En este escrito se aborda, aunque en una mirada no tan profunda, el tema de la exclusión, haciendo un recorrido en el cual se parte desde una mirada sociológica, analizando luego el fenómeno en la escuela para finalizar dando un vistazo desde la educación matemática, tratando de buscar ideas, criterios y análisis con la intención de percibir la complejidad, la dificultad, la perplejidad y la impotencia que se siente a medida que se va conectando con esa realidad de la Exclusión.

1. LA EXCLUSIÓN: UNA MIRADA DESDE LA SOCIEDAD A LA ESCUELA Y
LA EDUCACIÓN MATEMÁTICA
Gonzalo Jaraba Caldera
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LA EXCLUSIÓN: UNA MIRADA DESDE LA SOCIEDAD A LA ESCUELA Y
LA EDUCACIÓN MATEMÁTICA
GONZALO ALONSO JARABA CALDERA, "LA EXCLUSIÒN: UNA MIRADA DESDE LA SOCIEDAD Y LA FAMILIA A LA ESCUELA" En:
Colombia. 2012. La Lupa Pedagógica. ISSN: 1657-5873 p.9 - v.13
"Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que brinda, pero tampoco
ha sido nunca tan igualador en las ideas y las costumbres que impone. En el mundo sin
alma que se nos obliga aceptar como único mundo posible, no hay pueblos sino
mercados" (Galeano)
RESUMEN
En este escrito se aborda, aunque en una mirada no tan profunda, el tema de la
exclusión, haciendo un recorrido en el cual se parte desde una mirada sociológica,
analizando luego el fenómeno en la escuela para finalizar dando un vistazo desde la
educación matemática, tratando de buscar ideas, criterios y análisis con la intención de
percibir la complejidad, la dificultad, la perplejidad y la impotencia que se siente a
medida que se va conectando con esa realidad de la Exclusión.
PD: este escrito surge a partir de la lectura del texto de Gail e. Fitzsimos
titulado “Exclusión y matemáticas: la interrelación entre la historia, las matemáticas y
la educación para personas adultas que vuelven a estudiar”.
PALABRAS CLAVE
Exclusión, exclusión social, educación, educación matemática, sociedad, fracaso escolar
DISCUSIÓN
La exclusión, a una situación social, es entendida como el rechazo hacia una
persona, aislándola del lugar que ocupaba o que pretendía ocupar, viéndose de esta
manera afectadas las aspiraciones e ideales de la persona en situación de exclusión. Por
su parte, el diccionario de sociología de Salvador Gines y colegas (1998) dice de la

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exclusión social: “Proceso social de separación de un individuo o grupo de respecto a
las posibilidades laborales, económicas, políticas y culturales a los que otros si tienen
acceso y disfrutan”. Siguiendo este hilo de pensamiento, en sociología, se dice que la
exclusión es producida por la dificultad que una persona o grupo tiene para integrarse a
ciertos sistemas de funcionamiento social. Estas dos concepciones nos llevan a buscar
ideas, criterios y análisis con la intención de percibir la complejidad, la dificultad, la
perplejidad y la impotencia que se siente a medida que se va conectando con esa
realidad de la Exclusión.
El tema de la exclusión, afirma Adell (2002), afecta de diferentes formas, al
menos a la mitad de la población mundial y en sociedades desarrolladas a un 10-15% de
la población en muy diversos aspectos e intensidad. Cabe anotar que como en las
sociedades la competitividad es un valor central que rige y controla los mercados socio-
económicos, los mecanismos de exclusión constituyen una regla de juego elemental y
necesaria.
Hablar de Exclusión social es expresar y dejar constancia de que el tema no es
tanto la pobreza y las desigualdades en la pirámide social sino, en qué medida
se tiene o no un lugar en la Sociedad, marcar la distancia entre los que
participan en su dinámica y se benefician de ella, y los que son excluidos e
ignorados fruto de la misma dinámica social. También supone alertar sobre los
efectos en la evolución de la Sociedad y los riesgos de ruptura de la cohesión
social que conlleva (…). (Adell, 2002)
En este sentido es urgente la práctica solidaria de la ciudadanía en pro de la creación y
fortalecimiento de entornos vitales en los que prime la-amistad, el reconocimiento del
otro como igual a mí1
, la valoración de las individualidades, y la aceptación de las
diferencias, propendiendo por la construcción de tejidos sociales arraigados siempre en
los contextos socio-culturales de manera tal que podamos enfrentarnos a la exclusión
con estrategias de acompañamiento que permitan recobrar el sentido de la vida en
sociedad humanizante fundamentada en la trilogía clásica: valores, actitudes y
comportamientos; entendida la actitud como la define Giménez (2003): “(…) la actitud
es un concepto subjetivo y relacional que por una parte se apoya en valores, y por otra
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Con las mismas oportunidades, lleno de virtudes, cualidades, bondades y con algunos defectos

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se expresa en comportamientos y prácticas valorativamente orientados en sentido
positivo o negativo.”
Es interesante dirigir nuestra mirada a la escuela debido a que en los procesos
escolares se observan frecuentemente situaciones en donde se evidencia la exclusión. En
la mayoría de los casos, estos procesos se dan en espacios de interacción social en los
cuales debe primar el reconocimiento reciproco, donde el individuo como sujeto debe
ser valorado por lo que es, desde el respeto por las diferencias, generando espacios de
convivencias, donde el intercambio de atribuciones de identidad propicien la
construcción de un tejido socio-cultural en el que la interacción de los individuos esté
dirigida hacia unos fines comunes, por medio de un apoyo positivo y de una
cooperación mutua.
Ovejero (2002) plantea que en esta era de la globalización (actual momento del
desarrollo del capitalismo) son muchas las personas que no tienen acceso a la
escolaridad de la modernidad, y que aun estando formados escolarmente no tienen
empleo. En este sentido, Ovejero afirma que “la propia escuela excluye ya que quienes
no culminan exitosamente una carrera profesional quedan fuera de las ventajas de la
sociedad de consumo” (2002), donde el fracaso escolar es explicado tanto como déficit
sociocultural como por insuficiencias de índole "personal" en determinadas
capacidades, es por eso que se hace necesario analizar los motivos por los cuales se dio
el fracaso o la deserción escolar, ya que existe la posibilidad de pensar que quien
excluye es la sociedad de consumo y no la escuela. En esta mirada, plantea Ovejero
(2002), que las políticas de tratamiento social propuestas por la escuela deben estar
orientadas a la formación del ser humano, en pro del mejoramiento de sus destrezas y de
sus capacidades ya que las políticas económicas del actual capitalismo neoliberal se
encargan de reciclar gente que en su mayoría se caracteriza por su baja cualificación;
ante esta situación Ovejero propone que la solución solo es posible por medio de la
solidaridad de las personas y grupos sociales más favorecidos hacia los menos
favorecidos, cambiar este sistema para que se base en la ayuda mutua y no en la

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competencia, obligando esto a modificar las reglas de juego del mercado salvaje del
capitalismo ultra liberal.
Las instituciones escolares son un micro contexto social para los jóvenes y se
constituye en un contexto clave en el desarrollo de su ser y formación de su
personalidad. En este contexto Parrilla y Moriña (s.f) afirman que: “La exclusión es así
vista, no como un estado, sino más bien como un proceso que se va construyendo
socialmente” es por eso que entienden la exclusión como un fenómeno estructural en el
que intervienen un complejo entramado de procesos, relaciones e instituciones,
afirmando que:
Entendemos por tanto que la exclusión no depende tanto de las condiciones
individuales de los sujetos como de los sistemas de organización social e
institucional que imponen barreras o impedimentos que dificultan la
participación de las personas y contribuyen a su segregación o exclusión.
Teniendo en cuenta los argumentos anteriores y el hecho de que el campo de la
educación escolar está atravesado simultáneamente por fuerzas reproductoras y
transformadoras, donde es vista la educación como un factor de mejoramiento de la
calidad de vida en general, se hace necesario analizar la forma en que la institución
educativa responde a jóvenes en situación de vulnerabilidad o exclusión social,
partiendo de la reflexión sobre el proceso de construcción de la exclusión, de la
dimensión personal y subjetiva, la vivencia de la exclusión, de la interpretación,
opiniones y perspectivas propias que tienen las personas en situación de exclusión. Se
trata entonces de identificar y vencer las barreras escolares para la participación
educativa y ciudadana, generando dispositivos de pedagogía compensatoria que
desplaza la atención de lo pedagógico para centrarse exclusivamente en el problema
social de los alumnos, en donde el hecho de que los alumnos no lleguen a la escuela en
las mismas condiciones, es interpretado como diversidad y no como desigualdad.
El tema de la exclusión en la escuela no puede atribuirse a la exclusiva
responsabilidad individual del alumno, no debe ser visto desde una índole
individualista, desconociendo el contexto sociocultural y familiar, debe ser más bien
orientado desde la eticidad, de cada uno de los elementos intervinientes, por las

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preguntas ¿fracasa el alumno, fracasa la escuela, fracasa la familia o fracasa la
sociedad? Estas preguntas son pensadas, debido a que además de las habilidades,
dificultades e insuficiencia en ciertas capacidades del niño hay que agregar el
acompañamiento de la escuela y el papel sociocultural que cumple la sociedad en el
proceso de formación de cada miembro de la comunidad.
Referente a la responsabilidad de la familia en la exclusión escolar, encontramos
que existe, culturalmente, una brecha entre esta y la escuela2
en el acompañamiento
escolar, lo cual no les permite hablar un mismo idioma y estar en concordancia en su
totalidad en los procesos escolares, imposibilitándose así entender las decisiones
tomados en la escuela en relación con sus hijos, trayendo esto consecuencias concretas,
formales e informales, reflejadas en el éxito o en el fracaso escolar y personal del
discente y causando en algunos casos efectos indeseables.
Debido a que los lineamientos curriculares rezan que la educación matemática
hace del ser humano un ser crítico, reflexivo y participativo, capaz de solucionar las
dificultades de su entorno, es conveniente dar una mirada a la exclusión desde la
educación matemática.
Una primera impresión que se tiene al hablar de educación matemática es la de
la perdida académica, esta implica deserción escolar y como consecuencia de esto la
exclusión social, trayendo consigo el analfabetismo matemático. Rivas (2005) afirma
que la enseñanza matemática debe estar en concordancia con los procesos psicológicos
y lógicos, del desarrollo psico-socio-cultural y evolutivo del educando y que esta
inconcordancia hace que los contenidos matemáticos no sean comprendidos con
facilidad. Otro argumento que enlista el autor al respecto es que la enseñanza de la
matemática debe estar vinculada con la vida, con la realidad inmediata del estudiante,
conectado con los saberes que este trae consigo desde la comunidad y desde grados
anteriores. En este sentido, sin dejar de lado las practicas pedagógicas, cabe meditar si
la exclusión producida por la pérdida académica es consecuencia del sistema educativo
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El contexto socio-político y ambiental, las características individuales, las condiciones
curriculares, didácticas y organizativo-institucionales.

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colombiano que permite(exige) que los estudiantes sean promovidos de un grado a otro
teniendo baches académicos, o si por el contrario son producto del hecho de que los
estudiantes ya no estudian para aprender sino para, escasamente, ganar un examen
olvidando(desconociendo) que el conocimiento matemático es una edificación que se
sostiene sobre los saberes adquiridos en grados(o temas ) anteriores, factor que aumenta
el grado de dificultad y complejidad del saber matemático.
Jaraba (2011) afirma que “Todo ser humano tiene el conocimiento y la habilidad
matemática tácitamente inmiscuida, aunque ignorada, en su diario vivir; esto está más
ligado a la cultura y al medio de lo que se cree”. Una aportación interesante la cual
complementa la afirmación anterior, planteada por Rivas (2005), es que la educación
matemática se edifica sobre mitos, tabúes, y prejuicios propios engendrados por el
ámbito socio-cultural, lo cual hace que el estudiante llegue y permanezca con una
predisposición apática a las vivencias matemáticas limitando (o anulando) su intención
por descubrir lo hermoso del conocimiento matemático. Además, afirma Rivas que la
forma como se presenta y enseña la matemática, a través del discurso matemático
escolar y el uso de la tecnología simbólica que en ocasiones causa una violencia
simbólica, provoca un proceso creciente de rechazo y apatía que produce falta de
motivación por el área.
Concluye Rivas, que:
Una manera muy sutil de exclusión sin deserción, se expresa en aquellos
estudiantes que habiendo continuado la marcha hacia la obtención del título
académico profesional medio superior no presentan en su experiencia
académica ni en sus repertorios intelectuales la importancia de la racionalidad
matemática y su transferencia a situaciones de la realidad.
Una mirada un tanto complementadora (aunque en otra dirección) y muy
edificante, referente al tema de la exclusión matemática, es la dada por las participantes

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de una investigación realizada por Gail e. Fitzsimos, en Australia, con mujeres que
vuelven de nuevo a las clases de matemáticas luego de haber sido excluidas del estudio
de las matemáticas por varias razones3
, estas mujeres a partir de su historia aportan
elementos que incitan a los estudiantes a ver las matemáticas como un placer de la vida,
convencidas ellas, por medio de sus vivencias, que las matemáticas permiten una
manera diferente de ver el mundo sobre todo cuando la globalización actual demanda
que estas (las matemáticas como ciencia) sean concebidas solamente desde un punto de
vista utilitario, tanto individualmente como socialmente, argumentando a su vez, que el
desarrollo de habilidades matemáticas está fundamentado en el desarrollo de la
habilidad de enfrentarse a un problema hasta ser capaces de alcanzar una comprensión
crítica de él, significa aprender a cooperar y compartir ideas, y situar el componente
matemático del problema en un contexto que tenga sentido acorde esto con lo planteado
por Jaraba (2011) al afirmar que “La matemática es una maravillosa obra humana en
construcción, es parte de la cultura de nuestra sociedad(…)” y que por ello “No educar
matemáticamente a un niño es menospreciar su capacidad intelectual, impedir que
desarrolle su pensamiento lógico, crear un ser humano acrítico e inmutable a cualquier
evento que suceda a su alrededor”. En este sentido, las coinvestigadoras ven a las
matemáticas como una oportunidad para crear vínculos que fortalezcan los tejidos
sociales apuntando más a la inclusión y no a la exclusión social.
Motivado por la conclusión de Rivas, planteo a modo de cierre las siguientes
preguntas, convencido de que estas van a cautivar en nosotros el espíritu de indagación
y reflexión pedagógica y escritura en el tema:
 ¿La vida excluye?
 ¿La familia, con su formación, excluye?
 ¿Nuestras prácticas pedagógicas están encaminadas a la inclusión o la
exclusión?
 En caso de que nuestras prácticas pedagógicas sean excluyente ¿Qué
excluimos?, ¿hasta qué punto excluimos?,
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Estas razones incluyen obstáculos sociales, culturales, económicos y políticos, así como guerras y
desastres naturales.

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 ¿Qué trastornos he podido producir en las (los) estudiantes y que situaciones han
tenido que enfrentar los (las) estudiantes con los cuales he sido excluyente?
 ¿Será que podemos hablar de la existencia de una exclusión inclusiva?
 ¿Será el discurso matemático, por si solo excluyente?
 ¿Tendrá sentido hablar de autoexclusión?
 ¿Será que me autoexcluyo si voy predispuesto a una situación (en particular en
el aprendizaje de las matemáticas)?

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Trabajos citados
Adell, C. B. (2002 de Enero de 2002). Enxarxats. Recuperado el 28 de Enero de 2011, de
Exclusiòn Social: Origen y Característica:
http://enxarxats.intersindical.org/nee/CE_exclusio.pdf
Fitzsimos, G. (s.f.). Exclusión y matemáticas: la interrelación entre la historia, las matemáticas y
la educación para personas adultas que vuelven a estudiar.
Giménez, G. (Marzo de 2003). Seminario Permanente de Cultura y Representaciones Sociales.
Recuperado el 25 de Enero de 2012, de Las Diferentes Formas De Discriminación
Desde La Perspectiva De La Lucha Por El Reconocimiento Social:
www.culturayrs.com/files/gimenez_03.pdf
Jaraba, G. (2011). ¿POR QUE ES NECESARIO APRENDER MATEMATICA EN LA
ESCUELA? La Lupa Pedagógica.
Jaraba, G. (2011). LA INJERENCIA DE LA CULTURA EN EDUCACIÓN MATEMÁTICA.
La Lupa Pedagógica.
Márquez, J. H. (2009). La Matemática Como Práctica Cultural; Una Aproximación Explicativa.
ANPM, 1.
Ovejero, A. (2002). Globalizacion, Escuelas y Nuevas Formas de Exclusión Social. Aula
Abierta, 153-175.
Parrilla , Á., & Moriña , A. (s.f). JUNTA DE ANDALUCIA. Recuperado el 15 de Enero de 2012,
de CUANDO LA ESCUELA EXCLUYE: ANÁLISIS DE BARRERAS:
http://prometeo.us.es/idea/publicaciones/anabel/13.pdf
Rivas, P. (2005). LA EDUCACION MATEMATICA COMO FACTOR DE DESERCION
ESCOLAR Y EXCLUSION SOCIAL. EDUCERE, 165-170.