Estándar del bloque 6 de Historia de España de Segundo de Bachillerato temario EBAU en el que se explica la ideología carlista, sus apoyos y su expansión.
Procedimientos para la planificación en los Centros Educativos tipo V ( multi...
Bloque 6. Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales.
1. Bloque 6
Identifica el ámbito geográfico del carlismo y explica su ideario y apoyos sociales.
a) El conflicto por la sucesión al trono.
A finales de 1832, Fernando VII había adoptado tres importantes medidas: obligó al infante Carlos a
marchar a Portugal por negarse a reconocer a su sobrina Isabel como heredera del trono; destituyó
del ejército a los partidarios del infante; y ordenó una amnistía política para todos liberales presos o
exiliados. Sin embargo, una vez después de conocerse la noticia de la muerte de Fernando VII en
septiembre de 1833, el infante Carlos reclamó sus derechos al trono contra la pequeña princesa
Isabel que sólo tenía 3 años de edad. Así, se produjeron en distintos lugares de la península,
numerosos levantamientos armados a favor de don Carlos dando comienzo la guerra civil entre
carlistas e isabelinos.
b) La oposición al liberalismo: los carlistas.
Este conflicto sucesorio, asimismo, era, en realidad, un enfrentamiento entre dos sectores de la
sociedad española con intereses ideológicos, políticos y económicos completamente opuestos. Así,
el bando isabelino recibió el apoyo mayoritario de las clases medias urbanas, empleados públicos e
individuos de grupos sociales dirigentes como la alta burocracia estatal, mandos del Ejército, altas
jerarquías eclesiásticas, alta nobleza, grandes burgueses, hombres de negocios y liberales (los
cuales pensaban que una victoria en la guerra podía favorecer su acceso al poder y el triunfo de
sus ideas). Dicho bando isabelino, durante la minoría de edad de Isabel II, a la reina viuda María
Cristina de Nápoles quien asumió temporalmente la regencia.
Por otra parte, socialmente, el carlismo fue un movimiento casi tan heterogéneo como los
isabelinos. Sus grupos dirigentes procedían de la iglesia (bajo clero rural sobre todo, aunque con
numerosas excepciones) y de la pequeña nobleza local, propietarios ennoblecidos, pequeños
nobles rurales y oficiales reaccionarios, que temían perder sus privilegios en materia de impuestos,
el control de ayuntamientos y vinculación que aseguraba sus propiedades, diezmos y sufrir
nuevas desamortizaciones. Asimismo, el carlismo contó con el apoyo de sectores amplios de
artesanado y del campesinado de los territorios forales vasco-navarros que se beneficiaban de
exenciones fiscales y militares.
En cualquier caso, políticamente, el carlismo era un movimiento contrarrevolucionario de
resistencia al avance del liberalismo con gran implantación en Navarra, las tres provincias vascas y
la región castellonense del Maestrazgo.
En sus comienzos, el ideario político carlista fue difuso, pero con el tiempo acabó articulándose en
torno a las siguientes ideas:
La tradición política del absolutismo monárquico. Defendían el origen divino de la monarquía, y
la tradición como fundamento de legitimidad (Dios, Patria y Rey).
El rechazo a la obra de las Cortes de Cádiz y del Trienio Liberal.
La restauración del poder de la Iglesia y de un catolicismo excluyente.
La idealización del mundo rural frente a la sociedad urbana e industrial. El carlismo siempre
tuvo menos apoyos urbanos.
La defensa de las instituciones y fueros tradicionales de vascos, navarros y catalanes frente a la
uniformidad política y jurídica que pretendía ilustrados y liberales. Tenemos que tener en
cuenta que los fueros, especialmente en el País Vasco, representaban una forma de gobierno
tradicional aglutinada en torno a las Juntas Generales, con justicia aplicada por jueces propios,
una fiscalidad propia y exenta de la general y sin quintas.