Los chicos y chicas de 6° A y B trabajaron el Proyecto: Dioses y héroes de la mitología griega. Para llevar a cabo dicho proyecto se realizaron las lecturas del cuadernillo del Plan Plurianual “Mitos griegos” y del libro de Ana María Shua “Dioses y héroes de la mitología griega”. Con las lecturas, anteriormente mencionadas, se estudiaron los diferentes mitos pertenecientes a los antiguos griegos conociendo a sus dioses y héroes. Se focalizó la atención en un personaje particular: Heracles y como resultado final los alumnos y alumnas escribieron: “El trabajo número trece de Heracles”. A continuación se presentan los trabajos realizados por los chicos y chicas de sexto. Esperamos que les guste.

1. LA CORONA DE ATENEA
Heracles acababa de realizar el trabajo número doce con el terrible Can Cerbero
y Euristeo ya tenía preparada su próxima tarea.
La esposa de Euristeo, Tiknea, le había pedido la corona de Atenea. Esta corona
otorgaba sabiduría a aquel que la portara. Euristeo lo único que sabía era que se
encontraba en un grande y enorme bosque llamado “Bosque de los perdidos”,
donde aquella persona que se animara a entrar jamás podría encontrar la salida;
Heracles podía perderse y nunca salir. La única forma de poder escapar sería por la
entrada o que se fuera volando.
Otro inconveniente con el que iba a encontrarse era que había un titán al
cuidado de dicha corona, Acres.
Acres era un titán que poseía un enorme tamaño y un martillo de bronce pesado
con el que daba garrotazos a sus víctimas.
Heracles se encontraba preparándose para partir en busca de dicha corona.
Luego de varios días llegó al “Bosque de los perdidos” y observó que en la entrada
había un letrero que decía NO PASAR, sin dudarlo ingresó en el bosque. A medida
que iba penetrando el mismo, se encontró con animales hambrientos, antes de que
ellos lo mataran sacó un arco y flecha para matar a todos.
Después de mucho caminar, encontró el templo de Atenea. Heracles admirando
el templo se dio cuenta que había alguien más allí, como una persona desconocida.
Observó que la figura era una más grande que él y no dudó de que la mismísima
figura era la de un titán. Este titán tenía un parecido con Atenea; Heracles supo en
ese momento que se estaba enfrentando al hijo de la diosa llamado Acres. Él se
encontraba allí porque su misión era cuidar la corona de cualquier intruso. Heracles
quería esa corona, pero primero tenía que enfrentarse a Acres.
En ese momento el hijo de la diosa vio a Heracles en la entrada del templo y con
un movimiento lo golpeó con su martillo pesado de bronce lo que hizo que el héroe
saliera volando del lugar, cayendo en una rama de un árbol, Acres seguía en el
templo.
Después de un ahora el héroe despertó debajo del árbol en el que había caído
estaba dispuesto a combatir de una vez por todas y enfrentar al titán. Volvió al
templo, ágilmente, paso por detrás del hijo de la diosa que estaba delante de la

2. corona. El héroe aprovechó que se encontraba en su espalda y le enterró las cinco
flechas envenenadas. Acres como era un semi-dios murió pero antes de que
cayera, Heracles saltó hasta donde estaban las escaleras. Al subir las mismas pudo
tomar el tan amado objeto. Pero justo en ese momento, el templo comenzó a
derrumbarse. Heracles logró salir de allí gracias a su destreza.
Para que pudiera sobrevivir, Zeus, le había enviado a Pegaso. Luego de un
cruce de miradas penetrantes, el caballo alado dejó que Heracles se subiera en él.
De esta manera pudo dirigirse hacia el palacio y al ver que Euristeo estaba en la
entrada Heracles entregó la corona concluyendo así su trabajo número trece.
El héroe se convirtió en inmortal y los dioses, conmovidos por sus hazañas, lo
aceptaron en el Olimpo.
Justina Romero
Michael Santana Yena
6°B

3. Heracles en busca del casco de Hades
Para realizar su trabajo número trece, Euristeo le ordenó a Heracles robar el casco
del dios del inframundo, Hades. Lo que realmente Euristeo quería era que el Héroe
muriera realizando este trabajo.
Zeus se había enterado de esta tarea y le mandó ayuda al héroe enviando a Atenea
que era la Diosa de la Sabiduría, de la Guerra y de las Artes y a Hermes, el
mensajero de los dioses. Los dos fueron enviados para ayudar a Heracles en todo lo
que necesitara.
Hermes le había dicho a Heracles que para llegar al Tártaro tardarían nueve días y
nueve noches de viaje y que luego llegarían al río de Aqueronte donde se
encontrarían con Caronte el barquero que transportaba las almas.
Luego de prepararlo todo juntos comenzaron la travesía para llegar al Tártaro. Al
noveno día vieron a lo lejos el bote de Caronte, el transportador de las almas. Antes
de llegar a río Aqueronte apareció Atenea y para que el héroe pudiera pasar sin ser
advertido le dio una poción mágica que lo convertía en un alma oscura por unos
minutos. Heracles se tomó la mitad de la poción, Hermes le comentó que cuando
terminara de pasar el río se volvería a encontrar con él, pero tendría que pasar con
el barquero solo.
De esta manera, el héroe partió al encuentro con el barquero de los muertos.
Heracles con un movimiento lento se subió al bote de Caronte. El viaje le pareció
haber durado horas debido a que pensaba que lo iban a descubrir, sin embargo
puedo llegar a destino.
Luego de terminar de cruzar el río se encontró, nuevamente, con Hermes y juntos
se dirigieron hacia el castillo de Hades, pero otra vez el héroe debía ingresar solo.
Cuando Heracles se encontraba parado frente al umbral decidió cruzarlo, el dios del
inframundo lo recibió y le preguntó qué hacía allí. El héroe, le mintió y respondió que
lo fue a visitar, en su mente solo pensaba en robarle el casco y, además, en cómo
escaparía de ese lugar.
Repentinamente apareció Perséfone, la esposa de Hades, le propuso al héroe
quedarse a cenar y a dormir. A Heracles le pareció una buena oportunidad para
robarle el casco al dios.

4. El medio de la cena, Hades apoyó su casco sobre la mesa y Perséfone apareció
con la comida. El héroe aprovechó la oportunidad para contar una de sus historias,
mientras se encontraban cenando.
Al terminar la velada, Heracles aprovechó una distracción de Hades y tomó su
casco. El dios del mundo subterráneo se dio cuenta inmediatamente y en un
segundo lo tomó del cuello al héroe. Heracles le pidió que no lo matara, ya que él
estaba cumpliendo con el trabajo que le había mandado Euristeo. Hades lo miró
fijamente y le propuso realizar un intercambio. Heracles podía llevarse el casco,
pero tendría que darle algo a cambio. Lo que el dios del inframundo le pidió fue que
en un futuro el joven héroe le entregara su hijo o hija.
Sin otra posibilidad de negarse Heracles aceptó y el dios del mundo subterráneo lo
dejó marcharse con el casco.
Cuando salió del castillo el héroe se encontró con Hermes y juntos retornaron al río
Aqueronte. Antes de embarcar, Heracles bebió la otra mitad de la pócima y pudo
cruzar nuevamente. Después de nueve días y nueve noches retornó con el casco y
se lo entregó a Euristeo cumpliendo su trabajo número trece.
Bacigalupo Ireneo
Horowitz Guillermo
Sánchez Matías
Segura Joaquín
Tantachuco Jammir
6° B

5. Heracles contra Tifón
Para el siguiente trabajo de Heracles, Euristeo le había ordenado matar a Tifón. Lo
había hecho con el fin de vencer a este horror tan grande. La tarea parecía difícil
pero no imposible.
Tifón vivía debajo del Monte Etna, era uno de los monstruos más horribles. Durante
siglos nadie pudo vencer a esta criatura.
Mientras Heracles estaba caminando por el Monte Etna se encontró con un pueblo
destrozado, fue a ver si había vida y se dio cuenta de que casi todos los aldeanos
estaban muertos, pero uno que estaba vivo logró comentarle lo que había sucedido.
Le había dicho que una sombra negra empezó a enloquecer y matar a la gente.
Heracles se puso a buscar qué era lo que estaba matando a la población y de esta
manera poder vencer a quien lo este provocando.
Cuando se encontraba en plena búsqueda, Heracles escuchó un sonido y un grito,
pudo observar que era Tifón. El sonido provenía de una cueva, el héroe decidió ir
hasta allí.
Una vez en el lugar Heracles fue entrando en la oscuridad, estaba lleno de soldados
sin cabezas, vio que algo se movía y supo que era el monstruo. En ese instante
héroe comprendió que había sido el monstruo el que destruyó el pueblo del Monte
Etna.
Tifón levantó la mano y !Pam¡, golpeó al héroe enviándolo contra la pared.
Heracles no tuvo dudas sacó su espada y empezó a pelear contra la bestia. El
monstruo era horroroso, enorme y bastante fuerte. El héroe tiraba flechazos a Tifón,
pero este las esquivaba.
Con un rápido movimiento Heracles corrió y se trepó en él, pero el monstruo lo
agarró del cuello y con una de sus afiladas garras le sacó un ojo y lo lanzó por el
aire. El joven héroe gritó por el dolor pero decidió seguir luchando contra la bestia a
pesar de encontrarse lleno de sangre por causa de la pérdida de su ojo. Pese a esto
tomó fuerza y con una de sus manos agarró su espada para ir en busca de la
horrible criatura y matarlo de una vez. Corrió velozmente sujetando con una de sus
manos la espada con filo de diamante y le cortó la cabeza en un segundo. Tifón
cayó inmediatamente en el suelo. El héroe había matado al monstruo.

6. Luego de la increíble hazaña Heracles se dirigió hacia donde estaba Euristeo y le
contó lo que había sucedido. El rey de Argos le preguntó qué había conseguido y
Heracles le respondió que había vencido a Tifón. Euristeo a pesar de haber
escuchado todo su relato del héroe, no le creyó y cuando estaba a punto de darle su
décimo cuarto trabajo, se escuchó un zumbido. A lo lejos vieron la imagen de una
gigante, que cada vez se acercaba más. En ese momento Heracles se dio cuenta
de que era Equidna, la esposa de Tifón. Equidna gritó - ¡Heracles vengo por vos!- .
De esta manera Euristeo comprendió que el joven héroe había matado a Tifón. Pero
ahora Heracles debía enfrentar a Equidna.
Continuará...
Demián Cano
Azul Ciancaglini
Zahira Miller
6° B

7. Encontrar el Rubí Zafiro
El décimo tercer trabajo de Heracles mandado por Euristeo era encontrar una
piedra preciosa llamada Rubí Zafiro que se encontraba escondida en una montaña
dentro de una cueva, en el interior de un árbol de roble. Se encontraba protegida por
un águila monstruosa. Esta adversaria era la reencarnación de Tifón ya que se
formó a partir de sus cenizas. Poco a poco fue creciendo y tomando una forma más
monstruosa y grande, era tan horripilante que tenía garras de quince centímetros de
largo, media dieciséis metros y desgarraba a sus presas fácilmente.
Para encontrar el lugar, Heracles tuvo que llegar hasta las Islas de Tegadalajara
donde habitaba una tribu llamada los Kokún, tenían la particularidad de estar
bañados en oro. Ellos recibieron muy bien a Heracles y por haber escuchado sus
hazañas, decidieron decirle la ubicación para llegar al bosque y después dónde
encontraría la montaña que tenía el Rubí Zafiro. Pero solo había una condición,
deshacerse del águila que los perturbaba. Heracles aceptó el pedido y partió hacía
allí.
Después de encontrar el bosque de Trelagabehén siguiendo las instrucciones de la
tribu encontró la montaña donde estaba el Rubí Zafiro. Heracles debía tener
muchísimo cuidado ya que se encontraba en las cercanías de la monstruosa águila.
De repente se produjo un silencio que parecía eterno en la inmensidad del bosque,
el Héroe sabía que lo acechaba el águila y que se estaba convirtiendo en una presa
fácil.
Heracles observó por todos lados. El águila lo vio y lo atacó. El héroe y el ave
monstruosa tuvieron una larga batalla que duró dos días.
De pronto una espada enviada por Zeus descendió del cielo, cayó en las manos de
Heracles. El águila se impresionó por cómo la espada brillaba y estaba afilada. El
héroe atacó al águila rápidamente y esta con un movimiento veloz la esquivó. Una
batalla muy larga, ataque y contraataque. Como el águila sabía que no podía vencer
a Heracles intentó escapar, pero el héroe aprovechó esta situación y golpeó la
montaña donde estaban luchando, provocando que se incrustaran las rocas en las
patas del ave rapaz. Pero esta adversaria tenía un secreto, cuando gritaba aturdía a
cualquier ser vivo. Apenas comenzó a emitir ese ruido, Heracles sabía que sus
oídos iban a estallar del dolor por causa del sonido ensordecedor. Sin embargo el

8. héroe ideó un plan, dejó caer su espada en el piso y la monstruosa ave aprovechó
ese instante para atacarlo. Cuando se acercó lo suficiente, Heracles realizó un
movimiento demasiado rápido, tomó su espada y le clavó acertadamente en su
corazón llevándola a la muerte. De esa manera, Heracles había ganado la batalla
contra el animal.
Luego de cruzar un largo laberinto, el joven héroe pudo encontrar el Rubí Zafiro,
cumpliendo su décimo tercer trabajo. Por su valentía, hazañas y heroísmo; Euristeo,
tuvo que cederle su trono y todas las riquezas del reino.
Heracles fue un buen rey pero por un corto plazo ya que él quiso seguir realizando
nuevas aventuras.
FIN
Emiliano Cornes
Iván Monges
Hernán Romero
Thiago Valdez
6°A

9. En el Desierto Africano
Hera le había ordenado a Euristeo que para el próximo trabajo Heracles tenía que
buscar una serpiente y un escorpión en el Desierto Africano. Para ello Euristeo
mandó a su mensajero a comunicar la próxima misión.
Heracles pensó que este trabajo iba a ser demasiado fácil así que decidió ir sin
arma alguna, ya que de pequeño había derrotado a dos serpientes con sus propias
manos.
Lo que no se imaginaba Heracles era que en este desierto había un guardián que
protegía a las serpientes y a los escorpiones. Este protector se llamaba Cinto y era
muy aterrador con las personas, ya que las odiaba demasiado. Apenas las veía las
mataba con sus garras afiladas. Tenían tanto filo que si él quisiera podía arrancar
un árbol de raíz.
La característica que presentaba Cinto era que tenía su cuerpo formado por una
mitad cerdo en su parte delantera, con garras de treinta centímetros en sus brazos
y; en la parte trasera poseía partes de toro, sus piernas medían más de tres metros
de altura, podía caminar perfectamente con sus dos o cuatro patas.
Cuando Heracles llegó al desierto vio que estaba lleno de serpientes y escorpiones,
se dirigió exactamente hacia allí, tomó a una serpiente y comenzó a estrangularla.
En ese mismo momento apareció Cinto y le dijo que dejara a esa serpiente en paz.
Heracles le respondió que no la iba a soltar y terminó de asfixiar a la serpiente, la
había matado frente al guardián. Cinto estaba enfurecido por lo que el héroe le
había hecho al animal. De esta manera comenzó la batalla de Heracles contra el
guardián. El héroe con sus inmensas manos agarró a Cinto y lo lanzó hacia el otro
lado del mundo, pero el guardián regresó e intentó golpearlo.
El joven héroe lo esquivó y con su manos comenzó a estrangularlo hasta que sintió
el sonido del cuello de Cinto quebrándose en las mismas. El guardián pedía
clemencia, pero el joven héroe no escuchó sus súplicas.
Heracles para asegurar que Cinto no volviera a la vida lo cocinó y lo repartió a los
humanos. De esta manera Heracles pudo tomar a la serpiente y al escorpión para
entregárselo a Euristeo.

10. Un vez de regreso Hera, apenas vio al joven héroe llegar con el trabajo cumplido, se
enojó muchísimo, pero nada podía hacer ya que se vería enfrentada a su esposo
Zeus. Heracles definitivamente había completado su trabajo número trece.
Mora Sarocebich
6°A

11. El rapto de Simplémides
Cuando Simplémides estaba embarazada de Euristeo, el rey de Argos; Ilitía, la hija
de Hera Diosa de los Alumbramientos, pensaba anular este nacimiento.
Simplémides se enteró de ello, la engañó diciéndole que cuando su hijo naciera lo
mataría, pero la futura madre de Euristeo no cumplió su promesa. Ilitía como
venganza, raptaría a Simplémides muchos años después.
Con el paso del tiempo, treinta años después, Euristeo en su castillo había recibido
la noticia de que su madre había sido raptada por Ilitía y pensó en cómo podría
salvarla. De pronto se le ocurrió que el trabajo número trece de Heracles sería
salvar a su madre, Simplémides.
Heracles ya en camino al palacio de diosa, se encontró con Atlas y este le preguntó
por qué lo había engañado, el héroe siguió su camino ignorando las palabras del
gigante. Para que pudiera ahorrar tiempo, Zeus, le envió a Pegaso que lo llevó
hasta el palacio de la Diosa de los Alumbramientos. Durante el vuelo pudo observar
que la vista del cielo era hermosa.
Cuando llegaron a la entrada del palacio, Heracles se encontró con dragones
protectores de cuellos largos y dientes afilados que estaban cuidando el mismo.
El héroe luchó con todas sus fuerzas y con sus propias manos le había arrancado
un diente a un dragón que tenía la intención de atacarlo por la espalda. De un
momento a otro Heracles terminó con la pelea atando los cuellos de los dragones
entre sí.
Cuando llegó al interior del palacio encontró que el mismo tenía un suelo de oro, un
trono de plata en donde se encontraba la diosa de cabellos dorados, con su vestido
blanco observando todo aquello que se moviera a su alrededor. El héroe también
pudo advertIr que en lo profundo del salón se encontraba encerrada Simplémides.
Heracles se hizo pasar por uno de sus pretendientes y no le resultó demasiado
difícil, ya que lo había deslumbrado la hermosura de la diosa.
Heracles le dijo:_¿Usted debe ser Ilitía la diosa de los alumbramientos?_ .
Ilitía sorprendida por su gran figura, se acercó a Heracles lentamente. Ella se
encariñó tanto que decidió darle una oportunidad y fue así como comenzaron a
tener paseos por el bosque. Después de un tiempo se sintieron tan unidos el uno al
otro que Heracles pidió su mano y ella lo aceptó.

12. El héroe solo tenía una condición, le dijo a Ilitía que liberara a Simplémides, la
madre de Euristeo, que seguía prisionera en su castillo. A Heracles no le resultó tan
fácil convencer de ello ya que la diosa no podía perdonarla, sin embargo al pasar
unos días el héroe logró que la liberase; pero Ilitía puso una condición y fue la
siguiente. Cada vez que Simplémides tocase a su hijo, Euristeo, sentiría un dolor
incontrolable en sus manos, algo así como mil puntadas de agujas y no se enteraría
de ello a menos que se diera cuenta por sí misma. Heracles aceptó esa condición y
logró liberar a Simplémides.
De esta manera Heracles logró cumplir con su trabajo número trece quedándose él
con Ilitía.
Lupe Biscardi
Lucila Coronel
Brenda Sosa Navarro
Valentina Vargas
6°B

13. La búsqueda de Admete
Luego de darle el Can Cerbero a Euristeo, Hades se arrepintió de haberle
entregado a Heracles su perro guardián. Enfurecido, el Dios del Inframundo le
reclamó su perro al héroes, pero este le respondió:
-No sé dónde está el Can Cerbero, yo se lo he entregado a Euristeo-dijo Heracles- .
Sin darle mucha importancia.
-¿Y dónde está Euristeo? - preguntó Hades irritado -.
-Está en micenas -Respondió el héroe -.
El rey del inframundo se dio media vuelta sin responder, partió a Micenas. Cuando
llegó al palacio de Euristeo , Hades le preguntó dónde estaba el Can Cerbero y este
le respondió que se había escapado. El dios del inframundo suspiró y gritó:
-Por haber perdido a mi perro me llevaré a tu hija al inframundo-.
Después de decir esto corrió hacia la habitación de la hija del rey, Admete, la
agarró bruscamente y luego se la llevó tal como lo hizo con Perséfone, en un
carruaje de oro rojizo llevado por diez caballos negros.
De esta manera había comenzado la rivalidad entre Euristeo y Hades.
Más tarde Euristeo le ordenó a su mensajero que le comunicara a Heracles su
siguiente trabajo, tenía que ir al Mundo Subterráneo a rescatar a su hija Admete.
El camino hacia el Tártaro era muy largo ya que duraba nueve días y diez
noches.Pero el héroe se comprometió a cumplir el trabajo.
Por orden de Zeus Heracles fue ayudado una vez más por los dioses. Hermes lo
esperaba en el Río Aqueronte para entregarle el casco de invisibilidad que había
logrado sacarle a Hades. Antes de entrar al Río Aqueronte había una entrada
cubierta por una gran enredadera con espinas y dos ogros a cada lado de la
entrada. Los ogros tenían dos cabezas y un cuerpo robusto de color verde
amarronado. Heracles desenvainó su espada y de un salto se dirigió al ogro que se
encontraba a su derecha y con tan solo un movimiento le cortó una de sus cabezas.
El ogro se desplomó, Heracles aprovechó el momento y con su espada le atravesó
el pecho. El otro ogro al ver esa fatal escena decidió escapar. El héroe con su
espada fue cortando una por una las ramas llenas de espinas y cuando logró llegar
al otro lado de la enredadera con solo un par de rasguños saludó a Hermes que lo
estaba esperaba al pie del río con el casco entre sus manos.

14. -Heracles ten este casco te ayudará en tu misión - dijo Hermes -.
El joven héroe le agradeció a Hermes por la ayuda, se puso el casco y esperó a
Caronte. Cuando el barquero de los muertos llegó, Heracles se subió a su bote
siendo invisible y el viaje comenzó. Caronte sentía la barca más pesada pero
decidió no darle importancia.
En un momento no se supo cómo pero a Heracles se le salió el casco y Caronte
logró ver que era un mortal, el barquero se asustó tanto al ver al héroe que tropezó
con uno de los remos y cayó al río Aqueronte. Heracles tomó los remos y siguió
remando hasta el umbral.
Cuando llegó al camino que lo llevaba al castillo de Hades, logró entrar usando el
casco de invisibilidad. Al ingresar vio a Admete limpiando el piso con una esponja,
mientras Hades se encontraba gritandole que hiciera las cosas bien porque no
servía para nada, gritaba enfurecido el dios del inframundo.
Heracles fue a la cocina y dejó caer una olla lo que causó un fuerte ruido. El héroe
se dirigió hacia donde estaba Admete para llevarla con su padre. Hades al regresar,
vio como su sirvienta estaba levitando en el aire; se sorprendió y de inmediato fue a
bajarla, pero no lo logró. Heracles corrió con Admete en brazos hasta que el casco
cayó al piso y Hades lo agarró. Levantó la vista y miró fijamente al héroe. El Dios del
Mundo Subterráneo con solo realizar un chasquido de dedos llamó a las sombras
más fuertes del inframundo, entre ellas se encontraba Meleagro. Todas las
sombras se pusieron en fila tapando la puerta. Hades con sus poderes sujeto al
héroe contra la pared y Admete cayó al piso. Cinco sombras acorralaron a la pobre
chica, mientras Heracles era encadenado a una viga del techo. Heracles le gritó a
Admete que las sombras no podrían hacerle daño, entonces Admete corrió como
nunca y logró salir del castillo. Hades fue tras ella pero no la encontró. Heracles
aprovechó el momento para escapar. Se balanceó y la viga empezó a quebrarse,
justo en ese momento entró Hades y vio cómo su castillo empezaba a derrumbarse.
El héroe cayó de pie y esquivó los pedazos del techo que caían hasta llegar afuera
de la enorme mansión.
Una vez fuera Heracles llamó a Admete y ella apareció llorando detrás de un
arbusto, ella se levantó, secó sus lágrimas y caminaron hasta el río Aqueronte.
En el camino apareció Hades fingiendo ser un anciano que pedía ayuda entonces
Heracles le dijo que fuera con ellos ya que se dirigían al río Aqueronte para
regresar al mundo de los vivos. Iban caminando tranquilos hasta que llegaron al río

15. Aqueronte. De repente el ''anciano'' volvió a su forma natural. Heracles se giró a
verlo. En ese momento Hades trató de tomarlo del cuello. El héroe logró esquivar
su movimiento, mientras Admete se escondía detrás una roca gigante aterrorizada.
Heracles desenvainó su espada dispuesto luchar con Hades. El dios de Mundo
Subterráneo se convirtió en un horrible dragón rojo de seis cabezas con escamas
tan duras como el acero y en vez de tener dedos tenía espantosas culebras que le
colgaban de las manos. Heracles al ver al horripilante dragón se dio cuenta de que
no podía luchar contra él. En ese instante apareció Atenea delante del héroe, le
dijo que venía por orden de padre Zeus, para entregarle una espada de oro con una
punta de diamante capaz de cortarle todas las cabezas a esa terrible bestia.
Heracles agradecido tomó la espada y rápidamente saltó antes de que el dragón
volteara. Logró domarlo mientras trataba de cortar sus feas cabezas. La espada
común de Heracles había quedado en el piso. Entonces, Admete tomó valor,
pensaba en lo que Heracles había hecho por ella y agarró la espada. Fue directo
hacia el dragón y con un movimiento veloz y a una de sus cabezas le cortó la
lengua. El monstruo se desplomó en el suelo retorciéndose del dolor.
Heracles y Admete cruzaron el río Aqueronte. Al llegar a Micenas, Admete corrió a
ver a su padre, Euristeo. Por una vez, el rey de Argos le agradeció a Heracles por
haber traido a su hija sana y salva. Heracles ya había cumplido los trece trabajos
encomendado por Euristeo.
Por su parte Zeus le dio su recompensa al héroe y revivió a todos los seres amados
que había matado y había amado. Cada una de las personas revividas volvieron a
donde pertenecían y los hijos de Heracles fueran con Mégara y él a menudo los
visitaba .
Fin.
Luján Ayala
Milagros Múñoz
Merlina Catán
Cristina Tovar
6°B

16. El collar de la inmortalidad
Después de que Heracles había realizado los doce trabajos, Euristeo, le mandó du
décimo tercer trabajo. El mismo era conseguir un collar con diamante de brillante de
luminoso color verde que poseía solo uno de los tres Hecatónquiros. Este collar era
muy deseado por Euristeo ya que el que se lo colocara sería inmortal.
El trabajo era sumamente peligroso debido a que los Hecatónquiros eran monstruos
que tenían cincuenta cabezas y cien brazos, eran las criaturas más violentas y
aterradoras que podían existir.
Ellos se encontraban encerrados en el Tártaro que era el lugar más profundo en la
Tierra, pero por una distracción de los titanes habían logrado escapar, de lo
contrario seguirían encerrados. Al poder escapar de ese horrible lugar, lo único que
querían era planear una venganza por no haberlos liberados ,en su momento, del
Tártaro.
Los Hecatónquiros eran solo tres, eran muy poderosos, destructivos y solo uno
poseía el collar tan deseado. Se encontraban en las cercanías del Tártaro en un
pueblo donde habían matado a todos los que se encontraban en él.
Heracles, mientras tanto, buscaba ayuda para enfrentar a las bestias y conseguir el
diamante. Él sabía que los Hecatónquiros no podían estar lejos del Tártaro.
Luego de buscar, escuchó un ruido muy fuerte hasta que encontró el origen de ese
sonido, era un Hecatónquiro que se encontraba destruyendo todo a su paso.
Heracles sostuvo su mirada con el Hecatónquiro, no se asustó en ningún momento,
de lo contrario, fue muy valiente. Sin embargo, el monstruo parecía no haberle
causado importancia la presencia del héroe.
Heracles aprovechó su descuido y se abalanzó sobre el gigantesco monstruo
sujetándose en uno de sus brazos. El monstruo con sus cincuenta brazos intentó
sujetarlo y con los otros tirarle piedras enormes.
Los espectadores del pueblo al ver a Heracles en esta situación sufriendo del dolor,
le tiraron una manta lo que le permitió al héroe tomar al monstruo y agarralo muy
fuerte, de esta manera logró asfixiar al primer Hecatónquiro. Pero el héroe se dio
cuenta de que no poseía el collar.
Heracles salvó al pueblo y los aldeanos como agradecimiento le hicieron una
estatua y una armadura de hierro. Heracles tomó la armadura y se dirigió a buscar

17. el segundo de los Hecatónquiros el cual se encontraba en el bosque. El héroe
estaba muy confiado y se sentía poderoso.
Cuando llegó encontró el segundo Hecatónquiro, el héroe se subió a un árbol y se
tiró encima del monstruo. Este era más fuerte y poderoso ya que lanzó al héroe de
un solo golpe contra una roca. El Hecatónquiro pensó que Heracles había muerto.
Sin embargo, el héroe aguantó el dolor y fue sin hacer ruido hacia un árbol caído y
lo tiró en dirección al monstruo aplastándolo y dejándolo muy dañado. El monstruo
quiso atacar al joven héroe pero cuando intentó acercarse cayó muerto encima de
él. Heracles quedó inmovilizado temporalmente hasta que logró sacárselo de
encima y fue en ese momento que notó que este tampoco tenía el collar.
Heracles partió en busca del tercer Hecatónquiro, le llevó un mes encontrar a este
último ya que se encontraba en el desierto. El héroe había notado enormes huellas
que el monstruo iba dejando en la arena con sus horribles pies. Las huellas
marcaban la dirección hacia las ruinas de un castillo maldito. A Heracles no le
convenía que el monstruo ingresará allí, debido a que el collar se hacía más
poderoso cuando sacrificaban a una persona en esas ruinas y utilizaban la sangre
para fortalecerse quien tuviera ese collar.
Heracles se apresuró y llegó primero al lugar. Cuando llegó los guardianes de la
ruinas lo atacaron con flechazos pero no pudieron hacerle daño, el héroe terminó
matándolos a todos. Heracles esperó la llegada del monstruo sabía que si el
Hecatónquiro llegaba a las ruinas iba a ser casi imposible poder matarlo porque el
pueblo estaba maldito. Todo aquel que entrara en el pueblo no podría salir. Todos
los invasores que se habían atrevido a enfrentar a los guardianes terminaban
escapando antes que la maldición los posea.
Durante la espera Heracles pudo ver la aproximación del monstruo dirigiéndose
directamente hacia las ruinas del castillo maldito. Heracles corrió con toda velocidad
y se abalanzó sobre el monstruo sacando su espada con punta de diamante y con
un solo movimiento le cortó veinticinco brazos y diez cabezas al Hecatónquiro. La
furia del monstruo era incontenible tomó la roca inmensa y se la lanzó a Heracles,
este pudo esquivarla rápidamente. Mientras el héroe observaba que el monstruo
estaba buscando otra roca más grande aprovechó que cerca suyo una roca
comenzaba a arder debido al calor sofocante que estaba haciendo en el desierto,
Heracles tomó la roca, a pesar de las llamas que poseía, logró lanzarla con todas
sus fuerzas en dirección al Hecatónquiro. El monstruo recibió el impacto en la nuca,

18. lo que causó que el collar se desprendiera y la bestia no posea inmortalidad. El
Hecatónquiro cayó muerto en un instante. Heracles tomó el collar y se dirigió hacia
el palacio de Argos donde se encontraba Euristeo. Este por fin había sido el décimo
tercer trabajo, el último que tenía que cumplir el héroe.
.
Micaela Fernández
Kiara Gallardo
Benjamín Gutiérrez
Nicole Morillas
Milagros Portillo
6° A

19. La cabeza de Equidna
Euristeo le había pedido a Heracles algo sumamente peligroso y difícil de realizar,
el héroe había recibido la orden de traer la cabeza de la monstruosa Equidna.
Equidna era realmente horripilante, las palabras que la describen perfectamente
eran fuego, destrucción e infierno puro. Su cabeza era muy especial ya que sus
dientes eran demasiados filosos, serían como tener los dientes de cincuenta
tiburones juntos.
Sin dudar Heracles era un héroe, pero hasta él mismo sentía que no tenía la
suficiente fuerza para poder derrotar a Equidna. Se preguntó a sí mismo cómo
podría tener suficiente valor en tan poco tiempo. Lo primero que hizo el héroe fue
consultar a la diosa Atenea y ella apenas escuchó la palabras que decía Heracles,
sintió que debía otorgarle su famoso escudo, además le dijo que consultara con
Hefesto para que le diera la espada con punta de diamante.
El escudo que le había dado la diosa Atenea al joven héroe también había servido
de ayuda al héroe Perseo en el momento en que debió enfrentar y vencer a la
temible Medusa. Debido a este hecho ocurrido el escudo llevaba en su centro la
imagen de la cabeza del la horripilante Medusa.
Después de mucho caminar Heracles llegó al lugar donde se encontraba Hefesto
para que le otorgara su espada con punta de diamante. Al principio el dios del
fuego no estuvo de acuerdo, pero como Heracles siguió insistiendo y lo logró. Desde
ese momento el joven héroe sintió que tenía la suficiente fuerza y valentía. Sin
embargo, Hefesto en ese mismísimo instante le dijo a Heracles algo que el héroe
desconocía y era que Equidna tenía una monstruosa, tenebrosa y horripilante cueva
con muchísimas trampas.
Esa cueva era muy famosa en la zona en donde se encontraba ubicada debido a
que los pobladores cada diez años debían hacer un tributo sacrificando a cinco de
sus habitantes en ese aterrador lugar.
Heracles tuvo tanta mala suerte que en el momento en que debía partir hacia el
lugar en donde se hallaba la cueva de Equidna era tiempo de cumplir con ese
horrendo tributo porque ya que habían transcurridos los diez años del último
sacrificio. Al llegar al lugar él se ofreció para ser uno de los sacrificados, aunque no
estaba en sus planes. A Heracles le habían comentado que el sacrificio que

20. realizaban en el pueblo era demasiado violento, debido a que a los sacrificados les
pegaban, los maltrataban y al ingresar a la cueva de Equidna los tiraban como si
fueran una carnada.
Heracles lo vivió en carne propia, aunque se encontraba equipado con el escudo de
Atenea y la espada de Hefesto; llegó al lugar junto a los otros sacrificados y
comenzó la pelea. Heracles separó a los demás pobladores para que no los dañara
y enfrentó a la monstruosa Equidna. El joven héroe con un rápido movimiento le
quiso cortar la cabeza con la espada con punta de diamante, pero Equidna le lanzó
fuego. Rápidamente Heracles utilizó su escudo para protegerse y se abalanzó sobre
ella. La tomó con sus inmensas manos pero la monstruosa Equidna se resistía, a
pesar de que el héroe era mucho más fuerte.
Después mucho forcejeo, el héroe logró cortarle la cabeza con la espada de
diamante realizando una sola maniobra. Con Equidna muerta la población no debía
rendir nunca más los sacrificios de los pobladores.
Heracles tomó su cabeza y se dirigió hacia el palacio de Euristeo, pero al llegar allí
se encontró con la siguiente situación. Euristeo estaba realizando el funeral del
héroe festejando su muerte.
Heracles se encontraba muy enojado le dijo a Euristeo que le otorgue la
inmortalidad o lo mataría. Al rey de Argos no le quedó otra opción y le concedió lo
pedido.
Finalmente los dioses consideraron a Heracles como el mayor héroe que hubo en
toda Grecia.
Gonzalo Almeida
Agustín Gómez
Gradi Kasonga
Franco Maldonado
6°A

21. La Isla de la Perdición, en busca del rey dragón
Euristeo mandó a su mensajero a decirle a Heracles que le trajera las escamas del
rey dragón. Dichas escamas se encontraban en la Isla de la Perdición. Era muy
peligroso dirigirse hacia allí, ya que Heracles debía enfrentar muchos desafíos en
esa isla, como tener que pasar por un bosque con guardias, un pueblo hasta llegar a
la montaña de los dragones.
La ubicación de la Isla era desconocida, las únicas que sabían la localización exacta
eran las Ninfas del Norte. Heracles tuvo que viajar hacia donde estaban las ninfas.
Una vez allí el héroe les había dicho que le entregaran el mapa de la Isla de la
Perdición, las ninfas sin oposición entregaron el mapa. Al salir del lugar, Poseidón le
otorgó al héroe un barco para dirigirse a la Isla. Heracles emprendió la travesía y
después de mucho viajar llegó muerto de sed y de hambre. El Héroe cuando se
encontraba caminando encontró un pueblo llamado Los Yospi. En dicho pueblo
había un sabio con el apodo de “sabio de los sapos y los dragones”. El sabio y los
habitantes le dieron comida, agua y un buen lugar donde dormir. Heracles le
preguntó al sabio dónde estaba el rey de los dragones y este le respondió que se
encontraba cerca de ese lugar, pero primero tenía que cruzar un bosque peligroso
con guardias que cuidaban el lugar y; una vez que terminara de cruzar encontraría
la montaña de los dragones .
Heracles partió en dirección hacia el bosque y al llegar, como era esperado, los
guardianes que habitaban esa zona lo atacaron, pero el héroe salió victorioso .
Luego de haber salido sin ningún tipo de rasguño se dirigió hacia la montaña de los
dragones. En ese lugar vivían los temibles dragones y en la cima vivía el rey
dragón. Él tenía cuatro cabezas una correspondiente a los cuatro elementos Agua,
Fuego, Tierra y Aire; sus escamas eran muy duras y brillantes.

22. Un vez en el lugar Heracles se acercó a la montaña y un pudo ver a un dragón. Este
notó la presencia del héroe y lo atacó, pero Heracles pudo esquivarlo y matarlo
cortándole su cabeza. En ese momento apareció otro dragón y el el joven héroe
logró con su espada sacarle las escamas. Al obtener lo que le habían pedido,
Heracles corrió y bajó de la montaña. El rey dragón le dijo que se volverían a ver en
algún momento.
El héroe con las escamas en su poder llegó al palacio de Euristeo, el rey de Argos,
pero este lo hacía muerto. Al ver su presencia con el trabajo pedido, Euristeo,
decidió meterse en un búnker. Heracles le dio las escamas del rey dragón y se fue
con Deyanira . Vivieron felices por siempre.
Diego Cáceres
Valentino Yospe
6° A