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FUNDACIÓN UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COLOMBIA
Con apoyo de la Universidad Central
PROYECTO BOGOTÁ – TELÉMACO
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN PORTALES Y PASAJES
LAS TRAMAS DE TELÉMACO
UNA NUEVA STOA: PORTALES Y PASAJES
PARA RE/SIGNIFICAR
LA CIUDAD/REGIÓN/NACIÓN/MUNDO
Libro/informe final de la primera etapa del proyecto
Preparado por el equipo de investigación del proyecto Bogotá – Telémaco para la Fundación Universidad
Autónoma de Colombia (en particular, al Instituto Superior de Pedagogía, ISP) y a la Universidad Central
(en particular al Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC, Línea de
Comunicación-Educación):
Gabriel Restrepo, Andrés Gordillo, Luis Carlos Medina, Gloria Bulla, , Edward Morales, Jimmy Morales, Diana
del Pilar Ramírez, Alfredo Niño Rico por la Universidad Autónoma de Colomiba, y Sonia Rojas y Diana Paola González
por la Universidad Central.
Bogotá, julio a noviembre de 2004
ENVÍO
AArturo Restrepo Bulla (Bogotá, 1998 - ), a Antonio José Gordillo Escobar (Bogotá, 2003 - ) y a Julián Esteban
Medina Arévalo (Bogotá, 2003 - ), porque como nuevos Telémacos engendraron este proyecto con el acto y la promesa de
su nacimiento. Y a las madres que tejieron con dolor la urdimbre de cada día y en la noche la trama del amor para el
regreso y la permanencia de estas escrituras pensadas como el revés del revés. Y con la esperanza de que alcancen la edad
suficiente de la sabiduría para contemplar entre el 2050 y el 2060 el advenimiento de la Casa Mundial de Salomón, que
nosotros apenas hemos entrevisto en sueños.
2
PRESENTACIÓN
Dividiremos este libro sobre el proyecto de investigación Bogotá- Telémaco 1
, en cuatro capítulos (ver índice al
final) , aclarando de entrada que el principal producto al que se refieren estas reflexiones es el portal en construcción
situado en la dirección www.telemaco.fuac.edu.co.
En el primer capítulo, titulado “Telémaco global: entre la trama y la red”, partirá de la distinción y contraposición
de los conceptos de trama y de red. El hilo conductor será la re/consideración del envío y de la promesa contenidos en el
Telémaco griego examinado al envés de un mito Kogui. Luego, se presentará una especie de genealogía o de arqueología
del concepto de portal y de ventana telemáticas, asociadas al tema de la casa, casa local y mundo/casa. La idea que
orienta esta labor es que los conceptos de puerta, ventana, portal, pasaje, plaza son una especie de constantes y de
variaciones que atraviesan el arco que va de la domesticación local que se remonta al neolítico y adquieren
significaciones inéditas en la domesticación global que se intensifica en la era de la sociedad del conocimiento y de las
comunicaciones, por ejemplo, con las nociones de portal virtual o de ventana telemática 2
.
La pregunta que guía esta búsqueda es la indagación del sentido de la creación de un portal en las condiciones de
un mundo contemporáneo globalizado. En una sociedad global y telemática, descrita como la sociedad de la revolución
digital y la era del conocimiento, ¿qué significa crear un portal y para qué se abren esas ventanas cibernéticas? La
respuesta conduce a redescubrir el sentido de en/señar en la era telemática como un re/significar la ciudad local, la ciudad
región, la ciudad nación y la ciudad mundo, empoderando a los sujetos para que a su vez descubran en sí mismos los
signos de la ciudad, de la nación y del mundo. Re/significarse, resignificando el mundo es el camino que se abre al
indagar esta historia del mundo.
1 El proyecto fue aprobado por la Fundación Universidad Autónoma de Colombia en octubre de 2003, pero su inicio se
postergó de modo formal a febrero de 2004 por el deseo de aparejar el aporte de dicha Universidad con otro de la
Universidad Central. La duración legal del proyecto ha sido entonces de medio año, pero en la Universidad Autónoma se
ha trabajado desde noviembre de 2003 a diciembre de 2004.
2 Este pasaje y esta primera parte amplían lo formulado en el informe preliminar de investigación, pero deben mucho al
trabajo de Gabriel Restrepo contenido en el ensayo que será publicado en la Revista Palimpsestus, de la Facultad de
Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, titulado: “Danzar en la cuerda floja de la Utopía” y obedece a una
preocupación fundamental de su pensamiento en el momento, consistente en preguntar qué hay de remanente de
esclavismo en la sucesión de formas de dominación, explotación y sujetamiento que van del arco de la domesticación
local del neolítico a la domesticación global de la época contemporánea.
3
En el segundo capítulo, titulado “Telémaco local: de la ciudad letrada a la ciudad democrática”, responderemos a
la misma pregunta, pero desde una visión compendiada de la evolución colombiana en el trasfondo de América Latina y
el Caribe. El hilo conductor será la hermenéutica del envío y de la promesa contenidos en nuestro primer Telémaco
mestizo: el Inca Garcilaso de la Vega. La guía que nos permite interrogar de un modo panorámico, en horizonte, sobre el
sentido de la historia de Colombia es la que se justificó en el proyecto inicial de investigación bajo el nombre: de la
ciudad letrada a la ciudad democrática. ¿Qué significa ese tránsito de la ciudad letrada, imaginada desde España en los
albores de la colonización, a la ciudad democrática que se intuye en las luchas culturales y políticas de la ciudad de
Bogotá en la última década? Y, con ello, ¿qué puede significar la creación de puertas y ventanas virtuales en términos de
acelerar el advenimiento de una ciudad democrática en el marco de una ciudad/local, ciudad/región, ciudad/nación,
ciudad/mundo? El sustrato conceptual para ordenar esta visión es la indagación que han realizado algunos de los autores
de este proyecto en torno a los siete modelos de cultura, socialización y formación del sujeto en Colombia. Y su fin es el
hallar sentido a una búsqueda de autonomía solidaria en el sujeto y en la ciudad.
En el tercer capítulo, titulado “Telémaco glocal : tramas teóricas para un vaivén”, se desarrollará el marco
conceptual que ha servido para la articulación del proyecto de investigación. Esta larga exposición estará centrada en el
hilo conductor del concepto de trama y otros asociados y se referirá a ocho partes:
Primera parte, la trama en la concepción de la universidad, la investigación, las relaciones entre educación formal,
no formal e informal, docencia, gestión, vida activa.
Segunda parte, la trama en el concepto de investigación y acción participativa y expresiva (IAP/E), incluyendo allí
una articulación con los estudios culturales.
Tercera parte, la trama en los conceptos de poiesis como estrategia de las ciencias sociales y de autopoiesis como
construcción personal y social y también como ideal de realimentación (o retroalimentación) en la construcción del portal
y en el progreso del proyecto.
Cuarta parte, la trama en el concepto de creador tramático.
Quinta parte, la trama en los conceptos de ciudad, ciudadanía, conciudadanía.
Sexta parte, el concepto de trama en el tema de la formación del sujeto y re/creación.
Séptima parte, el concepto de trama en las Tecnologías de la Información para tejer conciudadanía democrática.
Octava parte, se ponderará la gestión como un elaborar trama.
En el cuarto capítulo, titulado “En el umbral de un portal: Telémaco en perspectiva”, se precisará la metodología
o la estrategia de acción que se ha seguido en la construcción del portal – en particular en el diseño de la plataforma - con
fundamento en los anteriores conceptos. Dos dimensiones serán tomadas en cuenta: una, la racionalidad científica de la
clasificación de las ciencias sociales; dos, la racionalidad estética para la traducción a la interfaz de dicha clasificación,
cuya fuente la encontramos en las Seis Propuestas para el próximo milenio, del escritor Italo Calvino 3
.
Luego, examinaremos el nexo entre el orden o trama conceptual y la trama de la plataforma, entre la trama del
equipo y la plataforma, entre la trama de la plataforma y la ingeniería de sistemas y entre la trama de la plataforma y la
gestión externa. Allí se comentará el funcionamiento del portal en el estado presente del proyecto y se ofrecerán algunas
breves conclusiones, en el entendido de que se trata de un camino abierto a partir de la apertura de una puerta o portal.
3 Calvino, Italo. 1989. Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid. Siruela.
4
EL TONO DEL LIBRO
Es apenas natural que en el desarrollo de un proyecto nuevo y complejo por muchas razones, se presenten en el
camino diferencias que puedan llegar incluso al nivel de una polémica muy intensa.
Esta polémica se considera aquí empero como algo cancelado. Es, incluso, parte del balance que cada institución o
las dos instituciones integran como patrimonio para superar conflictos, pues el manejo de conflictos es también un asunto
de experiencia y de elaboración.
Por lo tanto, el presente informe se articula en un tono objetivo y mesurado, procurando en cierto equilibrio honrar
a las partes que contribuyeron a su desarrollo, precisando eso sí las contribuciones específicas de cada universidad en el
balance final.
LA COOPERACIÓN INTERINSTITUCIONAL
Todos sabemos que trabajar en grupo, construir un equipo y sostenerlo, no es tarea de un día y menos en
Colombia. Y mucho menos dentro de un enfoque interinstitucional (Universidad Autónoma y Universidad Central). Y
mucho menos dentro de un enfoque interdisciplinario (como se verá abajo, en el proyecto se involucran personas con
trayectorias en sociología, antropología, historia, comunicación – educación, tecnología- edumática, artes plásticas,
diseño industrial, publicidad, ingeniería de sistemas). Y menos dentro de un enfoque que combine las artes con las
ciencias y las ingenierías. Y menos dentro de un enfoque intergeneracional. Y menos dentro de un enfoque
interinstitucional, no sólo interuniversitario, sino transuniversitario, abierto a instituciones externas (por la intención de
involucrar a colegios públicos y privados y a instituciones públicas y privadas de Bogotá). Y mucho menos dentro de un
proyecto que desborda las formas tradicionales de hacer investigación y de relacionarla con la práctica y con las artes, por
hacerse en el lenguaje de las Tecnologías de la Información. Al considerar estos factores, es gracia que en seis meses se
haya avanzado como se ha avanzado.
La Universidad Autónoma de Colombia y el Instituto Superior de Pedagogía.
La Universidad Autónoma de Colombia es una institución de educación superior de carácter privado y servicio
público fundada por un grupo de profesores universitarios provenientes de instituciones nacionales y del exterior, quienes
con el ánimo de desarrollar un centro académico democrático, independiente, participativo y pluralista crearon en 1971 lo
que es hoy uno de los centros universitarios más importantes del país.
5
Según su Proyecto Educativo Institucional, la Universidad Autónoma de Colombia es un centro académico
democrático, independiente, participativo y pluralista, comprometido con el desarrollo de la persona humana, con la
realización de los valores esenciales del ordenamiento jurídico colombiano, mediante el cultivo del conocimiento racional
con miras a la formación integral, la investigación y la participación de la comunidad universitaria en la vida
socioeconómica, cultural y política de la nación.
Sobre esta base, la Universidad ejerce una forma autónoma de educación, de gobierno, de planeación de gestión,
de toma de decisiones, con el fin de consolidar, dentro de un clima de activa participación de sus comunidades
académicas, la excelencia de la formación que ella imparte y la realización de los valores fundamentales de la sociedad
colombiana.
La Universidad Autónoma de Colombia tiene su sede en la zona histórica de Bogotá, en edificios que integran la
arquitectura moderna con la preservación del centro histórico.
A lo largo de más de tres décadas, la Universidad Autónoma de Colombia ha consolidado las áreas de economía,
administración, contaduría y relaciones económicas internacionales, lo mismo que el derecho, el diseño industrial y una
gama amplia de las ingenierías, junto a una Facultad de Humanidades reconocida por propiciar la excelencia en la lectura
y escritura.
A través de su Instituto Superior de Pedagogía, que integra distintas especialidades como edumática, docencia
universitaria y otras, la Universidad Autónoma busca con este proyecto consolidar la investigación de modelos
educativos innovadores, al tiempo que consolidarse como uno de los centros de vanguardia en el país en el tema de la
educación interactiva.
Uno de los fuertes de la Universidad Autónoma es la infraestructura y el diseño creativo de tecnologías de
información al servicio de la investigación y la docencia, programa en el cual desarrolla una intensa cooperación
internacional y donde muestra avances importantes en el paso a la universidad virtual.
El Instituto Superior de Pedagogía lanzará en el presente año el primer número de su revista, Tramas, dedicado a
los temas de la pedagogía y la educación.
La Fundación Universidad Central y el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad
Central, IESCO – UC
La Fundación Universidad Central es también una universidad privada y de servicio público relativamente nueva.
Su nombre rinde homenaje a la que fuera Universidad Central creada por Santander en 1826 y se concibe como una
universidad bolivariana interesada en la integración de América Latina. Fue fundada en 1966 y desde entonces se ha
posicionado como una universidad de primer rango en muchos ámbitos: posee sedes en el centro y en el norte de Bogotá
y hace poco ha adquirido un hermoso teatro, el Faenza, considerado patrimonio arquitectónico y que data de comienzos
del siglo XX.
La oferta de programas es relativamente similar a la de la Universidad Autónoma, añadiendo carreras como
publicidad y música, ésta con un desarrollo notable. Su Departamento de Humanidades también muestra un trabajo
apreciable, por ejemplo en los talleres de literatura, bastante acreditados.
6
El proyecto Bogotá – Telémaco fue acogido durante un semestre (febrero a julio de 2004) como parte de una de
las líneas de investigación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC
(antiguo Departamento de Investigaciones de la Universidad Central), entidad que a través de los años lidera
investigaciones de punta en temas como jóvenes, género, violencia y ciudadanía. EL IESCO edita una revista de gran
calidad, Nómadas, que a través de sus 20 números es ya un referente de primer orden en los estudios culturales de
América Latina (el primer número fue publicado hace 20 años y su continuidad y calidad han sido ejemplares).
El director del proyecto Bogotá - Telémaco tuvo la oportunidad de realizar en 1997 para el BID – COLCIENCIAS
un trabajo de consultoría en torno a 13 proyectos de investigación de ciencias sociales y en torno a una institución, el
entonces DIUC. Bajo el título “Lo pequeño puede ser grande” exaltó en su informe la labor desarrollada por esa
institución, entonces con cerca de 12 años de existencia legal, pero que en un lustro ya se había posicionado como un
entidad de excelencia en el país, en buena medida, como analizaba en su informe, por el liderazgo carismático de su
directora 4
. Cuando escribió dicho informe, la Revista Nómadas estaba preparando el número séptimo y hoy se apresta a
editar los números 21 y 22.
A los siete años de este informe, el antiguo DIUC, ahora convertido en Instituto, ha ratificado la bondad de su
trayectoria, integra de mayor modo las funciones de investigación, consultoría, docencia, formación avanzada y difusión
y potenciará los lazos con las ciencias sociales en América Latina, en especial con el Cono Sur.
LA CONTRIBUCIÓN ESPECÍFICA DE LAS DOS UNIVERSIDADES
Considerando tiempos, financiación, dedicaciones y aportes específicos al diseño del portal, la Universidad
Autónoma de Colombia ha contribuido con un porcentaje que puede estimarse en 90% del total del proyecto. En
términos de tiempo, la Universidad Autónoma de Colombia ha venido trabajando de modo continuo en el proyecto
desde noviembre de 2003 a diciembre de 2004, para un total de 13 meses. La Universidad Central colaboró
durante seis meses, de febrero a Julio de 2004. En términos de financiación, el aporte de la Universidad Autónoma
se ubica fue de cerca de 50 millones de pesos, representados en gastos de personal (coordinador, dos asistentes de
investigación, una artista, un ingeniero de sistemas, todos de medio tiempo, a los cuales deben añadirse aportes
para monitorías de dos estudiantes como tesis de grado y un cuarto de tiempo del ingeniero de sistemas de planta),
más gastos de papelería y otros rubros de servicios generales. La Univ ersidad Central financió a una
investigadora de medio tiempo durante seis meses y el reconocimiento a dos estudiantes de pregrado para la
realización de la maestría. La infraestructura de sistemas fue aportada en un 100% por la Universidad Autónoma.
En términos del presente libro, el 98 % es de autoría del equipo de la Universidad Autónoma. La contribución de
la Universidad Central radicó en la exploración y el diseño de la plataforma de educación. En términos de
desarrollo de la página, La Universidad Autónoma colaboró con el diseño de la página, a través de una estudiante
de publicidad. El logo fue creado por Gloria Bulla, del equipo de la Universidad Autónoma. En términos del
contenido de la página, el 100% ha sido puesto por el equipo de la Universidad Autónoma.
4 Restrepo, Gabriel. 1997, Agosto. “Evaluacion de Proyectos Sociales de La Etapa BID COLCIENCIAS II”. Informe
presentado a la firma Tecnos y por ésta al BID y a COLCIENCIAS.
7
LOS AUTORES DEL PROYECTO Y DEL LIBRO
El equipo de Bogotá – Telémaco ha estado constituido por las siguientes personas:
Fundación Universidad Autónoma de Colombia:
Gabriel Restrepo, sociólogo y escritor, director general del proyecto, investigador externo vinculado a la
Fundación Universidad Autónoma de Colombia. Su tarea central consiste en coordinar el proyecto en su conjunto;
asegurar la integración del equipo; velar por la responsabilidad en el cumplimiento de tareas específicas y la sinergia
entre todas ellas; asegurar el equilibrio entre las dimensiones teóricas, aplicadas y gerenciales del proyecto; coordinar la
correspondencia entre el diseño de la plataforma temática y su traducción en el portal; investigar de modo más específico
los temas de tecnología de la información y educación; conciudadanía; imaginarios urbanos; memoria y destino; estética,
ciencia , tecnología y pedagogía; y otros que apunten al éxito del proyecto Bogotá – Telémaco. En el momento trabaja el
portal en los temas de cocina, ciencia y tecnología, presentación de las universidades y del equipo, bicentenario de la
independencia y otros.
Andrés Gordillo, antropólogo de la Universidad de los Andes, candidato a doctorado en historia en la Sorbona,
Paris, codirector del proyecto, investigador externo vinculado a la Fundación Universidad Autónoma de Colombia. Entre
sus publicaciones se cuentan: El corazón y la Norma, aproximaciones al cánon conservador del siglo XIX. Bogotá,
Alcaldía Mayor (mención en el concurso de Ensayo histórico, teórico o crítico, El arte colombiano de fin de milenio);
“El Mosaico (1858-1872): nacionalismo, élites y cultura en la segunda mitad del siglo XIX, en Fronteras de la Historia.
Revista de Historia Colonial Latinoamericana del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Bogotá) volumen 8,
2003; “Élites y modernidad en Colombia”, en Boletín del Instituto Pierre Renouvin, número 17, invierno 2003,
Universidad de la Sorbona. Ha escrito tres textos para la enseñanza de la historia de la Editorial Norma y ha corregido y
editado el libro Género y multiculturalidad, para décimo grado. En la actualidad además es coordinador del proyecto de
una Enciclopedia de Ciencias Sociales en la cual participan cuatro universidades. Sus tareas específicas son colaborar
con el director en la coordinación general del proyecto; avanzar en el diseño de la plataforma y, dentro de ella, ir
perfilando el tema relativo a Bogotá en Panorama y a Redes Físicas Urbanas; proyectar en el desarrollo del portal
elementos que apunten a pensar la relación entre democracia, política y medios de comunicación, entre ellos el papel de la
Tecnología de la Información como estrategia de democratización social y de creación de ciudadanía y conciudadanía;
verter su conocimiento de culturas contemporáneas en materiales que redunden en el enriquecimiento del portal.
Luis Carlos Medina Rodríguez, sociólogo egresado de la Universidad Nacional, es profesor desde hace más de
cinco años de la Fundación Universidad Autónoma en el Departamento de Humanidades. En su trayectoria como
investigador ha reflexionado sobre la posmodernidad y las culturas juveniles, habiendo realizado una investigación en
8
torno a historias de vida de estudiantes de la Universidad Autónoma 5
, algunas de las cuales se publicarán en la página de
Bogotá Telémaco, lo mismo que algunas narrativas de estudiantes en torno a la ciudad derivadas de los concursos de
ensayos de la Universidad Autónoma. Su contribución al proyecto Telémaco radica en explorar a fondo las relaciones
transgeneracionales en la actualidad y en coordinar todas aquellas actividades que se refieren a las redes simbólicas de la
ciudad; en la actualidad trabaja también el tema del agua; se destaca su papel en el examen del mito de Telémaco y, en
general, en la creación de nuevos imaginarios, usando para ello la tradición cultural de occidente, para lo cual ha
realizado una investigación crítica en torno al tema del mito y su vigencia. Ha elaborado para el proyecto Bogotá
Telémaco un banco de fotografías y trabaja también en la exploración de los petroglifos de la sabana para el uso
iconográfico en el Portal. También coordina la difusión de algunas investigaciones de la Universidad Autónoma en el
portal, en particular la de Nelson Gómez Centro: fragmentos de la vida callejera, la de la profesora Sandra Nieto,
imaginarios pictóricos de los niños de Bogotá y la suya: Infancia y transporte público en el Distrito Capital.
Gloria Cecilia Bulla Gutiérrez, Gloria Cecilia Bulla Gutiérrez, artista egresada de la Academia Superior de
Artes de Bogotá, con experiencia de investigación en el tema de historia y uso estético de la fotografía, vinculada al
proyecto con dineros de los gastos administrativos. Creó el logotipo y desarrollará el numeral dos del portal, la
presentación del proyecto en lo referente a la explicación del sentido de Telémaco en su relación específica con el tejido,
lo mismo que proyectos en torno al uso de la fotografía como revelación de las identidades urbanas y las relaciones con el
espacio. La experiencia registrada bajo el titulo de Ciudad y Territorio, se incluye como inauguración de este proyecto y
en ella participan estudiantes y jóvenes de distintos colegios de la capital, los cuales narran la ciudad, la fotografían y
comentan los espacios que habitan y recorren a diario. También es la encargada de trasladar al Portal los avances de la
investigación de la Escuela Normal María Montessori y en particular los dibujos y narraciones de los niños y niñas y
jóvenes en torno a la ciudad.
Edward Moraleses estudiante de último semestre de Ingeniería de Sistemas de la Fundación Universidad
Autónoma de Colombia. Ha sido vinculado al proyecto por el rubro de gastos administrativos dentro del presupuesto
asignado por la Fundación Universidad Autónoma. Ha sido el encargado del diseño del portal y del montaje de la página
provisional (www.telemaco.fuac.edu.co), junto con Jimmy Morales y en correspondencia con la plataforma diseñada por
Gabriel Restrepo y Andrés Gordillo, lo mismo que según los requerimientos de las distintas áreas del proyecto.
Jimmy Morales es el coordinador de sistemas del Instituto Superior de Pedagogía, docente del mismo y líder en
el montaje de educación virtual de dicho Instituto. Además de colaborar con Edward Morales en el diseño de la página
provisional y del portal definitivo de Telémaco, desarrolla dentro del proyecto investigaciones y reflexiones relativas a la
relación entre Tecnología de Información y democracia, brecha digital, y edumática.
Diana del Pilar Ramírez, estudiante de último semestre de diseño industrial de la Fundación Universidad
Autónoma de Colombia, vinculada al proyecto por opción de grado y con apoyo en los gastos administrativos del
proyecto asignados por la Universidad Autónoma. Su trabajo versará de modo específico en torno a los juegos, en
particular para los niños. Al mismo tiempo que trabaja en esta dimensión práctica (elaboración de crucigramas, laberintos,
carreras de observación, enseñanza de la ciudad por medios lúdicos), investiga en psicología infantil, imaginación y juego
y proyecta además pensar en la posibilidad de crear productos tangibles de juegos conectados a la página Bogotá
Telémaco. También trabajará la dimensión del turismo como re/creación en el Portal.
5 Medina Rodríguez, Luis Carlos. 2004. Historias de la vida cotidiana. El retrato del estudiante de la Universidad
Autónoma. Bogotá, Universidad Autónoma de Colombia.
9
Alfredo Niño Rico es tecnólogo de la educación y se encuentra concluyendo una especialización en edumática en
la Fundación Universidad Autónoma de Colombia, es además docente de Informática en un colegio distrital del 20 de
julio. Se halla vinculado al proyecto con Sonia Marcela en la definición del portal de educación formal.
Universidad Central:
Sonia Marcela Rojas, comunicadora y educadora, integrante del Departamento de Investigaciones de la
Universidad Central. Su trayectoria dentro del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central la habilita para
coordinar todo lo relativo a la estrategia de vínculo de educación y comunicación y para coordinar el trabajo específico
del portal en lo relativo a la educación formal. En la exploración del vínculo entre comunicación y educación, Sonia
Marcela también desarrollará la capacidad de pensar el proyecto en su conjunto en sus implicaciones filosóficas, éticas,
políticas y pedagógicas. En la actualidad trabaja en la estructuración de la página de educación, para lo cual ha revisado
las páginas existentes.
Diana Paola González Contreras, estudiante de último semestre de publicidad de la Fundación Universidad
Central, vinculada al proyecto por la modalidad de equivalencia de trabajo de grado. Desarrollará la imagen corporativa
del proyecto y coordinará el registro de la imagen del portal, en colaboración con Gloria Bulla y Diana del Pilar Ramírez
y, por supuesto, con todo el equipo. Al mismo tiempo, reflexionará en torno al uso de la publicidad pedagógica como
estrategia democrática dentro de las Tecnologías de la Información. Ha creado el diseño publicitario del proyecto y
normalizado la presentación de contenidos y la estrategia de presentación publicitaria de Bogotá – Telémaco.
AGRADECIMIENTOS
El equipo de trabajo quiere manifestar su reconocimiento en primer lugar a la Fundación Universidad Autónoma
de Colombia, representada en el Instituto Superior de Pedagogía y en cabeza de su directora, Clemencia Bonilla, por el
generoso aporte al proyecto que ha hecho la Universidad y con ella el Instituto y la confianza depositada en el proyecto .
10
También se quiere hacer un reconocimiento al Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad
Central, IESCO – UC, en cabeza de María Cristina Laverde, extensivo a la línea de Investigación en Comunicación y
Educación, por el aporte que han realizado para este proyecto.
Muchas otras personas e instituciones han contribuido con ideas y aportes al proyecto. A ellas les agradecemos en
globo. Entre ellas destacan el colectivo de profesores agrupado en la investigación Escuela e Imaginarios Urbanos de la
Escuela Normal María Montessori; profesores y profesoras del Departamento de Humanidades de la Universidad
Autónoma de Colombia. Los escritores Freddy Téllez y Mario Mendoza. Estudiantes del Instituto Pedagógico Arturo
Ramírez Montúfar de la Universidad Nacional y otros asociados/as al proyecto Ciudad y Territorio dirigido por Gloria
Bulla. Niños y niñas de las localidades de San Cristóbal y Tunjuelito que aceptaron mostrar sus rostros como signo de
esperanza. Profesores y profesoras de distintas Facultades de la Universidad Autónoma que han escuchado benevolentes
ideas sobre el proyecto. Y muchas y muchos más.
Las reflexiones del primer capítulo deben mucho a la invitación de Santiago Mutis al director de este proyecto a
escribir un ensayo sobre la utopía (“Danzar en la cuerda floja de la utopía”) para el número de diciembre de 2004 de la
revista Palimpsestus que dirige.
11
PRIMER CAPÍTULO
TELÉMACO GLOBAL
ENTRE LA TRAMA Y LA RED
12
Trama y/o red, el dilema de los dilemas, la conjunción de las conjunciones.
“En el comienzo de los tiempos la gente iba desnuda. Sólo una de las Madres sabía tejer. Su nombre era
Gaunekán. Ella vivía en Chivilóngui y allá hacía telas para que los hombres pudieran cubrir su desnudez. Un día vino un
hombre y le preguntó: ‘¿Cómo haces eso?’. Ella le mostró el telar y cómo entretejer la urdimbre con la trama y cómo
hacer el borde. El hombre se fue para su casa y se puso a imitarla, pero se equivocó y puso la tela al revés, la cambió de
lado. La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la única que sabe tejer. Ahora me debes
recompensar
por haberme espiado’. Asi el primer hombre tuvo que pagar” 6
.
“Tanto los hombre como las mujeres hilan, pero el trabajo de tejer es privilegio exclusivo de los hombres…El hilo
se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombres tuercen hacia la
izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con un movimiento del cuerpo hacia la
rodilla” 7
.
Mito, ritual y práctica Kogui
“Y aún discurrió su espíritu este otro engaño: se puso a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable, y al punto nos
habló de esta manera: ‘¡Jóvenes, pretendientes míos! Ya que ha muerto el divino Odiseo, aguardad, para instar mis bodas,
a que acabe este lienzo – no sea que se me pierdan inútilmente los hilos - , a fin de que tenga sudario el héroe Laertes
cuando le sorprenda la Parca de la aterradora muerte. ¡No se me vaya a indignar alguna de las aqueas del pueblo, si ve
enterrar sin mortaja a un hombre que ha poseído tantos bienes!’Así dijo, y nuestro ánimo generoso se dejó persuadir.
Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela, y por la noche, tan luego como se alumbraba con las antorchas,
deshacía lo tejido” 8
.
“TRAMA n. f. (lat. tramam). Conjunto de hilos cruzados con los de la urdimbre y colocados a lo ancho de un tejido:
Cada uno de los hilos de trama recibe el nombre de pasada.
Fig. Intriga, confabulación dispuesta para perjudicar a alguien. ” 9
.
Según la reseña que hace el filósofo Juan José Botero de una reciente obra del ensayista Fernando Zalamea, éste
señala que ante la complejidad del mundo actual ya no nos sirve el hilo de Ariadna como metáfora e
instrumento/estrategia para descifrar el laberinto de nuestro tiempo 10
. El hilo de la fascinante mujer de la mitología era
rectilíneo y simple y se podría decir que el laberinto de Dédalo sería a los ojos del mundo actual un juego de niños,
aunque se tratara de aquellos niños geniales que fueran los griegos 11
. Por ello, propone apelar más bien a la metáfora de
la trama que Penélope teje de día y desteje de noche para comprender un globo trenzado – podríamos decir ahora - como
un laberinto mucho más intrincado que el de Creta, un laberinto de laberintos, en el cual cada pasaje local se entrevera
con flujos globales en encrucijadas enmarañadas que provienen de distintos centros mundiales de distribución y de
6 Reichel- Dolmatoff, Gerardo. 1985. Los Kogui. Bogotá, Procultura, dos tomos. Tomo segundo, páginas 79-80.
7 Reichel, tomo primero, página 74.
8 Homero. 1987. Odisea. Madrid, Aguilar. Página 24.
9 Larousse, tomo décimo, pagina 320 y siguientes. Una transcripción completa de los significados se anexa al libro.
10 Botero, Juan José. 2004. “Fernando Zalamea y el orden racional contemporáneo”, en UNPeriódico (Bogotá), 2004
agosto 22, página 24.
11 Frente a esa hierática vejez de los egipcios. Platón. 1946. Timeo. Obras Completas, Madrid, Aguilar.
13
recepción, en un ir y venir donde flotan a la deriva en velocidad infinita migrantes, capital financiero, tecnologías y
significaciones culturales.
Es un laberinto de laberintos surcado por distintos Minotauros (según el mito, quimeras y aquí cuerpos humanos
con cabeza de animal, en figura de toro) que, a modo de amos y tiranos, exigen el sacrificio de vidas (éste era el modus
operandi de la dominación antigua) o vidas en sacrificio (éste es el modo de ser de la explotación y del sujetamiento en
la esa del biopoder glocal) 12
. Por lo mismo, quizás, ya no habrá otros Teseos, ni tampoco superhombres como quisiera
Nietzsche, distintos a la gesta del pasaje de la misma multitud a la habitación de la casa ecumene.
Pero hay tramas de tramas. Para simplificar, nosotros distinguiremos entre trama y red, siendo la primera un tejido
para vincular de un modo horizontal y proporcionado entre el todo y cada trazo, mientras que la segunda es un entretejido
para atrapar, siendo el paradigma de la red la tela de la araña tendida para el sacrificio de las víctimas en el intercambio
natural de la cadena trófica entre presas y depredadores. Más adelante, en otra sección, diremos que la trama representa
un saber incluyente, mientras que la red traza un saber sub/ordinante y que la trama encarna el principio de la sabiduría,
mientras que la red representa un saber indiferente a su dimensión ética.
Si se quiere, la primera, la trama, representa la virtud en el sentido griego – nosotros como posmodernos diríamos
mejor lo virtuoso dentro de lo virtual, para no substantivar un “Bien” apriorístico - , incluso en su acepción más antigua
como vestido en tanto es signo social del pudor, mientras que la segunda, la trama como red, expresa la virtú en el
sentido maquiavélico, es decir, un artificio para engañar, lo que se entiende por esa astucia significada en urdir una trama,
un complot, un ardid, en lo cual el mismo vestido – insignia de la inocencia – sirve empero como disfraz.
El vocablo trama, lo mismo que la palabra tejido 13
o la palabra alemana Weben (o Web, que designa el concepto
de “la red” de comunicación global en inglés) 14
tiene como todas las asociadas ese doble sentido primigenio: una acción
para transformar una materia prima en un producto humano (por excelencia el vestido) y una acción de cálculo para
engañar o contraengañar a otros en las relaciones humanas. Poiesis, Techné y virtú, trama y red.
Es con esta doble pareja de conceptos: trama y red, por un lado, y por otra parte trama en su acepción constructiva
o poiésica (tejer) o por el contrario en su connotación de engaño y técnica de dominio o de disimulo social, como
podremos interpretar de un modo fino el mito de Penélope.
12 No hemos podido tener acceso lamentablemente al libro de Fernando Zalamea que, sin duda, hubiera enriquecido
nuestras disquisiciones. Pero debemos decir que de hace tiempo y por vías distintas – pero acaso complementarias a las
de Fernando Zalamea y otros muchos pensadores – nos hemos acercado con decisión al concepto de trama como metáfora
proteica para interpretar el mundo y el pensamiento.
13 Duden. 1997. Das Herkunftswörterbuch…, obra citada. Es interesante subrayar que tejido, textura, textil y técnica
derivan de la misma raíz.
14 Weben es en alemán tejer, hilar y como substantivo es tejedura, tejido. Wimmel es hormiguear (ir de un lado al otro),
Spinne es hilvanar y como substantivo designa a la araña, Wespe es abispa, Wabe es panal, Waffel es barquillo o mejor
panal. Ver Duden. 1997. Das Herkunftswörterbuch…, obra citada. “Weben: Das altgerm. Verb mhd. Webern, ahd.
weband, niederl. Weben, engl. To weave, schwed. Väva beruht mit verwalndten Wörtern in anderen idg. Sprachen auf der
idg. Wurzel *uebh ‘weben, wimmeln’ vgl. Z. B. Aind. Urna-vábhi-h ‘Spinne (eigentlich ‘Wollweber’), griech. Hyphos
‘das Weben’, lit. vebzdéti ‘wimmeln, durchainander begewen’. Eine alte Bilgdung zu dieser Verbalwurzel ist der unter
Wespe behandelte Insektenname. Um ‘weben’ gruppieren sich die Bildungen Wabe (eigentlich ‘Gewebe, Geflecht’) und
Waffel (eigentlich ‘Gewebe’, ‘Geflecht’ – trenzado- ). Abl.: Weber, ‘jemand der webt, Handweber’ (mhd. Wevaere, ahd.
Weberi); Weberei ‘ Betrieb, in dem gewebt wird’ (16 Jh.). Zus.: Websthul ‘(stuhlartiges) Gestell oder Maschine sum
Weben`(Beggin des 16. Jh.s). Siehe auch den Artikel Gewebe” (803)”.
14
Pero ello no se podría hacer sin una suerte de rodeo, el cual consiste en la interpretación de un mito, el de
Penélope, mediante el recurso a otro mito, el de los Kogui, para intentar en esta doble vuelta una revelación
esclarecedora.
Y el punto de partida es una lectura del mito kogui que aparece en los dos epígrafes de esta primera parte, porque
permite descifrar sentidos al principio ocultos en el mito del tejido de Penélope. Ya que en los dos casos, entre los Kogui
y entre los griegos, aparece la acción del tejido físico como una acción que es también un entretejido social: de modo
que hay una relación de trama en sentido físico (tejer, hilar) y de trama en sentido figurado (relación de engaño o
contraengaño frente a los otros, creación de trama social o desgarramiento - trauma, como tejido herido - de otras
tramas).
Esto quiere decir que en el acto de tejer no sólo hay una relación del tejedor o de la tejedora (y el asunto del
género es clave) con una materia prima para transformarla mediante la techné en un producto (una tela, un tapiz, un
sudario, un vestido), sino que en la acción de tejer hay un entrelazamiento social (económico y político, se diría), porque
en la operación de fabricar un tejido hay una especie de división del trabajo que engarza a distintos actores o actrices,
bien sea en el caso griego con esa distinción que el mito establece entre los que demandan o esperan (los pretendientes
que aspiran a des/plazar y aún más a re/emplazar a Odiseo de su puesto en el lecho y en el poder, em/plazando a
Penélope) un producto (la tela como sudario y éste como signo de muerte de Odiseo y de rito de paso para una nueva
boda de la viuda) y la que fabrica (Penélope, que teje la tela, pero también urde una trama o ardid – contratrama/red-
como respuesta a una trama/red perversa), bien en el caso de los Kogui entre los que hilan (hombres y mujeres) y los que
tejen (los hombres).
En síntesis: hay en estos dos mitos una trama (figurada) sobre una trama (física) y una trama/red (astucia y
engaño social) contra otra trama/red.
Gracias a las sutilezas topológicas del mito Kogui (derecho y revés de una trama, hilar para un lado o para el
otro), pudiera decirse que la trama de Penélope adquiere una doble configuración como tejido de una tela predispuesta
como sudario y por ello significante tanto de la muerte de Odiseo, como de la licencia para una nueva boda, pero también
como ardid o tejido mental destinado a destejer la trama de los malvados: de día, se hilvana como sudario, ante la
trama/red que urden los pretendientes (esos equivalentes del Minotauro) que desean apresurar la boda con la celebración
del sacrificio de Odiseo. De noche, el oficio de la costura es deshilvanar, desentramar, desovillar esa red y, en contrario
sentido, tejer en pensamiento el regreso de Odiseo a casa de modo metafórico mediante conjuros y oraciones y el envío
de Telémaco, el hijo, esa mediación áurea, ese principio de esperanza entre lo local y lo global, entre Itaca y el
Mediterráneo, entre la madre y el padre, entre la casa y el universo, ese tonel o botella vivas portadoras de un mensaje,
ese kubernetes encarnado y arrojado él mismo al mar para el pilotaje casi imposible de la conciliación de lo singular y de
lo universal, es misiva de reconciliación.
De este modo se pudiera interpretar el mito como una doble trama: a la trama/red de acoso y de muerte que urden
los pretendientes corresponde la trama/mortal del sudario o del tejido mortuorio que Penélope hila de día en coincidencia
aparente con el designio malévolo de los pretendientes. Pero a la noche, la trama/red de los pretendientes y de su
violencia es de/construida gracias al tejido del amor con el cual Penélope acelera en el deseo (en alúna, dirían los Kogui)
15
el regreso de Odiseo. Contra la escritura (tejido) del mundo que se oficia de día y en razón de interés agónico, la
contraescritura (destejido y tejido) de la noche muestra el envés de la esperanza y del amor 15
.
Así, los pretendientes y Penélope tejen y traman, pero en sentidos contrarios. Los unos acosan y sólo se calman
cuando se les dice que antes de una respuesta es necesario tejer un sudario; la otra teje un manto de vida con el que
desentrama la trama/red de los pretendientes violentos. Es significativo que la trama/red (o la trampa) mortal ocurra de
día – pues es el lugar del ágora o del foro, es decir, del mundo: la escritura del poder- , mientras que la trama de vida
ocurre en el refugio de la noche, en la intimidad del cuerpo y en el refugio del fondo del hogar: la contraescritura
romántica o del amor.
Pero el mito Kogui nos permite por comparación ascender en la interpretación de ricos significados que no
pueden ser del todo develados con el sólo mito de Penélope. Según el mito de los indígenas de la Sierra Nevada de
Colombia, tanto el hilado como el tejido fueron oficios creados por la mujer. Hay razones para suponer que el mito no
se aleja de lo que pudo ocurrir en la evolución. Antes de esa otra gran invención cultural de la mujer, la casa, el tejido
debió ser obra de la invención femenina, por lo que entraña ya en sí el albergar, el nutrir, el arropar y el procurar en la
maternidad y dada la neotenia propia de la especie sapiens/demens 16
. Cosa acaso diferente de la invención del fuego y
con mayor probabilidad de las armas.
Pero prescindiendo de lo que haya sucedido en los tiempos antiguos, el mito Kogui con su pretensión de validez
intemporal como ocurre con todos los mitos, ofrece dos versiones en apariencia distintas sobre cómo el hombre aprendió
a tejer y en ambas a partir de la mujer, pero de distinto modo: por enseñanza e imitación en un caso o por ardid en otro.
Pues en el mismo enunciado, se dice que la mujer le enseñó al hombre a tejer (“Ella le mostró el telar y cómo entretejer la
urdimbre con la trama y cómo hacer el borde”), pero a renglón seguido, cuando la mujer ve la trama que el hombre ha
fabricado afuera, lejos, en otra casa, se afirma que no fue la mujer quien enseñó al hombre, sino que éste la espió y no
sólo le robó el arte, sino que lo copió mal (“La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la
única que sabe tejer. Ahora me debes recompensar”).
Haya el hombre imitado el arte femenino de tejer por enseñanza o lo haya sonsacado por ardid, el hecho es que su
tejido quedó al revés. Mal imitador o mal engañador el hombre – “el primer hombre”, según el mito – urdió la trama “al
revés”:
“El hombre se fue para su casa y se puso a imitarla, pero se equivocó y puso la tela al revés, la cambió de lado”.
Lo de adentro, para afuera, lo de arriba para abajo, lo de la derecha para la izquierda. Ahora bien, ¿qué puede
significar “el revés” en este caso? Digamos, en principio, que es un tejido que subvierte el orden de las cosas, el orden
natural y el orden social. Lo que se quiere significar cuando se dice de un acto que es “contranatural”.
15 Llamaremos aquí contraescritura a la escritura que oficia como envés o revés de la escritura del mundo en tanto
aparece como poder (económico o político) y que por tanto se puede considerar como tejido hecho por el revés del revés,
en tanto la escritura del poder encarna un cierto revés en el proceso de hacerse mundo la caso, en otros términos, esa
suerte de violencia intraespecífica contranatural que se ha producido desde el paso de la domesticación local en el
neolítico a la domesticación global contemporánea. Variaremos aquí y allá en torno a este tema, comenzando por ejemplo
por sugerir esa contraescritura como carnaval, como utopía no violencia, como deconstrucción, como crítica radical (por
volver a la raíz), como alianza de ciencias y artes en torno al principio de sabiduría como principio de esperanza.
16 Neotenia significa la prematuración del neonato – por ejemplo, en el sólo cierre del cerebro o en su capacidad para
alimentarse por sí mismo- y por tanto el tiempo prolongado de dependencia frente a los padres para poder sobrevivir,
cosa que entraña una mayor exposición a la socialización de las madres y a la vigilancia de los padres.
16
Pero si el mito no nos esclarece en definitiva qué significa que “el hombre”, o aún más, “el primer hombre” haya
tejido la tela al revés, el ritual real del hilar y del tejer que reproduce día a día el mito entre los Kogui nos dilucida el
enigma.
Cuando Reichel – Dolmatoff examina la práctica actual del hilar y del tejer (práctica ritual, por supuesto, porque
entre los Kogui todo acto tiende a ser ritual en la serie de correspondencias mnemotécnicas para mantener la memoria y
el equilibrio de la madre tierra), indica lo siguiente:
“Tanto los hombre como las mujeres hilan, pero el trabajo de tejer es privilegio exclusivo de los hombres…El hilo
se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombre tuercen hacia la
izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con un movimiento del cuerpo hacia la
rodilla” (itálica de los/as autores/as de este libro).
Que los hombres sean los que tejan no es usual, por lo menos en “occidente”. Cuando alguien lo hacía, como por
ejemplo Jean-Jacques Rousseau mientras conversaba en los salones para fabricar sus trajes de armenio (por lo demás,
algo semejantes a los trajes de los koguis), suscitaba toda clase de comentarios adversos.
Pero, más allá de esta observación, al cruzar el mito y el ritual, el intérprete de segundo grado, es decir,
nosotros/as, se pregunta con cierta extrañeza por qué dice Reichel-Domatoff que el tejer es un “privilegio” de los
hombres. Si se vuelve de nuevo al mito, se comprenderá que en todo caso el acto de tejer por parte de los hombres es una
delegación de la madre o de la mujer, no de ninguna manera ni primacía, ni privilegio, porque volviendo al sentido
literal del texto, éste es muy claro en relación al oficio del tejido:
“La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la única que sabe tejer. Ahora me debes
recompensar por haberme espiado’. Así el primer hombre tuvo que pagar”.
“Yo soy la única que sabe tejer”
Tal es la aseveración enfática de la Madre, que es a la vez la voz de lo femenino (el “eterno femenino”, dice
Goethe) y la voz de la madre tierra, la orden o el mandato de la naturaleza. Lo cual revela que el tejido de los hombres no
es una primacía del género masculino, sino una delegación de la madre. Pero no sólo eso, pues en seguida se advierte que
esta delegación se ha producido como mandato y como expiación:
“Ahora me debes recompensar por haberme espiado”.
Ya veremos que ese re/compensar es un de/volver, un re/tornar: expiar por espiar. Pero el asunto es más tajante:
“Así el primer hombre tuvo que pagar”.
Es el otro Génesis, un génesis femenino, a diferencia del Génesis patriarcal indoeuropeo y en particular semítico.
La culpa en este caso recae sobre el hombre y es él quien debe pagar. No es la mujer quien ha sido hecha de la costilla de
Adán. Es el hombre el que ha sido tejido por la Madre y que ha robado a la madre el arte de tejer.
Y no sólo “el primer hombre”, pues si volvemos de nuevo del mito al rito de hilar y tejer, encontraremos la ley o el
secreto de este mandamiento:
“El hilo se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombre
tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecho, con un movimiento del
cuerpo hacia la rodilla”.
No deberíamos culpar a Reichel-Dolmatoff por negligencia en la escasa interpretación del sentido topológico de
este acto del hilar y del tejer. Por una parte, porque Reichel – Dolmatoff realizó una obra impecable de etnografía,
preciosa en su conjunto. Por otra, porque en su época no había asomado esa confluencia de las ciencias sociales en torno
17
al significado del cuerpo como sustrato por excelencia de las significaciones sociales. Y en tercer lugar, porque gracias a
su exposición, nosotros, más permeados del análisis semántico del cuerpo, podemos descifrar lo que significa esa
expresión tan rica en su descripción:
“Los hombres tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con
un movimiento del cuerpo hacia la rodilla”.
Lateralidades y rotaciones contrarias y diferentes. ¿Qué significan?¿Cuál es la equivalencia? Los hombres hilan de
afuera para adentro, desde la izquierda, en dirección al cuerpo, de lo exterior a lo interior y aún de abajo hacia arriba. Las
mujeres hilvanan al contrario, desde la derecha, de adentro hacia fuera y de arriba hacia abajo.
¿Es este movimiento de contrarios significativo de algún modo? Por supuesto: allí en esa práctica se conjuntan el
mito y el rito con una gracia excepcional y con esa parsimonia estética tan propia de un pueblo con una gran ductilidad y
plasticidad en su existencia.
Para expresarlo de una forma sencilla: en el ritual cotidiano los hombres hilan – o deben hilar, están conminados a
hilar - al revés del revés, antes de comenzar a tejer. Y sólo pueden tejer (porque son los únicos que tejen, delegados y
conminados) en derechura, en justicia, rectamente, si saben antes hilar al revés del revés, desde la izquierda (la derecha de
la mujer indica una supremacía), de abajo hacia arriba, de afuera hacia adentro. Y este revés del revés significa obedecer a
la ley de la madre (tierra).
Entendamos esta expresión en su sentido mítico y en su sentido histórico y existencial.
En el sentido mítico, el primer hombre entre los Koguis aprendió a tejer de la mujer o de la madre, pero puso las
cosas al revés, contrarió el orden natural: lo que en ella era derecho, se hizo izquierdo en él; lo que estaba hacia adentro,
él lo puso afuera; lo que estaba de arriba hacia abajo, él lo ordenó bocarriba.
En el sentido histórico y existencial, es el hombre el que sale fuera de la casa, el que tiene la tendencia a ser
“exterior”, a extrañarse de su propio domicilio y esto por su andar en sus pies. Según el mito, el primer hombre se fue
lejos de la casa de la madre a hilar y tejer y lo hizo al revés.
Hilar al revés del revés, hacia el cuerpo y no hacia fuera significa entonces devolver los pasos y los pies y la
exterioridad hacia la madre, la que hila del lado derecho (la posición recta) y de adentro hacia fuera (lo cual es una
metáfora de la pro/creación, pero también de su hilar dentro y desde el hogar para mantener el tejido social) y lo hace de
arriba hacia abajo (porque ella es alúna, el pensamiento que sin ser aún materia flota sobre las aguas): y ésta es la ley del
pago o de la recompensa que exige la primera madre que enseñó el tejido: la ley del retorno, devolver aún en vida (antes
del retorno final a la tierra) a la madre (naturaleza) lo que se le quita a ella, por imitación o por ardid, pagar a la madre
(tierra, mujer, naturaleza) lo que se le toma a ella.
Es la instauración del pagamento como ritual de una ley del retorno de lo debido. Y la interpretación se sella con
el hermoso mito del nacimiento del mundo:
“Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro. No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. Sólo el mar
estaba en todas partes. El mar era la madre. Ella era agua y agua por todas partes y ella era río, laguna, quebrada y mar y
así ella estaba en todas partes. Así, primero sólo estaba la madre. Se llamaba Gaulchováng. La madre no era gente, ni
nada, ni cosa alguna. Ella era alúna. Ella era espíritu de lo que iba a venir y ella era pensamiento y memoria. Así la
Madre existió sólo en alúna, en el mundo más bajo, en la última profundidad, sola” 17
.
17 Reichel-Dolmatoff. Obra citada. Segundo tomo, página 17.
18
Ahora podremos intentar una comparación de los dos mitos en torno a la trama y al tejido. Odiseo – como
examinaremos con más atención en otra sección – obedeció, aunque tardío (diez años de guerras, diez años de aventuras)
al llamado de Penélope y de Telémaco (a quien había procreado, casi sin llegar a conocerlo desde entonces), esa trama
que sus pensamientos tejían como invocación 18
. Atendió con nostalgia (dolor en el regreso, según la etimología) a la
vocación del retorno a casa. Pero de hecho ya su alejamiento había estado signado por el revés de la violencia desbordada
– debido a la guerra y por el llamado que ella entraña como libido dominandi y possidendi – y su retorno a casa no
significó la reconciliación de la crematística (el intercambio comercial errático y astuto fuera de casa, en el mundo lejano,
signado por el engaño y la violencia) con la economía (la regulación piadosa de la distribución en el hogar) 19
o la
concordancia de mundo y casa, sino más bien el advenimiento de los fantasmas de la guerra al domicilio – el regreso es
violento y trae a casa la guerra de afuera -. Pero, además, luego de retornar, Odiseo no reposa junto a los suyos, porque
vuelve a extraviarse y su periplo termina en un revés en el mediterráneo occidental, su nave se a pique, como más
adelante explayaremos.
Pero otros avanzarían más allá: en una cadena trófica alterada por el advenimiento del gran Amo (aquel que
domina la energía natural, humana y técnica), Colón arribaría a donde no llegó Odiseo y otros lo harían más allá de él.
Hasta un punto, el actual, en donde la casa es mundo y el mundo una casa.
Y en el cual se plantea con dramatismo nunca antes experimentado el dilema entre trama y red, entre el mito
occidental y el mito kogui, entre los modos de hilar y de tejer que comparten los koguis y Penélope o entre el modo de
tramar en red propio de la virtú, del dominio, de la negativa al pagamento debido a la madre tierra y a todas sus
creaturas, biólogicas o zoológicas o humanas en relación con devolver a ella y a ellas/ellos aquello que se ha tomado para
constituir del mundo una casa, una aldea global.
En otros términos, el dilema de la escritura del mediodía del mundo, la escritura notarial, y de su contraescritura
de medianoche: nocturna, amorosa, sabia. Entre la escritura de la muerte y la escritura del amor. Entre la red y la trama.
La emergencia del concepto de red
El pensamiento ecológico es de una consistencia, sobriedad y elegancia extraordinaria por tomar lo mejor de la
imaginación y de la inteligencia científica y lo mejor de la imaginación e inteligencia estética, conduciendo por los
caminos del saber científico y del saber estético a un nuevo sentido de compromiso ético con la condición natural de
nuestra existencia y con la vocación social solidaria de nuestra especie, a veces sapiens, a veces demens. Pareciera como
si con el paradigma emergente de la ecología se recuperara ese equilibrio que trazara Kant en su gran arquitectura de una
Razón Pura y una Razón Práctica entrelazadas por esa obra cumbre que fuera La Crítica del Juicio 20
, en dirección a lo
que llamaremos un principio de la sabiduría.
18 Ver el ensayo de Luis Carlos Medina: “El retrato de Telémaco”, en: www.telemaco.fuac.edu.co
19 Más adelante aclararemos el significado y el origen de esta importantísima distinción.
20 Kant, Inmanuel. 1971. Kritik der reinen Vernunft. Leipzig, Verlag. ----------. 1971. Kritik der praktischen Vernunft.
Zentraldruck KG Leipzig, Reclam. ----------. 1957. Kritik des Urteilskraft. Frankfurt, Insel Verlag Wiesbeden.
19
El punto de madurez del saber ecológico es la consideración de los ecosistemas, algo que hoy puede hacerse como
pensamiento ecuménico dada la globalización y que puede ser pensado de un modo complejo como el envés o la
contraescritura del biopoder (el revés del revés, para volver a la metáfora de los Koguis), esto es del saber imperial
asumido como dominio mundial de la producción y reproducción de la vida, como más adelante glosaremos.
Ecosistema es:
“Esa combinación de componentes bióticos y abitóticos a través de los cuales fluye la energía y circulan los
materiales” 21
.
El delicado milagro de la vida obedece al entrelazamiento de muchos factores, entre ellos el uso de la energía:
“De la energía solar que alcanza la superficie de la Tierra, una fracción muy pequeña – una estimación del 0.1%
sobre una base mundial- es derivada a los sistemas vivos. Aun cuando la luz caiga en la zona en que la vegetación es
abundante como en una selva, un maizal, o una marisma, sólo aproximadamente entre el 1 y 3% de esa luz (calculado
sobre una base anual) se usa en la fotosíntesis”22
.
Sobre esta munificencia del sol se erige la competencia por la supervivencia significada en la cadena trófica: por la
fotosíntesis la energía del sol se torna célula, tejido, órgano, organismo, especies, ecosistema. Y con ellos adviene la
competencia y la cooperación entre las distintas especies vegetales y animales por el alimento, nivel a nivel:
“El paso de energía de un organismo a otro ocurre a lo largo de una cadena alimentaria determinada, o sea, una
secuencia de organismos relacionados unos con otros como presa y depredador. El primero es comido por el segundo, el
segundo por el tercero y así sucesivamente en una serie de niveles alimentarios o niveles tróficos. En la mayoría de los
ecosistemas, las cadenas alimentarias están enlazadas en complejas tramas alimentarias, con muchas ramas e
interconexiones. Una trama de este tipo puede implicar a más de cien especies diferentes, y se caracteriza porque los
depredadores toman más de un tipo de presa y cada tipo de presa es explotada por varias especies diferentes de
depredadores” 23
.
¿Cuál es la posición del homo/femina sapiens/demens en esta compleja cadena trófica? Con la domesticación del
fuego y luego de las plantas y de los animales y de los/as esclavas, de la mujer y casi del mismo “hombre” y con la
técnica desarrollada a partir de allí, esta rara especie – frágil, dúctil y potente al mismo tiempo - se convirtió en algo así
como la gran “selectora” de la evolución (un neologismo obligado), la especie ordenadora de su sentido y dirección:
“Los pueblos primitivos aprendieron a producir calor, a voluntad y en abundancia, de la quema de combustibles”
24
.
Es decir, calor derivado de la energía solar almacenada en plantas y animales (carbón, aceite), esa deglución o
regurgitación de la cadena trófica enriquecida como humus (una especie de “sol negro”, según el lenguaje de la alquimia,
como en efecto se designa al petróleo en forma indirecta: “oro negro”) y sustrato de la vida en el ciclo natural, algo que
saben muy bien los indígenas U´was en relación a su territorio.
La evolución puede compendiarse como el uso de la energía para la destinación de la vida:
“En la historia de la técnica queda reflejada una disimetría intrínseca de la naturaleza. La conversión en calor de la
energía almacenada y del trabajo han sido moneda corriente durante miles de años. Pero hasta la revolución industrial,
21 Curtis, Helena y Sue, Bames N., 1995 Biología. Cali Colombia, Ed. Carvajal. Página 1139.
22 Lo mismo, página 1145.
23 Misma fuente y página.
24 Atkins, P. W. 1992. La segunda Ley. Barcelona, Prensa científica. Página 12.
20
principalmente, no pudo considerarse dominado el proceso contrario, la conversión controlada del calor y de la energía
almacenada en trabajo. Digo ‘principalmente’ porque trabajo se ha obtenido durante siglos. El aprovechamiento del
viento – que es esencialmente una forma de almacenar energía suministrada por el Sol – para el movimiento de molinos y
barcos constituye un ejemplo de tal conversión. Los animales de carga representan otro procedimiento que, aunque más
indirecto, ofrece el mismo resultado final. Pero podemos considerar la revolución industrial como la expresión de la
actividad liberada por un repentino descubrimiento de la humanidad: explotar la energía, convertir calor en trabajo a
voluntad. Las transformaciones de la sociedad no iban a depender del trabajo de las bestias de carga ni de los procesos
unidireccionales de la naturaleza” 25
.
Esta observación de Atkins es excelente, salvo por una clasificación un poco aleatoria y burda de los distintos tipos
de energía transformada en calor y en trabajo (o de trabajo convertido en calor), expresada en los ejemplos. Es en efecto
una clasificación que impide dilucidar asuntos claves, un poco a la manera burlada por Borges cuando se refiere a una
hipotética enciclopedia china que clasifica de la siguiente manera el mundo zoológico:
“los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e)
sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j)
innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón,
(n) que de lejos parecen moscas” 26
. .
Para un propósito más fino, una clasificación debería distinguir distintos niveles:
Energía natural física: solar, mineral, eólica, hidráulica, orográfica o de relieve.
Energía natural biológica: plantas que viven de plantas; plantas que sirven de alimento a herbívoros y de habitat
de todos los seres vivos; plantas que sirven de sustrato a los seres humanos como el medio de la vida; plantas
domesticadas a través del cultivo para el consumo animal y humano; plantas convertidas en combustible como carbón o
leña.
Energía natural zoológica: animales que son alimento de otros animales; animales que sirven de alimento al
“animal político”, el homo/femina sapiens/demens. Animales domesticados que sirven como medios de mímesis,
vigilancia, caza, correo, transporte, tracción, recreación, modelo para la doma.
Energía humana: aquí a su vez deberían distinguirse varios niveles, expuestos en orden inverso, de lo mental a lo
físico, por razones de la exposición:
Energía psíquica individual (capacidad simbólica, que consiste en descifrar y manipular significaciones
culturales y capacidad performativa que consiste en hacer lo que se propone) y energía social cultural (juego de distintos
tipos de carisma como encarnación de creencias e ideales para movilizar a la sociedad o a grupos de ella: el carisma
puede ser: científico-tecnológico, técnico; estético/expresivo; integrador (jurídico, ético, moral); trascendente (filosófico,
religioso, sapiencial 27
).
Energía organizacional, en relación a la sinergia producida por formas de regular la cooperación y la
competencia todas las formas de la ingeniería y de la tecnología, incluida la política y la administrativa.
25 Misma fuente, página 10.
26 Borges, Jorge Luis. 1974. "El Idioma Analítico de John Wilkins", en Otras Inquisiciones. Obras Completas. Buenos
Aires, Emecé P. 708.
27 Sobre Carisma, ver: Restrepo, Gabriel: Fiesta, Caridad y Ahorro. Ex/curso pre/liminar sobre el carisma social y la
Pentecostés en el umbral del bicentenario de la Independencia. Bogotá, inédito y concluido. Sobre energía y sabiduría el
libro en curso: Energía y Sabiduría. La formación social de los saberes.
21
Energía física individual (por ejemplo, en la guerra o en el deporte) y energía física social, ésta
distinguida por su relación con la organización de las relaciones sociales para el trabajo y diferenciada en tres grandes
etapas, según el estado de la técnica y de la cultura:
Época de la dominación (amos/esclavos, señores/siervos).
Época de la explotación (capitalistas/trabajadores)
Época del sujetamiento tardomoderno (imperio del biopoder/multitud psíquicamente sujetada).
Esta última modalidad, energía física y social, que apunta a la organización de las relaciones sociales para el
trabajo y asociada a la técnica o a lo que Marx llamaba “las fuerzas productivas”, es la que determina en última instancia
el sentido de la evolución de la especie sapiens/demens. Así por ejemplo, la invención de la máquina de vapor derruyó
con sus aplicaciones diversas (ferrocarril, navegación, fábricas) los restos de la servidumbre en Europa a marchas
aceleradas 28
. Y a la vez, la segunda revolución tecnológica, la eléctrica (segunda mitad del siglo XIX y encarnada en la
dínamo y el uso del petróleo) fue la que selló con la anterior revolución la liquidación de los restos del esclavismo como
forma legal de dominación, decididos en lo político por la guerra de secesión en Estados Unidos.
En ambos casos, la transformación de calor en trabajo por la máquina de vapor y por la dínamo ocasionó un salto
abismal en el uso intensivo de energía (vapor, petróleo), tal que, según un estudioso de la historia de la ingeniería, a
finales del siglo XIX, cada ciudadano de Estados Unidos podía decirse que contaba con el equivalente de 100 esclavos 29
.
Y aunque la comparación sea un poco grosera y ofensiva, es menos eufemística que la indicación de Atkins en torno al
significado de la revolución industrial y de la revolución eléctrica. Pues más que sobre el trabajo eólico e hidráulico o el
trabajo animal, la transformación de energía en trabajo se había producido hasta entonces a fuerza de esclavos/as o de
siervos/as.
De la revolución industrial a la eléctrica el camino indica el paso del campo a la ciudad y de la ciudad a la
metrópolis; del taller y del surco a la fábrica y a la corporación; del sector primario de producción al secundario y al
terciario; del utensilio a la máquina y de ésta a la máquina para producir máquinas (bienes de capital); de la familia
extensa a la familia nuclear; de la mujer recluida en casa a la mujer en la educación y en el mercado; del atomismo social
enfrentado al estado monárquico y a las burocracias del estado, a las redes múltiples (financieras, viales, telefónicas,
telegráficas, eléctricas) entrelazadas por las corporaciones.
El concepto de red es propio de la segunda revolución, la eléctrica, cuyo símbolo es la dínamo y todo el sistema de
producción, distribución y uso de la energía eléctrica. Es cierto que en épocas anteriores la ciudad se había erigido como
ágora política entre los griegos y como trama orgánica en el renacimiento, parodiando la circulación urbana a la
circulación de la sangre y los órganos políticos a los órganos corporales 30
, pero el concepto de red aparecerá como
paradigma emergente en la segunda revolución tecnológica (aunque el concepto de red se sub/ordinara allí a la
dominación burocrática, de tipo piramidal), la eléctrica, y pasará de allí como elemento decisivo y como metáfora
dominante en la tercera revolución tecnológica, la científico técnica plasmada en el computador y en la red mundial de
comunicaciones, la Web.
28 Ver el anexo a este libro, Restrepo, Gabriel “Las tres revoluciones tecnológicas y el mundo moderno”, texto que se
publicará en www.telemaco.fuac.edu.co.
29 Armytage, W.H.G. 1976. A Social history of engineering. London, Faber and Faber.
30 Gloria Bulla: “Tejido: ciudad y territorio”, en “Recorridos Urbanos”, en www.telemaco.fuac.edu.co
22
A diferencia de las anteriores revoluciones, en la revolución electrónica o digital – en la era actual del
conocimiento y de las comunicaciones y en el hímen entre una tercera y una cuarta revolución científico, tecnológica y
técnica de consecuencias inesperadas- convergen realimentándose la ciencia, la tecnología y la técnica, a la par que se
entroncan con una socialización más extensa e intensa desde la socialización primaria en hogares más pequeños a la
educación continua y ubicua en las modalidades de educación formal, no formal e informal y se trasvasan a una
producción cada vez más automatizada, basada en los servicios y extensiva a la colonización de un tiempo libre
habilitado por la industria cultural, mediadas estas interrelaciones por unas comunicaciones veloces.
Pero si es cierto que el concepto de red aparece entonces como metáfora dominante, todavía empero está lastrado,
como se explorará más adelante, por el designio imperial del biopoder y por el arrastre de estructuras piramidales propias
de las burocracias estatales y transestatales heredadas del legado egipcio/sumérico/latino, de la monarquía moderna, del
capitalismo decimonónico e incluso de la revolución taylorista. El concepto de red, a diferencia del concepto de trama,
implica la fijación de un centro nodal, de donde todo afluye y a donde todo confluye. En el concepto de trama en cambio
la tensión se reparte en todas las líneas que configuran el tejido. La idea de la red conserva el sentido de una cabeza que,
como la capital en un Estado, determina la dirección de las circunvoluciones de la información en una extracción ubicua y
omnímoda de plusvalor que, con un grado de acumulación extraordinaria y de reproducción casi automática, muestra una
escasa capacidad de retorno o de devolución a las partes o puntos de donde extrae energía y la convierte en información o
capital.
La red se tiende como un dispositivo para atrapar, desde su primigenio modelo en la telaraña y desde esa techné
del dispositivo de la pesca o de la cacería. Pero en la modernidad, los fundamentos del concepto de red ya estaban fijados
de modo prefigurativo en la unión metafórica del modelo de gravedad natural en la astronomía (planetas que orbitan
alrededor del sol, masas que son atraídas por otras masas ) y del modelo de la economía financiera (moneda o pesos que
flotan con regularidad alrededor de un Banco Central y del Soberano) que fuera sellado por nadie menos que Newton en
su doble papel de científico y de cancerbero de la circulación monetaria como inspector y director de la Casa de la
Moneda 31
.
Pero será la producción, distribución y uso de la energía eléctrica la encargada de entronizar el concepto de red,
con su ambivalencia ineludible entre liberación y aprisionamiento. La primera se representa como distribución de energía
que al irrigarse a los hogares y a las fábricas aumenta la productividad, el tiempo libre y el disfrute:
“La prensa, su propia fama y el interés de la gente por los nuevos prodigios del ‘mago’ Edison le proporcionaron
una campaña publicitaria que auguraba la ‘revolución en el mundo de la energía’ , la ‘era de la electricidad almacenada’ y
prometía que ‘pronto cada hogar dispondrá de su propia minidinamo…cada familia tendrá su coche propio…Con la
nueva batería los caballos se van a quedar pronto sin trabajo…Sí, tengo la firme convicción de que ha llegado el tiempo
en que cualquiera podrá no sólo iluminar eléctricamente su casa, sino también hacer trabajar a sus máquinas con
electricidad, así como dotar de calefacción a su casa y calentar la comida, etc., sin tener que depender de nadie’” 32
.
El aprisionamiento se manifiesta como una sub/ordinación o dependencia inevitable respecto al funcionamiento
de la red. Sucede con ella lo que decía Baudelaire de su adicción al tabaco y al haschich:
“Yo no fumo la pipa, soy aspirado por ella”,
31 Restrepo, Gabriel: Fiesta, Caridad y Ahorro. Libro citado.
32 Vögtle, Fritz. Edison. Barcelona, Salvat. Página 142.
23
una expresión que llevará a su máximo dramatismo el escritor William Burroughs en su prólogo a esa delirante
novela Almuerzo Desnudo, cuando se refiera a la dependencia del adicto frente al jíbaro y al gran Amo de la circulación
de la droga. Y aunque estos ejemplos sean extremos, la electricidad obra también como el pharmacon en el sentido
griego: encierra una combinación muy extraña entre regalo y veneno, por lo cual es imprescindible saber la dosis que se
formula. Es el caso de un estudiante de Boston que desconectó los cables de su casa del tendido eléctrico y al ser
requerido por una conducta que ya comenzaba a tipificarse como evasión culposa, explicó:
“Yo no estaba utilizando la electricidad; la electricidad me estaba utilizando a mí” 33
.
Pero el problema fundamental de las estructuras en red, que son piramidales, consiste en su inequidad: toman
mucho más de lo que devuelven, sustraen en beneficio de pocos un excendente inmenso que falta a quienes se encadenan,
se explotan o se sujetan a la red. Y sin embargo, la red ha sido inevitable para que la casa devenga mundo, aunque debe
ser destejida o deconstruida para que el mundo sea una casa.
La red es el tejido al revés. Es la trama/red que ha devenido trampa, la trama que por falta de piedad desgarra y
crea trauma, es la trama/red de un mundo des/entrañado, es la escritura del mundo respecto a la cual cabe apostar por su
revés, ese revés del revés consistente en la escritura carnavalesca y utópica del mundo. Y cuya expresión más bella es el
pagamento, como la piedad que devuelve a la naturaleza y a los/as pobres aquello que se toma de ella y ellos/as. Es la
conversión de energía en sabiduría y no sólo en información. Es la búsqueda de una neguentropía ecuméncia y no sólo la
obsesión por neguentropías parciales que producen entropías múltiples.
Del pensamiento sub/ordinante en red al pensamiento in/cluyente en trama. Del Saber a la sabiduría.
Pero, además, el concepto de red, asociado a esa estructura de dominio o de gravitación financiera con la
orbitación de los deseos y los imaginarios, converge con una epistemología que todavía preserva la estructura de la
metafísica y de los metarrelatos, pese a toda la crítica del posmodernismo. Y así como el concepto de red no hace justicia
al todo y a las partes, puesto que expropia apropiando, apropia expropiando, devalúa valorando y valora devaluando, así
una epistemología en figura de red significa entronizar un centro tornando insignificante la periferia, valora y potencia
ciertos conceptos haciendo mucha sombra a otros.
Un libro y una imagen pueden servir como punto de partida para la argumentación de esta tesis.
“El telar mágico”: así llama Robert Jastrow el proceso que va del big-bang a la creación de la vida y sigue su
curso en la evolución de la bacteria, a la planta y al animal y del ser humano al computador y a la llamada “inteligencia
artificial” 34
. Pero en la naturaleza no hay telar, ni menos mágico. La naturaleza es lo que es, mientras que el pensamiento
sobre la naturaleza y sobre la ciencia no puede desprenderse de la mitología, pese a su método o a su rigor: y en este caso
cae atrapado en la fascinación por la figura y por el mito de la red. Y así como la naturaleza apenas toma unos cuantos
grados del sol para realizar la fotosíntesis universal (el 3% del 0.1% que besa la superficie del planeta), así el ser humano
33 Vögte, libro citado.
34 Jastrow, Robert. 1986. El telar Mágico. Barcelona, Salvat.
24
por su constitución apenas capta fragmentos del mundo, convirtiéndolos en una noosfera entretejida de quimeras y medio
certidumbres:
“La importancia del fantasma y del imaginario en el ser humano es inimaginable, dado que las vías de entrada y de
salida del sistema neuro-cerebral que conectan al organismo con el mundo exterior representan sólo el 2% de todo el
conjunto, mientras que el 98% concierne al funcionamiento interior. Y constituye un mundo psíquico relativamente
independiente donde se fermentan necesidades, sueños, ideas, imágenes, fantasmas, y este mundo se infiltra en nuestra
visión o concepción del mundo exterior” 35
.
Fantasmas, ideas indecidibles, pero que vuelven y vuelven según la etimología de la palabra en francés
(re/venants) porque lo que subyace a la flecha del tiempo de Jastrow es una reencarnación un poco subrepticia pero
innegable de la antigua mitología decimonónica del progreso, cantada una y otra vez por aquellos que cabalgan sobre el
lomo de los cambios técnicos y por tanto en la pirámide de las redes sociales.
El sociólogo norteamericano Alexander Jeffrey ha señalado 36
que frente a la cibernética o a la inteligencia
artificial reaparece aquella polaridad que Humberto Eco denominaba para referirse a los medios de comunicación con el
nombre de apocalíticos e integrados 37
, los primeros prediciendo, cual Casandras, el fin de los tiempos con el
advenimiento de lo que para ellos es el antimesías de los media o de la red, los segundos saludando a los nuevos
instrumentos no sólo como a Mesías que señalan el cumplimiento de la promesa de plenitud, sino aún el mismo fin de los
tiempos 38
, calificado como el fin de una historia que habría llegado a su reposo, a su no más allá, a ese irónico pas plus
39
. En este caso, el pensamiento de Jastrow expresa de nuevo la recurrencia laudatoria del mundo del progreso y de la
aventura, propia de las justificaciones de la crematística o de la volatilidad mercantil ya presentes en Odiseo: la
inteligencia artificial, el kubernetes, el pilotaje universal nos salvará.
Lo que encierra como indicio el pensamiento de Jastrow es la resistencia de una mentalidad caracterizada por la
“simplicidad compleja”, a diferencia de otra que tiende a abrirse paso desde la segunda mitad del siglo XX, caracterizada
por la “complejidad organizada”. La distinción fue establecida por el sociólogo Daniel Bell en 1973 40
: la “simplicidad
compleja” era el modo de razonamiento del siglo XIX caracterizado por un pensamiento agonista y antagonista definido
por polaridades excluyentes abrazadas por escuelas y estilos de pensamiento contradictorios: naturaleza o cultura; campo
o ciudad; infraestructura o supraestructura; individuo o sociedad; herencia o medio ambiente; sensibilidad o
entendimiento; hombre o mujer; alma o cuerpo. Y así en una serie interminable de oposiciones propias del pensamiento
melancólico. Y aunque dicho agonismo fuera formulado en escrituras, semeja no poco al agonismo de la oralidad
35 Morin, Edgard. 2000. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Bogotá, Ministerio de Educación.
Página 16.
36 Alexander , Jeffrey, 1991 "Sociología cultural: lo sagrado y lo profano en el discurso tecnológico", en: Revista
Mexicana de sociología, abril junio , 283-309.
37 Eco, Humberto, 1985. Apocalípticos e integrados. Trad. de Andrés Boglar. Octava edición, primera en español 1968
(1965). Barcelona, Lumen.
38 Fukuyama, Francis. 1992. El fin de la historia y el último hombre. Barcelona, Planeta.
39 Pas plus es una expresión que con mucha ironía emplea Lacan en distintos escritos para significar la prohibición como
no más y la compulsión que genera el desbordamiento de su límite, como dar un paso de más (pas de plus) más allá de la
prohibición. Allí se instalan y anudan el goce y el poder.
40 Bell, Daniel. 1976 (1973). The coming of post-industrial society. A Venture in social forecasting. London, Penguin
Books. Hay traducción española.
25
primigenia que tan bien ha descrito Walter Ong 41
, tan propio del pensamiento mítico. Por lo cual se puede pensar que
pese a la relativa sustitución del mito y del mitologema por el filosofema, la metafísica no ha dejado de arrastrar la
sombra del manto mítico como a su fantasma, pese a sus pretextos. Y quizás no lo pueda hacer nunca, debiéndosele exigir
empero la autoconciencia en cuanto a su inevitable adopción de un pre/texto mítico.
Por el contrario, la “complejidad organizada” consiste en ponderar estas polaridades como dimensiones
concurrentes en distintos estados y procesos de un sistema. En lugar de la disyunción, la conjunción y acaso la inclusión,
o, al menos, la idea de que un sistema se define por una relación compleja de todas las partes que lo integran, poseyendo
el sistema lo que Talcott Parsons llamará, siguiendo el pensamiento biológico, propiedades emergentes, características
propias del conjunto como un todo. Por lo cual, la definición inicial del sistema ha de ser cuidadosa, partiendo del
principio que Parsons tomara de Whitehead : todo sistema se define no sólo por lo que incluye, sino también por aquello
que excluye, con lo cual, de entrada, se impone una autoconciencia en relación a los umbrales, las periferias, los
márgenes, los centros y las circulaciones, las entradas y salidas 42
.
Pero la aguda observación de Daniel Bell, formulada desde la teoría de sistemas, ignora que el problema de la
contraposición entre un pensamiento caracterizado por el estilo de la “simplicidad compleja” y de la “complejidad
organizada” cuenta con un extenso archivo filosófico. Y por descuidar esta tradición su posición es todavía algo ciega
frente a consecuencias que se podrían derivar de un examen más crítico de la trayectoria del asunto.
Morin habla en este sentido de los paradigmas definidos por dos propiedades:
“La promoción-selección de los conceptos maestros de inteligibilidad”, y “la determinación de las operaciones
lógicas maestras” 43
.
De este modo, un paradigma prescribe (incluso en su sentido etimológico como pre/texto o escritura previa) y
proscribe: establece un límite, que en algunos casos, por fundamentos mítico/ideológicos (sistemas cerrados de creencias)
se muestra como una fuerza imperativa contra toda alteración, provoca un “conformismo cognitivo” y exige reiteración o
redundancia 44
. La luz de la visión filosófica o científica que alcanza un éxito al ilustrar un determinado problema, se
logra a costa de una inmensa penumbra que se erige como finisterre de la indagación.
Morin (y muchos otros con él, como Serres, Guattari y Deleuze, Derrida, Foucault) remonta a Descartes y a su
distinción entre res cogitans y res extensa la emergencia del paradigma del que todavía serán tributarios Jastrow y todos
aquellos que con él escinden en polaridades excluyentes parejas de conceptos como sujeto/objeto, alma/cuerpo,
espíritu/materia, calidad/cantidad, finalidad/casualidad, sentimiento/razón, libertad/determinismo, existencia/esencia 45
.
Y este pre/supuesto de una modernidad agónica y antagónica que se mantiene dentro de las polaridades
disyuntivas de la “simplicidad compleja”, persiste pese a la aguda crítica de Kant a las escisiones filosóficas de la época.
41 Ong, Walter. 1987 (1982). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Trad. de Angélica Scherp. México, FCE,.
42 Parsons, Talcott, 1968 . The Structure of Social Action. A Study of Social Theory with special reference to a group of
recent european writers. New York, The Free Press (1937, McGraw Hill). Dos tomos. Parsons, Talcott. 1978.
Autobiografía Intelectual: elaboración de una teoría del sistema social. Bogotá, editorial Tercer Mundo. Colección
Ciencias Sociales: Teoría y Métodos. Traducción de Gabriel Restrepo.
43 Morin. 2000. Texto citado, página 19.
44 Morin, páginas 19 a 21
45 Morin, página 20.
26
En efecto, ya Kant había planteado en el pasaje más bello y poco reparado quizás de su primera crítica 46
, la
contraposición a su modo de ver insalvable entre dos vías abiertas a la razón en su tarea de organizar la totalidad de la
experiencia y la inevitable asimetría entre nuestra intuición y entendimiento, apropiados para establecer regularidades
entre los fenómenos de la experiencia posible, y las ideas de la razón que, excediendo hasta el infinito la posibilidad de
experiencia por nuestro ser limitado, son indecidibles, pero por fuerza recurrentes: si hay comienzo o fin del mundo; si
éste fue creado o no; si hay un Dios o no; si hay libertad absoluta o determinismo a ultranza y otras por el estilo, las
propias de los dilemas inevitables de la metafísica.
Luego de dedicar medio tomo a señalar que la razón necesita disciplina o autocrítica – esa lucidez del someter el
pensamiento a una interrogación radical – hasta la raíz misma – y acuciante, en la tradición del marrano y ladino 47
que
fuera Montaigne 48
-, el filósofo establece que la razón oscilará de modo casi inescapable entre dos estrategias de
indagación: una, la de la homogeneidad a ultranza, no se contentará en su indagación hasta elevarse a un principio
universal y único (ésta la posición medieval de los realistas con su preferencia por los universales y luego, con muchas
modificaciones, la de los racionalistas de la primera modernidad), ascendiendo siempre de lo singular a lo general y a
eidos siempre más generales que engloben las sucesivas generalidades, partiendo de la premisa de la Navaja de Occan:
reducir y reducir, cortar y cortar cabezas, suprimir las hidras del pensamiento, despojar al cienpies de su ancilaridad con
el humus, hallar una razón monotética, el primer principio, la primera causa, el fundamento último. En términos que
Isaiah Berlin acuñó para la narrativa y la historia, ellos serán erizos, uniformes, sometiendo la totalidad de lo decible a un
principio canónico, a un arqueo que deshaciendo la infinitud de hojas de los archivos conduce a un primer folio o a un
primer capítulo del cual el resto de la letra brota 49
. Se burlarán de los intentos por duplicar lo irreductible recontando el
cuento de Borges sobre el emperador chino que encargó un mapa de escala uno a uno de su reino. Repetirán hasta el
cansancio la expresión de Aristóteles en el sentido de que “no hay ciencia de lo singular”.
El otro camino es el opuesto, semejante al que trillaran antes los descreídos nominalistas medievales y después
los empiristas. Ellos seguirán la senda de la heterogeneidad: las ideas últimas son quimeras (mitad humanas, mitad
animales), entelequias, no existen. Los universales son meras palabras y en nada designan cosas, por lo cual siempre es
necesario descender y descender a lo llano, salir de ese flatus vocis de conceptos genéricos para advenir a
configuraciones más delimitadas, de generalidad mayor a generalidad menor, de abstracción amplia a abstracción
pequeña, de escala mayúscula a la perspicacia del terreno que como la atmósfera no se deja atrapar por leyes, en
búsqueda permanente de lo único, de lo que se puede afirmar algo en cuanto ser: lo individual, lo singular, lo
irreductible, lo irrepetible. Al contrario de la capitis diminutio, en oposición al jibarismo de la abstracción (la reducción
de cabezas), este camino multiplica las diferencias, potenciará lo individual, en cada semejanza verá una disimilitud y
acusará como tramposa o reductora la reducción conceptual. Contra los erizos, se definirían en términos de Berlin como
46 “ Von dem regulativen Gebrauch der Ideen der Reinen Vernunft”. En, Kant, Inmanuel. 1971. Kritik der reinen
Vernunt. Leipzig, Reclam. Páginas 690- 711.
47 Insistiremos en la figura del ladino como ser entre fronteras y lo relacionaremos con la figura del meteco y con la
metoikesis, la translación y la trans/ducción. Aquí por ejemplo, señalando que el asombro y la pregunta surgen por
excelencia en las fronteras, físicas o figuradas.
48 Morin, Edgard. 1995. Mis demonios. Barcelona, Kairós. Oriundo de Salónica y de orígen ladino (sefardita español),
Morin ciudadano francés por elección repasa la contribución de los marranos o ladinos a la constitución del pensamiento
moderno a través de Montaigne y de Spinoza. Ladino también serán Derrida y con Castoriadis (de origen griego) y
Levinas (judío azkenazi) ofrecerán un pensamiento lúcido y rico por situarse en la preñez de la frontera.
49 Berlin, Isaiah. Erizos y Zorras. Referencia por especificar.
27
zorras; en las palabras de Deleuze u Guattari se autonombrarían como rizomáticos, nómades, siempre desafiando
territorios marcados o acotados 50
. Recordarían con regocijo una expresión que cita Bateson: “el mapa no es el territorio”
51
. Se opondrían, como Howard Gardner, a la reducción de la inteligencia a una propiedad 52
.
Nada, sugiere Kant, sosegará esa querella que, como el re/venant, como el fantasma del pensamiento, tornará y
retornará una y otra vez, pese a que la razón advierta, con cierta serenidad autocrítica, que ambos caminos son no
solamente válidos como método, como cartas posibles de navegación, sin que ontológicamente se pueda decir que uno es
más válido que el otro, sino que no hay y no habrá posibilidad de síntesis absoluta.
Pero el mayor de los escépticos, el obstinado empírico y a la vez el mayor de los racionalistas dejó un resquicio de
serenidad. Postuló entre esa antinomia un camino no digamos que medio, sino un camino de mediaciones, no para hallar
una clave salvífica, sino para orientar mejor las opciones en las encrucijadas. Y no es medio, porque no se trata de un
eclecticismo consistente en tomar algo de aquí y algo de allá de un modo aleatorio, ni sugiere un atajo que releve de la
tensión entre modos opuestos de organizar la totalidad de la experiencia.
Lejos de ello, ese tercer modo podría denominarse con el término de trance (el nombre que le da Kant es el de
afinidad). Porque justo en el tránsito de los conceptos entre el orden ascendente de la generalización y el impulso
descendente de la individuación, quien lo asume se obliga a una visión muy perspicaz, dúctil, sutil para ejercer con
sagacidad un juicio atento a la vez a considerar en el concepto aquello que es relativo a la subsunción (su subordinación
respecto a otros conceptos) y atento a las posibilidad de su especificación (aquello que en el concepto toma la fuerza de
diferencias específicas y que obliga a discriminar sus atributos para recorrer en la común unidad de rasgos aquellos que
escapan a toda reducción).
Sólo quien es consciente de la antinomia de estos dos modos puede disponer su atención y su tensión a favor del
tercer modo, como se expresa en esta bella confesión de Italo Calvino:
“En realidad mi escritura se ha encontrado siempre frente a dos caminos divergentes que corresponden a dos tipos
distintos de conocimientos: uno que avanza por el espacio mental de una racionalidad incorpórea, donde se pueden trazar
líneas que unen puntos, proyecciones, formas abstractas, vectores de fuerzas; el otro, que avanza por un espacio atestado
de objetos y trata de crear un equivalente verbal de ese espacio llenando la página de palabras, en un esfuerzo de
adecuación minuciosa de lo escrito a lo no escrito, a la totalidad de lo decible y de lo no decible. Son dos impulsos
diferentes hacia la exactitud que nunca llegarán a la satisfacción absoluta: uno porque las lenguas naturales dicen siempre
algo más de lo que dicen los lenguajes formalizados, entrañan siempre cierta cantidad de ruido que perturba la
esencialidad de la información; el otro porque, al expresar la densidad y la continuidad del mundo que nos rodea, el
lenguaje se muestra fragmentario, con lagunas, dice siempre algo menos respecto a la totalidad de lo experimentable” 53
.
En la hermosa expresión de Calvino se muestran otras facetas de la contraposición insalvable: el discurso de la
homogeneidad es monoglósico, el de la heterogeneidad es heteroglósico; el primero es atópico, el segundo topológico; el
primero es des/incorporado (e incluso podría decirse, des/entrañado), el segundo es corpóreo (y casi podría decirse,
visceral). Pero la certidumbre descorazonadora que expresa con tajante sentencia Calvino (“nunca llegarán a la
50 Deleuze, Giles y Guatari, Félix, 1994 (1a en español en 1988, francesa en 1980). "Ritornelo", en Mil Mesetas.
Capitalismo y Esquizofrenia. 2a. edición. Paterna, Pre-textos.
51 Bateson, Gregory, 1980 (1979). Espíritu y naturaleza. Quinta reimpresión. Buenos Aires, Amorrortu.
52 Gardner, Howard 1993. Las Estructuras de la Mente. Las inteligencias Múltiples. México, F.C.E.,)
53 Calvino, libro citado, páginas 88 a 89.
28
satisfacción absoluta”) es el umbral de su gracia para “expresar la densidad y continuidad del mundo”, pese a la
imposibilidad de captarlo en “la totalidad de lo experimentable”. Es hallar en esa sutilidad de la “minuciosidad” una cierta
serenidad para templar la escritura entre el discurso serio y monocorde del poder y el corazón fecundo y facundo de la
multitud.
Volviendo a Kant, de la mano de Italo Calvino, el filósofo llama a este “tercer modo” como principio de afinidad
y lo postula como una especie de gracia del juicio para atender de modo simultáneo a la unidad y a la diferencia, a lo
común y a lo singular:
“Una ley de afinidad de todos los conceptos, que impone un paso continuo de toda especie a cualquier otra
mediante un crecimiento gradual de la diversidad”. Es ley es la de:
“La continuidad de las formas” 54
.
Dicha capacidad se asocia no sólo al esquematismo del entendimiento y a potencia de la imaginación para
acarrear lo múltiple que se ofrece a la sensibilidad y disponerlo para la ordenación propia de la inteligencia, sino a una
facultad transitiva (conectora de las tres dimensiones de la razón: pura, práctica y estética), la de una imaginación
juiciosa y configuradora que en la Razón Pura contribuye a la producción de conceptos; en la Razón Práctica a distinguir
entre máximas de prudencia e imperativos categóricos, entre determinismo y autoinstitución de la libertad por la
voluntad; y en la Razón Estética (por denominarla de este modo) lleva a precisar las conexiones entre medios y fines y a
hallar las correspondencias entre las distintas formas y configuraciones de la naturaleza en su estado puro y en su estado
pensante (facultad de la razón) y autofundante (facultad de la voluntad y de la libertad).
Pudiera decirse que el principio de afinidad es tributario de Pascal y de Leibniz. Del primero, como espíritu de
fineza, que el pensador jansenista oponía al espíritu de geometría 55
. De Lebniz, como se dirá más adelante, no sólo por el
cálculo diferencial e integral, inventado de modo simultáneo con Newton, sino por su sistema de correspondencias.
Pero las consecuencias de la formulación de Kant serán mucho más pródigas que sus antecedentes. Dos estrategias
se abrieron a partir de esta enseñanza tan poco captada en su hondura: una es el de la euforia totalizadora de la razón
(Hegel y Marx en distinta clave) y otro es el de la disforia un tanto esquizofrénica del pensamiento escindido en los
dilemas de lo monotético (homogenieidad) y de lo ideotético (heterogeneidad). Tendría que pasar un siglo para que
apuntaran los primeros indicios para re/pensar el “tercer modo”, emergente a finales del siglo XX y enriquecido entonces
con la lógica matemática, la lógica lingüística, aleccionado a la vez por la crisis del determinismo.
La estrategia de la euforia totalizante es conocida. Pero vale subrayar que en Hegel o en Marx hay un horror frente
a lo sublime que sólo puede experimentar el ser humano (un ser que no sólo es el único que ríe, sino el único que llora),
es decir ante la certidumbre de que somos contingencia. Tanto Hegel como Marx quieren evadir esa figura del “infinito
malo” que fuera tan persistente en Kant: ontológicamente – decía el filósofo de la crítica - es imposible asir la eternidad:
la totalidad nos desborda: y ése es el espectáculo terrible de lo sublime que aparece como excedencia absoluta de la
naturaleza en algunas de sus manifestaciones (tormentas, inmensidad del cielo o del mar, terremotos, cataclismos) o
desborde de las pasiones sociales (guerras, revoluciones, caída de imperios, la tragedia misma individual o colectiva). Y
frente a ello no queda más remedio que conceder nuestra fragilidad, única vía para potenciar un precario saber que
siempre deberá partir del no saber y, más aún, de la imposibilidad de un saber absoluto.
54 Kant, pasaje en la sección y el libro citados.
55 Pascal. Pensées. Paris, Libraire Genérale Française, 1972.
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Las tramas de telémaco

  • 1. FUNDACIÓN UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE COLOMBIA Con apoyo de la Universidad Central PROYECTO BOGOTÁ – TELÉMACO EQUIPO DE INVESTIGACIÓN PORTALES Y PASAJES LAS TRAMAS DE TELÉMACO UNA NUEVA STOA: PORTALES Y PASAJES PARA RE/SIGNIFICAR LA CIUDAD/REGIÓN/NACIÓN/MUNDO Libro/informe final de la primera etapa del proyecto Preparado por el equipo de investigación del proyecto Bogotá – Telémaco para la Fundación Universidad Autónoma de Colombia (en particular, al Instituto Superior de Pedagogía, ISP) y a la Universidad Central (en particular al Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC, Línea de Comunicación-Educación): Gabriel Restrepo, Andrés Gordillo, Luis Carlos Medina, Gloria Bulla, , Edward Morales, Jimmy Morales, Diana del Pilar Ramírez, Alfredo Niño Rico por la Universidad Autónoma de Colomiba, y Sonia Rojas y Diana Paola González por la Universidad Central. Bogotá, julio a noviembre de 2004
  • 2. ENVÍO AArturo Restrepo Bulla (Bogotá, 1998 - ), a Antonio José Gordillo Escobar (Bogotá, 2003 - ) y a Julián Esteban Medina Arévalo (Bogotá, 2003 - ), porque como nuevos Telémacos engendraron este proyecto con el acto y la promesa de su nacimiento. Y a las madres que tejieron con dolor la urdimbre de cada día y en la noche la trama del amor para el regreso y la permanencia de estas escrituras pensadas como el revés del revés. Y con la esperanza de que alcancen la edad suficiente de la sabiduría para contemplar entre el 2050 y el 2060 el advenimiento de la Casa Mundial de Salomón, que nosotros apenas hemos entrevisto en sueños. 2
  • 3. PRESENTACIÓN Dividiremos este libro sobre el proyecto de investigación Bogotá- Telémaco 1 , en cuatro capítulos (ver índice al final) , aclarando de entrada que el principal producto al que se refieren estas reflexiones es el portal en construcción situado en la dirección www.telemaco.fuac.edu.co. En el primer capítulo, titulado “Telémaco global: entre la trama y la red”, partirá de la distinción y contraposición de los conceptos de trama y de red. El hilo conductor será la re/consideración del envío y de la promesa contenidos en el Telémaco griego examinado al envés de un mito Kogui. Luego, se presentará una especie de genealogía o de arqueología del concepto de portal y de ventana telemáticas, asociadas al tema de la casa, casa local y mundo/casa. La idea que orienta esta labor es que los conceptos de puerta, ventana, portal, pasaje, plaza son una especie de constantes y de variaciones que atraviesan el arco que va de la domesticación local que se remonta al neolítico y adquieren significaciones inéditas en la domesticación global que se intensifica en la era de la sociedad del conocimiento y de las comunicaciones, por ejemplo, con las nociones de portal virtual o de ventana telemática 2 . La pregunta que guía esta búsqueda es la indagación del sentido de la creación de un portal en las condiciones de un mundo contemporáneo globalizado. En una sociedad global y telemática, descrita como la sociedad de la revolución digital y la era del conocimiento, ¿qué significa crear un portal y para qué se abren esas ventanas cibernéticas? La respuesta conduce a redescubrir el sentido de en/señar en la era telemática como un re/significar la ciudad local, la ciudad región, la ciudad nación y la ciudad mundo, empoderando a los sujetos para que a su vez descubran en sí mismos los signos de la ciudad, de la nación y del mundo. Re/significarse, resignificando el mundo es el camino que se abre al indagar esta historia del mundo. 1 El proyecto fue aprobado por la Fundación Universidad Autónoma de Colombia en octubre de 2003, pero su inicio se postergó de modo formal a febrero de 2004 por el deseo de aparejar el aporte de dicha Universidad con otro de la Universidad Central. La duración legal del proyecto ha sido entonces de medio año, pero en la Universidad Autónoma se ha trabajado desde noviembre de 2003 a diciembre de 2004. 2 Este pasaje y esta primera parte amplían lo formulado en el informe preliminar de investigación, pero deben mucho al trabajo de Gabriel Restrepo contenido en el ensayo que será publicado en la Revista Palimpsestus, de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, titulado: “Danzar en la cuerda floja de la Utopía” y obedece a una preocupación fundamental de su pensamiento en el momento, consistente en preguntar qué hay de remanente de esclavismo en la sucesión de formas de dominación, explotación y sujetamiento que van del arco de la domesticación local del neolítico a la domesticación global de la época contemporánea. 3
  • 4. En el segundo capítulo, titulado “Telémaco local: de la ciudad letrada a la ciudad democrática”, responderemos a la misma pregunta, pero desde una visión compendiada de la evolución colombiana en el trasfondo de América Latina y el Caribe. El hilo conductor será la hermenéutica del envío y de la promesa contenidos en nuestro primer Telémaco mestizo: el Inca Garcilaso de la Vega. La guía que nos permite interrogar de un modo panorámico, en horizonte, sobre el sentido de la historia de Colombia es la que se justificó en el proyecto inicial de investigación bajo el nombre: de la ciudad letrada a la ciudad democrática. ¿Qué significa ese tránsito de la ciudad letrada, imaginada desde España en los albores de la colonización, a la ciudad democrática que se intuye en las luchas culturales y políticas de la ciudad de Bogotá en la última década? Y, con ello, ¿qué puede significar la creación de puertas y ventanas virtuales en términos de acelerar el advenimiento de una ciudad democrática en el marco de una ciudad/local, ciudad/región, ciudad/nación, ciudad/mundo? El sustrato conceptual para ordenar esta visión es la indagación que han realizado algunos de los autores de este proyecto en torno a los siete modelos de cultura, socialización y formación del sujeto en Colombia. Y su fin es el hallar sentido a una búsqueda de autonomía solidaria en el sujeto y en la ciudad. En el tercer capítulo, titulado “Telémaco glocal : tramas teóricas para un vaivén”, se desarrollará el marco conceptual que ha servido para la articulación del proyecto de investigación. Esta larga exposición estará centrada en el hilo conductor del concepto de trama y otros asociados y se referirá a ocho partes: Primera parte, la trama en la concepción de la universidad, la investigación, las relaciones entre educación formal, no formal e informal, docencia, gestión, vida activa. Segunda parte, la trama en el concepto de investigación y acción participativa y expresiva (IAP/E), incluyendo allí una articulación con los estudios culturales. Tercera parte, la trama en los conceptos de poiesis como estrategia de las ciencias sociales y de autopoiesis como construcción personal y social y también como ideal de realimentación (o retroalimentación) en la construcción del portal y en el progreso del proyecto. Cuarta parte, la trama en el concepto de creador tramático. Quinta parte, la trama en los conceptos de ciudad, ciudadanía, conciudadanía. Sexta parte, el concepto de trama en el tema de la formación del sujeto y re/creación. Séptima parte, el concepto de trama en las Tecnologías de la Información para tejer conciudadanía democrática. Octava parte, se ponderará la gestión como un elaborar trama. En el cuarto capítulo, titulado “En el umbral de un portal: Telémaco en perspectiva”, se precisará la metodología o la estrategia de acción que se ha seguido en la construcción del portal – en particular en el diseño de la plataforma - con fundamento en los anteriores conceptos. Dos dimensiones serán tomadas en cuenta: una, la racionalidad científica de la clasificación de las ciencias sociales; dos, la racionalidad estética para la traducción a la interfaz de dicha clasificación, cuya fuente la encontramos en las Seis Propuestas para el próximo milenio, del escritor Italo Calvino 3 . Luego, examinaremos el nexo entre el orden o trama conceptual y la trama de la plataforma, entre la trama del equipo y la plataforma, entre la trama de la plataforma y la ingeniería de sistemas y entre la trama de la plataforma y la gestión externa. Allí se comentará el funcionamiento del portal en el estado presente del proyecto y se ofrecerán algunas breves conclusiones, en el entendido de que se trata de un camino abierto a partir de la apertura de una puerta o portal. 3 Calvino, Italo. 1989. Seis propuestas para el próximo milenio. Madrid. Siruela. 4
  • 5. EL TONO DEL LIBRO Es apenas natural que en el desarrollo de un proyecto nuevo y complejo por muchas razones, se presenten en el camino diferencias que puedan llegar incluso al nivel de una polémica muy intensa. Esta polémica se considera aquí empero como algo cancelado. Es, incluso, parte del balance que cada institución o las dos instituciones integran como patrimonio para superar conflictos, pues el manejo de conflictos es también un asunto de experiencia y de elaboración. Por lo tanto, el presente informe se articula en un tono objetivo y mesurado, procurando en cierto equilibrio honrar a las partes que contribuyeron a su desarrollo, precisando eso sí las contribuciones específicas de cada universidad en el balance final. LA COOPERACIÓN INTERINSTITUCIONAL Todos sabemos que trabajar en grupo, construir un equipo y sostenerlo, no es tarea de un día y menos en Colombia. Y mucho menos dentro de un enfoque interinstitucional (Universidad Autónoma y Universidad Central). Y mucho menos dentro de un enfoque interdisciplinario (como se verá abajo, en el proyecto se involucran personas con trayectorias en sociología, antropología, historia, comunicación – educación, tecnología- edumática, artes plásticas, diseño industrial, publicidad, ingeniería de sistemas). Y menos dentro de un enfoque que combine las artes con las ciencias y las ingenierías. Y menos dentro de un enfoque intergeneracional. Y menos dentro de un enfoque interinstitucional, no sólo interuniversitario, sino transuniversitario, abierto a instituciones externas (por la intención de involucrar a colegios públicos y privados y a instituciones públicas y privadas de Bogotá). Y mucho menos dentro de un proyecto que desborda las formas tradicionales de hacer investigación y de relacionarla con la práctica y con las artes, por hacerse en el lenguaje de las Tecnologías de la Información. Al considerar estos factores, es gracia que en seis meses se haya avanzado como se ha avanzado. La Universidad Autónoma de Colombia y el Instituto Superior de Pedagogía. La Universidad Autónoma de Colombia es una institución de educación superior de carácter privado y servicio público fundada por un grupo de profesores universitarios provenientes de instituciones nacionales y del exterior, quienes con el ánimo de desarrollar un centro académico democrático, independiente, participativo y pluralista crearon en 1971 lo que es hoy uno de los centros universitarios más importantes del país. 5
  • 6. Según su Proyecto Educativo Institucional, la Universidad Autónoma de Colombia es un centro académico democrático, independiente, participativo y pluralista, comprometido con el desarrollo de la persona humana, con la realización de los valores esenciales del ordenamiento jurídico colombiano, mediante el cultivo del conocimiento racional con miras a la formación integral, la investigación y la participación de la comunidad universitaria en la vida socioeconómica, cultural y política de la nación. Sobre esta base, la Universidad ejerce una forma autónoma de educación, de gobierno, de planeación de gestión, de toma de decisiones, con el fin de consolidar, dentro de un clima de activa participación de sus comunidades académicas, la excelencia de la formación que ella imparte y la realización de los valores fundamentales de la sociedad colombiana. La Universidad Autónoma de Colombia tiene su sede en la zona histórica de Bogotá, en edificios que integran la arquitectura moderna con la preservación del centro histórico. A lo largo de más de tres décadas, la Universidad Autónoma de Colombia ha consolidado las áreas de economía, administración, contaduría y relaciones económicas internacionales, lo mismo que el derecho, el diseño industrial y una gama amplia de las ingenierías, junto a una Facultad de Humanidades reconocida por propiciar la excelencia en la lectura y escritura. A través de su Instituto Superior de Pedagogía, que integra distintas especialidades como edumática, docencia universitaria y otras, la Universidad Autónoma busca con este proyecto consolidar la investigación de modelos educativos innovadores, al tiempo que consolidarse como uno de los centros de vanguardia en el país en el tema de la educación interactiva. Uno de los fuertes de la Universidad Autónoma es la infraestructura y el diseño creativo de tecnologías de información al servicio de la investigación y la docencia, programa en el cual desarrolla una intensa cooperación internacional y donde muestra avances importantes en el paso a la universidad virtual. El Instituto Superior de Pedagogía lanzará en el presente año el primer número de su revista, Tramas, dedicado a los temas de la pedagogía y la educación. La Fundación Universidad Central y el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC La Fundación Universidad Central es también una universidad privada y de servicio público relativamente nueva. Su nombre rinde homenaje a la que fuera Universidad Central creada por Santander en 1826 y se concibe como una universidad bolivariana interesada en la integración de América Latina. Fue fundada en 1966 y desde entonces se ha posicionado como una universidad de primer rango en muchos ámbitos: posee sedes en el centro y en el norte de Bogotá y hace poco ha adquirido un hermoso teatro, el Faenza, considerado patrimonio arquitectónico y que data de comienzos del siglo XX. La oferta de programas es relativamente similar a la de la Universidad Autónoma, añadiendo carreras como publicidad y música, ésta con un desarrollo notable. Su Departamento de Humanidades también muestra un trabajo apreciable, por ejemplo en los talleres de literatura, bastante acreditados. 6
  • 7. El proyecto Bogotá – Telémaco fue acogido durante un semestre (febrero a julio de 2004) como parte de una de las líneas de investigación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC (antiguo Departamento de Investigaciones de la Universidad Central), entidad que a través de los años lidera investigaciones de punta en temas como jóvenes, género, violencia y ciudadanía. EL IESCO edita una revista de gran calidad, Nómadas, que a través de sus 20 números es ya un referente de primer orden en los estudios culturales de América Latina (el primer número fue publicado hace 20 años y su continuidad y calidad han sido ejemplares). El director del proyecto Bogotá - Telémaco tuvo la oportunidad de realizar en 1997 para el BID – COLCIENCIAS un trabajo de consultoría en torno a 13 proyectos de investigación de ciencias sociales y en torno a una institución, el entonces DIUC. Bajo el título “Lo pequeño puede ser grande” exaltó en su informe la labor desarrollada por esa institución, entonces con cerca de 12 años de existencia legal, pero que en un lustro ya se había posicionado como un entidad de excelencia en el país, en buena medida, como analizaba en su informe, por el liderazgo carismático de su directora 4 . Cuando escribió dicho informe, la Revista Nómadas estaba preparando el número séptimo y hoy se apresta a editar los números 21 y 22. A los siete años de este informe, el antiguo DIUC, ahora convertido en Instituto, ha ratificado la bondad de su trayectoria, integra de mayor modo las funciones de investigación, consultoría, docencia, formación avanzada y difusión y potenciará los lazos con las ciencias sociales en América Latina, en especial con el Cono Sur. LA CONTRIBUCIÓN ESPECÍFICA DE LAS DOS UNIVERSIDADES Considerando tiempos, financiación, dedicaciones y aportes específicos al diseño del portal, la Universidad Autónoma de Colombia ha contribuido con un porcentaje que puede estimarse en 90% del total del proyecto. En términos de tiempo, la Universidad Autónoma de Colombia ha venido trabajando de modo continuo en el proyecto desde noviembre de 2003 a diciembre de 2004, para un total de 13 meses. La Universidad Central colaboró durante seis meses, de febrero a Julio de 2004. En términos de financiación, el aporte de la Universidad Autónoma se ubica fue de cerca de 50 millones de pesos, representados en gastos de personal (coordinador, dos asistentes de investigación, una artista, un ingeniero de sistemas, todos de medio tiempo, a los cuales deben añadirse aportes para monitorías de dos estudiantes como tesis de grado y un cuarto de tiempo del ingeniero de sistemas de planta), más gastos de papelería y otros rubros de servicios generales. La Univ ersidad Central financió a una investigadora de medio tiempo durante seis meses y el reconocimiento a dos estudiantes de pregrado para la realización de la maestría. La infraestructura de sistemas fue aportada en un 100% por la Universidad Autónoma. En términos del presente libro, el 98 % es de autoría del equipo de la Universidad Autónoma. La contribución de la Universidad Central radicó en la exploración y el diseño de la plataforma de educación. En términos de desarrollo de la página, La Universidad Autónoma colaboró con el diseño de la página, a través de una estudiante de publicidad. El logo fue creado por Gloria Bulla, del equipo de la Universidad Autónoma. En términos del contenido de la página, el 100% ha sido puesto por el equipo de la Universidad Autónoma. 4 Restrepo, Gabriel. 1997, Agosto. “Evaluacion de Proyectos Sociales de La Etapa BID COLCIENCIAS II”. Informe presentado a la firma Tecnos y por ésta al BID y a COLCIENCIAS. 7
  • 8. LOS AUTORES DEL PROYECTO Y DEL LIBRO El equipo de Bogotá – Telémaco ha estado constituido por las siguientes personas: Fundación Universidad Autónoma de Colombia: Gabriel Restrepo, sociólogo y escritor, director general del proyecto, investigador externo vinculado a la Fundación Universidad Autónoma de Colombia. Su tarea central consiste en coordinar el proyecto en su conjunto; asegurar la integración del equipo; velar por la responsabilidad en el cumplimiento de tareas específicas y la sinergia entre todas ellas; asegurar el equilibrio entre las dimensiones teóricas, aplicadas y gerenciales del proyecto; coordinar la correspondencia entre el diseño de la plataforma temática y su traducción en el portal; investigar de modo más específico los temas de tecnología de la información y educación; conciudadanía; imaginarios urbanos; memoria y destino; estética, ciencia , tecnología y pedagogía; y otros que apunten al éxito del proyecto Bogotá – Telémaco. En el momento trabaja el portal en los temas de cocina, ciencia y tecnología, presentación de las universidades y del equipo, bicentenario de la independencia y otros. Andrés Gordillo, antropólogo de la Universidad de los Andes, candidato a doctorado en historia en la Sorbona, Paris, codirector del proyecto, investigador externo vinculado a la Fundación Universidad Autónoma de Colombia. Entre sus publicaciones se cuentan: El corazón y la Norma, aproximaciones al cánon conservador del siglo XIX. Bogotá, Alcaldía Mayor (mención en el concurso de Ensayo histórico, teórico o crítico, El arte colombiano de fin de milenio); “El Mosaico (1858-1872): nacionalismo, élites y cultura en la segunda mitad del siglo XIX, en Fronteras de la Historia. Revista de Historia Colonial Latinoamericana del Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Bogotá) volumen 8, 2003; “Élites y modernidad en Colombia”, en Boletín del Instituto Pierre Renouvin, número 17, invierno 2003, Universidad de la Sorbona. Ha escrito tres textos para la enseñanza de la historia de la Editorial Norma y ha corregido y editado el libro Género y multiculturalidad, para décimo grado. En la actualidad además es coordinador del proyecto de una Enciclopedia de Ciencias Sociales en la cual participan cuatro universidades. Sus tareas específicas son colaborar con el director en la coordinación general del proyecto; avanzar en el diseño de la plataforma y, dentro de ella, ir perfilando el tema relativo a Bogotá en Panorama y a Redes Físicas Urbanas; proyectar en el desarrollo del portal elementos que apunten a pensar la relación entre democracia, política y medios de comunicación, entre ellos el papel de la Tecnología de la Información como estrategia de democratización social y de creación de ciudadanía y conciudadanía; verter su conocimiento de culturas contemporáneas en materiales que redunden en el enriquecimiento del portal. Luis Carlos Medina Rodríguez, sociólogo egresado de la Universidad Nacional, es profesor desde hace más de cinco años de la Fundación Universidad Autónoma en el Departamento de Humanidades. En su trayectoria como investigador ha reflexionado sobre la posmodernidad y las culturas juveniles, habiendo realizado una investigación en 8
  • 9. torno a historias de vida de estudiantes de la Universidad Autónoma 5 , algunas de las cuales se publicarán en la página de Bogotá Telémaco, lo mismo que algunas narrativas de estudiantes en torno a la ciudad derivadas de los concursos de ensayos de la Universidad Autónoma. Su contribución al proyecto Telémaco radica en explorar a fondo las relaciones transgeneracionales en la actualidad y en coordinar todas aquellas actividades que se refieren a las redes simbólicas de la ciudad; en la actualidad trabaja también el tema del agua; se destaca su papel en el examen del mito de Telémaco y, en general, en la creación de nuevos imaginarios, usando para ello la tradición cultural de occidente, para lo cual ha realizado una investigación crítica en torno al tema del mito y su vigencia. Ha elaborado para el proyecto Bogotá Telémaco un banco de fotografías y trabaja también en la exploración de los petroglifos de la sabana para el uso iconográfico en el Portal. También coordina la difusión de algunas investigaciones de la Universidad Autónoma en el portal, en particular la de Nelson Gómez Centro: fragmentos de la vida callejera, la de la profesora Sandra Nieto, imaginarios pictóricos de los niños de Bogotá y la suya: Infancia y transporte público en el Distrito Capital. Gloria Cecilia Bulla Gutiérrez, Gloria Cecilia Bulla Gutiérrez, artista egresada de la Academia Superior de Artes de Bogotá, con experiencia de investigación en el tema de historia y uso estético de la fotografía, vinculada al proyecto con dineros de los gastos administrativos. Creó el logotipo y desarrollará el numeral dos del portal, la presentación del proyecto en lo referente a la explicación del sentido de Telémaco en su relación específica con el tejido, lo mismo que proyectos en torno al uso de la fotografía como revelación de las identidades urbanas y las relaciones con el espacio. La experiencia registrada bajo el titulo de Ciudad y Territorio, se incluye como inauguración de este proyecto y en ella participan estudiantes y jóvenes de distintos colegios de la capital, los cuales narran la ciudad, la fotografían y comentan los espacios que habitan y recorren a diario. También es la encargada de trasladar al Portal los avances de la investigación de la Escuela Normal María Montessori y en particular los dibujos y narraciones de los niños y niñas y jóvenes en torno a la ciudad. Edward Moraleses estudiante de último semestre de Ingeniería de Sistemas de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia. Ha sido vinculado al proyecto por el rubro de gastos administrativos dentro del presupuesto asignado por la Fundación Universidad Autónoma. Ha sido el encargado del diseño del portal y del montaje de la página provisional (www.telemaco.fuac.edu.co), junto con Jimmy Morales y en correspondencia con la plataforma diseñada por Gabriel Restrepo y Andrés Gordillo, lo mismo que según los requerimientos de las distintas áreas del proyecto. Jimmy Morales es el coordinador de sistemas del Instituto Superior de Pedagogía, docente del mismo y líder en el montaje de educación virtual de dicho Instituto. Además de colaborar con Edward Morales en el diseño de la página provisional y del portal definitivo de Telémaco, desarrolla dentro del proyecto investigaciones y reflexiones relativas a la relación entre Tecnología de Información y democracia, brecha digital, y edumática. Diana del Pilar Ramírez, estudiante de último semestre de diseño industrial de la Fundación Universidad Autónoma de Colombia, vinculada al proyecto por opción de grado y con apoyo en los gastos administrativos del proyecto asignados por la Universidad Autónoma. Su trabajo versará de modo específico en torno a los juegos, en particular para los niños. Al mismo tiempo que trabaja en esta dimensión práctica (elaboración de crucigramas, laberintos, carreras de observación, enseñanza de la ciudad por medios lúdicos), investiga en psicología infantil, imaginación y juego y proyecta además pensar en la posibilidad de crear productos tangibles de juegos conectados a la página Bogotá Telémaco. También trabajará la dimensión del turismo como re/creación en el Portal. 5 Medina Rodríguez, Luis Carlos. 2004. Historias de la vida cotidiana. El retrato del estudiante de la Universidad Autónoma. Bogotá, Universidad Autónoma de Colombia. 9
  • 10. Alfredo Niño Rico es tecnólogo de la educación y se encuentra concluyendo una especialización en edumática en la Fundación Universidad Autónoma de Colombia, es además docente de Informática en un colegio distrital del 20 de julio. Se halla vinculado al proyecto con Sonia Marcela en la definición del portal de educación formal. Universidad Central: Sonia Marcela Rojas, comunicadora y educadora, integrante del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central. Su trayectoria dentro del Departamento de Investigaciones de la Universidad Central la habilita para coordinar todo lo relativo a la estrategia de vínculo de educación y comunicación y para coordinar el trabajo específico del portal en lo relativo a la educación formal. En la exploración del vínculo entre comunicación y educación, Sonia Marcela también desarrollará la capacidad de pensar el proyecto en su conjunto en sus implicaciones filosóficas, éticas, políticas y pedagógicas. En la actualidad trabaja en la estructuración de la página de educación, para lo cual ha revisado las páginas existentes. Diana Paola González Contreras, estudiante de último semestre de publicidad de la Fundación Universidad Central, vinculada al proyecto por la modalidad de equivalencia de trabajo de grado. Desarrollará la imagen corporativa del proyecto y coordinará el registro de la imagen del portal, en colaboración con Gloria Bulla y Diana del Pilar Ramírez y, por supuesto, con todo el equipo. Al mismo tiempo, reflexionará en torno al uso de la publicidad pedagógica como estrategia democrática dentro de las Tecnologías de la Información. Ha creado el diseño publicitario del proyecto y normalizado la presentación de contenidos y la estrategia de presentación publicitaria de Bogotá – Telémaco. AGRADECIMIENTOS El equipo de trabajo quiere manifestar su reconocimiento en primer lugar a la Fundación Universidad Autónoma de Colombia, representada en el Instituto Superior de Pedagogía y en cabeza de su directora, Clemencia Bonilla, por el generoso aporte al proyecto que ha hecho la Universidad y con ella el Instituto y la confianza depositada en el proyecto . 10
  • 11. También se quiere hacer un reconocimiento al Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos Universidad Central, IESCO – UC, en cabeza de María Cristina Laverde, extensivo a la línea de Investigación en Comunicación y Educación, por el aporte que han realizado para este proyecto. Muchas otras personas e instituciones han contribuido con ideas y aportes al proyecto. A ellas les agradecemos en globo. Entre ellas destacan el colectivo de profesores agrupado en la investigación Escuela e Imaginarios Urbanos de la Escuela Normal María Montessori; profesores y profesoras del Departamento de Humanidades de la Universidad Autónoma de Colombia. Los escritores Freddy Téllez y Mario Mendoza. Estudiantes del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montúfar de la Universidad Nacional y otros asociados/as al proyecto Ciudad y Territorio dirigido por Gloria Bulla. Niños y niñas de las localidades de San Cristóbal y Tunjuelito que aceptaron mostrar sus rostros como signo de esperanza. Profesores y profesoras de distintas Facultades de la Universidad Autónoma que han escuchado benevolentes ideas sobre el proyecto. Y muchas y muchos más. Las reflexiones del primer capítulo deben mucho a la invitación de Santiago Mutis al director de este proyecto a escribir un ensayo sobre la utopía (“Danzar en la cuerda floja de la utopía”) para el número de diciembre de 2004 de la revista Palimpsestus que dirige. 11
  • 13. Trama y/o red, el dilema de los dilemas, la conjunción de las conjunciones. “En el comienzo de los tiempos la gente iba desnuda. Sólo una de las Madres sabía tejer. Su nombre era Gaunekán. Ella vivía en Chivilóngui y allá hacía telas para que los hombres pudieran cubrir su desnudez. Un día vino un hombre y le preguntó: ‘¿Cómo haces eso?’. Ella le mostró el telar y cómo entretejer la urdimbre con la trama y cómo hacer el borde. El hombre se fue para su casa y se puso a imitarla, pero se equivocó y puso la tela al revés, la cambió de lado. La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la única que sabe tejer. Ahora me debes recompensar por haberme espiado’. Asi el primer hombre tuvo que pagar” 6 . “Tanto los hombre como las mujeres hilan, pero el trabajo de tejer es privilegio exclusivo de los hombres…El hilo se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombres tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con un movimiento del cuerpo hacia la rodilla” 7 . Mito, ritual y práctica Kogui “Y aún discurrió su espíritu este otro engaño: se puso a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable, y al punto nos habló de esta manera: ‘¡Jóvenes, pretendientes míos! Ya que ha muerto el divino Odiseo, aguardad, para instar mis bodas, a que acabe este lienzo – no sea que se me pierdan inútilmente los hilos - , a fin de que tenga sudario el héroe Laertes cuando le sorprenda la Parca de la aterradora muerte. ¡No se me vaya a indignar alguna de las aqueas del pueblo, si ve enterrar sin mortaja a un hombre que ha poseído tantos bienes!’Así dijo, y nuestro ánimo generoso se dejó persuadir. Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela, y por la noche, tan luego como se alumbraba con las antorchas, deshacía lo tejido” 8 . “TRAMA n. f. (lat. tramam). Conjunto de hilos cruzados con los de la urdimbre y colocados a lo ancho de un tejido: Cada uno de los hilos de trama recibe el nombre de pasada. Fig. Intriga, confabulación dispuesta para perjudicar a alguien. ” 9 . Según la reseña que hace el filósofo Juan José Botero de una reciente obra del ensayista Fernando Zalamea, éste señala que ante la complejidad del mundo actual ya no nos sirve el hilo de Ariadna como metáfora e instrumento/estrategia para descifrar el laberinto de nuestro tiempo 10 . El hilo de la fascinante mujer de la mitología era rectilíneo y simple y se podría decir que el laberinto de Dédalo sería a los ojos del mundo actual un juego de niños, aunque se tratara de aquellos niños geniales que fueran los griegos 11 . Por ello, propone apelar más bien a la metáfora de la trama que Penélope teje de día y desteje de noche para comprender un globo trenzado – podríamos decir ahora - como un laberinto mucho más intrincado que el de Creta, un laberinto de laberintos, en el cual cada pasaje local se entrevera con flujos globales en encrucijadas enmarañadas que provienen de distintos centros mundiales de distribución y de 6 Reichel- Dolmatoff, Gerardo. 1985. Los Kogui. Bogotá, Procultura, dos tomos. Tomo segundo, páginas 79-80. 7 Reichel, tomo primero, página 74. 8 Homero. 1987. Odisea. Madrid, Aguilar. Página 24. 9 Larousse, tomo décimo, pagina 320 y siguientes. Una transcripción completa de los significados se anexa al libro. 10 Botero, Juan José. 2004. “Fernando Zalamea y el orden racional contemporáneo”, en UNPeriódico (Bogotá), 2004 agosto 22, página 24. 11 Frente a esa hierática vejez de los egipcios. Platón. 1946. Timeo. Obras Completas, Madrid, Aguilar. 13
  • 14. recepción, en un ir y venir donde flotan a la deriva en velocidad infinita migrantes, capital financiero, tecnologías y significaciones culturales. Es un laberinto de laberintos surcado por distintos Minotauros (según el mito, quimeras y aquí cuerpos humanos con cabeza de animal, en figura de toro) que, a modo de amos y tiranos, exigen el sacrificio de vidas (éste era el modus operandi de la dominación antigua) o vidas en sacrificio (éste es el modo de ser de la explotación y del sujetamiento en la esa del biopoder glocal) 12 . Por lo mismo, quizás, ya no habrá otros Teseos, ni tampoco superhombres como quisiera Nietzsche, distintos a la gesta del pasaje de la misma multitud a la habitación de la casa ecumene. Pero hay tramas de tramas. Para simplificar, nosotros distinguiremos entre trama y red, siendo la primera un tejido para vincular de un modo horizontal y proporcionado entre el todo y cada trazo, mientras que la segunda es un entretejido para atrapar, siendo el paradigma de la red la tela de la araña tendida para el sacrificio de las víctimas en el intercambio natural de la cadena trófica entre presas y depredadores. Más adelante, en otra sección, diremos que la trama representa un saber incluyente, mientras que la red traza un saber sub/ordinante y que la trama encarna el principio de la sabiduría, mientras que la red representa un saber indiferente a su dimensión ética. Si se quiere, la primera, la trama, representa la virtud en el sentido griego – nosotros como posmodernos diríamos mejor lo virtuoso dentro de lo virtual, para no substantivar un “Bien” apriorístico - , incluso en su acepción más antigua como vestido en tanto es signo social del pudor, mientras que la segunda, la trama como red, expresa la virtú en el sentido maquiavélico, es decir, un artificio para engañar, lo que se entiende por esa astucia significada en urdir una trama, un complot, un ardid, en lo cual el mismo vestido – insignia de la inocencia – sirve empero como disfraz. El vocablo trama, lo mismo que la palabra tejido 13 o la palabra alemana Weben (o Web, que designa el concepto de “la red” de comunicación global en inglés) 14 tiene como todas las asociadas ese doble sentido primigenio: una acción para transformar una materia prima en un producto humano (por excelencia el vestido) y una acción de cálculo para engañar o contraengañar a otros en las relaciones humanas. Poiesis, Techné y virtú, trama y red. Es con esta doble pareja de conceptos: trama y red, por un lado, y por otra parte trama en su acepción constructiva o poiésica (tejer) o por el contrario en su connotación de engaño y técnica de dominio o de disimulo social, como podremos interpretar de un modo fino el mito de Penélope. 12 No hemos podido tener acceso lamentablemente al libro de Fernando Zalamea que, sin duda, hubiera enriquecido nuestras disquisiciones. Pero debemos decir que de hace tiempo y por vías distintas – pero acaso complementarias a las de Fernando Zalamea y otros muchos pensadores – nos hemos acercado con decisión al concepto de trama como metáfora proteica para interpretar el mundo y el pensamiento. 13 Duden. 1997. Das Herkunftswörterbuch…, obra citada. Es interesante subrayar que tejido, textura, textil y técnica derivan de la misma raíz. 14 Weben es en alemán tejer, hilar y como substantivo es tejedura, tejido. Wimmel es hormiguear (ir de un lado al otro), Spinne es hilvanar y como substantivo designa a la araña, Wespe es abispa, Wabe es panal, Waffel es barquillo o mejor panal. Ver Duden. 1997. Das Herkunftswörterbuch…, obra citada. “Weben: Das altgerm. Verb mhd. Webern, ahd. weband, niederl. Weben, engl. To weave, schwed. Väva beruht mit verwalndten Wörtern in anderen idg. Sprachen auf der idg. Wurzel *uebh ‘weben, wimmeln’ vgl. Z. B. Aind. Urna-vábhi-h ‘Spinne (eigentlich ‘Wollweber’), griech. Hyphos ‘das Weben’, lit. vebzdéti ‘wimmeln, durchainander begewen’. Eine alte Bilgdung zu dieser Verbalwurzel ist der unter Wespe behandelte Insektenname. Um ‘weben’ gruppieren sich die Bildungen Wabe (eigentlich ‘Gewebe, Geflecht’) und Waffel (eigentlich ‘Gewebe’, ‘Geflecht’ – trenzado- ). Abl.: Weber, ‘jemand der webt, Handweber’ (mhd. Wevaere, ahd. Weberi); Weberei ‘ Betrieb, in dem gewebt wird’ (16 Jh.). Zus.: Websthul ‘(stuhlartiges) Gestell oder Maschine sum Weben`(Beggin des 16. Jh.s). Siehe auch den Artikel Gewebe” (803)”. 14
  • 15. Pero ello no se podría hacer sin una suerte de rodeo, el cual consiste en la interpretación de un mito, el de Penélope, mediante el recurso a otro mito, el de los Kogui, para intentar en esta doble vuelta una revelación esclarecedora. Y el punto de partida es una lectura del mito kogui que aparece en los dos epígrafes de esta primera parte, porque permite descifrar sentidos al principio ocultos en el mito del tejido de Penélope. Ya que en los dos casos, entre los Kogui y entre los griegos, aparece la acción del tejido físico como una acción que es también un entretejido social: de modo que hay una relación de trama en sentido físico (tejer, hilar) y de trama en sentido figurado (relación de engaño o contraengaño frente a los otros, creación de trama social o desgarramiento - trauma, como tejido herido - de otras tramas). Esto quiere decir que en el acto de tejer no sólo hay una relación del tejedor o de la tejedora (y el asunto del género es clave) con una materia prima para transformarla mediante la techné en un producto (una tela, un tapiz, un sudario, un vestido), sino que en la acción de tejer hay un entrelazamiento social (económico y político, se diría), porque en la operación de fabricar un tejido hay una especie de división del trabajo que engarza a distintos actores o actrices, bien sea en el caso griego con esa distinción que el mito establece entre los que demandan o esperan (los pretendientes que aspiran a des/plazar y aún más a re/emplazar a Odiseo de su puesto en el lecho y en el poder, em/plazando a Penélope) un producto (la tela como sudario y éste como signo de muerte de Odiseo y de rito de paso para una nueva boda de la viuda) y la que fabrica (Penélope, que teje la tela, pero también urde una trama o ardid – contratrama/red- como respuesta a una trama/red perversa), bien en el caso de los Kogui entre los que hilan (hombres y mujeres) y los que tejen (los hombres). En síntesis: hay en estos dos mitos una trama (figurada) sobre una trama (física) y una trama/red (astucia y engaño social) contra otra trama/red. Gracias a las sutilezas topológicas del mito Kogui (derecho y revés de una trama, hilar para un lado o para el otro), pudiera decirse que la trama de Penélope adquiere una doble configuración como tejido de una tela predispuesta como sudario y por ello significante tanto de la muerte de Odiseo, como de la licencia para una nueva boda, pero también como ardid o tejido mental destinado a destejer la trama de los malvados: de día, se hilvana como sudario, ante la trama/red que urden los pretendientes (esos equivalentes del Minotauro) que desean apresurar la boda con la celebración del sacrificio de Odiseo. De noche, el oficio de la costura es deshilvanar, desentramar, desovillar esa red y, en contrario sentido, tejer en pensamiento el regreso de Odiseo a casa de modo metafórico mediante conjuros y oraciones y el envío de Telémaco, el hijo, esa mediación áurea, ese principio de esperanza entre lo local y lo global, entre Itaca y el Mediterráneo, entre la madre y el padre, entre la casa y el universo, ese tonel o botella vivas portadoras de un mensaje, ese kubernetes encarnado y arrojado él mismo al mar para el pilotaje casi imposible de la conciliación de lo singular y de lo universal, es misiva de reconciliación. De este modo se pudiera interpretar el mito como una doble trama: a la trama/red de acoso y de muerte que urden los pretendientes corresponde la trama/mortal del sudario o del tejido mortuorio que Penélope hila de día en coincidencia aparente con el designio malévolo de los pretendientes. Pero a la noche, la trama/red de los pretendientes y de su violencia es de/construida gracias al tejido del amor con el cual Penélope acelera en el deseo (en alúna, dirían los Kogui) 15
  • 16. el regreso de Odiseo. Contra la escritura (tejido) del mundo que se oficia de día y en razón de interés agónico, la contraescritura (destejido y tejido) de la noche muestra el envés de la esperanza y del amor 15 . Así, los pretendientes y Penélope tejen y traman, pero en sentidos contrarios. Los unos acosan y sólo se calman cuando se les dice que antes de una respuesta es necesario tejer un sudario; la otra teje un manto de vida con el que desentrama la trama/red de los pretendientes violentos. Es significativo que la trama/red (o la trampa) mortal ocurra de día – pues es el lugar del ágora o del foro, es decir, del mundo: la escritura del poder- , mientras que la trama de vida ocurre en el refugio de la noche, en la intimidad del cuerpo y en el refugio del fondo del hogar: la contraescritura romántica o del amor. Pero el mito Kogui nos permite por comparación ascender en la interpretación de ricos significados que no pueden ser del todo develados con el sólo mito de Penélope. Según el mito de los indígenas de la Sierra Nevada de Colombia, tanto el hilado como el tejido fueron oficios creados por la mujer. Hay razones para suponer que el mito no se aleja de lo que pudo ocurrir en la evolución. Antes de esa otra gran invención cultural de la mujer, la casa, el tejido debió ser obra de la invención femenina, por lo que entraña ya en sí el albergar, el nutrir, el arropar y el procurar en la maternidad y dada la neotenia propia de la especie sapiens/demens 16 . Cosa acaso diferente de la invención del fuego y con mayor probabilidad de las armas. Pero prescindiendo de lo que haya sucedido en los tiempos antiguos, el mito Kogui con su pretensión de validez intemporal como ocurre con todos los mitos, ofrece dos versiones en apariencia distintas sobre cómo el hombre aprendió a tejer y en ambas a partir de la mujer, pero de distinto modo: por enseñanza e imitación en un caso o por ardid en otro. Pues en el mismo enunciado, se dice que la mujer le enseñó al hombre a tejer (“Ella le mostró el telar y cómo entretejer la urdimbre con la trama y cómo hacer el borde”), pero a renglón seguido, cuando la mujer ve la trama que el hombre ha fabricado afuera, lejos, en otra casa, se afirma que no fue la mujer quien enseñó al hombre, sino que éste la espió y no sólo le robó el arte, sino que lo copió mal (“La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la única que sabe tejer. Ahora me debes recompensar”). Haya el hombre imitado el arte femenino de tejer por enseñanza o lo haya sonsacado por ardid, el hecho es que su tejido quedó al revés. Mal imitador o mal engañador el hombre – “el primer hombre”, según el mito – urdió la trama “al revés”: “El hombre se fue para su casa y se puso a imitarla, pero se equivocó y puso la tela al revés, la cambió de lado”. Lo de adentro, para afuera, lo de arriba para abajo, lo de la derecha para la izquierda. Ahora bien, ¿qué puede significar “el revés” en este caso? Digamos, en principio, que es un tejido que subvierte el orden de las cosas, el orden natural y el orden social. Lo que se quiere significar cuando se dice de un acto que es “contranatural”. 15 Llamaremos aquí contraescritura a la escritura que oficia como envés o revés de la escritura del mundo en tanto aparece como poder (económico o político) y que por tanto se puede considerar como tejido hecho por el revés del revés, en tanto la escritura del poder encarna un cierto revés en el proceso de hacerse mundo la caso, en otros términos, esa suerte de violencia intraespecífica contranatural que se ha producido desde el paso de la domesticación local en el neolítico a la domesticación global contemporánea. Variaremos aquí y allá en torno a este tema, comenzando por ejemplo por sugerir esa contraescritura como carnaval, como utopía no violencia, como deconstrucción, como crítica radical (por volver a la raíz), como alianza de ciencias y artes en torno al principio de sabiduría como principio de esperanza. 16 Neotenia significa la prematuración del neonato – por ejemplo, en el sólo cierre del cerebro o en su capacidad para alimentarse por sí mismo- y por tanto el tiempo prolongado de dependencia frente a los padres para poder sobrevivir, cosa que entraña una mayor exposición a la socialización de las madres y a la vigilancia de los padres. 16
  • 17. Pero si el mito no nos esclarece en definitiva qué significa que “el hombre”, o aún más, “el primer hombre” haya tejido la tela al revés, el ritual real del hilar y del tejer que reproduce día a día el mito entre los Kogui nos dilucida el enigma. Cuando Reichel – Dolmatoff examina la práctica actual del hilar y del tejer (práctica ritual, por supuesto, porque entre los Kogui todo acto tiende a ser ritual en la serie de correspondencias mnemotécnicas para mantener la memoria y el equilibrio de la madre tierra), indica lo siguiente: “Tanto los hombre como las mujeres hilan, pero el trabajo de tejer es privilegio exclusivo de los hombres…El hilo se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombre tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con un movimiento del cuerpo hacia la rodilla” (itálica de los/as autores/as de este libro). Que los hombres sean los que tejan no es usual, por lo menos en “occidente”. Cuando alguien lo hacía, como por ejemplo Jean-Jacques Rousseau mientras conversaba en los salones para fabricar sus trajes de armenio (por lo demás, algo semejantes a los trajes de los koguis), suscitaba toda clase de comentarios adversos. Pero, más allá de esta observación, al cruzar el mito y el ritual, el intérprete de segundo grado, es decir, nosotros/as, se pregunta con cierta extrañeza por qué dice Reichel-Domatoff que el tejer es un “privilegio” de los hombres. Si se vuelve de nuevo al mito, se comprenderá que en todo caso el acto de tejer por parte de los hombres es una delegación de la madre o de la mujer, no de ninguna manera ni primacía, ni privilegio, porque volviendo al sentido literal del texto, éste es muy claro en relación al oficio del tejido: “La Madre lo vio y le preguntó: ‘¿Quién me ha observado al tejer? Yo soy la única que sabe tejer. Ahora me debes recompensar por haberme espiado’. Así el primer hombre tuvo que pagar”. “Yo soy la única que sabe tejer” Tal es la aseveración enfática de la Madre, que es a la vez la voz de lo femenino (el “eterno femenino”, dice Goethe) y la voz de la madre tierra, la orden o el mandato de la naturaleza. Lo cual revela que el tejido de los hombres no es una primacía del género masculino, sino una delegación de la madre. Pero no sólo eso, pues en seguida se advierte que esta delegación se ha producido como mandato y como expiación: “Ahora me debes recompensar por haberme espiado”. Ya veremos que ese re/compensar es un de/volver, un re/tornar: expiar por espiar. Pero el asunto es más tajante: “Así el primer hombre tuvo que pagar”. Es el otro Génesis, un génesis femenino, a diferencia del Génesis patriarcal indoeuropeo y en particular semítico. La culpa en este caso recae sobre el hombre y es él quien debe pagar. No es la mujer quien ha sido hecha de la costilla de Adán. Es el hombre el que ha sido tejido por la Madre y que ha robado a la madre el arte de tejer. Y no sólo “el primer hombre”, pues si volvemos de nuevo del mito al rito de hilar y tejer, encontraremos la ley o el secreto de este mandamiento: “El hilo se tuerce sobre el muslo derecho pero la torsión depende del sexo del individuo que hila; los hombre tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecho, con un movimiento del cuerpo hacia la rodilla”. No deberíamos culpar a Reichel-Dolmatoff por negligencia en la escasa interpretación del sentido topológico de este acto del hilar y del tejer. Por una parte, porque Reichel – Dolmatoff realizó una obra impecable de etnografía, preciosa en su conjunto. Por otra, porque en su época no había asomado esa confluencia de las ciencias sociales en torno 17
  • 18. al significado del cuerpo como sustrato por excelencia de las significaciones sociales. Y en tercer lugar, porque gracias a su exposición, nosotros, más permeados del análisis semántico del cuerpo, podemos descifrar lo que significa esa expresión tan rica en su descripción: “Los hombres tuercen hacia la izquierda, es decir, de la rodilla hacia el cuerpo y las mujeres hacia la derecha, con un movimiento del cuerpo hacia la rodilla”. Lateralidades y rotaciones contrarias y diferentes. ¿Qué significan?¿Cuál es la equivalencia? Los hombres hilan de afuera para adentro, desde la izquierda, en dirección al cuerpo, de lo exterior a lo interior y aún de abajo hacia arriba. Las mujeres hilvanan al contrario, desde la derecha, de adentro hacia fuera y de arriba hacia abajo. ¿Es este movimiento de contrarios significativo de algún modo? Por supuesto: allí en esa práctica se conjuntan el mito y el rito con una gracia excepcional y con esa parsimonia estética tan propia de un pueblo con una gran ductilidad y plasticidad en su existencia. Para expresarlo de una forma sencilla: en el ritual cotidiano los hombres hilan – o deben hilar, están conminados a hilar - al revés del revés, antes de comenzar a tejer. Y sólo pueden tejer (porque son los únicos que tejen, delegados y conminados) en derechura, en justicia, rectamente, si saben antes hilar al revés del revés, desde la izquierda (la derecha de la mujer indica una supremacía), de abajo hacia arriba, de afuera hacia adentro. Y este revés del revés significa obedecer a la ley de la madre (tierra). Entendamos esta expresión en su sentido mítico y en su sentido histórico y existencial. En el sentido mítico, el primer hombre entre los Koguis aprendió a tejer de la mujer o de la madre, pero puso las cosas al revés, contrarió el orden natural: lo que en ella era derecho, se hizo izquierdo en él; lo que estaba hacia adentro, él lo puso afuera; lo que estaba de arriba hacia abajo, él lo ordenó bocarriba. En el sentido histórico y existencial, es el hombre el que sale fuera de la casa, el que tiene la tendencia a ser “exterior”, a extrañarse de su propio domicilio y esto por su andar en sus pies. Según el mito, el primer hombre se fue lejos de la casa de la madre a hilar y tejer y lo hizo al revés. Hilar al revés del revés, hacia el cuerpo y no hacia fuera significa entonces devolver los pasos y los pies y la exterioridad hacia la madre, la que hila del lado derecho (la posición recta) y de adentro hacia fuera (lo cual es una metáfora de la pro/creación, pero también de su hilar dentro y desde el hogar para mantener el tejido social) y lo hace de arriba hacia abajo (porque ella es alúna, el pensamiento que sin ser aún materia flota sobre las aguas): y ésta es la ley del pago o de la recompensa que exige la primera madre que enseñó el tejido: la ley del retorno, devolver aún en vida (antes del retorno final a la tierra) a la madre (naturaleza) lo que se le quita a ella, por imitación o por ardid, pagar a la madre (tierra, mujer, naturaleza) lo que se le toma a ella. Es la instauración del pagamento como ritual de una ley del retorno de lo debido. Y la interpretación se sella con el hermoso mito del nacimiento del mundo: “Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro. No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. Sólo el mar estaba en todas partes. El mar era la madre. Ella era agua y agua por todas partes y ella era río, laguna, quebrada y mar y así ella estaba en todas partes. Así, primero sólo estaba la madre. Se llamaba Gaulchováng. La madre no era gente, ni nada, ni cosa alguna. Ella era alúna. Ella era espíritu de lo que iba a venir y ella era pensamiento y memoria. Así la Madre existió sólo en alúna, en el mundo más bajo, en la última profundidad, sola” 17 . 17 Reichel-Dolmatoff. Obra citada. Segundo tomo, página 17. 18
  • 19. Ahora podremos intentar una comparación de los dos mitos en torno a la trama y al tejido. Odiseo – como examinaremos con más atención en otra sección – obedeció, aunque tardío (diez años de guerras, diez años de aventuras) al llamado de Penélope y de Telémaco (a quien había procreado, casi sin llegar a conocerlo desde entonces), esa trama que sus pensamientos tejían como invocación 18 . Atendió con nostalgia (dolor en el regreso, según la etimología) a la vocación del retorno a casa. Pero de hecho ya su alejamiento había estado signado por el revés de la violencia desbordada – debido a la guerra y por el llamado que ella entraña como libido dominandi y possidendi – y su retorno a casa no significó la reconciliación de la crematística (el intercambio comercial errático y astuto fuera de casa, en el mundo lejano, signado por el engaño y la violencia) con la economía (la regulación piadosa de la distribución en el hogar) 19 o la concordancia de mundo y casa, sino más bien el advenimiento de los fantasmas de la guerra al domicilio – el regreso es violento y trae a casa la guerra de afuera -. Pero, además, luego de retornar, Odiseo no reposa junto a los suyos, porque vuelve a extraviarse y su periplo termina en un revés en el mediterráneo occidental, su nave se a pique, como más adelante explayaremos. Pero otros avanzarían más allá: en una cadena trófica alterada por el advenimiento del gran Amo (aquel que domina la energía natural, humana y técnica), Colón arribaría a donde no llegó Odiseo y otros lo harían más allá de él. Hasta un punto, el actual, en donde la casa es mundo y el mundo una casa. Y en el cual se plantea con dramatismo nunca antes experimentado el dilema entre trama y red, entre el mito occidental y el mito kogui, entre los modos de hilar y de tejer que comparten los koguis y Penélope o entre el modo de tramar en red propio de la virtú, del dominio, de la negativa al pagamento debido a la madre tierra y a todas sus creaturas, biólogicas o zoológicas o humanas en relación con devolver a ella y a ellas/ellos aquello que se ha tomado para constituir del mundo una casa, una aldea global. En otros términos, el dilema de la escritura del mediodía del mundo, la escritura notarial, y de su contraescritura de medianoche: nocturna, amorosa, sabia. Entre la escritura de la muerte y la escritura del amor. Entre la red y la trama. La emergencia del concepto de red El pensamiento ecológico es de una consistencia, sobriedad y elegancia extraordinaria por tomar lo mejor de la imaginación y de la inteligencia científica y lo mejor de la imaginación e inteligencia estética, conduciendo por los caminos del saber científico y del saber estético a un nuevo sentido de compromiso ético con la condición natural de nuestra existencia y con la vocación social solidaria de nuestra especie, a veces sapiens, a veces demens. Pareciera como si con el paradigma emergente de la ecología se recuperara ese equilibrio que trazara Kant en su gran arquitectura de una Razón Pura y una Razón Práctica entrelazadas por esa obra cumbre que fuera La Crítica del Juicio 20 , en dirección a lo que llamaremos un principio de la sabiduría. 18 Ver el ensayo de Luis Carlos Medina: “El retrato de Telémaco”, en: www.telemaco.fuac.edu.co 19 Más adelante aclararemos el significado y el origen de esta importantísima distinción. 20 Kant, Inmanuel. 1971. Kritik der reinen Vernunft. Leipzig, Verlag. ----------. 1971. Kritik der praktischen Vernunft. Zentraldruck KG Leipzig, Reclam. ----------. 1957. Kritik des Urteilskraft. Frankfurt, Insel Verlag Wiesbeden. 19
  • 20. El punto de madurez del saber ecológico es la consideración de los ecosistemas, algo que hoy puede hacerse como pensamiento ecuménico dada la globalización y que puede ser pensado de un modo complejo como el envés o la contraescritura del biopoder (el revés del revés, para volver a la metáfora de los Koguis), esto es del saber imperial asumido como dominio mundial de la producción y reproducción de la vida, como más adelante glosaremos. Ecosistema es: “Esa combinación de componentes bióticos y abitóticos a través de los cuales fluye la energía y circulan los materiales” 21 . El delicado milagro de la vida obedece al entrelazamiento de muchos factores, entre ellos el uso de la energía: “De la energía solar que alcanza la superficie de la Tierra, una fracción muy pequeña – una estimación del 0.1% sobre una base mundial- es derivada a los sistemas vivos. Aun cuando la luz caiga en la zona en que la vegetación es abundante como en una selva, un maizal, o una marisma, sólo aproximadamente entre el 1 y 3% de esa luz (calculado sobre una base anual) se usa en la fotosíntesis”22 . Sobre esta munificencia del sol se erige la competencia por la supervivencia significada en la cadena trófica: por la fotosíntesis la energía del sol se torna célula, tejido, órgano, organismo, especies, ecosistema. Y con ellos adviene la competencia y la cooperación entre las distintas especies vegetales y animales por el alimento, nivel a nivel: “El paso de energía de un organismo a otro ocurre a lo largo de una cadena alimentaria determinada, o sea, una secuencia de organismos relacionados unos con otros como presa y depredador. El primero es comido por el segundo, el segundo por el tercero y así sucesivamente en una serie de niveles alimentarios o niveles tróficos. En la mayoría de los ecosistemas, las cadenas alimentarias están enlazadas en complejas tramas alimentarias, con muchas ramas e interconexiones. Una trama de este tipo puede implicar a más de cien especies diferentes, y se caracteriza porque los depredadores toman más de un tipo de presa y cada tipo de presa es explotada por varias especies diferentes de depredadores” 23 . ¿Cuál es la posición del homo/femina sapiens/demens en esta compleja cadena trófica? Con la domesticación del fuego y luego de las plantas y de los animales y de los/as esclavas, de la mujer y casi del mismo “hombre” y con la técnica desarrollada a partir de allí, esta rara especie – frágil, dúctil y potente al mismo tiempo - se convirtió en algo así como la gran “selectora” de la evolución (un neologismo obligado), la especie ordenadora de su sentido y dirección: “Los pueblos primitivos aprendieron a producir calor, a voluntad y en abundancia, de la quema de combustibles” 24 . Es decir, calor derivado de la energía solar almacenada en plantas y animales (carbón, aceite), esa deglución o regurgitación de la cadena trófica enriquecida como humus (una especie de “sol negro”, según el lenguaje de la alquimia, como en efecto se designa al petróleo en forma indirecta: “oro negro”) y sustrato de la vida en el ciclo natural, algo que saben muy bien los indígenas U´was en relación a su territorio. La evolución puede compendiarse como el uso de la energía para la destinación de la vida: “En la historia de la técnica queda reflejada una disimetría intrínseca de la naturaleza. La conversión en calor de la energía almacenada y del trabajo han sido moneda corriente durante miles de años. Pero hasta la revolución industrial, 21 Curtis, Helena y Sue, Bames N., 1995 Biología. Cali Colombia, Ed. Carvajal. Página 1139. 22 Lo mismo, página 1145. 23 Misma fuente y página. 24 Atkins, P. W. 1992. La segunda Ley. Barcelona, Prensa científica. Página 12. 20
  • 21. principalmente, no pudo considerarse dominado el proceso contrario, la conversión controlada del calor y de la energía almacenada en trabajo. Digo ‘principalmente’ porque trabajo se ha obtenido durante siglos. El aprovechamiento del viento – que es esencialmente una forma de almacenar energía suministrada por el Sol – para el movimiento de molinos y barcos constituye un ejemplo de tal conversión. Los animales de carga representan otro procedimiento que, aunque más indirecto, ofrece el mismo resultado final. Pero podemos considerar la revolución industrial como la expresión de la actividad liberada por un repentino descubrimiento de la humanidad: explotar la energía, convertir calor en trabajo a voluntad. Las transformaciones de la sociedad no iban a depender del trabajo de las bestias de carga ni de los procesos unidireccionales de la naturaleza” 25 . Esta observación de Atkins es excelente, salvo por una clasificación un poco aleatoria y burda de los distintos tipos de energía transformada en calor y en trabajo (o de trabajo convertido en calor), expresada en los ejemplos. Es en efecto una clasificación que impide dilucidar asuntos claves, un poco a la manera burlada por Borges cuando se refiere a una hipotética enciclopedia china que clasifica de la siguiente manera el mundo zoológico: “los animales se dividen en (a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas” 26 . . Para un propósito más fino, una clasificación debería distinguir distintos niveles: Energía natural física: solar, mineral, eólica, hidráulica, orográfica o de relieve. Energía natural biológica: plantas que viven de plantas; plantas que sirven de alimento a herbívoros y de habitat de todos los seres vivos; plantas que sirven de sustrato a los seres humanos como el medio de la vida; plantas domesticadas a través del cultivo para el consumo animal y humano; plantas convertidas en combustible como carbón o leña. Energía natural zoológica: animales que son alimento de otros animales; animales que sirven de alimento al “animal político”, el homo/femina sapiens/demens. Animales domesticados que sirven como medios de mímesis, vigilancia, caza, correo, transporte, tracción, recreación, modelo para la doma. Energía humana: aquí a su vez deberían distinguirse varios niveles, expuestos en orden inverso, de lo mental a lo físico, por razones de la exposición: Energía psíquica individual (capacidad simbólica, que consiste en descifrar y manipular significaciones culturales y capacidad performativa que consiste en hacer lo que se propone) y energía social cultural (juego de distintos tipos de carisma como encarnación de creencias e ideales para movilizar a la sociedad o a grupos de ella: el carisma puede ser: científico-tecnológico, técnico; estético/expresivo; integrador (jurídico, ético, moral); trascendente (filosófico, religioso, sapiencial 27 ). Energía organizacional, en relación a la sinergia producida por formas de regular la cooperación y la competencia todas las formas de la ingeniería y de la tecnología, incluida la política y la administrativa. 25 Misma fuente, página 10. 26 Borges, Jorge Luis. 1974. "El Idioma Analítico de John Wilkins", en Otras Inquisiciones. Obras Completas. Buenos Aires, Emecé P. 708. 27 Sobre Carisma, ver: Restrepo, Gabriel: Fiesta, Caridad y Ahorro. Ex/curso pre/liminar sobre el carisma social y la Pentecostés en el umbral del bicentenario de la Independencia. Bogotá, inédito y concluido. Sobre energía y sabiduría el libro en curso: Energía y Sabiduría. La formación social de los saberes. 21
  • 22. Energía física individual (por ejemplo, en la guerra o en el deporte) y energía física social, ésta distinguida por su relación con la organización de las relaciones sociales para el trabajo y diferenciada en tres grandes etapas, según el estado de la técnica y de la cultura: Época de la dominación (amos/esclavos, señores/siervos). Época de la explotación (capitalistas/trabajadores) Época del sujetamiento tardomoderno (imperio del biopoder/multitud psíquicamente sujetada). Esta última modalidad, energía física y social, que apunta a la organización de las relaciones sociales para el trabajo y asociada a la técnica o a lo que Marx llamaba “las fuerzas productivas”, es la que determina en última instancia el sentido de la evolución de la especie sapiens/demens. Así por ejemplo, la invención de la máquina de vapor derruyó con sus aplicaciones diversas (ferrocarril, navegación, fábricas) los restos de la servidumbre en Europa a marchas aceleradas 28 . Y a la vez, la segunda revolución tecnológica, la eléctrica (segunda mitad del siglo XIX y encarnada en la dínamo y el uso del petróleo) fue la que selló con la anterior revolución la liquidación de los restos del esclavismo como forma legal de dominación, decididos en lo político por la guerra de secesión en Estados Unidos. En ambos casos, la transformación de calor en trabajo por la máquina de vapor y por la dínamo ocasionó un salto abismal en el uso intensivo de energía (vapor, petróleo), tal que, según un estudioso de la historia de la ingeniería, a finales del siglo XIX, cada ciudadano de Estados Unidos podía decirse que contaba con el equivalente de 100 esclavos 29 . Y aunque la comparación sea un poco grosera y ofensiva, es menos eufemística que la indicación de Atkins en torno al significado de la revolución industrial y de la revolución eléctrica. Pues más que sobre el trabajo eólico e hidráulico o el trabajo animal, la transformación de energía en trabajo se había producido hasta entonces a fuerza de esclavos/as o de siervos/as. De la revolución industrial a la eléctrica el camino indica el paso del campo a la ciudad y de la ciudad a la metrópolis; del taller y del surco a la fábrica y a la corporación; del sector primario de producción al secundario y al terciario; del utensilio a la máquina y de ésta a la máquina para producir máquinas (bienes de capital); de la familia extensa a la familia nuclear; de la mujer recluida en casa a la mujer en la educación y en el mercado; del atomismo social enfrentado al estado monárquico y a las burocracias del estado, a las redes múltiples (financieras, viales, telefónicas, telegráficas, eléctricas) entrelazadas por las corporaciones. El concepto de red es propio de la segunda revolución, la eléctrica, cuyo símbolo es la dínamo y todo el sistema de producción, distribución y uso de la energía eléctrica. Es cierto que en épocas anteriores la ciudad se había erigido como ágora política entre los griegos y como trama orgánica en el renacimiento, parodiando la circulación urbana a la circulación de la sangre y los órganos políticos a los órganos corporales 30 , pero el concepto de red aparecerá como paradigma emergente en la segunda revolución tecnológica (aunque el concepto de red se sub/ordinara allí a la dominación burocrática, de tipo piramidal), la eléctrica, y pasará de allí como elemento decisivo y como metáfora dominante en la tercera revolución tecnológica, la científico técnica plasmada en el computador y en la red mundial de comunicaciones, la Web. 28 Ver el anexo a este libro, Restrepo, Gabriel “Las tres revoluciones tecnológicas y el mundo moderno”, texto que se publicará en www.telemaco.fuac.edu.co. 29 Armytage, W.H.G. 1976. A Social history of engineering. London, Faber and Faber. 30 Gloria Bulla: “Tejido: ciudad y territorio”, en “Recorridos Urbanos”, en www.telemaco.fuac.edu.co 22
  • 23. A diferencia de las anteriores revoluciones, en la revolución electrónica o digital – en la era actual del conocimiento y de las comunicaciones y en el hímen entre una tercera y una cuarta revolución científico, tecnológica y técnica de consecuencias inesperadas- convergen realimentándose la ciencia, la tecnología y la técnica, a la par que se entroncan con una socialización más extensa e intensa desde la socialización primaria en hogares más pequeños a la educación continua y ubicua en las modalidades de educación formal, no formal e informal y se trasvasan a una producción cada vez más automatizada, basada en los servicios y extensiva a la colonización de un tiempo libre habilitado por la industria cultural, mediadas estas interrelaciones por unas comunicaciones veloces. Pero si es cierto que el concepto de red aparece entonces como metáfora dominante, todavía empero está lastrado, como se explorará más adelante, por el designio imperial del biopoder y por el arrastre de estructuras piramidales propias de las burocracias estatales y transestatales heredadas del legado egipcio/sumérico/latino, de la monarquía moderna, del capitalismo decimonónico e incluso de la revolución taylorista. El concepto de red, a diferencia del concepto de trama, implica la fijación de un centro nodal, de donde todo afluye y a donde todo confluye. En el concepto de trama en cambio la tensión se reparte en todas las líneas que configuran el tejido. La idea de la red conserva el sentido de una cabeza que, como la capital en un Estado, determina la dirección de las circunvoluciones de la información en una extracción ubicua y omnímoda de plusvalor que, con un grado de acumulación extraordinaria y de reproducción casi automática, muestra una escasa capacidad de retorno o de devolución a las partes o puntos de donde extrae energía y la convierte en información o capital. La red se tiende como un dispositivo para atrapar, desde su primigenio modelo en la telaraña y desde esa techné del dispositivo de la pesca o de la cacería. Pero en la modernidad, los fundamentos del concepto de red ya estaban fijados de modo prefigurativo en la unión metafórica del modelo de gravedad natural en la astronomía (planetas que orbitan alrededor del sol, masas que son atraídas por otras masas ) y del modelo de la economía financiera (moneda o pesos que flotan con regularidad alrededor de un Banco Central y del Soberano) que fuera sellado por nadie menos que Newton en su doble papel de científico y de cancerbero de la circulación monetaria como inspector y director de la Casa de la Moneda 31 . Pero será la producción, distribución y uso de la energía eléctrica la encargada de entronizar el concepto de red, con su ambivalencia ineludible entre liberación y aprisionamiento. La primera se representa como distribución de energía que al irrigarse a los hogares y a las fábricas aumenta la productividad, el tiempo libre y el disfrute: “La prensa, su propia fama y el interés de la gente por los nuevos prodigios del ‘mago’ Edison le proporcionaron una campaña publicitaria que auguraba la ‘revolución en el mundo de la energía’ , la ‘era de la electricidad almacenada’ y prometía que ‘pronto cada hogar dispondrá de su propia minidinamo…cada familia tendrá su coche propio…Con la nueva batería los caballos se van a quedar pronto sin trabajo…Sí, tengo la firme convicción de que ha llegado el tiempo en que cualquiera podrá no sólo iluminar eléctricamente su casa, sino también hacer trabajar a sus máquinas con electricidad, así como dotar de calefacción a su casa y calentar la comida, etc., sin tener que depender de nadie’” 32 . El aprisionamiento se manifiesta como una sub/ordinación o dependencia inevitable respecto al funcionamiento de la red. Sucede con ella lo que decía Baudelaire de su adicción al tabaco y al haschich: “Yo no fumo la pipa, soy aspirado por ella”, 31 Restrepo, Gabriel: Fiesta, Caridad y Ahorro. Libro citado. 32 Vögtle, Fritz. Edison. Barcelona, Salvat. Página 142. 23
  • 24. una expresión que llevará a su máximo dramatismo el escritor William Burroughs en su prólogo a esa delirante novela Almuerzo Desnudo, cuando se refiera a la dependencia del adicto frente al jíbaro y al gran Amo de la circulación de la droga. Y aunque estos ejemplos sean extremos, la electricidad obra también como el pharmacon en el sentido griego: encierra una combinación muy extraña entre regalo y veneno, por lo cual es imprescindible saber la dosis que se formula. Es el caso de un estudiante de Boston que desconectó los cables de su casa del tendido eléctrico y al ser requerido por una conducta que ya comenzaba a tipificarse como evasión culposa, explicó: “Yo no estaba utilizando la electricidad; la electricidad me estaba utilizando a mí” 33 . Pero el problema fundamental de las estructuras en red, que son piramidales, consiste en su inequidad: toman mucho más de lo que devuelven, sustraen en beneficio de pocos un excendente inmenso que falta a quienes se encadenan, se explotan o se sujetan a la red. Y sin embargo, la red ha sido inevitable para que la casa devenga mundo, aunque debe ser destejida o deconstruida para que el mundo sea una casa. La red es el tejido al revés. Es la trama/red que ha devenido trampa, la trama que por falta de piedad desgarra y crea trauma, es la trama/red de un mundo des/entrañado, es la escritura del mundo respecto a la cual cabe apostar por su revés, ese revés del revés consistente en la escritura carnavalesca y utópica del mundo. Y cuya expresión más bella es el pagamento, como la piedad que devuelve a la naturaleza y a los/as pobres aquello que se toma de ella y ellos/as. Es la conversión de energía en sabiduría y no sólo en información. Es la búsqueda de una neguentropía ecuméncia y no sólo la obsesión por neguentropías parciales que producen entropías múltiples. Del pensamiento sub/ordinante en red al pensamiento in/cluyente en trama. Del Saber a la sabiduría. Pero, además, el concepto de red, asociado a esa estructura de dominio o de gravitación financiera con la orbitación de los deseos y los imaginarios, converge con una epistemología que todavía preserva la estructura de la metafísica y de los metarrelatos, pese a toda la crítica del posmodernismo. Y así como el concepto de red no hace justicia al todo y a las partes, puesto que expropia apropiando, apropia expropiando, devalúa valorando y valora devaluando, así una epistemología en figura de red significa entronizar un centro tornando insignificante la periferia, valora y potencia ciertos conceptos haciendo mucha sombra a otros. Un libro y una imagen pueden servir como punto de partida para la argumentación de esta tesis. “El telar mágico”: así llama Robert Jastrow el proceso que va del big-bang a la creación de la vida y sigue su curso en la evolución de la bacteria, a la planta y al animal y del ser humano al computador y a la llamada “inteligencia artificial” 34 . Pero en la naturaleza no hay telar, ni menos mágico. La naturaleza es lo que es, mientras que el pensamiento sobre la naturaleza y sobre la ciencia no puede desprenderse de la mitología, pese a su método o a su rigor: y en este caso cae atrapado en la fascinación por la figura y por el mito de la red. Y así como la naturaleza apenas toma unos cuantos grados del sol para realizar la fotosíntesis universal (el 3% del 0.1% que besa la superficie del planeta), así el ser humano 33 Vögte, libro citado. 34 Jastrow, Robert. 1986. El telar Mágico. Barcelona, Salvat. 24
  • 25. por su constitución apenas capta fragmentos del mundo, convirtiéndolos en una noosfera entretejida de quimeras y medio certidumbres: “La importancia del fantasma y del imaginario en el ser humano es inimaginable, dado que las vías de entrada y de salida del sistema neuro-cerebral que conectan al organismo con el mundo exterior representan sólo el 2% de todo el conjunto, mientras que el 98% concierne al funcionamiento interior. Y constituye un mundo psíquico relativamente independiente donde se fermentan necesidades, sueños, ideas, imágenes, fantasmas, y este mundo se infiltra en nuestra visión o concepción del mundo exterior” 35 . Fantasmas, ideas indecidibles, pero que vuelven y vuelven según la etimología de la palabra en francés (re/venants) porque lo que subyace a la flecha del tiempo de Jastrow es una reencarnación un poco subrepticia pero innegable de la antigua mitología decimonónica del progreso, cantada una y otra vez por aquellos que cabalgan sobre el lomo de los cambios técnicos y por tanto en la pirámide de las redes sociales. El sociólogo norteamericano Alexander Jeffrey ha señalado 36 que frente a la cibernética o a la inteligencia artificial reaparece aquella polaridad que Humberto Eco denominaba para referirse a los medios de comunicación con el nombre de apocalíticos e integrados 37 , los primeros prediciendo, cual Casandras, el fin de los tiempos con el advenimiento de lo que para ellos es el antimesías de los media o de la red, los segundos saludando a los nuevos instrumentos no sólo como a Mesías que señalan el cumplimiento de la promesa de plenitud, sino aún el mismo fin de los tiempos 38 , calificado como el fin de una historia que habría llegado a su reposo, a su no más allá, a ese irónico pas plus 39 . En este caso, el pensamiento de Jastrow expresa de nuevo la recurrencia laudatoria del mundo del progreso y de la aventura, propia de las justificaciones de la crematística o de la volatilidad mercantil ya presentes en Odiseo: la inteligencia artificial, el kubernetes, el pilotaje universal nos salvará. Lo que encierra como indicio el pensamiento de Jastrow es la resistencia de una mentalidad caracterizada por la “simplicidad compleja”, a diferencia de otra que tiende a abrirse paso desde la segunda mitad del siglo XX, caracterizada por la “complejidad organizada”. La distinción fue establecida por el sociólogo Daniel Bell en 1973 40 : la “simplicidad compleja” era el modo de razonamiento del siglo XIX caracterizado por un pensamiento agonista y antagonista definido por polaridades excluyentes abrazadas por escuelas y estilos de pensamiento contradictorios: naturaleza o cultura; campo o ciudad; infraestructura o supraestructura; individuo o sociedad; herencia o medio ambiente; sensibilidad o entendimiento; hombre o mujer; alma o cuerpo. Y así en una serie interminable de oposiciones propias del pensamiento melancólico. Y aunque dicho agonismo fuera formulado en escrituras, semeja no poco al agonismo de la oralidad 35 Morin, Edgard. 2000. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Bogotá, Ministerio de Educación. Página 16. 36 Alexander , Jeffrey, 1991 "Sociología cultural: lo sagrado y lo profano en el discurso tecnológico", en: Revista Mexicana de sociología, abril junio , 283-309. 37 Eco, Humberto, 1985. Apocalípticos e integrados. Trad. de Andrés Boglar. Octava edición, primera en español 1968 (1965). Barcelona, Lumen. 38 Fukuyama, Francis. 1992. El fin de la historia y el último hombre. Barcelona, Planeta. 39 Pas plus es una expresión que con mucha ironía emplea Lacan en distintos escritos para significar la prohibición como no más y la compulsión que genera el desbordamiento de su límite, como dar un paso de más (pas de plus) más allá de la prohibición. Allí se instalan y anudan el goce y el poder. 40 Bell, Daniel. 1976 (1973). The coming of post-industrial society. A Venture in social forecasting. London, Penguin Books. Hay traducción española. 25
  • 26. primigenia que tan bien ha descrito Walter Ong 41 , tan propio del pensamiento mítico. Por lo cual se puede pensar que pese a la relativa sustitución del mito y del mitologema por el filosofema, la metafísica no ha dejado de arrastrar la sombra del manto mítico como a su fantasma, pese a sus pretextos. Y quizás no lo pueda hacer nunca, debiéndosele exigir empero la autoconciencia en cuanto a su inevitable adopción de un pre/texto mítico. Por el contrario, la “complejidad organizada” consiste en ponderar estas polaridades como dimensiones concurrentes en distintos estados y procesos de un sistema. En lugar de la disyunción, la conjunción y acaso la inclusión, o, al menos, la idea de que un sistema se define por una relación compleja de todas las partes que lo integran, poseyendo el sistema lo que Talcott Parsons llamará, siguiendo el pensamiento biológico, propiedades emergentes, características propias del conjunto como un todo. Por lo cual, la definición inicial del sistema ha de ser cuidadosa, partiendo del principio que Parsons tomara de Whitehead : todo sistema se define no sólo por lo que incluye, sino también por aquello que excluye, con lo cual, de entrada, se impone una autoconciencia en relación a los umbrales, las periferias, los márgenes, los centros y las circulaciones, las entradas y salidas 42 . Pero la aguda observación de Daniel Bell, formulada desde la teoría de sistemas, ignora que el problema de la contraposición entre un pensamiento caracterizado por el estilo de la “simplicidad compleja” y de la “complejidad organizada” cuenta con un extenso archivo filosófico. Y por descuidar esta tradición su posición es todavía algo ciega frente a consecuencias que se podrían derivar de un examen más crítico de la trayectoria del asunto. Morin habla en este sentido de los paradigmas definidos por dos propiedades: “La promoción-selección de los conceptos maestros de inteligibilidad”, y “la determinación de las operaciones lógicas maestras” 43 . De este modo, un paradigma prescribe (incluso en su sentido etimológico como pre/texto o escritura previa) y proscribe: establece un límite, que en algunos casos, por fundamentos mítico/ideológicos (sistemas cerrados de creencias) se muestra como una fuerza imperativa contra toda alteración, provoca un “conformismo cognitivo” y exige reiteración o redundancia 44 . La luz de la visión filosófica o científica que alcanza un éxito al ilustrar un determinado problema, se logra a costa de una inmensa penumbra que se erige como finisterre de la indagación. Morin (y muchos otros con él, como Serres, Guattari y Deleuze, Derrida, Foucault) remonta a Descartes y a su distinción entre res cogitans y res extensa la emergencia del paradigma del que todavía serán tributarios Jastrow y todos aquellos que con él escinden en polaridades excluyentes parejas de conceptos como sujeto/objeto, alma/cuerpo, espíritu/materia, calidad/cantidad, finalidad/casualidad, sentimiento/razón, libertad/determinismo, existencia/esencia 45 . Y este pre/supuesto de una modernidad agónica y antagónica que se mantiene dentro de las polaridades disyuntivas de la “simplicidad compleja”, persiste pese a la aguda crítica de Kant a las escisiones filosóficas de la época. 41 Ong, Walter. 1987 (1982). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Trad. de Angélica Scherp. México, FCE,. 42 Parsons, Talcott, 1968 . The Structure of Social Action. A Study of Social Theory with special reference to a group of recent european writers. New York, The Free Press (1937, McGraw Hill). Dos tomos. Parsons, Talcott. 1978. Autobiografía Intelectual: elaboración de una teoría del sistema social. Bogotá, editorial Tercer Mundo. Colección Ciencias Sociales: Teoría y Métodos. Traducción de Gabriel Restrepo. 43 Morin. 2000. Texto citado, página 19. 44 Morin, páginas 19 a 21 45 Morin, página 20. 26
  • 27. En efecto, ya Kant había planteado en el pasaje más bello y poco reparado quizás de su primera crítica 46 , la contraposición a su modo de ver insalvable entre dos vías abiertas a la razón en su tarea de organizar la totalidad de la experiencia y la inevitable asimetría entre nuestra intuición y entendimiento, apropiados para establecer regularidades entre los fenómenos de la experiencia posible, y las ideas de la razón que, excediendo hasta el infinito la posibilidad de experiencia por nuestro ser limitado, son indecidibles, pero por fuerza recurrentes: si hay comienzo o fin del mundo; si éste fue creado o no; si hay un Dios o no; si hay libertad absoluta o determinismo a ultranza y otras por el estilo, las propias de los dilemas inevitables de la metafísica. Luego de dedicar medio tomo a señalar que la razón necesita disciplina o autocrítica – esa lucidez del someter el pensamiento a una interrogación radical – hasta la raíz misma – y acuciante, en la tradición del marrano y ladino 47 que fuera Montaigne 48 -, el filósofo establece que la razón oscilará de modo casi inescapable entre dos estrategias de indagación: una, la de la homogeneidad a ultranza, no se contentará en su indagación hasta elevarse a un principio universal y único (ésta la posición medieval de los realistas con su preferencia por los universales y luego, con muchas modificaciones, la de los racionalistas de la primera modernidad), ascendiendo siempre de lo singular a lo general y a eidos siempre más generales que engloben las sucesivas generalidades, partiendo de la premisa de la Navaja de Occan: reducir y reducir, cortar y cortar cabezas, suprimir las hidras del pensamiento, despojar al cienpies de su ancilaridad con el humus, hallar una razón monotética, el primer principio, la primera causa, el fundamento último. En términos que Isaiah Berlin acuñó para la narrativa y la historia, ellos serán erizos, uniformes, sometiendo la totalidad de lo decible a un principio canónico, a un arqueo que deshaciendo la infinitud de hojas de los archivos conduce a un primer folio o a un primer capítulo del cual el resto de la letra brota 49 . Se burlarán de los intentos por duplicar lo irreductible recontando el cuento de Borges sobre el emperador chino que encargó un mapa de escala uno a uno de su reino. Repetirán hasta el cansancio la expresión de Aristóteles en el sentido de que “no hay ciencia de lo singular”. El otro camino es el opuesto, semejante al que trillaran antes los descreídos nominalistas medievales y después los empiristas. Ellos seguirán la senda de la heterogeneidad: las ideas últimas son quimeras (mitad humanas, mitad animales), entelequias, no existen. Los universales son meras palabras y en nada designan cosas, por lo cual siempre es necesario descender y descender a lo llano, salir de ese flatus vocis de conceptos genéricos para advenir a configuraciones más delimitadas, de generalidad mayor a generalidad menor, de abstracción amplia a abstracción pequeña, de escala mayúscula a la perspicacia del terreno que como la atmósfera no se deja atrapar por leyes, en búsqueda permanente de lo único, de lo que se puede afirmar algo en cuanto ser: lo individual, lo singular, lo irreductible, lo irrepetible. Al contrario de la capitis diminutio, en oposición al jibarismo de la abstracción (la reducción de cabezas), este camino multiplica las diferencias, potenciará lo individual, en cada semejanza verá una disimilitud y acusará como tramposa o reductora la reducción conceptual. Contra los erizos, se definirían en términos de Berlin como 46 “ Von dem regulativen Gebrauch der Ideen der Reinen Vernunft”. En, Kant, Inmanuel. 1971. Kritik der reinen Vernunt. Leipzig, Reclam. Páginas 690- 711. 47 Insistiremos en la figura del ladino como ser entre fronteras y lo relacionaremos con la figura del meteco y con la metoikesis, la translación y la trans/ducción. Aquí por ejemplo, señalando que el asombro y la pregunta surgen por excelencia en las fronteras, físicas o figuradas. 48 Morin, Edgard. 1995. Mis demonios. Barcelona, Kairós. Oriundo de Salónica y de orígen ladino (sefardita español), Morin ciudadano francés por elección repasa la contribución de los marranos o ladinos a la constitución del pensamiento moderno a través de Montaigne y de Spinoza. Ladino también serán Derrida y con Castoriadis (de origen griego) y Levinas (judío azkenazi) ofrecerán un pensamiento lúcido y rico por situarse en la preñez de la frontera. 49 Berlin, Isaiah. Erizos y Zorras. Referencia por especificar. 27
  • 28. zorras; en las palabras de Deleuze u Guattari se autonombrarían como rizomáticos, nómades, siempre desafiando territorios marcados o acotados 50 . Recordarían con regocijo una expresión que cita Bateson: “el mapa no es el territorio” 51 . Se opondrían, como Howard Gardner, a la reducción de la inteligencia a una propiedad 52 . Nada, sugiere Kant, sosegará esa querella que, como el re/venant, como el fantasma del pensamiento, tornará y retornará una y otra vez, pese a que la razón advierta, con cierta serenidad autocrítica, que ambos caminos son no solamente válidos como método, como cartas posibles de navegación, sin que ontológicamente se pueda decir que uno es más válido que el otro, sino que no hay y no habrá posibilidad de síntesis absoluta. Pero el mayor de los escépticos, el obstinado empírico y a la vez el mayor de los racionalistas dejó un resquicio de serenidad. Postuló entre esa antinomia un camino no digamos que medio, sino un camino de mediaciones, no para hallar una clave salvífica, sino para orientar mejor las opciones en las encrucijadas. Y no es medio, porque no se trata de un eclecticismo consistente en tomar algo de aquí y algo de allá de un modo aleatorio, ni sugiere un atajo que releve de la tensión entre modos opuestos de organizar la totalidad de la experiencia. Lejos de ello, ese tercer modo podría denominarse con el término de trance (el nombre que le da Kant es el de afinidad). Porque justo en el tránsito de los conceptos entre el orden ascendente de la generalización y el impulso descendente de la individuación, quien lo asume se obliga a una visión muy perspicaz, dúctil, sutil para ejercer con sagacidad un juicio atento a la vez a considerar en el concepto aquello que es relativo a la subsunción (su subordinación respecto a otros conceptos) y atento a las posibilidad de su especificación (aquello que en el concepto toma la fuerza de diferencias específicas y que obliga a discriminar sus atributos para recorrer en la común unidad de rasgos aquellos que escapan a toda reducción). Sólo quien es consciente de la antinomia de estos dos modos puede disponer su atención y su tensión a favor del tercer modo, como se expresa en esta bella confesión de Italo Calvino: “En realidad mi escritura se ha encontrado siempre frente a dos caminos divergentes que corresponden a dos tipos distintos de conocimientos: uno que avanza por el espacio mental de una racionalidad incorpórea, donde se pueden trazar líneas que unen puntos, proyecciones, formas abstractas, vectores de fuerzas; el otro, que avanza por un espacio atestado de objetos y trata de crear un equivalente verbal de ese espacio llenando la página de palabras, en un esfuerzo de adecuación minuciosa de lo escrito a lo no escrito, a la totalidad de lo decible y de lo no decible. Son dos impulsos diferentes hacia la exactitud que nunca llegarán a la satisfacción absoluta: uno porque las lenguas naturales dicen siempre algo más de lo que dicen los lenguajes formalizados, entrañan siempre cierta cantidad de ruido que perturba la esencialidad de la información; el otro porque, al expresar la densidad y la continuidad del mundo que nos rodea, el lenguaje se muestra fragmentario, con lagunas, dice siempre algo menos respecto a la totalidad de lo experimentable” 53 . En la hermosa expresión de Calvino se muestran otras facetas de la contraposición insalvable: el discurso de la homogeneidad es monoglósico, el de la heterogeneidad es heteroglósico; el primero es atópico, el segundo topológico; el primero es des/incorporado (e incluso podría decirse, des/entrañado), el segundo es corpóreo (y casi podría decirse, visceral). Pero la certidumbre descorazonadora que expresa con tajante sentencia Calvino (“nunca llegarán a la 50 Deleuze, Giles y Guatari, Félix, 1994 (1a en español en 1988, francesa en 1980). "Ritornelo", en Mil Mesetas. Capitalismo y Esquizofrenia. 2a. edición. Paterna, Pre-textos. 51 Bateson, Gregory, 1980 (1979). Espíritu y naturaleza. Quinta reimpresión. Buenos Aires, Amorrortu. 52 Gardner, Howard 1993. Las Estructuras de la Mente. Las inteligencias Múltiples. México, F.C.E.,) 53 Calvino, libro citado, páginas 88 a 89. 28
  • 29. satisfacción absoluta”) es el umbral de su gracia para “expresar la densidad y continuidad del mundo”, pese a la imposibilidad de captarlo en “la totalidad de lo experimentable”. Es hallar en esa sutilidad de la “minuciosidad” una cierta serenidad para templar la escritura entre el discurso serio y monocorde del poder y el corazón fecundo y facundo de la multitud. Volviendo a Kant, de la mano de Italo Calvino, el filósofo llama a este “tercer modo” como principio de afinidad y lo postula como una especie de gracia del juicio para atender de modo simultáneo a la unidad y a la diferencia, a lo común y a lo singular: “Una ley de afinidad de todos los conceptos, que impone un paso continuo de toda especie a cualquier otra mediante un crecimiento gradual de la diversidad”. Es ley es la de: “La continuidad de las formas” 54 . Dicha capacidad se asocia no sólo al esquematismo del entendimiento y a potencia de la imaginación para acarrear lo múltiple que se ofrece a la sensibilidad y disponerlo para la ordenación propia de la inteligencia, sino a una facultad transitiva (conectora de las tres dimensiones de la razón: pura, práctica y estética), la de una imaginación juiciosa y configuradora que en la Razón Pura contribuye a la producción de conceptos; en la Razón Práctica a distinguir entre máximas de prudencia e imperativos categóricos, entre determinismo y autoinstitución de la libertad por la voluntad; y en la Razón Estética (por denominarla de este modo) lleva a precisar las conexiones entre medios y fines y a hallar las correspondencias entre las distintas formas y configuraciones de la naturaleza en su estado puro y en su estado pensante (facultad de la razón) y autofundante (facultad de la voluntad y de la libertad). Pudiera decirse que el principio de afinidad es tributario de Pascal y de Leibniz. Del primero, como espíritu de fineza, que el pensador jansenista oponía al espíritu de geometría 55 . De Lebniz, como se dirá más adelante, no sólo por el cálculo diferencial e integral, inventado de modo simultáneo con Newton, sino por su sistema de correspondencias. Pero las consecuencias de la formulación de Kant serán mucho más pródigas que sus antecedentes. Dos estrategias se abrieron a partir de esta enseñanza tan poco captada en su hondura: una es el de la euforia totalizadora de la razón (Hegel y Marx en distinta clave) y otro es el de la disforia un tanto esquizofrénica del pensamiento escindido en los dilemas de lo monotético (homogenieidad) y de lo ideotético (heterogeneidad). Tendría que pasar un siglo para que apuntaran los primeros indicios para re/pensar el “tercer modo”, emergente a finales del siglo XX y enriquecido entonces con la lógica matemática, la lógica lingüística, aleccionado a la vez por la crisis del determinismo. La estrategia de la euforia totalizante es conocida. Pero vale subrayar que en Hegel o en Marx hay un horror frente a lo sublime que sólo puede experimentar el ser humano (un ser que no sólo es el único que ríe, sino el único que llora), es decir ante la certidumbre de que somos contingencia. Tanto Hegel como Marx quieren evadir esa figura del “infinito malo” que fuera tan persistente en Kant: ontológicamente – decía el filósofo de la crítica - es imposible asir la eternidad: la totalidad nos desborda: y ése es el espectáculo terrible de lo sublime que aparece como excedencia absoluta de la naturaleza en algunas de sus manifestaciones (tormentas, inmensidad del cielo o del mar, terremotos, cataclismos) o desborde de las pasiones sociales (guerras, revoluciones, caída de imperios, la tragedia misma individual o colectiva). Y frente a ello no queda más remedio que conceder nuestra fragilidad, única vía para potenciar un precario saber que siempre deberá partir del no saber y, más aún, de la imposibilidad de un saber absoluto. 54 Kant, pasaje en la sección y el libro citados. 55 Pascal. Pensées. Paris, Libraire Genérale Française, 1972. 29