El documento critica cómo los concursos de belleza usan a las mujeres como objetos para publicitar marcas en lugar de valorar sus capacidades. Argumenta que en el siglo XXI aún se juzga principalmente a las mujeres por su apariencia física en lugar de reconocer sus habilidades. Finalmente, señala que estos concursos continúan propagando estereotipos dañinos contra las mujeres.