El resumen relata la historia de Len y Mavis Barnard, un matrimonio misionero que trabajó en Papua Nueva Guinea. Len sintió el llamado de Dios para servir como misionero, aunque la iglesia no tenía recursos para enviarlo. Más tarde, se les ofreció trabajar en un hospital y fundar una colonia para leprosos en las tierras altas. Años después, Len logró conseguir un avión para alcanzar aldeas remotas. Su trabajo ayudó a expandir grandemente la obra misionera en la región.

1. Programa para el 13er. Sábado
 Himno de apertura “¡Firmes! ¡Fuertes!”
Himnario Adventista, Nº 509 (ed. 2010)
 Bienvenida Director o Maestro de Escuela Sabática
 Oración
 Programa “La misión en las nubes”
 Of r e n d a Mientras se recoge la ofrenda, pida a los niños
que canten “Cristo me ama” en pidgin.
 Himno final “Hoy quiero trabajar contigo”
Himnario Adventista, Nº 493 (ed. 2010).
 Oración final
Participantes: Un narrador y una o más personas que cuenten la historia de Len y Mavis
Barnard. [Aclaración: Los participantes no necesitan memorizar sus intervenciones, pero deberían
estar lo suficientemente familiarizados con el material para que no tengan que leer cada palabra del
guión. Que los participantes practiquen para que se sientan cómodas y puedan modular sus palabras
donde sea necesario]
Escenario: Un mapa grande de la División del Pacífico Sur [Escanee el mapa de la última pági-
na del folleto de Escuela Sabática y proyéctelo en una pantalla, o dibuje un mapa en un afiche].
MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN DEL PACÍFICO SUR
Narrador: La División del Pacífico Sur está ladas, de las regiones montañosas del país. La
formada por Australia y varias naciones insulares. mayoría de los habitantes subsiste gracias a las
Aunque la mayoría de los 423.000 miembros huertas que cultivan en las escarpadas laderas.
vive en las islas esparcidas a lo largo y ancho Algunas regiones están tan aisladas que la gente
del Pacífico Sur, la mayoría de los recursos fi- vive de manera similar a la de sus antepasados
nancieros se encuentran en Australia y Nueva de hace siglos. Hasta hace poco, todavía existía
Zelanda, donde hay una menor cantidad de el canibalismo en algunas de estas zonas.
miembros. Aldeas enteras son transformadas cuando
En Papua Nueva Guinea se halla más de la tienen oportunidad de escuchar el mensaje de
mitad de los creyentes de esta División. A pesar Dios. Pero, la tarea de alcanzarlas ha sido una
de ello, la mayoría de los adventistas de Papúa lucha para desterrar las tinieblas y ganar a las
Nueva Guinea vive en aldeas muchas veces ais- almas para Jesucristo
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2. Reportero 1 Reportero 3: En su puesto misionero
Len Barnard se paró frente al hospital rural de la El matrimonio voló hacia las tierras altas, subió a
costa de Papúa Nueva Guinea, una isla escarpada con un vehículo todoterreno atestado, y avanzó dando saltos
grandes regiones selváticas al norte de Australia [Ubique hasta el final del camino. Varios porteadores del lugar
Papúa Nueva Guinea en el mapa]. En las laderas de las aparecieron a través de la vegetación para ayudarlos a
montañas, algunos puntos oscuros esparcidos a lo lar- cargar el equipaje. Comenzaron a ascender y ascender
go y a lo ancho del terreno señalaban pequeñas aldeas por un sendero fangoso que iba zigzagueando por la
que solo podían ser alcanzadas después de caminar montaña. Dos horas después, cansados y sin aliento,
durante días por senderos peligrosos. Algún día voy a llegaron al lugar de la nueva colonia para leprosos. El
visitar esas aldeas, pensó Len. funcionario del Gobierno señaló una choza con techo
Un avión pasó volando sobre el hospital y aterrizó de paja.
en una base aérea cercana. Algún día voy a volar hasta —Esa es su casa —les dijo—. Es solo temporal.
esas montañas en nombre de Dios, expresó con confian- El funcionario vio cómo los ojos de Mavis se llena-
za. Len, un médico del ejército, sentía un profundo ban de lágrimas.
amor por los nativos y anhelaba ayudarlos. Cinco semanas después, mientras los directivos de
la Misión visitaban el lugar para trazar los planes, Len
Reportero 2: Dios abrirá el camino se despertó en medio de la noche por un chisporroteo.
Cuando la guerra llegó a su fin, Len presentó una so- Al mirar hacia arriba, vio que el techo de paja estaba
licitud para ser misionero. Pero la iglesia no tenía dine- en llamas. “¡Fuego!”, gritó mientras corría hacia la sala
ro para enviar más misioneros. Se sintió desilusionado; más grande, para despertar a los líderes de la iglesia. En
pero, junto a su esposa, Mavis, comenzaron a orar pa- pocos segundos, todo el techo estaba ardiendo. Juntos,
ra hacer la voluntad de Dios. Y la respuesta divina fue corrieron hacia fuera antes de que la casa quedara to-
una invitación para trabajar en un hospital público en talmente envuelta por las llamas. Los Barnard perdie-
Papúa Nueva Guinea. ron todo lo que tenían, con excepción de sus vidas.
—Antes de ir allí —anunció Len—, voy a aprender a Por las tierras altas, se corrió la voz de que los le-
pilotar un avión. Pero su esposa le recordó que no te- prosos iban a ser atendidos en un centro para ellos. Y
nía un avión. comenzaron a venir tantos que la Misión tuvo que so-
—No importa —le dijo a su esposa—. Dios abrirá el licitar dos enfermeras y un médico, para que ayudaran
camino. en el lugar.
Y así fue. —Si pudiera llegar hasta las aldeas y tratar a la gente
La joven familia llegó a su nuevo puesto en el norte antes de que la enfermedad esté tan avanzada —le decía
de Papúa Nueva Guinea. Len a Mavis—. Tengo que conseguirlo.
—Hay muchos leprosos —le dijo el administrador del Las aldeas a las que se refería Len aún continuaban
hospital—. Aprenda todo lo que pueda sobre la lepra con prácticas caníbales.
antes de asumir su puesto. —Si tan solo tuviéramos un avión —le dijo Len a un
Len pasó semanas observando cómo trataban los administrador de la iglesia-, podríamos construir pis-
médicos a los leprosos, haciendo preguntas y aprendien- tas de aterrizaje y llegar hasta estas personas en pocas
do cómo amputar las extremidades enfermas. Mientras horas en lugar de viajar durante semanas.
tanto, Mavis aprendió a soportar el calor y la falta de —Es demasiado costoso —le respondió el directivo—.
comodidades que había conocido en su hogar. Tal vez algún día podamos hacerlo.
Un año después, el presidente de la Misión visitó a
Len en el hospital. Allí invitó al matrimonio a fundar Reportero 4: El avion misionero de Dios
una colonia para leprosos en las tierras altas. Ellos se Len y sus porteadores caminaron durante días por
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regocijaron, porque al fin podrían ser misioneros. Pe- terrenos escarpados y peligrosos, atendiendo por el
ro, aun después de seis años en Papúa Nueva Guinea, camino a las personas que necesitaban ayuda médica y
Len no estaba preparado para lo que significaba ser predicando el evangelio. Mientras Len y sus colabora-
realmente un misionero. dores hacían grandes esfuerzos para avanzar en medio
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3. del fango y los pantanos, él seguía pensando: Si tan so- Después de 25 años en Papua Nueva Guinea, Len
lo tuviera un avión. y Mavis entregaron con emoción la antorcha a otros
Transcurrieron 18 años hasta que Len pudo volar misioneros más jóvenes que ellos.
en el Andrew Stewart, el primer avión misionero sobre
las regiones montañosas de Papua Nueva Guinea. Reportero 5: Lucha contra las tinieblas
El avión misionero llevaba obreros a nuevos cam- La obra como pioneros que llevaron a cabo los
pos, trasladaba a los directivos de la Misión a las Barnard representa el mismo espíritu misionero que
reuniones, y rescataba a los heridos y los enfermos en infunde poder a la obra actual en Papua Nueva Gui-
pocas horas, en lugar de tardar días. Cuando se inició nea. La ofrenda del decimotercer sábado de este tri-
la obra en nuevas regiones, Len instó a los creyentes a mestre refleja la pasión de muchos misioneros por dar
que construyeran una iglesia y una pista de aterrizaje. a conocer a Cristo y su Palabra a personas que aún no
Len Barnard pilotaba su avión a través de un clima te- han sido alcanzadas.
rrible y aterrizaba en diminutas pistas de aterrizaje. Un Len Barnard soñaba con tener un avión para llegar
día, lo golpeó la tragedia. Mientras Len revisaba los a los lugares más alejados de Papua Nueva Guinea.
cilindros de las hélices, el motor se incendió en forma Actualmente, la Misión cuenta con dos aviones, uno
repentina, lo que inició el movimiento de las hélices y de los cuales fue adquirido gracias a una ofrenda del
arrojó al suelo a Len, casi mutilándole la pierna. decimotercer sábado de hace unos años.
Un pasajero corrió para ayudarlo, mientras que otro Len quería llegar a la gente a través de la obra mé-
apretaba la herida, para detener la hemorragia. Mo- dica. La ofrenda que recogeremos hoy ayudará a esta-
mentos después, llegó una ambulancia. Los encarga- blecer al menos cuatro clínicas en las regiones más
dos subieron a Len a la ambulancia y salieron a toda aisladas de Papúa Nueva Guinea. Este pionero misio-
velocidad hacia el hospital, donde los médicos revisa- nero quería enseñar la Palabra de Dios a gente que
ron al paciente. jamás había oído hablar de ella. Parte de la ofrenda de
—Tendremos que amputarle la pierna —le dijo uno de hoy será usada para adquirir reproductores MP3 que
los médicos. continuarán contando el plan de salvación de Dios a
—Traten de salvarme la pierna —les rogó Len— Soy los habitantes de las aldeas más remotas.
un piloto misionero. La ofrenda del decimotercer sábado de nuestros
—No hay nada que hacer —le dijeron los médicos niños ayudará a proveer quince mil Biblias para los
mientras lo llevaban en silla de ruedas hasta la sala de niños de estas tiertas lejanas. Muchos adultos aún no
cirugía. saben leer ni escribir. Por lo tanto, dependen de que
Len se despertó de la cirugía con la pierna enyesada. sus hijos les lean la Palabra de Dios. Una sola Biblia
Los médicos seguían pensando que era imposible salvarle puede ayudar a que familias enteras sean fortalecidas
la pierna, pero le dieron tres días al paciente y también en Cristo.
MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN DEL PACÍFICO SUR
a Dios. Sigamos luchando contra las tinieblas espirituales.
Len se recuperó del accidente, y ocho meses después Y seamos generosos con nuestras ofrendas para que
regresó a Papua Nueva Guinea para continuar sirviendo miles de personas del Pacífico Sur puedan escuchar
a Dios. Visitó cada puesto misionero, y se emocionó al que Dios los ama y quiere que se preparen para vivir
ver que había obreros nativos que trabajaban fielmente con él para siempre.
para Cristo, cuando, tan solo una generación antes, sus
padres estaban sumidos en el paganismo. Len fue pio- [Ofrenda]
nero en la construcción de nuevas pistas de aterrizaje, y
extendió el horizonte de la Misión a lo largo y a lo an-
Adaptado con autorización del libro Wings Over New Guinea, escrito
cho de las selvas montañosas de Papua Nueva Guinea. por Goldie M. Down y publicado por la Pacific Press Publishing
Association.
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