Este documento discute la importancia de la obediencia en la vida del creyente. La obediencia requiere reconocer a Dios como el Señor supremo, tener fe, ser valientes, esperar en el Señor, meditar en Su Palabra, escuchar Su voz y vivir alejados del pecado. La obediencia comienza en el hogar y cada mañana al orar a Dios y pedir Su guía. Aunque no somos perfectos, debemos confesar y arrepentirnos cuando pecamos. La obediencia demuestra nuestro amor por Cristo y
2. Lo que requiere la obediencia (repaso)
Reconocer que Dios es el Señor de todo el
universo.
Salmo 103:19
Tener fe.
Hebreos 11:6
Ser valientes.
Josué 1:9
Esperar en el Señor.
Isaías 64:4
Meditar en la Palabra de Dios.
Josué 1:8
Escuchar la voz de Dios.
Marcos 4:24
Sufrir la oposición del mundo si es necesario.
Hechos 5:29
Vivir alejados del pecado.
Efesios 4:25-31
Someter nuestra voluntad ante el Señor.
Lucas 22:42
Caminar por fe.
Génesis 12:1
3. La obediencia es la primera lección que
debemos enseñar en el hogar.
El modelo que el Señor estableció en el hogar proviene del que instituyó en el
Huerto del Edén. (Efesios 6:1)
La obediencia de los padres a Dios es parte de la enseñanza a los hijos.
Si exigimos obediencia en el hogar pero hago lo contrario, los hijos optarán por
la desobediencia ante tal contradicción.
4. La obediencia comienza en la mañana.
Debemos comenzar cada día en oración a Dios.
• Lamentaciones 3:22-23
• Salmos 59:16
Necesitamos su ayuda para interactuar correctamente con las demás
personas.
• Isaías 50:4
Nos ayudará a lidiar con las circunstancias que enfrentemos.
• Isaías 33:2
5. Una vida obediente no siempre es
perfecta.
No siempre tomaremos la decisión correcta, ni haremos todo lo que el Señor
desea.
Romanos 7:18-24
Nuestra primera reacción ante el pecado debe ser la confesión y el
arrepentimiento.
1 Juan 1:9
Si ofendemos a otra persona, debemos acercarnos y pedir perdón
Santiago 5:16
6. La rebelión es lo contrario a la
obediencia.
Cada vez que escogemos desobedecer a Dios, nos rebelamos en contra suya
1 Samuel 12:13-15
1 Samuel 15:22-23
Síntomas:
Desobediencia (Romanos 15:4)
Religiosidad
Falta de Perdón
Altivez (Salmo 138:6)
7. La obediencia consiste en hacer lo que Dios
nos dice, de la manera y en el tiempo que
desea que lo hagamos.
8. La obediencia es la prueba de nuestro
amor por Cristo.
JESÚS NOS DICE QUE SI LE AMAMOS LE OBEDECEREMOS
(JUAN 14:15,21,23)
9. La obediencia no es solo la voluntad de Dios,
es también el mejor camino a seguir.
El Señor nos ha dado sus mandamientos para nuestro bien.
Romanos 7:12
1 Timoteo 1:8
Si nos descarriamos, permitirá que suframos las consecuencias.
Galatas 6:8
Ezequiel 18:20
Salmos 92:7
Si seguimos las instrucciones del Señor, nuestra vida será influenciada por ellas.
10. ¿Qué nos motiva a obedecer?
La reverencia hacia Dios. (Hebreos 12:28; Hechos 9:31)
Él merece nuestra obediencia, pues es nuestro Señor santo y soberano, quien dio a su único Hijo
para que muriera en la cruz por nuestros pecados.
El deseo que tenemos de agradarle. (Juan 15:10,11; 1 Samuel 12:24)
Si amamos y reverenciamos al Señor no desearemos desobedecerle. Además, la desobediencia
nunca nos da lo que en realidad deseamos —paz, gozo y felicidad. Aunque el sendero de la
obediencia sea doloroso, todavía sigue siendo la mejor opción.
11. Reflexión
Piense en alguna ocasión en la que obedeció a Dios en medio de una situación
difícil. ¿De qué manera obró el Señor en su vida?
Considere también alguna ocasión en la que fue desobediente o obedeció a
Dios de manera parcial. ¿Qué consecuencias sufrió? ¿De qué manera se vio
afectada su vida al seguir el sendero de la desobediencia?
Notas del editor
La primera lección acerca de la obediencia la
encontramos en el primer libro de la Biblia.
Adán y Eva vivían en un ambiente perfecto, rodeados
de belleza y abundancia. Lo único que el Señor
les pidió al ponerlos en el huerto fue lo siguiente:
“Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no
comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás” (Gn 2.17). De haberle obedecido,
habrían continuado disfrutando de las bendiciones
que el Señor les había dado. Pero como optaron por
desobedecer, sufrieron las consecuencias.
Este mismo principio de obediencia también se
aplica a nuestra vida hoy. La obediencia produce
bendiciones, pero la desobediencia acarrea graves
consecuencias.
Efesios 6.1 nos dice lo siguiente: “Hijos, obedeced en
el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. El
modelo que el Señor estableció en el hogar proviene
del que instituyó en el Huerto del Edén. Así como el
Dios Todopoderoso es nuestra máxima autoridad y
debemos obedecerle, los hijos deben honrar y obedecer
a sus padres.
Nuestra obediencia al Señor incluye enseñar a nuestros
hijos a obedecer. Si nos sometemos a la autoridad
de Dios mientras instruimos a nuestros hijos, ellos
también aprenderán a seguir al Señor. Sin embargo,
si les decimos que nos obedezcan, pero nosotros
no guardamos los mandamientos de Dios, se darán
cuenta de la contradicción que vivimos y optarán por
desobedecer.
Debemos comenzar cada día en oración a Dios.
Necesitamos su ayuda para interactuar correctamente
con las demás personas y para saber lidiar con las
circunstancias que enfrentaremos. Cuando comenzamos
el día con el sincero deseo de obedecer al Señor,
Él nos guiará para que encontremos su guía y dirección
en todo momento.
No siempre tomaremos la decisión correcta, ni haremos
todo lo que el Señor desea. Pero aquellos que
desean obedecer a Dios, serán amonestados inmediatamente
por el Espíritu Santo cuando actúen de
manera incorrecta. Si vivimos llenos del Espíritu de
Dios, nuestra primera reacción ante el pecado será la
confesión y el arrepentimiento. Y si hemos ofendido
a otra persona, nos acercaremos a ella y le pediremos
perdón. Pero si dejamos ese asunto para otro día,
puede que lo posterguemos por semanas, meses o
años, y eso es desobediencia.
Como Dios es nuestra máxima autoridad, cada vez
que escogemos desobedecer sus mandamientos,
nos rebelamos contra Él. Samuel le dijo al pueblo de
Dios: “Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis
rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová
estará contra vosotros como estuvo contra vuestros
padres” (1 S 12.15). Esta es una valiosa enseñanza que
debemos compartir con nuestros hijos. Los grandes
problemas que hoy vemos en los hogares son consecuencia
de que los padres no sigan al Señor y los
hijos no obedezcan a sus padres.
RELIGION: La religión es una actividad humana que suele abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y sobrenatural.
PERDON: Acción y resultado de olvidar una persona la falta que ha cometido alguien contra ella o contra otros o no tener en cuenta una deuda o una obligación que otra persona tiene con ella
Casi siempre tratamos de cambiar esos términos, pero
al eliminar algunos de ellos caemos en la desobediencia.
Una obediencia parcial todavía es una rebelión.
Por ejemplo, supongamos que Dios desea que demos
una porción de nuestras ganancias, pero en vez de
darle esa cantidad, decidimos dar menos. O quizás
nos ha llamado al ministerio y a las misiones para que
le sirvamos, pero decidimos no escuchar su llamado,
sino que hacemos algo completamente diferente.
Cada vez que determinamos los términos de nuestra
obediencia, no hacemos lo que el Señor demanda
de nosotros. Quizás lleguemos a pensar que al obedecerle
parcialmente le agradamos, pero no es así. El
Señor nos ama y desea que sigamos sus mandamientos
para que podamos recibir sus bendiciones. Esa es
la única manera en la que no sufriremos las consecuencias
de la desobediencia.
En tres ocasiones, en Juan 14, Jesús nos dice que si
le amamos le obedeceremos (vv. 15, 21, 23). Muchos
de nosotros decimos amarle, sin embargo, en ocasiones
nuestras acciones no respaldan esa afirmación.
Nuestro amor por el Señor debe motivarnos a guardar
sus mandamientos y a ser obedientes.
El Señor nos ha dado sus mandamientos para nuestro
bien. Cada vez que tratamos de hacer nuestra
voluntad es debido a que nos hemos conformado con
menos de lo mejor. Como padre amoroso, Dios nos
protege al darnos leyes para guiar nuestra vida. Y si
nos descarriamos, permitirá que suframos las consecuencias,
para así motivarnos a regresar al camino de
la obediencia.
Si seguimos las instrucciones del Señor, nuestra vida
será influenciada por ellas. Cada vez que enfrentemos
situaciones difíciles, nos preguntaremos qué es lo que
el Señor desea que hagamos. Por ejemplo, si alguien
nos ofende, debemos recordar que Cristo nos enseña
a perdonar a los demás. Aunque quizás no sepamos
ningún pasaje bíblico de memoria, sabremos distinguir
entre lo bueno y lo malo. Además, contamos con el
Espíritu Santo que mora en nosotros para ayudarnos a
escoger lo que es correcto. Si pecamos, es Él quien nos
muestra lo que hemos hecho mal para que podamos
arrepentirnos. Nunca podremos vencer el pecado con
nuestras propias fuerzas, pero el Espíritu de Dios nos
da el poder para vivir de acuerdo a su voluntad.