Nicolás Copérnico fue un astrónomo prusiano del Renacimiento que formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar, en la que propuso que los planetas, incluida la Tierra, orbitan alrededor del Sol. Pasó 25 años desarrollando su modelo heliocéntrico, el cual publicó en 1543 en su obra De revolutionibus orbium coelestium. Aunque no fue el primero en proponer el heliocentrismo, Copérnico dio una estructura científica coherente a la teoría y
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Nicolás copérnico
1. Nicolás Copérnico
Información personal
Nombre de
nacimiento
Niklas Koppernigk
Nacimiento 19 de febrero de 1473
Thorn (Prusia Real)
Fallecimiento 24 de mayo de 1543 (70 años)
Frauenburg (Prusia Real)
Causa de
muerte
Accidente cerebrovascular
Sepultura Catedral de Frombork
Residencia Thorn y Frauenburg
Nacionalidad Prusiano1 2 3
Religión Catolicismo
Lengua
materna
Alemán4 5 6
Familia
Padres
Niklas Koppernigk
Bárbara Koppernigk (nacida
como Bárbara Watzenrode)
Educación
Educado en Universidad de Cracovia
Supervisor
doctoral
Domenico Maria Novara da
Ferrara y Leonhard von
Nicolás Copérnico
Nicolás Copérnico (nacido como Niklas
Koppernigk; en latín, Nicolaus Copernicus; en
polaco, Mikołaj Kopernik; en alemán, Nikolaus
Kopernikus; Thorn, Prusia Real, 19 de febrero de
1473-Frauenburg, Prusia Real, 24 de mayo de 1543)
fue un astrónomo prusiano1 2 3 del Renacimiento
que formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar,
concebida en primera instancia por Aristarco de
Samos. Su libro De revolutionibus orbium
coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas
celestes) suele ser considerado como el punto inicial
o fundador de la astronomía moderna, además de ser
una pieza clave en lo que se llamó la Revolución
científica en la época del Renacimiento. Copérnico
pasó cerca de veinticinco años trabajando en el
desarrollo de su modelo heliocéntrico del universo.
En aquella época resultó difícil que los científicos lo
aceptaran, ya que suponía una auténtica revolución.
Copérnico fue matemático, astrónomo, jurista, físico,
clérigo católico, gobernador, diplomático y
economista. Junto con sus extensas
responsabilidades, la astronomía figuraba como poco
más que una distracción. Por su enorme contribución
a la astronomía, en 1935 se dio el nombre
«Copernicus» a uno de los mayores cráteres lunares,
ubicado en el Mare Insularum.7
El modelo heliocéntrico es considerado una de las
teorías más importantes en la historia de la ciencia.
Copérnico no publicó su obra en la que defendía el
heliocentrismo hasta 1543, año de su fallecimiento;
sin embargo, sus libros serían incluidos en el Index
librorum prohibitorum, muchos años después de su
muerte, con el caso Galileo.8
Vida y obra
Inspiradores, según Copérnico, de su
teoría
Modelo heliocéntrico
De revolutionibus orbium coelestium
Índice
2. Dobschütz
Alumno de Urceo Codro
Albert Brudzewski
Información profesional
Ocupación Científico
Área Astronomía, Matemáticas,
Teología
Conocido por Padre de la teoría heliocéntrica
Empleador Universidad de Padua
Universidad Jagellónica
Estudiantes
doctorales
Georg Joachim Rheticus
Alumnos Georg Joachim Rheticus
Obras
notables
Commentariolus
De revolutionibus orbium
coelestium
Firma
Astrónomo Copérnico, de Jan
Matejko (1873)
Ediciones
Significado de la obra
Legado
Reconocimientos
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos
Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en Thorn, Prusia
Real. Sus padres fueron Niklas Koppernigk y Bárbara Koppernigk
(nacida como Bárbara Watzenrode). Estudió en la Universidad de
Cracovia (1491-1494) probablemente bajo las directrices del matemático Wojciech Brudzewski.9 Viajó
por Italia y se inscribió en la Universidad de Bolonia (1496-1499), donde estudió Derecho, Medicina,
Griego, Filosofía, y trabajó como asistente del astrónomo Domenico da Novara.
En 1500 fue a Roma, donde tomó un curso de ciencias y astronomía, y en 1501 volvió a su patria y fue
nombrado canónigo en la catedral de Frauenburg, cargo obtenido merced a la ayuda de su tío Lucas
Watzenrode.
Pese a su cargo, volvió a Italia, esta vez a Padua (1501-1507), para estudiar Derecho y Medicina, haciendo
una breve estancia en Ferrara (1503), donde obtuvo el grado de doctor en Derecho Canónico.
Reinstalado definitivamente en su país (1523), se dedicó a la administración de la diócesis de Warmia,
ejerció la Medicina, ocupó ciertos cargos administrativos y llevó a cabo su inmenso y primordial trabajo en
el campo de la Astronomía.
Falleció el 24 de mayo de 1543 en Frauenburg, Prusia Real.
En 2005 un equipo de arqueólogos polacos afirmó haber hallado sus restos en la catedral de Frombork,
teoría que fue verificada en 2008 al analizar un diente y parte del cráneo y compararlo con un pelo suyo
encontrado en uno de sus manuscritos.10 A partir del cráneo, expertos policiales, reconstruyeron su rostro,
coincidiendo este con el de su retrato.11
El 22 de mayo de 2010 recibió un segundo funeral en una misa dirigida por Józef Kowalczyk, nuncio
papal en Polonia y recién nombrado Primado de Polonia. Sus restos fueron de vuelta enterrados en el
mismo lugar, en la Catedral de Frombork. Una lápida de granito negro ahora lo identifica como el fundador
Vida y obra
3. de la teoría heliocéntrica y lleva además la representación del modelo de Copérnico del sistema solar, un sol
dorado rodeado por seis de los planetas.12 13
Copérnico no fue el inventor de la teoría heliocéntrica. Según Arquímedes14 y Plutarco,15 el astrónomo
griego Aristarco de Samos era partidario del heliocentrismo, desde el siglo III antes de nuestra era.
Copérnico menciona, por otra parte, a su predecesor, así como las fuentes antiguas que le inspiraron la
hipótesis del movimiento de la Tierra. Según su propio testimonio, comenzó sus investigaciones, como
buen humanista, leyendo los textos de los Antiguos:
Por esa razón yo me he tomado el trabajo de leer los libros de todos los filosófos que he
podido obtener, para buscar si alguno de entre ellos había pensado alguna vez que los
movimientos de las esferas del mundo son distintos de los que admiten los que enseñan las
matemáticas en las escuelas. Y encontré primero en Cicerón que NicetoNote 1 pensaba que la
Tierra se movía. Mas tarde he encontrado también en Plutarco que algunos otros tuvieron esa
misma idea.
Nicolás Copérnico De Revolutionibus orbium coelestium
Nombró en una cita de [pseudo] Plutarco,16 a Filolao el pitagórico (para el que la Tierra giraba, como el
Sol y todos los astros, alrededor de un fuego central), Heráclides Póntico y Ecfanto el pitagórico (que
admitían la rotación de la Tierra alrededor de su eje). Y continua:
Partiendo de ahí, yo mismo he comenzado, también, a pensar en la movilidad de la Tierra
.17
Hay que notar que, si Copérnico reconocía que estos astrónomos antiguos tuvieron la idea del movimiento
de la Tierra, el no señala que Heráclides había imaginado, además de la rotación de la Tierra sobre ella
misma, que Mercurio y Venus giraban alrededor del Sol, ni que Aristarco estaba en el origen de un sistema
heliocéntrico:Note 2 Se contenta de escribir que, según algunos, Aristarco, como Filolao, había admitido la
movilidad de la Tierra. Esta única mención de Aristarco, por otra parte, fue tachada en el manuscritoNote 3
y no apareció en la versión impresa del De Revolutionibus.Note 4
Copérnico hace referencia a Martianus Capella, así como a algunos otros latinos, que estimaron, en efecto,
que Venus y Mercurio giran alrededor del Sol, que está en el centro, y por esta razón no se pueden separar
de él más de lo que les permiten las convexidades de sus órbitas.18 El sistema de Capella (que él llama
sistema egipcio, y que es el de Héraclides), en el cual solo Venus y Mercurio giran alrededor del Sol, y este
último y los otros planetas giran alrededor de la Tierra, pudo haber llevado a Copérnico a la vía del
heliocentrismo.
En 1533, Johann Albrecht Widmannstetter envió a Roma una serie de cartas resumiendo la teoría de
Copérnico. Estas fueron oídas con gran interés por el papa Clemente VII y varios cardenales católicos.
Para 1536, el trabajo de Copérnico estaba cercano a su forma definitiva, y habían llegado rumores acerca
de su teoría a oídos de toda Europa. Copérnico fue urgido a publicar desde diferentes partes del continente.
Inspiradores, según Copérnico, de su teoría
Modelo heliocéntrico
4. El sistema copernicano (De
revolutionibus orbium coelestium)
En una epístola fechada en noviembre de 1536, el arzobispo de Capua, el cardenal Nikolaus von
Schönberg, pidió a Copérnico comunicar más ampliamente sus ideas y solicitó una copia para sí. Algunos
han sugerido que esta carta pudo haber hecho a Copérnico sospechoso al publicar, mientras que otros han
sugerido que esto indicaba el deseo de la Iglesia de asegurarse que sus ideas fueran publicadas.
[cita requerida]
A pesar de la presión ejercida por parte de diversos grupos, Copérnico retrasó la publicación de su libro, tal
vez por miedo a la crítica. Algunos historiadores consideran que, de ser así, estaba más preocupado por el
impacto en el mundo científico que en el religioso.
Las ideas principales de su teoría eran:
Los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos
ciclos (epiciclos).
El centro del universo se encuentra cerca del Sol.
Orbitando alrededor del Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra, la Luna,
Marte, Júpiter y Saturno (aún no se conocían Urano y Neptuno.)
Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor
del Sol.
La Tierra presenta tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación
anual de su eje.
El movimiento retrógrado de los planetas es explicado por el movimiento de la Tierra.
La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
Su obra maestra, De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), fue
escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo (1507-1532) y fue publicada póstumamente en 1543
por Andreas Osiander, pero muchas de las ideas básicas y de las observaciones que contiene circularon a
través de un opúsculo titulado De hypothesibus motuum coelestium a se constitutis commentariolus (no
editado hasta 1878); que, pese a su brevedad, es de una gran precisión y claridad.
Copérnico estudió los escritos de los filósofos griegos buscando
referencias al problema del movimiento terrestre, especialmente
los pitagóricos y Heráclides Póntico, quienes creían en dicha
teoría. En cuanto a la teoría heliocéntrica en sí, hasta donde se
sabe hoy, fue concebida por primera vez por Aristarco de Samos
(310-230 a. C.), a quien curiosamente no nombra en su obra.19
Es preciso centrar el valor real de sus estudios en el hecho de
reimponer teorías ya rechazadas por el «sentido común» y de
darles una estructura científica coherente.
La ruptura básica que representaba para las ideas medievales, la
sustitución de un cosmos cerrado y jerarquizado, con el hombre
como centro; por un universo homogéneo e indeterminado,
situado alrededor del Sol, hizo dudar a Copérnico de publicar su
obra, siendo consciente de que aquello le podía acarrear
problemas con la Iglesia. Por desgracia, a causa de una
enfermedad que le produjo la muerte, no alcanzó a verla publicada.
De revolutionibus orbium coelestium
5. Copérnico aún estaba trabajando en el De revolutionibus orbium coelestium (aunque aún no convencido de
querer publicarlo) cuando en 1539 Georg Joachim Rheticus, un matemático de Wittenberg, llegó a
Frombork. Philipp Melanchthon había arreglado para Rheticus su visita a diversos astrónomos y el estudio
con ellos. Rheticus se convirtió en pupilo de Copérnico, conviviendo con él durante dos años. Rheticus
leyó el manuscrito de Copérnico y de inmediato escribió un resumen no técnico de sus principales teorías,
en la forma de una carta abierta dirigida a Schöner, su profesor de astrología en Núremberg, y más tarde
publicó esta carta en forma de libro titulado Narratio Prima (primera descripción), en Dánzig en 1540. El
amigo de Rheticus y mentor, Gasser Aquiles, publicó una segunda edición de la Narratio en Basilea en
1541. En 1542 Rheticus publicó un tratado de trigonometría escrito por Copérnico (incluido después en el
segundo libro de De revolutionibus).
Bajo gran presión de Rheticus, y habiendo visto la reacción favorable del público frente a su trabajo,
Copérnico finalmente accedió entregar el libro a su amigo cercano, Tiedemann Giese, obispo de Chełmno
(Kulm), para ser entregado a Rheticus, y ser impreso por Johannes Petreius, en Núremberg. La primera
edición del De Revolutionibus apareció en 1543 (el mismo año de la muerte del autor), con una larga
introducción en la que dedica la obra al papa Paulo III, atribuyendo su motivo ostensible para escribirla a la
incapacidad de los astrónomos previos para alcanzar un acuerdo en una teoría adecuada de los planetas y
haciendo notar que si su sistema incrementaba la exactitud de las predicciones astronómicas, esto permitiría
que la Iglesia desarrollara un calendario más exacto (un tema por entonces de gran interés y una de las
razones para financiar la astronomía por parte de la Iglesia).
El trabajo en sí estaba dividido en seis libros:
1. Visión general de la teoría heliocéntrica, y una explicación corta de su concepción del
mundo.
2. Básicamente teórico, presenta los principios de la astronomía esférica y una lista de las
estrellas (como base para los argumentos desarrollados en libros siguientes).
3. Dedicado principalmente a los movimientos aparentes del Sol y a fenómenos relacionados.
4. Descripción de la Luna y sus movimientos orbitales.
5. Explicación concreta del nuevo sistema.
6. Explicación concreta del nuevo sistema (continuación).
De revolutionibus orbium coelestium (https://gutenberg.beic.it/webclient/DeliveryManager?p
id=12727217) (en latín). Amsterdam: Willem Jansz Blaeu. 1617.
De revolutionibus orbium coelestium (https://gutenberg.beic.it/webclient/DeliveryManager?p
id=85851) (en latín). Nürnberg: Johann Petreius. 1543.
La importancia de la obra de Copérnico es ser una obra revolucionaria, precursora de grandes cambios
científicos. Dicho carácter revolucionario no está solo en sus escritos sino en poner en marcha unos
caminos que romperán las barreras del pensamiento. No debemos olvidar que la obra de Copérnico sigue
ligada al Mundo Antiguo, ya que ciertas premisas platónicas siguen vigentes en su pensamiento como los
dos grandes principios de uniformidad y circularidad. Sin embargo, con su obra se afianza otra gran idea
propia de la modernidad: la naturaleza va perdiendo su carácter teológico, el hombre ya no es el centro del
universo, sino que Copérnico lo desplaza a una posición móvil, como la de cualquier otro planeta.
Ediciones
Significado de la obra
6. Estatua de Nicolás Copérnico frente
al Planetario Adler de Chicago
(Estados Unidos)
Monumento en honor a Nicolás
Copérnico en Varsovia (Polonia)
A partir de Copérnico se desencadena la idea de que el hombre
ahora está gobernado por su Razón, que será la facultad del ser
humano que hace que tome parte en el ordenamiento del Universo.
Así el hombre pasa a ser un ser autónomo que basa dicha
autonomía en su capacidad de raciocinio. La razón humana puede
ahora apoderarse de la Naturaleza: dominarla y controlarla. Así el
hombre deja de ser el centro físico del Universo para convertirse
en el centro racional del Universo. A partir de ahora nos
enfrentamos al mundo, no contemplándolo, sino construyendo
hipótesis a través de las capacidades del hombre, que contrastadas
con la naturaleza se podrán dar por válidas o no.
En este caso particular, Copérnico tuvo en contra al cristianismo de
la época que hizo suyos los presupuestos aristotélicos del mundo
antiguo. Aristóteles escribió de teoría literaria, política, ética, metafísica, lógica, meteorología, física,
biología, astronomía… y todo ello integrado coherentemente, lo que hacía muy difícil atacar una parte sin
atacar al todo. A la vez, permitía, por esa misma razón, dejar de lado pequeñas dificultades que pudieran
surgir en aspectos parciales. Esa es la razón fundamental de su permanencia como visión del mundo a lo
largo de dos mil años. Si además se añade que, tras su descubrimiento por parte del mundo medieval, este
sistema fue cristianizado y asumido por la Iglesia católica a través de la obra de santo Tomás de Aquino,
comprenderemos mejor la resistencia que opuso a su superación y hasta qué punto determinó, no solo la
historia de la astronomía, sino de la ciencia y de la cultura.
La difusión de la teoría copernicana se lleva a cabo sobre un fondo
político e histórico, en el que es de importancia fundamental el
problema religioso existente desde 1517 con la irrupción en escena
del luteranismo. En 1545 se inició el Concilio de Trento, que
después de tres sesiones, con su final en 1563, deja establecida la
reforma radical de la Iglesia e impone un programa de
recuperación y defensa del dogma frente al mundo reformista. Pío
V y Gregorio XIII, entre 1566 y 1585 culminarán el proceso de
recuperación de la Iglesia católica en la segunda mitad del siglo
XVI, solventado los problemas de disensión interna y de jerarquía.
Difunden la enseñanza eclesiástica y recuperan importancia e
influencia en los países en los que la creencia protestante se había
hecho fuerte. Pero los sucesos acaecidos en los cielos a finales del siglo XVI y las observaciones que
Copérnico hizo de estos, minaron ciertamente la autoridad y credibilidad de la filosofía que sustentaba la
astronomía ptolemaica. La Iglesia protestante paulatinamente se rinde ante la situación y su oposición al
heliocentrismo desaparece. Se da un vuelco en la situación. A partir del final de siglo será la Iglesia católica
la que, utilizando su poder organizado en la Inquisición, convertirá al heliocentrismo en el enemigo más
inmediato.
La obra de Copérnico y los cambios que propone se proyectan sobre el estado anterior de la astronomía y
sobre el entramado científico y filosófico que con él se asociaban. En el texto que ahora comentamos, el
autor hace un breve repaso por todas aquellas partes de la astronomía anterior a él que quedan obsoletas a
partir de sus descubrimientos: la inseguridad sobre los movimientos del Sol y la Luna (ya que sus
movimientos anuales no se podían establecer con seguridad), la explicación del movimiento de los planetas
tampoco resultaba aceptable ya que no se utilizaban los mismos supuestos para todos (puesto que en unos
casos se utilizan círculos homocéntricos, en otros excéntricos, epiciclos, etc.), y sobre todo, que el Universo
era tomado como un sistema por partes que carece de unidad. De esta manera, al final del texto, el autor
reflexiona y explica que la astronomía que le precedía era confusa en el sentido de que no se seguían
7. Moneda de 5 marcos de plata de la
República Federal Alemana
conmemorativa del 500 aniversario
del nacimiento de Copérnico (1973)
principios seguros sino que en unos casos se utilizaban unas explicaciones, en otros otras, y que por lo tanto
se llega a un «método» incompleto (ya que si las hipótesis que se plantearon fueran ciertas, ciertamente
podrían demostrarse con facilidad).
Las ideas principales de la obra de Copérnico, que se oponen a las anteriores a él, son entre otras, su idea
de preservar la unidad de movimientos y crear un sistema de círculos más racional. El helioestatismo y el
heliocentrismo no son las premisas sino la conclusión. Además, elimina los ecuantes de la astronomía
porque no parecen respetar los principios básicos de Platón. Cambia también de hipótesis y toma la de que
el Sol permanece quieto y la Tierra se mueve (con una serie de movimientos distintos: el movimiento de
rotación, el de traslación y el de declinación que sirve para explicar los equinoccios). Para esto, Copérnico
plantea sus hipótesis: que no existe un centro único de todas las esferas celestes, y que además el centro de
la Tierra no es el centro del Universo (sino el centro lunar y el centro de gravedad).
Todas las esferas giran en torno al Sol que es el centro de giro de ellas, y el Sol está en las proximidades del
centro del Mundo; supera el problema del paralaje si pensamos que las estrellas están a una distancia mucho
mayor de lo que se pensaba anteriormente. Además, cualquier movimiento que parezca realizado en la
esfera de las estrellas no es tal, sino que lo que se mueve es la Tierra (que gira cada día y da una vuelta
completa, mientras que la esfera de las estrellas está inmóvil). De esta misma manera, los movimientos del
Sol no se deben a él, sino a la Tierra que gira en torno a él igual que el resto de planetas; y los movimientos
retrógrados y directos de los planetas no se deben a ellos, sino al movimiento de la Tierra. Vemos, por lo
tanto, que el plantear la hipótesis de que la Tierra se mueve sirve para explicar muchas de las
irregularidades de los movimientos del Universo: elimina antiguos problemas y herramientas complicadas
como los ecuantes, las esferas celestes, etc.
Copérnico está considerado como el precursor de la astronomía moderna, aportando las bases que
permitieron a Newton culminar la revolución astronómica, al pasar de un universo geocéntrico a un cosmos
heliocéntrico y cambiando irreversiblemente la mirada del cosmos que había prevalecido hasta entonces.
Así, lo que se conoce como revolución copernicana es su formulación de la teoría heliocéntrica, según la
cual, la Tierra y los otros astros giran alrededor del Sol. A pesar de lo meritorio de su hallazgo, Copérnico
no se apercibió de todas las consecuencias que dicho sistema necesariamente implicaba. Sería Giordano
Bruno, un filósofo, quien más tarde completaría la revolución teórica que llevaba aparejada esta hipótesis:
más allá del ámbito matemático y cuantitativo, desde un punto de vista lógico se llegaría a desechar las
tradicionales nociones aristotélicas y escolásticas acerca de la finitud y unicidad de un universo ordenado
según esferas concéntricas.20
Su nombre figura en el Calendario de Santos Luterano.
El cráter lunar Copernicus recibió este nombre en su
honor.
El asteroide (1322) Coppernicus también le debe su
nombre.
El Programa Espacial Copernicus (en inglés,
Copernicus Programme) de la ESA también debe su
nombre al astrónomo.
Legado
Reconocimientos
8. Inaugurado en 2010, el Copernicus
Science Center (Varsovia) es el
museo de ciencia más grande de
Polonia.
En el estado de Nueva York existe el Observatorio
Kopernik y Centro de Ciencia (en inglés, Kopernik
Observatory & Science Center), designado así en su
honor.
En memoria de Nicolás Copérnico, el 19 de febrero de
2010 la IUPAC nombra al elemento 112 de la tabla
periódica como copernicio.
1. Davies, Norman (2005). God's playground. A History of Poland in Two Volumes II. Oxford
University Press. p. 20. ISBN 978-0-19-925340-1. «As a native of Royal Prussia, he never
admitted to anything other than local patriotism, whereby he described himself as a
'Prussian'. [...] Taking everything into consideration, there is good reason to regard him both
as a German and as a Pole: and yet, in the sense that modern nationalists understand it, he
was neither.».
2. Teresa Borawska. Nicolaus Copernicus University, ed. «Royal Prussia: the homeland of
Nicolaus Copernicus» (http://copernicus.torun.pl/en/biography/1473-1491/1/) (en inglés).
Consultado el 5 de diciembre de 2019.
3. Friedrich, Karin (2000). The Other Prussia: Royal Prussia, Poland and Liberty, 1569-1772.
Cambridge University Press. p. 217. ISBN 978-0-521-58335-0. «Prussians were neither Germans
nor Poles. The Prussian nation defined itself politically as a community of citizens who
embraced the constitutional agenda of the multinational Commonwealth [...].».
4. Charles E. Hummel, The Galileo Connection, InterVarsity Press, 1986, ISBN 978-0-87784-
500-3, p. 40-41.
5. Manfred Weissenbacher, Sources of Power: How Energy Forges Human History, Praeger,
2009, ISBN 978-0-313-35626-1, p. 170.
6. Marvin Bolt, JoAnn Palmeri, Thomas Hockey, The Biographical Encyclopedia of
Astronomers, Springer, 2009, ISBN 978-0-387-35133-9, p. 252.
7. Ficha del cráter lunar «Copernicus», Gazeteer of Planetary Nomenclature. (https://planetary
names.wr.usgs.gov/Feature/1296) Consultado el 4 de julio de 2009.
8. Las Matemáticas y la Cultura: Matemáticas, Arte y Ciencia en los comienzos de la
Revolución de la ciencia. (http://imarrero.webs.ull.es/sctm03.v2/modulo1/JSanchez.pdf)
9. Vernet, Juan (2000). Astrología y astronomía en el Renacimiento. La revolución
copernicana. Barcelona: Acantilado. p. 34. ISBN 84-95359-11-1. «Estudió en la Universidad de
Cracovia entre 1491 y 1495 y aquí parece haber tenido sus primeros contactos con la
astronomía. Posiblemente siguió las clases del astrónomo-astrólogo Alberto Brudzewo,
quien desde 1490 «leía» el De coelo de Aristóteles. Brudzewo conocía bien la astronomía
tradicional y había escrito en 1482 un Commentatorium super theoricas novas planetarium
Georgii Peuerbachii que fue editado en 1495. Pero es muy difícil que hubiera podido sugerir
a sus alumnos las ideas de un nuevos sistema planetario, aunque conociera las dudas
sobre el tradicional por Averroes y otros pensadores musulmanes, como Alpetragio.»
Tumba de
Copérnico
Positivismo
John Stuart
Mill
Sociología
Renacimiento
del siglo XII
Francis Bacon
Augusto
Comte
Pierre-Simon
Laplace
Anexo:
Astrónomos y
astrofísicos
notables
Véase también
Referencias
9. 10. «El ADN confirma que los restos hallados en 2005 son los de Copérnico.» (http://www.elmu
ndo.es/elmundosalud/2008/11/20/biociencia/1227204806.html) El Mundo.
11. «Reconstrucción del rostro de Copérnico.» (http://www.elmundo.es/elmundo/muestra_foto_g
rande.html?foto=/elmundo/imagenes/2009/12/28/1262017929_extras_ladillos_1_g_0.jpg&al
to=740&ancho=500&md5=108cb67bdbd1d96d1d949b501918c6ee) El Mundo.
12. Easton, Adam (21 de noviembre de 2008). «Polish tests 'confirm Copernicus' » (http://news.b
bc.co.uk/1/hi/world/europe/7740908.stm). BBC News. Consultado el 18 de enero de 2010.
13. «Copérnico será enterrado en Polonia 467 años después de su muerte.» (http://www.elmun
do.es/elmundo/2009/12/28/ciencia/1262017929.html) El Mundo.
14. Referencia vacía (ayuda) :
Según lo que dice Aristarco de Samos, el mundo sería mucho más grande de lo
que acabamos de decir; porque supone que las estrellas y el sol son inmóviles;
que la tierra gira alrededor del sol como centro; y que el tamaño de la esfera de
las estrellas fijas cuyo centro es el sol, es tal que la circunferencia del circulo que
el supone descrito por la tierra es a la distancia de la estrellas fijas como el
centro de la esfera es a la superficie.
15. Plutarco (trad. abbé Ricard), Œuvres morales, De la face qui paraît sur la lune, Paris, Lefevre
éditeur, 1844, tome Plantilla:IV, Plantilla:P. [922f-923a] (texto en línea) (http://hodoi.fltr.ucl.ac.
be/concordances/plutarque_face_lune/lecture/4.htm) :
Je le veux bien, le dice Lucio sonriendo, con la sola condición de que no intente
contra nosotros una acción de impiedad, como Cleanto el de Samos quería que
los griegos acusasen de ello a Aristarco, por haber, decía él, turbado el
descanso de Vesta y los dioses de los lares, protectores del universo, cuando
razonando siguiendo las apariencias, supuso que el cielo estaba inmóvil, que la
tierra hacía una revolución oblicua a lo largo del zodiaco, y que además giraba
sobre su eje.
16. Pseudo-Plutarque (trad. abbé Ricard), Œuvres morales, De placitis philosophorum (Les
Opinions des philosophes), Paris, Lefevre éditeur, 1844, tome Plantilla:IV, livre Plantilla:III,
chap. Plantilla:XIII, Plantilla:P. (texto en línea (http://hodoi.fltr.ucl.ac.be/concordances/plutarq
ue_opinions_phil_03/lecture/5.htm)) :
CHAPITRE XIII. Sobre el movimiento de la Tierra. Todos los demás filósofos
creen que la Tierra es inmóvil: pero el pitagórico Filolao dice que se mueve
alrededor de la región de fuego, describiendo un círculo oblicuo, como el Sol y la
Luna. Heráclides Póntico y el pitagórico Ecfanto hacen moverse a la Tierra, no
en el sentido que pase de un sitio a otro, sino en el sentido de que es como una
rueda fija que gira sobre su centro, y este movimiento se hace de occidente a
oriente.
17. Nicolás Copérnico (trad. Alexandre Koyré), Des Révolutions des orbes célestes, op. cit.,
prefacio, Plantilla:P..
18. Nicolás Copérnico (trad. Alexandre Koyré), Des Révolutions des orbes célestes, op. cit.,
chap. , Plantilla:P..
19. Leonardo Moledo/Esteban Magnani, Diez teorías que conmovieron al mundo (I) (2006), ed.
Capital Intelectual.
20. Knox, Dilwyn (28 de mayo de 2019). «Giordano Bruno» (https://plato.stanford.edu/entries/bru
no/#WisdAnci). Stanford Encyclopedia of Philosophy (en inglés). Cosmology: The Universe
and the Atom.
10. Koestler, Arthur, The sleepwalkers (A history of Man's Changing Vision of the Universe),
Penguin, Arkana, 1989 (originalmente publicado por Hutchinson en 1959). Hay traducción
castellana: Koestler, Arthur, Los sonámbulos (Una historia de la cambiante cosmovisión del
hombre), Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA), Biblioteca El Hombre y su
Sombra, 1963. Traducción de A. L. Bixio.
Rioja Nieto, Ana & Ordóñez, Javier, Teorías del Universo (vol. 1): de los pitagóricos a
Galileo, Madrid, Síntesis, 1999.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Nicolás Copérnico.
«El ADN confirma que los restos hallados en 2005 son los de Copérnico.» (http://www.elmu
ndo.es/elmundosalud/2008/11/20/biociencia/1227204806.html) El Mundo, 20 de noviembre
de 2008.
Los científicos ponen cara a Nicolás Copérnico (http://www.elpais.com/articulo/sociedad/cie
ntificos/ponen/cara/Nicolas/Copernico/elpepusoc/20081120elpepusoc_10/Tes) El País, 20
de noviembre de 2008. Consultado el 20 de noviembre de 2008.
Capítulo 3 (https://web.archive.org/web/20130905122438/http://tu.tv/videos/cosmos-de-carl-
sagan-episodio-3) de Cosmos, de Carl Sagan: trata de la obra de Ptolomeo, Tycho Brahe,
Copérnico y Johannes Kepler.
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Bibliografía
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