1. Volver Imprimir Jueves, 4 de Diciembre 2008 / Publicado el 04/12/2008 CIENCIA :
Virus de ida y vuelta
El cambio climático creará un nuevo mapa de infecciones
Una de las consecuencias del cambio climático es la reubicación mundial de algunas
enfermedades. El profesor José Antonio López Guerrero, director de Cultura
Científica de la UAM y autor de ¿Qué es un transgénico? (Sirius) analiza para El
Cultural las consecuencias biológicas del aumento de la temperatura en el hemisferio
norte.
Cuando en mis clases de virología trato el tema de la familia Orthomyxoviridae –a la
que pertenecen los virus de la gripe, A,B y C– hay dos términos sobre la evolución de
los virus de la gripe A que prefiero definirlos en inglés: drift y shift –traducidos, no
obstante, como “deriva” y “cambio” antigénicos, respectivamente–. Con dichos
términos referidos a estos agentes infecciosos, se engloba la alta tasa de mutación,
modificación y adaptación a nuevos huéspedes que el virus de la gripe puede sufrir
Análisis de un pájaro muerto por la de un año a otro y que nos obliga temporada tras temporada a volver a vacunarnos.
Gripe Aviar en Touraine
Drift & Shift...
Drift, o deriva paulatina, haría referencia a pequeños cambios genéticos que, fruto de la alta tasa de mutación de la
mayoría de los virus ARN como la gripe, se van acumulando continuamente produciendo nuevas variantes
inmunoestimuladoras y la posibilidad de sufrir la enfermedad múltiples veces a lo largo de la vida. Ahí no acaba todo. El
término Shift define un peligro aún mayor: la posibilidad de que viriones diferentes puedan coincidir en un mismo huésped
(humano o no), intercambiar fragmentos genómicos enteros y, por lo tanto, originar una variante viral nueva contra la que
la mayoría de la población mundial carecería de protección. Esto es, una nueva pandemia, como la que pende sobre
nuestras cabezas con cepas de gripe aviar H5N1, por un lado, y las humanas H1N1 y H3N2, por el otro. Y mientras
esperamos, nuevos casos de gripe aviar se están detectando por todo el mundo: Norte de Nigeria o una granja cercana a
Dresde (Alemania) son dos de los últimos casos registrados.
Composición nueva
Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publica las recomendaciones para diseñar las vacunas
anuales contra la gripe. Al parecer, y por primera vez desde hace ya varias décadas, la composición de la vacuna para la
temporada 2008-2009 ha variado ostensiblemente para adaptarse al nuevo aspecto antigénico del virus. No obstante, y
como siempre, dicha vacuna estará formada por la mezcla de dos variantes de gripe A y una de gripe B. Si la
composición de la temporada pasada consistió en muestras similares a: gripe A/Islas Salomón/3/2006 (H1N1) +
A/Wisconsin/67/2005 (H3N2) + B/Malasia/2506/2004, las vacunas recomendadas para el próximo invierno estarán
formadas por: A/Brisbane/59/2007 (H1N1) + A/Brisbane/10/2007 (H3N2) + B/Florida/4/2006.
Virus “eternos”
Por todo lo expuesto anteriormente, no somos pocos los virólogos que nos sentimos tentados a definir al virus de la gripe
como un “eterno” emergente. Sin embargo, y considerando el temido cambio climático, entre otros muchos, como un
fenómeno global inminente, existen otros agentes infecciosos, víricos o no, que amenazan con desbordar sus
ecosistemas actuales y alcanzar latitudes nuevas o ya olvidadas. Mencionaré sucintamente algunos de ellos.
Con unos 8.000 casos documentados, el coronavirus causante del Síndrome Respiratorio Agudo y Severo (SARS, en sus
siglas inglesas) constituyó una prueba de fuego (¡superada con nota!) para la OMS hace cinco años. Con casos
registrados en una veintena de países, el SARS fue controlado rápida y eficientemente. En cuanto al reservorio natural
de este virus, y a pesar del gran número de publicaciones al respecto, no hay nada concluyente. Por el contrario, un
reservorio natural que sí parece haberse determinado es el del mortal virus Marburgo –filogenéticamente muy cercano al
Ébola–. Científicos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. y el Instituto de
Investigación de Gabón han hallado ARN viral en el murciélago de la fruta Rousettus aegyptiacus, mamífero muy común
en las cuevas africanas donde el virus ha sido localizado.
Si bien el nombre de Marburgo hace clara referencia al paso “accidental” de dicho virus por Europa Central (1967), es en
los últimos años donde el aumento de la temperatura media, del turismo a países exóticos y, sobre todo, de la confluencia
de ciertos patógenos con sus vectores, lo que está constituyendo un riesgo añadido para la aparición de enfermedades
emergentes en Europa. En este sentido, podemos destacar los casos documentados recientemente de infección por el