1. Mediante el acento destacamos la sílaba más importante de cada
palabra, que, como ya sabes, puede llevar tilde o no, según
marquen las reglas de acentuación. Con la entonación ayudamos a
nuestro interlocutor a interpretar correctamente nuestro mensaje,
que puede variar mucho según el tono que utilicemos.
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2. Las palabras, dependiendo de la sílaba en la que se
acentúen, se clasifican en:
Agudas (en la última sílaba): pa-pá, ca-ra-col, ca-za-
dor.
Llanas (en la penúltima sílaba): he-la-do, bu-zo,
bur-bu-ja.
Esdrújulas (en la antepenúltima sílaba): bú-fa-lo,
pó-mu-lo, cás-ca-ra.
Sobresdrújulas (en la sílaba anterior a la
antepenúltima): es-té-ti-ca-men-te, man-dán-do-se-
lo, trá-e-te-lo.
3. Según las sílabas estén o no acentuadas, se
distingue entre: Tónicas (con acento,
pudiendo llevar tilde o no llevarla, según las
reglas de acentuación): cis-ne, ár-bol.
Átonas (sin acento): as-no.
Además, las sílabas pueden tener distinto
número de letras, desde solo una: a-tar-de-cer,
¡hasta seis!: a-griéis.