El documento describe cómo la educación estadounidense a principios del siglo XX se basaba en la idea de que el niño es y debe ser un futuro ciudadano racional que ayudará a promover la libertad, el progreso y el derecho. El currículum y la enseñanza se utilizaron para distinguir a los "civilizados" de los "otros", y las ciencias sociales se consideraban una herramienta para planificar la sociedad y abordar los "problemas sociales".