2. RELATO ESQUEMATIZADO
I. Un mendigo de Jerusalén es sanado de su ceguera congénita (9:1–7). Jesús, al salir del
templo, o poco después, vio a un ciego de nacimiento. Los discípulos le preguntaron si
lo que había causado esta ceguera era el pecado del hombre mismo o el de sus padres.
Jesús en forma implícita criticó la pregunta, y reemplazó la mirada retrospectiva por la
mirada hacia el futuro, la especulación puramente teórica por la obra de misericordia.
Dijo, “No es que pecó éste, ni sus padres, sino (que esto sucedió) para que las obras de
Dios se manifiesten en él”. Así, pues aquél que se llamó a sí mismo la luz del mundo
(9:5), dio entendimiento moral y espiritual a los discípulos. Luego ilustró más esta
actividad dadora de luz comunicando la luz física a los ojos del ciego. Lo hizo después
de cubrir los ojos del hombre con barro y enviándolo al estanque de Siloé para que se
lavara.
II. Los vecinos lo interrogan (9:8–12). Entre los vecinos las opiniones estaban divididas:
algunos estaban seguros de que éste era el hombre ciego de nacimiento; otros estaban
casi seguros; y otros ven un gran parecido. El hombre mismo puso fin a todo esto con
su afirmación concreta, “Yo soy”. En respuesta a otras preguntas relató la forma en que
fue curado y afirmó que desconocía el paradero de su benefactor.
3. III. Los líderes judíos lo interrogan y lo expulsan de la sinagoga (9:13–34). Interrogan al
hombre en una entrevista oficial. Cuando relató lo que había sucedido, se suscitó división
entre los fariseos: ambos partidos sacaron conclusiones, lógicamente válidas, de premisas
falsas. Cuando convocaron a los padres, éstos perjudicaron la causa de los interrogadores al
responder de tal forma que sólo era posible una conclusión: había ocurrido realmente un
milagro. Por temor a las autoridades, quienes ya habían decidido que los que aceptaron a
Jesús como el Mesías debían ser expulsados de la sinagoga, los padres se niegan a decir
cómo y por quien había sido curado su hijo. El ciego de nacimiento, convocado otra vez, se
negó a contestar a las preguntas que ya había contestado antes. Con humor mal disfrazado
preguntó si los fariseos quizá deseaban hacerse discípulos de Jesús. Difamándolo con
respecto a su nacimiento, las autoridades lo expulsaron de la habitación y de la comunión
religiosa.
IV. Jesús lo encuentra, y, en su condición de Hijo del Hombre, se revela a él (9:35–38). A este
respecto el comentario de Calvino contiene un hermoso pensamiento. Es éste: Si le hubieran
permitido al hombre permanecer en [p 363] la sinagoga, con el tiempo se hubiera separado
de Cristo. El hecho mismo de su expulsión lo hizo más receptivo a la gracia de Dios.
Igualmente, cuando el papa expulsó a Lutero y a otros de la sinagoga romana, y blandió
anatemas sobre ellos, Cristo alargó la mano y se reveló plenamente a ellos. En consecuencia,
lo mejor para nosotros es alejarnos lo más posible de los enemigos del evangelio, a fin de
que Cristo nos pueda atraer mucho más hacia sí.
4. Con ternura el Buen Pastor le preguntó: “¿Crees tú en el Hijo del Hombre?” La
salvación es siempre asunto personal. Cuando, en respuesta a la pregunta del
hombre, Jesús se reveló a sí mismo como el Hijo del Hombre, la luz plena de los
cielos brilló en el alma del mendigo. Dijo, “Creo, Señor”, y lo adoró. Así, pues, las
“obras de Dios” (su poder, amor, gracia) se manifestaron en este hombre (cf. 9:3).
V. El es contrastado con los fariseos, voluntariamente enceguecidos, (9:39–41).
Jesús, en relación con esto, revela el doble propósito de su venida al mundo “para
que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados”. Algunos fariseos, que
estaban cerca, se ofendieron de lo que les pareció ser una alusión ofensiva a sí
mismos. Dijeron, “Ciertamente nosotros no somos también ciegos, ¿verdad?” Jesús
censuró su autocomplacencia diciendo, “Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas
ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece”. Así, pues, “la luz en las
tinieblas resplandece, pero las tinieblas no la aceptaron … Vino a los suyos, pero los
suyos no le recibieron. Pero a los que le recibieron, les dio la potestad de ser
hechos hijos de Dios”.
5. COMENTARIO BIBLIO A PROPÓSITO DE LA IDEA CENTRAL DEL CAPITULO:
VERSICULOS13-17. Cristo no sólo obró milagros en el día de reposo, pero su
modo hizo que se ofendieran los judíos, porque pareció no ceder ante los
escribas ni los fariseos. El celo de ellos por los puros ritos consumió los asuntos
importantes de la religión; por tanto, Cristo no quiso darles cabida. Además, se
permiten las obras de necesidad y de misericordia y el reposo sabático debe
guardarse para la obra del día de reposo. ¡Cuántos ojos cegados han sido
abiertos predicando el evangelio en el día del Señor! ¡Cuántas almas impotentes
son curadas en ese día! Muchos juicios impíos y despiadados vienen de los
hombres que agregan sus propias fantasías a los designios de Dios. ¡Qué perfecto
en sabiduría y santidad es nuestro Redentor, cuando sus enemigos no pudieron
hallar nada en su contra, sino la acusación de violar el día de reposo, tan a
menudo refutada! Seamos capaces de silenciar la ignorancia de los hombres
necios haciendo el bien.
6. VERSICULOS: 39-41.Cristo vino al mundo a dar vista a los espiritualmente ciegos.
Además, para que los que ven sean cegados; para que los que tienen un elevado
concepto de su propia sabiduría, sean sellados en su ignorancia. La predicación de
la cruz era considerada locura por quienes no conocieron a Dios por la sabiduría
carnal. Nada fortifica los corazones corruptos de los hombres contra las
convicciones de la palabra más que la elevada opinión que los otros tienen de
ellos; como si todo lo que los hombres aplauden, debiera ser aceptado por Dios.
Cristo los silenció, pero persiste el pecado del vanidoso y del que confía en sí
mismo; ellos rechazan el evangelio de la gracia, por tanto, la culpa de su pecado
sigue sin ser perdonada, y el poder de su pecado sigue intacto.