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MATEO 5:13
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con
qué será salada? Para nada es buena ya, sino para ser echada fuera y
pisoteada por los hombres.
(Versión Biblia Textual 3)
En Israel al igual que en la mayoría del Oriente, la sal también se obtenía en
recipientes de piedra con capacidades de diez a quince kilos. Estos recipientes
se ponían en el suelo de la cocina, la sal es parecida a una roca marrón. La boca
del recipiente se cierra con una tapa de piedra.
Todas las mañanas el suelo de la cocina es lavado con agua, y en el transcurso
del tiempo, el fondo del recipiente llega a estar empapado con agua, así que
muchas veces la sal que se encuentra en el fondo de la vasija pierde su
salinidad. Con el tiempo y por el uso de la sal del recipiente, se llega a esa parte
que ha perdido su sabor, ese resto simplemente se tira a la calle y es pisada por
los transeúntes.
La persona que abandona la adoración apropiada de Dios es como la sal en el
fondo de aquella vasija: presa por el yugo del materialismo desde la cabeza, y
lavada y aguada hasta los pies por el moho del “iglesianismo” en lugares donde
el evangelio no se predica.
Vamos, por tanto, a tener cuidado para que no seamos parte de aquella sal que
se encuentra en el fondo de la vasija, para que no seamos echados a la calle y
ser hollados por los hombres. Los cristianos que han perdido su salinidad llegan
a ser verdaderamente pisados por los pies del mundo, y no hay persona más
criticada que aquella que profesa ser cristiano y se comporta de otro modo.
Adaptado de «Luz a Través de una Ventana Oriental» del Rev. Pillai.
Lo que nuestro Señor está diciendo es:
«Ustedes son los representantes de la Verdad de Dios en el mundo; pero si
dejan de ser honestos, nadie tendrá confianza en el mensaje divino y será
menospreciado por las personas.»