La Revolución Verde consistió en el desarrollo de variedades mejoradas de cultivos en los 1960s que podían alcanzar altos rendimientos usando fertilizantes, plaguicidas e irrigación. Esto aumentó significativamente la productividad agrícola y los alimentos producidos entre 1960 y 1980, especialmente en Estados Unidos. Aunque la Revolución Verde disminuyó la mano de obra necesaria y aumentó los rendimientos de cultivos, también generó desventajas como la dependencia de insumos químicos y semillas menos productivas.