1. Promesas incumplidas y cuentas pendientes con el campo
Lectura complementaria Especialización Gerencia social
Emilio García Gutiérrez
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Promesas incumplidas y cuentas
pendientes con el campo
Emilio Garcia Gutiérrez
Villavicencio, abril 28 de 2014
Especialización en Gerencia social; ESAP
El paro agrario del 2013 sin duda fue uno de los golpes más certeros
contra el presidente Santos: le bajó de un terronazo su popularidad. El

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de este 28 de abril no será la excepción, pero la diferencia entre uno y
otro paro es que el primero no era definitivo para la reelección de
Santos, y este de abril sí lo será porque será a solo días de elecciones
presidenciales.
Mauricio Jaramillo, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y
Gobierno de la Universidad del Rosario, dice que el mismo gobierno ha
reconocido que ha tenido unas dificultades para cumplir con todas las
promesas. Recalca que el desacuerdo del campesinado es simplemente
el reflejo de un problema estructural entendiendo que es muy difícil que
todo el sector agrario, que todo el campesinado encuentre en una
persona o en una organización, una vocería que sea suficientemente
legítima.
Eduardo Sarmiento, columnista y analista económico, ve que los
acuerdos incumplidos en cuanto a los compromisos más importantes, se
deben principalmente a no tener en cuenta los estragos de los Tratados
de Libre Comercio, y precios agrícolas que siguen por encima de los
internacionales. “Si han habido unas compensaciones, hay algunos
alivios, pero lo fundamental es que usted tiene un sector agropecuario
en el que los precios agrícolas locales superan a los internacionales,
tiene muchos acuerdos comerciales, el tema de la revaluación, eso no se
ha resuelto y ahí es donde está la crisis del sector”, acota.
Jorge González, analista político y profesor de la Universidad Nacional,
dice que el tema de la importación desproporcionada de productos ha
perjudicado directamente a los campesinos. “Colombia estaba
importando un millón de toneladas de alimentos hace 8 años y
estamos importando ahora más de 10 millones. El tema agrario
no se resuelve en 15 días o seis meses, de todas formas yo no veo
ninguna decisión macro del gobierno que esté apuntando a
resolver los problemas estructurales del agro”.
¿Politización de los requerimientos campesinos?
En cuanto a la posible politización de las protestas, el analista Mauricio
Jaramillo dice que la estigmatización le hace muchísimo daño al Estado

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de derecho de la democracia, además porque deslegitima al gobierno y
hace lo mismo con la política agrícola. “No me sorprendería que justo
antes de las elecciones haya un gran acuerdo con el campesinado
nacional que destrabe la situación y que obviamente le sume puntos al
presidente de cara a las elecciones que se avecinan, pero la tiene muy de
pa’ arriba”.
El especialista en temas económicos Eduardo Sarmiento cree que el
camino de echar en el mismo saco a todos los campesinos y llamarlos
‘izquierdistas’ desconoce a un sector que tiene un problema económico
de tiempo atrás. “No hay que politizar los reclamos que tienen
argumentos. El gobierno ha tomado unas medidas pero no ha tomado
las más importantes. Mientras usted tenga un TLC y el tipo de cambio
revaluado, el sector está expuesto a entradas masivas de importaciones.
El país no ha querido entender eso, en particular el gobierno”.
El investigador de Harvard y profesor universitario Giovanni Reyes
dice que el Gobierno colombiano está en un ajedrez y la jugada que le
toca hacer es decir que las quejas campesinas no tienen fundamentos.
Percibe que el ministro de Agricultura en lugar de haber mandado
negociadores que pudiesen tener alguna capacidad de decisión y
técnicamente más consistentes, entró directamente a descalificar.
“Escucho decir al ministro que hay paro, que puede haberlo, pero no
agrario, porque no han incumplido, entonces distingo que hay una
tendencia a descalificar esta situación de manera consistente para
hacer referencia a los desacuerdos que manifiestan los campesinos”.
¿Pierde Santos en su camino reeleccionista?
Jorge González, de la Universidad Nacional, dice que el mayor perdedor
en estos últimos meses sigue siendo el trabajador rural, pero el
presidente Santos no queda muy bien parado de cara a las elecciones
del próximo 25 de mayo. Considera que lo único que le queda por hacer
al mandatario es seguir utilizando parte de los monumentales recursos
que la nación tiene, como nunca en su historia, para seguir subsidiando
a los campesinos por lo menos por dos o tres meses más.

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“Los subsidios vienen de manera transitoria, en un país sin vías
terciarias, con los bancos cobrando tasas anuales cercanas al 12 por
ciento cuando el mundo se está endeudando al 3 por ciento anual como
máximo, se evidencia una clara ausencia de apoyo técnico a los
campesinos, las escuelas rurales dan tristeza, 500 municipios están sin
agua potable, usted ve todo eso y evidentemente habrán muchas
molestias”, asegura.
El experto político Giovanni Reyes dice que uno de los factores a tener
en cuenta es el poco tiempo que falta para iniciar el periodo
presidencial, ya que el denso ambiente entre grupos políticos genera
distorsión en las medidas que pueda tomar el Gobierno. “Percibo que el
presidente en su objetivo de una reelección estaría más cómodo si el
avión fuera en piloto automático, es decir, que no haya ningún problema
de aquí al 25. Por ahora, el campo le dio la espalda”.
Las protestas, el descontento y la urgencia por encontrar medidas de
fondo se siguen acumulando, ¿le queda tiempo al presidente

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colombiano? Las medidas estructurales, como bien lo dicen los
analistas, no se ven por ninguna parte
El zar de la palma (Min agricultura) descalifica el paro
“Este es un paro político. Este es un paro que le quiere hacer daño a la
democracia colombiana. Que quiere afectar las elecciones y que le
quiere hacer daño al presidente Santos”, dijo recientemente el ministro
de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde.
El Gobierno defiende a capa y espada lo que ha venido haciendo desde
hace ocho meses. Argumenta que dio oportunidades a los campesinos
para que” salgan de la miseria”, y para darles condiciones para vivir en
el campo. El propio jefe de la cartera agropecuaria, señaló que Colombia
es una de las siete despensas de alimentos en el mundo, según la FAO,
por la mano de obra y la calidad de la tierra. Recalca que ofreció un
crecimiento considerable y permanente en el presupuesto para el agro y
dice que la economía nacional está en el campo, y no en la minería y el
petróleo.
Los líderes campesinos, aquellos que se cansaron en el 2013 y que
pararon a todo un país exigiendo atención, le huyen a Lizarralde y al
ministro del Interior, Aurelio Iragorri ( el latifundista del departamento
del Cauca) , argumentando desconfianza sus habilidades como
mediadores. Dicen que han perseguido a todas las dignidades,
desprestigiando su labor.
El Gobierno insiste en que no hay razón alguna para que se lleven a
cabo jornadas de protesta, pues en buena parte se ha cumplido con lo
acordado en las mesas de diálogo con los campesinos. ¿Es un paro
politizado? ¿Se deslegitima la protesta y el notorio descontento de
grandes sectores de trabajadores rurales? ¿Santos está perdiendo
adeptos?

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El Ministro de Agricultura, recientemente dijo que no ve un paro
agrario sino un paro con intereses políticos. Es tan falso lo primero
como verdadero lo segundo. Es decir, los campesinos no van a protestar
porque sí, si les estuviera yendo tan bien como lo pregona el Gobierno,
seguramente no dejarían de cultivar sus tierras para no perder su
dinero, pero la importación de limones y hasta de gallinas, por solo
poner dos ejemplos, los ha llevado a iniciar un nuevo paro, además de
los incumplimientos del pliego de peticiones pasado. Si el sector
campesino estuviera tan bien en su labor, para qué van a salir a
protestar, para qué van a bloquear vías, para qué van a perder el
tiempo alzando su voz por algo que no están padeciendo.
Muchos aseguran que ellos saldrán porque les ofrecen dinero, entonces
uno deduce que quienes están detrás de esa compra de conciencia tienen
un infierno de dinero impresionante para movilizar a miles de miles de
campesinos y hasta ciudadanos de todo el país como sucedió en el 2013.
En cuanto a los segundo que apuntó el Ministro, claro que hay políticos
detrás del paro, eso es más que obvio y normal. Hay sectores políticos de
la izquierda que desean que Santos no se reelija y saben que el paro

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agrario será un golpe en la torre a la reelección del hoy presidente
candidato. No sería nada raro que esos votos que va a perder Santos con
el paro agrario, se vayan para el Polo, y tampoco sería raro que el Polo
haga política con el paro y arengue al pueblo a votar por Clara. Siempre
hay una motivación política en toda marcha. Una marcha siempre
estará teñida de intereses políticos, y eso no tiene nada de raro ni malo.
En manos de ese paro nacional entonces está el futuro político para
estos próximos cuatro años, y quizá para el resto de la historia política,
económica, social y hasta electoral del mismo. Me atrevería a vaticinar
una derrota inminente de Juan Manuel Santos, así como también una
derrota hace mucho tiempo anunciada del candidato de la extrema
derecha, Oscar Iván Zuluaga.
Siguiendo ese orden de ideas, el trono de la Casa Nariño está entre dos
personas: Enrique Peñalosa y Clara López.
La candidata Clara López debe aprovechar ese paro al máximo porque
la fama, pinta y actitud de Peñalosa no recogerá muchos puntos entre
los campesinos. Si no utilizan el paro agrario como plataforma
electorera, perderá el Polo una oportunidad de oro para llegar a la Casa
de Nariño y darle el lugar merecido a los campesinos y gentes humildes
de Colombia. Si no es Clara, será Peñalosa el Presidente, lo cual no es lo
peor que le puede pasar al país, ni tampoco lo mejor, pero sería el menos
peor después de la candidata del Polo. Lo que sí será seguro es que
Santos no va a tener otra oportunidad sobre la tierra.

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La desesperación del régimen
Finalicemos esta nota con un comentario del dirigente departamental
del sector agropecuario, el catedrático Eudoro Álvarez Cohecha, de
Unillanos, elaborada hoy día del paro agrario, abril 28 de 2014
“El paro agrario que Dignidad Agropecuaria anunciara, ante los
incumplimientos del gobierno, se concretó a pesar de la pataleta que sin
ton ni son ha armado el gobierno a través de todos los medios de
comunicación.
Los ministros de hacienda, agricultura e interior, no han parado de
decir que el gobierno ha cumplido los acuerdos y que los campesinos no
tienen razón en insistir en su protesta, adicionando acusaciones que no
convencen, como las de que el paro es político o que los dirigentes
agrarios definitivamente se han especializado en promover disturbios y
están ciegos frente a las realizaciones gubernamentales.
Han fletado “dirigentes” para la coyuntura o resucitado difuntos como la
Anuc, sin que hayan valido estas trapisondas para hacer desistir a los
campesinos.
Incluso un desteñido ministro de defensa se ha atrevido a difamar el
movimiento de Dignidad Agropecuaria al afirmar que los grupos

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subversivos infiltraron el paro agrario. Decir esto, por lo que al Meta se
refiere, es una especie de autismo culposo. Desesperación; incapacidad
para gobernar; añadimos; carencia de decencia estiman otros;
desfachatez se oyó por todos lados; como no han sido capaces o no están
en disposición de resolver los problemas, acuden a los subterfugios que
rondan con la calumnia.
En el mejor estilo fachista, engañan reiteradamente en la esperanza de
que una mentira repetida como sonsonete se convierta en verdad para
la opinión.
“Removimos el problema de las deudas” anuncian, cacareando
seguidamente la millonada correspondiente, pero a renglón seguido
establecen un limitante miserable que expulsa de la solución a la
mayoría de labriegos afectados por las deudas; ”las uvas están verdes”
claman estos últimos.
Que los precios están definidos para los arroceros por el lapso de un año,
pero a continuación incluyen en resoluciones inconsultas y tramposas
cláusulas para que el oligopolio molinero, por la puerta de atrás,
expropie de los beneficios a los productores, mientras se” embolsillan”
los subsidios que el ministro generosamente les echa en sus abultadas
arcas.
El elefante del contrabando les invade la sala, sin que se percaten de
ello y pretenden que con el aplastamiento de las cucarachas se les crea
que no vieron entrar el paquidermo. No notaron entrar 10.000 tracto
mulas que llegan principalmente a la capital de la república y
pretenden que la captura de dos o tres los exculpa de su
responsabilidad.
Los precios de los insumos y de los combustibles continúan creciendo en
las barbas del gobierno, mientras en Ecuador o Venezuela se consiguen
a mitad de precio y pretenden hacer creer que una medida de control de
los mismos perjudicará a los agricultores; como para la sección de
“Ripley: aunque usted no lo crea”, estos “sesudos” análisis
ministeriales”.