El documento presenta varios pasajes bíblicos y citas de Elena G. White sobre Jesús y su ministerio de sanidad, así como sobre la salud del cuerpo y el espíritu. Jesús sanó a muchos durante su ministerio terrenal y llevó nuestras enfermedades y dolores. La Biblia y E.G. White ofrecen consejos para promover la salud espiritual y física. La iglesia primitiva también experimentó milagros de sanidad, y hoy Dios nos da la oración, unción y estilo de vida saludable
2. “Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores; y
nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios
y abatido” (Isaías 53:4)
“Sólo Cristo pudo llevar las aflicciones de muchos. "En toda angustia de ellos
él fue angustiado" (Isa. 63: 9). Nunca provocó una enfermedad a su propia
carne, pero llevó las enfermedades ajenas. Con la más tierna simpatía
contemplaba a los dolientes que lo rodeaban. Gimió en espíritu cuando vio la
obra de Satanás revelada en toda su maldad, e hizo suyo cada caso de
necesidad y dolor... El poder del amor estuvo en toda su curación. Identificó
sus intereses con los de la humanidad doliente”
E.G.W. (A fin de conocerle, 11 de febrero)
3. “¿Qué es más fácil, decir al
paralítico: Tus pecados te son
perdonados, o decirle:
Levántate, toma tu lecho y anda?”
(Marcos 2:9)
Jesús recorría “todas las ciudades y
aldeas… sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo” (Mateo 9:35)
Pero Jesús no se conforma con sanar las
enfermedades físicas, sino que desea
también sanar la enfermedad moral, el
pecado. Jesús siempre intentaba sanar a la
persona completa (espíritu, alma y cuerpo)
No toda enfermedad es consecuencia de
nuestro pecado. No obstante, la mente y el
cuerpo están tan unidos que la angustia, el
remordimiento y el sentimiento de
culpabilidad producen enfermedades. Éstas
solo pueden ser sanadas completamente
gracias al perdón ofrecido por el Salvador.
4. “El corazón alegre constituye buen
remedio; mas el espíritu triste
seca los huesos” (Proverbios 17:22)
Jesús y los apóstoles nos dejaron
preciosos consejos para prevenir una
buena parte de las enfermedades
modernas.
1. “No os hagáis tesoros en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo”
(Mt. 6:19-20)
2. “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir” (Mt. 6:25)
3. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas” (Mt. 6:33)
4. “Basta a cada día su propio mal” (Mt. 6:34)
5. “El corazón alegre constituye buen
remedio; mas el espíritu triste
seca los huesos” (Proverbios 17:22)
5. “echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros” (1P. 5:7)
6. “atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no
destruidos” (2Co. 4:8-9)
7. “Regocijaos en el Señor siempre” (Fil. 4:4)
8. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Fil. 4:6)
9. “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo
puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8)
10.“cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos
sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”
(1Jn. 3:22)
6. El valor, la esperanza, la fe, la simpatía, el
amor: todas estas cosas fomentan la salud
y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y
alegre es como salud para el cuerpo y
fuerza para el alma.
El agradecimiento, la alegría, la
benevolencia, la confianza en el amor y en
el cuidado de Dios, son otras tantas
incomparables salvaguardias de la salud
E.G.W. (Dios nos cuida, 12 de febrero)
7. “tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los
ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a
lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos”
(Hechos 5:15)
Los primeros años de la iglesia estuvieron
acompañados de un gran despliegue de sanidad.
A partir del sanamiento del cojo (Hch. 3:1-19), el
don de sanidad comenzó a manifestarse en
la iglesia.
Los enfermos eran colocados en la calle para ser
sanados al paso de Pedro (Hch. 5:15). Felipe
expulsaba demonios y sanaba a paralíticos y cojos
(Hch. 8:6-8). Pablo sanaba a gran cantidad de
enfermos (Hch. 19:11-12; 28:7-9)
Incluso tenemos registro de dos resurrecciones:
Dorcas (Hch. 9:36-42) y Eutico (Hch. 20:7-10)
Estos milagros revelaban la presencia de Dios entre
ellos. Conforme el Evangelio se extendía, los
milagros de sanidad fueron desapareciendo
paulatinamente.
8. “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga
oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.
¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole
con aceite en el nombre del Señor. Y la oración
de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará;
y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a
otros, y orad unos por otros, para que seáis
sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”
(Santiago 5:13-16)
Dios ha otorgado a la iglesia de hoy de tres
herramientas poderosas para la sanidad física
y espiritual:
A. La oración.
B. La unción de enfermos.
C. La reforma pro-salud.
9. “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26)
Jesús resucitó al hijo
de la viuda de Naín
(Lc. 7: 11-17)
Jesús resucitó a la hija
de Jairo (Mr. 5:21.43)
Jesús resucitó a
Lázaro (Jn. 11:37-44)
Jesús demostró tener poder sobre la muerte. Pero no era su deseo alargar la
vida en este mundo de pecado. Él quiere resucitarnos a una vida mejor: una
vida eterna libre de pecado.
La enfermedad y los accidentes pueden prevalecer, pero la vida eterna está
garantizada a todos los que hagan de Jesús su Salvador.