2. • La Real Academia Española define al monstruo como una
producción contraria al orden regular de la Naturaleza.
Así, el monstruo es el otro, el distinto, el que nos
incomoda con sus diferencias. Sin embargo, la frontera
entre lo que es normal y diferente es variable. A veces,
cuánto más conocemos al otro menos distinto nos
parece.
• Los mitos y las leyendas acerca de seres monstruosos
están presentes en todas las culturas y en todos los
tiempos que el ser humano ha conocido.
3. Los monstruos y los niños y niñas
• Es normal que la imaginación desbordante de niñas y
niños, sobre todo a partir de los dos años, genere
monstruos; esto es, anime o ponga en movimiento
imágenes, fotos, sentimientos encontrados, dibujos
animados, personajes de películas, de libros de cuentos,
peluches, muñecos, etc.
• El miedo debe entenderse como un instinto de
supervivencia; es una respuesta normal de los seres
vivos ante una amenaza. Cuando se siente miedo o
temor, el cerebro prepara los órganos del cuerpo, para el
ataque o la huida.
4. • Niñas y niños no suelen ser capaces de poner nombres a
aquellas cosas, situaciones o personajes que les
provocan miedo; solo consiguen hacerlo de forma
abstracta. Por ellos, los cuentos son un medio para
vencer a la angustia. Los cuentos y las ilustraciones que
contienen ayudan a los pequeños a nombrar sus miedos.
• Los miedos forman parte del aprendizaje y ayudan a
niñas y niños a madurar.
5. • Pero no todos los monstruos deben dar miedo. En los
cuentos infantiles hay monstruos dulces y bonachones
que ayudan a superar miedos.
• Antes de contar un cuento de monstruos, padres y
docentes deben elegir con cuidado la narración y valorar
la edad y madurez de las niñas y niños.
6. • Es importante que el cuento tenga un final feliz y si el
monstruo es malo, deberá ser vencido, para que niñas y
niños aprendan que también pueden vencer sus miedos.
• Afortunadamente, en los cuentos tradicionales, el mal (es
decir, las brujas, los monstruos, los gigantes) es casi
siempre derrotado por el bien.
• Es en los cuentos literarios, en esos que ya no se
consideran infantiles, donde surge la ambigüedad y la
duda sobre el mal y aquellos que lo encarnan, y sobre la
capacidad del protagonista para derrotarlo.