CAP4-TEORIA EVALUACION DE CAUDALES - HIDROGRAMAS.pdf
Bioética agronomía principios éticos vida
1. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTIN DE AREQUIPA
FACULTAD DE CIENCIAS BIOLOGICAS Y AGROPECUARIAS
ESCUELA PROFESIONAL Y ACADEMICA DE AGRONOMIA
TRABAJO DE INVESTIGACION
LA ETICA EN AGRONOMIA
CURSO: LENGUAJE Y COMUNICACION
DOCENTE: DRA. MARY ELIZABETH ZAPANA HUAMANÍ
AREQUIPA, AGOSTO 2010
2. I.BIOÉTICA EN AGRONOMIA
La bioética es la rama de la ética que se dedica a proveer los principios para la correcta conducta humana respecto de la vida, tanto de
la vida humana como de la vida no humana (animal y vegetal), así como del ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables
para la vida.
En un sentido más amplio, sin embargo, la bioética no se limita al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que
tienen que ver con la vida en general, extendiendo de esta manera su campo a cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al
trato debido a los animales.
La bioética es una disciplina relativamente nueva, y el origen del término corresponde al pastor protestante, teólogo, filósofo y
educador alemán Fritz Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación ética del ser humano con las
plantas y los animales.1 Más adelante, en 1970, el oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter utilizó el término bio-ethics en un
artículo sobre "la ciencia de la supervivencia"
II. DEFINICIÓN Y DOMINIOS
La bioética abarca las cuestiones éticas acerca de la vida que surgen en las relaciones entre biología, nutrición, medicina, política,
derecho, filosofía, sociología, antropología, teología, etc. Existe un desacuerdo acerca del dominio apropiado para la aplicación de la
ética en temas biológicos. Algunos bioéticos tienden a reducir el ámbito de la ética a lo relacionado con los tratamientos médicos o
con la innovación tecnológica. Otros, sin embargo, opinan que la ética debe incluir lo relativo a todas las acciones que puedan ayudar
o dañar organismos capaces de sentir miedo y dolor. En una visión más amplia, no sólo hay que considerar lo que afecta a los seres
vivos (con capacidad de sentir dolor o sin tal capacidad), sino también al ambiente en el que se desarrolla la vida, por lo que también
se relaciona con la ecología.
El criterio ético fundamental que regula esta disciplina es el respeto al ser humano, a sus derechos inalienables, a su bien verdadero e
integral: la dignidad de la persona.
Por la íntima relación que existe entre la bioética y la antropología, la visión que de ésta se tenga condiciona y fundamenta la
solución ética de cada intervención técnica sobre el ser humano.
La bioética es con frecuencia material de discusión política, lo que genera crudos enfrentamientos entre aquellos que defienden el
progreso tecnológico en forma incondicionada y aquellos que consideran que la tecnología no es un fin en sí, sino que debe estar al
servicio de las personas; o entre quienes defienden los derechos para algunos animales y quienes no consideran tales derechos como
algo regulable por la ley; o entre quienes están a favor o en contra del aborto o la eutanasia.
Las primeras declaraciones de bioética surgen con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, cuando el mundo se escandalizó tras
el descubrimiento de los experimentos médicos llevados a cabo por los facultativos del régimen hitleriano sobre los prisioneros en los
campos de concentración. Esta situación, a la que se suma el dilema planteado por el invento de la fístula para diálisis renal de
Scribner (Seattle, 1960), las prácticas del Hospital Judío de Enfermedades Crónicas (Brooklyn, 1963) o la Escuela de Willowbrook
(Nueva York, 1963), van configurando un panorama donde se hace necesaria la regulación, o al menos, la declaración de princip ios a
favor de las víctimas de estos experimentos. Ello determina la publicación de diversas declaraciones y documentos bioéticos a nivel
mundial.
3. III. LA BIOÉTICA: IMPORTANCIA Y PROBLEMÁTICA
Las manifestaciones de la bioética son múltiples y de diversa índole. El volumen bibliográfico es impresionante. Ya en el año 1984 el
Centro de Bioética del Instituto Kennedy ( Washington) registraba alrededor de 40.000 títulos ( 10.000 libros y 30.000 artículos).
Ciertamente esta cifra actualmente ha aumentado extraordinariamente.
La bioética aparece también en congresos, en cursos de ética para formación de médicos, en las discusiones sobre legislación
sanitaria, en la investigación médica etc...
El interés por la bioética se pone de manifiesto en la creación de comisiones éticas para asesoramiento a las autoridades políticas. En
1982 se crea en Francia un comité nacional de ética para asesorar al presidente de la República en las cuestiones sobre la vida y la
salud.
Desde 1980 funciona en los EEUU un comité para asesorar al presidente sobre problemas relacionados con la ética de la
investigación médica (entre 1980 y 1983 esta comisión publicó 11 volúmenes); también existen comités de ética para asesorar a
comisiones /subcomisiones del senado. Parecidos comités se han creado, con funcionamiento habitual u ocasional, en el Reino
Unido, Australia en otros países.
En nuestro Continente, La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud estableció en el año 1994,
con participación del Gobierno y de la Universidad de Chile, el Programa Regional de Bioética para América Latina y el Caribe. Su
misión es cooperar con los Estados Miembros de la Organización y sus entidades públicas y privadas en el desarrollo conceptual,
normativo y aplicado de la bioética en sus relaciones con la salud.
Como se puede apreciar, la bioética ha pasado a ser una disciplina de un interés categórico para la humanidad. ¿ Cuál será la razón de
dicho interés? Visualizamos tres razones por esta preocupación.
Primeramente, si vamos a ver la definición que la Enciclopedia de Bioética da acerca de esta disciplina podemos en parte resp onder
la pregunta. La Enciclopedia la define como el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del
cuidado de la salud, en cuanto que dicha conducta es examinada a la luz de los valores y de los principios morales. Por lo que se
puede apreciar, el ámbito de trabajo y la temática tratada es bastante amplia. La bioética se refiere a todas las cuestiones que tienen
que ver con la vida, entendida ésta fundamentalmente como ámbito de estudio de ciertas ciencias: las llamadas ciencias de la vida y
de la salud: la biología: investigación biológica, biología molecular, medio ambiente, ecología.
Por otra parte, corresponde también aquí a las ciencias del cuidado de la salud: este ámbito es amplísimo pues abarca desde el ámbito
referido a la relación clínica – sanitaria hasta la investigación en seres humanos.
En consecuencia, la bioética cubre muchos ámbitos siempre más vastos y que involucran nuevas disciplinas y nuevos espacios
culturales. En el año 1991 en la Conferencia Internacional de Erice, se reconocieron cuatro territorios de competencia para la
bioética: la ética de la profesión médica, el de la experimentación ya sea pura o terapéutica en los humanos y animales, el de la
medicina social y, por lo tanto aquí, las políticas sanitarias y demográficas y, por último, la de la bioecología.
En segundo lugar, para todos es sabido que el avance en el conocimiento científico – tecnológico en el campo de la biología
molecular, de la medicina y las disciplinas afines, nos ha llevado a modificar los límites conocidos o definidos sobre la vida y la
muerte y sobre la posibilidad de intervención humana en el cuerpo.
4. Aquí podemos detenernos en el desarrollo de las técnicas basadas en la biología molecular y celular. Este grupo de técnicas p ueden
diferenciarse entre aquellas de complejidad intermedia, de carácter más tradicional como serían, el cultivo de tejidos y las técnicas
inmunológicas de primera generación, por ejemplo, y las complejas y más modernas, generalmente de base molecular, como son el
ADN recombinante y la clonación.
Parece importante distinguir entre las biotecnologías genéricas o básicas (cultivo de tejidos, ingeniería genética, mapeo genético,
hibridomas, etc.) y biotecnologías específicas. Las primeras son técnicas con un amplio espectro de aplicaciones, mientras la segunda
es la incorporación de las anteriores en procesos o productos específicos (por ejemplo, una variedad de algodón resistente a insectos
producida por ingeniería genética, una vacuna veterinaria por ingeniería genética).
Ahora con la ingeniería genética, que permitió el aislamiento y manipulación de los genes, se reconoce que con ella se empezó a
perfilar una profunda revolución tecnológica en todas las actividades basadas en productos y procesos biológicos. Sus impactos serán
especialmente importantes en las industrias relacionadas con la salud humana y agricultura y, en general, todas aquellas basadas en la
utilización de seres vivos o sus productos.
Sin embargo, las repercusiones van más allá de todo esto, pues son, al parecer, de alcances insospechados y, por lo mismo, han
generado una fuerte discusión a favor o en contra de esta manipulación de genes.
En efecto, para algunos este desarrollo estaría posibilitando una serie de ventajas a la especie humana.
Así, por ejemplo, en el caso de la agricultura y agroindustria, en particular, la biotecnología ofrecería la posibilidad de un nuevo
crecimiento de la productividad de la agricultura primaria, mediante la superación de limitaciones biológicas básicas de plantas y
animales a través de la manipulación de su base genética. De esta forma, pueden superarse los topes de aumento de la productividad
de los principales cultivos que se han venido alcanzando en los últimos años, debido al agotamiento del potencial genético explotable
mediante tecnologías tradicionales.
Si lo vemos desde el punto de vista de la agronomía al parecer son muchos los beneficios: mejor rendimiento, menos pérdidas,
disminución de los tratamientos químicos. En la práctica se trata de ventajas económicas, pues se trata de aumentar la productividad
y que ésta sea más eficaz.
O bien se podrían ver los beneficios en el ámbito de la salud. Por ejemplo, la creación de animales transgénicos con el fin de disponer
de modelos experimentales para la investigación y la observación de la forma de cómo se comporta en determinadas patologías de
base genética; o la creación de sustancias orgánicas e intervenciones terapéuticas, gracias a las cuales se transfieren genes entre
organismos diversos para corregir, activar o desactivar un gen defectuoso, o insertar uno que falta para que transmita de manera
correcta. Todo esto tendría fines benéficos para la humanidad.
Sin embargo, hay quienes señalan que este desarrollo involucra serios riesgos para el ambiente, las especies y en especial para el
hombre. En primer término, el desconocimiento de los posibles efectos de un organismo genéticamente manipulado. Es verdad que el
hombre con la selección de plantas y animales ha siempre forzado de alguna forma la naturaleza, para su propio beneficio, interés.
Pero lo ha hecho con métodos tradicionales, que podían verificarse naturalmente.
En contraste, la ingeniería genética altera el contenido de información de la reserva de genes de una especie o agregando nuevos
genes, frecuentemente derivados desde especies altamente divergentes, o alterando la estructura de genes presentes en el depósito de
genes.
5. Son combinaciones que nunca podrían suceder espontáneamente. Ahora con la manipulación al parecer no existiría punto de retorno
porque los efectos de una modificación genética sobre una planta o animal son aún casi desconocidas ( y ciertamente incontrolables).
Más aún el efecto de un organismo modificado sobre el ambiente en que viene introducido.
El peligro que muchos señalan es que se estaría alterando el equilibrio de las estructuras genéticas existentes las que han
evolucionado a través de millones de años formando un ecosistema infinitamente complejo e interconectado. O bien, se señala que la
contaminación biológica puede ser el mayor peligro resultante de la ingeniería genética. Nuevos organismos vivos y virus serán
liberados para reproducir, migrar y mutar. Pasarán sus nuevas características a otros organismos y nunca se podrán recuperar o
contener.
Por otra parte, la biotecnología tiene básicamente su desarrollo en los países del Primer Mundo. De modo general , y sin considerar
las tensiones resultantes, la carrera en las investigaciones sobre biotecnología tiene sus principales atractivos en la salud humana, la
farmacología, la agroindustria. Sin embargo, estos referentes están conectados con una serie de intereses más pragmáticos que
terminan en la comercialización de los resultados obtenidos sean servicios o productos.
Es así que el negocio de la ingeniería genética está en manos de grandes multinacionales agroquímicas y farmacéuticas, entre otros
Monsanto, Enimont, Du Pont, Ciba - Geigy, ICI y Sandoz. Sus intereses comerciales están haciendo a los investigadores intervenir
directamente en procesos biológicos que apenas hemos empezado a comprender y mucho menos a controlar.
En este sentido uno se pregunta ¿cuál es el interés de estas empresas, sólo el lucro? Todo esto acaso ¿no provoca una especie de
monopolización genética de la Tierra al estado de propiedad intelectual patentada bajo el control de unas pocas multinacionales?
En suma, la ciencia ha entregado herramientas a la tecnología que ni remotamente era posible imaginar hace 50 años y cuyo uso nos
coloca en una gran encrucijada. Estos logros científicos abren predicciones a la vez esperanzadoras y a la vez preocupantes en la ética
pues sus repercusiones son inimaginables.
Frente a esta situación se comprende el interés por la bioética, pues es ésta quien debe resguardar el derecho a la vida del hombre
frente al progreso por el mismo logrado. Luego, es que se puede afirmar que el problema planteado es fundamentalmente de carácter
bioético. Y la bioética tiene que ver con nuestro futuro. Jean Dausset, premio Nobel de Medicina señalaba al respecto: La
emergencia, además de gran actualidad, de la bioética es un acontecimiento de extrema importancia en la conciencia humana. Esta
deriva del hecho de la extraordinaria brecha conceptual y tecnológica operada recientemente gracias a los progresos deslumbrantes
de la biología y de la genética
En tercer lugar, vivimos en una cultura plural donde conviven diversas concepciones del hombre, y por ende, diversas éticas sobre la
vida. Esto significa que las disciplinas señaladas y sus aplicaciones quedan sujetas a cada una de las concepciones existentes, las que
al ser diversas hacen que no haya sólo una aplicación aceptada, naciendo aquí una discusión profunda sobre los límites que debiera o
no imponer la sociedad sobre la aplicación de dichas técnicas sobre la vida humana.
Más aún, este mismo contexto pluralista, presenta también otra gran dificultad.
Respecto a los problemas morales, existe el riesgo de un reduccionismo en la consideración de los valores, con la tendencia a
relavitizarlos y a legitimar de una manera incorrecta la competencia subjetiva de cada uno.
La gran multiplicidad de opiniones divergentes acerca de valores también fundamentales, como los son con respecto a la vida
humana, a través de la fuerza persuasiva de instrumentos poderosos de comunicación, de grupos y personalidades socialmente
relevantes, genera fácilmente una percepción de relatividad o de igual dignidad de las diversas opiniones, no ya en el sentido del
6. debido respeto por las convicciones del otro, sino en el sentido de atribuir igualmente valor de verdad a las diversas opiniones, casi
por el solo hecho que vienen afirmadas.
Por esto, se puede señalar que uno de los grandes desafíos culturales de este fin de siglo es de carácter moral, de naturaleza ético-
antropológica, es decir, se refieren a aspectos esenciales de la condición humana como tal.
En efecto, ¿seremos capaces, por ejemplo, de controlar las técnicas disponibles hoy en nuestras manos para no producir desastres?
¿las usaremos con el criterio y la prudencia suficientes como para efectivamente mejorar la condición humana? ¿qué actitud tomarán
las sociedades frente a esta realidad?
La importancia del tema está dada no sólo por el valor en sí de la bioética que quiere hacerse cargo de estos desafíos, sino porque las
problemáticas planteadas generan una discusión moral en una sociedad plural que no tienen una sola forma para enfrentarla. Ahora
bien, es claro que existe una coincidencia básica en señalar que la bioética tiene por finalidad la de indicar los límites y la finalidad
de la intervención humana sobre la vida, la de identificar los valores de referencias propuestos racionalmente y de denunciar los
riesgos posibles de sus posibles aplicaciones.
Luego, se trata de asegurar uno de los resultados más difíciles del camino de la humanidad, esto es, la armonía entre el progreso
cognitivo y técnico y aquél constituido por el progreso de orden ético. En dos palabras, se trata del desafío a nuestro ethos cultural
como especie humana.
Lo anterior, podemos decir, puede lograrse por medio de la bioética, la cuál debe tener un referente común, cuál es la persona. La
bioética es un gran árbol, como lo grafica un autor, que crece pero tiene necesidad de la raíz que lo sostenga y lo alimente. Esta raíz
es la concepción del hombre como persona. Si la bioética no asume como horizonte común, ese horizonte de la dignidad ontológica
de la persona humana, esto es, la verdadera naturaleza del hombre, aquélla dejará sin rumbo al desarrollo científico.
Por lo tanto, y con esto concluimos, si los hombres quieren dar un paso adelante en el desarrollo del dominio de la creación, por
medio de la ciencia y la técnica, será necesario entonces dar tres pasos hacia delante en la profundización de lo ético.
Quienes nos dedicamos al estudio de la agricultura y los recursos naturales establecemos, o deberíamos establecer, relaciones con los
seres humanos que manejan estos recursos: los campesinos.
La bioética argumenta que el profesional debe escuchar y saber cuáles son las necesidades de quien se atiende. Si esto se aplica a la
agricultura debe entablarse una relación indisoluble investigador-campesino; a través de esta relación se generan derechos para el
campesino, algunos de ellos son:
1) Tienen derecho a participar y opinar respecto a los protocolos de investigación; 2) tienen derecho a no aceptar un proyect o; 3)
tienen derecho a ser informados y escuchados.
Debe buscarse también que el campesino sea sujeto de la investigación y no un objeto de ella.
¿Por qué y para qué entender esto? Porque parte del papel de los investigadores en las ciencias naturales es generar tecnología
adaptada a las condiciones sociales, económicas y ecológicas de los productores.
Sin embargo, las cifras de adopción de tecnología son poco halagadoras, por ejemplo sólo 7 por ciento de las unidades de producción
agrícola son tecnificadas; sólo en 15 y 3 por ciento de la superficie sembrada con maíz y frijol, respectivamente, se utiliza semilla
mejorada. Estos resultados se deben a la poca relación, a veces francamente nula, que se establece con los productores y a un
7. complejo de superioridad del científico que le ha impedido reconocer en el campesino a un maestro con el que se deben intercambiar
conocimientos.
La diaria actividad del campesino al enfrentar las limitantes y ventajas de la producción le proporcionan una notable experiencia que
no debe ser desperdiciada. Especialmente cuando buscamos la autosuficiencia alimentaria y el uso sustentable de los recursos
naturales. Tomar en cuenta estos aspectos seguramente nos conducirá a un mejor entendimiento de estas culturas, a su incorporación
al proceso de progreso del país y a la adecuada conservación y manejo de los recursos naturales.
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