Materializar una idea de negocio es un proceso fascinante y aparentemente complejo, sin embargo las personas emprendedoras utilizan y aplican su pensamiento estratégico como herramienta para alcanzar sus objetivos. Cuantas veces no ha sucedido que cuando iniciamos un proceso o debemos resolver una situación problémica, no sabemos por donde debemos “arrancar” (Ideas Complejas); a continuación deberíamos escoger el curso alternativo de acción adecuado (Decisiones Concretas), y finalmente identificamos que la situación no era tan difícil, como pensamos inicialmente (Actuaciones Simples). Lo anterior nos deja una moraleja que un buen emprendedor nunca debe olvidar: “Debemos superar las aparentes limitaciones que nos plantean los problemas, y aprender a pensar creativamente