principio del cambio
6
Prefacio
La noche del dos de enero de 1946 la plaza principal de la Ciudad de León, en el
estado de Guanajuato, fue el mudo testigo de una de las peores atrocidades
políticas en la historia moderna del país.
Aproximadamente a las 9 de la noche, y sin provocación previa, abrieron fuego los
soldados que se habían apostado en la plaza horas antes, por órdenes del
gobernador Ernesto Hidalgo y con el objetivo de resguardar la imposición como
nuevo Presidente Municipal del candidato del Partido de la Revolución Mexicana,
Ignacio Quiroz, a pesar de que este había sido claramente vencido por Carlos
Obregón, abanderado de la opositora Unión Cívica Leonesa, que reunía a
sindicatos, clases medias y populares, es decir: prácticamente a toda la ciudad.
Fue la ciudad la que se manifestaba contra el autoritarismo y el fraude esa noche,
en que:
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
7
…se impuso el tableteo de las ametralladoras Thompson que estrenaba el
ejército. La gente aterrorizada empezó a correr en todas direcciones, ciega
de pánico, en busca de una salida, pero coches particulares y vehículos
militares las habían bloqueado todas.
Los gritos de miedo y los ayes de dolor se mezclaban a las maldiciones de
los atacantes, y al estruendo de los balazos. Lo más terrible era ver a los
niños empavorecidos que no sabían hacia dónde ir, y muchos murieron
porque atravesaron la calle donde estaban los soldados disparando.
Así lo narró el Teniente Francisco E. Mireles, en un mensaje enviado al día siguiente
de la masacre y dirigido nada menos que al General de División y Presidente
Constitucional de la República, Manuel Ávila Camacho.
El crimen fue atroz, sumando decenas de muertos y cientos de heridos, todos ellos
civiles que exigían ese tan proclamado y tan aplastado derecho al “sufragio
efectivo”. Para cuando cesó el sonido de las armas, la plaza se había cubierto de
sangre y el trágico episodio se había implantado cual hierro caliente en el espíritu
de la ciudad, que actualmente lo recuerda dándole a esa plaza el nombre de:
“Mártires del 2 de enero”, memorial al que se añade el bello monumento ubicado
frente a la Catedral, ejercicio de memoria y de advertencia contra la violencia como
instrumento en la lucha política.
De regreso a 1946, la Unión Cívica Leonesa, derrotada oficialmente en su lucha
electoral, consiguió sin embargo que la decidida acción de don Manuel Ávila
Camacho castigara a los responsables de aquella masacre, obligando a la
desaparición de poderes a nivel estatal y acordando que el gobierno local de la
ciudad de León para el trienio que estaba por comenzar fuera asumido por una junta
de notables encabezada para efectos prácticos por la UCL.
El principio del cambio
8
Tras tal nivel de intensidad en la lucha democrática uno podría haber esperado que
León permaneciera como bastión de la oposición enfrentada al creciente régimen
de la revolución, ahora institucionalizada. Sin embargo, eso no sucedió. En las
siguientes elecciones el ahora Partido Revolucionario Institucional obtuvo
tranquilamente la victoria y con el paso de los años incluso absorbió en sus filas a
varios de los que habían encabezado en su momento los trabajos de la Unión
Cívica.
En pocas palabras, el viento democrático amainó y durante 30 años León compartió
con el resto del país el sopor político que se extendía por la república a causa de
varios factores, incluyendo el temor a la represión política, tras la todavía fresca
memoria de acontecimientos como los ya citados del 2 de enero de 1946; la
esperanza tras recuperar la tranquilidad y la paz después de 3 décadas de
revolución; la modernización del país; los “buenos” resultados de las
administraciones de Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, y por
supuesto la resignación ante un juego político que la mayoría de la población
percibía como inevitable e incorregiblemente cargado en favor del partido oficial.
A esta resignación también ayudaba el hecho de que los partidos opositores (el
único de los cuales tenía una presencia real era Acción Nacional) carecían de los
medios, la estrategia, el ímpetu y la disciplina para representar una alternativa real,
más allá del solitario desahogo de cruzar la boleta por un partido distinto del PRI,
con la certeza de que de todos modos el PRI ganaría.
Así fue en todo el país y también en León, hasta el año de 1976, cuando la campaña
para Presidente Municipal se convirtió en algo diferente, empezando por la fuerza y
el prestigio del candidato panista: el doctor Juan Manuel López Sanabria, que no
sólo despertó con su lucha el ímpetu democrático de la sociedad leonesa, sino que
puso un ejemplo de fortaleza y de esperanza justo en los tiempos más sombríos de
Acción Nacional.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
9
Con sus campañas a Presidente Municipal, Gobernador del Estado y Diputado
Local, López Sanabria le enseñó al Partido Acción Nacional a competir y sembró la
semilla de la transformación que florecería en Guanajuato especialmente a partir de
1989.
De esto se trata el presente libro. Así fue el principio del cambio.
El principio del cambio
10
Persona y pensamiento
Juan Manuel López Sanabria. Médico y político. Estudió la primaria en Morelia, la
secundaria en Guanajuato y sus estudios profesionales en la Escuela de Medicina
de la Universidad de San Luis Potosí, donde también tuvo su primer contacto con la
política, al participar en el movimiento sinarquista. Unos años después, mientras
realizaba su servicio social en la pequeña población de Ojuelos, Jalisco, tuvo que
hacerse cargo de la Presidencia Municipal en forma interina, ya que el entonces
alcalde había contraído una enfermedad que le impedía desempeñar su cargo.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
11
Ya en Guanajuato fue: Candidato a Presidente Municipal de León en 1976; líder
regional (estatal) del PAN entre 1977 y 1984; diputado federal en 2 ocasiones, de
1970 a 1973 y de 1979 a 1982; presidente de la Sociedad Médica del Hospital
General Regional de León, de febrero del 79 a enero de 1980; candidato a diputado
local por el XI Distrito en 1982; candidato a Gobernador en 1985.
Sin embargo, el sólo saber esto no basta para entender a la persona, al líder que
fue un impulsor fundamental de la transformación democrática de León, de
Guanajuato y de México. Debemos saber más.
El doctor Juan Manuel López Sanabria fue, antes que político, ciudadano; antes que
funcionario, servidor en el más pleno sentido de la palabra, utilizando sus talentos y
conocimientos para ayudar a sus pacientes, yendo incluso más allá del mero
diagnóstico médico, para escuchar, aconsejar y apoyar a miles de personas que a
lo largo de las décadas tocaron la puerta de su consultorio, buscando alivio para
sus dolores y encontrando mucho más que a un doctor, a un amigo dispuesto a
extenderles una mano solidaria y ayudarlos a encontrar una luz al final del túnel de
dificultades que suele acompañar a las enfermedades y que vuelven mucho más
doloroso y difícil superar ese trance. A ellos el doctor los ayudó cuando más lo
necesitaban, y por miles recordaron con gratitud ese apoyo a lo largo del tiempo,
dando paso a multitud de anécdotas como la que narraremos en un capítulo
posterior respecto a los primeros votos obtenidos en el municipio de Atarjea por un
candidato del PAN a Gobernador.
Las anécdotas y comentarios que acompañan el presente capítulo son resultado de
en buena parte de las entrevistas que realizó René Mondragón a diversos
personajes de la política de nuestro estado, entre los que destacan Alfredo Ling y
Jorge Dávila (q.e.p.d.), quienes nos abren la puerta a una nueva perspectiva para
aquilatar los valores y trabajo que definieron al doctor más allá de sus campañas,
que analizaremos a detalle más adelante.
Toda su vida –apunta Ling Altamirano- fue maestro en la Escuela de Medicina.
Difícilmente encuentras un médico que haya estudiado en aquellos años y que no
El principio del cambio
12
haya conocido o que no haya sido alumno del doctor López Sanabria. Su
pensamiento lo reflejaba en su cátedra.
De ahí que muchos de sus antiguos alumnos posteriormente han militado o
simpatizado con el PAN y cuando se les pregunta por el motivo que los hizo
acercarse a Acción Nacional, la respuesta es coincidente: Gracias a López
Sanabria, quien en donde estuviera no desperdiciaba ninguna oportunidad para
hacer esta labor de vivir y promover los principios de doctrina y de vida que lo
acompañaron también en su lucha política.
Sin duda, era un hombre de lucha. Era una persona más bien práctica, no teórica.
Buscaba el resultado; pero siempre actuando con respeto a sus principios, en todos
los aspectos de su vida. Con ese mismo ahínco y pies en tierra buscaba también la
ética en la política. Esa era su filosofía de siempre.
No era un filósofo: pero esa visión práctica de la política, sumada al punto de vista
ético, lo hacía afirmar que era necesario mejorar a las personas que hacían política
en México, y acompañó esa declaración con trabajo incansable. Esta era su visión
para formar. “Con esa visión formaba a quienes le escuchábamos; formaba
juventudes, hacía muchos prosélitos.”
Era también un hombre que amaba a su familia. Su hogar, sus hijos y su esposa,
son parte fundamental de su legado y los esfuerzos que marcaron su vida. A la
señora Bertha Padilla, su esposa, solía decirle afectuosamente “Güerilla”. Ahora, a
la vuelta de la distancia ella se reunió para charlar con René Mondragón.
Bertha se sienta, cruza la pierna y el mismo toque de su mano, arreglando un
supuesto desorden en el cabello, le permite acomodarse y aclarar la garganta.
Sonríe, pensando en ella, en Juan Manuel, en los niños y los tiempos que pasaron
juntos. Los ojos de Bertha y la imaginación, nos permiten viajar en la memoria hacia
las tardeadas que se organizaban en el Hotel Condesa y el momento en que lo
conoció.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
13
- Los muchachos y las muchachas de la época, acostumbraban asistir
a esas tardeadas de las 5 de la tarde a las 8 de la noche,- refiere.
Al igual que todos sus amigos –Lupita Portugal y las González Gama, entre otras-
Bertha se entregaba a la algarabía y al ambiente que era común entre los jóvenes
de entonces. Acompañado de uno de sus amigos médicos, llegó Juan Manuel. Para
este instante, ya, “el doctor Juan Manuel”, pues había estudiado en San Luis Potosí
y había cursado sus estudios de especialización en Nueva York.
-Oye, preguntó Juan Manuel, ¿Y quién es esa muchacha? Las
miradas de los dos se dirigían hasta el lugar en donde se encontraba
Bertha con sus amigas.
La respuesta del amigo del doctor describe de un plumazo de quien se trata.
-No hombre, es una de las más “apretadas‟ de aquí de León. La
referencia fue directa, fue para Bertha.
A Juan Manuel eso no pareció importarle en demasía.
-Pues yo la voy a sacar a bailar, se atrevió López Sanabria.
Las “niñas bien” de las colonias más exclusivas de León, acostumbraban participar
en las tardeadas, en primer lugar –recuerda Bertha- porque eran muy puntuales.
Iniciaban a tiempo y concluían exactamente en punto de las 8 de la noche.
Adicionalmente, comenta Bertha con una sonrisa bañada de una levísima ironía, las
reuniones eran de lo más sano porque el consejo público indicaba también que
jamás se vendiera una sola copa de vino; lo que hacía más confiable para los papás,
tanto el lugar como el horario y el ambiente de esos sitios destinados a los jóvenes.
El principio del cambio
14
Esta forma de diversión juvenil llega a León entre 1950 y 1951. Los copetes largos,
las cabelleras llenas de “brillantina”, las faldas amponas y las calcetas de ellas en
color pastel, se combinaban con los primeros temas de una música estridente y rara,
que surgía de la grabación de las guitarras eléctricas de un tal Elvis Presley y Bill
Haley.
Para el estado de Guanajuato y para la ciudad de León, esos años –particularmente
de 1948 a 1955- son tiempos de bonanza; de expansión económica, industrial,
demográfica y urbana. Los gobiernos de Luis Díaz Infante y José Aguilar y Maya
aterrizaban en el plano local las acciones del incipiente “Desarrollo Estabilizador”
implantado por Miguel Alemán Valdez, mientras el país cosechaba los frutos de la
tranquilidad política, a poco más de 20 años del final de la Revolución Mexicana y
de la prosperidad de la economía de la posguerra, en la que México poco a poco
comenzaba a asumir un papel más sólido conforme la industria se reconstruía y
ampliaba.
De regreso a la Ciudad de León, en medio de estos escenarios y ambientes de
sociedad, el doctor López Sanabria sacó a bailar a Bertha. El tema escogido, de la
autoría del maestro Agustín Lara, vendría a marcar los días posteriores. “Esa” sería
su canción. “Solamente una vez” se convertiría por decisión de ambos, en algo de
su propiedad emocional.
Con el tiempo –y por aquello de que todos tenemos un poco de poetas, cantantes y
políticos, afirma Bertha- Juan Manuel agregó a “su repertorio” la canción “Ojos
Verdes”, que de acuerdo con las memorias de doña Bertha, el doctor también solía
cantar en los instantes de inspiración.
Así se empezaron a tratar, a salir juntos, a conocerse. Al recordar, la sonrisa traviesa
de Bertha acaba por descubrirla.
-“Me conquistó de inmediato”-, asegura, sonrojándose un poco.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
15
Para ese entonces, el grupo de amigos de Juan Manuel se cerraba prácticamente
a los médicos que también compartían las horas de trabajo y estudio entre el
Hospital y la Facultad de Medicina. Las amistades de la familia de Bertha Padilla
fueron el punto de contacto común que facilitó el encuentro entre los dos.
En esa misma época, concretamente en el año de 1951 Bertha es elegida y
nombrada Reina de la Ciudad. “Era por elección, no era por dedazo”, aclara. Hubo
en esa oportunidad, tres candidatas: Olivia Aranda, Chelo Acosta y la propia Bertha.
Por su parte, Juan Manuel planeaba con “su Reina” de la ciudad, una boda. Los dos
acuerdan contraer nupcias durante el mes de octubre del mismo año en el que
Bertha es coronada. Cuando el Doctor López Sanabria se entera de que su novia
también “…es Reina de León, le dio mucho gusto. Eran elecciones muy bonitas,
muy limpias y en un ambiente muy sano.”
-Juan Manuel me dijo que él no se oponía, Que si yo salía electa Reina
de la Ciudad, de todas maneras, como ya lo habíamos planeado, en
octubre nos casábamos.-
En el mes de enero de 1951, Bertha es coronada como soberana de la ciudad y con
ese acto comienzan las fiestas, y recuerda: “A mí, el que me apoyó mucho, fue Don
Florencio Quiroz”.
Los padres de Bertha acordaron con Juan Manuel el plazo de boda que se
acostumbraba entonces: siete meses. Tanto a los organizadores del evento de
coronación como a los familiares y amigos, Juan Manuel y Bertha les habían
comentado: “Teníamos planeado todo para casarnos el 27 de octubre de 1951”.
El principio del cambio
16
Llegado el día, la Iglesia del Inmaculado Corazón de María, ubicada en las calles
de 20 de Enero y Álvaro Obregón, se llena de luces, de esplendor y de muchas
personalidades del Estado y fuera de él. Los padrinos fueron unos primos de Juan
Manuel y las damas de Bertha fueron: Bibis Ponce, su prima Martha y Lupita
Portugal.
La Misa se celebró a las 12 horas del día del sábado 27 de octubre. Al terminar la
boda religiosa, se organizó una recepción en la casa de Juan Manuel en el centro
de la ciudad de León. Después, salieron de luna de miel a Acapulco, Veracruz,
Nautla, Tecolutla y otras ciudades. El viaje de bodas duró un mes.
A sus pasiones por la familia, la medicina y la política se sumó la de la música. Juan
Manuel –aunque lírico- tocaba el piano, siguiendo el modelo impuesto entonces por
Agustín Lara. La asiduidad y el estudio del piano era mucho más intenso en aquellos
primeros años, según recuerda la señora Bertha.
Por otra parte, su dominio de los idiomas inglés y el francés no causaba extrañeza,
pues todos sus estudios y el postgrado en alergología e inmunología, los había
cursado en ambos idiomas en la ciudad de Nueva York.
Con ese nivel de preparación y talento no es de sorprender el hecho de que en más
de una oportunidad fue invitado por funcionarios federales del Instituto Mexicano del
Seguro Social a integrase a la plantilla de médicos y al claustro profesoral en el área
dermatológica, e independientemente de tales ofertas, aparecían las “tentaciones”
para montar el consultorio en las zonas exclusivas de León o incorporarse a la
plantilla de instituciones privadas de prestigio.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
17
Sin embargo, Bertha puntualiza:
-“No quiso aceptar, porque decía que en el Hospital había personas
que no podían pagar un consultorio”; ahí tenía la posibilidad de atender
a la gente de escasos recursos que le necesitaba más, porque no
tenían forma en la mayoría de los casos de ser atendidos de otra
manera. Hizo muchas, muchas caridades sin que nadie lo supiera”.-
Desde entonces, los rasgos del perfil solidario de Juan Manuel fueron reflejando al
hombre, al profesional y al político, con una visión trascendente de la vocación
personal. Así mismo, ya como Jefe de Dermatología, fue a Ginebra en Suiza, para
un evento propio de la especialidad, a insistencia del Dr. Jesús Kumate quien
llegaría a ocupar la titularidad de la Secretaría de Salubridad y Asistencia.
Bertha se llena de entusiasmo al comentar paralelamente al paso de una segunda
taza de café: Fue Presidente Nacional de la Asociación de Dermatología, también
fue Presidente Nacional de los especialistas de Alergología e Inmunología. La
participación de Juan Manuel en todos esos eventos nacionales e internacionales
lo ayudaba a mantenerse actualizado. “Él decía que los médicos que no asisten a
esos Congresos se empolvan”, y no sólo participa como asistente, sino que, señala
su esposa, “cada que íbamos a un Congreso, él siempre presentaba trabajos.” Estas
actividades propiciarían también el acercamiento del matrimonio López Padilla. Así
fue el primer viaje, ya casados, a París, Francia.
Los amigos de ambos en estos primeros momentos como pareja, son recordados
de una forma especial.
Surgen los nombres del doctor Julio Cuecas, también dermatólogo; el doctor
Hermes, Oscar Lozano y muchos otros amigos más; de esos que son tan cercanos
que, añade Bertha:
El principio del cambio
18
“…ya teníamos la casa en Nicaragua y ahí a Juan Manuel le tocó
organizar varios Congresos y en la casa, que era muy grande, siempre
eran bien recibidos.”
La casa de los López Padilla había tomado un sesgo: también era centro de
discusión y debates para la actualización profesional, rodeada de un ambiente entre
amigos que se respetan y se quieren. Desde ese primer año de casados, en la
trinchera profesional, Juan Manuel va a contar –de una vez y para siempre- con el
respaldo, el trabajo y el apoyo de Bertha, su esposa.
Años después, en su entrevista con René Mondragón, ella recuerda que el doctor
López Sanabria “Era un hombre que sabía escuchar. Un hombre lleno de cualidades
y virtudes,” dedicado, íntegro, enfocado hacia la meta de hacer el bien.
En este sentido coinciden los testimonios cuando se trata de describir la nobleza de
corazón del Doctor López Sanabria. Como le decían “doctor”, en las campañas la
gente se le acercaba a pedirle desde una ayuda, pasando por una medicina o una
consulta especial para algún familiar. Juan Manuel siempre se mostró receptivo a
esta parte de la dolencia humana, que se expresaba durante las visitas de los
panistas a las colonias y las comunidades rurales.
La gente que se le acercó jamás se encontró con una respuesta negativa. Jamás
salían del consultorio con las manos o el corazón vacío, y esa empatía tuvo también
profundos efectos, no sólo en sus pacientes, sino en los hombres y mujeres que
compartieron con él la vocación de la lucha política.
Sin embargo, también es necesario mencionar que esa lucha política no siempre
fue vista con buenos ojos en sociedad, y que la decisión del matrimonio López
Padilla de participar activamente en el Partido Acción Nacional implicaba asumir la
crítica de quienes le apostaban a la continuidad del sistema, costo que tanto Bertha
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
19
como Juan Manuel estaban dispuestos a pagar con tal de ser coherentes con sus
convicciones y con la labor que consideraban necesaria en bien de México.
Como toda esposa de panista, Bertha Padilla no pudo sustraerse al equipo que
manufacturaba las tortas para los tiempos de elecciones. Quien fuera la Reina de la
Ciudad, estaba ahora rodeada de otras mujeres, haciendo tortas para los
representantes de casilla del PAN.
El estatus social y cultural logrado por el matrimonio López Sanabria se vio
impactado, pues para muchas personas resultaba inimaginable ver en una actividad
política y rodeándose de gente sencilla a doña Bertha, una de las muchachas de
sociedad, de las más guapas -por eso el nombramiento de soberana de León-; una
mujer casada con un médico altamente prestigiado en la comunidad académica y
en la propia sociedad.
Años después, en entrevista, Bertha reflexiona y señala que siempre procuró no
discutir al respecto, pero hubo amigos que se llegaron a separar de ellos por la
militancia de ambos en el PAN. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron muchas
más las puertas que abrió López Sanabria, tanto entre la ciudadanía como incluso
con sus rivales políticos, incluyendo a los Gobernadores Enrique Velasco Ibarra y
Luis H. Ducoing, con quienes las relaciones políticas, por ello mismo, siempre fueron
de respeto y hasta de camaradería en algún momento.
Otro de los más significativos ejemplos de cómo la personalidad abierta y dispuesta
de López Sanabria abría puertas, convicciones y relaciones es el de Jorge Dávila,
que durante los trabajos para elaborar la primera edición de este libro compartió su
experiencia personal al ser entrevistado.
El principio del cambio
20
Señala el Licenciado Dávila que dos de sus colaboradores: René Mondragón
Barragán y Ramón Martín –que ya estaba trabajando en el Partido- lo estaban
convenciendo de que pudiera participar en el mismo, lo que sucedió “hasta que el
Doctor López Sanabria –no sé si inducido por ellos- me habló para invitarme.”
Recuerda Jorge Dávila: “Asistí a una reunión en el Comité Municipal que fungía
como Comité Estatal al mismo tiempo, ahí en la Plaza de los Mártires del 2 de
Enero,” y tuvo una impresión muy poco gratificante. Estaba en un galerón a oscuras
y había en el fondo un cuartito con la luz prendida. De pronto escuchó la voz
“cavernosa” de un hombre (Dávila se refiere a la figura de ”Don Toño”) ya maduro
que hacía las veces de Oficial Mayor del Partido en ese momento – y le preguntó
“¿A usted qué se le ofrece?”.
Ante el gesto, que para Dávila Juárez resultó un tanto agresivo, éste se limitó a
contestar simplemente: Nada. Recuerda que tomó la decisión en ese momento de
retirarse, pero su plan fue interrumpido con la llegada del Doctor López Sanabria, y
vistos frustrados sus deseos de retirarse por el arribo de Juan Manuel, el doctor lo
invitó a que pasara para poder platicar.
En la conversación el tema central fue el trabajo del Partido, una inducción
brevísima sobre los principios y la visión que Juan Manuel tenía sobre el quehacer
de Acción Nacional y la vida económica de Guanajuato y México. La síntesis de la
entrevista plasma la capacidad de comunicación y convencimiento que tenía el
doctor López Sanabria; “Entramos, platicamos y me empezó a “enganchar‟ al
Partido”.1
A partir de ese momento, su trato se convirtió en una relación de “franca amistad”.
Dávila Juárez reconoce que el doctor tenía un “gran carisma”. No había que tardarse
mucho tiempo en identificar la personalidad del doctor López Sanabria.
1 Ver nota 38.
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21
Ese carisma especial, que todos recuerdan y reconocen, era sin duda, una de las
fortalezas de Juan Manuel como hombre, como amigo y como político. Sabía hacer
amigos con rapidez y disfrutaba de la interactuación abierta, sincera y cálida con
quienes le rodeaban.
Juan Manuel era “…Un hombre que se prestaba mucho a la relación humana. Muy
motivador. Siempre lo encontrábamos con la sonrisa. Siempre estaba platicando
anécdotas, bromeando. Siempre estaba rodeado de una serie de gentes que
íbamos a cenar terminando cualquier junta del Partido”.
Lograba trascender del trato estrictamente formal. Buscaba de inmediato la
conquista de las almas de quienes le rodeaban. Y así como sabía sumar liderazgos
al Partido, también tenía el don de hacer amigos. Una forma común en Juan Manuel,
era extender el contacto personal hacia una relación extra muros. Compartir el PAN,
la sal y el pan, se convertiría en una parte fundamental de su estrategia de conquista
humana.
“Recuerdo mucho”, señala que le encantaba ir a las enchiladas “del codito” –una
cenaduría ubicada en la calle República, en pleno centro histórico de León, que
comunica las calles del Álvaro Obregón y Pedro Moreno; llamada así por su
estructura de vialidad- y ahí seguíamos las bromas y hasta el análisis político-
Dávila frunce el ceño cuando hace la remembranza de sus muchas visitas al
consultorio del Doctor López Sanabria. Apunta hacia un “consultorio raro”. Hace
presente a una “biblioteca desbordante…. Poco ordenada. Había libros puestos y
sobrepuestos en los libreros y en el escritorio. Era un despacho posicionado en
medio de un “desorden, ordenado”, que reflejaba la personalidad del doctor; en
donde los libros de medicina se entrelazaban con los textos de política.
El principio del cambio
22
El portafolios del doctor López Sanabria eran los archivos del Partido, en ése
portafolios traía todo y todo ello se mezclaba con el trato siempre deferente de un
profundo humanista. Ese comportamiento hacía que la gente que le visitaba,
siempre se fuera con algo. “Nunca se fue alguien, sin recibir algo del doctor”.
Incluso, apunta Dávila, los eventuales conflictos internos del Partido, se matizaban
y moderaban frente a la autoridad moral de López Sanabria.
A ello se sumaría una estrategia que era parte de la personalidad humanista y
política de Juan Manuel; ejemplificada en su contestación a la insidiosa pregunta
que en alguna ocasión le hiciera el empresario priista Rodríguez Esparza: “Oiga
usted ...¿Realmente piensa ganar?-” acotó el priista irapuatense.
Lo directo y la jiribilla del planteamiento generaron un espacio de silencio en la
reunión. Los ojos de todo mundo se volvieron hacia Juan Manuel. La respuesta del
Doctor fue por demás ingeniosa: “Yo no sé si voy a ganar o no. Lo importante es
que México y Guanajuato se sepan conscientes del destino histórico que tienen que
cumplir”.
Ese mismo ingenio le fue muy necesario para equilibrar las presiones y tiempos de
su labor como médico y político, con su labor de esposo y padre de familia.
En la vida de los líderes y más aún, en el quehacer de todos los días de hombres y
mujeres que ocupan una posición de dirigencia en la sociedad muchas veces no se
vive eso que para muchas familias es el común denominador: Una vida que
transcurre con un programa que se rompe los fines de semana. Por el contrario, en
las familias de estos líderes Papá se dedica a otras actividades que curiosamente,
los demás padres de los amigos de los hijos, ni siquiera alcanzan a comprender. Es
más, el hecho de que los padres se dediquen a una serie de tareas políticas
prácticamente se convierte en un hecho ininteligible.
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Los riesgos son muchos para la familia, cuando ésta no alcanza a comprender ni a
valorar las acciones del líder político. Para el líder, los tiempos –a veces escasos-
que se le dedican a la familia, tienen que ir en aumento en términos de calidad; de
un mejor liderazgo entre los hijos y por supuesto, de una generación de cierto nivel
de admiración por lo que el padre está realizando “por el bien de México”, aun
cuando el ideal perseguido no se comprenda bien a bien.
Todas estas consideraciones flotan en el aire mientras René Mondragón conversa
con el doctor Sergio O. López Padilla, dermatólogo igual que su padre, quien lo
recibe en las instalaciones de su consultorio, ubicado en una de las colonias más
exclusivas de la ciudad de León.
De inmediato entran en materia. Juan Manuel López Sanabria, no tiene ninguna
semejanza con los papás de los amigos de Sergio, y siendo adolescente, Sergio
percibe por primera ocasión estas diferencias. Recuerda que:
“…la mayoría de nuestros hermanos nos dimos cuenta. Te empiezas
a dar cuenta de que tu papá no desayuna contigo, no come contigo.
Los fines de semana queríamos convivir con él y pues estaba metido
en el PAN, en el Partido. Los fines de semana, estaba visitando los
Comités Municipales o Comités Estatales del PAN; o en mítines.
Prácticamente, los fines de semana los dedicaba en gran parte, a las
tareas de proselitismo. A que la gente conociera al PAN”.
Continúa explicando que efectivamente, pocas veces tenían oportunidad de convivir
con él, pero sabían que estaba trabajando y que –aunque no estuviera- “estaba con
nosotros.” Y sabíamos que estaba trabajando.”
“…Es una persona a quien yo adoré. Lo sigo adorando, lo sigo
queriendo mucho. Una persona humana cien por ciento. Hecho de un
humanismo al cien por ciento. Un hombre con una gran sencillez...
El principio del cambio
24
Una persona que está dispuesta a darse… a entregarse, antes de
pensar en él. Se entregaba con nosotros –Sergio se refiere a la
familia- se entregaba con cualquier persona que solicitaba su ayuda.”
Sergio tendría 14 o 15 años de edad cuando se le clarifica en toda su real dimensión,
la circunstancia de tener un padre como López Sanabria. Recuerda que como hijos
le reclamaron muchas veces que no estuviera con ellos. Sin embargo, acota,
siempre encontraba la manera de “darse sus tiempos”.
Explica: “Nosotros viajábamos mucho con él. Siempre nos daba tiempo a la familia.
Creo que ahí se compensaban las cosas. Con él conocimos toda la República
Mexicana. Dos o tres veces al sur, dos o tres veces al norte. Y se detenía en
cualquier “caminito‟ para que conociéramos. La cantidad de tiempo que
compartíamos también compensaba”.
Mirando un poco a su alrededor y dejando vagar la imaginación y los recuerdos,
López Padilla rescata un par de pinceladas de esos momentos agradables, que
permanecen en la memoria a pesar del paso del tiempo.
“A mi papá le gustaba mucho viajar de noche, íbamos 1 o 2 veces por año a
Acapulco y nosotros nos íbamos acostados en el asiento, en el piso y en el
espacio que da al parabrisas trasero, bien cobijados; Antes eran coches muy
espaciosos. Llegábamos al amanecer, viendo el mar.”
Curiosamente, es la misma percepción de los seis hijos de Bertha y Juan Manuel:
Juan Manuel, Bertha, Sergio, Gerardo, Verónica y Eduardo. Al final, agrega Sergio,
“comprendíamos que él estaba trabajando y lo veíamos tan convencido de lo que
hacía; que se entregaba cien por ciento a su trabajo médico como dermatólogo y al
trabajo en la política, que realmente nos sentíamos orgullosos.”
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“Yo creo que a todos, en el fondo, nos faltó tiempo. Pero el cariño y darnos
cuenta de que con él eran evidentes los logros; el entusiasmo suyo para
hacer las cosas era una experiencia padre”.
El hijo y colega de profesión ahondan en el perfil de Juan Manuel como padre y
como ser humano. “Una persona de un gran carisma...tan sencilla, tan humilde, que
igual trataba a las personas de pocos recursos o de muchos. Tenía ese gran don”,
acota López Padilla. Hay algo más que revela la respuesta de Sergio: “poder llegar
a los sentimientos de cada persona, sin importar circunstancias sociales,
económicas, religiosas.”
Continúa explicando que para él “es una persona, con mucho carácter; que como
padre nos exigía mucho. Muy ordenado en el aspecto de prioridades.” Para López
Sanabria había prioridades: Su trabajo, la honradez. Prioridad al luchar por un
México mejor y bueno; se dedicó a trabajar en cuerpo y alma para ello. “No había
poder humano que pudiera quebrantar esos principios”.
La rectitud, parte sustancial de la personalidad de López Sanabria, es colocada
sobre la mesa de la conversación, por un hijo que no puede sustraerse a la tentación
de los elogios con conocimiento de causa; a los adjetivos que se perciben así, sin
más ni más. Palabras de reconocimiento que se inundan hasta anegarse de cariño,
pero que dejan entrever con claridad la admiración y el respeto por Juan Manuel,
descrito y perfilados, conjugados en tiempo presente.
A la vez, el doctor López Padilla no deja de reconocer lo que es sabido por todo
mundo: “Era muy desordenado en su manera de ser. Podía o no desayunar. Podía
o no comer”, y coincide con otros testimonios que obtuvimos:
“Tenía pacientes –pero los pacientes de antes- yo creo que sí eran
pacientes. Yo creo que de ahí salió el nombre de “paciente‟; porque
yo recuerdo que las pocas veces que desayunábamos los sábados,
El principio del cambio
26
le avisaban del consultorio: “Doctor, ya tiene pacientes
esperándolo‟. Y apenas iba a empezar a desayunar.”
El desayunaba tranquilo y atendía entre paciente y paciente, problemáticas de todo
tipo, incluso cosas del Partido. Había filas de pacientes que lo llegaban a esperar
hasta 3 horas, pero la gente le tenía tanta confianza, que sabían –como algunos
pacientes lo llegaron a decir- que con entrar al consultorio se sentían ya curados.
Algo mágico tenía que, cuando el paciente entraba, sentía que estaba en buenas
manos.
Juan Manuel, como refiere el Licenciado Antonio Obregón, además de la dirigencia
y los trabajos propios del Partido, participaba activamente en un sinnúmero de
organismos sociales, academias, órganos colegiados de la profesión. Era
catedrático de la Escuela de Medicina y además un Investigador acucioso, y aún
con el estrecho margen de maniobra de su agenda, “no había prisa para hacer las
cosas”.
Esa serenidad y templanza para valorar y ponderar las situaciones, le daba a Juan
Manuel, los espacios de tiempo cerebral para analizar las coyunturas profesionales
o políticas y tomar la decisión adecuada para resolverlas.
Un sesgo interesante en la figura de López Sanabria, es que esa misma serenidad
la contagiaba en los momentos de crisis de la lucha partidista. Su hijo encuentra las
causas de esta aplicación del temperamento de Juan Manuel: “El hacia lo que le
gustaba…. Y le nacía de todo corazón”.
La lucha política desarrollada por López Sanabria, no podía obviamente, quedar
fuera del escenario familiar. Se compartía por fuentes externas o por los mismos
comentarios de Bertha su esposa o las conversaciones con los hijos. Asimismo,
había riesgos que era necesario correr y que incluyeron e incidieron fuertemente en
la vida de la familia López Padilla.
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En dos ocasiones, cuando estaba de candidato, llegaron a la casa personas que se
identificaron como funcionarios de Gobernación para decirle que “si no desistía, iba
poner en riesgo su vida y la de nosotros”. Al salir los dos agentes de la Secretaría
de Gobernación, Juan Manuel reunió a su esposa y a los hijos en la sala de la casa,
estaba preocupado, su expresión lo delataba y la premura de la reunión familiar hizo
intuir que las cosas no marchaban muy bien.
Sergio recuerda aquella escena. “Hijos, vengan –instruyó Juan Manuel, con una voz
un tanto diferente- nos sentó a todos y nos dijo: Hijos, hay esto. Quiero que ustedes
estén conscientes.” La casa de los López Padilla, ubicada entonces en el 402 de
las calles de Nicaragua en la colonia Arbide del municipio de León, se llenó de una
solemnidad también poco frecuente.
Sergio regresa en sus recuerdos. “Entraron esas personas. Nosotros los vimos”.
Desde la memoria de sus entonces 16 años de edad, describe el perfil de los
visitantes; “…de caras feas, pero bien vestidos. Tengo la imagen congelada.
Entraron y estuvieron platicando. A nosotros nos dijeron “váyanse para allá”, Había
voces que se exaltaban, un poco a gritos, como en tono de amenazas. Recuerda
también al doctor López Sanabria con un rostro entre blanco y colorado… enojado,
con una cara de coraje, de impotencia, de rabia.
En cuanto salieron, le dijo a su familia: Estas personas vinieron a decirme que
desistiera, porque estaba en peligro mi vida o la de ustedes. Y yo quiero decirles,
que, ante todo, está la lucha por lo que estamos haciendo…. Por el PAN… por la
honradez, por el bien de México. Prosiguió explicando Porque debemos seguir
adelante (Juan Manuel no dejó espacio para dudas) quiero que ustedes sepan y
que se cuiden. Tengan cuidado con ustedes. Yo creo, prosiguió López Sanabria,
que estos “desgraciados” (porque usaba mucho la palabra refiere Sergio Oswaldo)
no tienen valor para hacer lo que dicen. No creo que vayan a hacer nada, pero
cuídense.”
El principio del cambio
28
Acto seguido, el doctor le pidió su opinión a la familia sobre lo que debería hacer y
todos le respondieron: Papá, adelante, estamos contigo. Estábamos muertos de
miedo –acota el doctor López Padilla refiriéndose a él y a sus hermanos- “y mi mamá
también le dijo; Adelante.”
Esa noche, los hermanos López Padilla se van a dormir con una conversación entre
ellos, “estábamos entre asustados, llenos de coraje. Yo creo que en varios días no
pudimos dormir.” Aun ahora, Sergio recuerda que sí estaba asustado, porque
inclusive hubo una persona que los acompañaba a la escuela. No era policía ni un
“guarura” Era una persona adulta que, de alguna manera, los cuidaba un poco más.
Y concluye: “Sí sentíamos miedo de que cualquier día le pasara algo a mi papá. Y
para ese momento, mi papá era para nosotros, todo”.
Los niños López Padilla estaban inscritos en el Colegio “Constancia y Trabajo” y se
iban caminando desde la calle Nicaragua, luego la calle Chiapas. Era poco frecuente
que se transportaran en camión. En la calle de 5 de Febrero estaban la escuela para
las mujeres y en Hermanos Aldama la de los hombres. Los niños López Padilla se
volvían a reunir a la salida de clases, para regresarse igualmente juntos a su casa.
López Sanabria empezaba una lucha más abierta dentro del PAN y había una regla
no escrita en la casa: Esas cosas no se comentaban con nadie.
Había cosas que provocaban que Juan Manuel no pudiera conciliar el sueño. Desde
luego, algunas compartidas y otras muchas, que se quedaron en el alma.
“Lo que sí le angustiaba, era que veía la injusticia y la pobreza de la
gente. Y veía cómo, la política se manejaba de manera tan turbia, tan
deshonesta… Eso era lo que más le preocupaba. En las ocasiones
que podíamos platicar, se quejaba mucho de las injusticias
provocadas por el Gobierno. Nunca se quejó de problemas de dinero;
de tener o no trabajo.”
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Ni siquiera eran los problemas de salud. Sergio López Padilla recuerda haberlo visto
enfermo solo un par de veces. Hubo muchas oportunidades en que los hijos veían
a Juan Manuel cavilando y trabajando en la madrugada. Las situaciones son
recurrentes. Muchas horas dedicadas al trabajo político en el PAN, por eso, “… al
llegar en la noche, lo hacía tarde.”
Comenta Sergio que ellos ya estaban acostados y el doctor López Sanabria llegaba
a preparar lociones, sus preparados dermatológicos, porque él hacía sus
“menjurjes”. Después, se dedicaba a la limpieza de los frascos y colocaba ahí las
fórmulas, al grado de que uno de los baños de la casa se convirtió con el tiempo en
su laboratorio anexo al consultorio.
Los días terminaban por sistema a la una o dos de la mañana y a veces se extendía
hasta el amanecer. Al concluir los trabajos propios para atender a sus pacientes, le
seguía su instalación en una vetusta mesa de mármol. Ese era el lugar donde López
Sanabria escribía sus discursos y sus colaboraciones periodísticas. Ahí se
escribieron los principales debates epistolares que sostuvo.
El doctor López Padilla no puede evitar que le envuelvan los recuerdos de esos
días. Agrega al perfil del padre, los adjetivos de cariñoso; de expresiones llenas de
afecto, y también de formación. Trae a la memoria una sanción fuerte a los 10 años
de edad, que le hace remembrar la disciplina impartida por Juan Manuel. Sergio se
autocalifica como “de los más rebeldes” en la casa. Seguramente ya había recibido
algún aviso de parte de su padre. Pero el conflicto con una de las hermanas estalló.
La sanción recibida fue efectivamente física; pero de una forma tan llena de ternura,
que corrigió de fondo aquel comportamiento. “Algo había en él que, a pesar de los
cariñoso, no permitía que se le acercara uno en una demostración más cercana,
física de cariño y de amor. Cuando lo queríamos abrazar o “apapachar‟ como que
había algo en él, inconsciente, que nos ponía como una barrera, un cierto límite”.
“A lo mejor nos estaba preparando para su ausencia…Posiblemente”.
El principio del cambio
30
Mientras tanto, había muchas cosas que llenaban el tiempo y el trabajo intelectual
de Juan Manuel López Sanabria, y su esposa pudo compartirlas. Las compartió no
sólo en las eventuales noches de insomnio en las que el Doctor se levantaba en la
madrugada a terminar algún proyecto; las tareas del protocolo de la investigación
en turno; la ponencia del Congreso siguiente o el editorial que daría continuidad al
debate epistolar con el adversario ideológico, sino que, en el fondo, había un bagaje
de motivos espirituales; de razonamientos de peso para tomarse el tiempo y pensar.
La mejor herencia para sus hijos (decía Juan Manuel durante sus conversaciones
en privado con su “Güerilla”, a la vez amiga, esposa y compañera) era una buena
educación y una Patria mejor, “es que México es un país maravilloso.”
Los ojos de Bertha se iluminan cuando recuerda que no todo en la vida y en los
momentos que compartió con Juan Manuel eran sinsabores, preocupaciones y
angustias. Se reincorpora en el sillón y su expresión cambia al mismo tiempo. Ahora
sonríe y las manos acompasan cada palabra y cada gesto con el que refuerza su
lenguaje verbal. La otra parte; la que Bertha recuerda con más cariño, no deja lugar
a ninguna duda: “pues, las elecciones.”
La primera remembranza es al botepronto. Levanta los ojos claros y de un giro en
el tiempo, se posiciona en el proceso electoral de 1976. “Me acuerdo cuando le
dijeron que Amador Rodríguez había ganado…. La gente estaba amotinada fuera
de la Presidencia Municipal. La comida iba a ser en casa de Fito Padilla, en paz
descanse.” La reacción de los panistas fue de indignación, y los ánimos
amenazaban con salirse de control, pues el gobierno estaba dispuesto a todo con
tal de consumar el fraude, incluyendo la represión directa. “Hubiera sido una
matanza, peor que la del 2 de Enero”, asegura Bertha. “Juan Manuel no iba a
exponer la vida de miles de gentes por llegar al poder.”
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Bertha pone un énfasis especial en lo que dice: “…hubiera habido muchos muertos
a costa de llegar al poder”. Exponer la vida de miles y miles de personas, no se
encontraba en la agenda de negociación del doctor López Sanabria. El acceso al
poder, no valía la vida ni de una sola persona. Ese era uno de los principios de su
acción y su pensamiento.
A pesar de que no contamos con fuentes muy abundantes para investigar y
conformar lo que convencional, pero apropiadamente, le hemos denominado como
“el pensamiento político de López Sanabria”, no deja de ser interesante entrar al
análisis de contenido de varios de los textos del doctor.
El periódico “a.m.” le abrió un espacio bajó el título “Columna del PAN”. Juan Manuel
intituló su colaboración correspondiente al jueves 5 de noviembre de 1981 como “La
reforma Política”, y abre fuego de inmediato, señalando que “El gobierno de nuestro
país cree que todos los mexicanos somos deficientes mentales”. El punto de
arranque es lo que él llama la razón fundamental de las causas del abstencionismo.
Luego, hará un listado citando a Pablo Emilio Madero, para demostrar que “El PRI-
Gobierno como sistema político está agotado, no tiene ya nada que ofrecerle al
pueblo”.
El análisis de López Sanabria explica al abstencionismo señalando que su “razón
fundamental estriba en la ausencia total de confianza del pueblo hacia el gobierno,
por el descaro como se manipulan las elecciones”.
Lo que es de dominio público; lo que todo mundo conoce e identifica, pero pocos se
atreven a mencionar abiertamente, vuelve a tomar forma de denuncia en la palabra
de López Sanabria:
“…el mismo día de la elección o en días anteriores, se les entregan
a los directivos de la CTM, a la CNOP y a la CNC, miles de
El principio del cambio
32
credenciales de elector y boletas falsas ya cruzadas, para
distribuirlas entre sus adocenados, para inflar como votos
cínicamente falsos las urnas electorales”.
Una mezcla de ironía, de desesperación e impotencia refuerzan al texto del doctor,
cuando destaca que el entonces líder de la CTM, Juan J, Varela, lograba los
amarres apropiados para que el hijo de éste fuese aspirante a la diputación federal.
Juan Manuel califica esto como una cesión de derechos “en esa monarquía de Edad
Media”.
Luego contraataca con vehemencia, cuando ironiza la declaración del cetemista,
que días antes había solicitado la instalación de “Casillas Volantes” el mero día de
la elección. “Así no quiere tener el riesgo de que vaya a perder su hijo el puesto que
ya le tiene prometido y heredado en el Palacio Legislativo”, concluye López
Sanabria, y su óptica se redondea con el propio sentimiento y la percepción personal
y personalizada de las cosas para este momento político: Se necesita tener mucha
fe en México y confianza en el porvenir de nuestro país, para aceptar una
candidatura en cualquier partido fuera del PRI, a sabiendas de que el gobierno juega
a la política con cartas marcadas y con toda la presión económica de las arcas
públicas. Mucha fe en México y confianza en el porvenir del país. Los dos
ingredientes sostenidos y sustentables de la lucha de López Sanabria. La causa y
el efecto que le movían a trabajar con todo en contra.
Sin embargo, el análisis del político panista no se limita al estricto campo de la crítica
y la denuncia inmediatista. Puede verificarse la visión de López Sanabria descrita
en uno de sus tantos artículos periodísticos. Se cita la parte sustantiva: “con nuestro
dinero que debería ser para el Libramiento carretero y norte de la ciudad de León…”.
Esto está escrito en noviembre de 1981, y no fue sino hasta el acceso de las
administraciones panistas de Carlos Medina y Eliseo Martínez, cuando dichas ideas,
que en aquel tiempo eran solamente un proyecto en papel, empezaron a tomar
forma.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
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No se pretende elogiar con gratuidad las realizaciones del PAN como gobierno en
el municipio de León. Lo sorprendente de este editorial de Juan Manuel, es que
efectivamente, muchos de los grandes avances en el terreno de buen gobierno ya
habían sido contemplados por la visión política de los panistas contemporáneos a
López Sanabria.
Sigue el propio Juan Manuel “…para sanear el Río de los Gómez...”. Vale la pena
que el lector obligue un poco a la memoria para recordar las fechas en que este
saneamiento empezó a realizarse “…para abaratar el costo del agua tan elevado ya
para el pueblo, y que el Arquitecto Pohls Hernández pretende subir aún más para
el año próximo junto con su candidatura a la presidencia Municipal”.
El siguiente comentario de López Sanabria es tan agudo como popular en términos
de bandera social: “…los servicios públicos tan caros y tan deficientes a la fecha...”
Dineros, apuntaba el político panista, que era urgente aplicar “…para la carretera a
San Francisco del Rincón paralizada…para terminar tanta obra vial inconclusa en
León, como en el resto del Estado y en todo el país…”
Es interesante acotar que el planteamiento de buen gobierno ya estaba dibujado
con finura, en la plataforma propuesta por el doctor a los guanajuatenses. Además,
encontraba puntos nada despreciables del quehacer gubernamental en el terreno
de una obra pública que, por corrupción o por miopía política, las autoridades
priistas durante varias décadas fueron incapaces de lograr.
Por ello, el cambio ofrecido por las administraciones panistas, encontró no sólo el
beneplácito de la ciudadanía, sino además un respaldo efectivamente más decidido
y participativo.
El principio del cambio
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Dicho de otro modo, la propuesta y los alcances de la primera administración panista
en León durante 1988, ya habían sido visualizados desde siete años antes. A López
Sanabria no puede acusársele de “romántico‟ ni de “idealista‟. Tiene los pies en la
tierra y es objetivo, aún al medir las propias fuerzas del panismo.
Señala que el PRI podrá tener todo el apoyo gubernamental y por la fuerza, por el
temor o por servilismo, la ayuda de las llamadas “fuerzas vivas”, pero le falta lo
principal que es el pueblo. Acto seguido, retoma el concepto:
“ese pueblo que perdió la fe y se abstiene de votar, pensando que sólo
es burla y mofa todo el proceso electoral, mientras esté en las manos
del gobierno, sin razonar que con su abstención está empeorando las
situación política, social y económica del país; pues solamente con su
decisión de actuar en forma positiva, puede el pueblo tomar las riendas
del Poder, ahora en manos de una oligarquía”.
Más adelante y en el cuerpo de la misma colaboración establece que el gobierno
debe “dejar al PRI a sus propias fuerzas y no como mantenido de todos los
mexicanos; que su mentalidad debe cambiar para saber perder una elección cuando
el pueblo hastiado y cansado, decide sacrificarse y trabajar para obtener
autoridades”. Ambos párrafos son de enorme valor para el análisis político
comparado.
En efecto. Uno de los más grandes aciertos –del PAN, de Vicente Fox y de la
Alianza- que derivaron en la gran decisión de los mexicanos durante el 2 de julio,
fue sin duda, la metodología para recuperar la fe y la esperanza de un pueblo que
quería creer en una transformación y un cambio de raíz. La alternancia logró este
objetivo elemental.
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Por otro lado, la añeja insistencia del PAN para que el PRI pudiese asumir su
verdadero papel como partido político y no –como apunta Gerardo de los Cobos
Silva, expresidente del PAN en Guanajuato- como la “Secretaría de Asuntos
Electorales del Gobierno Federal”, abrirían a un tiempo, una propuesta y un enfoque
diferente.
El cierre de la colaboración que comentamos, es en esta perspectiva, formidable:
“Solamente así podría haber democracia. Y que no se ufane el PRI en
tener las mayorías del pueblo a su favor; pues de ser así, no
necesitaría de la coacción, de atemorizar y de presiones, y dar
apariencia de una popularidad que están muy lejos de tener sus
candidatos; pues si no fuera por la fuerza, se quedarían hablando
solos, rodeados solamente de los que esperan puestos, prebendas o
favores especiales.”
En el mismo espacio López Sanabria abordaría también diversos temas, incluso,
algunos de carácter internacional. En otra ocasión fue sobre el diálogo Norte–Sur y
la problemática de los países en desarrollo, que posteriormente adoptaría la
denominación de Tratado de Libre Comercio. Independientemente de la
abundancia de datos proporcionados en el artículo, también deja entrever su
postura:
“Quien todavía piensa o pueden pensar, que Rusia y los gobiernos
opresores de la órbita soviética, quieran ayudar a los países en
desarrollo, están muy equivocados, pues solamente representan un
poder imperialista que trata de sojuzgar y de adueñarse de las
riquezas de los demás países”.
“La prueba está en Afganistán, Angola, Monzambique, Etiopía y ahora
Nicaragua, donde se está expulsando o encarcelando a quienes se
El principio del cambio
36
oponen al régimen marxista y se descubrió por los muertos en
combate que parte de las tropas gobiernistas son mercenarios
cubanos, igual que en El Salvador y en Guatemala...”
Algo que nos parece de llamar la atención es que, además de la información
correspondiente, López Sanabria acostumbraba llamarle a las cosas por su nombre.
Sin ambages ni ambigüedades, las cosas tenían un nombre propio y apellidos
concretos.
Es decir, el Doctor entendía con claridad los conceptos como tolerancia, pluralidad,
democracia y libertad; pero en donde jamás estuvo dispuesto a ceder un solo ápice,
fue justamente en una serie de principios universales sostenidos por el PAN. Entre
ellos, la buena voluntad con la que solía apreciar este tipo de eventos
internacionales. “Ojalá que las bases formuladas en esta reunión, den los frutos
necesarios para acortar la brecha entre los países con grandes recursos y de los
que se debaten en la pobreza y la ignorancia”.
Otro ejemplo de la pluma y pensamiento del doctor López Sanabria es “Hacia el
imperio de la mordida”, título de su artículo publicado el 26 de Enero de 1982. El
punto central del comentario periodístico, lo constituyen las reformas realizadas y
aprobadas por la mayoría priista en la Cámara de Diputados, al Código Fiscal de la
Federación.
Palabras más, palabras menos, lo que el “mayoriteo” priista hizo valer, fue la
posibilidad de que los inspectores de la Secretaría de Hacienda pudieran revisar lo
que quisieran, hasta donde quisieran hacerlo y descuidando los detalles que
establece la Constitución General de la República en su Artículo 16.
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Como era de esperarse, el Grupo Parlamentario de Acción Nacional se opuso
rotundamente, pero la mayoría numérica del PRI se impuso a todo razonamiento y
a toda lógica jurídica, y como la iniciativa de reforma al Código Fiscal permitía
“practicar visitas a los contribuyentes, los responsables solidarios o terceros
relacionados con ellos y revisar su contabilidad, sus bienes y mercancías”, ese sólo
hecho bastó para poner en alerta máxima a todo el mundo.
López Sanabria aprovechó para ironizar con la pluma:
“Es decir, que no solamente afecta a los contribuyentes también a sus
empleados, socios o familiares y no solamente los inspectores
revisarían los libros, sino sus bienes y mercancías, lo que significa que
a sus hogares se les puede abrir roperos, closets, revisar repisas,
cajones, botiquines, buhardillas, todo.”
En otra parte de la iniciativa validada por la diputación priista, se encontraba lo
relativo al Artículo 45; a lo que los legisladores panistas también dejaron sentada su
postura en contra de ello como consta en el Diario de Debates. De nueva cuenta, el
doctor clarifica las cosas al hablar sobre la modificación:
“…permite que la Secretaría de Hacienda pueda ordenar una auditoría
a un comercio, industria, o prestador de servicios calificar las
irregularidades que encontrare, cobrar las multas y pagos pendientes
y posteriormente, volver a enviar auditores para hacer otra vez el
mismo tipo de inspección, sobre lo ya examinado, calificado y
cobrado”.
Frente a la megalomanía del PRI encarnado en la figura presidencial, es el propio
Juan Manuel quien comenta el desenlace y vuelve a cerrar con su perspectiva
personal sobre este tipo de circunstancias.
“La prensa nacional y local defendieron los intereses de los afectados
y fue tal el clamor popular, que obligó al Senado a devolver a los
diputados el mismo Código, quitándole solamente lo más grave, que
El principio del cambio
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consistía en que los domicilios particulares fueran considerados
también parte del negocio y pudieran catearse y revisarse a gusto de
los inspectores”.
López Sanabria concluye magistralmente, por encima del mero hecho victorioso de
la contienda en la Tribuna, un hecho significativo, de trascendencia y de alto impacto
político para este momento; pero al fin y al cabo coyuntural. El doctor se va al fondo
de las cosas. Efectivamente, especula un poco, pero es el párrafo final lo que nos
permite visualizar el verdadero fondo de la lucha panista en el Congreso de la Unión.
“Estas medidas tienden, dada la situación actual de corrupción en
México, a incrementar el cohecho, el soborno y los “arreglos” entre
empresarios e inspectores; y abre la puerta a éstos para facilitar las
mordidas consecutivas y aún volver a encontrarse igual que las mafias
de Chicago hace algunos años de “brindar protección‟ a las empresas
mediante un pago mensual previamente arreglado”. Esta es la parte
que podría recusarse como ejercicio especulativo.
Sin embargo, el párrafo siguiente es demoledoramente claro:
“Así fue como los diputados del partido oficial que dicen defender al
pueblo y representarlo en el Palacio Legislativo, se convirtieron ese
día, en simples voceros de la Secretaría de Hacienda que con lujo de
ostentación, de fuerza interna y total desprecio para uno de los
poderes; el legislativo, enviaron a ocupar escaños de la Cámara a sus
tecnócratas entre los diputados priistas y ordenarles descaradamente
a ellos lo que tenían que decir y defender desde la tribuna”.
Para López Sanabria ése fue el verdadero sentido de la batalla camaral y la misión
que sacaron adelante los valientes diputados del PAN en esa Legislatura.
También en su espacio periodístico, el doctor López Sanabria dedicó su pluma y
atención a uno de los problemas más graves y dolorosos de los década de los 80’s
en nuestro país: la temida inflación, que analiza de forma clara e inmisericorde en
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
39
su artículo titulado oportunamente “Que siga la inflación, el pueblo aguanta”,
publicado en el mes de diciembre de 1981, unos meses antes de que se desatara
con toda su furia la crisis económica que acompañó al final del sexenio de José
López Portillo en la Presidencia de la República.
En el artículo describe pues, y por enésima ocasión la estrategia del gobierno priista:
“…devaluaciones del peso en Semana Santa; alzas desorbitadas en
productos de primera necesidad durante la Navidad o el Año Nuevo…”
La oposición del PAN a encarecer este producto era definitiva, hasta
que no se demostrara ante el pueblo la necesidad de ello y abaratar
costos aumentado productividad, honradez y capacitación en esa
empresa”.
Aunque la colaboración periodística de López Sanabria aparece publicada en
febrero de 1982, alude directamente al mes de diciembre anterior, sobre un tema
que para ese instante parece inagotable. Es el mes favorito del presidente para
introducir sus iniciativas de ley, que se entremezclan con la validación de los
presupuestos de ingreso y egresos.
Las reformas introducidas por la mayoría priista al Código Aduanero se asemejan
con mucho a la iniciativa sobre los quehaceres de los inspectores de Hacienda. El
malestar de los diputados del PAN, incluido por supuesto López Sanabria, radica en
que las investigaciones sobre posibles contrabandos, pueden ampliarse “…hasta
en los domicilios de aquellos individuos o sus empleados en los que se suponga,
existen productos extranjeros sin pago o permiso de importación.”
Vale recordar que en aquellos tiempos, fruto de una non sancta alianza entre los
grupos políticos cercanos al gobierno y los supuestos empresarios, la economía del
país estaba formalmente cerrada a la importación de muchos productos, obligando
a los ciudadanos a conformarse con productos caros, y de muy baja calidad. Ante
esta asfixiante situación las personas buscaban alternativas y una de ellas era la
importación informal, es decir, el contrabando, que el gobierno convirtió en uno de
los principales espantapájaros para asustar a la opinión pública y justificar
El principio del cambio
40
intervenciones autoritarias, que en realidad implicaban el beneficio de una pequeña
camarilla de “empresas” afines al poder político, a cambio del empobrecimiento del
resto de la población, que desesperada recurría a tianguis y opciones de dudosa
legalidad para hacerse de productos que hoy podemos adquirir fácilmente en
cualquier supermercado.
Por supuesto que los aconteceres del comercio informal y el “contrabando” en
lugares como la colonia Buenos Aires y el fluido de fayuca en Tepito eran
circunstancias conocidas por todos. Entonces, ¿En dónde estaba el punto medular
para pretender atacar al contrabando pasando por encima de las garantías
individuales? El propio López Sanabria responde:
“Vamos llegando paulatinamente a un régimen político, de
atemorización ciudadana, en el que la burocracia se va hinchando
cada vez más con una nube de agentes, inspectores, auditores,
contralores, etc., con cargas impositivas múltiples cada vez más
onerosas y diversificadas”.
Más adelante destaca que los transportistas, cansados de las mordidas de la Policía
de Caminos, se ponen en huelga, y, al regresar al fenómeno aduanero apunta:
“…encontramos ya síntomas graves de la corrupción y del imperio de
la mordida en nuestro país, que merecen ser enviados también al
programa televisivo de Lo Increíble. Siendo México el único país en el
mundo que tiene personal aduanero aparte de lo que es lógico: en las
fronteras, a 28 kilómetros de ella a 126 Km. (sic), se permite lo que se
llama “volantas” (sic) en coches y camionetas que molestan a los
automovilistas y pasajeros hasta 575 Km, de la frontera ente Nuevo
Laredo y Matehuala, S.L.P…Y una aduana para transportistas como
si fuera fronteriza a 1,580 Km, de Ciudad Juárez y apenas a 150 Km
de la ciudad de México sobre la carretera central.”
El cierre del artículo deja entrever a un López Sanabria molesto, indignado con las
realidades que los mexicanos perciben cada día:
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
41
“Tamaña aberración solamente en nuestro país se explica; puede
existir y se debe al grado de corrupción al que hemos llegado…. El
gobierno no confía en su personal aduanal fronterizo, por lo que pone
otras barreras en el camino…y por otro lado, otorga esas plazas a sus
parientes y allegados para convertirse mutuamente en multimillonarios
al compartir en poco tiempo el sinnúmero de mordidas que reciben de
los “fayuqueros” que ya tienen su “iguala”. Aun cuando se ajuste a lo
permitido por la Secretaría de Comercio o de Hacienda”.
También con motivo de la crisis inflacionaria, escribe otro artículo, bajo el título de
“La inflación fue la causa de la devaluación” y es sumamente crítico cuando se
refiere al discurso empleado por el candidato del PRI, de quien acusa: “habla de
combatir la corrupción cuando es producto de ella. Habla de ahorrar y disminuir
gastos superfluos y está gastando veinte mil millones de pesos en su campaña.”
Cuando Juan Manuel escribe “Somos apolíticos pero…”, se viven días de intensa
agitación en el país, no es sólo por los problemas económicos y financieros; sino
también por las graves repercusiones sociales que ha traído consigo las inflaciones
recurrentes. Para marzo del 1982, a unos cuantos meses del sexto y último Informe
de Gobierno del presidente López Portillo y en medio de una serie de dificultades
que han hecho colapsar a muchas empresas por todo el país, empieza a darse una
respuesta vigorosa de parte de los dirigentes empresariales.
Incluso entonces, no todos comparten el mismo punto de vista. Es natural. Han
estado subyugados desde 1910; destinados única y exclusivamente a producir,
confinados por decisión gubernamental, auto-aislamiento, y una cierta medida de
comodidad y complicidad, a no actuar en política. Ni siquiera en la política de bien
común.
Alguno de ellos, con el tiempo y con una apropiada docilidad a la altura de las
exigencias de los gobernantes en turno, ha hecho su fortuna. Otros más, han
enseñado a las nuevas generaciones, a la nueva camada de jóvenes
revolucionarios -integrados en su mayoría en la CNOP, único organismo del PRI
El principio del cambio
42
donde pueden incorporarse y de ahí saltar a otros membretes partidistas- a amasar
fortunas bastante considerables.
Son también los tiempos en los que es necesario encontrar a un “chivo expiatorio”
para cada deficiencia en los resultados alcanzados por el Gobierno Federal, por eso
el doctor López Sanabria entra a analizar el tema en su columna periodística, y lo
hace a tambor batiente, empezando dos párrafos llenos de comentarios cáusticos,
penetrantes y llenos de ironía, pues para él están claros los orígenes, las causas y
los directamente responsables de la debacle nacional que se vive en esos
momentos. Revisa en la parte media de su colaboración, los escarceos y golpeteos
que han iniciado, entre los hombres de la iniciativa privada y los Secretarios de
Estado que tienen que ver en todo esto.
“…pero ha sido un encuentro amistoso –parafraseando la jerga
futbolística- pues los altos funcionarios de Concamines, Concanacos,
Canacintras y Coparmex se han declarado miembros activos del PRI;
y fieles seguidores e industriales, de medio y bajo nivel, que son los
que están sufriendo las consecuencias y por tanto no están de acuerdo
con esta política y lo han manifestado muchas veces abierta y
virilmente, como el caso de los fabricantes de calzado de León, en días
pasados”.
En efecto, destacados dirigentes empresariales caen en el juego del coqueteo con
el entonces partido oficial, y surgen nombres: Olavarrieta y Silvestre Fernández
Barajas desde la CANACINTRA; Jacobo Zaidenweber desde la cúpula de
CONCAMIN, que manifiestan su respaldo a las propuestas presidenciales del
programa económico nacional.
Sin embargo, del otro lado de la moneda, también aparecen los inconformes; los
que disienten del manejo financiero que realizan los funcionarios federales desde el
Ejecutivo, y a consecuencia de ello el doctor López Sanabria plantea una
indispensable separación, señalando que:
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
43
“Se ha dicho que estas confederaciones patronales son apolíticas,
pero solamente bastó con que Emilio Goicochea, comerciante
regiomontano –aunque así se señala en el texto, Emilio es sinaloense-
precandidato a la Presidencia de la CONCANACO, haya declarado
que votaría por el PAN y por Madero en las próximas elecciones para
que todos los concanacos de alto nivel se hayan rasgado sus
vestiduras y hayan exclamado a coro: „¡Este no!‟.
“Somos apolíticos para cualquier otro partido que no sea el PRI, luchamos por la
democracia externa e interna, pero siempre centro del PRI y nomás del PRI”.
Como habría de esperarse, el cierre del artículo es verdadera y justificadamente
despiadado, exclamando que “Por eso estamos como estamos y por eso el gobierno
“ya le tomó la medida” a la iniciativa privada”, aseveración que resultó también
profética, pues unos meses después el gobierno federal anunció la nacionalización
de los bancos, lo que constituyó el supremo insulto del gobierno federal a un gremio
empresarial al que tenía sometido, al grito de “ya nos saquearon, no nos volverán a
saquear,” durante el sexto informe de gobierno de López Portillo.
Sin embargo, incluso la parsimonia de los empresarios tiene un límite, y así lo
comprobó el sistema priísta después de 1982.
A primera vista parecería que en ese año todo estaba normal. El jolgorio y el espíritu
festivo electoral hacen presencia por todas partes. Los candidatos del PRI se
encuentran degustando a plenitud la pasarela. Los diarios dan cuenta de sus visitas
proselitistas. Quien llegar “si el voto popular les favorece”.
“Los juanes” –Juan J. Varela y Juan Rojas Moreno- dirigentes de la CTM durante
muchos años, están trabajando a todo vapor. Las visitas a los tianguis para recibir
el apoyo son algo cotidiano. Lo mismo sucede con las comilonas en las que los
trabajadores y sobre todo el sector campesino del III Distrito Electoral –de León- les
hacen patente el respaldo. Hay confeti, sonrisas, aplausos y en las mesas donde se
comparte el pan y la sal con los candidatos, el fotógrafo ha sido prevenido lo mismo
El principio del cambio
44
que los comensales, así de que desaparezcan las cervezas y sólo salgan en la foto
las “pepsis”.
Viendo más allá de las apariencias, al describir “La situación económica de la
nación” el 25 de junio de 1982, López Sanabria emplea su pluma como ariete, hace
remembranza de la toma de posesión de López Portillo, cuando éste le pide a los
mexicanos confianza para sacar al país de la crisis. El doctor coloca un primer
asterisco o mejor aún, una primera banderilla en el morrillo del sistema político
priista. Se trata de “la crisis”, pero López Sanabria clarifica, que no se trata de algo
nuevo, sino de un problema provocado por el gobierno anterior a López Portillo,
pero del cual el presidente también formaba parte importante como Secretario de
Hacienda, y por lo tanto coparticipe de las mismas crisis nacionales. En este sentido,
la visión y el manejo de la información que hace el doctor, nos parecen contundentes
y valiosos, para plantear los escenarios políticos y económicos de estos instantes.
Entre los datos que presenta respecto al gobierno de López Portillo destacan que,
durante su sexenio, la administración Pública elevó el gasto del sector público fuera
de todo precedente y de toda prudencia. El presupuesto de SEPAFIN se elevó 50
veces; el de SECOM 37 veces; el de SHyCP 32 veces; el de turismo, 19 veces y
pasó de departamento a secretaría de estado, para ofrecérsela a Rosa Luz Alegría.
En promedio, en 5 años el presupuesto de egresos de la Federación se elevó 6.7
veces y 3.5 veces los organismos paraestatales, tomando en cuenta que solamente
27 empresas propiedad del gobierno están para ese momento sujetas a control
presupuestal y cerca de 900 no aplican balances ni estados contables.
Ha crecido de tal manera el sector público –prosigue López Sanabria- en la
economía nacional, que, mientras en 1976 su gasto representaba el 29% del
Producto Interno Bruto, para 1980 subió al 58%. Este gasto desbordado tuvo que
ser apoyado en un crecimiento enorme de la deuda pública y del circulante, hasta
arrojar tasas oficiales de inflación del 30% en los años de 1980 y 1981.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
45
El diagnóstico que formula Juan Manuel sobre el México de ese momento, no deja
de ser abrumador, no sólo por las cifras sino por las conclusiones que el panista
obtiene a partir de los datos: “El gobierno ha provocado con ello una inflación
galopante, crónica y ya fuera de control”.
Ello provocaba a su vez una reducción peligrosa en el ritmo de las tasas de
producción y exportación de manufacturas, la paralización de la economía y de la
balanza de pagos, mientras el gobierno insistía en mantener la sobrevaluación del
peso a costa de reservas y del respaldo de la deuda interna del gobierno.
El panorama se complica cuando López Sanabria pondera los impactos sociales de
frágil condición económica de México, haciendo énfasis en “2 millones de gentes
desempleadas en el medio urbano, un subempleo urbano que las mismas
autoridades han aceptado en 8 millones de personas; cifra equivalente al 40% de la
población económicamente activa”. Pensando en ellas y en toda la sociedad
concluye López Sanabria de la siguiente forma:
“Por eso resulta burla y escarnio al pueblo, las frases prefabricadas al
candidato del presidente repetidas a todo color en toda la prensa
nacional con un altísimo costo para los mexicanos: “Cuentas claras del
ejercicio público”, “Evitar dispendios con el gasto público;” “Evitar los
despilfarros”… Y tantas otras frases engaña-bobos que sólo tienden a
que los tontos muerdan el anzuelo y sigan esclavizados”.
Semanas después, en la colaboración periodística que acostumbra escribir el Doctor
López Sanabria, el tema obligado sigue siendo “La política económica del
Gobierno”. Juan Manuel acusa, denuncia y reclama con toda la fuerza de su pluma.
“No es posible creer ya en los pronunciamientos y en las proclamas del gobierno.”
Acto seguido se refiere al crecimiento exagerado y desequilibrado de la participación
del Estado en la economía, a la estatización y construcción indiscriminada de
empresas, con cargo al erario federal y, como perversa consecuencia, a la
instauración de una oligarquía formada una casta privilegiada de alto funcionarios”.
El principio del cambio
46
Y pone como ejemplo de este fenómeno las indignantes cifras de la deuda externa,
la cual, hasta antes de que el país tuviera sensatez macroeconómica (De Ernesto
Zedillo a la fecha) era una de las principales “espadas de Damocles” que pendían
amenazadoramente sobre la economía mexicana, y que a principios de los años
80’s eran motivo de muy justificada preocupación para el doctor López Sanabria y
para todos los ciudadanos conscientes.
Por ello, en una de sus columnas el doctor denuncia que el presidente Luis
Echeverría recibió de su antecesor, Gustavo Díaz Ordaz- una deuda externa de “10
mil millones de dólares”, y a su vez Echeverría le heredó a López Portillo, pasivos
por una cantidad enormemente superior. El Presidente López Portillo al final de su
administración se encargará de elevarla a 80 mil millones de dólares.
La devaluación provocada, sostiene López Sanabria, “duplica el valor en pesos
mexicanos llegando a la cifra inconcebible de 4 billones de pesos (4 millones de
millones)”.
Uno de los principales motivos de esa mezcla malsana de deuda, déficit y
devaluación era el hecho de que, en especial a partir del gobierno de Luis
Echeverría, el gobierno federal se hizo de una auténtica maraña de empresas
paraestatales, que se convirtieron en auténticos barriles sin fondo.
Así lo denunció de puño y letra Juan Manuel López Sanabria en su artículo titulado
“El desastre de las paraestatales”, publicada el 20 de Abril de 1982 por el periódico
“a.m.”
Es el martes y el doctor hace cuentas, señalando que a las 905 empresas
paraestatales se destina casi la mitad del presupuesto de la nación. Lo preocupante
también para la perspectiva del panista, lo constituye un hecho adicional de las
paraestatales; “solamente 27 de ellas rinden cuentas directas a la Cámara de
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
47
Diputados”. Las demás, continúa, se “cobijan” en el presupuesto de la Secretaría de
Hacienda” y la mayoría maneja con pérdidas.
De la multitud de paraestatales, dedicadas desde alimentos y bebidas hasta
automóviles, “pocas son costeables y rinden como negocios; la mayor parte están
en la ruina, sólo sirven de paraíso de recomendados, de influyentes, con sueldos
estratosféricos y grandes utilidades, pero sólo para quienes las manejan y para sus
allegados”.
Más adelante, López Sanabria hace referencia a hechos específicos sobre muchas
de las empresas –mal llamadas empresas y peor llamadas “para-estatales”- que
absorbían el presupuesto federal. El repaso es completo y vale la pena detenerse
en otro momento sobre lo que esas “empresas” del estado eran y lo que son hasta
nuestros días.
Por ahora baste señalar que el doctor se detiene en un párrafo de la colaboración
editorial para hablar uno de los dolores de cabeza del empresario de entonces:
“Tenemos un Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE) que
junto con el Presidente de la República pide y exige que la iniciativa
privada sea más competitiva y que exporte nuestra producción para
adquirir divisas; pero no pone los medios adecuados para hacerlo. Las
trabas, las mordidas, los permisos bajo gratificación, los costos por
encima de productos similares extranjeros, la corrupción llevada a su
máximo extremo han desplomado las exportaciones convirtiéndonos
en mono exportadores de petróleo en un 70% del valor global.”
Curiosamente, las palabras de López Sanabria son muy semejantes a las que
pronunció en un estilo completamente distinto, pero igualmente certero, el entonces
Consejero de la Asociación de Industriales del Estado de Guanajuato, Vicente Fox
Quesada, de quien hablaremos más adelante. Dos trincheras y dos caminos
El principio del cambio
48
aparentemente separados, pero un solo diagnóstico del acontecer de nuestro
México.
En todo el material que hemos podido rescatar de una y otra parte, encontramos un
denominador común de los textos autografiados por el doctor López Sanabria, el
empleo del comentario político y del análisis, no sólo para formar opinión o incluso,
para generar corriente de opinión. López Sanabria acude y recurre también –con
más frecuencia de la imaginada- al artículo panfletario; al texto de denuncia y al
empleo de lapidar políticamente a un sistema cada vez más gravoso y opresor de
los mexicanos, por supuesto, muy valiente para el entorno político dominante.
Así, en “La corrupción nos ahoga” bajo la férula política de la “Columna del PAN”,
López Sanabria aprovecha una serie de sucesos en Zacapu, Michoacán, en donde
la prepotencia y arbitrariedad de la Policía Judicial, apagó el intento del alcalde para
darle vigencia al estado de derecho, mediante un operativo armado de alto riesgo
para la población de aquel lugar.
López Sanabria lo denuncia, se pregunta y cuestiona con acritud a la autoridad
pública: “¿De qué sirve que todos los Procuradores de la República se hayan
juntado en días pasados en la ciudad de Guanajuato si no pueden frenar siquiera,
corregir o mejorar la policía a su cargo?”.
Con similar energía denuncia las irregularidades electorales, por ejemplo con su
artículo “El Fracaso del Empadronamiento”, título corregido de puño y letra por
López Sanabria. Esta vez se refiere la campaña de publicidad de la entonces
Comisión Federal Electoral (controlada directamente por el Poder Ejecutivo, en
aquellos años el contar con un órgano electoral ciudadano era poco menos que un
sueño de opio), que asegura que gracias a la “Gran Acción Ciudadana” millones de
personas están en posesión de su credencial.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
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Contra las estadísticas oficiales, el panista se adelanta a realizar su propio muestreo
“casa por casa” en el IV Distrito, correspondiente a León Norte, y sus datos son
reveladores: Un 40% de las personas carecen de credencial, incluyendo a un 25%
que habiendo sido empadronados no la ha recibido y a un 15% que ni siquiera fueron
empadronados.
Como analista político y social, López Sanabria poseía una cualidad sustantiva en
quienes se dedican a esto: sentido común. Esto hacía que las deducciones se
llenaran de sensatez, de claridad; y por lo mismo de compresión para quienes no
tenían una gran percepción del acontecer político de su tiempo.
Fue también la suya una visión de gran alcance, que abarcaba tanto los conflictos
electorales a nivel local como las crisis internacionales en aquellos últimos años de
la Guerra Fría. Tan sólo por poner algunos ejemplos, López Sanabria emite su
opinión sobre “El problema de las Malvinas”, y cuestiona seriamente la sinceridad
del respaldo soviético a Argentina, sobre todo cuando ya se habían presentado
casos como los de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, entre otros países que
sufrieron los estragos de la cercanía con URSS.
En otra colaboración, López Sanabria aporta una serie de elementos sobre las
injusticias de que son objeto los jubilados y pensionados. Da cuenta de la contienda
sostenida por los legisladores del PAN a fin de favorecer los procedimientos para
este sector de la población: muy en contra de los postulados de Arsenio Farell
Cubillas entonces Director General del IMSS.
Y a la denuncia contra el gobierno añade la denuncia contra la pasividad ciudadana
en artículos como “¿El pueblo querrá seguir igual?”, donde afirma con absoluta
claridad que:
El principio del cambio
50
“Si los mexicanos no abren los ojos y actúan en consecuencia, seguirá
el régimen de hipocresía, de simulación, de profundizar cada vez más
la brecha entre explotadores del PRI con apoyo del gobierno y de
explotados, y la persistencia de los líderes millonarios y caciques
pueblerinos todos del partido oficial contra el pueblo atemorizado y
débil”.
Cuando Juan Manuel escribe “Gobernar con el Ejemplo”, faltan unos cuantos días
para realizar los comicios presidenciales. Todavía es posible realizar un poco de
propaganda; de recriminar al sistema todo lo que ha hecho para postrar al país. El
doctor no deja pasar esta oportunidad y cita diversos casos evidentes de corrupción
que han sido tan evidentes que incluso el mismo sistema no ha tenido más remedio
que reconocerlos.
Tras analizar estos casos concluye en la invitación a votar “a favor de quienes les
ofrecen –al pueblo- un cambio definitivo en la política nacional, honradez, aptitud y
honestidad en los funcionarios y una plataforma política de salvación nacional en
estos momentos de crisis”.
En otras ocasiones, el doctor López Sanabria no sólo ironiza, sino que llega a
plantear la sátira desde el principio, cuando compara la imagen negativa de los
mexicanos en el exterior, con las figuras y desfiguros del Cantinflas, y todo esto lo
pone a tras luz para asegurar que ahí –en ese comportamiento cantinflesco- se
encuentra el éxito comprensible para nosotros e inexplicable para muchos, del arte
del conseguir prestado de otras naciones y muchos bancos, con la promesa de que
somos ricos y tenemos mucho con qué pagarles “cuando en realidad somos un país
pobre, sin reservas económicas y con gobiernos desastrosos”.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
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Ese mismo diagnóstico se asoma en el balance que publica López Sanabria
respecto a la realidad del país que hereda por la administración federal de López
Portillo, incluyendo la monumental cifra de 85 mil millones de dólares como deuda
externa. El doctor saca cuentas: “al cambio original de $150.00 por dólar,
corresponde a la estratosférica cantidad de 2 billones, 750 mil millones de pesos,
que DIVIDIDOS ENTRE 70 MILLONES DE MEXICANOS, nos dejó una cuenta (sic)
por pagar de $182,000.00 para cada uno”.
Es decir, que el regalo de navidad y reyes dejado para finales de 1982 a una familia
compuesta por papá, mamá y tres hijos en promedio, es una deuda por $910,000.00
de los pesos de ese entonces. Y satiriza más adelante: “De acuerdo con el
presupuesto federal para 1983, de 2 billones y medio, quiere decir que López Portillo
nos endeudó con cinco años, de todo lo que el gobierno recibiría en un año, sin
poder gastar un solo centavo y aún sin pagar intereses de la deuda”.
Con el paso de los párrafos, las cuentas y los cálculos se desgranan generosamente
en el artículo y los nombres se agolpan a caudales en el marco de la “Renovación
Moral” de Miguel de la Madrid. López Portillo, Hank González, El negro Durazo,
Flores Tapia, Bob de la Madrid, Lerma Candelaria, La Quina, Toledo Corro y el Burro
Barragán Camacho. Hacia ellos apunta la pluma del Doctor:
“Si se les castigara y se llegara a recuperar lo robado, se solucionaría
en gran la deuda nacional y el pueblo iría recobrando la fe y la
confianza ya perdidas en el régimen actual.”
Siguiendo con la remembranza del pensamiento político de López Sanabria, visto a
través de sus colaboraciones periodísticas, es necesario hacer particular referencia
al tema de la libertad de prensa. A este respecto, durante 1982, la celebración del
Día de la Libertad de Prensa, adquirió un sesgo especial, pues, con toda la
imprudencia política, el entonces Presidente López Portillo deslizó una amenaza a
los representantes de los medios de comunicación, diciendo básicamente que, o
El principio del cambio
52
dejaban de atacar al gobierno o no se les daría más publicidad, lo que en términos
prácticos significaba condenarlos a la quiebra.
La pifia presidencial es doble en opinión del doctor: Evidencia por una parte que las
dependencias y dependientes del entonces partido oficial poseen una estructura
monolítica y hegemónica que no admite diversidad de opiniones y menos un
ejercicio de autocrítica. Por la otra, señala López Sanabria, a pesar de los
propagandistas a sueldo, en los 6 años de gobierno lopez portillista el sistema no
ha podido, “convencer a los ciudadanos que voten por la continuidad de un sistema
que solamente ha hecho más ricos y poderosos a los que ya tenían bastante y
miserables a los que eran pobres”. Ahora, la nueva política anunciada sutilmente
por el gobierno federal se asemejaba a como “empiezan los gobiernos que se
convierten en tiranos, déspotas y autócratas cuando les molestan las verdades.”
A unos años de distancia, cuando el panismo ha asumido diversas posiciones de
poder público y liderazgo político, apreciamos que López Sanabria ya vislumbraba
los necesarios ejercicios de transparencia y de participación social; de crítica y
fiscalización de los medios masivos de comunicación como elementos valiosos para
construir gobiernos exitosos y de cara a la ciudadanía.
Es importante aclarar que, aunque el periódico a.m. le brindó un destacado espacio
de expresión editorial, no fue el único periódico abierto a la pluma y el pensamiento
del doctor López Sanabria.
Por esos mismos años, cuando la población leonesa le da la bienvenida al naciente
periódico “Contacto”, muchos también le dieron la bienvenida a una especie de
suplemento político que ataría como imán a diversos dirigentes de opinión y
generadores de corrientes de pensamiento y polémica.
Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C.
53
Ya que el suplemento no limitaba tanto los espacios, se podía ampliar un poco en
los análisis, y en una de estas participaciones Juan Manuel hace un interesante
desglose de las diversas actitudes que asume la ciudadanía mexicana desde los
periodos presidenciales de Ávila Camacho hasta el primer período de gobierno de
Miguel de la Madrid.
La contundencia de los argumentos que va hilvanando López Sanabria, lo lleva a
una conclusión que aprovecha como cierre de aquella columna en “¿Qué piensa el
pueblo de este sexenio?”, que además se fueron confirmado como ciertas conforme
avanzó la administración federal de Miguel de la Madrid. Escribía, con pluma de
profeta el doctor:
“Con palabras tan huecas de sentido como “renovación moral‟, “apoyo
a las clases necesitadas”; “elevación del poder adquisitivo de obreros
y campesinos”, no sustentadas en la realidad, hacen de este gobierno,
que a un año de iniciado, ya el pueblo en su mayoría, le haya perdido
la fe y la confianza, si es que la tuvieron cuando se inició este sexenio”.
Aunque escritos en diferentes momentos políticos y respondiendo a coyunturas
múltiples, “Política a la Mexicana”, “La Renovación Moral”; “Dos pesas y dos
medidas” y “La comunicación progresiva de México”; los textos constituyen una
gama y una veta enriquecedora sobre el pensamiento de López Sanabria, no sólo
por los diferentes estilos y matices de pluma que imprime el doctor en cada artículo,
sino por la misma perspectiva que emplea para revisar, para desmenuzar y abordar
cada tema seleccionado.
Recurre a la ironía fuerte en “Política a la mexicana” o se vuelve serio y preocupado
al señalar una especie de estrategia izquierdizante del Gobierno de la República y
lo que él llama la “proclividad marxista” de la administración federal. En “Dos pesas
y dos medidas” emplea un estilo de denuncia brutal que desenmascara la acción
del gobierno mexicano en el ámbito internacional y una trasfiguración en la política
El principio del cambio
54
interior, que el doctor describe con sutileza, señalando “nuestro gobierno es caníbal
en lo interior y vegetariano en lo internacional.”
Más adelante, en “El sexenio de los fideicomisos y los Fondos”, se lanza fuerte
contra toda la tradición gubernamental priísta de adquirir, administrar o
simplemente, integrar al patrimonio de alguna dependencia, cualquier tipo de
empresa, negocio o como se dice actualmente, algún “changarro”.
Destaca también la posición clara del político panista con respecto a la tarea de la
empresa y de las organizaciones intermedias dentro del campo económico,
afirmando con claridad que:
“La economía de un país no se mide por la cantidad de billetes que
pueda imprimir el gobierno en un momento dado, sino aumentando la
producción, equilibrando los factores trabajo-capital, de otra manera
sobreviene el desempleo, los hechos violentos, el antagonismo de
clases y las tensiones sociales”.
Y más adelante concluye:
“Es un buen despertar que las asociaciones intermedias estén
tomando ya su lugar dentro de la política nacional y se den cuenta de
la importancia que tiene y debe tener en la vida de la nación, pese a
las posturas demagógicas y estrafalarias del PRI y del PSUM.”
Hablando también de opciones y decisiones político-electorales, la decisión entre
abstencionismo y participación ciudadana constituía, sin lugar a dudas, uno de los
temas predilectos de López Sanabria, particularmente durante estos años en los
que fue más generoso en sus colaboraciones editoriales.
El Principio del Cambio. Donde termina el miedo empieza la Libertad
El Principio del Cambio. Donde termina el miedo empieza la Libertad
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  • 1.
  • 2.
  • 3. 2018, Fundación Juan Manuel Sanabria A.C. Guanajuato, México. Edición electrónica. Todos los derechos reservados.
  • 4. Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato. Diputado Éctor Jaime Ramírez Barba Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional Diputado Ricardo Torres Origel † Diputado Guillermo Aguirre Fonseca Diputado Juan Carlos Alcántara Montoya Diputado Juan José Álvarez Brunel Diputada Angélica Casillas Martínez Diputada Estela Chávez Cerrillo Diputado Alejandro Flores Razo Diputada Libia Dennise García Muñoz Ledo Diputado Juan Carlos Muñoz Márquez Diputada Araceli Medina Sánchez Diputada Verónica Orozco Gutiérrez Diputado Mario Alejandro Navarro Saldaña Diputada Elvira Paniagua Rodríguez Diputado J. Jesús Oviedo Herrera Diputado Luis Vargas Gutiérrez Diputado Juan Gabriel Villafaña Covarrubias Diputada María del Sagrario Villegas Grimaldo Diputada Leticia Villegas Nava
  • 5. ÍNDICE Presentación………………………………………1 Sobre la segunda edición…………………….…5 Prefacio…..……………………………………...…6 Persona y Pensamiento………………………..10 Ciudadano y panista……………………………59 Las campañas…………………………………...79 Fallecimiento y legado………………………..105 El principio del cambio……………………….136
  • 6. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. i Agradecimiento. Los diputados del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en la LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato agradecemos de todo corazón el apoyo y la apertura de Sergio, Bertha, Verónica y Eduardo López Padilla, por sus aportaciones documentales y sus comentarios para enriquecer la segunda edición de este libro en memoria, homenaje y reflexión sobre el doctor Juan Manuel López Sanabria, cuyo legado de democracia y de trabajo comparte generosamente su familia con todos los guanajuatenses.
  • 7. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 1 Presentación Los diputados del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en la LXIII Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato lanzamos esta segunda edición de la semblanza biográfica del doctor López Sanabria casi 20 años después de su publicación original, con la ventaja de esa perspectiva ampliada que sólo brinda el tiempo, y sobre todo con la perseverante convicción de que conocer la figura y el legado de Juan Manuel López Sanabria es indispensable para entender la política moderna de nuestro estado. Hoy Guanajuato es visto a nivel nacional como el gran bastión del panismo; la única entidad, junto con Baja California, en la que Acción Nacional ha logrado mantener la confianza de los ciudadanos en forma continua para ejercer el gobierno estatal, desde el cual las sucesivas administraciones surgidas del PAN han impulsado una transformación radical del panorama, las oportunidades e incluso las vocaciones productivas del Estado.
  • 8. El principio del cambio 2 En 1986, el año del fallecimiento del doctor Juan Manuel López Sanabria, Guanajuato estaba iniciando un proceso de maduración política, reflejado tanto en la degradación de los acuerdos al interior del Partido Revolucionario Institucional, como en el hartazgo de la sociedad y, por supuesto, en el surgimiento de una generación de líderes panistas que iban a poner de cabeza las inercias de la vida política. Rafael Corrales Ayala, el candidato priísta que en el recuento oficial derrotó a López Sanabria en la elección a gobernador de 1985, se convertiría en el último mandatario priísta del Estado, después de que los intentos del sistema para imponer Ramón Aguirre Velázquez en 1991 fracasaron de forma espectacular, obligando al gobierno a negociar una transición de la que Acción Nacional emergió como la fuerza política más sólida y más representativa de la sociedad guanajuatense. Sería un error pensar que esto se debió sólo al ya citado hartazgo de los ciudadanos con el antiguo régimen. Si ese hubiera sido el caso, tras un sexenio panista las aguas hubieran vuelto al antiguo cauce del priísmo dominante, como de hecho sucedió en varios estados del país. Sin embargo, la historia en Guanajuato fue completamente distinta: aquí el PAN no sólo llegó montado en la ola del activismo ciudadano, sino que se consolidó con base en una visión de lo que Guanajuato podía y debía llegar a ser; una visión que tuvo y aún mantiene el respaldo de la mayor parte de la sociedad, y que ha permitido darle a Guanajuato un rostro nuevo, moderno y exitoso. Pasamos en poco menos de tres décadas de ser un estado con agricultura en crisis, que vivía de viejos recuerdos de aquel perdido puesto como el granero de México, a ser un líder indiscutible de la industria automotriz, que también está recuperando el dinamismo en la vocación agropecuaria, ya no a partir de esquemas tradicionales, sino del uso de la tecnología para aprovechar mejor los recursos y llevar los productos de las manos guanajuatenses a los paladares y los mercados del mundo entero.
  • 9. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 3 Todo ello no sólo se logró gracias al talento de quienes diseñaron las políticas públicas, sino a la existencia de un consenso social respecto al camino a seguir y respecto a la idoneidad de Acción Nacional como constructor de este camino. Justamente ese consenso social fue el que empezó a construir el doctor López Sanabria, junto con otros destacados panistas, desde principios de los años cincuenta: picando piedra, trabajando contra corriente, desafiando las tentaciones de la desesperanza, predicando en el desierto hasta sacar de este el agua limpia maravillosa y cristalina de la participación ciudadana, y personalmente fui testigo de su ejemplo de vida durante mis estudios de Licenciatura como Médico Cirujano en la Universidad de Guanajuato, de la que era uno de los profesores más apreciados y prestigiados. Particularmente la campaña del doctor López Sanabria en 1976 por la presidencia municipal de León fue un hito en este proceso, un despertar de los leoneses y un ejemplo de éxito en la lucha contra la cultura del fraude. Sin embargo, quizá el trabajo más importante de López Sanabria y de los panistas que lo acompañaron, fue el del esfuerzo humilde, silencioso y efectivo de crear estructuras y de mover voluntades, que hicieron posible el crecimiento de Acción Nacional y el respaldo ciudadano que habría de mostrarse con toda su fuerza primero en 1976 y más tarde en 1989 y 1991, llevando al PAN a gobernar tanto la ciudad de León como el Estado de Guanajuato. Fueron la clave todos aquellos fines de semana, aquellas tardes de diálogo, aquellas noches de desvelo del doctor López Sanabria en los caminos de Guanajuato, para convencer a los ciudadanos de integrarse a la lucha del panismo, que por entonces parecía labor de necios, pero que él supo convertir en perseverancia de visionarios.
  • 10. El principio del cambio 4 No fue fácil, y justamente por ello no debe ser menospreciado ante la marea de coyunturas y de distorsiones que acompaña cotidianamente el fragor de la lucha política. Por lo tanto, buscando preservar esta memoria y refrendar el agradecimiento de los panistas y de los guanajuatenses en general hacia el trabajo y el legado del doctor Juan Manuel López Sanabria, presentamos esta segunda edición de su semblanza biográfica, para que quienes vivieron aquellas luchas las recuerdan nuevamente, y para que quienes vinieron después encuentren aquí una ventana a la historia y una oportunidad para encender la gratitud que ennoblece el alma y renueva la voluntad. Diputado Éctor Jaime Ramírez Barba Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional
  • 11. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 5 Sobre la segunda edición Trabajar en el proceso de esta segunda edición de la obra escrita originalmente por René Mondragón ha sido un verdadero orgullo y una oportunidad extraordinaria de conocer más a fondo cómo López Sanabria jugó un papel fundamental en la lucha democrática del Estado y el crecimiento del panismo como institución de tal forma que votar por el PAN no fuera sólo un desahogo, sino una alternativa al régimen. Para facilitar la lectura de este material, decidimos integrar los diversos episodios que comprendían la versión original en un total de cinco capítulos dedicados a su vida personal, su militancia política, sus campañas electorales (que ampliamos a partir de nueva información documental y de entrevistas), su fallecimiento y su legado. todo ello bajo el título “el principio del cambio” porque ese fue el lema de la histórica campaña de 1976, y porque esta frase resume claramente su legado, que no fue el de las victorias espectaculares, pero si el del trabajo arduo y perseverante que no llegó a cosechar, pero si a proteger el surgimiento de las primeras flores de la democracia en Guanajuato. Que para quienes no vivimos aquellos años estas páginas sean la oportunidad de entender y valorar plenamente el trabajo del doctor López Sanabria y de los panistas que lo acompañaron durante tantas décadas, para que así valoremos Guanajuato en que vivimos hoy. Y por supuesto, que sea para bien. Gerardo Enrique Garibay Camarena, Editor de contenido.
  • 12. El principio del cambio 6 Prefacio La noche del dos de enero de 1946 la plaza principal de la Ciudad de León, en el estado de Guanajuato, fue el mudo testigo de una de las peores atrocidades políticas en la historia moderna del país. Aproximadamente a las 9 de la noche, y sin provocación previa, abrieron fuego los soldados que se habían apostado en la plaza horas antes, por órdenes del gobernador Ernesto Hidalgo y con el objetivo de resguardar la imposición como nuevo Presidente Municipal del candidato del Partido de la Revolución Mexicana, Ignacio Quiroz, a pesar de que este había sido claramente vencido por Carlos Obregón, abanderado de la opositora Unión Cívica Leonesa, que reunía a sindicatos, clases medias y populares, es decir: prácticamente a toda la ciudad. Fue la ciudad la que se manifestaba contra el autoritarismo y el fraude esa noche, en que:
  • 13. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 7 …se impuso el tableteo de las ametralladoras Thompson que estrenaba el ejército. La gente aterrorizada empezó a correr en todas direcciones, ciega de pánico, en busca de una salida, pero coches particulares y vehículos militares las habían bloqueado todas. Los gritos de miedo y los ayes de dolor se mezclaban a las maldiciones de los atacantes, y al estruendo de los balazos. Lo más terrible era ver a los niños empavorecidos que no sabían hacia dónde ir, y muchos murieron porque atravesaron la calle donde estaban los soldados disparando. Así lo narró el Teniente Francisco E. Mireles, en un mensaje enviado al día siguiente de la masacre y dirigido nada menos que al General de División y Presidente Constitucional de la República, Manuel Ávila Camacho. El crimen fue atroz, sumando decenas de muertos y cientos de heridos, todos ellos civiles que exigían ese tan proclamado y tan aplastado derecho al “sufragio efectivo”. Para cuando cesó el sonido de las armas, la plaza se había cubierto de sangre y el trágico episodio se había implantado cual hierro caliente en el espíritu de la ciudad, que actualmente lo recuerda dándole a esa plaza el nombre de: “Mártires del 2 de enero”, memorial al que se añade el bello monumento ubicado frente a la Catedral, ejercicio de memoria y de advertencia contra la violencia como instrumento en la lucha política. De regreso a 1946, la Unión Cívica Leonesa, derrotada oficialmente en su lucha electoral, consiguió sin embargo que la decidida acción de don Manuel Ávila Camacho castigara a los responsables de aquella masacre, obligando a la desaparición de poderes a nivel estatal y acordando que el gobierno local de la ciudad de León para el trienio que estaba por comenzar fuera asumido por una junta de notables encabezada para efectos prácticos por la UCL.
  • 14. El principio del cambio 8 Tras tal nivel de intensidad en la lucha democrática uno podría haber esperado que León permaneciera como bastión de la oposición enfrentada al creciente régimen de la revolución, ahora institucionalizada. Sin embargo, eso no sucedió. En las siguientes elecciones el ahora Partido Revolucionario Institucional obtuvo tranquilamente la victoria y con el paso de los años incluso absorbió en sus filas a varios de los que habían encabezado en su momento los trabajos de la Unión Cívica. En pocas palabras, el viento democrático amainó y durante 30 años León compartió con el resto del país el sopor político que se extendía por la república a causa de varios factores, incluyendo el temor a la represión política, tras la todavía fresca memoria de acontecimientos como los ya citados del 2 de enero de 1946; la esperanza tras recuperar la tranquilidad y la paz después de 3 décadas de revolución; la modernización del país; los “buenos” resultados de las administraciones de Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos y Díaz Ordaz, y por supuesto la resignación ante un juego político que la mayoría de la población percibía como inevitable e incorregiblemente cargado en favor del partido oficial. A esta resignación también ayudaba el hecho de que los partidos opositores (el único de los cuales tenía una presencia real era Acción Nacional) carecían de los medios, la estrategia, el ímpetu y la disciplina para representar una alternativa real, más allá del solitario desahogo de cruzar la boleta por un partido distinto del PRI, con la certeza de que de todos modos el PRI ganaría. Así fue en todo el país y también en León, hasta el año de 1976, cuando la campaña para Presidente Municipal se convirtió en algo diferente, empezando por la fuerza y el prestigio del candidato panista: el doctor Juan Manuel López Sanabria, que no sólo despertó con su lucha el ímpetu democrático de la sociedad leonesa, sino que puso un ejemplo de fortaleza y de esperanza justo en los tiempos más sombríos de Acción Nacional.
  • 15. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 9 Con sus campañas a Presidente Municipal, Gobernador del Estado y Diputado Local, López Sanabria le enseñó al Partido Acción Nacional a competir y sembró la semilla de la transformación que florecería en Guanajuato especialmente a partir de 1989. De esto se trata el presente libro. Así fue el principio del cambio.
  • 16. El principio del cambio 10 Persona y pensamiento Juan Manuel López Sanabria. Médico y político. Estudió la primaria en Morelia, la secundaria en Guanajuato y sus estudios profesionales en la Escuela de Medicina de la Universidad de San Luis Potosí, donde también tuvo su primer contacto con la política, al participar en el movimiento sinarquista. Unos años después, mientras realizaba su servicio social en la pequeña población de Ojuelos, Jalisco, tuvo que hacerse cargo de la Presidencia Municipal en forma interina, ya que el entonces alcalde había contraído una enfermedad que le impedía desempeñar su cargo.
  • 17. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 11 Ya en Guanajuato fue: Candidato a Presidente Municipal de León en 1976; líder regional (estatal) del PAN entre 1977 y 1984; diputado federal en 2 ocasiones, de 1970 a 1973 y de 1979 a 1982; presidente de la Sociedad Médica del Hospital General Regional de León, de febrero del 79 a enero de 1980; candidato a diputado local por el XI Distrito en 1982; candidato a Gobernador en 1985. Sin embargo, el sólo saber esto no basta para entender a la persona, al líder que fue un impulsor fundamental de la transformación democrática de León, de Guanajuato y de México. Debemos saber más. El doctor Juan Manuel López Sanabria fue, antes que político, ciudadano; antes que funcionario, servidor en el más pleno sentido de la palabra, utilizando sus talentos y conocimientos para ayudar a sus pacientes, yendo incluso más allá del mero diagnóstico médico, para escuchar, aconsejar y apoyar a miles de personas que a lo largo de las décadas tocaron la puerta de su consultorio, buscando alivio para sus dolores y encontrando mucho más que a un doctor, a un amigo dispuesto a extenderles una mano solidaria y ayudarlos a encontrar una luz al final del túnel de dificultades que suele acompañar a las enfermedades y que vuelven mucho más doloroso y difícil superar ese trance. A ellos el doctor los ayudó cuando más lo necesitaban, y por miles recordaron con gratitud ese apoyo a lo largo del tiempo, dando paso a multitud de anécdotas como la que narraremos en un capítulo posterior respecto a los primeros votos obtenidos en el municipio de Atarjea por un candidato del PAN a Gobernador. Las anécdotas y comentarios que acompañan el presente capítulo son resultado de en buena parte de las entrevistas que realizó René Mondragón a diversos personajes de la política de nuestro estado, entre los que destacan Alfredo Ling y Jorge Dávila (q.e.p.d.), quienes nos abren la puerta a una nueva perspectiva para aquilatar los valores y trabajo que definieron al doctor más allá de sus campañas, que analizaremos a detalle más adelante. Toda su vida –apunta Ling Altamirano- fue maestro en la Escuela de Medicina. Difícilmente encuentras un médico que haya estudiado en aquellos años y que no
  • 18. El principio del cambio 12 haya conocido o que no haya sido alumno del doctor López Sanabria. Su pensamiento lo reflejaba en su cátedra. De ahí que muchos de sus antiguos alumnos posteriormente han militado o simpatizado con el PAN y cuando se les pregunta por el motivo que los hizo acercarse a Acción Nacional, la respuesta es coincidente: Gracias a López Sanabria, quien en donde estuviera no desperdiciaba ninguna oportunidad para hacer esta labor de vivir y promover los principios de doctrina y de vida que lo acompañaron también en su lucha política. Sin duda, era un hombre de lucha. Era una persona más bien práctica, no teórica. Buscaba el resultado; pero siempre actuando con respeto a sus principios, en todos los aspectos de su vida. Con ese mismo ahínco y pies en tierra buscaba también la ética en la política. Esa era su filosofía de siempre. No era un filósofo: pero esa visión práctica de la política, sumada al punto de vista ético, lo hacía afirmar que era necesario mejorar a las personas que hacían política en México, y acompañó esa declaración con trabajo incansable. Esta era su visión para formar. “Con esa visión formaba a quienes le escuchábamos; formaba juventudes, hacía muchos prosélitos.” Era también un hombre que amaba a su familia. Su hogar, sus hijos y su esposa, son parte fundamental de su legado y los esfuerzos que marcaron su vida. A la señora Bertha Padilla, su esposa, solía decirle afectuosamente “Güerilla”. Ahora, a la vuelta de la distancia ella se reunió para charlar con René Mondragón. Bertha se sienta, cruza la pierna y el mismo toque de su mano, arreglando un supuesto desorden en el cabello, le permite acomodarse y aclarar la garganta. Sonríe, pensando en ella, en Juan Manuel, en los niños y los tiempos que pasaron juntos. Los ojos de Bertha y la imaginación, nos permiten viajar en la memoria hacia las tardeadas que se organizaban en el Hotel Condesa y el momento en que lo conoció.
  • 19. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 13 - Los muchachos y las muchachas de la época, acostumbraban asistir a esas tardeadas de las 5 de la tarde a las 8 de la noche,- refiere. Al igual que todos sus amigos –Lupita Portugal y las González Gama, entre otras- Bertha se entregaba a la algarabía y al ambiente que era común entre los jóvenes de entonces. Acompañado de uno de sus amigos médicos, llegó Juan Manuel. Para este instante, ya, “el doctor Juan Manuel”, pues había estudiado en San Luis Potosí y había cursado sus estudios de especialización en Nueva York. -Oye, preguntó Juan Manuel, ¿Y quién es esa muchacha? Las miradas de los dos se dirigían hasta el lugar en donde se encontraba Bertha con sus amigas. La respuesta del amigo del doctor describe de un plumazo de quien se trata. -No hombre, es una de las más “apretadas‟ de aquí de León. La referencia fue directa, fue para Bertha. A Juan Manuel eso no pareció importarle en demasía. -Pues yo la voy a sacar a bailar, se atrevió López Sanabria. Las “niñas bien” de las colonias más exclusivas de León, acostumbraban participar en las tardeadas, en primer lugar –recuerda Bertha- porque eran muy puntuales. Iniciaban a tiempo y concluían exactamente en punto de las 8 de la noche. Adicionalmente, comenta Bertha con una sonrisa bañada de una levísima ironía, las reuniones eran de lo más sano porque el consejo público indicaba también que jamás se vendiera una sola copa de vino; lo que hacía más confiable para los papás, tanto el lugar como el horario y el ambiente de esos sitios destinados a los jóvenes.
  • 20. El principio del cambio 14 Esta forma de diversión juvenil llega a León entre 1950 y 1951. Los copetes largos, las cabelleras llenas de “brillantina”, las faldas amponas y las calcetas de ellas en color pastel, se combinaban con los primeros temas de una música estridente y rara, que surgía de la grabación de las guitarras eléctricas de un tal Elvis Presley y Bill Haley. Para el estado de Guanajuato y para la ciudad de León, esos años –particularmente de 1948 a 1955- son tiempos de bonanza; de expansión económica, industrial, demográfica y urbana. Los gobiernos de Luis Díaz Infante y José Aguilar y Maya aterrizaban en el plano local las acciones del incipiente “Desarrollo Estabilizador” implantado por Miguel Alemán Valdez, mientras el país cosechaba los frutos de la tranquilidad política, a poco más de 20 años del final de la Revolución Mexicana y de la prosperidad de la economía de la posguerra, en la que México poco a poco comenzaba a asumir un papel más sólido conforme la industria se reconstruía y ampliaba. De regreso a la Ciudad de León, en medio de estos escenarios y ambientes de sociedad, el doctor López Sanabria sacó a bailar a Bertha. El tema escogido, de la autoría del maestro Agustín Lara, vendría a marcar los días posteriores. “Esa” sería su canción. “Solamente una vez” se convertiría por decisión de ambos, en algo de su propiedad emocional. Con el tiempo –y por aquello de que todos tenemos un poco de poetas, cantantes y políticos, afirma Bertha- Juan Manuel agregó a “su repertorio” la canción “Ojos Verdes”, que de acuerdo con las memorias de doña Bertha, el doctor también solía cantar en los instantes de inspiración. Así se empezaron a tratar, a salir juntos, a conocerse. Al recordar, la sonrisa traviesa de Bertha acaba por descubrirla. -“Me conquistó de inmediato”-, asegura, sonrojándose un poco.
  • 21. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 15 Para ese entonces, el grupo de amigos de Juan Manuel se cerraba prácticamente a los médicos que también compartían las horas de trabajo y estudio entre el Hospital y la Facultad de Medicina. Las amistades de la familia de Bertha Padilla fueron el punto de contacto común que facilitó el encuentro entre los dos. En esa misma época, concretamente en el año de 1951 Bertha es elegida y nombrada Reina de la Ciudad. “Era por elección, no era por dedazo”, aclara. Hubo en esa oportunidad, tres candidatas: Olivia Aranda, Chelo Acosta y la propia Bertha. Por su parte, Juan Manuel planeaba con “su Reina” de la ciudad, una boda. Los dos acuerdan contraer nupcias durante el mes de octubre del mismo año en el que Bertha es coronada. Cuando el Doctor López Sanabria se entera de que su novia también “…es Reina de León, le dio mucho gusto. Eran elecciones muy bonitas, muy limpias y en un ambiente muy sano.” -Juan Manuel me dijo que él no se oponía, Que si yo salía electa Reina de la Ciudad, de todas maneras, como ya lo habíamos planeado, en octubre nos casábamos.- En el mes de enero de 1951, Bertha es coronada como soberana de la ciudad y con ese acto comienzan las fiestas, y recuerda: “A mí, el que me apoyó mucho, fue Don Florencio Quiroz”. Los padres de Bertha acordaron con Juan Manuel el plazo de boda que se acostumbraba entonces: siete meses. Tanto a los organizadores del evento de coronación como a los familiares y amigos, Juan Manuel y Bertha les habían comentado: “Teníamos planeado todo para casarnos el 27 de octubre de 1951”.
  • 22. El principio del cambio 16 Llegado el día, la Iglesia del Inmaculado Corazón de María, ubicada en las calles de 20 de Enero y Álvaro Obregón, se llena de luces, de esplendor y de muchas personalidades del Estado y fuera de él. Los padrinos fueron unos primos de Juan Manuel y las damas de Bertha fueron: Bibis Ponce, su prima Martha y Lupita Portugal. La Misa se celebró a las 12 horas del día del sábado 27 de octubre. Al terminar la boda religiosa, se organizó una recepción en la casa de Juan Manuel en el centro de la ciudad de León. Después, salieron de luna de miel a Acapulco, Veracruz, Nautla, Tecolutla y otras ciudades. El viaje de bodas duró un mes. A sus pasiones por la familia, la medicina y la política se sumó la de la música. Juan Manuel –aunque lírico- tocaba el piano, siguiendo el modelo impuesto entonces por Agustín Lara. La asiduidad y el estudio del piano era mucho más intenso en aquellos primeros años, según recuerda la señora Bertha. Por otra parte, su dominio de los idiomas inglés y el francés no causaba extrañeza, pues todos sus estudios y el postgrado en alergología e inmunología, los había cursado en ambos idiomas en la ciudad de Nueva York. Con ese nivel de preparación y talento no es de sorprender el hecho de que en más de una oportunidad fue invitado por funcionarios federales del Instituto Mexicano del Seguro Social a integrase a la plantilla de médicos y al claustro profesoral en el área dermatológica, e independientemente de tales ofertas, aparecían las “tentaciones” para montar el consultorio en las zonas exclusivas de León o incorporarse a la plantilla de instituciones privadas de prestigio.
  • 23. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 17 Sin embargo, Bertha puntualiza: -“No quiso aceptar, porque decía que en el Hospital había personas que no podían pagar un consultorio”; ahí tenía la posibilidad de atender a la gente de escasos recursos que le necesitaba más, porque no tenían forma en la mayoría de los casos de ser atendidos de otra manera. Hizo muchas, muchas caridades sin que nadie lo supiera”.- Desde entonces, los rasgos del perfil solidario de Juan Manuel fueron reflejando al hombre, al profesional y al político, con una visión trascendente de la vocación personal. Así mismo, ya como Jefe de Dermatología, fue a Ginebra en Suiza, para un evento propio de la especialidad, a insistencia del Dr. Jesús Kumate quien llegaría a ocupar la titularidad de la Secretaría de Salubridad y Asistencia. Bertha se llena de entusiasmo al comentar paralelamente al paso de una segunda taza de café: Fue Presidente Nacional de la Asociación de Dermatología, también fue Presidente Nacional de los especialistas de Alergología e Inmunología. La participación de Juan Manuel en todos esos eventos nacionales e internacionales lo ayudaba a mantenerse actualizado. “Él decía que los médicos que no asisten a esos Congresos se empolvan”, y no sólo participa como asistente, sino que, señala su esposa, “cada que íbamos a un Congreso, él siempre presentaba trabajos.” Estas actividades propiciarían también el acercamiento del matrimonio López Padilla. Así fue el primer viaje, ya casados, a París, Francia. Los amigos de ambos en estos primeros momentos como pareja, son recordados de una forma especial. Surgen los nombres del doctor Julio Cuecas, también dermatólogo; el doctor Hermes, Oscar Lozano y muchos otros amigos más; de esos que son tan cercanos que, añade Bertha:
  • 24. El principio del cambio 18 “…ya teníamos la casa en Nicaragua y ahí a Juan Manuel le tocó organizar varios Congresos y en la casa, que era muy grande, siempre eran bien recibidos.” La casa de los López Padilla había tomado un sesgo: también era centro de discusión y debates para la actualización profesional, rodeada de un ambiente entre amigos que se respetan y se quieren. Desde ese primer año de casados, en la trinchera profesional, Juan Manuel va a contar –de una vez y para siempre- con el respaldo, el trabajo y el apoyo de Bertha, su esposa. Años después, en su entrevista con René Mondragón, ella recuerda que el doctor López Sanabria “Era un hombre que sabía escuchar. Un hombre lleno de cualidades y virtudes,” dedicado, íntegro, enfocado hacia la meta de hacer el bien. En este sentido coinciden los testimonios cuando se trata de describir la nobleza de corazón del Doctor López Sanabria. Como le decían “doctor”, en las campañas la gente se le acercaba a pedirle desde una ayuda, pasando por una medicina o una consulta especial para algún familiar. Juan Manuel siempre se mostró receptivo a esta parte de la dolencia humana, que se expresaba durante las visitas de los panistas a las colonias y las comunidades rurales. La gente que se le acercó jamás se encontró con una respuesta negativa. Jamás salían del consultorio con las manos o el corazón vacío, y esa empatía tuvo también profundos efectos, no sólo en sus pacientes, sino en los hombres y mujeres que compartieron con él la vocación de la lucha política. Sin embargo, también es necesario mencionar que esa lucha política no siempre fue vista con buenos ojos en sociedad, y que la decisión del matrimonio López Padilla de participar activamente en el Partido Acción Nacional implicaba asumir la crítica de quienes le apostaban a la continuidad del sistema, costo que tanto Bertha
  • 25. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 19 como Juan Manuel estaban dispuestos a pagar con tal de ser coherentes con sus convicciones y con la labor que consideraban necesaria en bien de México. Como toda esposa de panista, Bertha Padilla no pudo sustraerse al equipo que manufacturaba las tortas para los tiempos de elecciones. Quien fuera la Reina de la Ciudad, estaba ahora rodeada de otras mujeres, haciendo tortas para los representantes de casilla del PAN. El estatus social y cultural logrado por el matrimonio López Sanabria se vio impactado, pues para muchas personas resultaba inimaginable ver en una actividad política y rodeándose de gente sencilla a doña Bertha, una de las muchachas de sociedad, de las más guapas -por eso el nombramiento de soberana de León-; una mujer casada con un médico altamente prestigiado en la comunidad académica y en la propia sociedad. Años después, en entrevista, Bertha reflexiona y señala que siempre procuró no discutir al respecto, pero hubo amigos que se llegaron a separar de ellos por la militancia de ambos en el PAN. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron muchas más las puertas que abrió López Sanabria, tanto entre la ciudadanía como incluso con sus rivales políticos, incluyendo a los Gobernadores Enrique Velasco Ibarra y Luis H. Ducoing, con quienes las relaciones políticas, por ello mismo, siempre fueron de respeto y hasta de camaradería en algún momento. Otro de los más significativos ejemplos de cómo la personalidad abierta y dispuesta de López Sanabria abría puertas, convicciones y relaciones es el de Jorge Dávila, que durante los trabajos para elaborar la primera edición de este libro compartió su experiencia personal al ser entrevistado.
  • 26. El principio del cambio 20 Señala el Licenciado Dávila que dos de sus colaboradores: René Mondragón Barragán y Ramón Martín –que ya estaba trabajando en el Partido- lo estaban convenciendo de que pudiera participar en el mismo, lo que sucedió “hasta que el Doctor López Sanabria –no sé si inducido por ellos- me habló para invitarme.” Recuerda Jorge Dávila: “Asistí a una reunión en el Comité Municipal que fungía como Comité Estatal al mismo tiempo, ahí en la Plaza de los Mártires del 2 de Enero,” y tuvo una impresión muy poco gratificante. Estaba en un galerón a oscuras y había en el fondo un cuartito con la luz prendida. De pronto escuchó la voz “cavernosa” de un hombre (Dávila se refiere a la figura de ”Don Toño”) ya maduro que hacía las veces de Oficial Mayor del Partido en ese momento – y le preguntó “¿A usted qué se le ofrece?”. Ante el gesto, que para Dávila Juárez resultó un tanto agresivo, éste se limitó a contestar simplemente: Nada. Recuerda que tomó la decisión en ese momento de retirarse, pero su plan fue interrumpido con la llegada del Doctor López Sanabria, y vistos frustrados sus deseos de retirarse por el arribo de Juan Manuel, el doctor lo invitó a que pasara para poder platicar. En la conversación el tema central fue el trabajo del Partido, una inducción brevísima sobre los principios y la visión que Juan Manuel tenía sobre el quehacer de Acción Nacional y la vida económica de Guanajuato y México. La síntesis de la entrevista plasma la capacidad de comunicación y convencimiento que tenía el doctor López Sanabria; “Entramos, platicamos y me empezó a “enganchar‟ al Partido”.1 A partir de ese momento, su trato se convirtió en una relación de “franca amistad”. Dávila Juárez reconoce que el doctor tenía un “gran carisma”. No había que tardarse mucho tiempo en identificar la personalidad del doctor López Sanabria. 1 Ver nota 38.
  • 27. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 21 Ese carisma especial, que todos recuerdan y reconocen, era sin duda, una de las fortalezas de Juan Manuel como hombre, como amigo y como político. Sabía hacer amigos con rapidez y disfrutaba de la interactuación abierta, sincera y cálida con quienes le rodeaban. Juan Manuel era “…Un hombre que se prestaba mucho a la relación humana. Muy motivador. Siempre lo encontrábamos con la sonrisa. Siempre estaba platicando anécdotas, bromeando. Siempre estaba rodeado de una serie de gentes que íbamos a cenar terminando cualquier junta del Partido”. Lograba trascender del trato estrictamente formal. Buscaba de inmediato la conquista de las almas de quienes le rodeaban. Y así como sabía sumar liderazgos al Partido, también tenía el don de hacer amigos. Una forma común en Juan Manuel, era extender el contacto personal hacia una relación extra muros. Compartir el PAN, la sal y el pan, se convertiría en una parte fundamental de su estrategia de conquista humana. “Recuerdo mucho”, señala que le encantaba ir a las enchiladas “del codito” –una cenaduría ubicada en la calle República, en pleno centro histórico de León, que comunica las calles del Álvaro Obregón y Pedro Moreno; llamada así por su estructura de vialidad- y ahí seguíamos las bromas y hasta el análisis político- Dávila frunce el ceño cuando hace la remembranza de sus muchas visitas al consultorio del Doctor López Sanabria. Apunta hacia un “consultorio raro”. Hace presente a una “biblioteca desbordante…. Poco ordenada. Había libros puestos y sobrepuestos en los libreros y en el escritorio. Era un despacho posicionado en medio de un “desorden, ordenado”, que reflejaba la personalidad del doctor; en donde los libros de medicina se entrelazaban con los textos de política.
  • 28. El principio del cambio 22 El portafolios del doctor López Sanabria eran los archivos del Partido, en ése portafolios traía todo y todo ello se mezclaba con el trato siempre deferente de un profundo humanista. Ese comportamiento hacía que la gente que le visitaba, siempre se fuera con algo. “Nunca se fue alguien, sin recibir algo del doctor”. Incluso, apunta Dávila, los eventuales conflictos internos del Partido, se matizaban y moderaban frente a la autoridad moral de López Sanabria. A ello se sumaría una estrategia que era parte de la personalidad humanista y política de Juan Manuel; ejemplificada en su contestación a la insidiosa pregunta que en alguna ocasión le hiciera el empresario priista Rodríguez Esparza: “Oiga usted ...¿Realmente piensa ganar?-” acotó el priista irapuatense. Lo directo y la jiribilla del planteamiento generaron un espacio de silencio en la reunión. Los ojos de todo mundo se volvieron hacia Juan Manuel. La respuesta del Doctor fue por demás ingeniosa: “Yo no sé si voy a ganar o no. Lo importante es que México y Guanajuato se sepan conscientes del destino histórico que tienen que cumplir”. Ese mismo ingenio le fue muy necesario para equilibrar las presiones y tiempos de su labor como médico y político, con su labor de esposo y padre de familia. En la vida de los líderes y más aún, en el quehacer de todos los días de hombres y mujeres que ocupan una posición de dirigencia en la sociedad muchas veces no se vive eso que para muchas familias es el común denominador: Una vida que transcurre con un programa que se rompe los fines de semana. Por el contrario, en las familias de estos líderes Papá se dedica a otras actividades que curiosamente, los demás padres de los amigos de los hijos, ni siquiera alcanzan a comprender. Es más, el hecho de que los padres se dediquen a una serie de tareas políticas prácticamente se convierte en un hecho ininteligible.
  • 29. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 23 Los riesgos son muchos para la familia, cuando ésta no alcanza a comprender ni a valorar las acciones del líder político. Para el líder, los tiempos –a veces escasos- que se le dedican a la familia, tienen que ir en aumento en términos de calidad; de un mejor liderazgo entre los hijos y por supuesto, de una generación de cierto nivel de admiración por lo que el padre está realizando “por el bien de México”, aun cuando el ideal perseguido no se comprenda bien a bien. Todas estas consideraciones flotan en el aire mientras René Mondragón conversa con el doctor Sergio O. López Padilla, dermatólogo igual que su padre, quien lo recibe en las instalaciones de su consultorio, ubicado en una de las colonias más exclusivas de la ciudad de León. De inmediato entran en materia. Juan Manuel López Sanabria, no tiene ninguna semejanza con los papás de los amigos de Sergio, y siendo adolescente, Sergio percibe por primera ocasión estas diferencias. Recuerda que: “…la mayoría de nuestros hermanos nos dimos cuenta. Te empiezas a dar cuenta de que tu papá no desayuna contigo, no come contigo. Los fines de semana queríamos convivir con él y pues estaba metido en el PAN, en el Partido. Los fines de semana, estaba visitando los Comités Municipales o Comités Estatales del PAN; o en mítines. Prácticamente, los fines de semana los dedicaba en gran parte, a las tareas de proselitismo. A que la gente conociera al PAN”. Continúa explicando que efectivamente, pocas veces tenían oportunidad de convivir con él, pero sabían que estaba trabajando y que –aunque no estuviera- “estaba con nosotros.” Y sabíamos que estaba trabajando.” “…Es una persona a quien yo adoré. Lo sigo adorando, lo sigo queriendo mucho. Una persona humana cien por ciento. Hecho de un humanismo al cien por ciento. Un hombre con una gran sencillez...
  • 30. El principio del cambio 24 Una persona que está dispuesta a darse… a entregarse, antes de pensar en él. Se entregaba con nosotros –Sergio se refiere a la familia- se entregaba con cualquier persona que solicitaba su ayuda.” Sergio tendría 14 o 15 años de edad cuando se le clarifica en toda su real dimensión, la circunstancia de tener un padre como López Sanabria. Recuerda que como hijos le reclamaron muchas veces que no estuviera con ellos. Sin embargo, acota, siempre encontraba la manera de “darse sus tiempos”. Explica: “Nosotros viajábamos mucho con él. Siempre nos daba tiempo a la familia. Creo que ahí se compensaban las cosas. Con él conocimos toda la República Mexicana. Dos o tres veces al sur, dos o tres veces al norte. Y se detenía en cualquier “caminito‟ para que conociéramos. La cantidad de tiempo que compartíamos también compensaba”. Mirando un poco a su alrededor y dejando vagar la imaginación y los recuerdos, López Padilla rescata un par de pinceladas de esos momentos agradables, que permanecen en la memoria a pesar del paso del tiempo. “A mi papá le gustaba mucho viajar de noche, íbamos 1 o 2 veces por año a Acapulco y nosotros nos íbamos acostados en el asiento, en el piso y en el espacio que da al parabrisas trasero, bien cobijados; Antes eran coches muy espaciosos. Llegábamos al amanecer, viendo el mar.” Curiosamente, es la misma percepción de los seis hijos de Bertha y Juan Manuel: Juan Manuel, Bertha, Sergio, Gerardo, Verónica y Eduardo. Al final, agrega Sergio, “comprendíamos que él estaba trabajando y lo veíamos tan convencido de lo que hacía; que se entregaba cien por ciento a su trabajo médico como dermatólogo y al trabajo en la política, que realmente nos sentíamos orgullosos.”
  • 31. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 25 “Yo creo que a todos, en el fondo, nos faltó tiempo. Pero el cariño y darnos cuenta de que con él eran evidentes los logros; el entusiasmo suyo para hacer las cosas era una experiencia padre”. El hijo y colega de profesión ahondan en el perfil de Juan Manuel como padre y como ser humano. “Una persona de un gran carisma...tan sencilla, tan humilde, que igual trataba a las personas de pocos recursos o de muchos. Tenía ese gran don”, acota López Padilla. Hay algo más que revela la respuesta de Sergio: “poder llegar a los sentimientos de cada persona, sin importar circunstancias sociales, económicas, religiosas.” Continúa explicando que para él “es una persona, con mucho carácter; que como padre nos exigía mucho. Muy ordenado en el aspecto de prioridades.” Para López Sanabria había prioridades: Su trabajo, la honradez. Prioridad al luchar por un México mejor y bueno; se dedicó a trabajar en cuerpo y alma para ello. “No había poder humano que pudiera quebrantar esos principios”. La rectitud, parte sustancial de la personalidad de López Sanabria, es colocada sobre la mesa de la conversación, por un hijo que no puede sustraerse a la tentación de los elogios con conocimiento de causa; a los adjetivos que se perciben así, sin más ni más. Palabras de reconocimiento que se inundan hasta anegarse de cariño, pero que dejan entrever con claridad la admiración y el respeto por Juan Manuel, descrito y perfilados, conjugados en tiempo presente. A la vez, el doctor López Padilla no deja de reconocer lo que es sabido por todo mundo: “Era muy desordenado en su manera de ser. Podía o no desayunar. Podía o no comer”, y coincide con otros testimonios que obtuvimos: “Tenía pacientes –pero los pacientes de antes- yo creo que sí eran pacientes. Yo creo que de ahí salió el nombre de “paciente‟; porque yo recuerdo que las pocas veces que desayunábamos los sábados,
  • 32. El principio del cambio 26 le avisaban del consultorio: “Doctor, ya tiene pacientes esperándolo‟. Y apenas iba a empezar a desayunar.” El desayunaba tranquilo y atendía entre paciente y paciente, problemáticas de todo tipo, incluso cosas del Partido. Había filas de pacientes que lo llegaban a esperar hasta 3 horas, pero la gente le tenía tanta confianza, que sabían –como algunos pacientes lo llegaron a decir- que con entrar al consultorio se sentían ya curados. Algo mágico tenía que, cuando el paciente entraba, sentía que estaba en buenas manos. Juan Manuel, como refiere el Licenciado Antonio Obregón, además de la dirigencia y los trabajos propios del Partido, participaba activamente en un sinnúmero de organismos sociales, academias, órganos colegiados de la profesión. Era catedrático de la Escuela de Medicina y además un Investigador acucioso, y aún con el estrecho margen de maniobra de su agenda, “no había prisa para hacer las cosas”. Esa serenidad y templanza para valorar y ponderar las situaciones, le daba a Juan Manuel, los espacios de tiempo cerebral para analizar las coyunturas profesionales o políticas y tomar la decisión adecuada para resolverlas. Un sesgo interesante en la figura de López Sanabria, es que esa misma serenidad la contagiaba en los momentos de crisis de la lucha partidista. Su hijo encuentra las causas de esta aplicación del temperamento de Juan Manuel: “El hacia lo que le gustaba…. Y le nacía de todo corazón”. La lucha política desarrollada por López Sanabria, no podía obviamente, quedar fuera del escenario familiar. Se compartía por fuentes externas o por los mismos comentarios de Bertha su esposa o las conversaciones con los hijos. Asimismo, había riesgos que era necesario correr y que incluyeron e incidieron fuertemente en la vida de la familia López Padilla.
  • 33. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 27 En dos ocasiones, cuando estaba de candidato, llegaron a la casa personas que se identificaron como funcionarios de Gobernación para decirle que “si no desistía, iba poner en riesgo su vida y la de nosotros”. Al salir los dos agentes de la Secretaría de Gobernación, Juan Manuel reunió a su esposa y a los hijos en la sala de la casa, estaba preocupado, su expresión lo delataba y la premura de la reunión familiar hizo intuir que las cosas no marchaban muy bien. Sergio recuerda aquella escena. “Hijos, vengan –instruyó Juan Manuel, con una voz un tanto diferente- nos sentó a todos y nos dijo: Hijos, hay esto. Quiero que ustedes estén conscientes.” La casa de los López Padilla, ubicada entonces en el 402 de las calles de Nicaragua en la colonia Arbide del municipio de León, se llenó de una solemnidad también poco frecuente. Sergio regresa en sus recuerdos. “Entraron esas personas. Nosotros los vimos”. Desde la memoria de sus entonces 16 años de edad, describe el perfil de los visitantes; “…de caras feas, pero bien vestidos. Tengo la imagen congelada. Entraron y estuvieron platicando. A nosotros nos dijeron “váyanse para allá”, Había voces que se exaltaban, un poco a gritos, como en tono de amenazas. Recuerda también al doctor López Sanabria con un rostro entre blanco y colorado… enojado, con una cara de coraje, de impotencia, de rabia. En cuanto salieron, le dijo a su familia: Estas personas vinieron a decirme que desistiera, porque estaba en peligro mi vida o la de ustedes. Y yo quiero decirles, que, ante todo, está la lucha por lo que estamos haciendo…. Por el PAN… por la honradez, por el bien de México. Prosiguió explicando Porque debemos seguir adelante (Juan Manuel no dejó espacio para dudas) quiero que ustedes sepan y que se cuiden. Tengan cuidado con ustedes. Yo creo, prosiguió López Sanabria, que estos “desgraciados” (porque usaba mucho la palabra refiere Sergio Oswaldo) no tienen valor para hacer lo que dicen. No creo que vayan a hacer nada, pero cuídense.”
  • 34. El principio del cambio 28 Acto seguido, el doctor le pidió su opinión a la familia sobre lo que debería hacer y todos le respondieron: Papá, adelante, estamos contigo. Estábamos muertos de miedo –acota el doctor López Padilla refiriéndose a él y a sus hermanos- “y mi mamá también le dijo; Adelante.” Esa noche, los hermanos López Padilla se van a dormir con una conversación entre ellos, “estábamos entre asustados, llenos de coraje. Yo creo que en varios días no pudimos dormir.” Aun ahora, Sergio recuerda que sí estaba asustado, porque inclusive hubo una persona que los acompañaba a la escuela. No era policía ni un “guarura” Era una persona adulta que, de alguna manera, los cuidaba un poco más. Y concluye: “Sí sentíamos miedo de que cualquier día le pasara algo a mi papá. Y para ese momento, mi papá era para nosotros, todo”. Los niños López Padilla estaban inscritos en el Colegio “Constancia y Trabajo” y se iban caminando desde la calle Nicaragua, luego la calle Chiapas. Era poco frecuente que se transportaran en camión. En la calle de 5 de Febrero estaban la escuela para las mujeres y en Hermanos Aldama la de los hombres. Los niños López Padilla se volvían a reunir a la salida de clases, para regresarse igualmente juntos a su casa. López Sanabria empezaba una lucha más abierta dentro del PAN y había una regla no escrita en la casa: Esas cosas no se comentaban con nadie. Había cosas que provocaban que Juan Manuel no pudiera conciliar el sueño. Desde luego, algunas compartidas y otras muchas, que se quedaron en el alma. “Lo que sí le angustiaba, era que veía la injusticia y la pobreza de la gente. Y veía cómo, la política se manejaba de manera tan turbia, tan deshonesta… Eso era lo que más le preocupaba. En las ocasiones que podíamos platicar, se quejaba mucho de las injusticias provocadas por el Gobierno. Nunca se quejó de problemas de dinero; de tener o no trabajo.”
  • 35. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 29 Ni siquiera eran los problemas de salud. Sergio López Padilla recuerda haberlo visto enfermo solo un par de veces. Hubo muchas oportunidades en que los hijos veían a Juan Manuel cavilando y trabajando en la madrugada. Las situaciones son recurrentes. Muchas horas dedicadas al trabajo político en el PAN, por eso, “… al llegar en la noche, lo hacía tarde.” Comenta Sergio que ellos ya estaban acostados y el doctor López Sanabria llegaba a preparar lociones, sus preparados dermatológicos, porque él hacía sus “menjurjes”. Después, se dedicaba a la limpieza de los frascos y colocaba ahí las fórmulas, al grado de que uno de los baños de la casa se convirtió con el tiempo en su laboratorio anexo al consultorio. Los días terminaban por sistema a la una o dos de la mañana y a veces se extendía hasta el amanecer. Al concluir los trabajos propios para atender a sus pacientes, le seguía su instalación en una vetusta mesa de mármol. Ese era el lugar donde López Sanabria escribía sus discursos y sus colaboraciones periodísticas. Ahí se escribieron los principales debates epistolares que sostuvo. El doctor López Padilla no puede evitar que le envuelvan los recuerdos de esos días. Agrega al perfil del padre, los adjetivos de cariñoso; de expresiones llenas de afecto, y también de formación. Trae a la memoria una sanción fuerte a los 10 años de edad, que le hace remembrar la disciplina impartida por Juan Manuel. Sergio se autocalifica como “de los más rebeldes” en la casa. Seguramente ya había recibido algún aviso de parte de su padre. Pero el conflicto con una de las hermanas estalló. La sanción recibida fue efectivamente física; pero de una forma tan llena de ternura, que corrigió de fondo aquel comportamiento. “Algo había en él que, a pesar de los cariñoso, no permitía que se le acercara uno en una demostración más cercana, física de cariño y de amor. Cuando lo queríamos abrazar o “apapachar‟ como que había algo en él, inconsciente, que nos ponía como una barrera, un cierto límite”. “A lo mejor nos estaba preparando para su ausencia…Posiblemente”.
  • 36. El principio del cambio 30 Mientras tanto, había muchas cosas que llenaban el tiempo y el trabajo intelectual de Juan Manuel López Sanabria, y su esposa pudo compartirlas. Las compartió no sólo en las eventuales noches de insomnio en las que el Doctor se levantaba en la madrugada a terminar algún proyecto; las tareas del protocolo de la investigación en turno; la ponencia del Congreso siguiente o el editorial que daría continuidad al debate epistolar con el adversario ideológico, sino que, en el fondo, había un bagaje de motivos espirituales; de razonamientos de peso para tomarse el tiempo y pensar. La mejor herencia para sus hijos (decía Juan Manuel durante sus conversaciones en privado con su “Güerilla”, a la vez amiga, esposa y compañera) era una buena educación y una Patria mejor, “es que México es un país maravilloso.” Los ojos de Bertha se iluminan cuando recuerda que no todo en la vida y en los momentos que compartió con Juan Manuel eran sinsabores, preocupaciones y angustias. Se reincorpora en el sillón y su expresión cambia al mismo tiempo. Ahora sonríe y las manos acompasan cada palabra y cada gesto con el que refuerza su lenguaje verbal. La otra parte; la que Bertha recuerda con más cariño, no deja lugar a ninguna duda: “pues, las elecciones.” La primera remembranza es al botepronto. Levanta los ojos claros y de un giro en el tiempo, se posiciona en el proceso electoral de 1976. “Me acuerdo cuando le dijeron que Amador Rodríguez había ganado…. La gente estaba amotinada fuera de la Presidencia Municipal. La comida iba a ser en casa de Fito Padilla, en paz descanse.” La reacción de los panistas fue de indignación, y los ánimos amenazaban con salirse de control, pues el gobierno estaba dispuesto a todo con tal de consumar el fraude, incluyendo la represión directa. “Hubiera sido una matanza, peor que la del 2 de Enero”, asegura Bertha. “Juan Manuel no iba a exponer la vida de miles de gentes por llegar al poder.”
  • 37. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 31 Bertha pone un énfasis especial en lo que dice: “…hubiera habido muchos muertos a costa de llegar al poder”. Exponer la vida de miles y miles de personas, no se encontraba en la agenda de negociación del doctor López Sanabria. El acceso al poder, no valía la vida ni de una sola persona. Ese era uno de los principios de su acción y su pensamiento. A pesar de que no contamos con fuentes muy abundantes para investigar y conformar lo que convencional, pero apropiadamente, le hemos denominado como “el pensamiento político de López Sanabria”, no deja de ser interesante entrar al análisis de contenido de varios de los textos del doctor. El periódico “a.m.” le abrió un espacio bajó el título “Columna del PAN”. Juan Manuel intituló su colaboración correspondiente al jueves 5 de noviembre de 1981 como “La reforma Política”, y abre fuego de inmediato, señalando que “El gobierno de nuestro país cree que todos los mexicanos somos deficientes mentales”. El punto de arranque es lo que él llama la razón fundamental de las causas del abstencionismo. Luego, hará un listado citando a Pablo Emilio Madero, para demostrar que “El PRI- Gobierno como sistema político está agotado, no tiene ya nada que ofrecerle al pueblo”. El análisis de López Sanabria explica al abstencionismo señalando que su “razón fundamental estriba en la ausencia total de confianza del pueblo hacia el gobierno, por el descaro como se manipulan las elecciones”. Lo que es de dominio público; lo que todo mundo conoce e identifica, pero pocos se atreven a mencionar abiertamente, vuelve a tomar forma de denuncia en la palabra de López Sanabria: “…el mismo día de la elección o en días anteriores, se les entregan a los directivos de la CTM, a la CNOP y a la CNC, miles de
  • 38. El principio del cambio 32 credenciales de elector y boletas falsas ya cruzadas, para distribuirlas entre sus adocenados, para inflar como votos cínicamente falsos las urnas electorales”. Una mezcla de ironía, de desesperación e impotencia refuerzan al texto del doctor, cuando destaca que el entonces líder de la CTM, Juan J, Varela, lograba los amarres apropiados para que el hijo de éste fuese aspirante a la diputación federal. Juan Manuel califica esto como una cesión de derechos “en esa monarquía de Edad Media”. Luego contraataca con vehemencia, cuando ironiza la declaración del cetemista, que días antes había solicitado la instalación de “Casillas Volantes” el mero día de la elección. “Así no quiere tener el riesgo de que vaya a perder su hijo el puesto que ya le tiene prometido y heredado en el Palacio Legislativo”, concluye López Sanabria, y su óptica se redondea con el propio sentimiento y la percepción personal y personalizada de las cosas para este momento político: Se necesita tener mucha fe en México y confianza en el porvenir de nuestro país, para aceptar una candidatura en cualquier partido fuera del PRI, a sabiendas de que el gobierno juega a la política con cartas marcadas y con toda la presión económica de las arcas públicas. Mucha fe en México y confianza en el porvenir del país. Los dos ingredientes sostenidos y sustentables de la lucha de López Sanabria. La causa y el efecto que le movían a trabajar con todo en contra. Sin embargo, el análisis del político panista no se limita al estricto campo de la crítica y la denuncia inmediatista. Puede verificarse la visión de López Sanabria descrita en uno de sus tantos artículos periodísticos. Se cita la parte sustantiva: “con nuestro dinero que debería ser para el Libramiento carretero y norte de la ciudad de León…”. Esto está escrito en noviembre de 1981, y no fue sino hasta el acceso de las administraciones panistas de Carlos Medina y Eliseo Martínez, cuando dichas ideas, que en aquel tiempo eran solamente un proyecto en papel, empezaron a tomar forma.
  • 39. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 33 No se pretende elogiar con gratuidad las realizaciones del PAN como gobierno en el municipio de León. Lo sorprendente de este editorial de Juan Manuel, es que efectivamente, muchos de los grandes avances en el terreno de buen gobierno ya habían sido contemplados por la visión política de los panistas contemporáneos a López Sanabria. Sigue el propio Juan Manuel “…para sanear el Río de los Gómez...”. Vale la pena que el lector obligue un poco a la memoria para recordar las fechas en que este saneamiento empezó a realizarse “…para abaratar el costo del agua tan elevado ya para el pueblo, y que el Arquitecto Pohls Hernández pretende subir aún más para el año próximo junto con su candidatura a la presidencia Municipal”. El siguiente comentario de López Sanabria es tan agudo como popular en términos de bandera social: “…los servicios públicos tan caros y tan deficientes a la fecha...” Dineros, apuntaba el político panista, que era urgente aplicar “…para la carretera a San Francisco del Rincón paralizada…para terminar tanta obra vial inconclusa en León, como en el resto del Estado y en todo el país…” Es interesante acotar que el planteamiento de buen gobierno ya estaba dibujado con finura, en la plataforma propuesta por el doctor a los guanajuatenses. Además, encontraba puntos nada despreciables del quehacer gubernamental en el terreno de una obra pública que, por corrupción o por miopía política, las autoridades priistas durante varias décadas fueron incapaces de lograr. Por ello, el cambio ofrecido por las administraciones panistas, encontró no sólo el beneplácito de la ciudadanía, sino además un respaldo efectivamente más decidido y participativo.
  • 40. El principio del cambio 34 Dicho de otro modo, la propuesta y los alcances de la primera administración panista en León durante 1988, ya habían sido visualizados desde siete años antes. A López Sanabria no puede acusársele de “romántico‟ ni de “idealista‟. Tiene los pies en la tierra y es objetivo, aún al medir las propias fuerzas del panismo. Señala que el PRI podrá tener todo el apoyo gubernamental y por la fuerza, por el temor o por servilismo, la ayuda de las llamadas “fuerzas vivas”, pero le falta lo principal que es el pueblo. Acto seguido, retoma el concepto: “ese pueblo que perdió la fe y se abstiene de votar, pensando que sólo es burla y mofa todo el proceso electoral, mientras esté en las manos del gobierno, sin razonar que con su abstención está empeorando las situación política, social y económica del país; pues solamente con su decisión de actuar en forma positiva, puede el pueblo tomar las riendas del Poder, ahora en manos de una oligarquía”. Más adelante y en el cuerpo de la misma colaboración establece que el gobierno debe “dejar al PRI a sus propias fuerzas y no como mantenido de todos los mexicanos; que su mentalidad debe cambiar para saber perder una elección cuando el pueblo hastiado y cansado, decide sacrificarse y trabajar para obtener autoridades”. Ambos párrafos son de enorme valor para el análisis político comparado. En efecto. Uno de los más grandes aciertos –del PAN, de Vicente Fox y de la Alianza- que derivaron en la gran decisión de los mexicanos durante el 2 de julio, fue sin duda, la metodología para recuperar la fe y la esperanza de un pueblo que quería creer en una transformación y un cambio de raíz. La alternancia logró este objetivo elemental.
  • 41. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 35 Por otro lado, la añeja insistencia del PAN para que el PRI pudiese asumir su verdadero papel como partido político y no –como apunta Gerardo de los Cobos Silva, expresidente del PAN en Guanajuato- como la “Secretaría de Asuntos Electorales del Gobierno Federal”, abrirían a un tiempo, una propuesta y un enfoque diferente. El cierre de la colaboración que comentamos, es en esta perspectiva, formidable: “Solamente así podría haber democracia. Y que no se ufane el PRI en tener las mayorías del pueblo a su favor; pues de ser así, no necesitaría de la coacción, de atemorizar y de presiones, y dar apariencia de una popularidad que están muy lejos de tener sus candidatos; pues si no fuera por la fuerza, se quedarían hablando solos, rodeados solamente de los que esperan puestos, prebendas o favores especiales.” En el mismo espacio López Sanabria abordaría también diversos temas, incluso, algunos de carácter internacional. En otra ocasión fue sobre el diálogo Norte–Sur y la problemática de los países en desarrollo, que posteriormente adoptaría la denominación de Tratado de Libre Comercio. Independientemente de la abundancia de datos proporcionados en el artículo, también deja entrever su postura: “Quien todavía piensa o pueden pensar, que Rusia y los gobiernos opresores de la órbita soviética, quieran ayudar a los países en desarrollo, están muy equivocados, pues solamente representan un poder imperialista que trata de sojuzgar y de adueñarse de las riquezas de los demás países”. “La prueba está en Afganistán, Angola, Monzambique, Etiopía y ahora Nicaragua, donde se está expulsando o encarcelando a quienes se
  • 42. El principio del cambio 36 oponen al régimen marxista y se descubrió por los muertos en combate que parte de las tropas gobiernistas son mercenarios cubanos, igual que en El Salvador y en Guatemala...” Algo que nos parece de llamar la atención es que, además de la información correspondiente, López Sanabria acostumbraba llamarle a las cosas por su nombre. Sin ambages ni ambigüedades, las cosas tenían un nombre propio y apellidos concretos. Es decir, el Doctor entendía con claridad los conceptos como tolerancia, pluralidad, democracia y libertad; pero en donde jamás estuvo dispuesto a ceder un solo ápice, fue justamente en una serie de principios universales sostenidos por el PAN. Entre ellos, la buena voluntad con la que solía apreciar este tipo de eventos internacionales. “Ojalá que las bases formuladas en esta reunión, den los frutos necesarios para acortar la brecha entre los países con grandes recursos y de los que se debaten en la pobreza y la ignorancia”. Otro ejemplo de la pluma y pensamiento del doctor López Sanabria es “Hacia el imperio de la mordida”, título de su artículo publicado el 26 de Enero de 1982. El punto central del comentario periodístico, lo constituyen las reformas realizadas y aprobadas por la mayoría priista en la Cámara de Diputados, al Código Fiscal de la Federación. Palabras más, palabras menos, lo que el “mayoriteo” priista hizo valer, fue la posibilidad de que los inspectores de la Secretaría de Hacienda pudieran revisar lo que quisieran, hasta donde quisieran hacerlo y descuidando los detalles que establece la Constitución General de la República en su Artículo 16.
  • 43. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 37 Como era de esperarse, el Grupo Parlamentario de Acción Nacional se opuso rotundamente, pero la mayoría numérica del PRI se impuso a todo razonamiento y a toda lógica jurídica, y como la iniciativa de reforma al Código Fiscal permitía “practicar visitas a los contribuyentes, los responsables solidarios o terceros relacionados con ellos y revisar su contabilidad, sus bienes y mercancías”, ese sólo hecho bastó para poner en alerta máxima a todo el mundo. López Sanabria aprovechó para ironizar con la pluma: “Es decir, que no solamente afecta a los contribuyentes también a sus empleados, socios o familiares y no solamente los inspectores revisarían los libros, sino sus bienes y mercancías, lo que significa que a sus hogares se les puede abrir roperos, closets, revisar repisas, cajones, botiquines, buhardillas, todo.” En otra parte de la iniciativa validada por la diputación priista, se encontraba lo relativo al Artículo 45; a lo que los legisladores panistas también dejaron sentada su postura en contra de ello como consta en el Diario de Debates. De nueva cuenta, el doctor clarifica las cosas al hablar sobre la modificación: “…permite que la Secretaría de Hacienda pueda ordenar una auditoría a un comercio, industria, o prestador de servicios calificar las irregularidades que encontrare, cobrar las multas y pagos pendientes y posteriormente, volver a enviar auditores para hacer otra vez el mismo tipo de inspección, sobre lo ya examinado, calificado y cobrado”. Frente a la megalomanía del PRI encarnado en la figura presidencial, es el propio Juan Manuel quien comenta el desenlace y vuelve a cerrar con su perspectiva personal sobre este tipo de circunstancias. “La prensa nacional y local defendieron los intereses de los afectados y fue tal el clamor popular, que obligó al Senado a devolver a los diputados el mismo Código, quitándole solamente lo más grave, que
  • 44. El principio del cambio 38 consistía en que los domicilios particulares fueran considerados también parte del negocio y pudieran catearse y revisarse a gusto de los inspectores”. López Sanabria concluye magistralmente, por encima del mero hecho victorioso de la contienda en la Tribuna, un hecho significativo, de trascendencia y de alto impacto político para este momento; pero al fin y al cabo coyuntural. El doctor se va al fondo de las cosas. Efectivamente, especula un poco, pero es el párrafo final lo que nos permite visualizar el verdadero fondo de la lucha panista en el Congreso de la Unión. “Estas medidas tienden, dada la situación actual de corrupción en México, a incrementar el cohecho, el soborno y los “arreglos” entre empresarios e inspectores; y abre la puerta a éstos para facilitar las mordidas consecutivas y aún volver a encontrarse igual que las mafias de Chicago hace algunos años de “brindar protección‟ a las empresas mediante un pago mensual previamente arreglado”. Esta es la parte que podría recusarse como ejercicio especulativo. Sin embargo, el párrafo siguiente es demoledoramente claro: “Así fue como los diputados del partido oficial que dicen defender al pueblo y representarlo en el Palacio Legislativo, se convirtieron ese día, en simples voceros de la Secretaría de Hacienda que con lujo de ostentación, de fuerza interna y total desprecio para uno de los poderes; el legislativo, enviaron a ocupar escaños de la Cámara a sus tecnócratas entre los diputados priistas y ordenarles descaradamente a ellos lo que tenían que decir y defender desde la tribuna”. Para López Sanabria ése fue el verdadero sentido de la batalla camaral y la misión que sacaron adelante los valientes diputados del PAN en esa Legislatura. También en su espacio periodístico, el doctor López Sanabria dedicó su pluma y atención a uno de los problemas más graves y dolorosos de los década de los 80’s en nuestro país: la temida inflación, que analiza de forma clara e inmisericorde en
  • 45. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 39 su artículo titulado oportunamente “Que siga la inflación, el pueblo aguanta”, publicado en el mes de diciembre de 1981, unos meses antes de que se desatara con toda su furia la crisis económica que acompañó al final del sexenio de José López Portillo en la Presidencia de la República. En el artículo describe pues, y por enésima ocasión la estrategia del gobierno priista: “…devaluaciones del peso en Semana Santa; alzas desorbitadas en productos de primera necesidad durante la Navidad o el Año Nuevo…” La oposición del PAN a encarecer este producto era definitiva, hasta que no se demostrara ante el pueblo la necesidad de ello y abaratar costos aumentado productividad, honradez y capacitación en esa empresa”. Aunque la colaboración periodística de López Sanabria aparece publicada en febrero de 1982, alude directamente al mes de diciembre anterior, sobre un tema que para ese instante parece inagotable. Es el mes favorito del presidente para introducir sus iniciativas de ley, que se entremezclan con la validación de los presupuestos de ingreso y egresos. Las reformas introducidas por la mayoría priista al Código Aduanero se asemejan con mucho a la iniciativa sobre los quehaceres de los inspectores de Hacienda. El malestar de los diputados del PAN, incluido por supuesto López Sanabria, radica en que las investigaciones sobre posibles contrabandos, pueden ampliarse “…hasta en los domicilios de aquellos individuos o sus empleados en los que se suponga, existen productos extranjeros sin pago o permiso de importación.” Vale recordar que en aquellos tiempos, fruto de una non sancta alianza entre los grupos políticos cercanos al gobierno y los supuestos empresarios, la economía del país estaba formalmente cerrada a la importación de muchos productos, obligando a los ciudadanos a conformarse con productos caros, y de muy baja calidad. Ante esta asfixiante situación las personas buscaban alternativas y una de ellas era la importación informal, es decir, el contrabando, que el gobierno convirtió en uno de los principales espantapájaros para asustar a la opinión pública y justificar
  • 46. El principio del cambio 40 intervenciones autoritarias, que en realidad implicaban el beneficio de una pequeña camarilla de “empresas” afines al poder político, a cambio del empobrecimiento del resto de la población, que desesperada recurría a tianguis y opciones de dudosa legalidad para hacerse de productos que hoy podemos adquirir fácilmente en cualquier supermercado. Por supuesto que los aconteceres del comercio informal y el “contrabando” en lugares como la colonia Buenos Aires y el fluido de fayuca en Tepito eran circunstancias conocidas por todos. Entonces, ¿En dónde estaba el punto medular para pretender atacar al contrabando pasando por encima de las garantías individuales? El propio López Sanabria responde: “Vamos llegando paulatinamente a un régimen político, de atemorización ciudadana, en el que la burocracia se va hinchando cada vez más con una nube de agentes, inspectores, auditores, contralores, etc., con cargas impositivas múltiples cada vez más onerosas y diversificadas”. Más adelante destaca que los transportistas, cansados de las mordidas de la Policía de Caminos, se ponen en huelga, y, al regresar al fenómeno aduanero apunta: “…encontramos ya síntomas graves de la corrupción y del imperio de la mordida en nuestro país, que merecen ser enviados también al programa televisivo de Lo Increíble. Siendo México el único país en el mundo que tiene personal aduanero aparte de lo que es lógico: en las fronteras, a 28 kilómetros de ella a 126 Km. (sic), se permite lo que se llama “volantas” (sic) en coches y camionetas que molestan a los automovilistas y pasajeros hasta 575 Km, de la frontera ente Nuevo Laredo y Matehuala, S.L.P…Y una aduana para transportistas como si fuera fronteriza a 1,580 Km, de Ciudad Juárez y apenas a 150 Km de la ciudad de México sobre la carretera central.” El cierre del artículo deja entrever a un López Sanabria molesto, indignado con las realidades que los mexicanos perciben cada día:
  • 47. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 41 “Tamaña aberración solamente en nuestro país se explica; puede existir y se debe al grado de corrupción al que hemos llegado…. El gobierno no confía en su personal aduanal fronterizo, por lo que pone otras barreras en el camino…y por otro lado, otorga esas plazas a sus parientes y allegados para convertirse mutuamente en multimillonarios al compartir en poco tiempo el sinnúmero de mordidas que reciben de los “fayuqueros” que ya tienen su “iguala”. Aun cuando se ajuste a lo permitido por la Secretaría de Comercio o de Hacienda”. También con motivo de la crisis inflacionaria, escribe otro artículo, bajo el título de “La inflación fue la causa de la devaluación” y es sumamente crítico cuando se refiere al discurso empleado por el candidato del PRI, de quien acusa: “habla de combatir la corrupción cuando es producto de ella. Habla de ahorrar y disminuir gastos superfluos y está gastando veinte mil millones de pesos en su campaña.” Cuando Juan Manuel escribe “Somos apolíticos pero…”, se viven días de intensa agitación en el país, no es sólo por los problemas económicos y financieros; sino también por las graves repercusiones sociales que ha traído consigo las inflaciones recurrentes. Para marzo del 1982, a unos cuantos meses del sexto y último Informe de Gobierno del presidente López Portillo y en medio de una serie de dificultades que han hecho colapsar a muchas empresas por todo el país, empieza a darse una respuesta vigorosa de parte de los dirigentes empresariales. Incluso entonces, no todos comparten el mismo punto de vista. Es natural. Han estado subyugados desde 1910; destinados única y exclusivamente a producir, confinados por decisión gubernamental, auto-aislamiento, y una cierta medida de comodidad y complicidad, a no actuar en política. Ni siquiera en la política de bien común. Alguno de ellos, con el tiempo y con una apropiada docilidad a la altura de las exigencias de los gobernantes en turno, ha hecho su fortuna. Otros más, han enseñado a las nuevas generaciones, a la nueva camada de jóvenes revolucionarios -integrados en su mayoría en la CNOP, único organismo del PRI
  • 48. El principio del cambio 42 donde pueden incorporarse y de ahí saltar a otros membretes partidistas- a amasar fortunas bastante considerables. Son también los tiempos en los que es necesario encontrar a un “chivo expiatorio” para cada deficiencia en los resultados alcanzados por el Gobierno Federal, por eso el doctor López Sanabria entra a analizar el tema en su columna periodística, y lo hace a tambor batiente, empezando dos párrafos llenos de comentarios cáusticos, penetrantes y llenos de ironía, pues para él están claros los orígenes, las causas y los directamente responsables de la debacle nacional que se vive en esos momentos. Revisa en la parte media de su colaboración, los escarceos y golpeteos que han iniciado, entre los hombres de la iniciativa privada y los Secretarios de Estado que tienen que ver en todo esto. “…pero ha sido un encuentro amistoso –parafraseando la jerga futbolística- pues los altos funcionarios de Concamines, Concanacos, Canacintras y Coparmex se han declarado miembros activos del PRI; y fieles seguidores e industriales, de medio y bajo nivel, que son los que están sufriendo las consecuencias y por tanto no están de acuerdo con esta política y lo han manifestado muchas veces abierta y virilmente, como el caso de los fabricantes de calzado de León, en días pasados”. En efecto, destacados dirigentes empresariales caen en el juego del coqueteo con el entonces partido oficial, y surgen nombres: Olavarrieta y Silvestre Fernández Barajas desde la CANACINTRA; Jacobo Zaidenweber desde la cúpula de CONCAMIN, que manifiestan su respaldo a las propuestas presidenciales del programa económico nacional. Sin embargo, del otro lado de la moneda, también aparecen los inconformes; los que disienten del manejo financiero que realizan los funcionarios federales desde el Ejecutivo, y a consecuencia de ello el doctor López Sanabria plantea una indispensable separación, señalando que:
  • 49. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 43 “Se ha dicho que estas confederaciones patronales son apolíticas, pero solamente bastó con que Emilio Goicochea, comerciante regiomontano –aunque así se señala en el texto, Emilio es sinaloense- precandidato a la Presidencia de la CONCANACO, haya declarado que votaría por el PAN y por Madero en las próximas elecciones para que todos los concanacos de alto nivel se hayan rasgado sus vestiduras y hayan exclamado a coro: „¡Este no!‟. “Somos apolíticos para cualquier otro partido que no sea el PRI, luchamos por la democracia externa e interna, pero siempre centro del PRI y nomás del PRI”. Como habría de esperarse, el cierre del artículo es verdadera y justificadamente despiadado, exclamando que “Por eso estamos como estamos y por eso el gobierno “ya le tomó la medida” a la iniciativa privada”, aseveración que resultó también profética, pues unos meses después el gobierno federal anunció la nacionalización de los bancos, lo que constituyó el supremo insulto del gobierno federal a un gremio empresarial al que tenía sometido, al grito de “ya nos saquearon, no nos volverán a saquear,” durante el sexto informe de gobierno de López Portillo. Sin embargo, incluso la parsimonia de los empresarios tiene un límite, y así lo comprobó el sistema priísta después de 1982. A primera vista parecería que en ese año todo estaba normal. El jolgorio y el espíritu festivo electoral hacen presencia por todas partes. Los candidatos del PRI se encuentran degustando a plenitud la pasarela. Los diarios dan cuenta de sus visitas proselitistas. Quien llegar “si el voto popular les favorece”. “Los juanes” –Juan J. Varela y Juan Rojas Moreno- dirigentes de la CTM durante muchos años, están trabajando a todo vapor. Las visitas a los tianguis para recibir el apoyo son algo cotidiano. Lo mismo sucede con las comilonas en las que los trabajadores y sobre todo el sector campesino del III Distrito Electoral –de León- les hacen patente el respaldo. Hay confeti, sonrisas, aplausos y en las mesas donde se comparte el pan y la sal con los candidatos, el fotógrafo ha sido prevenido lo mismo
  • 50. El principio del cambio 44 que los comensales, así de que desaparezcan las cervezas y sólo salgan en la foto las “pepsis”. Viendo más allá de las apariencias, al describir “La situación económica de la nación” el 25 de junio de 1982, López Sanabria emplea su pluma como ariete, hace remembranza de la toma de posesión de López Portillo, cuando éste le pide a los mexicanos confianza para sacar al país de la crisis. El doctor coloca un primer asterisco o mejor aún, una primera banderilla en el morrillo del sistema político priista. Se trata de “la crisis”, pero López Sanabria clarifica, que no se trata de algo nuevo, sino de un problema provocado por el gobierno anterior a López Portillo, pero del cual el presidente también formaba parte importante como Secretario de Hacienda, y por lo tanto coparticipe de las mismas crisis nacionales. En este sentido, la visión y el manejo de la información que hace el doctor, nos parecen contundentes y valiosos, para plantear los escenarios políticos y económicos de estos instantes. Entre los datos que presenta respecto al gobierno de López Portillo destacan que, durante su sexenio, la administración Pública elevó el gasto del sector público fuera de todo precedente y de toda prudencia. El presupuesto de SEPAFIN se elevó 50 veces; el de SECOM 37 veces; el de SHyCP 32 veces; el de turismo, 19 veces y pasó de departamento a secretaría de estado, para ofrecérsela a Rosa Luz Alegría. En promedio, en 5 años el presupuesto de egresos de la Federación se elevó 6.7 veces y 3.5 veces los organismos paraestatales, tomando en cuenta que solamente 27 empresas propiedad del gobierno están para ese momento sujetas a control presupuestal y cerca de 900 no aplican balances ni estados contables. Ha crecido de tal manera el sector público –prosigue López Sanabria- en la economía nacional, que, mientras en 1976 su gasto representaba el 29% del Producto Interno Bruto, para 1980 subió al 58%. Este gasto desbordado tuvo que ser apoyado en un crecimiento enorme de la deuda pública y del circulante, hasta arrojar tasas oficiales de inflación del 30% en los años de 1980 y 1981.
  • 51. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 45 El diagnóstico que formula Juan Manuel sobre el México de ese momento, no deja de ser abrumador, no sólo por las cifras sino por las conclusiones que el panista obtiene a partir de los datos: “El gobierno ha provocado con ello una inflación galopante, crónica y ya fuera de control”. Ello provocaba a su vez una reducción peligrosa en el ritmo de las tasas de producción y exportación de manufacturas, la paralización de la economía y de la balanza de pagos, mientras el gobierno insistía en mantener la sobrevaluación del peso a costa de reservas y del respaldo de la deuda interna del gobierno. El panorama se complica cuando López Sanabria pondera los impactos sociales de frágil condición económica de México, haciendo énfasis en “2 millones de gentes desempleadas en el medio urbano, un subempleo urbano que las mismas autoridades han aceptado en 8 millones de personas; cifra equivalente al 40% de la población económicamente activa”. Pensando en ellas y en toda la sociedad concluye López Sanabria de la siguiente forma: “Por eso resulta burla y escarnio al pueblo, las frases prefabricadas al candidato del presidente repetidas a todo color en toda la prensa nacional con un altísimo costo para los mexicanos: “Cuentas claras del ejercicio público”, “Evitar dispendios con el gasto público;” “Evitar los despilfarros”… Y tantas otras frases engaña-bobos que sólo tienden a que los tontos muerdan el anzuelo y sigan esclavizados”. Semanas después, en la colaboración periodística que acostumbra escribir el Doctor López Sanabria, el tema obligado sigue siendo “La política económica del Gobierno”. Juan Manuel acusa, denuncia y reclama con toda la fuerza de su pluma. “No es posible creer ya en los pronunciamientos y en las proclamas del gobierno.” Acto seguido se refiere al crecimiento exagerado y desequilibrado de la participación del Estado en la economía, a la estatización y construcción indiscriminada de empresas, con cargo al erario federal y, como perversa consecuencia, a la instauración de una oligarquía formada una casta privilegiada de alto funcionarios”.
  • 52. El principio del cambio 46 Y pone como ejemplo de este fenómeno las indignantes cifras de la deuda externa, la cual, hasta antes de que el país tuviera sensatez macroeconómica (De Ernesto Zedillo a la fecha) era una de las principales “espadas de Damocles” que pendían amenazadoramente sobre la economía mexicana, y que a principios de los años 80’s eran motivo de muy justificada preocupación para el doctor López Sanabria y para todos los ciudadanos conscientes. Por ello, en una de sus columnas el doctor denuncia que el presidente Luis Echeverría recibió de su antecesor, Gustavo Díaz Ordaz- una deuda externa de “10 mil millones de dólares”, y a su vez Echeverría le heredó a López Portillo, pasivos por una cantidad enormemente superior. El Presidente López Portillo al final de su administración se encargará de elevarla a 80 mil millones de dólares. La devaluación provocada, sostiene López Sanabria, “duplica el valor en pesos mexicanos llegando a la cifra inconcebible de 4 billones de pesos (4 millones de millones)”. Uno de los principales motivos de esa mezcla malsana de deuda, déficit y devaluación era el hecho de que, en especial a partir del gobierno de Luis Echeverría, el gobierno federal se hizo de una auténtica maraña de empresas paraestatales, que se convirtieron en auténticos barriles sin fondo. Así lo denunció de puño y letra Juan Manuel López Sanabria en su artículo titulado “El desastre de las paraestatales”, publicada el 20 de Abril de 1982 por el periódico “a.m.” Es el martes y el doctor hace cuentas, señalando que a las 905 empresas paraestatales se destina casi la mitad del presupuesto de la nación. Lo preocupante también para la perspectiva del panista, lo constituye un hecho adicional de las paraestatales; “solamente 27 de ellas rinden cuentas directas a la Cámara de
  • 53. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 47 Diputados”. Las demás, continúa, se “cobijan” en el presupuesto de la Secretaría de Hacienda” y la mayoría maneja con pérdidas. De la multitud de paraestatales, dedicadas desde alimentos y bebidas hasta automóviles, “pocas son costeables y rinden como negocios; la mayor parte están en la ruina, sólo sirven de paraíso de recomendados, de influyentes, con sueldos estratosféricos y grandes utilidades, pero sólo para quienes las manejan y para sus allegados”. Más adelante, López Sanabria hace referencia a hechos específicos sobre muchas de las empresas –mal llamadas empresas y peor llamadas “para-estatales”- que absorbían el presupuesto federal. El repaso es completo y vale la pena detenerse en otro momento sobre lo que esas “empresas” del estado eran y lo que son hasta nuestros días. Por ahora baste señalar que el doctor se detiene en un párrafo de la colaboración editorial para hablar uno de los dolores de cabeza del empresario de entonces: “Tenemos un Instituto Mexicano de Comercio Exterior (IMCE) que junto con el Presidente de la República pide y exige que la iniciativa privada sea más competitiva y que exporte nuestra producción para adquirir divisas; pero no pone los medios adecuados para hacerlo. Las trabas, las mordidas, los permisos bajo gratificación, los costos por encima de productos similares extranjeros, la corrupción llevada a su máximo extremo han desplomado las exportaciones convirtiéndonos en mono exportadores de petróleo en un 70% del valor global.” Curiosamente, las palabras de López Sanabria son muy semejantes a las que pronunció en un estilo completamente distinto, pero igualmente certero, el entonces Consejero de la Asociación de Industriales del Estado de Guanajuato, Vicente Fox Quesada, de quien hablaremos más adelante. Dos trincheras y dos caminos
  • 54. El principio del cambio 48 aparentemente separados, pero un solo diagnóstico del acontecer de nuestro México. En todo el material que hemos podido rescatar de una y otra parte, encontramos un denominador común de los textos autografiados por el doctor López Sanabria, el empleo del comentario político y del análisis, no sólo para formar opinión o incluso, para generar corriente de opinión. López Sanabria acude y recurre también –con más frecuencia de la imaginada- al artículo panfletario; al texto de denuncia y al empleo de lapidar políticamente a un sistema cada vez más gravoso y opresor de los mexicanos, por supuesto, muy valiente para el entorno político dominante. Así, en “La corrupción nos ahoga” bajo la férula política de la “Columna del PAN”, López Sanabria aprovecha una serie de sucesos en Zacapu, Michoacán, en donde la prepotencia y arbitrariedad de la Policía Judicial, apagó el intento del alcalde para darle vigencia al estado de derecho, mediante un operativo armado de alto riesgo para la población de aquel lugar. López Sanabria lo denuncia, se pregunta y cuestiona con acritud a la autoridad pública: “¿De qué sirve que todos los Procuradores de la República se hayan juntado en días pasados en la ciudad de Guanajuato si no pueden frenar siquiera, corregir o mejorar la policía a su cargo?”. Con similar energía denuncia las irregularidades electorales, por ejemplo con su artículo “El Fracaso del Empadronamiento”, título corregido de puño y letra por López Sanabria. Esta vez se refiere la campaña de publicidad de la entonces Comisión Federal Electoral (controlada directamente por el Poder Ejecutivo, en aquellos años el contar con un órgano electoral ciudadano era poco menos que un sueño de opio), que asegura que gracias a la “Gran Acción Ciudadana” millones de personas están en posesión de su credencial.
  • 55. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 49 Contra las estadísticas oficiales, el panista se adelanta a realizar su propio muestreo “casa por casa” en el IV Distrito, correspondiente a León Norte, y sus datos son reveladores: Un 40% de las personas carecen de credencial, incluyendo a un 25% que habiendo sido empadronados no la ha recibido y a un 15% que ni siquiera fueron empadronados. Como analista político y social, López Sanabria poseía una cualidad sustantiva en quienes se dedican a esto: sentido común. Esto hacía que las deducciones se llenaran de sensatez, de claridad; y por lo mismo de compresión para quienes no tenían una gran percepción del acontecer político de su tiempo. Fue también la suya una visión de gran alcance, que abarcaba tanto los conflictos electorales a nivel local como las crisis internacionales en aquellos últimos años de la Guerra Fría. Tan sólo por poner algunos ejemplos, López Sanabria emite su opinión sobre “El problema de las Malvinas”, y cuestiona seriamente la sinceridad del respaldo soviético a Argentina, sobre todo cuando ya se habían presentado casos como los de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, entre otros países que sufrieron los estragos de la cercanía con URSS. En otra colaboración, López Sanabria aporta una serie de elementos sobre las injusticias de que son objeto los jubilados y pensionados. Da cuenta de la contienda sostenida por los legisladores del PAN a fin de favorecer los procedimientos para este sector de la población: muy en contra de los postulados de Arsenio Farell Cubillas entonces Director General del IMSS. Y a la denuncia contra el gobierno añade la denuncia contra la pasividad ciudadana en artículos como “¿El pueblo querrá seguir igual?”, donde afirma con absoluta claridad que:
  • 56. El principio del cambio 50 “Si los mexicanos no abren los ojos y actúan en consecuencia, seguirá el régimen de hipocresía, de simulación, de profundizar cada vez más la brecha entre explotadores del PRI con apoyo del gobierno y de explotados, y la persistencia de los líderes millonarios y caciques pueblerinos todos del partido oficial contra el pueblo atemorizado y débil”. Cuando Juan Manuel escribe “Gobernar con el Ejemplo”, faltan unos cuantos días para realizar los comicios presidenciales. Todavía es posible realizar un poco de propaganda; de recriminar al sistema todo lo que ha hecho para postrar al país. El doctor no deja pasar esta oportunidad y cita diversos casos evidentes de corrupción que han sido tan evidentes que incluso el mismo sistema no ha tenido más remedio que reconocerlos. Tras analizar estos casos concluye en la invitación a votar “a favor de quienes les ofrecen –al pueblo- un cambio definitivo en la política nacional, honradez, aptitud y honestidad en los funcionarios y una plataforma política de salvación nacional en estos momentos de crisis”. En otras ocasiones, el doctor López Sanabria no sólo ironiza, sino que llega a plantear la sátira desde el principio, cuando compara la imagen negativa de los mexicanos en el exterior, con las figuras y desfiguros del Cantinflas, y todo esto lo pone a tras luz para asegurar que ahí –en ese comportamiento cantinflesco- se encuentra el éxito comprensible para nosotros e inexplicable para muchos, del arte del conseguir prestado de otras naciones y muchos bancos, con la promesa de que somos ricos y tenemos mucho con qué pagarles “cuando en realidad somos un país pobre, sin reservas económicas y con gobiernos desastrosos”.
  • 57. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 51 Ese mismo diagnóstico se asoma en el balance que publica López Sanabria respecto a la realidad del país que hereda por la administración federal de López Portillo, incluyendo la monumental cifra de 85 mil millones de dólares como deuda externa. El doctor saca cuentas: “al cambio original de $150.00 por dólar, corresponde a la estratosférica cantidad de 2 billones, 750 mil millones de pesos, que DIVIDIDOS ENTRE 70 MILLONES DE MEXICANOS, nos dejó una cuenta (sic) por pagar de $182,000.00 para cada uno”. Es decir, que el regalo de navidad y reyes dejado para finales de 1982 a una familia compuesta por papá, mamá y tres hijos en promedio, es una deuda por $910,000.00 de los pesos de ese entonces. Y satiriza más adelante: “De acuerdo con el presupuesto federal para 1983, de 2 billones y medio, quiere decir que López Portillo nos endeudó con cinco años, de todo lo que el gobierno recibiría en un año, sin poder gastar un solo centavo y aún sin pagar intereses de la deuda”. Con el paso de los párrafos, las cuentas y los cálculos se desgranan generosamente en el artículo y los nombres se agolpan a caudales en el marco de la “Renovación Moral” de Miguel de la Madrid. López Portillo, Hank González, El negro Durazo, Flores Tapia, Bob de la Madrid, Lerma Candelaria, La Quina, Toledo Corro y el Burro Barragán Camacho. Hacia ellos apunta la pluma del Doctor: “Si se les castigara y se llegara a recuperar lo robado, se solucionaría en gran la deuda nacional y el pueblo iría recobrando la fe y la confianza ya perdidas en el régimen actual.” Siguiendo con la remembranza del pensamiento político de López Sanabria, visto a través de sus colaboraciones periodísticas, es necesario hacer particular referencia al tema de la libertad de prensa. A este respecto, durante 1982, la celebración del Día de la Libertad de Prensa, adquirió un sesgo especial, pues, con toda la imprudencia política, el entonces Presidente López Portillo deslizó una amenaza a los representantes de los medios de comunicación, diciendo básicamente que, o
  • 58. El principio del cambio 52 dejaban de atacar al gobierno o no se les daría más publicidad, lo que en términos prácticos significaba condenarlos a la quiebra. La pifia presidencial es doble en opinión del doctor: Evidencia por una parte que las dependencias y dependientes del entonces partido oficial poseen una estructura monolítica y hegemónica que no admite diversidad de opiniones y menos un ejercicio de autocrítica. Por la otra, señala López Sanabria, a pesar de los propagandistas a sueldo, en los 6 años de gobierno lopez portillista el sistema no ha podido, “convencer a los ciudadanos que voten por la continuidad de un sistema que solamente ha hecho más ricos y poderosos a los que ya tenían bastante y miserables a los que eran pobres”. Ahora, la nueva política anunciada sutilmente por el gobierno federal se asemejaba a como “empiezan los gobiernos que se convierten en tiranos, déspotas y autócratas cuando les molestan las verdades.” A unos años de distancia, cuando el panismo ha asumido diversas posiciones de poder público y liderazgo político, apreciamos que López Sanabria ya vislumbraba los necesarios ejercicios de transparencia y de participación social; de crítica y fiscalización de los medios masivos de comunicación como elementos valiosos para construir gobiernos exitosos y de cara a la ciudadanía. Es importante aclarar que, aunque el periódico a.m. le brindó un destacado espacio de expresión editorial, no fue el único periódico abierto a la pluma y el pensamiento del doctor López Sanabria. Por esos mismos años, cuando la población leonesa le da la bienvenida al naciente periódico “Contacto”, muchos también le dieron la bienvenida a una especie de suplemento político que ataría como imán a diversos dirigentes de opinión y generadores de corrientes de pensamiento y polémica.
  • 59. Fundación Juan Manuel López Sanabria A.C. 53 Ya que el suplemento no limitaba tanto los espacios, se podía ampliar un poco en los análisis, y en una de estas participaciones Juan Manuel hace un interesante desglose de las diversas actitudes que asume la ciudadanía mexicana desde los periodos presidenciales de Ávila Camacho hasta el primer período de gobierno de Miguel de la Madrid. La contundencia de los argumentos que va hilvanando López Sanabria, lo lleva a una conclusión que aprovecha como cierre de aquella columna en “¿Qué piensa el pueblo de este sexenio?”, que además se fueron confirmado como ciertas conforme avanzó la administración federal de Miguel de la Madrid. Escribía, con pluma de profeta el doctor: “Con palabras tan huecas de sentido como “renovación moral‟, “apoyo a las clases necesitadas”; “elevación del poder adquisitivo de obreros y campesinos”, no sustentadas en la realidad, hacen de este gobierno, que a un año de iniciado, ya el pueblo en su mayoría, le haya perdido la fe y la confianza, si es que la tuvieron cuando se inició este sexenio”. Aunque escritos en diferentes momentos políticos y respondiendo a coyunturas múltiples, “Política a la Mexicana”, “La Renovación Moral”; “Dos pesas y dos medidas” y “La comunicación progresiva de México”; los textos constituyen una gama y una veta enriquecedora sobre el pensamiento de López Sanabria, no sólo por los diferentes estilos y matices de pluma que imprime el doctor en cada artículo, sino por la misma perspectiva que emplea para revisar, para desmenuzar y abordar cada tema seleccionado. Recurre a la ironía fuerte en “Política a la mexicana” o se vuelve serio y preocupado al señalar una especie de estrategia izquierdizante del Gobierno de la República y lo que él llama la “proclividad marxista” de la administración federal. En “Dos pesas y dos medidas” emplea un estilo de denuncia brutal que desenmascara la acción del gobierno mexicano en el ámbito internacional y una trasfiguración en la política
  • 60. El principio del cambio 54 interior, que el doctor describe con sutileza, señalando “nuestro gobierno es caníbal en lo interior y vegetariano en lo internacional.” Más adelante, en “El sexenio de los fideicomisos y los Fondos”, se lanza fuerte contra toda la tradición gubernamental priísta de adquirir, administrar o simplemente, integrar al patrimonio de alguna dependencia, cualquier tipo de empresa, negocio o como se dice actualmente, algún “changarro”. Destaca también la posición clara del político panista con respecto a la tarea de la empresa y de las organizaciones intermedias dentro del campo económico, afirmando con claridad que: “La economía de un país no se mide por la cantidad de billetes que pueda imprimir el gobierno en un momento dado, sino aumentando la producción, equilibrando los factores trabajo-capital, de otra manera sobreviene el desempleo, los hechos violentos, el antagonismo de clases y las tensiones sociales”. Y más adelante concluye: “Es un buen despertar que las asociaciones intermedias estén tomando ya su lugar dentro de la política nacional y se den cuenta de la importancia que tiene y debe tener en la vida de la nación, pese a las posturas demagógicas y estrafalarias del PRI y del PSUM.” Hablando también de opciones y decisiones político-electorales, la decisión entre abstencionismo y participación ciudadana constituía, sin lugar a dudas, uno de los temas predilectos de López Sanabria, particularmente durante estos años en los que fue más generoso en sus colaboraciones editoriales.