Este estudio permite comprender por qué los hijos desobedecen a los padres y qué actitudes deben tomar éstos para afrontar situaciones difíciles, transformando así la desobediencia en obediencia.
3. La obediencia en el Señor implica una obediencia
basada en los principios dados por Dios, por
ejemplo, si le pedimos a los hijos que mientan
por nosotros, ellos tendrían el derecho de no
obedecernos porque sería una orden cuyos
principios no están basados en Dios.
5. Observemos la ley:
Si alguno tuviere un
hijo contumaz y
rebelde, que no
obedeciere a la voz
de su padre ni a la
voz de su madre y
habiéndole
castigado, no les
obedeciere…
Deuteronomio 21:18-21
6. Según la ley, el hijo desobediente debía ser
apedreado hasta la muerte. Aunque en la Biblia
no hay un ejemplo de que esto sucedió, puede
reflejarse el gran deseo de Dios de que los hijos
obedezcan a sus padres y los respeten.
7. El mandamiento con promesa:
“Honra a tu padre y a
tu madre, que es el
primer mandamiento
con promesa; para
que te vaya bien, y
seas de larga vida
sobre la tierra”.
Efesios 6:2-3
9. Diferencia entre honrar y obedecer
Obedecer
significa cumplir
lo ordenado.
Honrar
significa mostrar
respeto y amor.
10. ¿Cómo se expresa la desobediencia?
• Cuando los niños hacen como si
no nos hubieran oído, luego se
justifican diciendo: No te oí.
11. • Repite que sí reiteradamente
para no tener que oírnos
más, pero no tiene intención de
cumplir con la petición.
12. • Busca excusas del
tipo: “No tiendo la
cama porque
llegaré tarde a la
escuela”, “no
puedo ir a comprar
porque ayer me
lastimé el pie en
educación
física”, etc.
13. • Expresa su desobediencia mediante
comportamientos exagerados, como
cerrar de golpe la puerta, utilizar
palabrotas, llorar, hacer berrinches…
14. • Está ocupado en una actividad
más placentera que aquella que
nosotros le estamos pidiendo.
15. • No oye realmente lo que le pedimos, porque
está distraído en otra actividad. Debemos
distinguir esta circunstancia de aquellas
ocasiones en que hace ver que no nos ha oído.
20. Antes de que nuestro hijo
desobedezca
• Siempre que sea posible, en
lugar de dar órdenes o hacer
preguntas, ofrecer dos opciones
para que nuestro hijo pueda
escoger una.
23. Procura no darle muchas instrucciones
a la vez. Es mejor esperar a que
obedezca una orden, antes de
plantearle la siguiente.
24. La instrucción debe ser
simple, utilizando pocas palabras.
Utilizar un tono de voz
agradable. Es mejor si
nos ponemos a la
altura de nuestro hijo
y le miramos
directamente a los
ojos (asegurándonos
que él también nos
mira).
25. Explique a su hijo el porqué de sus
acciones y pedidos.
Es importante que
expliquemos a nuestro
hijo las razones por las
que le pedimos o le
prohibimos que haga
algo. Esta información
deberá ser apropiada
para la edad del niño.
26. Establezca rutinas de formación.
A tu hijo le ayudará a
obedecer el hecho de
tener que hacer cada
día lo mismo y a la
misma hora (poner la
ropa en su lugar, secar
los platos, recoger la
mesa, etc.). La
cooperación acabará
convirtiéndose en un
hábito.
27. Plantearle sus responsabilidades y dejarles
negociar las exigencias y las consecuencias de su
cumplimiento o incumplimiento, escuchando
sus razonamientos. Pero, en último
término, seremos nosotros los que decidiremos.
28. Para motivar a nuestro hijo para que cumpla aquello
que más le cuesta, le daremos la indicación de
manera positiva, explicándole que, cuando cumpla
nuestro mandato, le ofreceremos un privilegio. Por
ejemplo: “si acabas tu tarea antes de la cena, te
enseñaré un nuevo juego”. Es importante que
nosotros cumplamos con lo pactado.
29. Es de suma
importancia
que, cuando haga
lo que le
pedimos, alabemo
s y elogiemos su
comportamiento
(felicitarlo, decirle
lo contentos que
estamos de lo que
ha hecho, etc.).
30. Las consecuencias que seguirán a la
desobediencia, deben quedar
establecidas claramente de
antemano. Podemos retirar un
privilegio cada vez que no cumpla una
exigencia. Por ejemplo, “si se te llama
para cenar y se te da diez minutos por
anticipado, y no vienes por seguir en
los videojuegos; pues se te quitarán
los videojuegos por una semana”.
32. Aunque estemos enfadados con nuestro
hijo, debemos explicarle con objetividad y
serenidad las ventajas de obedecer y por qué
es necesario restar privilegios cuando no lo
hace.
33. Escuchémosle con atención cuando
intente dar una explicación. Si es una
excusa que no nos sirve como
explicación, utilizaremos la expresión “de
todos modos”. Por ejemplo, “ya sé que te
gusta el programa de televisión que estás
viendo pero de todos modos, quiero que
pongas ahora la mesa porque ya es hora
de comer”. No hay que entrar en debate
con ellos.
35. Si no obedece, sin discutir le retiraremos
aquellos privilegios que habíamos
establecido de antemano. Para que la
estrategia funcione, es importante que los
privilegios retirados sean valorados por
nuestro hijo. Y es fundamental que
seamos constantes y no cambiemos
nuestra posición. Si nuestro hijo regresa
tarde de jugar pues tendrá que quedarse
sin salir a jugar por el tiempo que le
digamos.
36. Mantener la calma ante la
desobediencia
Cuando nuestro
hijo desobedece
“descaradamente”
a pesar de
reiterados avisos
por nuestra
parte, no
perdamos el
37. Si la desobediencia implica una acción peligrosa
para nuestro hijo o para los demás (cruzar la calle
sin mirar, romper objetos, etc.), mostrando
expresión y tono de voz firme, le diremos: “¡no!” o
“¡basta!” . Si es necesario, pararemos físicamente su
acción. Luego, le retiraremos un privilegio.
40. Esta información ha sido
extraída de la Biblia y casi en
su totalidad del tema “La
obediencia de los hijos entre
los 6 y los 12 años” de
Lidia Ametller Martínez.
Licenciada en Psicología.
Con la autorización
de: www.solohijos.com
Revisado, modificado,
diseñado, y contextualizado
por Rómulo de la Torre
Mg. en Educación Cristiana