1. VIDEOGACETILLA
La historia de Manuel: a punto de
perder su voz y con cáncer de
laringe, se curó con láser
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Manuel Iglesias tenía 46 años cuando le detectaron un cáncer en la
laringe que amenazaba su voz y su vida. Tras atravesar procedimientos
muy invasivos, fue operado en el Hospital Universitario Austral con un
láser robótico de dióxido de carbono, el primero de este tipo en
Sudamérica.
El cáncer de laringe es el sexto más
frecuente en el sexo masculino. La primera
vez que se lo detectaron, Manuel Iglesias
tenía 46 años. El tumor tocaba varios
ganglios y vasos sanguíneos de la
garganta, así que tras quimioterapia y
radioterapia, se los extirparon. “Lo más
traumático fue la radioterapia –relató
Iglesias–. Se me cayeron los dientes, perdí
el sabor. No tenía saliva en la boca, así que
debía comprar saliva artificial”. Hoy,
después de 15 años, perduran las
Manuel y sus hijas después de la operación.
quemaduras de los rayos en su cuello. En el
2009, las “manchas” volvieron a aparecer.
Esta vez, la quimio y los rayos eran inviables: los médicos donde Manuel se atendía le
propusieron removerle los tejidos de la laringe, lo cual incluía las cuerdas vocales. “Para mí que
soy dueño de un restaurante en microcentro y tengo que hablar con proveedores y clientes,
hubiese sido terrible perder la voz”, reconoció el hombre. Mientras evaluaba la posibilidad,
conoció a un cirujano del Hospital Universitario Austral (HUA), el Dr. Pedro Saco, que lo derivó
a un especialista en láser. Al día siguiente conoció al Dr. José Llorens, otorrinolaringólogo del
HUA, que a los pocos días lo operó con un equipo único en Sudamérica.
¿Láser o técnicas convencionales?
Las enfermedades de las cuerdas vocales son muy frecuentes en profesionales de la voz, como
docentes o cantantes, y también en quienes hacen un uso y abuso frecuente de esta. En
cuanto al cáncer de laringe, las causas más importantes son el tabaquismo, el alcohol y el
reflujo gastroesofágico. Los tratamientos convencionales –quimioterapia, radioterapia o cirugía
a cielo abierto, es decir, a través del cuello, para extirpar la laringe o parte de ella– son a
veces muy invasivos.
Hoy se apunta a reemplazarlos por técnicas
menos traumáticas. Una de ellas es el láser
de dióxido de carbono, que realiza una