El documento describe la gestión de residuos nucleares en España. Actualmente, los residuos de baja y media actividad se almacenan en El Cabral, mientras que los de alta actividad se mantienen en piscinas en las centrales o se envían a Francia. La construcción del primer Almacén Temporal Centralizado permitirá albergar todos los residuos de alta actividad y puede aprovecharse para desmantelar centrales nucleares e impulsar las energías renovables.
2. Eulalio Díaz-Cano Gestión de Residuos Nucleares
2
1.Introducción
La gestión de residuos radioactivos es un campo poco desarrollado dentro de nuestra
política energética, como nos demuestra la falta de una estructura capaz de albergar
todos los residuos de alta actividad que producimos en nuestras 8 centrales nucleares
activas. En este trabajo ilustraré, de forma descriptiva y desde una perspectiva
pluralista, el desarrollo de este proceso, analizando sus problemas y las soluciones que
se han aportado. Aprovechando el inicio de la construcción del primer Almacén
Temporal Centralizado (ATC) de residuos nucleares trataré de demostrar mi hipótesis,
afirmando que su construcción supone una ventana de oportunidad para el
desmantelamiento de gran parte de las centrales nucleares de nuestro país. Las encuestas
nos hablan de que la sociedad española no acepta la energía nuclear como parte de
nuestra política energética y las energías renovable ganan peso en nuestro país. Puede
que sea el momento de acabar con la energía nuclear en España.
2. Gestión de residuos radiactivos en España: procesos y problemas.
El modelo pluralista, dentro de las teorías del Estado, concibe a éste “como una
especie de ventanilla en la que se atenderían toda suerte de demandas sociales”
(Subirtats, 2008). Las políticas públicas son la respuesta a la demandas sociales. Esta
será mi teoría a la hora de abordar el problema de la energía nuclear, ya que existe un
descontento entre la población y una necesidad de apostar por las energías renovables.
Mediante la descripción de la gestión de residuos nucleares analizaré las ventanas de
oportunidad que se han generado para que el Estado actúe.
En España tenemos 8 centrales nucleares en funcionamiento con unos 40 años de vida
útil cada una. Todas las centrales generan una serie de residuos radiactivos, es decir,
“materiales para los cuales no está previsto ningún uso, que contienen o está
contaminados por radionucleidos en concentraciones de actividad superiores a los
establecidos por el Ministerio de Industria, previo informe del Consejo de Seguridad
Nuclear (CSN)” (Enresa,2012). La mayor parte de residuos nucleares en nuestro país
son Residuos de Baja o Media Actividad (RBMA), que se almacenan en el Almacén
Centralizado de El Cabral, en la provincia de Córdoba. Los Residuos de Alta Actividad
(RAA), cuyos efectos resisten durante 100 años, tienen que recibir un tratamiento
distinto y, en la actualidad, una parte permanecen en piscinas nucleares dentro de las
propias centrales nucleares y otra parte permanece en Francia. La ausencia de un ATC
ha supuesto para nuestro país la necesidad de que Francia acoja desde 1989 RAA
procedentes de algunas centrales y, en especial, de la central de Vandellós I, que tuvo
que ser desmantelada tras un incendio. El coste de esta dependencia de gestión de
residuos se cifra en unos 65.000 euros diarios desde el año 2011. Se trata de una fianza
que se devolverá al Estado español una vez construido el ATC que debe acoger estos
residuos (año 2015), de la cual se descontará una parte por gastos de transporte y
almacenamiento.
3. Eulalio Díaz-Cano Gestión de Residuos Nucleares
3
La gestión de residuos radiactivos en España es competencia desde el año 1984 de la
Empresa Nacional de Residuos Radiactivos S.A (Enresa), cuyas actividades y sistema
de financiación se ordena en el Real Decreto 1349/2003 y en el Real Decreto Ley
5/2005 . Se deduce de estos hecho la necesidad de crear un ATC que finalmente se
decidió ubicar en la localidad de Villar de Cañas (Cuenca). Las cifras económicas
ligadas a este proyectos nos hablan de una inversión de 980 millones de euros y la
creación de entre 300 y 500 empleos durante su construcción y de 120 empleos directos
en la zona una vez puesta en funcionamiento. Es importante destacar la polémica abierta
por grupos ecologistas y parte de la población afectada que han iniciado campañas
contra la instalación del ATC por los riesgos que supone para la salud y por la
repercusión negativa que tendrá sobre los productos locales.
Las estrategias a realizar en España en relación a los residuos, desmantelamiento de
instalaciones y su estudio económico-financiero vienen detallados en el Plan General de
Residuos Radioactivos, documento planteado por Enresa que debe ser aprobado por el
Consejo de Ministros y actualizado periódicamente. El último plan aprobado es el sexto
y data del año 2006. En este documento se establece la línea estratégica de acción de la
construcción del ATC, de vital importancia dada su posibilidad de dotar al sistema de
gestión español de la capacidad de maniobrar ante posibles imprevistos y de
desmantelar centrales nucleares. Además, se reduciría el coste del sistema global de
gestión temporal de residuos. Este informe habla de un total de 37.000 m3
de RBMA
depositados en nuestro país (75% en El Cabral y 25% en las propias centrales) y de un
total de 679 m3
de residuos depositados en Francia.
3. Futuro de la gestión de residuos radioactivos.
La construcción del ATC puede abrir una ventana de oportunidad para el
replanteamiento del futuro de la energía nuclear en España. En nuestro país, la energía
eléctrica producida por los 8 reactores nucleares supone un 20% del total, una cifra no
muy elevada si tenemos en cuenta que países como Francia o Lituana producen el 75%
de su electricidad gracias a la energía nuclear. Esta baja dependencia del sector nuclear
nos permite pensar en la posibilidad de aprovechar la construcción de una instalación
para tratar los residuos que producen las centrales y pensar en el posible
desmantelamiento de las mismas. Países como Alemania ya han abierto este debate.
Este país se plantea el cierre de todas sus centrales nucleares para el 2022, lo que
implica una apuesta por las energías renovables. El accidente de la central de
Fukushima puso de manifiesto el peligro que supone el desarrollo de este tipo de
energía. No se puede asegurar que las piscinas en las que se almacenan los RAA, con
agua y de hormigón armado, no vayan a sufrir daños que alteren el normal
funcionamiento y produzcan perjuicios importantes para su entorno.
Hay que tener en cuenta, además, que según una encuesta que Centro de Investigaciones
Sociológicas publicó en el año 2007 se ponía de manifiesto que la sociedad española
percibe la energía nuclear como la que mayores problemas de salud pública y de
perjuicio sobre el medio ambiente provoca. En este mismo estudio se afirmaba que la
aceptación de la energía nuclear como fuente de energía válida en España apenas
superaba la cuarta parte de la población. Estos datos se podrían considerar como un
“mandato dirigido a las autoridades políticas” (Subirats,2008) para iniciar un proceso
de reducción de la dependencia nuclear, introduciendo el problema en la agenda
política.
4. Eulalio Díaz-Cano Gestión de Residuos Nucleares
4
En España, “es obligatorio realizar revisiones de la seguridad de las centrales
nucleares con una periodicidad de diez años (…) sobre unas bases reguladoras sobre la
que se basa la explotación a largo plazo de las centrales nucleares” (Alonso,2008). En
este contexto legal nos encontramos con que la validez de la autorización vigente
alcanza el año 2021 como máximo para la última de las centrales. Esta fecha podría ser
utilizada para poner fin a la vida de estas instalaciones y no renovar esta autorización.
De este modo nos equipararíamos a Alemania, que, como se ha señalado anteriormente,
establece 2022 como fecha límite.
Diferentes grupos de interés como Greenpeace o Ecologistas en Acción forman parte
del mapa de actores que critican el desarrollo de esta política energética. Estos
colectivos se han manifestado a favor del cierre de centrales nucleares argumentando
que toda gestión responsable de residuos pasa necesariamente por detener su
producción, con un calendario de cierre, progresivo, pero urgente, de las centrales
nucleares.
La utilización del ATC para iniciar un cambio de paradigma energético no es el único
factor a tener en cuenta en este proceso. El desarrollo de las energías renovables es
fundamental para conseguir este objetivo y, pese a la creación de incentivos públicos
para compañías y empresas de energía renovable, nos encontramos con numerosos
problemas, como la dependencia de aspectos con grandes niveles de incertidumbre
(como las condiciones meteorológicas) o los distintos marcos regulativos dependiendo
del país de la Unión Europea en el que nos encontremos. Pese a estos inconvenientes,
existen estudios, como el desarrollado por la Fundación Alternativas, “Un nuevo modelo
energético para España” (2009), que afirman que es posible un sistema energético
basado al 100% en energía renovables y fechan este objetivo en el año 2050.
4.Conclusiones.
Para finalizar, se puede afirmar que la construcción del ATC es más que una mejora en
la gestión de nuestros residuos nucleares y conforma una gran oportunidad para cambiar
nuestro modelo energético. Además de reducir costes en el tratamiento de desechos
radioactivos y crear puestos de trabajo, su implantación, unido a un nuevo impulso de
las energías renovables, puede ser el punto de partida del desmantelamiento de las
centrales nucleares en nuestro país. Mi recomendación es que, una vez superados los
problemas que supone construir un ATC, se valoren las condiciones explicadas en este
trabajo y se piense en un futuro protagonizado por las energías renovables.
5.Referencias
-Alonso, Agustín. Operación a largo plazo del parque nuclear español. Foro Nuclear,
2012.
-Enresa, "www.enresa.es." Última modificación 2012. Accessed November 27, 2012.
http://www.enresa.es/
-Fundación Alternativas. Un nuevo modelo energético para España. 2009.
-Subirats, Joan. Análisis y Gestión de políticas públicas. Ariel, 2008.