El documento habla sobre la importancia de entrenar la voz a través de ejercicios de vocalización para adquirir control vocal y proyección, especialmente para aquellos cuya profesión depende de la voz. También discute la importancia de la dicción, el tono y la intensidad apropiados para la radio y la televisión. Recomienda que los locutores sean naturales, creíbles y se concentren en comunicarse mejor con los oyentes.
1. Material de Apoyo para la clase de Voz, Dicción y Locución
La voz
La voz es la carta de presentación de todo aquel que hace de la misma su
profesión
Tal el caso de locutores, actores, cantantes, profesores, diserantes periodistas
y conductores radiales o televisivos
Entrenar la voz con ejercicios de vocalización para adquirir cuerpo vocal,
matices, proyección, resonancia es fundamental a l hora de la elección de una
carrera, para cual la voz es la protagonista
El dominio de la salida del aire, modulación, dicción son algunos de los
parámetros a incorporar para el arte de dominar la voz profesional
La identidad vocal, en quienes hacen locución radial, es su carta de
presentación. cuando nos dicen" te reconocí por la voz" están destacando las
características y cualidades que nos hacen únicos en cuanto a la emisión vocal
La práctica de ejercicios de foniatría aplicados a la voz cantada, realiza un
aporte invalorable para que las cuerdas vocales adquieran la movilidad,
La Naturalidad
El principal atributo de un buen locutor es aquél que no lo parece porque ha
logrado un tono fresco, con un contagioso optimismo, capaz de trasladar
alegría. Ahí radica su mayor profesionalidad. Aunque se debe tratar con el
mayor respeto a un entrevistado, se resta naturalidad cuando empleamos un
lenguaje fuera de lo normal en una conversación entre colegas. Por ejemplo:
cuando dos locutores o conductores se tratan de usted constantemente,
pierden naturalidad porque en las relaciones normales el tratamiento es más
coloquial y camaraderil. ¡Ah!, no dejarse vencer por sus problemas personales,
los mismos no pueden penetrar en el estudio con usted. Y algo que se ha
superado bastante pero que todavía podemos encontrar es aquél que,
indebidamente, imposta la voz, en la búsqueda de valores ficticios, que no
aportan belleza al lenguaje y sí le restan naturalidad.
Tono e intensidad
La radio y la televisión son íntimas: El tono y la intensidad, el volumen de la
voz, son en ellos diametralmente distintos de los que utilizan los oradores en
una plaza o en un recinto colmado de público, o los actores y actrices en el
2. escenario de un teatro.
El locutor o locutora, no tiene por qué elevar su tono de voz, ni aumentar su
intensidad o volumen, ni colocarla de manera que se proyecte a distancia. El
orador en nuestros medios se dirige personalmente, es decir, en forma
individual, a miles y miles de personas a la vez, teniendo por tanto la ventaja
que no tienen otros medios de convencer individualmente (no colectivamente) a
miles y millones de personas al mismo tiempo.
Los profesionales de la voz tienen que estar conscientes que con su trabajo
están actuando sobre la razón, o sea, sobre el estímulo de la conciencia.
Piense por un momento en las personas en sus casas, sentadas
cómodamente ante el televisor, acostados, o sencillamente realizando alguna
labor manual, pero con el oído atento a su radio. En otros casos transitando en
auto, o en un gimnasio, con sus audífonos, pendientes de usted, que debe
trasmitir un mensaje claro, con una voz agradable, natural, con una
pronunciación correcta, sin estridencias, haciendo uso de la técnica del
micrófono. Usted tiene que hacer una oratoria de tipo argumentativa, capaz de
convencer por medio de la razón.
El locutor o locutora debe mantener su tono como en una conversación natural,
sobre lo grave, utilizando su voz central, proyectada desde el diafragma.
La locución feriada (y no se trata de gritar, ni de correr por correr) tiene su
momento y se utiliza ante un texto que pide ese tipo de locución, para ofrecer
algo o para incitar a realizar alguna acción. En Cuba han existido y existen
locutores y locutoras que han sido y son maestros en el arte de adecuar su
locución al ritmo y al tono que demanda cada circunstancias.
El rostro de la voz
La voz, como portadora de importantes informaciones en el ámbito emocional,
es un elemento de expresión y de impresión. Es famosa la frase del filósofo
griego Sócrates, cuando un alumno vino a presentarse ante él: ”Habla para
que te vea”, le dijo. Ello refleja el significado de la voz y del habla como
expresión e impresión de una personalidad. Las personas se identifican por
medio del sonido de su voz, porque cada ser humano tiene un timbre personal.
Los programas se identifican en la radio por la voz. Muchas veces las personas
no recuerdan el nombre del programa ni el de la emisora, sino el del profesional
que lo conduce.
La voz debe tener rostro de credibilidad. En primer lugar hay que creer en lo
que se dice. Por ello los locutores no pueden leer poco, no tener nada original
3. que decir, ni descuidar la forma de lo que dicen. Los profesionales de la voz
necesitan estudiar constantemente, no para demostrar que saben, sino para
comunicarse mejor con los oyentes.
Tienen que ampliar su vocabulario sistemáticamente, con el uso de palabras
comprensibles y útiles, teniendo presente que la cultura es sinónimo de
sencillez. Hay que tratar de utilizar las palabras que las personas puedan
decodificar fácilmente.
Recuerde que el mejor locutor es aquél que se parece a sí mismo. Aunque
siempre existen figuras que han merecido o merecen admiración, no trate
nunca de imitarlas, sea usted mismo. Retomando a Sócrates, cada cual debe
tener el cabal conocimiento de sí mismo.
La dicción es la forma de emplear las palabras para formar oraciones, ya sea
de forma hablada o escrita. Se habla de buena dicción cuando el empleo de
dichas palabras es correcto y acertado en el idioma al que éstas pertenecen,
sin atender al contenido o significado de lo expresado por el emisor.
La Dicción.
La palabra dicción proviene del latín diclio o dicleo, 'manera de hablar'.
Para tener una dicción excelente es necesario pronunciar correctamente,
acentuar con elegancia, frasear respetando las pausas y matizar los sonidos
musicales.
Una buena emisión de voz resulta, sin duda, un extraordinario apoyo para la
interpretación de la música.
Al hablar y -sobre todo- al cantar, es preciso evitar los vicios o defectos de
dicción, como los ejemplos siguientes: *vistes, *íbanos, *gratituo, *tualla,
*Saltío, *desborrar, *cállensen
La colocación de la voz consiste en producirla correctamente, tomando en
cuenta tanto la respiración, colocación correcta del diafragma, posición de los
labios, articulación y desde luego, la dicción.
Vicios de la Dicción
Son los errores que se cometen contra la corrección y la claridad del lenguaje,
convirtiendo nuestras expresiones en inadecuadas. Estos son:
Vulgarismo
Barbarismo
Hiato cacofónico
Solecismo
Dequeísmo
4. Cacofonía
Monotonía
Consejos para mejorar la Dicción
Lea diariamente, en voz alta, párrafos de artículos selectos, poesías,
fragmentos de narraciones, ete. Hágalo sin prisa. ¡Ojo! la prisa es mala
consejera en la locución.
Con la indicada práctica usted se familiariza con diferentes estilos de redacción
y se familiarizará con términos nuevos. Ponga especial énfasis en repetir las
palabras que le resulten de difícil pronunciación.
Cuando lea, hágalo de pie y levante el texto a la altura de su cara (no incline la
cabeza): respirará mejor.
Atención especial: seleccione temas bien redactados, con los debidos signos
de puntuación y de preferencia, comience con frases cortas.
Piense siempre que está locutando ante un micrófono. Convénzase que es un
buen locutor.
Tome un párrafo, de unas cuatro líneas. Transcríbalo eliminando todos los
signos de puntuación (comas, puntos, signos de interrogación, etc.). Lea el
párrafo sin los signos de puntuación (lógicamente no encontrará sentido) y,
luego, vuelva a decirlo pero poniéndole mentalmente los signos.
Entre sus lecturas se encontrará con nombres extranjeros cuya pronunciación
le sea difícil o desconocida. Los malos locutores acuden a un recurso
detestable: omiten esas palabras o las mascullan gangosamente, creyendo que
engañan a sus oyentes.