2. Se trató de un grupo de casi 500 niños españoles, que
forman parte de un total de más o menos 3.000
“Niños de la Guerra” que el Gobierno Republicano
Español optó por enviar al extranjero durante la
Guerra Civil Española (1936-1939)
Con el fin inmediato de alejarlos de los horrores del conflicto,
pero también con un fin propagandístico: denunciar al
mundo entero el abandono internacional que estaba
sufriendo el gobierno democrático español tras la rebelión
de parte de su ejército, apoyada militarmente por las
potencias fascistas de Europa, Alemania e Italia.
4. Fueron varios los países que aceptaron
acoger temporalmente a los niños,
tales como Francia, Inglaterra,
Suiza y Bélgica. Sin embargo,
fueron la Unión Soviética y México
las naciones que más decisivo
papel jugaron en este proceso.
El general Lázaro Cárdenas ofreció
acoger a 500 niños españoles y más
tarde abrió las puertas a miles de
refugiados republicanos que habían
huido a Francia.
Los requisitos eran un certificado
médico y que los niños tuvieran entre 3
y 15 años.
Doña Amalia, la esposa del presidente
Cárdenas, era la presidenta de honor
del Comité de Ayuda a los Niños del
Pueblo Español. En realidad, fue
artífice de la generosa actitud del
Gobierno mexicano.
5. Los niños, concentrados en Barcelona, fueron
trasladados a Burdeos y de allí
embarcaron en el vapor Mexique, rumbo
a América. Después de 14 días y una
breve escala en La Habana, el barco
arribó a Veracruz el 7 de junio de 1937.
Desde allí fueron trasladados a la Ciudad de
México, donde fueron objeto de una
bienvenida apoteósica, colmados de
atenciones y de regalos.
Finalmente, los niños fueron instalados en
la ciudad de Morelia, capital del Estado de
Michoacán, donde obtuvieron alojamiento y
educación en la Escuela Industrial España-
México, fundada con este objetivo.
6. • Las condiciones escolares para
los niños españoles no fueron
fáciles.
• Algo que nunca se ha contado es
que desplegaron al Ejército
protegiendo las vallas que
rodeaban la escuela de Morelia,
porque cada día se escapaba
algún chico.
• Sin embargo, hubo niños de
Morelia que, sin documentación
mexicana, estuvieron en la
Marina y en el Ejército.
• Esto quiere decir que México los
aceptó sin papel alguno.
Ya desmitificada su estancia en el internado México-España -que consistía en dos
edificios que albergaban escuelas religiosas requisadas por el gobierno al efecto-
se conoce la severa disciplina militar, el bajo nivel académico que su enseñanza
tuvo el primer año de su vida en México, las plagas que trajeron de un país en
guerra y de su travesía, de la que no fueron protegidos hasta 1938, los talleres
que tuvieron en este primer experimento de educación socialista que no prosperó
y su abandono por las autoridades del exilio español.
7. • A esto se unieron otros problemas, como las
deficiencias de las instalaciones, la mala
gestión de la administración de la escuela,
la oposición de algunos sectores políticos
conservadores a la acogida de los niños, las
presiones para la repatriación por parte del
gobierno franquista y, finalmente, el estado
de abandono en que el gobierno mexicano
dejó a los niños una vez acabada la guerra,
teniendo éstos que buscarse la vida en un
país extranjero, con muchas dificultades
para prosperar.
8. Tras el fin de la guerra española la mayoría se
quedaron a vivir en México, y no volvieron a
ver a sus familias, con el consiguiente trauma
que esto ocasiona para un grupo de niños
alejados de sus hogares.
Del los 451 morelianos que llegaron a
México, quedaron vivos alrededor de 140.
20 vivieron en España y 123 en México.