2. Jesús: Nuestro
mejor ejemplo
a seguir
Oración. Mateo 7:7
Perdón. Mateo 6:14
Ansiedad. Mateo 6:25-34
Pecado. Juan 8:11
El Espíritu Santo. Juan 16:1-7
3. Jesús alentó a
las personas al
proveerles lo
que
necesitaban.
Provisión. Mateo 14:19-21
Protección. Marcos 6:47-51
Sanidad. Marcos 10:46-52
Vida. Juan 11:38-44
Cuidado. Juan 19:26,27
5. Una de las
maneras en la
que Pablo aún
nos alienta es
por medio de
las cartas que
escribió.
Romanos. Ro 8:38,39
Gálatas. Gá 5:22,23
Corintios. 1 Cor 15:20-58
Efesios. Ef 1:4,13,14
Filipenses. Fil 4:19
Colosenses. Col 3:18-21
Tesalonicenses. 1Ts 4:13-18
6. Cómo alentar
con la Palabra
de Dios
Con estas palabras. Hech. 20:32. Efes. 4:15.
La palabra actúa. 1Tes. 2:13.
Que more en vosotros. Col. 3:16.
Aprenderla, retenerla. 2Tes. 2:15. Tito 1:9.
No pentecostalismos. 1Tes. 5:11.
Enseñanza sobre la SegundaVenida
Cristo promete volver. Juan 14:1-3
Los muertos resucitados. Juan 5:28,29
Los vivos arrebatados. 1Tes. 4:17
La tierra destruida. 2 Ped. 3:10
El juicio final. 2 Cor. 5:10
7. Cómo alentar
a otros con
nuestras
palabras:
Darles un elogio sincero.
Decirles siempre la verdad.
Convenir cuando sea propicio.
Transmitirles información que sea útil.
Citarles un pasaje bíblico que sea propicio.
Corregirles cuando sea propicio.
Decirles que les amamos.
Consolarles y asegurarles que estamos
disponibles.
Expresarles gratitud.
8. Cómo alentar
con nuestras
acciones:
Con regalos o con una sonrisa.
Al callar mientras hablen.
Abrazándoles , perdonándoles y sirviéndoles.
Aceptándoles tal y como son.
Siendo sinceros y pacientes con ellos.
Encaminándoles por el rumbo correcto.
Motivándoles a dar lo mejor de sí.
Recompensándoles con algo.
9. Reflexión
¿Conoce alguna persona que aliente a los
demás? ¿De qué manera esa persona ha
influenciado su vida?
¿Ha alentado usted a alguien recientemente?
¿Cuáles fueron las palabras o las acciones que
usó para hacerlo?
Notas del editor
Un grupo de ranas iba atravesando un bosque y dos de ellas cayeron en un hoyo muy profundo, el resto de las ranas se reunieron alrededor del hoyo y al ver que este era muy profundo, les dijeron a las dos ranas que se dieran por muertas. Las dos ranas ignoraron los comentarios y trataron de saltar con todas sus fuerzas para salir del hoyo, mientras que las demás continuaban diciéndoles que se detuvieran, que se dieran por muertas. Finalmente, una de las ranas se dio por vencida, haciendo caso a las demás, se dejó caer al suelo y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como pudo, mientras que las otras ranas le gritaban que no sufriera intentando salir y que se dejara morir, la rana saltaba más y más fuerte, hasta que logro salir. "Esta rana era sorda", por eso, ella había pensado en todo momento que sus compañeras le animaban a salir. La historia nos enseña dos lecciones: Nuestra boca tiene el poder de la vida y la muerte, una palabra de aliento a alguien que esta pasando por un mal momento puede reanimarlo y ayudarlo a salir adelante. Una palabra destructiva puede ser lo único que se necesite para matarlo.
La presión anímica de la gran mayoría de las noticias de la radio, la televisión y el periódico. Atentados terroristas, inundaciones, sequías o huracanes, terremotos y volcanes. Guerra en los Balcanes. Guerra en Africa.Guerra entre israelíes y palestinos. Secuestros en las Filipinas, en Colombia, en Asia. Mutilaciones, torturas, violaciones, violación de derechos humanos, aplicación de penas de muerte, violencia familiar, violencia de todo tipo contra las mujeres o contra los niños.
Poco a poco las tinieblas de este mundo van incidiendo en la mente y el espíritu, y uno acaba adoptando el fatalismo que el príncipe de las tinieblas quiere imponernos: ¿Qué puede hacer uno solo contra tanto mal? ¿Dónde han ido a parar mis idealismos, mis ilusiones, sueños y anhelos para la vida?Los poderes de las tinieblas nos susurran al oído: «Las cosas son hoy como siempre han sido y siempre serán. El mal, la maldad, el odio, la separación, la muerte, la violencia, la insatisfacción profunda del alma, todo esto ha sido siempre característico de la humanidad y siempre lo será. Nada nunca podrá cambiar».
Todos hemos necesitado a alguien que nos aliente, que nos exhorte si estamos desanimados, que nos motive a seguir adelante, que esté con nosotros en los momentos difíciles.
No solo eso, sino que todos debemos alentar a otros. Muchas de las personas que nos rodean están desanimadas y les vendría bien una palabra de exhortación o un acto de bondad. Ya sean amigos, familiares o desconocidos, podemos marcar la diferencia en la vida de otros y compartirles a Cristo, al seguir su ejemplo de compasión y bondad.
Pablo, al escribir a la iglesia en Tesalónica, les anima mencionando la certeza del regreso de Jesucristo y otros detalles relacionados con lo que sucederá. Les dice: “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis” (1 Ts 5.11). El término griego que se usa aquí es “paraklétos”, el cual significa “uno que ha sido llamado a estar a nuestro lado”. Y eso es exactamente lo que debemos hacer, estar al lado de los que necesitan nuestra ayuda. La noche antes de ser crucificado, Jesús les dijo a sus discípulos que, aunque se iría, les enviaría a otro Consolador (Jn 14.16-18). Esta es la misma palabra griega “paraklétos”. Hasta ese instante, Jesús había estado al lado de sus discípulos, pero al partir de este mundo, alguien similar a Él viviría en ellos. Se refiere a la tercera persona de la Trinidad, al Espíritu Santo.
Oración. Enseñó a sus discípulos que debían aguardar con certeza la respuesta a sus oraciones. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt 7.7).
Perdón. Jesús mostró la importancia y los beneficios que recibimos al perdonar a otros (Mt 6.14).
Ansiedad. Al mencionar cómo Dios provee para las aves y las flores, nos habla de cómo nos cuida y nos exhorta a no afanarnos por nada (Mt 6.25-34).
Pecado. En la ocasión en la que los saduceos y fariseos trajeron ante Él a una mujer que había sido sorprendida en adulterio, no la condenó, sino que le dijo: “vete, y no peques más” (Jn 8.11). El Espíritu Santo. El mensaje más alentador que Jesús le dio a sus discípulos fue el relacionado con el Espíritu Santo. La noche antes de ser crucificado, les habló de la persecución que enfrentarían, pero también les aseguró que enviaría a su Espíritu para que estuviera con ellos para siempre (Jn 16.1-7).
Provisión. Después de haber enseñado a una gran multitud, sintió compasión por ellos, pues tenían hambre. Con tan solo cinco panes y dos peces alimentó a más de cinco mil personas (Mt 14.19-21).
Protección. Cuando sus discípulos fueron sorprendidos por una tormenta en el mar y estuvieron a punto de naufragar, vino a ellos caminando sobre el agua y les dijo: “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” (Mr 6.47-51).
Sanidad. Mientras viajaba a Jerusalén, tuvo tiempo para detenerse y dar vista al ciego Bartimeo, quien había clamado a Él por ayuda (Mr 10.46-52).
Vida. En el momento en que María y Marta sufrieron por la muerte de su hermano Lázaro, Jesús demostró su poder al resucitarlo (Jn 11.38-44).
Cuidado. Incluso mientras sufría en la cruz, Jesús se preocupó por el bienestar de su madre, y le pidió a Juan que la cuidara (Jn 19.26, 27).
Cristo transformó al apóstol Pablo para que viniera a ser un misionero del evangelio. Su vida nos sirve de ejemplo para que nunca nos rindamos, pues en todo momento confío en el Señor.
Persecución. Aunque fue apedreado y dejado por muerto en Listra, no se detuvo. Milagrosamente se puso de pie y al día siguiente viajó a la ciudad vecina para proclamar el evangelio (Hch 14.19, 20).
Prisión. Pablo fue encarcelado en varias ocasiones por predicar el evangelio. Sin embargo, nunca sintió lástima de sí. El Espíritu Santo fue su Consolador.
Naufragio. Mientras Pablo era llevado a Roma como prisionero, el barco en el que viajaba enfrento una tormenta y la tripulación casi perdió la esperanza de sobrevivir, pero él la alentó para que no se rindiera (Hch 27.21-36).
Romanos. Nada nos puede “separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús” (Ro 8.38, 39).
Gálatas. El Espíritu Santo produce cualidades que no podríamos tener sin Él: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gá 5.22, 23).
Corintios. Se nos da la seguridad de la resurrección de los muertos (1 Cor 15.20-58).
Efesios. Dios nos ha escogido en Cristo, desde antes de la fundación del mundo, y nos ha sellado con su Espíritu como hijos suyos (Ef 1.4, 13, 14).
Filipenses. Ha prometido suplir nuestras necesidades “conforme a sus riquezas en gloria” (Fil 4.19).
Colosenses. Nos ha mostrado la manera en la que debemos relacionarnos con las demás personas (Col 3.18-21).
Tesalonicenses. Se nos ha dado la esperanza de que volveremos a ver a nuestros seres queridos y estaremos con Cristo eternamente (1 Ts 4.13-18).
A. "Con estas palabras". La palabra de Dios edifica. Hech. 20:32, "os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros". Efes. 4:15, "siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo".
B. La palabra actúa. 1 Tes. 2:13, "la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes" (compárese Fil. 2:13, Dios obra en nosotros; obra en nosotros a través de su palabra).
C. Que more en vosotros. Por eso, Col. 3:16, "La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros". La palabra de Dios es viva y eficaz. Obra en nosotros. Actúa en nosotros. Nos edifica y nos alienta. Es in-dispensable creer esto.
D. Aprenderla, retenerla. Si creemos con todo el corazón que la palabra actúa en nosotros, esto nos motiva a aprenderla y retenerla. 2 Tes. 2:15, "Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido". Tito 1:9, "retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada".
F. No pentecostalismos. Muchas iglesias de Cristo están llenas de miembros con ideas pentecostales. Hasta evangelistas los hay que deben saber mejor. Se oyen decir expresiones como éstas: "¿Están todos felices?" "¿Estamos todos contentos?" A veces parece que creemos que el aliento es semejante al entusiasmo visto en el juego de pelota. Ahora hay iglesias liberales que han comenzado a aplaudir para indicar su aprobación. (Supongo que para ser consecuentes también sería lícito dar patadas en el suelo para indicar la desaprobación). El aliento del cual Pablo habla no es tan superficial. En 1 Tes. 5:11 el animarse se conecta con el edificarse.