Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Trabajo literatura Siglo de Oro
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GARCILASO DE LA VEGA Y EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL
GUÍA 1
PERASSI JOSÉ MIGUEL
IFDC – VILLA MERCEDES
ESPECIALIZACIÓN EN LENGUA Y LITERATURA
SAN LUIS
2013
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Garcilaso de la Vega
Garcilaso nació en Toledo en 1503, de familia prócer, se educó en su ciudad natal,
hasta que en 1520, entró al servicio del emperador, al que acompañó a Galicia y en las
guerras comuneras, siendo herido en Olías (1521). Figuró en la expedición a la isla de
Rodas y en la campaña de Navarra (1522 – 1523).
Siendo muy joven conoció a Boscán y pronto entablaron una gran amistad, la cual
se desarrolló en estos años de vida cortesana.
Casó con Doña Elena de Zúñiga en 1525, sin embargo, su amor poético fue una
dama portuguesa del séquito de la reina Isabel, llamada Isabel Freyre. Pasó luego a
Italia donde asistió a la coronación del emperador, y a Francia, en la que fue embajador
extraordinario.
Volvió a Italia, donde le sorprendió una orden de destierro del emperador, por
haber el poeta asistido a una boda que él no consentía, se cumplió el destierro en una
isla del Danubio. Perdonado, fue a Nápoles, donde pasó una de las épocas más felices y
fecundas de su vida. Allí lo marcaron dos hechos importantísimos en su vida, uno es la
muerte de Isabel Freyre, ésta deja una huella imperecedera en la obra de Garcilaso.
El amor no correspondido y la muerte de la mujer amada fueron uno de los
incentivos para su creación poética.
En relación con su obra, también fue importante su estancia en Nápoles, ya que
allí pudo unirse a uno de los centros más florecientes del humanismo y de la cultura
literaria de Italia, se impregnó y vivió el Renacimiento, intensificó el estudio de los
clásicos antiguos y de los autores italianos de Petrarca.
Luego hizo un viaje a Barcelona, pasando por Vaucluse, en homenaje a Petrarca,
y luego a Tunez en la expedición militar de Carlos V, donde fue herido en la boca y en
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el brazo, (1533). Finalmente, en la campaña de Provenza, siendo ya Maestre de Campo,
por complacer al Emperador, asaltó sin casco ni coraza la pequeña fortaleza de Muy
(Frejus), donde cayó despeñado por una gran piedra que tiraron los defensores,
muriendo a los pocos días en Niza, de las heridas recibidas (1536), en brazos de su gran
amigo el marques de Bombay, quién más tarde alcanzó reconocimiento con el nombre
de San Francisco de Borja.
Según Guillermo Díaz-Plaja (Díaz-Plaja, 1944):
El mundo espiritual de Garcilaso: su Bucolismo: al estudiar la vida y obra de
Garcilaso, sorprende que el tema pastoril sea el que ocupe la mayor parte, teniendo en
cuenta que su vida está dominada casi totalmente por su carrera militar (cuyos temas
apenas aparecen en sus poesías)
En primer término podríamos tomar el tema pastoril como un reflejo artificioso de
su propia existencia.
Las Églogas son su obra más extensa y la que más elementos autobiográficos
contiene. Sus personajes principales, los pastores Salicio y Nemoroso, se narran
mutuamente sus desventuras amorosas.
Bajo el nombre del pastor Salicio, se creían leer las lamentaciones del propio
Garcilaso, ya que Nemoroso, su interlocutor, se suponía ser Boscán (porque Lemus
significa bosque), pero hoy está admitido que uno y otro representan al mismo poeta,
quién nos ofrece su espíritu desdoblado en dos facetas que dialogan, por un afán de
análisis muy característico del Renacimiento.
Asimismo, la fórmula pastoril permite también disfrazar al Duque de Alba, con el
nombre de “Albanio”, la Duquesa de Alba es “Camila”; “Elisa” es Isabel Freyre, dama
portuguesa que fue objeto de su amor.
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Para esta transformación del mundo real de sus afectos en el mundo artificioso de
los pastores, aprovecha Garcilaso todos los conocimientos humanísticos: Teócrito,
Virgilio. Tíbulo, Horacio, Boccaccio, Petrarca y Sannazaro.
En segundo término, lo pastoril es para Garcilaso, como un sueño de reposo de sus
fatigas de soldado.
Sus paisajes, verdes valles junto a claros ríos, el Tajo, el Tormes y el Danubio,
“río divino”, constituyen los ejemplos más bellos de estas descripciones en nuestra
literatura.
El Platonismo: desde los tiempos de la lírica provenzal, los poetas se ejercitan en
los cantos de un amor espiritual en el que la mujer es un símbolo de perfección que
atrae al enamorado y le obliga a una adoración sin límites. El amor platónico de
Garcilaso hacia Elisa, cantado en sus Églogas, es en realidad, “el amor sin esperanzas y
sin correspondencia”, que le inspiró Doña Isabel Freyre. Este amor imposible le llena de
melancolía: (Díaz-Plaja, 1944)
“… no me podrán quitar el dolorido
sentir, si con la vida
primero no me quitan el sentido…” nos dice Garcilaso. (Vega, 1999)
Como buen renacentista, Garcilaso ama también el goce de la vida, el anhelo de
vivir y de aprovechar el instante, tal como lo hemos observado en el soneto de Ronsard,
y así dirá a su amada:
“Coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.”
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El Petrarquismo: El “Cancionero” de Francisco Petrarca (1304 – 1374), es el gran
modelo de la poesía amorosa. Canta en él a Laura, un amor imposible, puesto que era
casada. Su muerte sirve de línea divisoria a las dos secciones en que aparecen agrupados
los poemas: “in vita de madonna Laura” y “in morte de madonna Laura”. Llegan del
aporte del amor cortés el sentimiento destinado a no ser correspondido, el sufrimiento,
la poesía como muestra de vasallaje.
El petrarquismo añade:
-
La introspección del yo, o sea el análisis de los sentimientos más íntimos.
-
La humanización de la amada, la exaltación de sus perfecciones físicas.
-
La intervención de la naturaleza en la que el autor siente inmerso su conflicto
amoroso.
La experiencia de Garcilaso fue similar a la de Petrarca: amor no correspondido
por Isabel, muerte prematura de la amada. La poesía amorosa de Garcilaso es
susceptible de ser dividida en dos partes como la de Petrarca: poemas en torno a la vida
y poemas en torno a la muerte de Isabel Freyre (aunque él no lo organizó de ese modo),
la influencia de Petrarca también se manifiesta en:
-
la melancolía de la poesía de Garcilaso.
-
El análisis de los estados de ánimo, los celos, el dolor con que se asume la
indiferencia o la traición o incluso la muerte de la amada.
-
El enfrentamiento entre el deseo amoroso y la razón en el poeta porque la
pasión lo aleja de sus deberes.
-
La exaltación de belleza de la mujer de cabellos rubios, tez blanca y ojos
claros.
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-
La naturaleza como marco ideal para el amor, la naturaleza es espejo del amor
y del sentir, la plenitud del amor se contagia al mundo en tono y perdido, el
paisaje se empaña de tristeza:
“Pensando que el camino iba derecho,
vine a parar en tanta desventura,
que imaginar no puedo, aún con locura,
algo de que esté un rato satisfecho.
El ancho campo me parece estrecho;
La noche clara para mí es escura;
La dulce compañía, amarga y dura,
Y duro campo de batalla el lecho.
Del sueño, si hay alguno, aquella parte
Sola, que es ser imagen de la muerte,
Se aviene con el alma fatigada.
En fin, que como quiera, estoy de arte,
Que juzgo ya por hora, menos fuerte,
Aunque en ella me vi, la que es pasada.” (Vega, 1999)
Entre los temas presentes en la poesía de Garcilaso, podríamos nombrar algunos,
tales como: el amor, la naturaleza y los mitos.
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Con respecto a la mitología, Garcilaso emplea mitos tomados de las
“Metamorfosis” del poeta latino Ovidio (43 aC. – 17), utilizados como bellos motivos
literarios. Hay una preferencia por los mitos en los que luchan el amor y la muerte,
Ejemplos: Venus y Adonis; Apolo y Dafne; Orfeo y Eurídice.
El amor cortés también se hace presente, como ya expresé anteriormente,
desarrollado por los trovadores provenzales en el Siglo XII, en el sur de Francia, desde
donde se extendió al resto de Europa.
Intentaré redactar una pequeña síntesis (y por ende arbitraria) de las Églogas,
acompañados con citas y posibles interpretaciones personales:
La Églogas son composiciones poéticas, generalmente dialogadas, en las que se
ven a dos pastores hablando sobre temas mayormente amorosos. Esta acción se
desarrolla en le marco de una naturaleza idealizada.
La Égloga primera es quizás la mejor obra de Garcilaso por el ajuste perfecto entre
vida y arte o lo que es igual, entre emoción y belleza. En ella, dos pastores, Salicio y
Nemoroso, se quejan de su suerte. El amor de Salicio no es correspondido por Galatea y
Nemoroso llora la muerte de su amada Elisa. Se puede considerar a estos dos personajes
como un desdoblamiento de la persona de Garcilaso, lo mismo que Galatea y Elisa,
encarnan las dos facetas de Isabel Freyre, que hicieron sufrir al autor: el desengaño
amoroso y la muerte.
El intenso dolor experimentado por Salicio y Nemoroso halla respuesta en la
naturaleza. Así, las ovejas se olvidan de pacer, las piedras se enternecen, los árboles se
inclinan y las aves se compadecen de la pena que invade el alma de los pastores.
Salicio no encuentra escapatoria para el dolor que lo domina y solo encuentra
momentáneo alivio en dejar correr las lágrimas: (Díaz-Plaja, 1944)
“…salid sin duelo, lágrimas, corriendo…”
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Nemoroso, en cambio, espera poder reunirse con su amada más allá de la muerte.
Por eso, dirigiéndose a Elisa, como si ella pudiese escucharlo, le pide que ruegue por él,
para que ambos se encuentren en el cielo de Venus y puedan alcanzar la felicidad
eterna:
“…¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo, y verme libre pueda,
y en la tercera rueda
contigo mano a mano
busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos,
donde descanse y siempre pueda verte
ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?”
La Égloga segunda está escrita íntegramente en forma de diálogo. En ella se
combinan los asuntos amorosos con un elogio de la figura del Duque de Alba. Así,
pues, los episodios líricos y épicos se entremezclan en un marco de corte dramático.
La Égloga tercera nos muestra un mundo de serena belleza. La acción transcurre
en un lugar idealizado cerca del Tajo. De las aguas apacibles y transparentes del río
surgen cuatro ninfas que con el oro oculto en las arenas tejen tapices mitológicos, cuyos
motivos son el amor y la muerte.
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En estas bellas labores de las ninfas pueden contemplarse la persecución de Apolo
y Dafne, la bajada de Orfeo a los infiernos para rescatar a Eurídice y, como nota final e
imprescindible, la aparición de una ninfa muerta. Esta ninfa, que resulta ser Elisa, la
amada de Nemoroso, vence a la muerte a fuerza de belleza. Bella es la ceremonia
fúnebre en las que otras ninfas esparcen rosas sobre el cuerpo muerto, y bello y
armonioso es el lenguaje en que el hecho se expresa:
“…Cerca del agua, en un lugar florido,
estaba entre la hierba degollada,
cual queda el blanco cisne cuando pierde
la dulce vida entre la hierba verde.”
Estructura y algunos recursos utilizados por el autor en la Égloga I
Estructura:
1- Dedicatoria (tres estrofas) esto responde a la norma de ofrecer el poema a un
protector, es una costumbre cortesana de ofrecer la obra a un mecenas.
- Introducción
- Ofrecimiento
2- Égloga (27 estrofas)
a) Amanecer, presentación de Salicio (1 estrofa)
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b) Monólogo de Salicio que lamenta el rechazo de Galatea (12 estrofas)
c) Compasión de la naturaleza – Presentación de Nemoroso (1 estrofa)
d) Monólogo de Nemoroso que llora la muerte de Elisa (12 estrofas)
e) Atardecer – Salida de escena.
El esquema de la Égloga podría ser : 1+12+1+12+1.
Es una estructura armónica, simétrica y equilibrada.
Recursos y figuras: Égloga I
“El dulce lamentar de dos pastores…”
Aquí el autor utiliza la sinestesia, mezcla de dos imágenes, duce: imagen gustativa
y lamentar: imagen auditiva, luego anuncia a los personajes, “dos pastores”.
“Salicio juntamente y Nemoroso”
Aquí utiliza el hipérbaton, hay una alteración de la sintaxis normal del lenguaje.
“he de cantar, sus quejas imitando”
Al decir “sus quejas” el autor se permite tomar distancia, nos da una idea de que el
poeta imitará a los pastores.
“cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
de pacer olvidadas, escuchando.”
Nuevamente utiliza la sinestesia, “cantar sabroso”, imagen auditiva y gustativa
respectivamente. También utiliza la personificación con las ovejas escuchando su canto,
las ovejas se olvidan de comer para escuchar. Crea un ambiente mediático y estático con
la personificación. Al ser el verbo gerundio nos da una idea de duración de la acción.
Luego paso al comienzo de la Égloga:
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1) “Saliendo de las hondas encendido,
2) rayaba de los montes el altura
3) el sol, cuando Salicio, recostado
4) al pie de un alto haya, en la verdura
5) por donde un agua clara con sonido
6) atravesaba el fresco y verde prado,
7) él, con canto acordado
8) al rumor que sonaba,
9) del agua que pasaba,
10) se quejaba tan dulce y blandamente…” (Vega, 1999)
El verso 1 nos indica el comienzo de la Égloga.
Los versos 2-3-4-5-6 nos representa un paisaje ideal, hay elementos de la
naturaleza que se repiten en las obras de Garcilaso y otros autores. Es el “bocas
amoenus”, lugar ameno, agradable.
En los versos 5-6 encontramos el uso de adjetivos epítetos, son los que nombran
cualidades propias más esenciales del sustantivo, cumplen una intención emotiva,
afectiva, se destaca la función del adjetivo anteponiéndolo al sustantivo.
Otro rasgo es el uso del estribillo:
“…salid sin duelo, lágrimas, corriendo.”
Esto le da un tono melancólico, da vida a sus lágrimas que corren apaciblemente.
La utilización de preguntas retóricas, o sin respuestas, también se hacen presente,
expresando sentimientos de dolor, desilusión, resentimiento, celos. Estas preguntas,
además, nos dan a conocer que existe otro hombre, como así también da a conocer
algunos atributos físicos de la amada en cuestión:
“…Tu dulce habla ¿en cuya oreja suena?
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Tus claros ojos ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿do la pusiste?”
También utiliza hermosas metáforas:
“…viendo mi amada hiedra,
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida…”
Otro muro sería otro hombre, otro olmo también.
Las metáforas se usaban para mostrar la unión de los amados, en este caso, se usan
en sentido contrario.
Las preguntas como recurso podrían derivar del “Ubi Sunt”, se utilizaba en la
literatura clásica y medieval, se preguntaban donde estaban los reyes, los héroes, es una
pregunta sin respuesta porque llevan implícito la idea de la muerte.
Garcilaso también las usa para reflejar la belleza física de Elisa:
“…Do están agora aquellos claros ojos…
…Do está la blanca mano delicada…
…Do la coluna, que el dorado techo…”
Con respecto al estilo podríamos decir que Garcilaso refleja el ideal renacentista
de naturalidad y elegancia. Su poesía se distingue por la suave musicalidad que logra
con la distribución de los acentos en el interior de los endecasílabos. Emplea un léxico
sencillo, claro y, a la vez, escogido.
Cuando utiliza recursos estilísticos, lo hace siempre con naturalidad y mesura, por
eso no emplea grandes metáforas. Sus poemas respiran la misma suavidad y armonía
que los paisajes que describe.
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Bibliografía
Díaz-Plaja, G. (1944). Historia de la Literatura Española. Barcelona: La Espiga.
Vega, G. d. (1999). Poesías. Buenos Aires: Losada.
Garcilaso de la Vega y el Siglo de Oro Español by José Miguel Perassi is licensed under
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